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UNESCO América latina y sus politicas culturales Felipe Herrera INDICE GENERAL, Pag. aan PRIMERA PARTE EL MAROO GLOBAL DE LAS POLITICAS CULIURALES LATINOAMERICANAS CAPITULO I Cultura y Politica Cultural 1. Nueva vigencia del desarrollo cultural ...sseeeeeeeeeeee ? 2. Necesidad de las politicas culturales .......:+eeeeeeeeee 10 3. "Mass media" y urbanizacidn 4. Cultura y cooperacién internacional . 5. La regionalizaci6n cultural 6. Aspectos de las politicas culturales nacionales .. 7. El financiamiento cultural ...........05 8. Corporaciones nacionales para el desarrollo cultural CAPITULO II El escenario latinoamericano y las politicas culturales 1, La identidad latinoamericana . 2. Proyeccién de lo latinoamericano 3, Modernizacién y progreso .. 4, Conflicto cultural . 5. Formas de una alienacién cultural 6. Posibilidades de una afirmacién latinoamericana . 7. Enfasis internacional por las politicas culturales . 8, Reacciones frente a la sociedad. de consumo 9. Hacia expresiones culturales auténticas ... 10. El artista latinoamericano SEGUNDA PARTE EL MARCO INSTITUCIONAL DE LAS POLITICAS CULTURALES LATINOAMERT- cANAS CAPITULO I Estructuras administrativas de la politica cultural del Estado 1. Generalidades .. es + 53 2. La etapa tradicional: los organisms piblicos de conserva cién y proteccién del patrimonio historico artistico .... 55 3. La etapa moderna: los Institutos Nacionales de Cultu- pcaleseeeeg + 61 4. Los casos nacionales de transicién ..........+.e6e+ CAPEIULO IT Coordinacién y planeamiento de 1a politica cultural del Estado 1, La necesidad de coordinacién nacional de los organisms y servicios culturales 2. Los Consejos de Cultura . 83 CAPITULO IIL Autongmia del sector cultura y nuevas formas institucionales do gestién y administracién 1. Los Asuntos culturales como sector autinomo de la adminis tracién piblica en América Latina .. 793 El caso venezolano 94 Hacia los Ministerios de Cultura + 97 Las nuevas formas institucionales . 101 La gestién cultural del area metropolitana de Caracas ... 102 La Fundacién Nacional de Arte del Brasil .. - 103 7. La sociedad cinematografica brasilefia de economia mixta.. 105 awsuwn CAPITULO IV Estructura financiera del desarrollo cultural nacional 1. Introduccién . + 108 2. La experiencia del financiamiento cultural argentino .... 109 3. Los recursos financieros para el desarrollo cultural na cional .... - 114 4, La intervencién de los bancos nacionales en el financia~ miento de los sectores culturales .. eee 121 CAPITULO V Aspectos de las instituciones culturales no gubernamentales 1. Generalidades see 124 2. Algunas expresiones de la actividad privad4 no comercial. 126 > CAPITULO VI Los medios de commnicacién sociocultural (cine, radio, televi_ sién, libro). 1. Generalidades 2. El monopolio estatal colonbiano . + 136 +139 3. La televisién chilena .. 4. La ley del libro argentino 5. La ley del libro colonbiano . 6. La radiodifusién cultural uruguaya . 7. El Consejo Nacional de Cine del Brasil .. 8. El sistema del Banco Nacional Cinematografico de M&xico.. 149 CAPITULO VIL Los medios tradicionales de difusién cultural: teatro y misica 1. Generalidades - 151 2, La legislacién argentina de fomento teatral + 152 3. La miisica nacional latinoamericana y su proteccién legal. 153 CAPITULO VIII Formacién de recursos humanos para el desarrollo cultural ..... 157 1. Primer Curso Interamericano de Administradores Cultura Ss eee eee ne nee aaa eee ees wee 158 2. Segundo Curso Interamericano de Administradores y Promo- tores Culturales . + 160 3. La institucionalizacién de los estudios de formacién y CAPACIEACIEN oes eee eee eee ee stone eee sees 161 CAPITULO IX Nueva disciplina legal: La legislacién cultural .. 164 1. Campos normativos de la legislacién cultural en América Latina 166 2. El caso argentino: una legislacién cultural integrada ... 169 3. Los trabajos de ordenamiento y recopilacién de la legisla cién cultural . am PROLOGO El autor del presente ensayo AMERICA LATINA ¥ SUS POLITICAS CULTURALES ha recibido el honroso encargo de UNESCO de peeparar las p&ginas que siguen como una contribucién al libro que se programa editar por esta institucién y que considera el estado de las politicas culturales en las diversas regiones del mundo. El tema de las politicas culturales es de por sf arduo, complejo y controvertido. Sin embargo, a partir de la Reunién Intergubernamental sobre politicas culturales de Venecia se afirmaron ciertas coincidencias. Una actitud nueva respecto a Squellas se ha venido consolidando desde entonces; se dijo en esa oportunidad que era nenester “evadirse, en lo referente a 1a cultura, de la tradicional antinomia entre la accién de los gobiernos y 1a libertad del espiritu, para reconocer, en derecho como de hecho, las responsabilidades del Estado ante 1a vida cultural de las naciores", estimindose al mismo tiempo que "a condicién de limitarse a una funcién instrumental, sin intervenir en el contenido y la orientacién del acto de cultura -sea éste de creacién, de critica o sencillamente de asimilacién-, los poderes pfiblicos pueden, e inclusive deben, ejercer a ese respecto, como en tantos otros que atafien a la dignidad de 1a persona y @1 desarro- Wo de 1a comunidad, las funciones de est{mlo, de organizacién y de asistencia que son parte integrante de las sociedades modernas". (x) Por otra parte, el anélisis de las politicas cultura~ les, también desde un nuevo punto de vista, el de sus aspectos institu- cionales, administrativos, juridicos y financieros, novedad metodolégica introducida por la reunién de expertos convocada por UNESCO en Diciembre de 1967, ha acentuado la necesidad de enfocar cualquier politica de asuntos culturales como "un conjunto de princfpios operativos, de prac- ticas y de procedimicntos de gestién administrativa o financiera, que deben servir de base a 1a accién cultural del Estado", es decir, on otros términos, como "el conjunto de précticas sociales, conscientes y deliberadas, de intervencién o no intervencién, que tienen por objeto satisfacer ciertas necesidades culturales mediants el empleo éptimo de todos los recursos humanos y materiales de los qie dispone una sociedad determinada", bien entemiido ello que "pertenece a cada Estado deter- ninar su propia polf{tica cultural en funcién de los valores culturales, de los objetivos y de las opciones que por sf mismo se fije", (xx) He procurado adecuar la preparacién del presente documento al nuevo contexto de las polfticas culturales. A ello nos (x) Del discurso de apertura de la Conferencia Intergubernamental sobre los Aspectos Institucionales, Administrativos y Financleros de las Pol{ticas Culturales, realizada en Venecia en 1970, pronunciado por René Mahou, entonses Director General de 1a UNESCO. (xe) Unesco, Reflexions préalables sur les politiques culturelles, conducia nuestra experiencia, afincada precisamente en el quehacer, de los asuntos administrativos, institucionales, financieros y juridicos, ya sea en ie funcién de gobierno, en la administracién, en los organis- mos internacionales, en la docencia y en la investigacién. Una comin vocacién por el complejo mundo de los asuntos culturales como ramo de los negocios pfiblicos nos concentraba, 81 mismo tiempo, en el camino de una idéntica preocupacién: la de la preservacién de la identidad cultural nacional de nuestros pafses latinoamericanos en un clima de libertad creadora, condicién de la cultura continental. El presente documento ha sido elaborado conforme a dos proyecciones diferentes aunque complementarias: la primera parte se plantea como una reflexién global sobre el contexto de las politicas culturales en su relacién con América Latina; 1a segunda, se ubica en un plano de anélisis referido a la situacién actual de las instituciones al servicio de las pol{ticas culturales de los paises de largién, en un enfoque comparado y objetivo de aquella realidad. La primera parte ha sido preparado por Felipe Herrera, quien ha tratado de resumir en su contribucién la experiencia en la materia desde que fuera encargado por UNESCO, a princfpios de 1972, para preparar un informe acerca de la viabilidad de un mecanismo financiero especial para el desarrollo cul- tural en escala mndial, trabajo que ha sido el antecedente del actual “Fondo Internacional de Promocién de la Cultura". La segunda parte ha sido redactada por Edwin Harvey, aportando principalmente su experiencia juridica y docente en el campo institucional de las polfticas culturales latinoanericanas, que ha tenido la oportunidad de desarrollar tanto en Argentina como en algunos centros internacionalus. Los autores han tratado, en 1a medida de lo posible, de integrar sus respectivos trabajos, correspondiendoles por cierto la exclusiva responsabilidad intelectual de sus respectivas partes. He titulado 1a primera parte como "El marco global de las politicas culturales latinoamericanas", tratando en sus dos capitulos de dar una visién de conjunto de los temas y de los problemas fundanentales que influyen ‘en la elaboracién y ejecucién de esas politicas. n el capftulo primero, bajo el epfgrafe "Cultura y Polftica cultural" se ha tratado de efectuar una introduccién al tema colocanio las preocupa~ cones latinoanericanas en el contexto internacional, No debe olvidarse, que si bien es cierto que América Latina tiene una presencia cultural. propia, y en consecuencia pretende ejercer y ejecutar sus propias politicas, estas realidades estfn condicionadas e influfdes por procesos exteriores. La propia valorisacién actual de las pol{ticas culturales como preocupacién del desarrollo giobai de nuestros pueblos, ha tomado definiciones y modalidades absorbidas en parte de 1a experiencia de paises que en esta materia han tenido una trayectoria anterior a le nuestra, Importante ha sido también 1a influencia de UNESCO, como gran caja de resonancia inter- ean onal del asunto, en sus proyectos de cooperacién frente a nuestros pafses. Bl capitulo segundo lo he denominado "El escenario latinoamericano y las politicas culturales". He tratado en forma sintética de presentar los problemas inherentes a lo que pudiéranos denominar nuestra "identidad cultural", tema de gran vigencia entre todos los paises del Tercer Mundo. Segtin se desprende de los parrafos correspondientes somos optimistas y positivos en subrayar y reconocer al "ser latinoamericano"; sin embargo, nos hacemos eco del serio embate que estanos sufriendo en la afirmacién de ese "ser" por fuerzas que inevitablemente tienden a una erosién o alienacién cultural. Es este un tema que preocupa a todas las naciones en vias de desarrollo, En la actual etapa de evolucién histérica se ha identificado y cuantificado cada vez m4s cuales son los factores limitativos de progreso econémico y social; sin embargo, las expresiones de las deformaciones culturales son ain diffciles de poder corregirlas por los modelos de crecimiento que hemos estado siguiendo. Feliamente en torno a este tema existe un despertar en todo nuestro continente, y Son muchas las voces de alerta para que nuestros paises individual y colectivanente no pierdan el impetu de su propio destino y las perspectivas de una mision especifica en la Historia, Precisanente 8 en ese contexto donie las politicas culturales tienden a tomar mayor fuerza y validez en el hemisferio, segin pasa a explicarse en la segunda parte del libro. El Marco institucional de las Polfticas Culturales latinoamericanas ha sido enfocado sélo como una primera aproximacién informativa del tema, efectufndose su anflisis en base a algunas de as principales experiencias con que los paises de la regién han intentado avanzar en el camino de un desarrollo cultural sostenido y ereciente. Desde el inicio, por ser naterialmente imposible su elaboracién innediata, se descarté la idea de realizar una inves- tigacién sobre las instituciones al servicio de la politica cultural, pais por pats, exhaustivamente; por otra parte, ello hubiera resultado redundante dado que 1a propia UNESCO propicia dicho tipo de trabajos, mediante 1a publicacién de su serie "Polfticas Culturales: Estudios y Documentos", Asimismo, el enfoque institucional ha parecido ser el Gnico posible on 1a actualidad, ya que no est generalizada en la regién la elaboracién y uso de herramientas e instrumentos analiticos do la politica y el desarrollo cultural, tales como estad{sticas culturales, estudios de presupuestos culturales nacionales u otros Aindicadores culturales, suficientemente representativos de la realidad, Restringido asf el anflisis, no han sido pocas las limitaciones y dificultades qe a menudo hemos tropezado. A a escasez de antecedentes sobre la materia se unen la falta en América Latina de centros de documentacién especializados o de servicios de informacién bibliogr4fica, dedicados espec{ficarante a los estudios sobre politica cultural nacional, regional o comparada (x), A ello se agrega el restringido nfmero de trabajos bibliogr&ficos sobre el tema y de especialistas que hayan indagado en la regién, con sentido global, en los aspectos institucionales, administrativos y financieros de las politicas culturales. Los estudios superiores sobre la materia en la regién est4n por otra parte, recién inici&ndose en algunos paises. A causa de ello he tenido que recurrir a la explicacién de un criterio de anflisis cargado de pragmatismo y perfectible en el futuro, Entendimos que en este momento la tnica actitud ragonable en la investigacién era la de presentar una suerte de cat&logo no exhaustivo de casos coneretos, referidos a experiencias e instituciones, extrafdos de la realidad actual de la politica cul- tural latinoamericana, confiando en que, en una etapa inmediata posterior y con mayores recursos y medios a disposicién, se podraén encarar anflisis y estudios mis profundos y sofisticados. Nadie mejor que los autores para comprenier las deficiencias y vacios de los capitulos que siguen. Sin embargo, alivia nuestra preocupacién el saber que servirdn fundamentalmente como un documento informativo y de base de discusién para los latino- americanos preocupados del tema, a través de diversas perspectivas, y también el hecho que hasta el presente no se haya entregado a la luz pablica un ensayo global de la naturaleza del que hemos preparado. Estamos ciertos que en el futuro inmediato, ~dada la importancia de las politicas culturales a los niveles regionales y nacionales-, (x} Las investigaciones y encuestas realizadas por el Centro de Documentacién, de Informacion y de Investigacién para el Desarrollo Cultural de 1a Unesco, no registran 18 existencia de institutes especializados en los aspectos institucionales, administrativos y financieros de las politicas culturales en América Latins. (1. Unesco, Organismes de documentation et de recherche pour le développement culturel. Paris, 1975. 2, Unesco. Recherches sur le développement cultur@l. Paris,1975). tendremos oportunidad de testimoniar -un enrequecimiento de nuestra muy escasa, por no decir inexistente, bibliograffa acerca de la materia, Tenemos por eso que agradecer a UNESCO que, una vez més, cree un est{mlo para 1a creacién intelectual en este campo, Felipe Herrera Junio, 1977 PRIMERA PARTE EL MARCO GLOBAL DE LAS POLITICAS CULTURALES LATINOAMERICANAS CAPITULO I CULTURA Y POLITICA CULTURAL NUEVA VIGENCIA DEL DESARROLLO CULTURAL NUEVA VIGENCTA DEL DESARROLLO CULTURAL No nos detendremos en la tentativa de dar una defi, nici6én sobre la cultura, concepto cuya acepcién varia de acuerdo con el pensamiento filosSfico de sus autores, y en consecuencia esta siempre sujeto a controversia. Tratarems mis bien de ana lizar objetivamente el problema de la cultura y las medidas que se pueden tomar para su preservacién y desarrollo. Quisieramos ante todo dejar establecido que no po- demos considerar la cultura como una idea abstracta, ni camo una actividad reservada a las "elites", sino camo un concepto dind- mico, esencial de-la actividad humana. Recordewos, a propésito, Jas palabras pronunciadas por Duhamel al asumir el Ministerio de Cultura de Francia: “la cultura hace posible que una jomada de trabajo se transforme en una jornada de vida" (*). Este es pre- cisamente el desaffo que se presenta a los mentores de las politi cas culturales: redimir al honbre de Ja "alienacién" que le ha impuesto uma sociedad cada vez mis industrializada, tecnificada y urbanizada. Hoy en dia; el extendido cancepto de la “calidad de la vida", transforma los valores culturales en un “insumo" esen cial de la vida misma. Esta nocién de actividad cultural esta admixablemen te expresada en el IV Plan de Desarrollo Francés: “el desarrollo cultural de una sociedad, en un momento dado de su desarrollo eco- némico y social, debe expresar 1a calidad de las respectivas rela~ ciones del harbre con esa sociedad; vale decir, el grado de auto- noma de esa persona, su capacidad de situarse en el mundo, de co~ municarse con sus semejantes y de participar mejor de la sociedad, puiiendo este honbre, al mismo tiempo, liberarse. En esa perspec- tiva, se trata de optar por un cierto nimero de valores individua- les y colectivos que hacen del desarrollo cultural 1a finalidad de Jas finalidades" (**). El hanbre no debe aspirar tanto a "tener mis", sino a “ser mis". Esto quiere decir que nuestros esfuerzos deben desti, narse, no a acumlar mis, sino a "ser mas", en el sentido de alcan zar una realizacién individual y colectiva. Estamos usando ahora el mismo lenguaje en materia de educacién. Antes, la educacién era considerada basicamente una "inyecciGn de conocimientos"; ahora,es el proceso de "aprender a ser", a través del cual‘el hombre puede alcanzar su plenitud (***). (*) Jacques Rigaud, “La culture pour vivre", Gallimard, 1975. (**) Obra citada, pag.15 (*)Una discusién a fondo de este tema est contenido en el Infor~ me “Apprendre 4 6tre" (UNESCO - Fayard, 1972). El Club de Rama organizé en Octubre de 1976, en Arge un encuentro en que fué discutido el informe dirigido por Jan ‘Tinberger, shaping International Order" (RIO). En esta foro par ticiparon mis de 300 especialistas venidos de todas partes del mn do, que representaban las mis diversas corrientes ddeolégicas. To dos ellos estuvieron de acuerdo en cuanto al mensaje fundamental del informe: el "nuevo arden” trasciende los limites de lo estric tamente econémico, necesitdndose, nuevos parametros para reorien- tar la economia. Si el "desarrollo" no tama en cuenta valares no- econémicos, basicamente, valores culturales, no logrard cumplir con sus objetivos. En Ja hora actual tiende a enfatizarse cada vez mas la perspectiva cultural en el contexto del desarrollo. La tarea que debe enfrentarse es diffcil ya que existe un enorme campo de investigaciones que debe ser cubierto. Para alcdnzar nuestros ob- jetivos, necesitaremos conocer mejor nuestras culturas, no sdlo des de un punto de vista convencional o libresco, sino tal cual ellas son vividas en la realidad. Compartimos la diferenciacién spengleriaha entre "cul tura" y "civilizacién". Una guerra puede destruir toda una civili zacién, entendiéndose camo tal la creacién social externa. Las ex- presiones tangibles del hombre pueden ser arrasadas; sin embargo, si el horbre y su cultura sobreviven, esa civilizacién tiene todas Jas posibilidades de recuperarse, de reaparecer, puesto que es la cultura humana la que genera la civilizacién. Los ejemplos histd- ricos son interesantes. Basta mirar hacia la propia patria de Spengler, a Alemania, casi totalmente destrufda durante la Segunda 10 Guerra Mundial, y que resurge, una generacién mis tarde, como uno de los paises mis importantes del cuadro internacional. Es indispensable dar vigencia a los valores cultura Jes del hombre actual, del hombre de carne y hueso, y preguntarnos, como Jo hizo Neruda frente a las ruinas de Machu Pichu: Piedra en la piedra, el hambre, dénde estuvo? Aire en el aire, el hombre, dénde estuvo? Tiempo en el tiempo, el hombre, dénde estuvo?. Es ésta una gran tarea que estamos enfrentando: sa- ber, en esta sociedad en que los valores tangibles dominan todos los otros: "aénde est& el hombre y a donde va a estar". 2. NECESIDAD DE LAS POLITICAS CULTURALES No basta, sin enbargo, enfatizar 1a importancia de Ja cultura si al mismo tiempo no reconocemos la complejidad de la sociedad moderna, y no nos damos cuenta de la necesidad de una ac cién organizada. Es asi que surge el enfasis por las politicas culturales. Son muchos los que discuten la conveniencia de la Preocupacién gobernamental en funcién de la cultura. Creemos, sin ‘embargo que estas personas no han comprendido todavia que la histd ria se acelera en el curso de los iiltimos afios y que hoy existe un “desafio planetario" que exige que los paises se organicen y se aso n cien en campos que antes eran privativos de individuos y entidades aisladas. Querémoslo 0 no, necesitamos de politicas culturales. El problema est& en que esas politicas pueden conservar y garanti- zar la libertad humana; y éste es un problema que sobrepasa las fronteras de 1a cultura para situarse en la razn de ser de los di versos sistemas econémicos, politicos y sociales. En Anérica Latina la comprensién de esa necesidad ha sido digerida en forma lenta, en razén del largo proceso de "mez cla" de elementos europeos, indigenas y africanos que han sido la base de nuestra formacién. En otros paises del Tercer Mundo exis- te una nitida antinomia entre la presencia europea y las poblacio- nes aborigenes. Expresién tipica de esta iiltima situacién son la mayoria de los paises africanos que han sufrido el conflicto entre sus culturas autéctonas y el embate de la cultura europea, y que ahora tratan de preservar sus costimbres y tradiciones para evitar la deformacién de su propia identidad. El concepto de "identidad cultural” tiene particular fuerza en los paises africanos. Para nosotros, los latinoamerica~ nos, la identidad significa integracién y mezcla. Para los africa nos, incluyendo el Africa negra y musulmana, la identidad cultural es la afirmacién de sus propios valores frente a elementos y facto res que ellos consideran distorcionantes, de origen colonial o neo colonial. 12 3. Las politicas culturales, tanto en los paises desa~ xrollados como en aquellos en desarrollo, estén al presente deter minantemente influenciadas por dos realidades: los medios de com nicacién ("mass media") y el crecimiento urbano. En América Latina, s6lo recientemente surge una con ciencia acerca de la trascendencia de los "medios de comunicacién" sobre el ambiente cultural. Los sistemas tradicionales de cultu- ra, el libro, el museo, el teatro, el concierto musical, y hasta el cinema, han sido rapidamente superados, tal como en el resto del mundo, por la televisién y otros sistemas audiovisuales. Las investigaciones en base a encuestas que se han realizado en este sentido en los paises industrializados comprucban que los sistemas de "mass media" son de influencia predominante. A manera de ejem plo, citemos a Francia en 1975, donde el resultado de una encues ta establece que el 70% de los franceses poseen televisién, y que e1 608 de los moradores de los hogares ven televisién todos los dias. Es conocida la estadistica de los Estados Unidos al respec to: el americano medio adulto ve televisién un promedio de 4 horas al dia. Prosiguiendo con las cifras, ellas nos dicen que el 908 de los hogares franceses tienen radio y que el 72% de los habitan tes de esos hogares 1a escuchan todos los dias; en un 40% de las residencias francesas hay equipos de sonido y en un 36% Se escu- chan diariamente. Por otra parte, s6lo un 31% de los hogares tie nen libros y 60% de los adultos los leen; 508 de los franceses nun ca compran libros y sélo 98 pertenecen a bibliotecas de su comuni, dad; 72% de los adultos van raramente al cinema; 93% nunca van al 13 teatro y 98% no frecuentan conciertos, ni music halls; 30% no van nunca a un lugar de diversién al aire libre. Un 70% de los france ses jam&s visitaron un monumento y 82% nunca fueron a un museo. (*). Evidentemente, estas realidades reflejan un contexto cultural con respecto al cual sabemos muy poco 0 prdcticamente na~ da en los paises en vias de desarrollo. Los medios de cammicacién de masa han provocado una revolucién que debemos orientar. Su in- fluencia no tiene que ser fatalmente negativa; sino por el contra~ rio, ellos pueden ser usados, con resultados eficientes, en la pro mocién de las culturas nacionales, cuyos valores se desea afirmar. Otro hecho que no podemos desconocer es la “urbaniza cin", tomando en cuenta que la cultura ha sido siempre un fendme- no basicamente urbano. Recordemos las palabras del Director Gene- ral de Unesco: "la realidad es que las grandes bibliotecas y los mi seos importantes estan en las ciudades; los edificios histéricos y os grandes murales est4n por regla general, en las grandes ciuda- des". Eute es un hecho decisivo e irrevocable que no podemos des- conocer afin cuando justificadamente nos alarme la accién erosiva de la ciudad grande en el escenario cultural. La situacién latino americana, a partir de la década de los 60, perfodo en que se per- filla su acelerado proceso de urbanizacién es digna de ser analiza~ da en profundidad en relacién al tema "Habitat y Cultura Contempo- vanea". (*) A, Girard, “Cultural Development: experience and policies". UNESCO, 1972, p. 49 a 4, CULTURA ¥ COOPERACION INTERNACIONAL Después de la preocupaci6n predominantemente econémi, ca del decenio de 1950 y de aquella de cardcter social del decenio de 1960, pareciera visualizarse un 6nfasis en el aspecto cultural en el actual decenio. Los siguientes parrafos de mn discurso del entonces Director General de la UNESCO, Senor Maheu, pronunciado en la Conferencia de Venecia acerca de las politicas culturales pa va la presente década, expresan nitidamente esta nueva perspectiva en estos ténminos: “otra fuente del proceso que ha Llevado a la nocién de la politica cultural es el desarrollo, que ha co brado una importancia bien conocida en el mundo ac tual, tanto en lo que se refiere a las ideas como a la acciGn. La idea de desarrollo como politica na- Cional empez5 a afirmarse y a extenderse, principal mente en el sistema de las Naciones Unidas, en el decenio 1950-1960. Al principio, su alcance se li- mitaba a las realidades econémicas y se aplicaba ca si exclusivamente a Ja elucidacién de los problemas de los paises tecnolégica y econémicamente atrasa- dos, esto es, los paises que segiin esta perspectiva se han venido lamanio desde entonces subdesarrolla- dos. Pero, también en este caso se ha producido una evolucién muy significativa en el decenio de 1960- 1970, llamado Primer Decenio para el Desarrollo. En efecto, 1a nocién de desarrollo se ha ampliado, di versificado y profundizado progresivarente hasta en lobar, rebasados los aspectos puramente econémicos del mejoramiento de 1a condicién humana, los aspec- tos llamados sociales. Y esto no se debe solamente al descubrimiento de que ciertos factores sociales, tales com la salud, la educacién, el empleo, condi cionan de hecho el crecimiento 2conémico, sino tan- bign que los comportamientos o los motivos que indu cen 0 deberfan inducir a las opciones primordiales 15 de un planeamiento global del desarrollo, obedecen a ellos. El hombre es el agente y la finalidad del de sarrollo. Y este hombre no es la abstraccién unidi- mensional del homo economicus; es el ser concreto de Ja persona en la pluralidad indefinida de sus necesi dades, de sus posibilidades, y de sus aspiraciones' "El centro de gravedad de la nocién de desarrollo se ha desplazado, pues, de 10 econGmico a lo social. He mos llegado ya a un punto en que esta evolucién de- semboca en lo cultural. Hasta los economistas reco- nocen ya que o bien el desarrollo es totalo no es tal desarrollo y que no es una met&fora hablar del de sarrollo cultural; este desarrollo es parte integran te y dimensién propia del desarrollo total" (*), Las concepciones anteriores inciden en las nuevas pers pectivas de estrategia para el desarrollo internacional en el "Se~ gundo Decenio para el Desarrollo", en toro al concepto de "calidad de la vida". No basta, para la accién organica de la commidad in- ternacional o de los paises aisladamente considerados, un crecimien to de car&cter cuantitativo, sino que es indispensable ajustar ese progreso a los requerimientos mis concretos y especificos de hom- bres que estdn viviendo en tm medio social de caracter cambiante. ‘Tengamos en cuenta también que la acentuacién irrever sible de los nacionalismos en el mindo actual, especialmente por par te de los paises en vias de desarrollo, no sdlo se expresa en una as. piracién de conquistar lo que genéricamente podriamos denominar su independencia econémica", sino tanbién en el encuentro de un desti no de caracter histérico, en el que los valores culturales tienen una importancia fundamental. En algunos casos se trata de acentuar (*) Informe Final’ de 1a Conferencia Intergubernamental sobre los as pectos institucionales, administrativos y finacieros de las po- liticas culturales. Venecia, Agosto/Septierbre, 1970. 16 © replantear valores que, como consecuencia de un pasado colonial, pueden haberse perdido o diluido; en otros casos, se trata de cre- ax una imagen cultural sobre 1a base de los elementos propios distintivos de la existencia de todo pueblo. Estas aspiraciones, como es sabido, tienen muchas veces una dimensién especial en fun- cidn del reencuentro de las raices commes de caracter histrico y cultural de paises que a través de los afios han vivido desmenbra- dos. Tal es el caso de los paises latinoamericanos, de los pueblos Grabes y de algunos grupos de paises africanos. De darse las condiciones de desarrollo institucional y técnico en sus paises miembros, los organismos internacionales de financiamiento podrian extender su cooperacidn a promover el de sarrollo institucional en el campo de Ja cultura, a través de pla- nes de asistencia técnica, o bien mediante préstamos para inversion destinados a consolidar, modernizar y expandir los institutos nacio nales de financiamiento del desarrollo cultural, a los cuales 1ue- go nos referirems. Seria también importante que los organismos interna- cionales de financiamiento tomaran 1a iniciativa de financiar estu dios basicos que buscaran relacionar, en forma cientifica, el va- lor que se puede atribuir al elemento cultural para el desarrollo de una sociedad. Al respecto, cabria proponer el disefio de un in- dice para medir el estado de progreso cultural de una colectividad, tomando como base varios indicadores del grado de desarrollo y la calidad de las diversas expresiones culturales de la misma. Una interesante proposicidn en tal sentido figura enel articulo de 17 Alvin Toffler, “The Art of Measuring the Arts"(*), En fecha recien te, los servicios de 1a UNESCO encargados del desarrollo cultural han progresado mucho en esta materia con la creacién y el estable cimiento de una metodologia estadistica que est4 tratando de "“cuan tificar" los aspectos culturales a los que hemos hecho referencia. En el caso de que estos organisms miltinacionales re solvieran entrar con mayor decisién en el campo del desarrollo cul tural de sus paises mienbros, deberfan tener en cuenta, naturalmen ‘te, las prioridades que establezcan los propios paises dentro de sus planes de desarrollo; al mismo tiempo, deberfan concitar en torno de los proyectos por financiar 1a conjuncién de esfuerzos in ternos en el plano de los recursos, tanto financieros como humanos, dando Enfasis al fortalecimiento institucional que requiere la ac tividad beneficiada para que, en el largo plazo, ésta pueda dispo- ner de Ja dosis necesaria de auto-sustentacién. Se observa una falta de coincidencia de puntos de vista acerca de la importancia que para un auténtico desarrollo cul tural tiene el crecimiento turistico. Hay experiencias que pare- cen indicar que en muchos casos este filtimo puede “erosionax” las condiciones de la cultura local, desde diversos Angulos. Sin em argo, creemos que es peligroso generalizar; las relaciones entre "turismo" y "cultura" se deben someter a evaluaciones, sobre la ba se de las experiencias concretas de los diltimos afos. La defensa y preservaci6n del patrimonio cultural de la humanidad ha sido una de las proyecciones mis interesantes de (*), The Annals of the American Academy of Political and Social Science. Septienbre, 1967. 18 Ja cooperacién internacional, La UNESCO, particularmente, ha ju- gado un papel sustantivo en esta accién. En algunos casos, se tra ta de una politica concertada para defender y preservar monumentos y creaciones, humanas de un valor que trasciende las fronteras na~ cicnales;.en otros, se ha tratado de cooperar con iniciativas na- cionales que persiguen afirmar la imagen del pais sobre 1a base de su propia tradicién cultural, com el descubrimiento o la preserva cién de sus tesoros artisticos o arqueclégicos. Naturalmente, las preocupaciones anotadas inciden también en el citado campo del tu- xismo cultural, y, en tal sentido, se-vinculan al presente con la accién del financiamiento internacional. 5. LA REGIONALIZACION CULTURAL El proceso hacia 1a regionalizacién o integracién es una fuerza irreversible en un’mméo que tiende hacia la creaciin de mayores espacios econémicos y politicos, y de mayor cohesién cultu ral, clentifica y tecnoligica. La experiencia de la creacién de mercados commes en el mundo contemporfneo, sea entre paises desarrollados o en vias de desarrollo lleva, en forma paralela, la puesta en marcha de proco~ sos que inciden en elementos extraeconémicos. Esto es mis notorio en el plano cultural entre paises medianos y pequefios que tienen un pasado histérico comin y que enfrentan tareas y desafios también co munes. ‘Tal. como una politica de afirmacién cultural tiene un profundo sentido nacionalista para los paises subdesarrollados, 19 asi tarbién las tendencias hacia la cohesién regional se proyectan, inevitablemente, en 1a biisqueda de coincidencias culturales, cuya fuerza din&mica en lo politico, econGmico y t&cnico, puede ser de gran trascendencia. En consecuencia, junto con abogar por la crea cién de formas nacionales de financiamiento cultural, debemos des tacar también, en toda su trascendencia, eventuales esquemas regio nales 0 subregionales para el financiamiento cultural. Para los paises del Tercer Mundo las debilidades ain prevalecientes para la institucionalizacién de sus politicas cultu rales, por una parte, y el proceso afin lento de sus integraciones regionales y subregionales por otra, determinan que ain no surjan experiencias significativas en este campo. En América Latina debe subrayarse la importancia que los paises andinos han dado al Conve nio Cultural, "Andrés Bello", suscrito por Venezuela, Colonbia,Eoua dor, Peri, Bolivia y Chile. Nuestro continente también ha tenido una experiencia de cooperacién cultural en el contexto del sistema interamericano, a través de los drganos especializados de 1a OEA. 6. ASPECTOS DE LAS POLTTICAS CULTURALES NACIONALES A nivel nacional, la accidn de los gobiernos para la promocién, defensa y proyeccién’de los valores culturales de sus co munidades, se empieza a definir con una nueva "instrumentalizacién", que abarca aspectos institucionales, financieros y administrativos. Diversas reuniones de caracter internacional, celebradas en perio- dos recientes con el auspicio de la UNESCO, tienden a definir esas politicas y a crear sistemas mis adecuados para su financiamiento. 20 Estos contactos han tenido la innegable ventaja de permitir 1a com paracién de experiencias que ha proporcionado respuestas, en mchos paises, a necesidades hasta ahora no bien definidas, particularmen te para las naciones del Tercer Mundo. Talvez la mejor expresién de la referida “instrumen- talizacién" es la tendencia a crear Ministerios de Cultura o Secre tarias de Estado especializadas, con la finalidad de formar o revi talizar una accién piblica de carécter permanente y mis vinculada a las preocupaciones globales del desarrollo. Analizaremos aqui las creaciones o produtos cultura- les que Ja accién de una sociedad puede contribuir a prompver, de~ fender y proyectar mediante métodos o mecanismos de financiamiento. En este contexto ensayaremos la siguiente divisién fundamental: a) herencia o patrimonio cultural, y b) creacién cultural actual © potencial, representada fundanentalmente por la creacién artisti ca. En ténminos empiricos podemos decir que esta clasifi cacién distingue el producto cultural ya existente, generalmente con contenido histarico, aceptado e incorporado a la sociedad, y Jas capacidades creadoras del hombre en sus mis definidas expresio nes artistico-culturales: literatura, pintura, escultura, miisica, artesania, arquitectura, cinematografia, etcStera. Tanto en Ja accién nacional como en Ja internacional aparecen comp mis factibles los financiamientos del primer aspecto, lo que no es de extrafar si se considera la similitud del bien cul, al tural, ya creado, con otros bienes econdmicos. Ademas, esta rea- lidad cultural se vincula, por su naturaleza misma, con la tangi bilidad y el conocimiento que de ella tiene una sociedad determi~ nada; lo anterior, por ejemplo, se expresa en forma my nftida en el patrimonio artistico o arqueoligico heredado por una commidad. Se puede concebir asi el financiamiento de un programa global o sectorial que tienda a rehabilitar monurentos u obras de valor his tirico o artistico, especialmente si en relacién a esa obra existe un interés nacional o internacional. Un funcionamiento de esa na- turaleza se puede concebir, en téxminos econémicos, com la mejo~ xia de una inversién que puede proyectarse en resultados concretos; ain mis, este tipo de -inversidn acepta perfectamente el calculo de su relacién costo-beneficio. Distinta es la situacién del financiamiento de la creacién artistico-cultural, especialmente en lo que se refiere al estimilo de dicho fendémeno. Tal es el caso, por ejemplo, del otor gamiento de becas 0 subsidios para la gestacién de una obra, ya sea literaria, plastica, msical, etc., en que juegan elementos de cardcter predominantemente subjetivo. Esta circunstancia hace mucho miis dificil el enfoque financiero frente a las necesidavles in dividuales de los artistas. Ain mis, atendido el principio de la libertad en el arte, no es extrafio que michos sectores consideren que estas intervenciones de carécter financiero tengan el peligro de desnaturalizar Ja creacién artistica al orientarla directa o in directamente con ventajas financieras. : Sin perjuicio de la clasificacién anterior, se podria discutir el alcance de producto cultural de lo que puiiéramos la~

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