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Capftulo 7 La formacion de la opinién publica: el rol de la informacién y las disposiciones politicas de los chilenos Matias Bargted Introduccién Este capftulo tiene por objetivo indagar cémo los chilenos construyen sus juicios y opiniones acerca de asuntos politicos y de gobierno. En otras pala- bras, busca comprender cémo un ciudadano comin y corriente decide estar a favor o en contra de proyectos politicos como el Plan Auge, celebrar las accio- nes de un presidente en temas internacionales, rechazar las reformas politicas propuestas por los distintos partidos o, més genéricamente, decidir acerca de las muchas cuestiones que dominan la contingencia nacional. Comiinmente se argumenta que tales decisiones emanan de las disposiciones politicas de las personas, tales como la posicién ideolégica, la identificacién partidaria 0 ciertos esquemas valdricos. En efecto, estos atributos individuales pueden ser entendidos, desde tn punto de vista cognitive, como reguladores psicolégicos aque definen la acepracién o rechazo de la comunicacién politica. Ahora bien, y a pesar de la veracidad de la tltima afirmacién, esta respuesta no nos lleva muy lejos. En primer lugar, no responde cuénta importancia tienen las disposiciones. Peor aun: sin incluir mds elementos, tal respuesta asume impliciramente que su efecto es homogéneo para toda Ia poblacién, Por ejemplo, asume que la identificacién con un partido afecra de igual modo «l juicio politico de distintas personas, independientemente de cual sea el par- tido con que un individuo se sienta cercano, ¢ independientemente, también, de las caracteristicas de esas personas. Segundo, no considera las tendencias 160 contemporineas de creciente desafeccién politica. Gracias al saber acumuuladg a través de cientos de encuestas, podemos sostener que no todas las personag socializan esas disposiciones. Muchos ~especialmente los jévenes— han d do de identificarse con escalas ideolégicas y aun més con partidos poli (Parker, 2003, Gonzalez et al., 2005). Mas aun, el desarrollo y socializaciéa, de estas disposiciones connota cierto nivel ~por bajo que sea~ de interés eq asuntes politicos, pero sabemos también que la importancia subjetiva 0 d nivel declarado de interés en temas politicos de los chilenos es bajo. Entonces, afirmar que las disposiciones moderan la aceptacién o el rechaga, de reformas y proyectos politicos no explica en deralle cémo es que las perso: nas forman sus juicios y opiniones. Es necesario establecer con més detalle by naturaleza de tal efecto, asi como identifica qué elementos aledatios se incor: poran en el proceso y cémo su resultado tiene efectos variables de acuerdo ale naturaleza del tema politico en cuestién. Para hacer frente a estas inedgnitas, intencaremos comprender la dindmice del proceso de formacién de opinién de los chilenos apoyandonos en el lax mado modelo de Recepcién-Aceptacién-Muestzeo (RAS), desarrollado pot John Zaller (1992). Actualmente, éste es uno de los constructos teéricos mg claborados y potentes en el campo de la psicologta politica y los estudios de opinién publica, Basindonos en este modelo, el principal argumenta del pres sente capitulo seré que la percepcién y opinién de asuntos politicos puede entenderse como un proceso de cognicién politica que emerge, por un lado, le la interaccidn de las predisposiciones y el conocimiento politicos de las Personas y, por otro, de los Alujos de informacién de las elites politicas, nor= ‘malmente transmitidos a través de los medios de comunicacién, La forma en ue estos tres elementos se relacionen en un determinado contexto da lugara miitiples -y muchas veces poco intuirivos~patrones conductuales. Aunque el modelo de Zaller nos ofrece una atractivaaltemativa para comprene der las opiniones y los jucios politicos de los chilenos, su parsimonia y su consi tenela te6rica no son una prueba concluyente de su utilidad y/o aplicabilidad. Ea bnisqueda de evidencia mas lida desarrollaremos un acabado andlisis empirico de las respuestas de los chilenos a una setie de preguntas acerca de diversos proyectos € iniciaivas poitcas. Para esco emplearemos la encuesta del Centro de Estudios Pie blicos (CEP) de opinién piiblica de diciembre de 2004. Esta conticne una serie de preguntas relativamente inusuales, en términos de solicitar al entrevistado evaluar ssuntos expecificos de la contingencia politica, en lugar de cuestiones generale como aprobacién del gobierno, percepcién de la economia o mencién del proble- ‘ma més importante del pals. La mayor agudeza de las preguntas sera de urilidad para cestearel marco conceptual de Zaller para el caso del proceso de formacién de la opinién publica chilena, rte i sigue comenzaremos resefiando el modelo de RAS, destacando sus principales elementos tedricos. A continuacién detallaremos las iniciativas poltias consideradas en este estudio y, mds queen los deralles de los mismos temas, concentraremos nuestros esfuerzos en describir eémo las elites politicas tematizaron estos asuntos. Luego, nos volcaremos al andlisis empirico de las opiniones de los chilenos acerca de estas inicativas polticas. La definicién de los modelos estadfsticos, as{ como sus components, se realizarin de acuerdo a lincamientos tedricos definidos por el modelo de RAS. Finalizaremos con las conclusiones del escudio y una evaluacién general del modelo. El modelo de RAS El principal objetivo del modelo de RAS es comprender cémo las personas forman y expresan sus opiniones acerca de eventos politicos. En este senti- do, es un micromodelo psicolégico de eémo se forma la opinién publica. A diferencia de otras aproximaciones, este modelo no sélo intenta comprender la formacién de juicios, sino también cémo tales juicios son expresados. O, ‘mejor aun, el modelo establece que los procesos de formacién y expresién de una opinién no con independientes. Para comprender cabalmente este punto, primero necesitamos explorar los elementos primarios del modelo. El punto de partida es que las personas son receptoras —con variados niveles de atencién— de los flujos de informacién politica provenientes de los actores politicos (partidos, candidatos, grupos de interés, autoridades de gobierno, eteéera). Dos atributos esenciales de los flujos son su intensidad y su tipo. La primera caracterls- tica se refiere a a frecuencia con que ciertatemética es tratada por los actores poll- ticos. La intensidad puede variar enormemente, ya sea en términos de su presencia continuada © espordica en la agenda, asi como de la frecuencia y vigor con que ‘monopoliza la arencién del pdblico en un momento decerminado. Con el tipo de Ajo informativo se dstinguen los flujos unidireccionals que emiten informacién que va en una sola direccién, es decir, comunicacién sobre proyectos, reformas 0 iniciativas que todos los actores politicos comparten y apoyan. Opuestos a étos «stin los flujs bidirecionaes, que contienen informacin antagénicaexpresaa por los distintos grupos y actores que compiten por imponer una interpretacién ddererminada acerca de los distintos temas. ‘ ‘Mis alli de las diferencias entre los tipos de flujos, éstos comtinmente (por no decir siempre) estén cargados de un componente persuasivo, Esto es, el ‘mensaje y el emisario buscan convencer al receptor de cierta posicién, o al me- ‘Hos enmarcar un tema en cierta di reccidn. Esto es fécilmente visible en el de flujos bidireccionales, como los votes ea ae fis Bas como los que encontramos comiinmente asociadoy infec nl dsempcio de a economia del pats fa asa de desemplo¢ infin, I agnacdn de recursos plies, la antigua reforma de a salud, endimiento de I reforma educacional y muchos otros mds que son constany femente sujetos a citcas y apologias, dependiendo de quien sea el emisor del ‘mensaje y su filiacién politica, Los fujos unidireccionales también contienen ¢ste componente persuasivo. Comiinmente temas de politica internacional son cjemplos de ilkimo tipo. A diferencia de los debates domésticos,el apoyo 0 el rechazo a propucscs y medidas de politica internacional se dstnguen: en que ¢l adversaries extemo, por lo que los actores locales se alinean, al menos en cional resultante tiende a ser reterativo. Las personas, en tanto receproras de la comunicacion politics tar recha tl informacgn. Este dble proceso de Sepa poe rechazo del mensaje se encuentra condicionado por ci sicasy el nivel de informacién politica de las personas. Las dsposiciones ~que son definidas en el modelo como “aebutos indviduales que regula la aep- Toga char dela comuniccin poica que las peronas ibe? (Zale, } Pueden ser maiitiples y de variado tipo. Tipicamente, conjuntos de valores sociales idcologias cumplen est ral. Fn el caso chilenoycaposciones comunes son la autoidentificacién idcoldgica (izquietda-derecha), Ie dent, cacién partidaria y, algo menos relevance en el dia de hoy, la dieotomia entre Partidario y opositor al gobierno militar (Huneeus y Maldonado, 2003) i‘ i er parte, el nivel de informacién politica que posean las personas refie- iss lanamente-al cimulo de informacion Fitca sobre objetospolitios gue cad ren race le memoria Enel modelo de Zale -y ns general en el campo de los escudios de opinién publica (Converse, 1964; Bartels, 1996; Delli Carpini y Keeter, 1996; Suideiaan y Balled S000) a onocimiento politico cumple el sol de informacién contextual a partic dela Fae indviduo puede reconocer ls propiedades de un nuevo mensaje Po- io es decir, flicién parcdaiao ieoldgica del mensaje, caracteroes y perfil de quien fue el emisario,implicancasligicas del mensaje. eredtera Enronces, hasta el momento tenemos lo siguiente: que las personss son seeps del flujo informacional emitido Por los actores politicos, y que la Probabilidad de que la informacin recbida puede ser aceptada 6 no vara cierta medida, y el pattén comunica s disposiciones psicol6- 1 sta variable aunque samen enraciond 1 Bas tclaionads no rie el nivel de nets qu engan a peo pam olin o nit de pricpcin en ple, Chramenn us ie seal desea Peon, per no continue ene sin de opinién, de acuerdo a las disposiciones y el nivel de informacién politica. Si una per- sona acepta un nuevo mensaje politico ~sea cual sea~, la nueva informacién recibida se convierte en una nueva consideracién, es decit, una razén que un individuo internaliza y que podrfa inducirlo a favorceer una politica determi- nada u oponerse a ella. El ctimulo de consideraciones mentales que un indivi- duo almacena en la memoria esté directamente condicionado por su nivel de conocimiento politico. En tanto el conocimiento politico adquirido prove informacién contextual necesaria para que un individuo pueda reconocer las propiedades del mensaje, un mayor grado de informacién incrementa la pro: babilidad de que una persona acepte tun mensaje que sea consistente con sus disposiciones politicas (y rechace uno inconsistente con sus disposiciones). Las consideraciones mentales juegan un rol clave en la expresién de una opi- nign, especialmente si tomamos en cuenta las particularidades de la situacién de aplicacién de un cuestionario de opinién. De acuerdo a Zaller, las personas responden preguntas de encuestas sobre la base de las consideraciones men- tales que se encuentran més salientes en sus mentes (top of the head). En otras palabras, un individuo, al manifestar su opinién sobre cualquier tema, toma en cuenta la serie de consideraciones mentales que rondan por su cabeza en el ‘momento determinado de la misma aplicacién del instrumento.’ Asi la direc- cin de la opinién politica emitida -ya sea liberal 0 conservadora, de izquier- da o derecha~ se explicard en gran parte por el conjunto de consideraciones Jatentes que esa persona tenia en su mente en ese momento. Por ejemplo, si un individuo tiene un claro predominio de consideraciones mentales liberales, aumenta la probabilidad de que emita una opinién liberal. Por el contrario, si una persona ~dado un bajo nivel de conocimiento politico ha internalizado consideraciones ideolgicamente opuestas entre sf, tiene una mayor probabi- lidad de expresar opiniones inconsistentes con sus disposiciones. Como consecuencia, responder preguntas de encuestas es comprendido como un proceso probabilistico sujeto ala influencia de eventos azarosos. En teorfa, Ia opinién que un individuo expresa ante una pregunta de encuesta refleja el promedio de consideraciones mentales presentes en el momento de la medicién. De acuerdo a lo ya resefiado, ral promedio refleja el ciimulo cde mensajes politicos internalizados lo cual, a su vez, est mediado por las disposiciones y cl conocimiento politico pero tambign se encuentra sujeto a ‘otros elementos que pueden activar consideraciones durante el proceso de me- dicién, De esta forma, elementos como las preguntas previas de un cuestiona: rio, la agenda noticiosa del dfa anterior y las particularidades de la experieneig privada pueden activar consideraciones mentales que terminan por guiar la respuesta a una pregunta de encuesta | Zaller sintetiza el modelo RAS, y todos sus componentes, en cuatro axiomas principales. Dada la claridad y simplicidad de éstos, vale la pena reproducitlos, 1. Axioma de recepcién. A medida en que aumenta el nivel de conocimiento politico de una persona respecto a un tema, aumenta también la probabilidad de que se exponga y comprenda los mensajes politicos referidos a ese tema. 2. Axioma de resistencia, Las personas tienden a resistir argumentos que son inconsistentes con sus predisposiciones politicas, pero lo hacen en la medida en que poseen Ia informacién de contexto necesaria para percatarse de la relax cig entte el mensaje y sus predisposiciones. 3. Asioma de accerbilidad. Mientras més reciente se haya vuelto consciente tuna consideracién, menos tiempo se requeriré para que esa consideracién —0 alguna relacionada~ sea recordada y uilizada. 4. Anioma de respuesta. Las personas responden preguntas de encuestas pro- mediando las consideraciones que les son inmediatanence accesibles. Para reitera, el proceso social de formacién de opiniones queda fijado por dos grandes factores. En primer lugar, ya nivel societal, el Bujo de informa cin cuya direccién liberal versus conservadora, izquierda versus derecha, progobiemo versus antigobierno, etcétera~e intensidad varia en el tiempo y en contenido. El ujo enmarca los contornos de la informacién disponible. A nivel individual, los Factores claves son el conocimiento politico y las disposi- ciones politicas de los individuos. De acuerdo al primer y segundo axiomas, las personas con mayor nivel de conocimiento politica no sélo tendrén ma- yor probabilidad de recibit los mensajes, sino adems serdn més selectivas al decidir qué comunicaciones incernalizar como consideraciones. En cambio, aquellos con un menor nivel de conocimienso politico podrin internalizat uun menor nivel de consideraciones y mostrarin mayor nivel de ambivalencia actitudinal en razén de la carencia de la informacién contextual necesaria para procesar el contenido persuasivo de los mensajes. Segiin el tercer y cuarto axiomas, a opinién expresada refleja las consideraciones mentales salientes en cl momento de la entrevista, y tales consideraciones son mayormente refejo de los mensajes aceptados previamente ~proceso estructurado a base de los axiomas 1 y 2-. No obstance, el axioma de la accesibilidad también deja su- ficiente espacio para la introduecién de factores azarosos, como las preguntas previas de un cuestionario, que porencialmente pueden ladear la expresién de Ja opinién en cierea direccién por haber vuelto saliente cierta consideracién. ‘Muchas consecuencias tedricas y metodolégicas derivan de este modelo. Aqui resefiaremos sélo dos puntos. El primero se refiere a que las personas con ma- yyores niveles de informacién no son necesariamente ~bajo este modelo las més Jnmunes 2 los fujos informativos de las elites politics. A medida que incremen- ta el nivel de informacién politica, también incrementa ~en virtud del mayor nivel de recepeién- el niimero de consideraciones mencales almacenadas en la memoria. De este modo, si por algiin motivo el flujo de informacién defara su tipico patrén antagénico entre grupos y miembros de gobierno y oposicién, y adguiriera un patrén consensual ~como suele ser comiinmente en temas de politica incernacional-, serfan las personas con mayor nivel de conocimiento las {que internalizarian una mayor cantidad de consideraciones, y por ende las més receptivas @ aceptar los mensajes contenidos en los flujos de informacién. En cambio, personas con menos informacién politica internalizarén una cantidad menor de consideraciones en razén de su menor nivel de exposicidn a los flujos informativos, lo que finalmente las llevaré a expresar un menor nivel de adhe- sién a los temas de alto consenso, Esta hipétesis serd contrastada directamente on la seccidn empirica de este capfeulo; como quedaré en evidencia, el modelo de RAS implica asumir que las elites politicas y sociales ejercen una influencia considerable sobre la direccién de la opinién puiblica. Dado que las respuestas son reflejo de las consideraciones mentales predominantes de un momento de- terminado, las elites ~polticas, intelectuales y mediales~ pueden ¢jercet una influencia importance al decerminar cusles son las consideraciones més difun- didas en un momento dado. Ast y todo, no hay que olvidar el rol activo de las personas en cuanto intérpretes y evaluadoras de la comunicacién politica. En «este sentido, la clave para comprender los juicios de la opinién piiblica son las disposiciones individuales y su interaccién con el nivel de conocimiento de las personas. Estos dos factores son los que tiltimamente estructuran cbmo la infor- macién proveniente del entorno es procesada. B eancers teed ln ct ems es nt Se ee oe ee eee ee ioe tes esr cet ee Sr i eee Selene er Los flujos de informacién sobre temas politicos Dada la centralidad que los flujos de informacién tienen en el modelo de RAS, cualquier estudio empirico de la opinién piiblica debe considerar este clemento en el analisis. No obstante, en Chile existe un restringido acceso a datos sobre la frecuencia y forma de los contenidos informativos transmitidos por los medios de comunicacién y las elites politicas, los que generalmente son manejados por departamentos de estudios de medios de comunicacién y algunas agencias gubernamentales. Esto, por supuesto, complica cualquier afin por describir los ujos informativos dominantes durante cualquier pe- tiodo de tiempo. De hecho, ante las dificultades de acceso a ese material, no queda mas que formarse un juicio casufstico de como cada uno de estos temas politicos fue tratado por los distintos grupos politicos del pais. Obviamente, esta informacién no nos entrega una estimacién precisa de la dindmica de los Alujos informativos (intensidad 0 tipo), pero al menos nos permite obtener alguna intuicién bésica que nucra el andlisis empiric En este estudio consideraremos siete iniciativas politicas. Estas son: a) el Plan Auge (actualmente llamado Plan GES); b) la inscripcién automdtica en los registros electorales; ¢) el rol del gobierno en relacién al conflicto por te- ‘mas maritimos con Bolivia; d) el rol del gobierno en relacién al conflicto con Argentina por el suministro de gas; e) la pildora del dias después; f) el servicio militar obligatorio, y g) las reformas constitucionales.’ Nuestro interés se cen- tra en si el entrevistado esté a favor o en contra de estos temas 0 proyectos -0 del actuar del gobierno en relacidn al tema, Como se mencioné anteriormen- ‘c, para esto emplearemos la encuesta CEP de diciembre de 2004. La serie de Preguntas sobre asuntos politicos contingentes alli contenida no sélo goza de uuna muy buena redaccién, sino que ademas es relativamente inusual, en tanto solicita al entrevistado evaluar asuntos especificos de la contingencia politica. A nivel colectivo, todos los temas incluidos fueron (y algunos atin son) de relevancia publica, aunque su centralidad en la agenda y el nivel de cobercura fue mds bien variable, Mientras que algunos de ellos ~como el Plan Auge © el problema de suministro de gas— estuvieron en las primeras planas de los diatios en muchas ocasiones, otros vieron la luz publica en forma mds breve © menos frecuente, como el caso de la inscripcién automitica en los registros clecrorales. Por otra parte, los fujos asociados a cada uno de los temas re- presentan distintos tipos. Particularmente, el conficto marftimo-diplomético centre Chile y Bolivia y la crisis del gas con Argentina constituyen temas de po- litica internacional donde el adversario politico ¢s un agente externo y, come 4 Las pegunras pleads en la ena x encuentran dealadas ene anexo al, es probable que los flujos asociados a estas materia se ajusten més a un Seal unidireeional. En cambio, tds ls demésinicativas eran de carécter doméstico y fueron propuestas, o al menos apoyadas, por el sobierno dirigido por la Concertacién. Es mas, ciertos programas son proyec- tos daves del goblemo de Ricardo Lagos, como el Plan Auge o as reformat constivucionales. En este sentido, el interlocutor de estas propuestas es la opo- sicibn politica la Alianza por Chile- y, como tal, se espera de él un mayor nivel de critica. Esto, por supuesto, darfa un pacrén comunicacional bidiree- cional. Una breve resefia acerca de cada uno de estos temas podré aclarar estos puntos. Partiremos por los temas de polftiea internacional. j El conflcto martimo entre Chile y Bolivia ¢s ampliamente conocido. Su of gen se remonta a la pérdida de acceso al mar que experimenté la nacién andina durante la guerra del Pacifico, a fines del siglo XIX. Los intentos diplomaticos por revertir esa situacién han sido mliples, pero un punto de inflexién importante ocurrié en 1978, cuando, después tres afios de negociaciones entre los respectivos gobiernos, Bolivia decidié romper relaciones diplométicas con Chile, mantenién- dolas hasta el dia de hoy a nivel consular. Histéricamente, la oposicién de la elite politica chilena a las demandas maritimas de Bolivia ha sido un tema de relativo alro consenso. Més alld de las diferencias entre ls distintos acrores politicos, codos se oponen en algin grado a las demandas del pais andino (Deustua, 2004) y espe- cialmente a la calificacién del problema como multilateral, en oposicin a la de- feosa chilena por definislo como estrictamente bilateral. A base de este consenso, pareciera ser apropiado clasificar Ia oposicién politica a las demandas markimas como regidas por un patrén comunicacional unidireccional. A principios de 2004 se produjo un choque politico entre los presidentes de ambos paises que bien 1e- fj esta situacién. En medio de la cumbre de Monterrey, el entonces presidente Ricardo Lagos ~ante el anuncio del presidente Carlos Mesa de que uno de los temas pendientes en la reunién era la recuperacién de una salida maritima para Bolivia, asi como el carécter multilateral del problema— respondié con vehemen- cia anunciando la failidades que Chile habia oftecido al pais andino, remarcan- do el carécter bilateral del problema y, de paso, ofteciendo restablecer relaciones iplomaticas “aqui y ahora” (La Segunda, 13 de enero de 2004). De acuerdo 2 la informacién de prensa disponible, tal respuesta fue ampliamente aplaudida por los principales actores chilenos. Hl Bapuide ema internacional se refiere a la crisis del gas con Argentina. Esta se desaté a principios de abril de 2004 a raiz de la decisién del gobierno argentino de restringir por cinco meses las exportaciones de gas natural a Chile Esta decisién —dirigida a solucionar la propia crisis energética que tomaba forma = én ese pals- fue contestada a los pocos dias por medio de una queja formal del gobierno chileno. Més aun, autoridades del gobierno cxpresaron puiblicamente su malestar por lasituacién. La enconces cancller Soledad Alvear afiemé. que las restricciones del suministro de gas constiuian una violacién al Protocolo de {mtegracién Gasterafrmado en 1995, En forma paralea, el presidente Lagos afirmaba que los recortes de gas habian minado la confianza entre las dos nacio. nes.’ La reacci6n de los lideres politicos de la Alianza por Chile no es del todo clara, pero los registros de prensa indican mayormente tna acticud de critics al gobiemno, aduciendo falta de firmeza y planificacién. Por ejemplo, a fines de abril, Pablo Longuera hacia un llamado al gobierno a actuar “con mayor responsabilidad y con sentido de Estado” (La Tercene, 30 de abril de 2004), En forma algo mis matizada, Andrés Allamand afirmaba: “Cualquiee gobierno podria haber manejado esta ituacién tn poquito mejor” (Radio Cooperativa, 1 de mayo de 2004). Ast y todo, y dada la naturaleza bilateral e internacional del conflicro, uno podria suponer que, a pesar de las critica al gobiemo, la mayor parce de la comunicacién politica se diigié hacia la administacién argentina De hecho, los dardos de la Alianza —juntos con los de los patlamentatios concer. tacionistas- también se ditigian a las acciones del gobierno trasandino, En al polo opuesto estin los temas con altos niveles de polarizacién entre los actores del pais. Fjemplos claros son el Plan AUGE la pldoca del dia despues En vireud dl caricter interno y la elevada imporeancia de extastematicas, ge espera 4que los patrones comunicacionales se vilvan antagénicos entre los prineipalesae- ‘ores politicos. Partamos con el Plan AUGE. Propiamente una reforma al sistema de salud imperante, el Plan AUGE consttuyé un proyecto de gran envergadura cuyo propésito era proveer cobertura médica universal a una serie de enfermedades 03 2D Concmiplcn Cancinien plico Como puede verse en las figuras, entre aquellas personas identificadas con Ja Concertacidn, cl nivel de conocimiento politico ejerce un rol substancial ‘A medida que aumenta esta variable incrementa también la probabilidad de ‘estar a favor de cada una de las iniciativas politicas incluidas en el estudio, sin excepcidn alguna. En algunos casos, el incremenco es moderado, como para Jas reformas constitucionales o el servicio militar voluntario, donde la dife- rencia en la probabilidad de estar a favor de cada una de estas iniciativas entre Jos menos y més informados es de 0,12 y 0,09, respectivamente. En cambio, ppara otras iniciativas, el nivel de conocimiento tiene un efecto muy fuerte. Por To as_ob os tb ts a To as do ds 1b 15 a0 Coosa plz caroiic palco 1 da indi api copes cman el nl comin pli ns endo ea prob ep, on a en isi a prbiad de eh

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