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anny nh wert enee La familia: un objeto polémico. Cambios en la dindmica de la vida fami y cambios de orden social’ Estela Grassi Ep general, la ciencias sociales se han ocu: pado del cambio social teniendo como referente principal los procesos del mun- do pablico, Ellos fueron, a la vez, el cami- no de llegada al ambito doméstico, sobre la base de un supuesto mas 0 menos im- plicit sein el cual aquella dindmica arras- 2, impone 0 requiere transformaciones cn Ia onganizaciin domestica Sin embargo, resuta sumamente esti ware hacer un camino elferente aten- dliendo a que las relaciones familiares se entrelazan -pero ho se Subordinan- a Una red compleja y muideterminada de reli ciones sociales de distin orden; a que a caricer historico de la familia indica que cs resultado de fx prictica socials y a ka capacklad de dicha prictca de consttuir instisciones y de transformartas las reflexiones contenidas en este a tiulo paren de los supuestas envnciados 4 se refiewe alas transformaciones en. clinica de las relaciones falar, y a las redefiniciones producidas en las repre- ci les acerca de los 6rde- nes que estructuran la vida social moder- na: lt distinci6a y separacion det dmbio piiblico y el espacio de la privacidad Este aricu na sido publcade antarormente nla Revista ScotecagN 9,5 Enesta distincién, que constituye lo que podemos denominar el “nticleo dura” de tales representaciones, puede detectarse tun proceso de sutil cambio de sentido, en direccién cle una mayor “publicidad” de la Vida privada Esto da lugar a un fenémeno paraddj co, porque se vuelve paulatinamente twansparente aquelio que el pensamiento critico, particularmente el feminista, ha- ba denunciado como el contenido ocul w de es separacion: el caiicter hist6r 0 ¥ politico de las relaciones “de Ia vida privada". Hoy los conflictos propios de las relaciones privadas se resuelven cada vez mas “en pablico” y con 1a particip cin de multiples y novedosas instancias de este ambito (desde los comunicado- res mediiticos, hasta los mediadores ju- diciales) A la inversa, los conflictos caracteristi- cos de his relaciones sociales que estruc- turan el mbito de la produccién, tienden 1 parecer cada vex mis “cuestiones entre iniculares", a personalizarse y a excluir la intervencién de instancias *publicas" de resolucién 0 de mediacion (el sindicato, la justicia, el ministerio publico). de Ciencias Sociales de la UBA. Se venta con la debide autorizacion delos ectares Facultad de Ciencias Sociales UBA 101 uel Gra A partie de aqui, la propuesta es hacer tun repaso de los dngulos posibles desde Jos cuales puede enfocusse ta “cuestion de Ja familia’, organizando la exposicién se- in Tos “tipo de objeto” en que es const tuida ésta_y desde los cuales -a la vez~ se cconsteuye sociaimente “la faonilia” como En cada uno de estos modos de cons- Uiuisla se ponen de snanifiesto, m0 sol mente diferentes versiones acerca de 10 que ésta es, sino también los muliples marcos normativos que son propuestos como modelos de componamiento de li vida familiar: aquello que “se quiere ser” y fen ps de lo cual “se trabaje La fundamentucién del problema plan teado se deriva de los datos que apo: hy invest ica sobre cues nes que tienen que ver con la organiza cién doméstica de la reproduccién, pur blicados recientemente en nuestro pais (lelin, 1994; Lopez, 1990; Lopez y Finding, 1995; Wainerman y Geldstein, 1994; Ce cerchia, 1994; Gonziller Montes, 1990, Novick, 1991 y 1993); en estudios sobre el tema releridos a ta segin Oliveira, 1995; Sart, 1994; Massolo, 1994; Quam. de Montes; 1994); y en anteriores invest _gaciones ¥ trabajos nuestros (Grassi, 1989; 1990; 1994; 1995: y Grissi, Raggio y Gon- zien, 1992, Asimismo, la cotidianeidad de ka vida social y el debate que se hace puiblico respecto de las cuestiones socialmente definidas como “privadas", en encuen- tos y publicaciones de especialistas 0 polémicas de las que participa !a “opi- ida publica”, son otra fuente de iafor- macion que apoya empiticamente estas reflexiones 102 Las muiples definiciones. O qué es familia’, para qué y para quiénes Sintéticamence, sla familia es un “dato” inewestionab: dle la realidad, en la representacion carries te de muestra vida social inmediat; la familia adqufere un sentido de. cn: dad sbstracta, meta-histérica, ea el de algunos sistemas de ereencias ¢ideol gicos 0 religiosos) su familia sido (y es) problema « objeto) de politeas priblicas sla familia es objew polémice (u objes de polemicas) en el debate politico cults ¥, inalmente, la fimila es abjeto de e= tudio pura ss cencias sociales y humanas Esta manera de onganizar el trxtamien to del tems no implica presuponer inde- pendencia entre uno u otro singulo de ‘mirada, No obstante, forzar analiicamente tk discnci6n, tiene la ventija de perm idenuificar pricticas, intereses y supuesto= implicitos que son purte del proceso de construccién de fa fumilia como institucis. de sus cambios, de las crisis y de la estab lizacién de los lazos furnilares. Asimisinc posibilita redimensionar la profundidad » aleance de los cambios; contextuatizart y conocer su génesis, En conjanty, este ppermite distinguir Gy relacionar de quews. Ja familia, en tanto pauta de organiacics. social reglada, y las relactones familiares ‘en uidaades domésticas concretas, que so" cl resullado prictico de las estrategias ce Jos agentes, las que -por definicién- des bbondan siempre 2 las reglas, Ene otras euestiones, las disimiles cond- ciones de existencia en que s# desemviclic 1b vida de los grupos sociales y la diversida.= de fa expe esiguales esate Ja realizaci La *obvie: Conse. lisis es un. dizas, ap ci6n por j humanas. tra experi por Io que ter histéri tunals 0 9 fen a nate Alave to cortient dentes co: como dice familia est, que eso! raleza cc hombres desvien 8 En el s acl y, | os de al lemes op! ducidos & 4, Sobre es perepectiva detnicin de todaslaa se: talgrporo: esentoane Lamia: un objeto paléico, Cambios on la dnémiea dea vida aia de Ia experiencia cultural, consttuyen Hiites éesiquales y_ altemativas diferentes, para et cesarrollo de la vida familie ¥ también, par Ia realizcion de sus miernbros individuales. Le “obviedad” de la familia Constituir a fa familia en objeto de anie 5 uma de las cuestiones mis ese dizas, a pesar de una abundante proxluc- in por parte de las ciencias sociales Inumanas. La familia forma parte de nues tsa experiencia primera y mis inmediata, por lo que fcilmente se escapa su caric- ter historico y su determinaci6n sociocul- tural; © queda anclada desde agin punto cen la naturaleza Ala vez, pata la vida y el conocimien- to comrientes, “algunas cosas son muy evi demtes como para tener que explicarias”, ‘como dice con ironia Barley (1994). Y a Familia estd entre aquello que nos es dado, que es obvio y que, en nuesteas repre- sentaciones dejamos del lado de la natw raleza -como los bosques, aunque los hombres los talen, © los ros, aunque se desvien sus cauces En ¢] seno de una familia, generalmen: le nacemos y crecemos; pasamos la vida adulia y, probablemente, morimos roden dos de algunos famniares. De aht que so- lemes opinar acerca de los cambios pro- ducidos en Ia familia, de problemas que +. Sobre este punto, pode verse Dusham (1988), Esta autor, prviegisndo ese de afectan a 3a familia, 90 como el producto (isputado) de pricticas sociales, sino como aquelio que nos precede en nues- tra condicién de humanos, hasta donde tenemos noticias por nuestia experiencia y la de nuestros mayores. Esio no es sustancialmente diferente a Ja manera en que las sociedades defini- das por la modernidad como “a hist6 eas", concebian sus propias instituciones. cuya historia se remontaba hasta donde el relaio de los progenitores llegaba con sus recuerdos. Sin embargo, aquellas disciplinas mo- dernas que hurgan en el pasado, en los origenes y en los “otros” no occidentales (como Ia historia y la antropologéa) ban producido un cimulo de conocimientos sobre el tema, que facult algunos acuer dos: aun para la cultura occidental, ta no: cidn’ de Tamibia no ha tenido siempre el mismo significado y alcance; y la mera exis teneia de esposas, esposos e hijos biolda: 08, no permite inferie de alli un grupo Socialmente reconacido y constimuido en relaciGn con las funciones atribuidas a la familia moderna." Construimos nuestro saber cotidiano so- bre la familia también con elementos de estas disciplinas; no obstante, en buena me dida connotados por una concepciéa evo- fuiva de la sociedad y la historia humanas, que lleva a imaginar formaciones primige: nas, mas que insuiuciones diferentes, reproduecion como perspactiva de: andes, debate al especto eon LeviSauss (1976: 1982), quien se inclva por adopt a ‘atncin de “alamo de parentesco” para tetetrse a una unidse eonsiuida pot esposss, espasos 8 hos en oda las sociedades hirranas. No bstante, el propio Lev Srauss da cventa de Socieiades en lag Cuals Un talgruponotiane ning agniieadosecialy 9 conse undad de patentesco, en las que la gura del espaso ‘oe erteramrte ritual, gen as ovale, vat no Hore uncon racondcida nia gengracin (Liv Suse, 1978) 103 Bie Gra Pera en nuestra propia historia, no es po en que familia desi aba a una iastinucién euya dominio iba mas alli de ta reproduccién: implicaba po- sesiones, poder y autoridad, en cvya red econémico de akanras farniliares len) elites muy proximas’, como destaca Cice chia O99), Para nuestra histocia colonial ¥ par las cupas sociales dominantes, milia evocabet al Tinaje y era un grape de poder Pst designacién no aleanzaba, por Jo menos en los documentos puiblicos, los grupos domésticos de las cipas pops: lares, cutyas reglas de intercambio sexual yy matrimonial, procreacion y erianza tenian jentes de legiimacién y otros me- canismos de consenso ¥ control social, No obstante, como muestra este histotiador, estos no exeluian la intervencin dle las instiniciones pablicas epresentacién dominsinte expresada estalmente, respecto del “or comprendia ke vide eo méstica ile las clases populares. Sin env argo, sus desérdenes no les ern ajene ‘a as insttuciones del Estado os aria con el calficative. buencis precediendo tarde, la aleumia de oFigen se se Enpalbras ce Oumar (1988) “gnpos de parertesownes ais quot ‘que 20° reepansaales de cused y proteccio 1 grongms 0 ema plocrsseée yas un eases ie reprocrc 2, Privadoy Ubi so 1 familia. Y, perditta ta aleurnia, fa familia bien constituida marcaria diferencias en Epocis mis recientes Al mismo tiempo que el nino fami tonidlo referencias empiricas diver- ‘sis, también es posible recongcer grapos (6 unidactes domésticas de camposicisn Gindmica diferentes (soclalmente 12 cides y 5 rilicados), en os que se cur plen Rinciones comunes y necesarias, que fenen que ver con la reproduccién, 0 ptbiico y fo privado: le familia como objato de polticas publicas Otra cuestion que cesultz “e respecto de [a fimllia es su coreespanden cia con el dnmbite de la “vida privada’y con quello que, por Jo menos en un sentido. cconto-Io timo, como To que del Estado y de las se sustrae de la sco miradas y juicios “ex! Sin embargo, aun antes de que tome forma un proyecto de Estado nacional encuenira Cicerchia (1994) las manifesta ones de ~..una voluntad politica de con venir los desGrdenes familiares en cives tion de estado" (cursivas del auton) rporados'os ecen nace Prvedo se enteré, por un ag coma toda aquella que se Suatise al Eblado: desu este pune Ga ista ge cise an contrapasickin a poeicolestta Cuands por ov {ope antiends la vida rived’ ere, aSu vee, un emi: deities fects pero tamblan def amas farviares)y de auioconciania En cla Jer caso, rata de un espacio usta ro sbiodelstado, sro ademas de ap miradas'y doe e08 de seer (2a cas, el pabicoes a coleet¥a gus mira yl participa: 4 Cicerchia 1954) ubien su estudo\enla sociedad “que a0 0] Per opestién,entar ayia deeite. (Crass, 1998) sna seacion dl Virinsta de Fin c= dal royectonaet A los cribe este positivos como Las de la cadas 1823, px tia’, en cn la de salud, €¢ gramas. dela releride Co det sabilidac za del los agen ellos el» ‘do mens tos. Cus & planes Latarra: un objets patémice. Cambios a acinar 4 los mecanismos judicates que des- cribe este autor, se pueden agregar dis positvos indiectos de acciones publics, como las de aguellas “damas linajudas’ dle la Soctedad de Bemeficencia, convo- cadas por el Ministro B. Rivadavia en 1823, para trabajar por "la perfeccion moral, el cutive del espiria en el bello. sexo y fz dedicacign de éste a lr indus ta’, entre ls mujeres de las capes pop teres (Grassi, 1989) : Desde entonces, pero con mayor siste- anaticidad desde finales del siglo XIX, los seciores de la politics estatal que caben en ia definictn de “polieas sociales (de sald, edicacion y asistencia social) tienen 4 ta familia conto objeto de planes y pro framas, De manera explicka, en algunos casos: © éomo “el ebdigo ocuito", Ia mas de la veces. Es decin, como un “supuesto relerdo al tipo de unidad que conforman GG deberian conforma) los destinstarios de estas poltcas; y acerca de las funcio- nes, obligiciones y disurbucién de respon sabildades en el intenor de tal wnidad. Estos supuesis implits tienen fa fuer 22 de lo obvio en los comportamientos de los agentes insttucionales, que dervan de ellos el sentido de sus acciones, prodcicn- do mensajes que prescriben compos Coan fs tut es objeto exp cf planes programs, tales concepcioncs ta vida fora ‘quedan expresadas en las justificaciones y considerandos de los mismos. Sin embargo, ain as no es de esperar unt pact univocs en los dlferentes riveles de Ja gestin de las politicas, sino que cada ver fos supuestas son activadas y las especifi- ceaciones son reinterpretadas por los actores respectivos, en circunstancias variadas. Esos “cédigos ocultos’ (0 no) y esos mensajes prescriptivos o caercitives, no deben entenderse como producciones fantasmagoricas de organismos burocriti- cos ¥ abstractos, ya que son expresion de representaciones sociales que forman par: re del sentido-social que tiene la insti cin en cada €poca; resultado, a sv ver, de los procesos de-hegemonizacién en el campo culhural. De abf que les acciones ¢ intervenciones resuten leghimmas* Interesa detenerse en algunos de estos sectores de politicas sociales porque, en la medida que incorporan estes supues~ {08 y un substiato de saberes que incluye expectativas respecta de roles, funciones, responsabilidades y Tealtades, los planes, programas © instituciones de estas areas devienen, 2 la vez, en vectores de normas y valores. Aquellos Supuestos y expectati vas suelen operar como “condiciones de cceso" al servicio 0 beneficio, a vect normadas y otras, como resultado de la interpretacidn de los agentes* ite stato! tea de Crotch al tempo que muestalavigerciay al cersena, en opusres de précicas tamilars ajadas Ge as fepcesertacoes sociales dominanies acerca dela ‘a famiarCamancepamiertos, enrega de hice o mujeres como cabeza ce ama), 2a.cveriage una extend a pracica ds recurencia a abit de las ttucones pibices, pa Salar corer oe arden doméctco (Cute do-venores, loos de sens, recta de aimartos masta ycalurnlase tas’ (Close, 1998, 6 Esto dojando a vn ado lalogiacion que requ et matimorio, asrelaciones enselos eSnyuges, etre paces ‘os, e, porque lt, mas que ur supuacta, 2 exit un moda y 6a roguan 25 rlaciones rialary Bites Gran [La segunda década del siglo pasado ¥ lis primeris del presente, fuezon el es- ‘cenatio en el que las clases con capacidad de hegemonia, condujeron el proceso de consolidicién y expansién del Estado na- ional, el que debi6 aflanzarse como ex- presion legitima de una poblacién étnica ¥ socisimente heterogene El saldo de las migraciones fue, no so lamente el crecimiento extraordinario de poblicidn urbana (contra toda expecta tiva) sino unt tasi de masculinidad anor malmente alta, Crecimiento vrbane, pro: miscuidad, matrimonios no consageados, waco de mujeres; coineidieron con cam patas por la salud y la higiene pablicas, la proteccién de ka madre y el nino y el de sarrallo de la asistencia social profesional vada, Ess campatis ¥ diseiplinas fueron vias través de las cuales el nuevo Estado Y también las miliples instiuciones asis- tenciales y de beneficencia de le sociedad cisit, desarollacon tuna amplia accién de monifizaciGn y normalizacion de ka viea Famailiar de las clases populares, nativas 0 smigrantes (Grassi, 198). Las campanas de salud fueron un vee tor fundamental en el momento: junto x los hnibitos de higiene. se ensenaron a las mujeres la economia domestica, et orden cen el hogar y los habitos del ahorro. Lo ‘que comenz6 Tlamause el “binomie m- dre-hijo” (que expresaba simbdlicamente tna pretendidéa unidad esencial) fue, adle- ds, la expresiGn pragmnatica ante la nece- sidad de encontrar vias eficientes de hie cer frente a problemiticas del momento: el orden, la moral y fa salud. La promoci6n le a Iactancia materma, la consagracién de las madves a ls atencion de las ninos y del hogar, el cuidado de la higiene (como una dimensién del amor maremo, del que ve- nia 4 depender la salud pablica) eran ees ‘centrales de fas aveiones politicas en mate ria de salud, santo en el Ambito propiamen: te ewatal, como de las agenclas de la socie clad civil, La higiene fue por entonces ¢y se ‘consagid en exe lugar) fa medida de todos fos menecimieatos, Junto con tos importantes avances de li obstetricia y ta puericultura en el perio- do (Gonzilez Montes, 1990), puede reco- nocerse un discurso referido 4 las funcio- nes mutemas, que sacralizibal Tas mujer res por vin de la ubnegacién, en ese dnivo rol, Esto facilitS el desarrollo de aquellos campos médicos, con efectos directos en fh atencién y proseccién publica de la ma ternidad ¥ en fa salud infantil A} mismo tiempo, ere6 las condiciones que li ron el contrel, por parte de las mujeres, de [os procesus coniprometides en el em barazo, parto y puerperio y en la fjacién de lus notmas de crianza, Pero que tan bién dlieron lugar a un nuevo papel de ke madre, en tanto figura central de la fami- Jia, como aliada del médico en ef hogar Gen desmedro, claro, de las parteras emp ¥ curanderas)” Esta referencia a una Epeca tan tem prima de nuestra historia se. debe a que es posible identificar por entonces, un perior Go formative de pricticas familiares (is cursivas ¥ de accion), que modelaron ha ‘ci aclelamte ja vida familiar de fos Uistintos sectores sociales. 7 aspecto del desaroo ae lamecicinahigensta, deta puancutury de las campafias de moralzacién de ae clases populares, evelascarameapraist, pueden verse Botan aly 78) yDanzala 1979) txt ya clea 106 0 tiiea pals, « nes 7 Lape? dicas publ: diente tituyo ori: Pes litar | pero [Grass « lista. ds lavas se dee delat tos As ‘eraco,= craspue 10.88 inaroc aivlgae protien: queads Pee eae eee Latta: un objeto polémics, Cambios ana dndmca de a ve aria. Bi-La familia volvi6 a ser objeto de “po lticas pablicas" en la historia reciente del pals, en ¢! marco de politicas autoriarias y conservadoras. Las primers manifestacio~ » nes pueden hallarse en un Decreto del entonces Ministro de Bienestar Social, Jose Lopez Rews, prohibiendo las pricticas mé- dicas de anticoncepcién, en el subsector publica de salud? En la historia indepen- dente del pats, esta politica pablica cons- ‘ituys la medida ms claramente interven- ionista en Ia vida familiar y fue contem- porinea con las primeras expresiones del nuevo Feminismo de Jos atios "70. Pero la vida familiar result6 “objeto de Intervencién pablica’, més directa y expli- produjo un discurso marcadamente sacra lizador de La Familia como entidad meta- hissorica; y simulidneamente, se desurro- Ilo un fétre0 control (por vias diversas) de la Vida lanuiar y privada, la represién po- ltica no se limité tnicamente a la persecu- cién de fos individuos sospechados de actividades subversivas, sino que inclays ‘2 sus familiares, La modalidad apunté a destruir moralmente a cada uno y -Aciso- 2 aniquilar un “aGicleo reproductor” as otras vias han sido amas sutiles, al arlicularse a complejos tutelares mis. am- plios y a un *paradigma familiarista"® que fue tomando forma por cntonces y que, al ubicar a fa familia en un lugar a-histéri- citamente, en el marco de la dictadura mi- co, central y determinante de los compor- litar (1976-1983). Sin debate posible, se tamientos de los individues, creaba las 4 Ne quoter desir qua haya dejado de sere enelintorin do osas dtcadas. Pers protundomos rorarcar un -memerta oa la isto eciante, cana que es pose azar ura nea de coninicad eatvarrenteorectacon nusstos ds y que forma parte de oe avatares ce un pacod [comenzado eros 70) al que puede reconocerse ‘como globslidad, Tampaco querer deci que 2 partir de aqua famia sea objeto claramentesxpictado a lanes su ver claramesre formulagdos en sus objetivos, mats y accionas. Para as policas pubicasro ce Iman 2 estas ormaJaciones, la ave por eu pare noragetvanentoda u combi Joe Sosidos yalQunen tos hegeménices on dsputa en cforerasy pluralesambios del espacio patico pabico {9 En ato ga ua abaros que. las medias pronataisiaa cosctivas nhen idol norm ena Argentina, eto si medidas indactas e trabas cbetvae, con eluctoseerenciados psa los ditnios sectres sociales” (Grass etal, 1892) Perel proraalsma pragmaico as coinedorte con una iceclogafuertement radian lst, de origencatdeo, que se pone de manfesto con viulorcia ‘oda vez que se Cebaten temas que atsren a [a vida lariat ya los devécnos reproductvos' matimaria cul y el dvoreio,a tnales de! 890 pasCo y ‘evans ens aos 70 89 la cussion dela anconceacién (ue resulté an a norma prohbiiva artes Ccladay y cada vez que agcra ig cvesi¢n del abort, El resuiado és, fnalnania, un espacio ampto de posioichdes que depende dela “ablraredad’ dens uneionarios policos, oro también de os agentes ave fe decermpefan ence cveroosémbias del Estado Finalzande 1995, volvo aquedar pendente ene Senaco {de a Nacn, un proyecto deey sabre Derechos Raoroducves, en torno sl cual serateran|os vivjos argue tos. Asimismo, en lo que va de 1996, fueron volados pot fos Etscuiivos de as provincias de Cerdoba y det Chaco, sondos p ayectos de Salud Reprocuctva, aprobades por las legsaturas respectvas. Sabra estos te mas puede vere a interesante investigacin de Susara Novick (1993). 10 Se ernienae comarientacien genaraleredomiranie en dferentes émbitns ycampos, con rlerercia diecta bo inctacta sla emia: ecipinas enico-ceniioas nsttuciones de oraen paltce y reigiaeo,expacios de tvvigacién ete y que pamaan postaras seoigicas swersas, Da ugar prencupaciones y ala dolinién de rcolemas comunes, elaccn de ema, agndstcosytecorendaciones, se expresatambvén en lareevancia, ‘que adqulrs la cusetén laa. (Grats, 1980) 107 els Grae condiciones de la eulpabiliaacion de cada famalia concreta, en particulate Por entonees, la cuestin de “la cris de la familia (kimesela adicional © natu ra) formaba pare de los diagnésticos 1 feridos a las mas diversas problematica cs, elaborados por profesional, 6 nicos, religiosos ¢ “ileslogoy" del mica rismo. Aungue originades en campos di: teres, eompartan el mensaje cfempli- cador respecto de algunas ttansgresiones © Bberalizaciones. Las evaluaciones. mis apocalipicas, preveian que la crisis de los valores familiares conducivfa a la desapart cién de la especie humana misma” Los lagnésticos “Serios" incorporaban, inclu so, abundante material estadistico, como prueba del origen faaiiar de un conjunto ‘aside de “mules sociales": el consumo de drogas, la vaganca, el absndono y has "subversin Para unos, s¢ trtaba de la Sageada Rae nila puesta en juego; pasa otras, de un sistema vineulir en criss, det que “emer an’ estos casos problemsticus. De he ‘cho, la familia tenia centralidad, tanto en dl discurso ideolégica, como en el diage néstieo técnica, ya que ambos constuian tan esqjuema circular, que comenzaba y terminal en hi Lei El periodo ¢s rico en ejemplos: los sub- versivos, los drogadependientes o los jOvenes delincuentes, encontraban idén- ticas “causas” para sus conductas: la fami- abandonica, desesimucturada, sobreps0- tectora o ineapaz de poner limites; el di- voreio de los padres; una figura paterna ‘carente de autoridad 0 el sobredimensio- namiento de la presencia marerna. Habia, entonces, un motivo que “obligaba’ a la invervencién pablica para reencauzas el or en, en defensa de La Familia, Quedaba asi justificada la accion de las fuerzas de segu Tidud, de algunos organismos de asistencia social © de especialistas del campo de lo “psi”. Los informes técnica. profesionales eran somprendentemente similares y funda memtalmente, ejemplificadores. Como en las fabulas, cada caso entanaba una mera ‘que resulsiba siempre la misona Esta modalidad, dominante por enton- ‘s, no ha perdido total vigencia hoy y ¢s renctiveda periddicamente en los discur- sos de algunos politicos. UL Ya en democracia, a familia rein- gresé en los replanteos de las politicas de asistencia a los "grupos vulnerables” 0 fen “situacion de riesgo”; definiciones que hho¥ ineluyen a la poblicién en condiciones 11 Enraterencia 9 pofteos” seria un abuso de lengusiey un incereecto use dl concepto, no $0 porque el funcionariente del sistema plticohabia so paalzado sino enel serio miso ae a poiea como mado Se ‘ceretueicn oe eos cociies Quianes expresaban su pensamient, ner =rtonees, no Cenrontavan on eas represertaciones da vida Soc, sino qua ob gaan a ai iasPropias, fora Terzay Come verdad Suprema 12, Talpalgr elude tiled una conferencia pubiea quo se ofeciaen la Basiica da Lun (Poi. de Buenos ‘Aira, evan eo debaiaia ay do dvercia va an épocas de democraca (Grass, 1980) 13.£1 Gaernadr Dunaide hizo de esta madadad el eusento ealgy00 desu caImpata cuando ta canetaato Aavicepresidene das Nactn ago, en su pimerapresentacin ala Goberacién sa Provincia a Buanos Ars, La excusa aa i corumeo de dragae por parte de los vores ye amado era w un mauene conta por parte ela famil, donde radcaba potenciamarte a culpa. © prosgente Manon ans iaamoraze elapa. ‘cada vez que se aguctzan ies confictos y las protestas sociales, 108 de po’ satis Poc lias de = Fracasss que cr mar par tampe. las esr Dlem: Cor: ydel sca" nica de sus des akerns: Baad que n Eliss lia por y su pes ional = Late: unebjtapolemica Cambios en Ia nfimica dota visa aman, de pobreza y con necesiddes bisa in sausfechas Poco a poco y ca vez ms as fami tas de nos desprotegdos,esclares que fracasan o abandonan la escvel,jovenes ue consume droga, ete, pasa. fer tar pane, ya no s6lo del dgnétco (0 tumpoco nectsaramente de éste) sino de tas estategias de reson de estas pio biemitcas Conffontando con el planieo represor y del contol deco, se fue gestndo una hueva imenconalided de “alana estaté fica" Donec, 1979) ena bisque, ota vez, de ace efiiente ante la problems Ter de los newon tempos: la pobrera y sus drivaciones La fami woh ser una alernativa en esa bisqueda, cuando el Esuado se hizo socalmerte“nslvene: lo aque no es suponer un Estado dbl 0 no inteveneionsa)." Tl epulan dad as eves de afi la por mples ogame date le 8 ¥ a perifencia mi all del Ano Item onal dei Fama o a weacuatacn de temas como Ia lactancia matema (que se impuso como exigencia “natural” y dio lu- gara un discusso de fuerte contenido pres- criptivo y culpabilizador), no son cuestio- nes totalmente ajenas a lo que puede reco rnocerse como el “tilda de Aquiles” det neo Liberalismo. Esto es, la reproduccion de la poblacida excluida, pero también de aque lls ubicada en la franfa de *vulnerabilidad” social (Castel, 1991) en el miarco de un Es- lado que express insitucionalmente a una sociedad cada vez mis exclusiva No obstamte (o eso mismo) abre la puerta al debate politico-cultural sobte la Familia y dda lugar a una importante produccién en el campo de la invesigacién social Ei debate politico-cultural Desde hace ya wlgunas décadas, la far milia €8 -también- objeto de debate. Des- de la mupturs generacional en fos ates '6) ¥ por parte de las corrientes feministas; en cl interior de instituciones como la propia 14 Lareterenca ala insolvencia social dal Estado robe, en princi, ing ico respecta dela dimersion de gasta socal, el qua “pers olo- no dice toda acerca del carter del Estac. La que da cuenta eta Insolvencia dl Estado neobera, es el hecho de que ha delado de ser un smbo que respalda derecros socilas La poliea soca o8, en bvera medida, recueida aura sisioela eventual y casi voll aue depends dela treguaridad de recursos extraorainaio, 08a capacidadde oesiony negoctacn de raveones sociales ‘elles del acto pasion da lasintarvenciones ele Eslecarictercil Estace neoliberal rascience al-rextet ‘menamita (a ue Sera contundi a proyecte de gobierno carla estructura del Estado} Viane conlermécose Jargeenona,atado alas propuestaspoltioas de descent aizacibn del Estado y de ‘orgaizacin dala sociedad ‘oh desde al poder y por deerete. Els préetca ext nero, poran Ingo, descenralzrla eventual desig ‘imac der vada de policas sociale incites nsutcientas para car pensar las consacurcias sociales del austeestuciral Par oo, dervé en una fuera ragmentacsn dela socieaad civil (cara al declarao ‘byatva de su ferlalacimierta) cuyas orga 2aciores locales compton denodadamerte enre spot recusos, _2spacios de pace, ete Con “socialmant insalvenie” queterros decir, enforces, que Io social des de tenet ‘roridad enlas decisionespolticas, ques insegundad sociase insalé como un dato ia vga ctiiana JS los grupos sociale y quo la sourovvencsa, elmantanmierto cotaianaylareproducciénalargo plazo, pasaron | cspencer de encionee plblless teguaee, ragmentaras y volatiles yds una oraarizacon aria cuya diosa y las eagencias a que se ven sometidos sus miembros, reduce su capacidad de abeorcin de oe toblemas sociales ques abran. 109 Eola Gra Ielesia (que sostiene buena parte de su atoridad doctrinatia y su hegemonta re- "igiosa en el canal de los comportamien= {08 “privados"}, 0 en los partidos polit cos, se confrontan posiciones acerca de las relaciones de nero, ls obligaciones ptemas y mater, el control de In fer- lag, el aborto, etc Muchas veces, Ia contienda ideokigica se plantea en tenminos istics. As, para cl pensumiento mis trdicionalsa lx fa lia es cl imiito sagrado a preservis por pte, algunas cornentes politeas ¥ del fe- mninismo encontraron en ella el huevo de la sepiente: del autontanamo o de la domi siacién sobre fas mujeres. No pocis femi- nistas depositaron su fe Hbertara en el de- sarpllo de las tecnologias reprocctvss Sactalizada satanizada, en ef debate llecdo en estos térmings ls familia cobra autonomy se hace absteaca,ajena a las Dricticas de los actores concretos ¥ alos sircos normatives que los sujetox con frontan en estos (¥ otros) debates, que son propitmente publices, aunque ata- nen at emundlo de Is vida que se leva en la isin Un debate de ese tipo se hace también sien a las familias, es deck 3 aquellos gre pos de personas inimas, que cada dia en- frentan ous existencias solidariamente 0 con fueres tensiones ¥ confctos; amable © violentamentc;respetuosos de cada vn0 © en condiciones de desigvaldad; entre Iuchos 0 en un nicleo reducidos en a reja 0 soos, En un contexte de pronunciados cum Dios sociales se debate en torno de la fa- milia, aunque tal ver sea mis adecuado decir que se debate acerca del caricter y cl tipo de las relaciones familiares, siendo las reluciones de género el niicleo de ese debate. Cuestion paradsjica, pues las ne- cesidades de la reproduccion y la des- socializacién de los medios para la satis- faccion de necesidades, empujan a hipo- (etizar en favor de una estrategia de for- talecimiento de los lazos familiares. Por otra parte, historicamente se vincuka mujeres con la Funcidn de estabilizacion y ordenamiento familiar - Respecto de lo indicado en primer tem no, no fueron exitosas las estategias esti tamente conservadoras, El debate en tomo del divorcie fue dustativo, pues una fuerte ‘compat apocalipdca como la llevada 2 cabo por la Iglesia, se clio de frente con wnas con- secuencias por demas “light” de [a nueva legislaciGn: no estallé ta familia (como se anunciaba); y paulatinamente, se regulariza- roa las uniones de hecho en las que uno (© ambos) de los miembros de la pareja venia de una experiencia matrimonial frastuda.™ En cuanto al papel de las mujeres (sin exceso de optimismo) su constitucién como sujeto histérico ha significado el mais fuerte impacto en el campo poltico-culta las ral en general y en la desestabilizacion de ~ las telaciones de desigualdad entre los igéneros, en la vida familiar Un proyecto ée vida avténomo se hizo legitime también para Jas mujeres, aunque se reproduzcan 15, Segin datos de a Dactoce se Ragisto Ch, Ora, Guzmeén Nowa, publiadcs en Viva NO7S, la revista dovsnieal del date Carinde! 24/124, ane! 81 secaston 16.05 pares El nivel se manta hasta que et 121 88 ey 28 dvoreo en 1966, mediante facia vepd alos 27-496, para descendar has hoy, aungus en ‘general desde el aro pasado [1993] tende aostabzars 110 dibs: que que dos wc we La tara: un objeto poismice. Carrs ena namica dela vida tii fuertes condicionamientos para su efecti- va sealizacion."* En vn escenario similar, la brasileta Quar- tim de Moraes (1994) delinea los contomos de lo que para ella son dos modelos contra- puestos de reorganizacién de la vida priva- ‘a (o das proyectos de vith opuestos, pre- sentes en los debates actuales): en uno, a procreacion es la razn del matrimonio y da Forma: a familia wadicional; el segundo ex- “luye la descendencia y el objetivo es, Gni- ‘camente, la “pareja iguatitria", conformada por individuos esirctamente autocentrados ‘Teniendo como punto de referencia el planteo de Quartim de Moraes, conviene suspender momentineamente este (em para revisar la cuestién de la familia como ‘objeto de conocimiento de las ciencias sociales. Los aportes de estas disciplinas ayudarin a retomar el debate acerca de la reorganizacion de las relaciones familiares, fen conexién’con las propuestis cuftral- normativas que organizan los dems vin- colos sociales. Se porlta ver, entonces, si es adecuado plantear estos problemas en términos de modelos contrapuestos La familia como objeto de conocimiento IF Ia década del "70 es el momento en ‘que las ciencias sociales en general co- mienzan a prestar atencién de manera regular desde entonces- 2 los procesos que ocumen en el nivel de las unidades domésticas, en tanto Ambito cuya dindmi- ‘ca po resulta de la mera adecuacién a los procesos de desarrollo y de moderniza Hasta entonces, la familia y las relaciones. de parentesco habian sido objeto privilegia- do de estudio de la Antropologia social y ‘cultural, En menor medida, se habian ocu- ado de ella las otras disciplinas del campo dde lo social, al estar mis atentas «Tos proce sos de orden macro, en consonancia gon la expectativa de cambios estrucurales, con un sentido progresivo: el desarrollo y la mo- demizacion: 0 la transformacion. revolucio- paria de las estricturas soco-econsmicas, 1 crisis del sistema capitalisa a nivel sundial que artasiré a América Latina, las icaduras (sobre todo en el Cono Sus) ¥ la frustracién de perspectivas de cambios pro- esivos en ese contexto, condujeron a pre- untas pars las que no eran suficientes las respuesias macro estructurales. Entre offs cuestiones, como se sostiene la reproduc- ciGn de los sectores sociales mis pobre: cs decin, de esas "masas marginales’ (Nun, 1969) que entran y salen de lx produccién moderna 0 que no tienen posibilidad de integrarse a ella, nj de acceder a fos siste- mas de seguridad social. Esto llevs a poner atencién en las familias y en las redes de parentesco y dio lugar @ una profusa pro- uceién académica en tomo a la cuestién elas estrategias de sobrevivencis", en cuya cconfigurucién la unidlad familiar es central.” Al esullide de la exsis en los atos "70, hay que agregar -ackemis- las politicas de ajuste estructural en los '80, con sus efectos 16. Condcionamiontos Ge sistitasy complejas asas, que oblgan a miraranfos comportamntos subjelvos, tanto come er as aerctuta normals, regia sosalasy ectategis ds compstonoia anos espacis pubes. 17 seco de a. 6p068 ueren os Hbx0s do Larasa Loeiiz Como sobveviven ts marginados?, pubeade por Siglo X86 en 1975; y Mujeres, qraners y caprates de Claude Weilassoux, traducido al castlano en 1377 amb én per S gio, Eucle Gras negatives en las condiclones de vida, espe- almente de las poblaciones mis pobres, os Cambios globales en la dinimica de 1a producei6n, en los criterios de jerarqui ‘zacidn de inecesidades y en la redelinicién de Ambilos de responsabilidad calectiva, necesariamente se aniculan a modificacio- nes en el espacio social de ia familia (en tanto tugar de la reproduccién), en in di nimica de las gelaciones en su interior y cen la organizacién doméstica De abv, entonces, que las preguntas se dirigieran a este ambito, cuando el cam bio social dej6 paso a la reproduccion como problema H- La configuracién del feminism como movimiento politico, fue otto camp fértl sara e] desarrollo de investigaciones so- Dee ka fami A la Investigacion acudémica se enluza ron los desartols de la teoria feminista, en J que se hacis explicita el objetivo de hacer Visible la paricipucién de las mujeres en kt produccin vf el “trabajo domestico". Es deci, ese etimulo de actividades tendientes a producir bienes de consumo inmediato, esconsiderado hasta entonces por Is teoria social y econémica, pero imprescineible para Ju reproducciéin de la fuerza de wabujo. Aunque bastante tardfamente, el cam po académico reconoce y legitima hoy kt produccidn de investigadomas feminisias en el “estado del conocimiento” sobre tales cuestiones, sobre la economia tafornal y el papel en ella de las unidudes domésti- cas, el tubajo (domeéstico y extradomésti- co} de las mujeres en las estrategiss fasnlia res de vida y demas cuestiones implicadas. Mis recientemente, los estudios sobre la paricipacién taboral de las mujeres es in dando cuenta de la relacién que se cstablece entre la siempre “flexible mano de obra femenina” y la actual pércida de derechos lahorales de los tabajadores en general (Oliveira, 1995). las insituciones y ofganismos tcnicos ‘encargados dle proponer acciones politicas durante el ajuse jugaron, a sa vez, un papel significativo en la produccién de conocimien- tes sobre cl tema. El crecimiento de la por breza, el desempleo y la desproteccion se ial, hicieron ineludibie a “la fara” como foco de intervencién de planes y progea- mas sociales, En tomo de ellos se abvici ens ronces, un ampli campo de accién politica de las mujeres y de investigaciones sobre faeilias, trabajo de tas mujeres. participacion de Estas en las organizaciones de base, ete HI- Como resukado, hoy se cuenta con un cimulo de informacién y de estudios de diverso aleance, que dan cuenta de la onlentaciOn de tos cambios acaecidos en Ja orgunizacién doméstica, las relaciones lemire los géneros y las expectativas de los sujetos acerca de la vida familia, e ilustran acerca de la profundiddad de los iismos. Los de mayor significaciéa, se refieren a Jos siguientes iter: 1) Composicion de Jos hogares: segin studios recientes con informacion de tipo censal y otras fuentes estadisticas (Wainer- man y Geldstein, 199), si bien se verifica lun aumento sostenido de personas que viven solas, esta tendencis no modifica el perfil global en términos del tipo de ho- gares: Ia inmensa mayoria de éstos est 18 En 1980)0s hagares vn personales constivan el 2.7% dla pablacién total yen 199 «13,7%.Entrminos aol. esto significa stededor de �.000 personas que vivansolas, mas que en 160. 42 Lata: un objeto poléica, Cambios ena drdmica dea via tari, conformado por grupos familiares.” Simul- tdneamente, estos estudios registran un sostenidlo aumento de ln nuctearzacién, cen detrimento de aquellos hogares que retinen a “otros familiares’ y, atin ms, a fois personas con las que no existen la- 20s de parentesco. Por sb pate, los estudios de tipo cui tativo muestan la vigencia de los lazos pa rentales en la configuracién de las esrate- sias de vida de tas familias Qelin, 1954) Pero también, esie tipo de estudios dan ‘cuenta del peso que tiene la expectativa dle una familia telativamente pequena, s08- tenida en In205 conyugales éstables, lo" que se expresa en las represcntaciones de la vida familar y en las acciones que se des- pliegan en esa direccién, panicularmente pr parte de las mujeres (Grasi, 1995) Ep general, la mayoria de ests stds stn soferidos aa endemic Faiiar en see tores sochites en condiciones de pobreza, yo abundin estadios de este tipo lev dos a cabo en seciores medios y alos. No obstunte, es postble sefalar la vigencia del parentesco para algunos grupos sociales, no dinicamente en lo que hace a la tepro- ‘duecién cotiiana, sino también en la re- produccisn de las posiciones de poder politico y econdmico; al el aso de algu- ros sectores dominantes de provincss 2 Nupcialdad, separaciones y divor- ios: respecto de la primera cuestién, los datos censales dan cuenta de una tenden cia a Ia reduccién en las tasas brutas de nupeialidad (INDEC, 1993). Sin embargo, es interesante observar que tal disminu cin es més acentuada entre 1980 y 1991, ¥ en aquellas regiones det pais (provin- clas del norte) donde ta formalizacién del imutrimonio se fa dado, tmdicionalmente, en Una menor proporcién; comparative mente, en estas regiones son mas habi- tuales las uniones consensuales. A la in versa, en Capital Federal ins tasas de nup. Calidad han sido histéricamente mis ele- vadas y se han mantenido estables entre 1980 y 1991" CAnexo: Cuadro DP. Si tenemos en cuenta esto més el he cho de que en tales regiones se dan los mayores indices de no asistencia a esta- lecimientas educativos y las mas altas 13- sa de mortalidad infantil y de hogares con NBI, en tanto en Capital Federal es- tas problemiticas tienen proporcional- mente menor incidencia, no parece que estemos ante un signo de modemizacion, fl permiten inlerir de manera directa una mayor liberalizacién de las relaciones en- tte los géneros. Mis an, si consideramos que la década del "80 fue aquella en te ue se registrd la mayor incidencia de la crisis socio-econdmica y del ajuste estruc- tural, fendmenas que afectaron mis fuer temente a los sectores sociales y a las re- giones auis pobres 19.4106 9% 2 1980 y01 95.5%, on 1991 son hogares de este, 20, Jl (1894 regia. que on casos de mujtes sols con ios. 07 les varones dea famia de igen (pau, hamaros), los que casbluyen el pinipa anova para estas mujeres, cuenao lex mari yoo pacte deleships plotda elacén con le uid aria. En oles trros, aquolesazas mars, en esto case, resutan de una ‘mayor exataidaay consistenet que os dervadosdelaornacon ce una uridad conjugal Enun estudiods ipo ‘sinagtfico, con farliaspobres de San Pabo (Basi, Cyrtia Sat (1994) aba concusiones sileres. 2. nfracin como la que tuncela Detar cet Ragitre Civil de Capital Federal (not 16) da cueria 8 un ‘aumento n oe casanientos, on posteroiéad ala ley que habit las nuevas nupcias dels dverciados, £1 ‘tescansa posterior estaria ineicando la extablizacion y no aun una reduceién Ue ests evens. Bele Gras Ora vez, serian necesatios estudios comparativos y de mayor profundidad por sectores sociales y regiones, que permic tan conocer quicnes son aquellos que deciden formar parejas sin pasar por el registro civil, y qué fundamentos tienen 4s opciones, Sabemos que, hisi6rica- mente, son nis hubituales las uniones con- senstales en Jos sectores populares. Pero para el AMBA, con datos hasta 1989, Wai- rnesman y Geldtein (1994) encuentran que el aumenio de este tipo de uniones fue propotcionalmente mayor en sectores de ingresos altos, y en grupos de edades que hacen presuponer un recasamiento, 1s sepamiciones y divotcios, por su pac te, son FenGmenos difieles de dimensio nat, En primer lugar, puede sospecharse que la condicion de separadey'a no sien pre es informada cu lo se responclen juntas sobre “estado civil! en censos y em CGaestas, Hasta hace poco tiempa ty ain by Jes) esta condicidn constitult (6 consi: ye) un estigma, sobre todo para Ia mujeres En segundo lugar, es dificil saber que pasa sles, ya que en general se responde “solterv/o cuando se dha roto tna unin ee este Fp, salve qe Se indogue especificamente al respecto. Las hF pot biidad de sis que derivan mayor ine teloecuaritabvos-resuta 23, £1544 dens parejas conformaban uriones oe Covi De fas mujeres sonaracs, el £34 haa rota una union condtciones de nctreza et 35). Eslaes peblacen urbana, ctres sociales, con otasrgiones, te ala rvarsa,latormatzaciendeimatironi hoy noes, pararogoslos aso son cunsiores queain roransico eaudacas Jnarvarerte nsvicietes para hacer fers as en cual las uniones consensusies no tlenen m sustento, Por vn Lado, porque los datos em piricos son insuficientes: pero ademiis por que hoy, en buena medida, estas uniones tienen en idénticas ideales romeint cos ¥ de libre sleoeidn que el matrimonio formalizado:” y finalmeate, porque los me vsmes de contol social no son (e aquellos instituidos estatalmente © por la religion. Los sentin uridud. baja auroestima, etc, asociados al Givorcio, valen tumbién para La ruptura de uniones consensusles. En un estudio de caso hecho por nosotres en un barrio del Co- smurbano, en el que se registra una ala inci dencia cle uniones consensuales, al detenes- historia matrimonial” de las muje rs, encontamos que el numero de separa de fraciso, inse nos en“ Jrictamente proporcional entre tune ott tipo de unin. 3) Tamano de la familia: el nomera de hijos que una pareja decide tener esta re lacionade con las « ode spectativas respes Ia vida familiar y de pareja, y con el pro- vida de cada uno de sus miem- idad se as0- cian, en general, a procesos de modern sacidn: expansidn de la escolaridad (es- pecialmente entre las mujeres) y mayor pantcipacién labora! de ésta ‘usa decatn teapectocs lab cues lo doe ho yel 42% delas parejas hablan pasado or el regio sensval y a 46%, un vineuo legal (Gras tural Habla que poder comparar con ove 24 Esta relaion no ws por sia esutado do un proceso evluiwo Seatn e oval la motdetnzacion eeorémica 1" cambios nla compasieeny erganizacien nas repines cal pianats ia expansion cantata sar (Segaie, 192) mesticn, Etuo Arepolegions mueran geen alg io arelaciones paiicasy parental ro roderras sb a a a 4 4 4 ‘ 4 1 “a ~ a a a a 1 Latamila: un objeto solémico. Gambios ena insmica a a vida fara En nuestro pais, las tasas de fecundi- cad tienen un ritmo decreciente desde nes del siglo pasado, con breves repuntes a mediados de siglo y en la décad de 70, cuando se produjo el llamado “baby boom" (Wainerman y Geldstein, 1994 Novick, 1991). Sin embargo, pueden reconocerse rmarcadas diferencias regionales y por gru= pos sociales en los comportamientos re productivos, Ast, en 1989 Ia rasa de fe cundidad en Capital Federal era de 2,2 hijos por mujer, mientras que en Jujuy las mujeres habian tenido un promedio de 5 hijos (Wainerman y Geldstein, 199%), En esta Capital, para 1991, la asa de fe cundidad no alcanza a 2 hijos por mule, Jo que no cubre Ia reposiciOn generacio- nal. ¥, mientras las mujeres urbanas en condiciones de pobreza estructural, de entre 40 y 49 anos tuvieron, en prom dio, mas de 6 hijos, las *no pobres’ de la misma edad, apenas tuvieron 3 (Lépex 1990}, A la vez, considerando el nivel de escolaridad alcanzado, resulta que mujeres con educacién universitaria com pleta, tuvieron (a 1980) un promedio de 1,23 hijos; en tanto que aquetlas sin edu: ‘cacion o con primaria incompleta, tuvie- ron mis de 3. En paralelo con estos datos agregados, Jos estudios eusalitativos en casos puntua- les registran expectativas simi to de los hijos y el tamafio de la familia, en oblaciones con caracteristicas socio-eco- Omicas disimiles. Estas expectativas, sin embargo, no guardan correspondencia con los compontamientos efectivos de las familias que conforman estos grupos, Por ejemplo, mientras que algunas mujeres profesionales consideran que el numero ideal de hijos es tres, cuando sus edades indiean que probablemente no tendrén mis de uno (Grassi et al, 1992), mujeres pobres de baja escolaridad se maniflestan fen el mismo sentido aun cuando, siendo jévenes, ya tuvieron los tres “ideales” Grassi, 1995) ® Escolarizacién y tabajo remuner- do de las mujeres: un dato ya conocido es que las respectivas tasas han venidlo au mentando de manera sostenida, paricu- larmente desde la década del '60, dando Iugar 2 un significative avance de la pre- sencia de las mujeres en Ambitos tradicio nalmente masculinos. ambios mis deast -acion de las mujeres, Seguin el so de 1991, una proporcién mayor de mu: jeres que de varones terminaron la escuela secundaria ¥ asiste ala universidad un 2,7% de mujeres de 15 y mis anos; proporcién apenas inferior a la de varones: 3,134 del ‘mismo grupo de edad (Anexo: Cuadros 2 y 3." Esto significa que la matricula global 25, Al compare propacionaidad, hay que considerar también as bases soe las cuales se abtanen estos porcentajs, ya gue habiendo una dferercia minima en la prapercisn de cada. grupo, enttmras absal ‘Siotoncia ena mayor igflsacion, use hay mas mujer quo varones. Mlerxs as varones de 1S y mas aos 500 10.897 578, las mujeres doi miso grunoaleanzana 11.747 384 (849.778 mu as) Esto hace una esa ‘de mascuinizad de 826 vars par 100 mujeres. Ia unwversiad asiten, an ereargo, 109.4 varenes por ‘cada 100 mujaras Esto vale tambien para parte sgueri. ene ave sv alude ala pobiain sin ninguna aol, No obstares, ‘estas ras absolute no modcanlatendenciaaaigualae én au smatean ot analstas de e08 ta, ste Eee Gr de las universidades argentinas, al momen to del dhimo censo, estaba compuesta por tun 687% de mujeres. En cuanto a la Uni- versidad de Buenos Altes, la composicin femenina de Ja matricula paso de 3466 en 1968, al 51% en 1988 (Wainermnan y Gelds- tein) y son ois Ins egresadas que los egre- saulos (Grassi et al, 1992), BI 5,1% de las mujeres de enire 25 y 34 alos y el 496 de los varones de exe mismo grupo de edad, egresiron de uns universidad del pats Por otto lado, las mujeres sin ninguna escolaridad son apenas unas pocas mis que los varones: el 3,7 9 de aquellas que tienca 15 6 mis afios, sobre el 3,02 % de los varones de idéntico grupo (Anexo: Otras datos) Por dhtimo, es sabiclo que las tasas de actividad femenina hun aumentado pro- gresivamente. Sin embargo, si se compara ‘con los niveles de edueacion alcanzados por hs mujetes, éstas no parecen guardar cesrecha. proporcionaldad, pues si en 16s minos generales puede decirse que lis mujeres estia siendo mis educadas, las tasas de actividad indican atin, una menor rnresencia femenina en el mercado labo- nl Para la regia metropolitana de Bue- ngs Aires, Ia tasa de actividad fernenina en mayo de 1993 era de 33% y la masculina de 56,38 (aproximadamente, un 37% de lx PEA era femenina), No obstante, el ma- Vor incremento se produjo en 12 lima década, ya que entre 1970 ¥ 1980 la PEA femenina se mantuvo en un 2786, Simultd- eamente, se registra una persistente baja cen las tasas de actividad masculina Por otra parte, es necesurio conocer en qué condiciones se incorporaron estas fnveras trabajadoras. Monza (1993), por ejemplo, sostiene que el aumento general de las sis de acivided producido en los Uikimos aiios, se vio favorecido por el in eso de mano de obra secundaria de los hhogates, para hacer frente a la crisis de reproduccién. Entse ésta, mujeres que se susnaron al mercado del empleo dames 0.0.4 ors ocupaciones “no plenas En cuanto a la desacupacién. si bien, como se sabe, aleanz a todos los wabaja- dotes. sigue teniendo mayor incidencia en la PEA femenina que en ia masculina (13, ¥ 9.1% espectivamente, en mayo de 1993). En relacién al wabsjo de las mujeres, investigadoras como Geldstein (199, re. sistan que se ha dado ua proceso por el ‘cul “le conteibucign reativa al ingreso fae nultar por parte de as mujeres’ ha aumnen- tada, Dice Geldsteia que, “la proporcion de hogares del AMBA ‘que tenfan ura mujer como principal sos {Ga econdmico, pasé del 1986 (uno de cad 5.2 hogutes) en 1980, al 27% en 1992 (uno de cada 37 hogares) En estos hogates, las mujeres" que lo- gran ingresos altos son mayormente aque- lias que tenen niveles tambign altos de educacion Contrariamente, los hajos ingresos co- inciden con niveles bajos de educacién, situgeicn que se concentra basicamente on el servicio doméstico La incidencia de la pobreza es mayor en estos hogires. Entre cellos, Geldstein regisra la mayor frecuencia 26 En elmime sentido, ne estucto hecho par nosotres en na vila del Gar Bueres Aes, encanttébamas ue mas de doeterios de las mujeres rabeladoras, martvian relacones precarascon sus erpleadorss. Esto ro varia seu condein eta jo'as oe hogar (Stas, 1995). 116 1 ,edoue eek Lafamila: un objeto polémico. Cambios en la dinarica dea vida aria de una dinimica familiar conflictiva, con stuaciones de agresivitlad, abanclono, etc., por patie del companero de estas muje- res, que ven invertirse su condicién de proveedares del hogar. Sin embargo, la problematica de ten siones entre la vida familiar y el trabajo de las mujeres se reitera, auague con dis- tintas caracteristicas, en los diferentes sec- tores de la sociedad. Casos tipicos son Jas mujeres profesionales, que deben lie diar con hacer compatibles dos dedica- Giones gue le exigen exclusividad en la ‘misma etapa de su vida: cuanda son adul- us jovenes. Este es el momento de la fundacién de una nueva familia y de la procreacién: y, simulténeamente, es el momento de la “acumulacién” de ante- cedentes profesionales, en un mercado laboral cada ver mds competitive y en el que -atin hoy. las mujeres deben redo- blar su esfuetzo para dar cuenta de su idoneidad Fata tiene como correlate el po de inserciém profesional de muchas muje- rex o lt postergucion de la maternidad, con by gue guards seldcton, a sw vez, el ollo de una oferta/demanda de on astifical de la vida repro- de €sias, Situaciones que exigen decisiones y opciones individuales o pri- vudus, frente a cuestiones de orden so- cial, como son las condiciones y necesi- dades de la reproduccién de la socies dad (Grassi et al, 1992). De tal modo, ta informacion estadistica acerca def matrimonio, el tamaiio de la fa- nifia, romero de hijos © edad a ta que ésos se tienen, da cuenta de “un estado de cosas", pero es insuficiente para acer- carse al problema de las elecciones que sacen lus mujeres y sus familias. De ahi esa prolongs duewva ‘que avin queda abiens ks duds acerca de Ja inflexibilidsd de los margenes en los cuales se toman decisiones al respecto. Finalmente, el balance posible no aeroja resultados homogeneos ni permite inter pretaciones univocas. El fin de siglo ea” cuentra a mujeres v hombres en situ cia relativamente incomoda en los es pacios tradicionalmente “propios” y "aja nos". Si la presencia de aquellas en el es pacio pliblica tiene hoy’ una legitimidad indiscutida, ésta se deriva tambien de un redoblado esfuerzo por demostrar ido: neidad alli donde la ioneidad de los ve tones no est bajo Saspecha. En la orga rnizacién familiar, las mujeres siguen sien- do las responsables altimas del trabajo doméstico, aunque su ingreso sea indis- pensable en ls provision del hogar Los varones. pot su parte, no pasaron de ayudar’ en este trabajo ¥ «como dice Olk veira (1995)- su partcipacién se da en una roporcién infinitamente menor 2 la que se regis en términos de la participacién piblics de las mujeres. Sin embargo, no dejan de ser interpelados por esto, De ahf que ef balance que hace Olive 4 1995) para la regis | relaivice el optimism respecio de los cam- bios en la dinimica de las relaciones de sgénero. Ella encuentra ademas, que en tSt- sminos generates. los ingresos Ue las suje- res siguen siend proporcionalmente me- ores, ésias deben hacer mayores esfuer- 208 para competis profesionalmente, se mantiene la doble joriada de abajo, etc. El diagnéstico es vilido para nuestro pats, a pesar de que las mujeres tiendan a estar sms educadas que los varones, por lo me- nos hasia el nivel medio y aunque hay tuna clara tendencia a que se seitere esto en el tercer nivel “7 Retomando el debate Faw conjunto de fadicadores y los di nésticos aludidos, permiten pensar en el imbivs familiar de fin de siglo, como un Ambit potencialmente conflitivo. En su Intimidad se procesan, ademis, los proble mas propios de una sociedad profunda mente desigual, desentendida de ln suee te de cada uno de sus miembros, que vuck ve a depender del grupo primurio como likimo recurso de eventual solidaridad. La privatizacion dl produccién que pemmanecian en la Grbjta det Estado, fue pare de transformaciones culturales gue incluyeron un proceso amplio de pri vVatizacién de la vida, En la intimidad del émbito fam procesin también cambios estructurales y culturales profundos en la relacién entre generos. ¥ junto a esto, la intimidud lambién conlleva un sentide de ausono- ‘mia cuande las personas toman decisio- nes que ks comprometen primariamente. Ahora bien, el sentido de la “intimi dad” esti hoy en revisi6n. La privacidad de Ia vida familiar y de ta pare, ba sido un 27. No sola pcecimientoa son materia apron ‘1995 La nisaes cgputads por (6 padte} yon et pais (taracte). © Cardo Ura oven [ue axausada aal2 op Su ombara2 Cenc’ ys 28 qWiea, paradigmatices.parque necen mia vs bles mmacos por ‘prensa sera” charos prog la noche, incluyeren en eu eciciones wl Iratamiento de estos 2808. “Hora 190 por Su Seviedady alton coctral desu concuete, pus rieulo, Fron. ademas, Gronaona. re nt la vida de as famesos agauiee publ valor celosamente guardade por la familia moderna y, simulsineamente, ha despera do proporcional curiosidad. Bs posible pre- suponer que el anonimato de la vida en las grandes ciucades ¥ Ia muclearizacién de las familias, favorecieron que “el mundo de ead hogar” permaneciera a resgearda de rmiradas cutiosas y de chismes de Vecinas Sin embargo, hoy los limites entre lo piiblico ¥ lo privado ¥ el contenido de cada uno de estos térmi in redefinicndlo- se. Por un lade, la vida familiar, construida fen grupas cada vez mas pequeros, se re- pliega sobre sf misma, volviéndose "mas privads". Simulténeamente, los medias de comunscacion hacen posible la pe de la vidht pavada de seres anénimos, que licidad” al reparo de vecinas chi do tras Jas viillos, abren -sin emburgo- su intimidad al piblico anénimo de los me ios, que ahora puede opinar con lepitin:- dad, acesca de fos “conflicios privados’ ss vecinus chismosas son ahora “opinin ppablic’, no hablan en voz baja en fe vereda en los pasillos, sino que se comunican te lefonicamente 3 un canal de televisin, reciente “caso Daniela”, los “chicos embara- zados" del Dimaso Centeno™ tiempo aris, ad. srotamoenla ge seresigrotoe. cxyoslzgiaey cone en Bue Aveverive matze ya rss, ambos naciorslisadargerina, pera con resigeneisan Caran 6 estuaries de Colago media ‘Démaso Ceriano" oouris en 1890, 108 8000s casos mas polémicos, de: ayrtrascer tones watagas en este amas. de redo y programas tlewsvos de ive" | plogtama de Marana irolacorunicacion via eateite cenre el pace ce Dania, ue dead ei ving go su case en Canada, cscutia can su ex-mujer, nstalada en os sins del Canal.) tonoerainienoy a8 rep 8, habescion ys puerias cer Hua os enses, pero nor via do os realty shows ns hes mus, ceme sestene cvalasir pareja cP. @r eu La cileroncla con ésts 6s que gon tomados “por le Serer eae reer ee

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