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Angel Pestaia nace en Santo Toms do Ollas, Loén, 41 14 do febrero de 1096 y muoro en Barcolona on 187, Alo largo de su agltada vida desarrolla una actividad ‘como pasos. Al mismo tiempo lo toca vivir, a veces como tible que narra, de una manera confidencial, intima y sin cera, on «LO GUE APAEND! EN LA VIDA. Como tolén de fondo de toda su actuacl6n posterlor, ros natra su nifex desventurada, sus primers pasos en ol fambiente labors, sus emigraciones al extranjoro, sus pr- ‘moras colaboraciones desinteresades en «Tlorra y liber fads y contactes con eontros confederates, alos que que- daria. ya unido do por via. La vision de A. Pestala sobre los acontecimientos que le toca vivir, es Ta do un miltante, inmerso en fa kucha tlsra, do une humanided asombrosa. Es un testigo priv Toglado de le Historia do nuestro silo. Conoeido por nuestros lectoros @ través do slnforme de mi estancia en Ia URSS2, «Consideraciones y Jules fscorea do la Tercera Internacional» y «Por qué so cons- iyo el partido sindicalistas, contribuye con esto primer tomo de st obre cumbre a desentrafiernos cémo era él sara a 8 Coleccién “Lee y discute Serie V - Nim. 24 CColecciin: aLee y Discutes. Serie V. Niimero 24% Elita; Zero, SA. Telleche, 11. Algorta (Vizcays Disitibuldor exelesivo: ZYX, 8, A Lérida, €0, Madrid20, | Resa toon lon derechos rma etki je 6 9 Senna el, lo de 1 Porat de Jot Lorena Soci Did Sone ae sto Teas Me 14:08 opines Gries Cor. Mavi Zayas, 1, M22 Reminiscencias y tristezas Yo naci el dia 14 de febrero de 1880, Santo Tomés de las Ollas, pueblecito limftrofe a Ponferrada del Bierzo (provincia de Ledn), a la que hoy esta agregado Santo Tomas, por 1 que Yano existe dicho pueblo, ‘Mi padre era analfabeto en absoluto, pues no sabia leer nj escribir; pero tenia, por los recuer dos que yo conserva, in Tanzado de su pais por circunstancias especis- Ee Tale titinompe tees “tieciones de ferrocarril, que comenzaban en- “tonces en Espaiia, Desde Santo Tomas fue a pa Tar a Segovia. Aqui, dispuesto a abrirse paso no “Siendo un simple trabajador toda su vida, tomo ibajos 4 contrata. Pero el ingeniero, astuto y je mala fe, quiso engafiar a mi padre al cubiear Th cantidad de trabajo hecha en une de las hiqui Welones parciales que solian hacer a los contra fs, para que éstos pagasen a los trabajadores. Diése cuenta mi padre del engafio, y protesto. Disputo con el ingeniero, reclamandole lo que era justo. Negése éste a escuchar ni atender la reelamaci6n que se le hucfa. Convencido enton: es mi padre que por las buenas nada sacaria en limpio, pocos dias después. esper6 al ingeniero a Ta salida de un bosque y le hizo tres disparos de revolver, Uno de ellos Ie quitd el sombrero de la. cabeza, E] ingeniero, que iba a caballo, espoled brutal: mente @ la bestia, buscando en la huida su salva- clon. Todos estos detalles se los of contar alguna vez a mi padre. Pues, como es natural, yo no. podefa recordarlos ni saberlos. tAdonde marché mi padre después de este hazafia? No lo sé, ni lo recuerdo, No se lo of decir nunca. El primer recuerdo que borrosamente conser vo en Ja memoria es el de nuestra estancia en Réjar (Salamanca), donde mi padre trabajé en la perforacion de un’tinel de ferrocarril, por cuen= ta de un contratista francés al que Hamaban Papo. Recuerdo también que estuve ciego a calisa de” ‘unas cataratas, y que me libré de ellas una curan- dera diciendo oraciones, haciendo muchas vecos ta seal de in cru sobre Jos pirpados y pont dome unos polvos blancos que escocian horrible: ‘mente cuando, una vez puestos, con los dedos ‘apoyados sobre los parpados, empezaba ta curan: dera un movimiento de molinete que produc ina especie de esmerilacién de le catarata, Lo que terminé por devolverme la vista, Supe des- Pues que aquellos polvos blancos y dsperos eran aziicar cande, preparado para curar ese mal. M padre lo dijo muchas veces, Conservo también de Béjar el recuerdo imbo- arable de haber perdido a mi madre. No por ha- herse muerto, sino por separarse de mi padre, Sin que haya podido nunca precisar las causas, los disgustos entre mi padre y mi madre eran frecuentes, terminando, la mayor parte de las veces, porque mi padre pegara a mi madre, Mi ‘madre era alta, guapa, buena moza. No sé si era ‘buena o mala, No tengo de ella la menor nocion,. Y si digo que era alta, guapa y buena moza, es or haberlo ofdo decir a personas que la cono- lero. Lo que recuerdo es que una noche me desper- "to mi madre y me visti6. Antes habia hecho lo “mismo con mi hermana Balbina. Y, toméndome @ mi en brazos, pues tendria a lo sumo dos ailos. ¥y medio 0 tres, salimos de casa y tomamos asien- ‘to en una diligoncia que, segiin of decir a mi madre cuando hablaba alguna vez de aquel inci- Gente, hacia el servicio de correo y viajeros entre jar y Palencia, pasanclo por un pueblo llamado Graz de los Cordeles, Hacia un rato que estabamos sentados espe: ido partiese Ia diligencia, cuando se presento mi padre y, descompuesto, comenz6 a gritar y a jeter pegar a mi madre, lo que la gente evito Todo lo demés se borra de mi mente, y sélo recuerdo que, vueltos a casa, pocos dias después, durante Ia noche, desperté, ‘vi Ialuz encendida y me encontré solo, Comencé 4a Morar amargamente, Nadie acudié en mi aus io. Me quedé nuevamente dormido. Y cuando volvi a despertar solo mi, padre se encontraba alli, bral de lo que para m{era un deseo hondamente sentido, Pero un incidente deleznable 1o ech6 todo a perder. Hl jefe de movimiento se llamaba Macri- ho, atinque por la categoria del cargo nosotros le tratésemos de don. Como subjefe hacia las veces tm maquinista llamado Hierro; éste tenia un her- ‘mano que era picador de toros. El tal Hierro era tuno de estos hombres charlatanes que tienen la virtud de hacerse molestos a todo el mundo, y él To resultaba més en virtud del cargo que, como suplente del jefe principal, a veces desempenaba. ‘Una noche, al entrar la pendltima maquina al depésito, cuando el encendedor y yo nos hici- ‘mos cargo de ella para colocarla en su lugar y apagarle los fuegos, el maquinista y el fogonero hos ensefiaron Una caricatura que, segin dijeron, ‘hacia dias que era la risa de todo el personal del ‘movimiento y traccion. En esta caricatura aparecia Hierro, el maqui- nista, vestido de torero, con una banderilla en ada mano eitando a un toro que tenia delante. Y detris, en el suelo, figuraba un monton de ‘m..., producto del miedo que el toro habia cau sado al torero de oeasion. Como es natural, rei- mos la ocurrencia, Y al fogonero de la méquina que acababa de entrar no se le ocurrié nada me- jor que colocar la caricatura al lado del cusdro de servicio para el dia siguiente, sabiendo que la 22, Be rey oe ee ee ee ic eet ata Ree ees Bl jefe, D. Macrino, vivia en un edificio dea ‘Compaitia contiguo al depésito. ¥ a Hierro no se Je ocurti6 nada mejor que ira despertar al jefe y hhacerle bajar para que viera el lugar donde Ie ¢aricatura habia sido puesta, porque para Hierro Jo malo no era que le'rdiculizasen a €i, sino que ridiculizaran al jefe de movimiento, ya que el poner la caricature al lado del cuadro de servicio To consideraba como a falta de respeto y de dis: Ciplina contra el superior jerarquico. Se levanté D, Macrino y bajo al depésito. Hie tro, a gritos, decia que aquello era intolerable, pues se faltaba descaradamente al respeto al jefe de movimiento. Este call6, hizo retirar la carlo tura y dijo que averiguaria quién lo habia hecho ¥ le impondria el eastigo merecido. Pocos dias después, un domingo por la tarde que a mime tocaba dé servicio en el depésito, al regresar do paseo para ita cenar me llamé aparte D, Macrino, y estando solos me pregunta si sabia 23 ee epee aa Bees eS au Me i Un tanto sorprendido de mis palabras traté de ea aun nna See ears ae gee a 24 esealafén de tos limpiadores de miquinas para cupat la primera plaza efectiva del fogonero que hubiese, Prodijose una, y con ol msombeo mio y él de todos se Ia did al individuo que cupaba el, nimero 3 del escalatn. Me quelé , Macrino. Una manana fui a at despacho # quelarme de lo que consideraba injusta posters. ign Me recibid seeamente, y reconociend en parte que yo tenia razon, dijo que subsanaria Io sucedido a la primera ocasidn quo so presentase Sali un tanto esperanzaco, Pocos dias despuss te convenci que el mal no tenia remedio, puss en vez de corregir el dao lo agravo, quitandome del servicio de maquinas y poniéndome de fogo- nero-maquinista en la caldera fija que movia fos tornos, copillos ¥ demés maquinas de los falleres Gietto que ganaria mis jornal: 11 reales diarios; pero mi ilusion de Megat a maquinista se desvane fa por completo, A'partir de aquel momento el incentive que levaba en mi y que me habia he- cio amar la maquina me puso en franca rebel contra el eausante de mi malestar, y no desapro- vechaba la ocasién para manifestarlo, cumplien- do medisnamente con mi deber. ‘Ademds me habia aficionado al teatro, Y co- ‘mo el Jomal no me permitia asstir a lay funcior nes con la asiduidad que yo deseuba, obtave una plaza de ayudante en la guardarropia del teatro Arriaga, 10 que mo permitia asistir « todas las funciones, ganar 40 céntimos cade noche y fami- liatizarme con un mundo distinto del que hasta entonees habia vivido. Por fin sucedi6 lo inevitable. Frecuentemente 25 Yo descuidaba In limpivza de la méauina que te hin mi eargo, algunas veces hasta el mantener Ta presion debida pars el fincionemmiento regular Yuin disque Ia caldera estaba suciay fa maqu- na tambien, D. Macrino ented en el depart mento done aqua estaba intalada y reer mn duramente mi proceder, Le contests con clot te altver, que a ini mismo me censuré mis tar do, no por las Consecuencias que favo, sino por su edad, porque en realidad de verdad, a culpa tra mia'on aqueleaso concreto resultado es de prover, Al desirme que si no estaba contento podia doterminar lo que qusie. Se sin. més explieaciones cog’ la chaqucta fbandoné et abajo, marchandome inmedista mente. sive unos dla an, encont, colocelin ro pot fin a hallé en una fundiein que hab Eeyea de lor aceros de Deusto. Salt de fa fundi- cién porque la cerraron por suspensién de pagos. “Tabaje después una temporada en Basurto, en las obras del nuevo. Hospital que entonces 86 Construia, de peon de alban en varias obra igme nueramente sin empleo, pase mas de oo meses sin encontrar nada, Durant esle tiempo no quedd obra, taller ni higae donde ux Giora emplearme al que yo no scudiera, pero todo era nit. : ‘Como no lena para pagar el hospedaje me rmarehé de casa de Ig patrona, Y mivchas noches fel mes de enero, mojado y hambrientoy iba & Alormiral muelle de Rips, alos vagones de tree ta del ferrocaril de Bilbao a Porcgelete. Y tm- 26 bién muchos dias los pasé sin eomer. Cansado de correr fabricas, talleres, obras y todas partes donde pudiera encontrar trabajo, sin lograrlo, me propuse no solieitarlo més, espe. nando que alguien viniera a ofrecérmelo, Por mi parte, renunciaba voluntariamente a la mano de ofa Leonor, pero era porque ella me daba cal: bazas constantemente, = Dias venturosos aquellos por las ilusiones de mi juventud; pero dias amargos, duros, crueles, terriblemente desmoralizadores para quien como yo ignoraba cada mafiana donde encontrar un trozo de pan que llevar a la boea a los dieciocho afios de edad. Por aquellos tiempos, con otros jévenes, cons: tituimos el grupo artistico “Lope de Vega", que lego a obtener contratos en teatzillos de pueblos colindantes a Bilbao. Hambriento, medio desnudo, descalzo, pues Jas botas que levaba puestas apenas si tenian suola, iba ala ventura un dia y otro por las calles de la capital vizeaina, hasta que me dijeron un ia si estaba dispuesto a ir a trabajar de ayu- dante de calderero a una fabrica de productos frtricos que se montaba en Renteria (Guipitz- oa), cerea ya de la frontera de Francia, Los oficiales caldereros eran casi todos alemanes, en- vVindos por la casa alemana que montaba las eal eras. Pero una parte de caldereros y los ayudan- {2s los contrataron en Bilbao. Yo no habia traba- jado nunca en caldereria, pero por necesidad, y Como era solo para un mes, decidi aceptar. Lo peliagudo era que nos habiamos de pagar el via 27 Je, ¥ no teniamos dinero, pues conmigo venia ‘otro de los del grupo teatral de que formaba parte. Reunido el grupo, como tenia algunas pe- setas de lo que cotizaban los que tenian trabajo y de lo ganado en dos o tres funciones dadas, nos adelantaron el dinero para el viaje, a condi- cién, naturalmente, de reintegrarlo al regreso. Marchamos a Renteria, nos pusimos a trabe Jar, y antes de les dove del mediodia del primero fn que comenzamos yo ya tenia las manos en sangrentadas det mallo de remachar, lo que me producia intensos dolores. Sin embargo, resist. No asi mi compatiro, que al quinto.o sexto dia m se marché. Yo trabajé el mes entero, y regresé a Bitbao con unas peteta, que, me permilieron 2 te comprar ropa. “Mi primera vista ala cdceot ‘De regreso busqué trabajo y lo encontré, Pui Eye ein ioe a ian oneatced eee De agui pasé a trabajar como embalador a un en Albia (barrio de Bilbao), cerea de donde esta: macén de crstales que habia en ta calle de 1a ta ia Casa de Correos. speraia, propiedad de un ser llamado Tejel- ‘A su tiempo explicaré cémo me inicié en las cuestiones sociales. Pero por ahora baste decir ‘que trabajando en el almacén del Sr. Tejeizo fui Wetenido por primera vez, y por primera vex fambién conducido ante un jues. La detencién ué en Sestao, al dar una conferencia defendien- lo la jomada de ocho horas. No he recordado. ‘aunca lo que en la confereneia dije, pero si que ‘Al retirarme a dormir Jos serenos me detuvieron, ¥ me llevaron a uno de los calabozos de la cavcel | Ginco dias me tuvieron encerrado en aquellos laboz0s, Situados en los bajos de Ia Cass- 29. Ayuntamiento, construida ésta en una estriba: ‘ojon de pendiente muy’ pronunciada, los ealabo- 703 formaban como unas galerias bajo tierra. Hamedos y obscuros, resultaban muy a propos to para el trato que generalmente se daba enton- ‘ces a los presos que entraban en ellos. Como no habia cama, dolorido como estaba de los palos recibidos, hube de pasar las cinco noches durmiendo sobre una tarima de madera, sin ropes ni nada para abrigarme, aunque nos hhalldbamos en el mes de marzo, Todo aquello era nuevo para mi. Nunca habia ‘estado ni siquiera on la comisaria, No podia ex plicarme lo que me pasaba. No estaba abatido; mas bien estaba perplejo. ‘,Qué pasara? " —pen- ‘saba yo... Sin embargo, un rayo de luz, una espe- ranza, una alegria inmensa se hizo en ti cuando abrieron mi calabozo y me dieron una cesta con. luna comida que alguien habia llevado. {Quien hhabia sido el alma caritativa que se acordaba del preso y le trafa de comer, despertindole a ta ealidad, puesto que ensimismado en sus refle- ‘xiones no habia pensado que habia de alimentar- se? Ademés, :qué hora era? No lo sabia, Habia perdido la nocién del tiempo. ‘Me puse a comer con apetito, pues el olorcillo del modesto cocido desperto en el muchacho el instinto de conservacién. Comia olvidindome de 10s palos de la noche anterior, Pero cul no seria, mi sorpresa cuando al meter la cuchara en el puchero por tercera o cuarta vez saqué tna caja Ge betiin muy bien cerrada y limpia, como nut va. Dejé de comer, y después de percatarme que 30 ho estaba el alguacil que hacia de vigilante, ta shricon protinday ftioresn modem AAbierta, encontré un papel escrito lapiz dt eiendo que no me astra, que aquello no seria had y"auo no me falar comida mente tstuviese preso, Lei aqueltrozo de papel borro: Jamente escrito varas veces, Por él me entoraa gue estaba en ol mindo. ¥ que no estab sole De repente me‘entraron ganas do cantar, de val tat, de grtar, de llamar estapidos a Tos que mo habian encerfado; pero el temora nuevos glpes {el dolor por lo eibdos me hizo ser pen: ‘A los seis dias, con otros detenidn, salimos tm conduecion, aie, pars la carcel de Velma ta, Era tn dia del met de marzo, Hobie evade, Toco el camino, hasta Valmaseda mismo, estaba ubierto de nieve. legnmos'a la chrcel care la Tarde, etea ‘Ge lass. Pes ropa moiedor 0s preos qe habla nos diet fo pertinante para mudamos de ropa, See En la cdeel do Valimaseda estuve tes meses fujeto a sumario: pero hin hoy no sé de que se me acusaba, Pasado ese Heinpo fu condueido a Bilbao para declare como testigo en un jucio Dor det ds imprenta sepuldo contra un ca Encerado en Is cétcel de Larrinaga, pasé en lla unos ocho dias, sometido a regimen especial ¥-encerrado en Una de as celdas destinadays fos Hosts eoerando slam pa dtl eh Diigieaqueta eérce D.dosé Cabeliud ‘Terminada la declaraci6n en el juicio se orde- n6 mi libertad que recobré una vez de vuelta a la earcel de prestar declaracion. " ‘Ya en libertad me encontré sin trabajo, Vagué nuevamente una temporada buscindolo, y por fin lo encontré en las obras que se hacian para ‘montar una fabriea de espejos por cuenta de los Seiores Murguia y Sinchez Diaz, en la calle Vis- ta- Alegre, cerca de la Plaza de Toros. ‘Despedido de esta falbriea por reduceton de la plantilla de personal, busqué nuevamente ocupa- ‘ion durante algin tiempo, pero initilmente. ‘No hallandola, decidi, con dos conocidos mas que se hallaban en las mismas condiciones que Yo, maichamos @ Santander, donde nos habian dicho que quizé encontraramos algo. Pero nues- tra esperanza salié fallida, No encontramos tra- bajo, y después de vender cuanto teniamos: un relo}, una guitarra y la poca ropa que llevaba- mos, decidimos, con el resto de nuestros fondos, tunas seis pesetas para cinco personas: tres hom- bres, una mujer yuna nifia, pues si bien se sepa- 10 uno de los que hab famos llegado de Bilbao, se ‘agrego tun tal Faico, cantador de flamento, con. 50 mujer y su hija, marchamos de Santander. La primera poblacion que recibid nuestra visi- ta fue Torrelavega, Pero no ibamos ya en plan de buscar trabajo, sino de artistas, Faico cantaria tangos y flamenco, ¥ nosotros... hariamos lo de- ‘De Torrelavega pasamos a Cabez6n de la Sal, de Cabeadn de la Sal a Llanes, y de Lianes Oviedo, En Oviedo, con un individuo de Valla- 32 dolid que encontramos, amigo de Faico, forma- mos una “‘Murga Gaditana”, y como era época de feria nos contrataron para un café que se inauguraba aquellos dias. El contrato rezaba: “Si ustabamos la noche del debut, cinco duros dia- ios, para todos, naturalmente, y quince dias de Contrata, y si no gustébamos, dos 0 tres dias, y a Ia calle.” Gustamos. De Oviedo pasamos contra- tados para tres dias a Sama de Langreo, y de Sama de Langreo a Gijén, por quince dias tam- bién. Pero en Gijon yo ya no trabajé, No me fustaba aquella vida, Y como lo dije repetidas Veces a mis compaiieros, y su proposito era se- fuir haciendo aquello, me substituyeron. Bn Gijon fui a parar a una posada llamada de Jos Manchegos. Me Hené de piojos, pero pasé una hoche... gtoledana? No. Interesante por dems, Pobres, ciegos tullidos, mangantes, lisiados, que Jo estaban en la calle, pero que en aquella espe- tie de pandeménium, donde habia treinta 0 cua enta lugares con apariencia de cama, corrian tomo gamos. E] espectieulo que presencié hizo ue no me diera cuenta de lo que picaban aque- Hos repugnantes animalitos. Sali por Ja manana ilispuesto a no volver. Por dos razones: por no flimentar a mis’ enemigos y por no gastar dos reales del caudal de fondas que pose‘a, {Qué hacer en Gijon, donde a nadie conocia y sin dinero? Decidi regresar a Bilbao, aunque no sabia como. Paseando por el muelle, vi un barco ue me dijeron cargaba mercancia para la capital Vizcaina. La primera intencién fué colarme de ex(ranjls y esperar los acontecimientos. Después 33 Jo pensé mejor. Lo solicitaria del capitan. Hablé ‘con un marinero, le expuse mi deseo, y me con: test6 que el capitén era un buen hombre y quizé me embarcaria, “Pero —me dijo— ahora no est en el barco, Saldremos mafana por la noche. Venga esta tarde o mafiana después de comer.” Pero mientras hablaba con el marinero se me ‘ocurri6 una idea: explotar el sentimiento feme- nino, Ir a casa del capitin, que vivia en Gijén. Pedirselo ante su mujer, y'si él ponia inconve- nientes, olla seguramente me ayudaria, Asi fue. 'Y lo consegui. Pero el “Velézquez”, que este era el nombre del bareo, no tha directamente a Bil- bao, Iba a Santander, de Santander a Pasajes y de Pasajes a Bilbao. Acepté lo mismo, Bl caso eza salir de Gijon. A Pasajes ilegamos al segundo dfa por la ma fiana, pues el primero lo pasamos en Santander. Desembarqué en espera de la noche, Pero ha- blando con un individuo en el muelle de Pasajes decidi cambiar de rumbo. En vez. de ir a Bilbao me iria a Burdeos. Regresé a bordo antes de me- diodia, hablé al eapitén para darle las gracias y docirle que habia deeidido quedarme en Pasajes. No le dije que querfa ira Francia. Comespondi6 a mi atencl6n diciendo que n: da debia agradecerle, pues lo hecho carecia de importancia, y que hiciese 1o que me pateciese mejor. No obstante, si antes de salit el barco cambiaba de opinion y queria seguir a Bilbao podia hacerlo sin preocupacion. Repeti mi agra: decimiento y me despedi. Poco después tomaba cl tren para rin, A las cinco de la tarde, aproxi- 34 Mhadamento, pasaba la. rontera apie por Beho: Wik Toda le ropa que tenia la levaba puesta eh bima para no Hever bultos en la mano. alas diez dea noche, eambiado el dinero espanol por francés y tomato un bilete de anden'y contacto Thi capital: jun franco y sesenta eentimoat, tomé el tren para Burdoos. jBru la primera ea a a nite Ya'en Burdes, al dfasigulente por a mahana mtré a desayunat en tna lecheria, Un café com Hee y un panello,Pgus,¥ come rst, unos ntimos, comencé a recorrer la poblacién. GAdonde iba?” jNi yo mismo to sabia? fue Mueria? “Trabajo. Zcomo buscar ni Gone Drienlarme entre geate que no me entendix mi Daca? Me fui hacia o mule a pasear ‘A media tarde, y mientras pasea por Ia or lls del rio, vi venir en diteccign opuestas In que lleyaba|un grupo de tes indviduoe que me ecid conocerto, y asi fue. Y despute de sale larnos me contest que hacia tres tas que no oman apenas ¥ que no encontaan taba. Uo 6 yo. Les mostré ml capital Cornpiamios Minos panecilos, um poco de queso, fy tin pos ity apasear, Dicidimas marchar a Cardiff, Pero el barco gs on el que queratos colaraos de polis lsamarto antes de que legiramos, Entances ee ropuse marchar 4 Paris, Aceplaton,¥ als me a Siguiente tmaneetsmen en el Qual & fh It estacion que lla ese nombre. Detenidog Gtfo y yo de lon cuatro que ibamos, tunes a ar ala Sante (creo! de Par viajar sin billete y de vayabundaje. ‘Cumplida la condena que nos impuso el Tri, bunal de Paris y la que me impuso més tarde ol ‘Tribunal de Bayona por infraccion al decreto de expulsion, recalé en San Sebastiin, adonde Ile- gué con apenas unas pesetas, seis o siete, en dic ‘ciembre de 1906. En pleno inviemo. Inquiri acerca de si encontraria trabajo. La contestacion fue negativa. {Trabajo en San Se- ‘bastin yen aquel tiempo! {Un sueiio! Supe, sin embargo, que en una fabrica de es- pejos que habia en el barrio del Antiguo se ha- ian obras de ampliacién, y decid! tentar fortu: rna, La fibriea era, segin me informaron, de unos sefiores franceses. Me presenté en el despacho al ia siguiente de mi llegada, a las dos de la tarde. Progunté por el dueno y dije lo que queria, Contestironme que el duefio no estaba, que estar ba la duefia, y que cuando bajara al despacho, {que no tardarfa, podia hablar con ella, pues er gual, ya que era ella la que se ocupaba de lo, referente ala fabrica, Acepté y me fui a dar un paseo esperando Ia hora que me habian indica- do. ‘A las dos y media volvi de nuevo. Presentado ala senora, siempre recordaré la mirada de curio- Sidad, mezclada de asombro, con que me con: tempo desde los pies a ln cabeza antes de divigir- ne la palabra, Terminada la observacion, pregun= tome amablemente qué queria. Se lo dije. Con templome de nuevo, Debid parecerle exagerada mi pretensidn, Pero reflexion6, sin duda, y tras unos segundos de silencio, que empled en anotar 86. alguna cosa en os libros, sobre los que estaba inelinada al entrar yo, volvi6 la vista hacia mi @omenzo a interrogarme. ;¥ con qué meticulosi- ad lo hizo! Pero con qué delicadeza también. "Lo primero que me pregunté era donde habia, trabajado y si sabia biselar o pulir. Contesté que fabia un poco de todo. Y después de una hora larga de charla entre los dos sali del despacho jara entrar de operario a la mafana siguiente en Ia fabrica. Ya en la calle, no cabia en mi de yovo. {Tenia trabajo! Iba a terminar la serie fie miserias que venia pasando hacia cerca de un ‘Solo unos meses trabajé en Ia fébrica de los fefiores Dougier. Me avisaron de Bilbao que se me buscaba por el proceso que tenia pendiente por la conferencia dada en Sestao, y que la poli- bia tenia orden de detenerme. Volvi a Francia, pero esta vez con nombre supuesto, Yano era gel Pestana: era Ismael Nadal, de Alcoy, pro- Vincia de Alicante, ‘Trabajé en Burdeos como terrasier. Era una labor pesada, Pero no me asustaba hacerla, a pe- Aut del asombro, mezclado de listima, con que los franceses contemplaban al muchacho barbi- Tampitio, delgado y alto, de blanca tez ¥ rostro nifiado que era yo en aquellos tiempos. Y ade- fis que no bebia vino, sino agua; que no toma ba absenta, sino el lieor que manaba de las fuen- ies, Era un easo de verdadera here) fa profesional. “Til terrassier bordelés en aquellos titmpos para hacer honor a Ia clase y_respetar los ritos de Ia Sota debia llevar al trabajo en la mochila su a vasija con un par de litros de vino cuando me- nos, y_ la sana intencién de Nenarla un par de veces durante el dia si era menester. Una, por lo menos, era obligada. Y al terminar la jomada por Ia noche, il fallait boire Vabsente pour bien fini la journée, Bl asombro de aquellos buenos fran- cceses, simpiticos compalteros de trabajo, no te- nia limites. Como su bondad, tampoco. Pues el primer dia que me presenté en el tajo, al verme vestido con un trajecito de lanilla y un pequefio. bulto envuelto en papel donde Hevaba mi me- rienda, pasado el instante de regocijo que suelen producin contraste singularisimo del cardcter humano, las desgracias ajenas, creidos que si no. llevaba vino y mis comida era por falta de dine. ro para comprarlo, cuando vieron imi buena vo- untad para el trabajo rivalizaron todos, los diez. 6 doce del grupo mis cereano, ofreciéndome lo gue tenfan, Todo lo ponian a mi disposicién, Oferta que, como es de suponer, aunque no acepté, agradeci vivamente. Dub poco el trabajo. Un mes escaso. Termi- nado, quedéme de nuevo sin ocupacion, ‘Cansado de no encontrar colocacion en Bur- deos, con otros espaiioles nos dinjimos hacia el mediodia de Francia en busca de trabajo, pues hos habian dicho que quiza lo encontriramos. Por_otra parte, se acercaban las vencimias, y en el caso de no encontrar otra cosa mas sexiira y de resultados mas positivos, ellas nos ofrecerian ocupacién unas semanas, ¥, al mismo tiempo. ‘unas pesetas a ganar. Este fue, al fin, nuestro paradero, A vuelta de 88, Pe asian ain senses ings im meen el de la vendimia. i See ‘Terminada Gi junto con un catalén y un easement le, De Montpellier, donde viviamos, pasamos a Me, y alli, con el arayonés, que eve elpargaters Gp oficio, pusimos una alpargateria, y yo apron. Bia coser suclas de alpargata. Aunque main Ma cl segundo ofleio que aprendis El primers Bgbis sido biselador de espejos: el segunda era Biedor de suclas de alpargitas Esablocimos muestra “tienda” cere del muc- Py al par que tend de venta de alpargatas ora iro de contrabando y depdsito de vino, que uardianes del mueiic de noche robaban de Hhocoyes que tenian bajo su custodta, Era ah Boyocio impio y sin nesyos. Todo beneficio. No BL nosotros, ule ni siquiera, bebjamos ving, © para los que lo hacian, Ya que mi compare Bly v0 lo haciamos por “amor al arte"? por Bbporte y por ayudar & nuestros compatrictan Bis eas tos los guatianes el uve de MO eran esparotes Ali Conoet también ala que después habia de 89) ser mi compafera de Iuchas y fatigas. De Cette pasé a Argel, Como no encontré otra cosa, paseme a trabajar de alpargatero, Pero en- tre que era otra clase de labor de la que estaba avostumbrado a hacer, y que yo era “corto” en el coser y mediano oficial en la calidad det traba- jo, mi situacion y la de mi compafiera no era hada brillante, Pero como ella me ayudaba en lo que podia, ibamos viviendo alegremente. Un accidente fortuito hizome cambiar de pro: fesidn, ¥ aprendi a relojero. Puse empeno tal en ‘aprender, que al ano justo de haber comenzado el aprendizaje ganaba ya cuarenta y cinco fran- cos a la semana, Jornal elevado en aquellos tiem- pos. Comencé ganando diez reales por dia. Y al ‘fo, como digo, ganaba ya nueve duros semana- Tes, Durante mi estancia en Argel eseribi el primer artjculo para un periddico. Se titulaba “El co- munismo entre los mormones", y aparecid en Tierra y Libertad, periddico anarquista que se publicaba en Barcelona. Y en Argel estaba yo ‘cuando ocurrieron en Bspafia los sucesos del ai 1909. Ellos influyeron mucho para que yo deci diera ir un dia a Barcelona. ‘Un hecho sucedido en Espana estuvo a punto de costarme la expulsion, También quiero deci que al poco tiempo de estar en Argel adopté mi nombre verdadero, dejando de ser Ismael Nadal, Usudo hasta entonces. La dnica diferencia fue que Angel Pestaha Ninez se llamaba Angel P. Nunez. El hecho a que hago referencia més arriba fue 40. él siguiente: habla en Argel una Sociedad reerea tiva espaiiola llamada “Amor y- Caridad”, Esta entidad tenia un orfedn, ‘Los espafiolesricos residentes en Argel propu: sieron alquilar un local mejor; poner eafé y un Girculo (en realidad, lo que querian era poner una timba), y mejorar la entidad, La mayoria avept6 la oferta, Proponian, ademés, reformat el reglamento.. Se alquil6 un local bastante mejor que el que Teniamos, se compraron muebles y se nombro luna Comision para reformar el reglamento. Con- Yocacla asamblea para diseutie la eforma, vimos, on el asombro que era de suponer, que Se czea Dyan socios de dos clases: los que pagariamos seis Feales de cuota y los que pagarfan de cinco pese- {as en adelante, como minimo. A cambio de fsto, los de cuota de seis reales tendriamos vox fn las asambleas, pero no voto; los de cinco pese- is, como es natural, tendrian voz y voto, En lina palabra: se convertian en duefios de la enti- fad. ‘Porque, ademas de 50, se hacia constar le, mientras no se amortizase el capital invert lo por ellos en muebles y un escenario que ha- Hylan hecho y otras obras en proyecto, ningén ‘ocio de seis reales podia ser de ia Junta si ellos ho lo aceptaban, ‘Protasté en la asamblea. Dispuesto a que no se leran con la suya, comencé a discutir, pérrafo pirrafo, cada und de los articulos del regla- Mento. A’mi lado y compartiendo mi parecer se Golocaron otros milchos socios. La meyoria, sin Embargo, no se pronunciaba decididamente, No 41 obstante esta inhibicién aparente, en casi todos los articulos conseguimos que se aceptaran en: miendas, Leg a discusion el articulo en que se trataba de los derechos de los socios y de 1a categoria de Jos mismos. De los que formabamos la oposicign consum{ la mayor parte de turnos correspon: dientes a los que hablibamos en contra. Era ya Ja segunda sesion general celebrada en pocos dias para la aprobacién del reglamento. Termind ésta sin aprobar el artfculo de referencia, Convocose, putes, unt tercera asamblea general, Pero el di anterior a la celebracion de esta asamblea écu- ‘tid en Espafia un suceso de méxima trascenden- cia: el asesinato del presidente del Consejo de Ministros Sr. Canalejas en la Puerta del Sol, de ‘Madzid. La Prensa argelina dié la noticia el mais- ‘mo dia que Ia asamblea estaba convocada. “Antes de comencar, todos los comentarios gi- raban alrededor de Ia’ muerte del politico espa: fol, ¥ los comentarios eran mis vivos, dado que la mayorfa de los presentes eran alicantinos o de Ja provinela, donde Canalejas tenia artaigadas y profundas simpatias Abierta la sesién, Jeida el acta por el secreta- io y aprobada, el presidente, en medio de un silencio sepuleral, se levant6 y con palabra vela- da por la emoci6n hizo el panegirico del politico {que acubaba de ser asesinado en Espafia, lamen- tando que nuestro pais se viera privado de un hombre de la talla del que acababa cle morir, Y termind solicitando que acordara la asamblea or unanimidad absoluta el envio de un telegra- 42 ‘ma de duelo por el asesinato de D. José Canale- jas, y de condena y protesta contra Pardlifias, el —Quiza haya en 1a ssamblea ~dijo— quien no piense como pensaba el muerto ilustre que una Tmano criminal acaba de arrebatar; pero ante la uerte, ante el duelo de Espana y' de In familia de Canalejas, pido a todos que uninimemente votéis la peticidrr que la Junta os hace del envio del telegrama, {Se acuerda? iSi! —contest6 la casi totalidad de la asam- lea. Entonces me levanté, pedi Ia palabra y dije —Acepto que Ia entidad envie el telegrama cu- yo acuerdo acaba de tomarse, que esta entidad Se asocie al duelo que ha ocasionado la muerte del Sr. Cunalejas; pero hagase constar mi yoto en. contra en la-parte que dice que se condene el hombre de Pardifias, autor del atentado, Jn murmullo formidable acogié mis palabras, Gosté més de diez minutos calmar los murmullos y poder discutir nuevamente, Hecho el silencio, 0] presidente mo contest que no se explicaba ni pl alcance nj el motivo de mi protesta, y que si mi voto habia de constar en acta retiraba la pro: posicidn. Repliqué que no habia luger @ que la Tetirara, y que en cuanto ala raz6n que justifi- fra mi protesta, no era otra que la de respetar Jo que mandaba uno de los articulos del regla mento aprobado: que aquella entidad no tenia aricter politico ni religioso, y la proposicién de Jn presidencia, en la primera parte, se ajustaba Perfectamente a lo dispuesto en el reglamento; 43 no asi en la segunda, donde la pasién politica se manifestaba claramente. Contest6 a mis palabras, insistiendo en sus puntos de vista. Y¥ afiadio ‘que al borde de la tumba debian olvidarse pequenas diferencias. Repliqué que yo las olvidaba, puesto que, en ‘oposicion absoluta y fundamental con las ideas del Sr. Canalejas, no sélo no me oponia a que se ‘enviara el telegrama del duelo al Gobiemo espa- 1 y a la familia del muerto, sino que me pare- ia bien. Donde yo discrepaba era en la segunda parte. Pues si al borde de la tumba deben olvi- darse los agravios y_faltas que hayan podido Vv cometerse, gpor qué no olvidar la falta de Pardi- fas y por qué no respetar el dolor de la familia de éste, doblemente trégico, teniendo en cuenta De Argel a Barcelona la causa que lo producfa? Seamos igualmente compasivos ~afiadi— para las dos victimas del La declaracién de guerra me cogié todavia en error: voluntaria la una, el St, Canalejass involun- Argel. Sin trabajo a partir del dia en que se de- laria la otra, Pardinas. Dos individuos se manifes- ¢ret6 la movilizacién y sin esperanza de encon- taron de acuerdo con mi eriterio. La presidencia Atrarlo, decidi marchat a Barcelona. Y en el vapor retitd su proposicion, ¥ asi termin6 la asamblea, dulme 1, de la Islefia Maritima, hicimos la trave- fa. De Argel a Palma de Mallorca, y de Palma a Barcelona, en cuyo puerto desembarqué el mar- tes, dia 11 de agosto de 1914, a las siete de la Mafiana, después de una travesia espléndida y maravillosa, Lo primero que me preocupé, una vex desem- marcado, fue buscar trabajo, pues los gastos de Viale, pasajes'y demas absorbieron la casi total lad del dinero de que disponiames. Lo encontré al dia siguiente, en una relojeria de la calle de la Gora. ¥ mi segunda preocupacién fue ponerme N relacién eon los camaradas, Mi primera visita 45, | fué a la redacel6n de Tierra y Libertad, en la calle Cadena, 39, 1, 2%, Después visité el Cen- tro Obrero, establecido en Ia calle Poniente, 24. Y la més importante para mi, en el orden perso- nal, de las visitas de aquellos dias, para ponerme en relacion con mis compafieros de ideas, fué la que hice al viejo luchador Anselmo Lorenzo, en. su. casa de la calle Casanovas. Fue la tinica visita, que le hice en vida, pues como recibia pocas, dado su precario estado de salud, no quise ment dear las mias. Y como poco despues, a dltimos de noviembre de 1914, fallecia, ya nd tuve oca- sién de hablar nuevamente. La visita fué agradable Conversamos un buen ratito. Y no se prolongé la conversacién por la fatiga que a Al le costaba mantener el didlogo. Me progunt de dénde venia, Se lo dije, a diendo por mi parte observaciones recogidas du rante mi estancia en Argel. Agradecié. mucho que Je hubiese visitado y me invito a perseverar en el estudio y a cooperar en la obra de emanci- pacién del trabajador. Al poco tiempo me hice socio del Ateneo Sin- dicalista, establecido en el mismo local. que te nian tos Sindicatos en tn ealle Poniente. ‘Muchos domingos por la tarde, cuando no se daban conferencias, se daban lecturas comenta. das 0 se ponian a discusion temas sobre probe: ‘mas sociales de actualidad. Por aquellos tempos surgid nuevamente la discusion etema del tema, anarquismo y sindicalismo, y una de las tarde en que se discutia este tema, ped le palabra para. intervenir. Lo hice con cierta desenvoltura, 10. ue produjo la natural curfosidad en los concu: Frentes habituales a la labor cultural del Ateneo, Pero lo que llamé mis la atencién fue que me expresase en castellano, Dos 0 tres intervenciones mas en la tarde del domingo siguiente Ilamaron més la atencién so bre mi. ln unos fue curiosidad; en ottos preven. idm: Prevencidn un tanto desfavorable para mi Be hizo correr el-rumor de que se tuviera cuida. slo conmigo, pues dado que mi nombre era des. Ponocido en los medios sindicales, no resultase Mlespués algin agente sl servicio del enemigo. Findaban sus sospechas los que hicieron corret fumor que en dos o tres casos parecidos al Blo, de individuos con cierta favilidad de pala- Hi que de repente so habian presentado en la Pienizacion, interviniendo en sus deliberaciones Ulscusiones, y que ademas eran eastellanos, re Htiron malos companeros, Algunos, como en el Bile Antonio Moreno, confidentes. provencion desaparecid pronto. Aunque no Hp militante activo, habia en Barcelona quien de mis primeros pasos en la Jucha Wen Bilbao, Ademas, mi colaboracién perso ‘psinteresada en el grupo editor de Terra y al que no pertenecfa, pero al que ayu- BI trabajo mecdnico de haeer los paque: idos de libros, contribuyeron a ello. Bi poco me fui dando a conocer. Eseril firliculos en Tierra y Libertad. Firmados Bin firmar otros. Alguno también para lad Obrera, semanal. Pero donde tomé HS Activa fue en mitines y conferencias, No tengo @mano en este instante ningiin dato exacto de cuando, dénde ni en qué fecha tomé parte en el primer acto piblico, si exceptuamos fl sefalado ya de mi intervencién en las discusio- nes sobre sindicalismo y_ anarquismo en el Ate- neo Sindicalista de la calle Poniente. Tengo pre- Sente, sin embargo, que en la provincia de Barce- Tona fue Mataro una de las primeras localidades donde hablé, Después fue Lérida, 1a capital, en aquella provincia, En Ta de Tarragona fue tam: bién Ia capital, Y on In de Gerona fue Figueras. No obstante, donde tomé parte mis activa fue en Barcelona, capital, Caso singular el mio. Des- plegaba esta actividad y hablaba solicitado por os Sindieatos, sin pertenecer a ninguno de ellos, ‘iw la organizacion sindical siquiera, ‘A los tres meses de trabajar en la relojeria de Ia calle de la Cora me puse a trabajar por mi. ‘cuenta en mi domicilio particular, ‘Como organizacion, yo pertenecfa a la Socie- dad de Relojeros, domiciliada en la calle de Lan- ‘caster, 8, Esta Sociedad no formaba parte de la Federacion Local de Sindicatos, Dado su caréc- ter particularisimo, se mantenia alejada de los ‘medios genuinamente obreros, ‘A ltimos del abo 1914, ei Ateneo Sindicais ta del Ferrol lanzé la idea de celebrar en aquella poblacién gallega un Congreso Internacional de Ia Paz, ‘La organizacion de Barcelona acogié bien Ia idea y acordé enviar una delegaciGn numerosa, Los grupos anarquistas, igual. Y Tierra y Liber tad, 4 cuyo grupo editor yo ya pertenecia por entonces, dio calor a la iniciativa, poniendo a su 48 servicio las columnas del periédico. Para que la representacion de los obreros eata- Janes a dicho Congreso tuese nutrida, dandole la mayor importancia y relieve, inicldse, por acuer- do de reunién de Juntas y delegados als Federa- cin Local, una campana de mitines y eonferen- cias explicando el aleance del Congreso, 1o que 5 la guerra y lo que nos proponiamos realizar, Tomé parte activa en aquellos actos, Di varias conferencias y hablé en la mayoria de mitines. Reunida la organizacién para designar delega: dos, se me nombro por abrumadora mayoria de votos de las delegaciones dle Sindicatos presen tes. EI nombramiento me sorprendis, pues no esperaba ser designado. No quiero deeir que no me halagase la idea de serlo, no; digo que no egperaba serio, pues logicamente razonado, ha bia compaiieros.de mucho mis prestigio aule Yo y sobre ellos debia recaer el nombramiento, Pui al Ferrol, y con las demés delegaciones, si no eelobramos ‘el Congreso, pues el Gobiemo Dato lo suspendié, acordamos reorganizar 1a Confederacién Nacional del ‘Trabajo, que desde 1911 estaba desorganizada, Lo. chusco de todo esto, sin embargo, era que Ja mayoria de los que en Barcelona haciames propaganda contra Ia guerra, y algunos de los que Tuimos como delegedos ‘al Congreso de Ia Paz, del Ferrol, trabajabamos para la guerra, Y no en nuestro oficio, sino en oficio circunstan- cial, aprendido para aquella eventualidad. Y nos esefiaba uno de los mas fieros puritanos del tanarquismo barcelonés, Este era nuestro maestro 49 en el nuevo oficio. ¥ él, que trabajaba en un taller, por la noche hacia horas extraordinarias trabajando en pertrechos de guerra, A poco que se mite, se verd lo diffeil que es compaginar la intransigencia anarquista con la prestacion de servicios para la guerra y, ademés, hacerlo a ho- as extraordinarias, no obligado por la necesidad de vivir. Son las contradicoiones en que frecuen- ‘temente caemos los hombres. De regreso dol Congreso de la Paz, fui requeri- do por José Roca, alma en aquella época del Sindicato de Cilindradores y Aprestadores y de- ‘mis acabados en piezas para tomar parte en una serie de mitines que querian celebrar con el fin de reorganizer nuevamente “La Constancia”, et Sindicato profesional de tejedoras y tejedores, desorganizado a raiz de Ia huelga que sostuvie: ron en el afio 1913. Acepté la invitacion. ¥ en lunos ocho dias hicimos nueve o diez actos. Hux bo dias de hacer dos. ¥ en alguno, como el orga- nizado en una fratemidad republicana de la ca- rtetera de Mataro, comenz6 el acto sin que hu: biera en el local ni una sola persona, si exceptua- ‘mos a los organizadores y a tres o etiatro compa: fieros tintoreros y aprestadores que nos acompa aban. Espectadores, repito, no habia ni uno. Las mujeres de las fabricas contiguas llegaban, se tacercaban a la puerta y la mayorfa se marcha ban, Sélo alguna, mis atrevida o més euriosa que ‘sus compalieras, se paraba y contemplaba el es- pectéculo, no exento de cierta curtosidad, un tanto cémica, sin embargo. Nos animé a prosegulr ver paradas en la puer- 50. ta unas cuantas personas, Hablo el primer orador, y al terminar su dis. curso habia ya en la sala tina treintena de oyen- tes. Este éxito nos animé, Hablo el segundo, y a medida que hablaba, las mujeres y hombres del arte textil, primero observaban con curiosidad, Iuego, unos se marchaban definitivamente ‘otros’ entraban, En resumen, que al hablar yo, Ailtimo de los oradores anunciados, la sala estaba 4 mitad lena. No exagero si digo que habia tunas doscientas personas en el local. Era un triunfo, un verdadero record, Asi lo reconocia Roca cuando terminamos. ¥ salimos del local riendo nuestro propio desparpajo, ya que, a decir ver: dad, todos erefamos que el mitin habria de sus- penderse por falta de gente ala mitad del diseur- 0 del primer orador que hablase, Este, como toda la serie de aquellos mitines, se daban a las seis de la tarde, con el propssito de que vinieran a ellos las mujeres antes de irse a casa y, sobre todo, para ver si se conseguia que se organizaran éstas, intento diversas veces fraca- sado en poco tiempo. El resultado no pudo ser ‘mais halagliefio, pues al poco tiempo, un afio es ‘caso, contaba ya ‘La Constancia" con sels 0 sie- te mil trabajadoras atociadas. Por aquel tiempo ocurricron los sucesos de Cenicero (Logrofic), donde los huelguistas atacs ron a la guardia civil. Tierra y Libertad hizo una intensa campatia en defensa de aquellos trabaja- ores, a quienes se queria condenar por agresion ala fuerza armada, Por encargo de Tomas Herzetos, administra 51 dor y director de Tierra y Libertad, escribi un articulo ocupindome de aquellos sticesos, arti culo que fue denunciado. La ley de Jutisdic ciones me cogid entre sus garras, Realmente cai or ingenuidad y buena fe, Procesado por dicho artfeulo, me presentaba ante el juez los dius que se me habfa indicado, Tnesperadamente, el juez dié orden de detencion ‘contra mi, presentindose, para hacorla efectiva, tuna pareja de Ja guardia civil en mi casa. No me encontraron. Y, prevenido ya, tomé la resolucién de que no me eogieran, Marché Francia, y en Perpiiiin, al dia siguiente de mi egada, fui detenido por infracci6n al decreto de expulsion de 1906, y condenado a in mes de careel. Cumplida 1a condena, fui puesto en libertad. Aconsejado por algunos amigos y por un espatiol residente muchos afios en la capital rosellonese, y que me prometid trabajo en su casa, hice ges iones para no ser expulsado a Bspafia ¥ poder residir en aquella poblacion. Obtuve del prefecto fl permiso correspondiente, a resultas, no obs- tante, de lo que decidiera el ministro del Inte- Hor, @ quien envié una solicitud en dicho sen- tide. Me puse a trabajar, y se me dieron tantas segu- idades de que Ia respuesta del ministro seria favorable, que, sin esperar ésta, hice que mi fa- milia se frasladara a Perpifian, Apeniss haefa un ‘mes que habia legado, cuando se recibié la con- testaci6n del ministro del Interior denegando mi demanda y concediéndome un plazo de cuarenta 82. ocho horas para abandonar el territorio fran- és. Rapidamente comprendi, la intencion, El propdsito del Gobiemo francés era entregarme indirectamente a las autoridades espariolas, pues fn cuarenta ¥ ocho horas no tenia tiempo mate: rial de llegar a ninguna otra frontera, Ademés, se ‘me designd incluso el tren por el que habia de salir do Perpiniin, Bra ol que se dirigia alla fron: tera espafola, Pasaclo el disgusto y el mal humor del primer ‘momento, pensé al instante como me libraria de Ja detencion que me esperaba apenas pisase terri- torio espafiol, Embalados los muebles y empa- quetado todo lo demas en el curso del primer dia, en vez. de tomar ol tren que se me sefalaba, tomé otro que salia unas horas antes, buelando por este procedimiento a la policia espafola, que por confesién del mismo juez mas tarde, al pre- sentarme para acogerme a la amnistia, me espe: raba en la frontera. ‘Ya en Barcelona, hube de esconderme, Perma- hee{ oculto unos meses en casa de un camarada Mamado Ramon Franquet, que vivia en Ta calle del Conde del Asalto, 163, bajos. Una amnistia concedida por aquel tiempo me permitié reanu- dar mi vida de actividad sindicil __A prinelpios de 1916, los Sindieatos de meta ltrzicos y albaniles y peones acordaran la huelga general en los respectivos oficios, Y compren: diendo 1a importancia que tales conflictos te nian, y de hacer, ademds una prueba, se discutio Si no Seria propicio el momento para intentar la publicacién diaria de un suplemento de Solidari- dad Obrera, semanal. Aceptada Ia propuesta por 1a organizacion, fut designado como redactor de dicha hoja suplomentaria. En cumplimiento del eargo que se me habia otorgado, asistf al mitin de declaracién de huelga que celebrd el Sindi- ‘cato de Albaiiiles y Peones en la Casa del Pueblo radical, de la calle de Aragon, ‘Terminada de redactar la reseha del acto, que debis apatecer en el primer niimero del dia si fguiente, lunes, me retiré a descansar, y aquella misma noche, de madrugada, de dos a tres de la manana, fui dotenido por la policia, hallandome, al llegar al Palacio de Justicia, con diez detenidos mas por la misma cat Lo chocante de esta detencin fue que se me proces6 por haber contribuido a declarar la huel: ‘4, cosa incomprensible en absolute; pues aparte ide que yo no pertenecia a ninguno de los Sindi- catos que declaraban la huelga general, no habia tomado parte en el mitin ni esorito unalinea que. fuviese relacién con las reclamaciones que ha- cfan, Sin embargo, estive preso y procesado, por excilacion a no sé qué, tres meses, al/eabo de los cuales fui puesto en libertad. Sali de la cércel un domingo de iiltimos del mes de marzo, a las doce del mediodlia, y a las cuatro de la tarde tomaba parte en un mitin or- ganizado por el Ateneo Racionslista de Ja calle de Vallespir (Sans). Durante los tres meses que duré mi encierro, la organizacion habia acordado que dese 1° de marzo Solidaridad Obrera se convirtios» en dia rio, y en Ta propuesta de cargos pars el diario fui nombrado administrador Ya en libertad, se me invitd a tomar posesién Gel cargo, Pero ai hacerlo, Ios demés eammaradas Gijeron ate, puesto que eljornal era el mismo, v omo Godayol, el que hacia de administrator, 10 tena yo por ta mano" sa mt me em ah odia hacer el cierre en aimprenta y él seguiria de administrador, iakias Como no me fia cegado nunca la “altura” de Jos cargos que se me han otorgado, me avine de Duena gana a lo que se me proponie, pues dij ron, y yo asi lo eref, que todo se hacia en bene. ficio'de la obra que nos era comin. Acepté él cierre” y me pise a tabajar con entustasmo Porel periédico y por todo lo demas Sin embargo, contieso hoy que mi buena fe de entonces perjudica enormemente a Ia organiza. ign sindieal. Yo Iba de buena fe; pero fos de. mis, no, Y ai lo iban entonces, nolo fueron més tarde. Pues de haber ocupado yo el cargo para que fui nombrado, los chanchillos y combine iones que mis tarde se Uivieron con elementos Gel espionaje aleman en Barcelona no hebrian existido, Me hublese opuesto a ello decididamen- te. jPero quigh pensaba entonces gue tales cosas udiesen llegar a producinse? Nadie. Si se nos hhubiera icho, nos reiriamos en las barbas del ue a tanto se atreviese. ate es tun caso en el que se demuestra que la buena fe sola no basta, que hace falta algo mis, Pero ese algo mas yo no lo tenia entonces y quiz tampoco lo tenga ahora, ‘Ademés del periddico, desarrollaba mis activi= 55 dades en la propaganda en general, empleando fn olla el tiempo que me dejaba libre el period v La G.N.T,, la U. G. T. y otros episodios Pero 1a situacion de la clase trabajadora empe: oraba de dia en dia, La crisis se agudizaba por momentos y no se le veia solucién, pues ni los gobernantes ni la burguesia se preocupaban de Temediarla. Esto dié lugar @ que se pusieran de acuerdo la Unién General de Trabajadores y la Confederacién Nacional del Trabajo, cuya pri- mera manifestacion de acuerdo fue ol movimien- to de diciembre de 1916. La huelga general de Yeinticuatro horas mas undnime que se ha hecho ‘en nuestro pais. Después de esta huelga, en mar- zo de 1917, con el camarada Salvador Segui, de Barcelona, y Ange! Lacort, de Zaragoza, formé parte de la delegacién que en nombre de Ia .N,T. fue a Madrid a tratar con la U.G,T, para realizar un movimiento de mis aleance que €1 de diciembre pasado, visto que el Gobierno no oT hizo nada a pesar del aviso reeibido. Por primera vez entré en contacto con los ele mentos de la U, G, T. En las reuniones hubidas tyatamos Targamente la cuestion que motivaba el acoreamiento de las dos centrales sindivales, te conociendo todos que no podia tolerase la inhi- bicion suicida que el Gobiemo observaba frente 41a situacion angustiosa que utzevesaba la clase trabajadora Producto de esta coincidencia de opiniones fu ta eelebracién de un mitin piblico en la Casa del Pueblo de Madrid, en el que tomé parte, y la Publicacién de un manifiesto firmado por los re- Dresentantes de las organizaciones que hab amos ‘concurrido a Madeid, Bl acto pitblico y el manifiesto, declaracién de guerra al Gobiemo por su inhibiclén en atender Jas demandas que el proletariado formulé en Ta ppasida huelga general de veinticuatro horas, asust6 a los poderes piblieos y dio orden de detencign contra nosotros. A Segui, Lacort y a mi nos detuvieron en Zaragoza, cusndo regresée bbamos a Barcelona, v nos condujeron nuevamen- te a Madrid, Puestos a disposicion del juez que entendfa en «! sumario incoado por excitecion ereo que a la rebelin y no sé cuntas cosas més, desde el Pala- cio de lus Salesas fuimos conducidos a Ia eircel de ta Moneloa. Lacoxt y Segut iban atado juntos. Y a mf me ataron, si no me es infiel la memoria, pues las notas que tenia de este perfodo me fue- Yon arrebatadas por la poliefa én Un registto, con Manuel Cordero, delegado de la Union General de ‘Trabajadores en la reunién que aeababamos de celebrar y firmante del manifiesto publicado, La detencion provoed una reuecion pabliea en favor nuestro, que asusté al Gobiemo, por lo que termind pronto Ia detencién. Unos dis apenas. Puestos en libertad, no tenfamos dinero para el regresd. Y hube de pedir a Mauro Bajatierra UUnas pesetas prestadas para complotar lo que nos faltaba para él pago del hillete. Los delegados de Ia CN, 7. viajabamos entonces con tanta econo- mia, que, a veces (ésta tue una de tantas), satis. Techo el importe del billete de regreso a Barcelo. ha, el dinero que nos quedaba era insuficionte Para los gastos de la comida De regreso a Barcelona, después de los inci- dentes de la detencidn, dimos cuenta de nuestro, cometido. Aceptada y'aprobada la gestion por los Sindice 98, pusiéronse las Juntas y los mili- tantes a trabajar con ardor en la preparacion del movimiento, que, segiin lo convenido, debia adquirir eardcter tevolucionatio, puesto que ext ‘una huelga general indefinida Se volearon las eajas de los fondos de los Sin- dicatos, entregando hasta el dltimo céntimo para comprar pistolas y fabricar hombas, Una fiebre de actividad invadié nuestros medios confedera les. Pero los socialistas y la U. G. 7. no caminaban. tan de prisa; su ritmo era mas lento que el nues tro, Este desequilibrio nos ered situaciones ver- aderamente dificiles, Pues los elementos de Ia C.N.T,, tanto los de Catalufia como los de toda Hspafia, acosaban constantemente a los Comités invitandoles a precipitar los acontecimientos En dos ocasiones distintas, la U. G. T. hubo de enviarnos delegaciones directas para evitar el rompimiento de nuestras relaciones. Una de estas delegaciones la desempenig el se- ior Lato Caballero. ¥ ereo que no habra pasa: do en su vida ningiin mal rato como aquél. Aprovechando. su_venida, convocamos una reunion clandestina en la montafa de Las Planas, altededores de Barcelona, La serie de precaucio: fnes que hubo que tomar y esa especie de miste- vio que forzosamente rodea la convocatoria de feuniones de esa naturaleza, por un lado, y por otro Ia desenvoltura con que procediamos, im- presion6 vivamente al secretario de Ia Union Ge neral de Trabajadores, Reunidos ya en plena montafa, algunos dele- gados de los nuestros cometieron la impruden- Gia, inconseientemente, claro esti, de sacar sus pistolas y decir incluso que si venia la policia o Ja gumdia civil, los recibirfan dignamente. Anic dase a esto que la mayoria de delegados atacaron duramente al delegado de la U. G. T., en el fon- do quizd un poco injustamente, pues nuestros camaradas no se daban cuenta que en los medios socialistas y ugetistas se obraba diferentemente a como se obraba en los medios anarquistas y sin. dicalistas, Largo Caballero rechaz6 los cargos que le ha cian, Defendio dignamente su posicion. Pero en su rostro se notaba el terror que todo aquello le producia, sobre todo en momentos dlgidos de la 60 discus. Lg quid a pasar p. feeb quizé a pasar por su mente la id de’ unt agresign personal conten lt. Nada hhubira tenido de extrano que lo pensse si juz faa por les apariencas, st tenga en cuonta la pasion y srt gue se ponia en le denn, ro era solo en estas apariencias donde fundamentar us temeres Hoy, como onteaees puedo asegurar a Largo Caballero que su persona, Para todos era sigratia en aquel momentoy que adie, salvo con fa palabra, hubiese testo tad ‘conten él, Mas sin: sy por deagracta para Hosottos, hubles venido i’ poe, por deters Gero a alunn but dnd su vida aque para todos nosotros tina cussion de dfn dad que nada le pests, nl an la devencion, Por este temor fueron tantas y tan tinusoses las precallclones toma ero cuando se hid més visible en 6 la in quietud que fe dominaba fu cuando, termineda Ia reuniOn, re acondoregresar a Barcelona «eqn, to rivet por nie pos sare, ode fscasean Tos cminosysenderos. | Segui yo, dindonos cuenta del ostado de fnimo de Largo Caller, y al mismo. tempo Por suavizar en la conversacién particular algu- has durezas de lenginie weadas hacia € en Ol cr #9 de ln dnc y tambien por er nosoton Aqienes mas le eonociamos y tos que te habiae tos ncompafado a la teiniom, nos acercames & ly te invitatos a marcha junior, Gruzamos apie toca la parte trasera de 1a ‘montana de Las Plans que conduce a Valvidrie- "2,9 despubs descendimos po oe atjos hast 61 | limite de Ta carretera que conduce a la montaiia, que es donde tiene su parada final ol tranvia de Sarr Pero antes de llegar aqui indicamos a Largo Caballero que serfa conveniente separamos, pues nosotros éramos mids congcidos que él de la poli- Gia bareelonesa, y-si tenia sospechas de la roux nion celebrada, y estaba al acecho, o bien en simple servicio de vigtancia, él podria librarse de ser detenido con nosotros, ; Nos despedimos con un ligero apretin de ma nos y répidamente se alejo en la direccibn indica: dda, ¥ debié respira: trangullamente cuando, ya en el tranvia, quedaba atras a pesadilla de aque la horas de discusion tumultuosa y agitada, Mis tarde, la conyocatoria de la Asamblea de Parlamentanios dio lugar a que nos relacioné semos con Pablo: Iglesias, de cuya entrevista fquardo imborrable recuerdo. En au calidad de presidente del Partido Socia- lista y de la Union General de Trabajadores, estar ba al corriente de las relaciones que teniamos nosotros con la iltima de las orginizaciones mencionadas. Como es natural, apenas supimos ‘ue habia legado a Barcelona, cordamos entre- ¥istarnos con é, tanto para indicarle la necesidad de que la U. G.'T, acelerase el ritmo de In prepa. racibn del movimiento acordado como para in formamos y saber su opinion respecto al result do que la situacion ereada por la Gonvocatoria de quella Asamblea pudiera tener, 5 ‘Acudimos « la reunion los eamaradas Segui, Miranda, Valero y yo. 62. Hecha la presentacién, le expusimos nuestros propésitos. Nos escuchd con aire displicente, lo que, a decir verdad, nos molest; pero no quis mos darnos por enterados, Enzarzados en J8 dis. cusion, a cada afirmacién nuestra al decirle c6. mo procediamos, lanzaba una exclamacion de asomibro, extrailéndole la rapidez con que obrie amos y lo expedito de nuestros procedimientos ara preparenos cuanto antes. Pero él no soltaba prenda. Invariablemente Contestaba a nuestros requerimientos dieiendo. que ellos no podian obrar asi, que no podian, y debfainos, por tanto, atemperar nuestra activi. dad a lo que aconsejaran las eizounstancias, Ins timos dieiéndole que nosotros lo veiamos de otfa manera y que el ambiente nos parecia favor rable “—Ustedes, los obreros manuales, 1o ven asi; ero nosotros, los intelectuales, lo vemos de di ferente manera,” Estas palabras, rigurosamente historicas, di- has en tono paternal, como dandonios un conse 40, al par que ahuecabo la vor, como si él mismo Se escuchase, aeabo con nuestra paciencia, Y tras unas palabras banales, nos cespedimos un tanto desesperanzados de que ellos hiciesen nada mis elo que habian hoch hasta entonces, En el movimiento de agosto tomé parte activa en los sucesos de Ia calle. No. soy valiente ni maton, Soy ineapaz de atacur a nadie, por él Tespeto que mis semejantes me merecen. Peto. era aquél un movimiento revolucionario del pue- blo, ¥ yo, que habia defendido ¥ propasado la 63. necesidad de que se hiciese, tenia el deber de salir a Ia calle a hacer honor @ mi palabra. Delegado por la organizacion como individuo. de exilace entre los diversos elementos que po- ‘fan intervenir, enteé en relacion con los separa- tistas del doctor Julid, y con los catalanistas de Macia, y con los republicanos de Marcelino Do- mingo. ‘Con Macia tave una primera reunion en ta Maison Dorée, que entorices estaba en el lugar que ocupa hoy Ia banca Arnis, en la plaza de Cataluiia, esquina a a rambla de Canaletas, En esta entrevista se hallaban presentes Angel Sam- blancat, Jaime Brossa Y Mallafré, empleado este {iltimo tel Ayuntamiento de Barcelona. Expuse f los reuinidos mis temores de que si no se inten Sificaba el movimiento fuera de Barcelona, seria- mos vencidos sin ningiin resultado provechoso. ‘Convinieron en que tenia razon. Y después de madurar planes y proponer soluciones, que cada cual debia tratar con los suyos, quedamos en. Yernos nuevamente al siguiente dia y entrevistar- hot con Marcelino Domingo, Reconocieron que fa situacion era grave, pues corrfan los rumores. de que apareceria un manifiesto firmado por Cambs y Lerroux dindole otro giro al, movie miento. ‘A la noche siguiente nos entrevistamos con Marcelino Domingo en una trastienda de una planchadora de la Calle Muntaner, donde fue de Fenido la madrugada de aquella misma noche, Hablamos ¥ concertamos un plan. Nosostros: ‘nos comprometiamos a mantener la huelga gene 64 ral toda la semang; Marcel ana; Marcelino Domingo, por a Part, se compromot a redacar un manifesto Wibante indo «la opinion pableny a revocar Gren daa 8 amigo de Tero que as en Barcelona no se proclamase fa Rep, blica que ellos no hiieran nada, natant oy caniio, para quo w lanzaran fale nme lament, ¥ Mais comprometiastraadanse 2 ons Blancas, amar es hombres que pier ¥-con ellos divigine a Barcelona, sublevando ane tet todos los pueblos por donde passe lGoteetiado tl plan, ns separnmos, ¥ ya en la all, recaptulando. ms impresiones deo que Veta, comprendi que Macifeumpiria si palabra e amar fou hombrory lanza con ein a ventura concerada, aungi ello Te Costar Ia prend que no vais ptiaes aman oe Icha en la calle'0 eel campo te tensofeaba i en el eampo le atemon szrlamente, ya on la revolicion, tf papel de iscelino Domingo seria el de agiador fon Ia plums," edaciando proclamss, “manifistoe Suunto sive pr fran cleotide lat fen pao lo ee lj dl fmt Ge fa la calle, del lugtr donde re ma !nuete Papel tly necro en todas le gare, let Conmociones populares, Pero no servangura set all de ns topa combats no tra és el hombre que con su copa ef fam f lena al malt de ne poncones enomigs olueionario, 8i, pero lejos del chasquido #20 ¥Y peligroso de as armas homicidas, ts” "°° ‘haro esté ue cada uno es como es ¥ no co- 65. mo quiza él mismo o los otros quisieran que fuese. Y como yo saqué esta impresion, Ja ex: pongo con Ta misma sinceridad que la eoncebi fin dnimo de ofender a nadie. ‘Terminado él movimiento, hube de eseapar de Barcelona, Me refugié en un pueblecito de Are- gon, en Albalate de Cinca. Pasé un mes; pero las Sospechas que despertaba mi permanencia en el pueblo me obligaron a rogresar a Barcelona. Con precauciones reanudé mi vida de actus: elon. Inquiti para saber si estaba reclamado por flgtin juez militar o civil, ¥ los informes fueron negativos, Mas tarde averighé la caus, Entre los muertos habidos por aquellos sucesos hubo uno al que no pudo identificarse en los primeros mo- mentos. Y la potlefa 0 alguien dijo que el muerto fra you Fuera esto 0 fuera otra la causa, lo cierto ‘65 que no estaba reclamado por ningin jez, ni civil ni militar. : ‘Normalizada en parte la situacion después de los sucesos, comenz® Ja reorganizacion de los Sindicatos y la incorporacion ala vida antigua de Ja mayoria de los elementos, a los cuales un Logi co edleulo de prudencia tuvo alejados durante un poco tempo. 4 Tn lo primero que se penso fué en reanudar la publicacion de Solidaridad Obrera, diario. Pero fas dificultades eran muchas, pues as de orden moval se unfan Js de orden material, Sin ember las més diffciles de vencer eran las primeras. *rlotaba. en el aire una acusioion tremends ‘contra el diario de la organizacion sindical: que Cobraba de la embajada alemana, Era cierta la 66. Se or te eee acusseién? Loe, Pero vayanion por Aelaremos extremos hasta ahora un Doce tee, ook "El diatio Solarded Obra atrreaba una crisis aguaatma Lor Sindcton, con fee es conto de aus disparage thc a al perio, wo logan cate nee loca le organzacion tn le dager ey on in publican dl dio o bien ert ea, Muchos consderben una canegense ogtae Pos, opt por lo aegunio ee meee es tiles eno londe cab aes ren Mente hablan sto rechassten Adee Ie Grane copes at ates nt i Ja redaceién y en la administracion ‘para que ise cuanto es pareira mero Renee dit pore’ bate acon se ea ao Ie ofganizadn no so preceupase nee ine ton tls onl oden a os dence el diario pubica Mac atnssosnenec tn tata intorvencion de ios Sindleatos daris lit a fel aiministracton dl porsaigs Can diindole dinero va ued eae it oraninacign y ela devin ss cere Pas el df gue aso tae tbrovechari del beneic siege raga fre calla y aun deseulder sun bere ae tar cumplir ls obinions que de cioae Yai coment la cos. Cuando lo inivion au desempetaban los cargos de sasinrtiogy thrector uéwon que a opsatasaor ae Sus deberes y paliabs fat por in ae or dios econdmicos, en vez de confesarlo dignamen- te y Megar a la suspension del diario si era preci- so, optaron por el camino tortuoso de aceptar dinero del servicio de espionaje aleman. Pero hay que hacer la justicia debida. No todos los redac- tores y el personal de administracion sabian el origen del dinero para sostener Ia publicacién. Lo ignoraban por completo, Era cosa llevada si- gllosamente por dos o tres individuos nada més Naturalmente, que a poco que hubiesen querido 16s otros lo hublesen averiguado. Pero el exceso de confianza los hacia aparecer como complices de una inmoralidad de la que nada sabian, Bl procedimiento seguido para aceptar Ins can- tidades que el espionaje daba fue la publicacton de artieulos muy bien documentados acerea de Ja emigricion de obreros espafioles a Francia. Quien quiera enterarse puede consultar Ia colee- cién de Solidaridad Obrera de aquelia época, ¥ lo verd, Se hizo una intensa campafa contra la temigracion. Y, ademas de intensa, documentada. Pues bien: las notas para documentacse y alguna. vyez lot articulos ya escritos eran entregados al director de Solidaridad Obrera por tn agente del fespionajé alemin en determinados lugares de cita que se daban. Frecuentemente era un café. Y ‘eon los articulos y las notas, el precio cortespon- diente y estipulado, abe decir también que la organizacion nada sabia en coherelo, aunque las sospechas fueran acentundose cada dia, Motivado por esta desconfianza y otras de or- den interior, se planted en la organizacion !a ne- 68 eet ronovar arden de dao, pus la que habia estaba destereditada por comple Era tal Ia mpopulardad del dari en los roplos imedios obrerom, que e Sindieato del Arte de in Drimir 85 cartels en las calles aconsejando alos Teabajadores declarasen el Boicot a Solidaridad Gbrera, al diario que pagaben los mismor que declaraban el boicot, y que era suyo y de tos demas trabajadores “Reunida la organiacion, nombrose una com: sion eneargada de busrar tn director, Yo form ba parte de ela, Buseames en vano. Nadie queria hacerse cargo del diario, Todos teconoctan que quello no podis seguir, que era intolerable, que nos deshonraba ante la opiniGn y ante ta'eone Glencia: pero legado el momento de hacer un Secrificio para terminaro, todosse echaron atte Y¥ nadie queria dar a cars Habiamos frcasado, pues. Cuando no vimos ya ningin horizante aiereo,dispestos, sn em Bango, a persevear em nuestra acitud de evtar Jo que aucedia, sun cuando queriamos dar por ierminada nuestra mision, deelinand el eneargo para que otros prosigueran las gestiones empense das por nosotros, ino de los componentes e la combsion mmssiaen mantener und propuestahe- han feos anteriores, y au hai ko rechazada 1 instanciss mass que me encase Yo de In cirecein del cir, Insist en mt mega Ya. La Tundaba.prinepalmente en ani napa daa para el desempeno de cargor “sorb un Srticulo —decin yor bins pero dirigt el diario, {ener sobre mila esponsabilidad de tna public: 69 cién de tal naturaleza, no. No puedo ni debo ‘aceptarla”” —anadi— Insistio el camarada pro- ponente, y a su propuesta se sumaron otros. Re- conocian, sin embargo, que mis escrapulos eran Tundados y atendibles mis razones; pero no ha- Dia otra salida: o aquella 0 el fracaso. ‘Les rogué desistieran retirando la propuesta, y * cuando algunos estaban dispuestos a complacer- me, el camarada que la hizo dijo que 61 presenta- ria voto particular, sosteniéndola, al informe que hariamos de nuestra gestion. Ante su repetida insistencia, reaccionaron los demis, y yo, por no prolongar més aquella situacion embarazosa, aca- bé por aceptar el sacrificio que se me imponia. Pero condicionandolo, ‘Convocada la asamblea de la Rederacion Local y de Juntas y delegados de Sindicatos para dar ‘cuenta de nuestras gestiones, la comision expuso ampliamente cuanto habia hecho, reconoeiendo lo infructuoso de sus gestiones y consultas he chas a diversos camaradas, declarando que La tni cea solucién era la de aceptar su propuesta, 0 sea que fuese nombrado yo director del diario, aun que condicionando en la forma que yo propuse. Y la asamblea la acept6 por unanimidad, No asi Ia redaccion y administracion del diario, quy die- on muestras de disconformidad. Pero [a asam ‘lea impuso su criterio y quedé nombrado disee- tor, ‘La salvedad que yo hacia era la siguiente: yo aceptaba la direccion oficial del diario, pero sin sueldo. Seguiria trabajando en mi oficio y en mi ‘casa, como lo hacia hasta entonces; y por la tar- 10 de, desde las seis hasta las doce de la noche, dedicarfa todo ese tiempo al diario, revisando, ‘originales, ssleccionando los que deb fan 0 no pu. blicarse, marcando la orientacién del diario; en. luna palabra: desemperiando las funciones inhe- rentes al cargo, Qué pretendia_yo con esta proposicién? Suavizar_ una situacion que efa violentisima y evitar, con mi intervencion directa en la selee- ‘ion de! original, que siguieran publicdndose los articulos y notss que enviaba el espionaje ale- ‘man o los art iculos escritos con aquellas notas, Evitaba también el despido de la redaccion que habia, y moralmente, con mi prestigio en los medlios sihdicales, venia a cubrirlos a ellos, ha: ciendo que desaparecieran las suspicacias, que se olvidaran los resquemores y que todo volviera a su cauice como si nada hubiese ocurrido, ‘Terminé la asamblea ya muy tarde: a las dos o mds de Ia madrugada. ‘Al dia siguiente por la tarde me presenté en la redaceion para tomar posesion del cargo. Pero la redaccién, el direetor y el administrador y el per sonal que le ayudaba se habian reunido y acor- dado no darme posesién del cargo ¥ seguir ellos ‘como si nada hubiese acordado la organizacion, Ante su actitud, me retiré, comunicando al Comité regional lo que habia sucedido, para que decidieran. Entrevistése con los camaradas de la redaccién y administracién del periédico el se. eretario del Comité regional, y Ie contestaron lo mismo: que no me daban posesi6n, que antes se marchaban todos. Y tras una discusion Inborioss, a entre ellos, acordaron se convocara nueva re ion de Comités, Juntas y delegados para tratar la cuestion y discutir una proposicion que ellos, hacfan, Para evitar més serios disgustos, el Comité re- gional se avino a lo que el personal del diario proponia, y se convocd la reunion. Comenzada ésta, el que hacia de director pre sent la proposicion, que consistia en que la or- ganizacion concediera un voto de confianza ala Fedaceion y administracion del diario en todo ‘cuanto se Tefiriera a la orientacion doctrinal y. critica que el diario debiera seguir, ¥ a la admi nistraciOn, de los fondos que se recaudaran. ‘cambio de este voto de contfianza, ellos se obliga ban a hacer el periddico como hasta entonces, sin que entrara yo ni nadie, y a que la adminis. tracion diera cuenta de sus gastos e ingresos y que Ja organizaci6n viniera obligada a cubrir el deficit, Las protestas con que fué acogida la proposi- eién no son,para déscritas. ‘Lodos los delegados coincidieron en apreciar que aquello era una bur. la, En consecuencia, no s6lo se ratified mi nom bramiento de director, sino que se destituya a todos los redactores y al personal de administra- cion, nombrandoles sustitutos. Renoyése todo el personal, pues alin cuando a dos de los redactores que habia, a los camaradas Gonzalvo Vitas y Agustin Castella, se les propu: so para que continuaran, pues se tenia la convie: On de que nada sabian de las trapisoncias do Los demés, ellos no aceptaron, Nos hicimos cargo det diario aquella misma ‘maclrugada, ‘Termind 1a reunion al amanccer, ¥ do Ja culle de Mercaders, dene se habla celebra do, me trasladé con mis companeros do redac. cin ala imprenta, y al hacerme cargo del diario, os, con la sorpresa que es de suponer, que no estaba terminada la edicin y tampoco habia or! ‘final para terminarla; que no habia papel para la trad del dia siguiente, lunes, pues nos hallaba ‘mos en la madrugada del domingo, y lo que era més importante atin para nosotros: que no habia, hi un eéntimo en ta administracion del diario, ni erédito, pues et poco que habia no nos perte- hecia a nosotros, sing a los que habian salido, La situacién, como se ve, no era brillante, Pe- fo con buena voluntad y deseo de sostener nue tra obra, podia salirse aitoso, Hicimos frente a 10 que se nos presentaba, ‘Terminamos el periédico sobre la marcha, im: rovisandolo todo, Durante el dia, reunidos v pensando y hacien- dbo, arbitramos papel para ol dia siguiente y dine £0 para los sucesivos, Inguirimos en la administracién para saber c6- mo estaba, y no sacamos nada en limpio. Creo que aun hoy no se ha aclarado aquellas cuentas, ni se aclararan jamés, Ya en fanciones, nos dimos cuenta de que el mal era mucho mas profundo de lo que visto de fuera parecia, La tirada estaba reducida a unos {res mil quinientos ejemplares y muchos de ellos no se cobraban. {De qué vivia, pues, el diario? De los donativos de los Sindicatos, y de los 78 anuncios, y de los ingresos inconfesables. 4 VI ‘Una nube en el horizonte confederal: Bl terrorismo Salvada aquella situactén, conseguimos que las cosas fueran normalizéndose; pero en el horizon- te confederal una nube obscurecia le claridud que debia alumbrar su actuacion: los atentados ersonales, las agresiones contra patronos deter- minados: el del patrono Casadevall, el de Trin chet, otros, en fin, gDe donde venia aquello? aor qué se hacia? gQuién los inspiraba? Yo tenia mis sospechas; pero eon las sospe- chas que yo tenia no podia formularse jui exneto y conereto, La cuestion, por su importan- cia misma y por las consecuenolas que pudiera tener, requerla obrar con la maxima prudenc ‘con facto y ponderaeion, Claro esta que reduciéndolo a una simple ope- raci6n mental, se obtenfa un resultado; pero este 15. fesultado no aclaraba nada. Y la operacion met tal era ésta: gs\ quién interesa la desaparicidn de Ja burguesia y, de los patronos?. A los trabajar ores. Lego Tos alentados contra los patronos forzosamente han de ser hechos por obreros. Pe- ro jeon qué finalidad? Porque la muerte de uno ‘0 de dos patronos no resuelve el problema de la desaparicion de la burguesfa, ¢A qué razon abe- dece, pues, la repeticion de atentados? Me. preocupo tanto esta cuestiOn, que si ‘como 10s demés diatios de barcelona daban in- formaciones amplias y hacian conjeturas y eéleu- los acerea de quiénes pudieran sex los autores de aquellas agresiones, Solidaridad Obrera se limito. f@ la informacion, sin afadir ni una palabra ni un ‘comentario, si no eran para salvar Ia responsabi Hidad de la ‘organizacion. ‘A poco se hizo la luz. Uno de aquellos dias, al rato de llegat a la redacci6n, me pasaron recado ‘que unos compafieros querian verme y hablar- me, para lo eual me esperaban en la secretaria de ln Sindicato eontigua a la redaccion del diario, instaladla entonces, como es sabido, en el Centro. (Obrero de la calle de Mereaders. ‘Me encontré con dos companeras jévenes, a los que conovia bastante y que vein A diario, ya en uno, ya en otro Sindicato, ‘Sin preambulos, —dijeron— vamos a plan- tearte la cuestion, Nosotros formamos parte de tun grupo anarquista de accion, y dispuestos a Proseguir la obra ya empezada, Yenimos a prope: hette seas nuestro intérprete acerea de los Com tés confederates, particularmente del Comité re 16 tional, Nuestro propésito es e sigutente: noso tros estamos dlspuests aatentar contra el patra. no 0 director de fabrica que la organizacion nos treanue que debe uprinise, A cambio de este Sacnfeto que estamos dapuestos a hacer por la Gnganizacion, solo pedimioy que éta nos pague for muton que tangamos y lon jomates pereidos ‘tnd erro qu haya un deposit de ds © tres ml peaclas para, en caso dle que hava neeesdad de hulr porque se descubra’ qugnes Somes, que pueda hacerse Inmedintaments. alguno exemon preso, como supondras, quere- mos que se mos ajtde, Lo que pedimos ya ves Aue es Poco, Lo que offecemos, en cambio, et tnucho. ¥ nos hens drgo ut seguro de que nos ayudaras y que plantearé ala organizacion [o'que te. proponemos, Adem, proponemer due com nosotros tenga teacion tino solo de los Samponentes el Comite y que sta de asalta "Terminada su propesta, les preguté si se da: ban etenta deo que ella repesentabs, de su aleaneo, de las contecuencis que pods tener. Contesiaron aiemativamente'y Con huevos ng mmentos razonaron au proposiion, Les advert due perdian el tlempor pues yo no seeps el Deoponer a is organizacion, ni devenderl, to cue Sg aehaban de dace Le asm e puesta. ¥ yo ln tazoné y ta argamenté como debia, y A ete ~Camprendo, de el atentado personal cuando evel pesto de un hombre queen un me mento dado de fa historia quiere suprimtr a vida 7 de un tirano, de un liberticida, de un sojuzgador de pueblos. Lo comprendo, repito, ¥ me lo ex: plico, aunque no lo justifiqie ni vea en él tanta tficacia como otros han querido ver. Comprendo que durante una huelga o un conflicto social, ‘cuando las pasiones llegan al rojo vivo de la vio- Tencia, que tras una discusion, una disputa o una resistencia desesperada se llegue a este caso, no al atentado personal propiamente dicho, sino a Ja agresion que cueste la vida a un semejante, al ‘que se cree responsable de la oposicion a resolver al conflicto, 0 que traiciona la lucha. Pero de testo, que se ha dado muchas veces en la historia y que se dard muchas atin, desgraciadamente, a Ip que vosotros proponéis, o sea organizar meté- dicamente el atentado personal, media un abis- ‘mo, que ni quiero, ni puedo, ni debo rebasar. Entre vuestro ctiterio y el mio no hay, pues, concordancia. Y aunque queréis demostrar 1 contratio, lo cierto es lo que yo digo y no lo que vosotros provendéis, ‘Trataron de convencerme de lo desinteresado ¥ Gtil de su proposicion. “De lo primero —ahadi~, ni quiero ni tengo por qué dudar, Lo acepto en absoluto y sin la menor reserva mental; de lo segundo, permitid- me que dude, pues Ia historia nos alecciona lo bastante para que juzkuemos con pruebas y ele- mientos sificientes, Por mi parte ~agregué, para dar por terminada Ta visite, tened presente que ‘es como si nada me hubieseis dicho: pero repito que no creo en la utilidad del atentado personal como sistema @ emplear en a lucha social que 78. sostenemos contra la burguesia y el Estado. Mas tarde supe que hab fan hecho la propuesta 11a organizacion, a un Comité, y éate cometié la debilidad de aceptarla, A partir de este momen. to, podemos decir, como César al pasar el Rubi ‘con, que la suerte estaba echada, pero en contra nnuestra,- como los acontecimientos han demos. trado después, ‘Tarea impropia del esquema biogrifico con que ha de completarse la parte que a él quere- ‘mos dedicar en estas Confesiones seria continuar narrando en forma cronoldgica aquellos aconte- Ccimientos en los que he intervenido mas o menos directamente. Aun cuando no fuera sino en la forma que lo he hecho hasta ahora, Por Io mis. ‘mo, s6lo hablaré ya de algunos de los sueesos de mayor importancia y de ia intervencién que en ellos tuve. Dejemos aparte conflictos, huelgas y otras ac- tividados para limitarnos a lo mas saliente, ‘Todos sabemos que los atentados personales contra patronos fueron la tragedia que vivi6 Bar- eelona durante un largo periodo de tiempo. To- dos sabemos también que piblicamente so ha rnegado que la organizacién supiese nada de tales hechos. sta es una verdad a medias. Una de esas verdades que se dicen para cubrir con ella la ‘mentira, Pero el caso es, repito, que se trata de una verdad a medias, La organizacion, cierto es, nada sabia de los atentados que se ometian. Ni la organizacion, hi sus militantes, salvando algiin caso de legitima defensa, como después del asosinato de Segui y 79 “paronas”y de algin otro caso de menor eco en 1 opinion, no se reunio, no tral6, no organizD Jos alentados personales, Ni contra patronos ni contra nadie, Pero si efectivamente Ia organiza: Gian no se reunia nunea pata acordar los stents dor, todo el mundo estaba convencido de que Io atares de fos atentan eran sone y ppagados por la organizgcion y que las wittimas Ealan después de baber sido sefaladas & los ee esitores por quien tenia interés en que ayeran Hay casds aislados que no son af) pero, despa: Gladamente, son Jot menos} los mis son Ton otro los que se pagaban yen los que se mataba s tanto fa pera. : El procedimiento era el del grupo de aceién ue abraba por matar,y el de lon dos 0 tres Individios, @ veces Uno solo, que To ordenaba. Este eta el inductor, «1 verdadero responsable moral os otros era.meros ejecutores, egos Is trumentos de un acio cuyo aleance no compren: dian. Repito que hubo isos desinteresados en Anoiutoy peso repite. tambien que fueron los asia aqui uno de los aspectos de! torortamo batcelonés, imputable 4 Ia organizacion. Pero hbo este'soig? gNo ae desdablo en varios? Quiza seria mas exacta la expresién si dijéramos que tiene matices variados y toma formas diver: fs, segin quién y como se practique Su primer desdoble, la modalidad que ocupa fe] segundo lugar en la énoca terrorista es la ina gurada por la clase patronal. Atentos siempre a decir la verdad, confesemos que fué la reaccion. 80. ue Ia clase patronal opuso al terrorismo de la clase trabajadora. Y como ésta, la clase patronal tuvo sus hombres a sueldo, pago salarios eleva: dos, cotize alto la importaneia y categoria de la leza cobrada, Asi sabemos hoy que por el aten- tado que costé Ia vida a Salvador Segui y a su ‘amigo Francisco Comas (a) “Paronas", se paga- Yon muchos miles de pesetas y se hizo subir a veinticinco milla cantidad, afieméndose que fué tuno de los hermanos Muntadas, de la “Espaiia Industrial”, ya muerto, ef que las pagé. Intimo amigo de Martinez Anido, se le atribuyen otras intervenciones en los sucesos de aquellos tiein- os. La primera manifestacion relevante det terto- smo patronal es el asesinato de José Sabaté (a) “el Tero”. Fue ejecutado por la binda de Brabo: Portillo, cuando ya.no era comisario de policia, luna vez procesado por st intervencion ys cos prestados al esplonaje aleman, “Antes del asesinato del “Tero” hubo otras mar nifestaciones terroristas; pero ninguna tuvo el aleance y la importancia que ésta tuvo. Lo mas que hacian era apalear a algin trabajador que ‘aia en sus manos; detenerlos y ponerios a dispo- sicion de la policia; hacer dé confidentes y de ‘agentes provocadores; colocar petardos en Ta via pliblica; guardar las espaldas y acompafiar a de- terminados patronos; estar al servicio del presi- dente de la Patronal, etc., ete. El organizador de este servicio confidencial’ fue el famoso aventus Foro a quien ge conocid en Barcelona con el nombre de baron de Koening, que no eta batén, 81 ni lo habia sido nunca, Bra un aventurero al ser Mielo del espionaje de fos aliados contra su pro- plo pais, primero, y al servicio del espionaje ale: nde conti sus prneros amos, despues. ecluté la gente de su banda en los bajos fon- dos sociales, Figuraba como eapitan de la cuad- His, como jefe de la banda, Antonio Soler (a) el Matlorquin", ex licenciado de presidio, chulo y Jadron de ofici, y hombre, en verdad, peligroso por lo cuco y descontiado, La deseonfianza en él Tegaba al extremo de no fiarse de su gente. ‘Comenzo Ia banda, como hemos senalado ya, por servir de aumiliar de la pollefa y escoltar a Aeterminados patronos, Se dedicd luego a dete: her obreros, alos que maltrataban de palabra y obra, ¥ después orgunia® los primeros atentados Contra nosotros. Pero falta de orlentacion, o qui G2 acometividad para reslizarios, no pasd de in- fentos, de tanteos, de propdsitos, La acusacion hecha contra Bravo-Portillo de estar al servicio del espionaje alemén y su separa: ton del cargo de comisario de polica dio soli- dex alo que.con el falgo baron de Koening y con ‘Antonio Soler no habla pasado de tanteo més 0 nenos afortunado, THneargado de la Jefatura de la banda Brabo- Porlillo, al poco tiempo mataron al “Tero”. Era Ta primera victima que caia. ns ineidencas que fodearon este aesinato y Ja forma ignominiosa en que se cometio no inte: ‘str elatilog agus son this propios de Una his toria documental sobre el terrorismo que no de tin trabajo como el que hago. 82. PEED vt rove ee ey ee Tavergia detncar, sin embargo, gus el anesinae to dol “Te1o™, onze por ta banda eapie neada por Beavo-Portilo,y ene que tome pare ano cy ise un Rete bani de ato le Barcelona prestando su, coche findolo par evar “Toro kgae dat sk Hato, era el eomonzo dela realizacon del plan onganizado por la clave patronal, plan trazado ‘hinuciosamente, subyencionado. con importa, tes cantitades aportadas por Ja ease pateonal 9 dhstinado al exterminio de is indies de Ik onnizacion que estorbasen Te banda yd a ser umerosa, ¥ su retebu ion era de quine peseta diaras de Joma. Los alentados que se eometieran se poyarian apart Bra la industaliancion de la matanza de hom: bres Dividida en dos o tres grupos de accién, cada uno ctuaba a In Ordenes do su jee natural ‘quien recbia ins ovtenes del ete inmediato, el x comisani de pollo Brabo-Fortilo. “BL aeina do abo orto, curl en leno dia yen un eallé de una basiade Popul fa de Barselona, de: momento mo paraiastg actividades de Ia banda mn quebrants Ta Unidad de sus elementon, pero le vest9 uno de Toy apor vox mis importantes que tenia y desplag® fos actividades, Be : rai Brabo Fortilo era una ayuda muy especial Bravo-Forilo acuiaba con toda inpanidad. A su injeiatva se debid sn dia ta detencion tas indo ala joftura de palleia de uno de fos here nos Roea (ote), del Arte Fabyl y lexti El 88. ‘ sic descontnto a prov ta ate i ptr a vets adiuar ia fhevenotme, pues Roca, delegado por el Sindica: A eae al cariatarege a ota wet: Wsu detent mtr ceeiite aa oan ee aa mPa elt ection anti uenador 9 ede pli cxdeto a bead te Roy, ho ena ce fnenl ode uments Bao RUUD Beige cdo on que wed mec Forte a Gates Ona a cy babe eee na rf Este incidente, baladi en otro rmemeal Sg aon, ek damente to stan gue Bsc ereyeNcaatey muon nena yeu ae an ceca neat a roel nepenicenonsre eninge 3 Poco tiempo Herre de ser seals Ba [abate eieredne aan aeter SE ea ae sr tuat on clin pio de toe Se ee ee aa SE eee tie eae BE ee cues ae nr abe souia, por ott parte, «a done aan, etme: prnal el delve Qu Siac Manon oe Se potas ge te otset.2 Sinus que canine a to, tated des ae ef seo en onan Se nat cancsc 84 lucha daba sus frutos, comenzaba a ser eficaz Pero en el momento en que por la accion enérgiea de los que combatiamos el terrorismo gn el seno de la organizacion obrera eaminaba 6ste a su desaparicion, arrastrando en su caida al ue organiz6 la clase patronal, euyas victimas ‘hasta entonces eran pocas, “el Tero” y algunas mds, surgio el terrorismo gubernamental. 4Como explicamos este rebrote de una ende. mia a todas luces en plena desaparicion? Si el terrorismo obrero decaia y el patronal también, altos va de ambiente y de otras circunstancias que les permitieran desenvolverse, gpor qué y para qué nacia el otro? ;Qué cautas y motivos lo justificaban? El de los obretos iba contra los patronos; el de los patronos iba contra los obreros; posicion comprensible, y l6gica, y explicable, sise quiere; ero el terrorismo gubemamental geontra quien tba? {Contra los obreros? Contra los patro- os? Contra unos y contra otros. Y ni contra lunos ni contra ottos, Por paradéjico que parez- a, el terrorismo gubernativo iba contra obreros ¥ contra patronos, y no iba contra obreros ni Contra patfonos. La explicacién de esto, que pa- fece un rompecdbezas 0 una charada de'semana: Hio humotistico, es clara:.iba y no iba contra unos y contra otros porque el terrorismo guber- nativo era al reyés del terrorismo patronal o del terrorismo obrero; éstos eran terrorismos de cla se; y el que nacia, amamantado en los sencs ubi trimos del Poder, era fundamental y esencial- mente politico. El terrorismo barcelonés cambia 85, tba, pues, de color, entraba en su tercer avatar, Ta pasion politiea iba Hluminarlo con sus ¥es- plandores. ‘Las primeras vfctimas que cayeron y la signifi- ceacidn de los ejecutores lo dice todo. Aclaran las ‘duds, si alguna podia tenerse. Jose Canela, metalirgico; Batalla, albatil, y don Franeiseo Layret, abogado, pero republica- tno eonocidisimo, hombre que no reeat6 en ni fain instante su odio a la reaceion, su aversion, su Fepugnanela por lo que venia sucediendo en Bar- Celona, fueron las primeras vietimas. Procisa que al sacar a relucir estas cosas vistas ya a través de los afios que nos separan del mo- ‘mento en que ocurrieron,se digan sobre ella to- das las verdades que se sepan. Porque diciendo estas verdades podré enterarse Ia opinion y expli- ‘earse Io que, sin decirlas, seria poco menos que imposible de comprender. ‘Los Sindicatos Libres, ficeiGn que sirvid para engafiar a Ia opinion piblica espafola, haciendo fefeer que para acabar con el terrorismo del Sin- dieato Unico los mismos obreros, pero que no pensaban como los que orientaban @ aquél, has Bian organizado otros Sindicatos, y a los actos de fuerza y de terror respond ian con otro3 xetos de terror ¥ de fuerza,"no eran sino grupos disper- 508 de la banda organizada por la patronal y en Cuadrados en unos minGsculos Sindicatos catoli- ‘cos que existian en Barcelona, de cuya direcoton ‘se apattd a los que la ostentaban hasta entonces, ¥ se les cambié de denominacion. Esta.es la ver~ dad pura y desnuda. 36 ‘Precise que digamos también que ta designa- ian de Martinez. Anido para el Gobierno civil de ‘recedida de un plan de ataque oflag alee 4QuE relacion tenia el proyeétar el asesinato de tantas personas, entre las que habia abogados, médicos, pequelios industriates, periodistas, ox oneejalés, ete, eteétera, y tithajadores, con el terrorismo obrero y el patzonal y ton la lucha de clases que habia dado vida a los terrorismos? Ninguna, absolutamente ninguna, Esto ya por si solo. obliga a pensar, y prueba, que el nuevo te ‘oriamo, o/sea la faye en que entraba el teroris mo bareelonés, tenia muy poco de comin con lo que el terrorisma. habia sido hasta entonces, Quiero decir que se desviaba tomando otra direc. ibn, atrayendo au orbita nuevos elementos. 'No persist an ella, Por razones complejs y aitictés de tesla, abandon® sus planes prim tivos, y lo que eoimgnz queriendo ser una noche de San Bartolomé de politicos de Le politica aquierdista bareelonesa, y del sindicato. més Prineipalmente, aco siendo lo dltimo nada ‘Ocurtid, pues, tod To contrario de lo que se hadichos dengue sesuponis. realmente fae su lu suposteon Pero no fue sin que los crucles iniladores del terrorismo politico ¥ gubemamental se Hevaran algo entre Ths manos, ¥ sin que los ejecutores @ inspiradares sacrificaran algunas de las victimas aque al concebjr su plan fueron sefialads, Bay dos casos: el de Layret y el de Uiled. Yat a7 este diltimo no muri6, cost, en cambio, Ia vida a Lastra, que le acompafiaba, Pero, glermind aqui, con la nueva modalidad adoptada, el datio que eaus6 a la organizacion el terrorismo? No, En modo alguno. Toda aquella podgedumbre moral nacida en toro al tertorts- mo obrero, al patronal y al gubemativo, aos re servaba algo nuevo, algo en lo que no hubiera mos pensado jamés. Y a quien dude, s6lo le dire: ‘mos que tenja en cuenta los hechos ocurridos osteriormente, El acoso, 1a eaza a los sindiealistas y la certeza que tenia ya la-opinion publica de que los aten- tados contra patronos se fraguaban en nuestros medios nos hicieron mucho dano, sembraron el temor y el disgusto en los medios sindicales. Ha de reconocerse asi, porque es la verdad de lo. sucedido, ‘Sin embargo, lo peor no fue lo de los atenta: dos. Con hacemos mucho dano el que la opinion ppibliea tuviese Ia certeza que se cometian por individuos de la organizacién, No nos hizo tanto, dafio como el estado de cosas que se derivo de tanto tiempo de violencia individual y colectiva, y de desmoralizacion desenfrenada. Pues cuando e} cometer atentados comenzo a ser negocio, poco Iuerativo y, ademas, peligroso, se puso en rictica el atraco, a pretexto de obtener medivs econ6micos suficientes para hacer frente al te. rrotismo dé los Sindicatos Libres, para proseguir a obra de propaganda social y de preparacion reyolucionaria. ‘Siempre en honor de la verdad, diremos que la 88. mayoris’ de individuos que intervinieron en los atentaddos, por causas que no es del caso exponer Aqui, volvieron al taller y siguieron su vida de asilariados, empufiando la herramienta de su profesion. Pero una minoria, no. Bsta le tomé horror al trabajo y deserto totalmente de su puesto de obrere laborioso. ‘A esta minoria se sumavon elementos nuevos, de procedencia ignorada, pero que, de acuerdo fon {a nueva modalidad adoptada, comenzaron Jos atracos Primero fue, como hemos dicho ya, a pretax to de ayudar ala organizacion, alos presos y a la propaganda, sin que, como es natural, ese pre- texto fest algo mas que supuesta intencion, Dulesto que, salvo en uno 0 dos easos, perd vulne: ando. acubrdos tomados por Ia organizacion, fcept6 un Comité Pro-presos unas pesetas, pro: ducto de un atrado, para pagar los gastos de de- fensa en un juicio qué no era por atraco. Para justificar acitudes que de otro modo se- rian injustifieables, se ha dicho alguna vez en Yeuniones y al ofdo de individuos, ' alin se dice hhoy, que una gran parte del dinero de los aracos. cometidos antes de la caida de Ia Monarquia iban a Ja organizacién, que evan para ayudarla ‘Tod eso es pura farsa, Mentira que sirve & pro: clamit virlydes que no se tienen ni se sienten En aquel periodo los atracos eostaron a ls ors higaei6n muchos miles le pesetas en gastos de Drovesos, pero no obtuvo ningin bencficio. ¥ onste que lampoco los queria. Pues las transgro- siones que se cometieron aceptando el Comité 89. Provpresos dinero de esa provedencia lo fueron fn detrimento de acuerdos tomados, y fueron ‘cometidas a espaldas de la organizacion, sin darle de ellas conocimiento. | Sin embargo, se ha dicho y dice lo contrario, Y¥ se ha ido mds lejos. Se ha dicho que, ademés de Ia organizacién, individuos destacados de Ia misma se boneficiaron con dinero de los atracos. Y mi nombre ha jugado en esas afirmaciones. Individuos, cuya moralidad e intenciones conoz. 0 suficientemente, han afirmado estos tiltimos tiempos, particularmente desde que resueltamen- te les he negado hasta el saludo, que si ellos hhablaran, yo... dejando entrover en sus palabras que por mi parte hubo tolecancia o granjeri, Los que tales cosas dicen saben que mienten; pero partidarios de la sentencia jesuitica de que @l fin justifica los medios, no han vacilado en propagar la infamia que de individuos conocidos Ge Ia organizacién, si ellos hablaran, dirian cosas interesantes, como tampoco se han reeatado de decir al oido de muchos jovenes inexpertos que {racias a ellos y a los medios que aportazon ala Organizacién, ésta hizo cosas que de no ser asi no hubiera podid hacer jamis. Pero la verdad es que el deserédito, el hundimiento de la organiza- idn ha venido justamente por esos hecos y esas inmoralidades, Pero ya que mi nombre ha sido. puesto en juego por esa genie, “confesemos” lo sucedido para que cada eual sepa u que alenerse Cierto es que yo tuve rlacion con algunos de los atracadores de aquel tiempo. Que conocta a Ja mayoria de ellos. Que tenian entrada en mi ‘casa. Que fui con ellos por Ia calle y Ios trataba comio a camaradas y compafieros. Pero hice todo esto, al principio, porque ignoraba que lo fuesen, 4 Geppnés, por ‘eile y en benefcio de let En ol primer caso yo no podia sospechar que {ntervinieran en atracos y que continuaran man- teniendo mi amistad; viniendo a mi casa indivi duos con los cuales, en discusiones, yo habia ‘combatido el sistema de la expropiacion, practi- eado antes que en Espafia, en Rusia y en Fran- cia, con resultados negativos siempre, Por eso los adinitia y trataba, Ademés, eran militantes de la orfanizacién, algunos con cargos representativos, To que me obligaba a velacionarme con ellos. En el segundo caso, 0 sea cuando ya llegué sospechar y, més que’ sospechar, a adquirir la conviecién de que fo eral, entonces mantuve es relacion por edlculo, ¥ no slo es que mantuvie- 1a relacign con ellos y entraran en mi casa. Hay ‘mais, En algunos casos, por salvarles de Ia policia, ‘puse en peligro mi propia libertad y llegué a ex: ‘zemos que, de haberse conocido, me hubieran acarreado, no sélo el desprestigio moral ante lx ‘opinién, momentineamente, es cierio, pero no me hubiese librado de él, sino que quiza me hu ‘lesen Ievado a presidio. Pero hacia esto y me comprometia sin haverles ver que supiese las catisas que motivaban sus apuros y sus agarradas on la policia, acudiendo al conocido socorro de las arbitrariedades policiacas y eargandolo todo fen el Haber de la incapacidad de las autoridades. aL Que yo hiciera esto, que les prestara esta ayuda ‘moral, que evitara su caida en manos de la justi- cia, no implicaba aquiescencia a su modo de pro- cceder, ni asentimiento a lo que hacfan: era mas bien deseo de evitar lo que resulté inevitable, 4QUé por qué obré asi? Quiero decitlo. Yo he practicado siempre que he podido el principio de hacer bien a todos: amigos y enemi- gos, sin preocuparme de cémo pagarian unos y Otros el beneficto o el bien que les hiciese Esta norma de conducta, no olvidada jamas, voluntaria y conscientemente al menos, observa: da invariablemente para todos cuantos indivi- ‘duos se han acercado a miy cuando se tratasede ‘companeros en ideas es natural que la acentuase fen sentido favorable a ellos. Por lo que Ilevo dicho de mi conocimiento en lo referents a los atentados cometidos en Barce- Jona, se supone fundadamente que, si no a todos los que intervenian en ellos, si conocfa a muchos de Jos individuos que los ejecutaban. Y, como he dicho ya més arriba, conocia también alos quo, comprensivos y desengafiados, abandonaror aquel camino y se reintegraron al trabajo, como conocia a la mayoria de los que, horrorizados por la vuelta al taller a trabajar ocho horas dis- tias, ganando diez a doce pesetas de jornal, pre- ferian confiar al valor y-al tiro certero de su pistola el ganar en unos minutos lo que trabajan- do no se gana en aos, aunque ignorara si real- mente eran ellos los que se dedicaban a tan equi vocado menester. Mi deseo era aclararlo. Habja Indicios por de- 92 iis sospechosos, que podian condueirme a la corleza, pero no pasaban de ser indicios. Y esto no era bastante. Empecé mi labor de averigua- Por otra parte, de ser ciertas mis sospechas, yo consideraba a estos individuos equivocados, caf dos en el error, v del que era preciso ayudartes a salir. Y dispuesto a hacer lo que pudiera en ese sentido, cuando ya tuve la eerteza de que lo eran, atinque ellos no me lo confesasen, no sélo no quise romper con ellos mis relaciones, sino que segui manteniéndolas, hasta si se quiere, mas Cordialet que antes, en apariencia cuando menos, Los encontraba en la calle, en los Sindicatos, en la redaceion del diario, péro ni ellos ni yo hiaeiamos mencién de los atracos, si no era para comentar las incidencias que rodeaban su eject ion, alabando siempre el valor y la destreza que ponfan en ejecutarlos ‘ 1a dificultad estaba en llegar a la conviecién absoluta de que fueran ellos, unica manera de poder obrar yo eon aolerto y seguridad. ¢Tener lung prueba? Como, Mantenidas las relaciones en ese plan de cor- dialidad, y hasta de tolerancia, debieron llegar a Suponer que yo, no s6lo no los rechazaria si me lo declaraban, sino que, quiai, justificando sus propositos de que lo hacian en tavor de la propa. ffanda, podia convertirme en su encubridor mo Tal, que en el fondo es asentimiento. ‘Seguros de que aun cuando lo conociera todo no romperia con ellos, y lo més que pudiera passe seria que mostrara mi disconformidad, y 93. hasta quiz para convencerse mejor acerca de Jo que yo pensaba, como sondeo, sin duda, un dia, fen mi casa, después de una discusion acerea de otras cuestiones de organizacion, de los atentar Gos, atracos y demas, surgio la confesion y ade mas de la confesi6n, la propuesta, Claramente se ‘me dijo que tenian unos miles de pesetas y otros. que pensaban tener al dia siguiente, y querian que fuese yo el depositario de ese dinero. No hhice el menor gesto de extratieza, como aquel ‘que considera natural lo que se le propone. Y sin vacilaciones contesté que me lo pensaria, como sino diera importancia a la cosa. Animados por esta actitud, que les parecid favorable, me habla- ron de sus proyectos: el mas préximo debia rea- zarse al dia siguiente, Y se realiz6. No fallo su afirmaci6n. Claro est que ni ellos cumplieron su. oferta de traer a mi casa dinero de esa proceden cia ni yo lo hubiera aceptado, ni se hablo nunca mis de tal cosa. A partir de aquel momento, sin embargo, la situacién se mostraba despejaca, Ya tenia la prueba, ya sabia lo bastante para adoptar una Ifnea de conducta relacionada eon mis propési- tos personales. ‘Siempre en el terreno de la cordialidad, traté de convencerles de su error, aunque sin herir sus susceptibilidades ni obrar de modo que se ale} ran de la érbita de mi influencia, ya que mi pro- posito no era otro que hacer lo necesario para sustraerlos del ambiente en que se desenvolyian, ® invocando la pureza de las ideas, y mis que esto, la de la propia estimacion, atraerlos al ver: 94 dadero camino de la cha octal, en el que de tempsfarian lane papal por sis condone personales. Queso no Tos reehszaraduramente-y no mos fara eridena en el orden personal para con los filtres cle tales hecho ls hizo rev qs con ol. Seng haa “it goa” y contnati m amistad para con ello 1otmismo que en el past do. i : i Pronto me convenci de mi equivocaeion; pronto legué ala conclusin de que ada o muy poco podia face, Ung sere de cosas qu pas Di, entre las que merece destacarse vida dst pada y'dispendiosa a que se entregaban la may o- a de ellos y'Ia lives y degpreocupacin eon fue trataban a loa dems y basa ol orgullo que fenian, pues a todo el mundo miraban por enc mma del hombro, me lleva ly iden de examinar Seriamente sino me esponia a hundinme yo que- Tendo salvar a quienes daban muestra de-no tener salvaclon, a quienes quiré no interstba nt aquerian salvar, Sin embargo, por el momento, esto era inns ficiente pare renunciar'« ayudatos salir del Seyuimos rlacionindones, viniendo elon mi casa, acompsfandome por la alle, romo s! Yo lgnorara todo fo relacionsso con su modo de proceder. No. faltaron compareros de 1a. organzacién que mo avisaron, comunic’ndome sus sorpectag, ‘Mo savirteron de los rumores'y del convene: lento que se ienia en los medion sindlales de 95 ‘que aquellos individuos eran los autores de los atracos. Generalmente, yo négaba. Me hacia el desen- tendido. Como si no supiera nada, y afirmando ‘que sospechaba estaban equivocados quienes pensaban de aquella manera, Como insistieran Fopetidas veces acerca de los rumores de la calle, yo prometia inquirir lo que hubiese de cierto. Ta razon de la insistencia de los camaradas due me. avisaban ge fundamentabe en que s1 flyin dia se 10s cogia in fragan ti, al conocerse el nombre de los autores, mi prestigio moral, y con 41 el de la organizacion, sutririan quebranto, y fea preciso evitarlo, Por eso yo les prometia en- terarme, y si me convencfa, obrar. i Razonadas estas advertencias, comprendi que 1 juego era en extremos peligroso, no solamente por lo que a m{ se referia, sino por lo que afecta- Se ala organizacion. ‘Acoptando el supuesto de que un dia se supie- se gue aquellos individuos eran atracadores, y, ue tuna You sabido expicas yo Ins reactonét tenidas con ellos y las causas y' los motivos por- que las tenfa, la opini6n pilblica y los camaradas me disculparian reconociendo mi buena inten- cién; pero nudie evitaria el mal causado ni los perjuiicios que a la organizacién le hubiesen podi- do venir, "Terminé por darme cuenta de que la situacion era demasiado complicada, Y por pensar que los resultados no serfan Io que yo crefa. Y en este caso, si merec{a la pena seguir por aquel camino, Comeneé, pues, a rectificar. El primer acto 96 ostensible de esta rectificacion fue que, reunida tun dia la organizacton local y el comité pro- pre! 05, al solicitar éste dinero para atender a sus necesidades, y lamentarse los delegados de los Sindieatos de lo mucho que los presos costaban ‘la organizacion, afirmando que era preciso de- finir cual era y no era “‘preso social”, al insinuar- se claramente por un miembro de dicho comité que se les habia hecho por un grupo oferta de Unos cuantos miles de pesetas, cinco o seis mil, gue esperaban recibir de un dia a otro, pedi la Palabra para proponer que se rechazara ia oferta, Y_ que el comité pro-presos no aceptara ingresos que no fueran los entregados por los Sindicatos ¥ los de las suseripeiones abiertas en Solidaridad Obrera y en los semanarios, Discutida la pro- Puesta, Se acepts, Por lo tanto, el comité pro- bresos no podia aceptar la cantidad prometida, Dinero que, como se comprenderé, era de los atracos. Sin embargo, supe mas tarde que, a pe- sar del acuerdo de los delegados de todos los Sindicatos, el comité pro-presos acepts cinco mil Pesetas que le entrgaron. Asi me lo afirmd quien podia estar enterado, Poco a poco hice mas ostensible la rectifica- cion de mi conducta respecto a las relaciones que habia de mantener con los individuos que yo sabia que se dedicaban al atraeo, Rectifica- ‘i6n de la que se dieron cuenta, Pero en mi Ite haba una iltima esperanza: convencido que al- unos individios de aquellos con los cuales mantenia esta relacién eran inteligentes, activos, simpaticos, y podian, si rectificaban su modo de 97 obrar, Iegar a ser elementos valiosos en Ia orga hnizacion, militantes de relieve en el campo 80- cial, me dolia profundamente abandonarlos sin intentar el diltimo esfuerzo para apartarlos del camino que seguian. " ‘Con reservas mentales por mi parte, segui no. mostrandoles exeesivo desdén, pero su clarivi- dencia y comprension les Hlev6 a darse cuenta que yo no era ya para ellos lo que habia sido antes, y que en mi interior abrigaba propésitos {que no veian claros, aunque sospechaban su exis tencia, [Las persecuciones obligaban a una vida irre- gular, Perseguidos los individuos y clausurados Jos Sindicatos, el que mis y el que menos, eco- némicamente sobre todo, ibamos a la deriva. Y yo quiero creer que sinceramente, © quiz para ligarme a ellos de modo seguro y eficaz, a pesar de que conocian ya mi actitud, uno de estos individuos que intervenian en los atracos, y que sabia lo justo que se vivia en mi casa, estando reso él, avis6 @ mi compatiera para que fuera a Yerle a Ta céreel, pues. tenia algo importante que decirla, Ella fué, ¥ él la manifesto que la llamaba porque suponia que, persequido yo y sin poder. melo ganar, ella y los chicos lo pasarian mal. ¥ como él podia hacerlo, ponia a su disposicion lunas pesetas para ayudarla, Pero mi compaiiera, que conocia la procedencia del dinero y como pensaba yo sobre el particular, le contest6 que lo Reradecia en absolulo, pero que no lo aceptaba. ‘Aquella fué la dltima tentativa de acercamiento, ‘bas ineidencias de la lucha y ef modo de per 98 sar de cada uno en materia tan espinosa como era aquella, hizo cada dia mis visible y clara Ii Separacion entre unos y otzos. Bllos se dieron cuenta qué yo no me recataba ya, piblieamente,, aunque 8010 lo hiciera en el seno de la organiza ion, de combatir los atracos, afirmando que la orgahizaci6n debia condenarlos sin reservas men: tales de ninguna clase. Pues comprendi que la mayor parte de aquellos individuos estaban per didos para siempre. Que si no se apartaban vor Juntariamente de los medios sindicales, eausarian dafios incaleulables a la organizacién’ Y que si alguno habia de salvarse, se slvaris por st pro: plo esfuerzo, debido a contingencias que nadie Podia prever. Y que una vez més se cumpl aguella afirmacién cientifica: la funcion crea el Organo. Los hechos me han dado la xaz6n, Cuan: 40.4 través de los anos contemplo aquel periodo de acttacion en el que parte tan activa tomé, me oy euienta del acierto que sve el dia que me decidi a terminar con la situacion equivoca a que un buen deseo me arrastro. ¥ que si algo puedo reprocharme, es no haberio hecho antes. A partir del momento en que la ruptura.con estos individuos se hizo claramente visible por hhaberla provoeado yo, no han perdonado ni per donardn’ medio alguno de injuriarme y-calum: hiarme. Esto prueba tambien que en el fondo earecen de ideas y de bondad, de sentimientos y de comprension. Y que en aquellas actuacionés Persemuian la satisfaccion de sus instintos, on fas posteriores, la de sus rencores y ambicién. Cosas que en él fondo son lo mismo: ambicion 99 de dominio y desoos sonsuales. Vivies pero vivir bien, sea como sea. En el fondo, mentalidad concupiscencia burguesas; pero de la peor espe- cie, naturalmente, La dictadura puso fin a un estado de cosas que resultaba ya insostenible, Pablidamente en. nuestra Prensa yo habia condenado ya los atta: cos, lo mismo que privadamente condené un dia, Jos atentados. La atmésfera que se formé contra, mien los medios donde esos elementos predomi- aban era irrespirable, Se hablaba de actitudes enérgicas @ adoptar, de imponerme silencio aun- que fuera por la fuerza, Yo conocia sus proposi tos, en parte deducidos de sus palabras, yen parte porque no faltaba quienes me lo comunica- Fan, Pero no me acobardé. Y cuando la tension entre unos y otros legaba al limite de resistencia, Propenso a estallar, vino la dictadura de Primo, de Rivera, y como Alejandro, en ver. de deshacer el nudo, to corté con el filo de ta espada, KL nuevo estado de cosas que del galpe de Estado. esullaba exigié poner, en remediarlo, toda ia atencién de que fuéramos capaces, dejando apar te cuestiones como éstas, que por el momento asaban a término secundario, ¥ asi fue, El he- cho de fuerza que la organizacién, mina por lt Iuehas interores, no intent sigue evita, no sirvié tampoco para que alguno de los valientes ‘que manejaban la pistola con desgaire en atracos ¥en atentados personales, supiese borrar con un gesto digno una actuacion pasada, cubierta de horrores y vergitenzas. Fl liberticida camps por sus respetos, y los que en los centro obreros y en, 100 las reuniones clandestinas de militantes de la or. ganizacién, de vez en cuando, haeian funcionar el cerrojo de la pistola, por prudencia, sin duda, ¥ Para mostrar su valor, tomaron las rutas que conducen a Francia y a otros paises, Muy com= rensible todo esto. Las vidas preciosas hay que eservarlas y_s6lo deben exponerse en los mo: mentos dificiles, cuando las libertades y la justi cia conquistada por Jos pueblos peligran. Y en. tonces nada de esto peligraba, verdad? Mientras tanto, quedamos ‘qui, en Espana, haciendo frente a una situacién dé la que ellos eran responsables, quiz en su mayor parte, los que, victimas de unos y de otros, ofrendabamos, To poco que valemos a las ideas que sinceramente hemos defendido toda la vida, La dictadura, como se comprendera, divide con trazo, preciso 1a orientacién de nuestras acti- vidades, dando otra personalidad, otro cardeter, Olen direecion a la participacién que en los suce. S08 que puedan ocurrir tengamos personalmente, Por eso ereemos que lo mejor es cerrar en este momento Ia purle que en esta “Confesion’ dedi- camps, a la biografia, Ademis, todo lo ocurido, después esté demasiado verca de nosotros, 10 tenemos demasiado presente para que pued: feresamos algo mis que lo que interesan los Aeontecimientos que ni son realmente historicos ni dejan de serlo en una minima parte. Sip embargo, en relacién con Ta dictadura y on Ja intervencién qué tuve en cuanto se hizo, ara dembarla, sobre todo en los primeros tiem Pos, que sino eran de mucho peligro, si eran los 101 més diffeiles, porque no se sabfa como acertar mejor, quiero decir alguna cosa; debo decir, mejor dicho. Nos confesamnos a la opinion, y sila sinceridad y In buena fe preside nuestras pala: bras, han de decirlo todo, para que sean los de- més quienes juzguen. Podra sernos adverso el fa lo, {Qué le haremos entonces! Conformamos y esperar, Pero no es definitivo, Como tampoco es definitive si nos favorece, El tiempo lo revisa todo, Y cuando .sus juicios examinan severs: mente los hechos, cOmo y por qué se produje- ron, es cuando podemos esperar que realmente se nos haga justicia. Mientras tanto, es muy di cil, La pasién que los hechos provocan esta de- masiado cerew’ de nosotros. Y nos ciega no solo fl sentimiento, sino también la razon. Por eso hay que esperar los fallos que estin mas alla de esas pasiones, y estan més allé, porque se dictan euando ella ha dejado paso por completo @ la raz6n fria y severa, Pero no not perdamos en razonamientos mas ‘9 menos discutibles y volvamos a la realidad de aquellos momentos, de aquellas horas de inquie- tu, de incertidumbre y zozobra. Qué hacer para ponerles término a salir airo- soe de situacion tan delicada? Diversas fueron. las opiniones, Sobre todo en nuestros medios, donde la cuestion se planted quizd con mayor fagudeza que en otros estamentos sociales. Pues nosotros no podiamos esperar nada bueno del dictador, cuya conducta podiamos prever por lo sucedido en la reciente huelga del transporte, en Barcelona, 102 Yo expuse 1a mia, Equivocada o acertada, la defendi con Ia pasion que pongo siempre en aguello que ereo justo. Sostuve ante mis comp Tietos, con asombro para unos y escéndalo para otros, que 16 primero era saber si podiamos no- sotfos solos, la onganizaci6n, destruir el regimen. jetatorial y las causas que lo habfan fomentado, Y¥ si nosotros solos no podiamos hacer las dos osas, o una sola, la destruccién de la dictadura cuando menos, teniamos el deber, la obligacion moral de unimos a los que, como nosotros, per~ seauidos y acorralados por la dictadura, pero sin fuerza propia para desiruina ellos solos, qui an unit la suya a otras fuerzas. Si nos halla tos en el primer caso, ni podiamos ni debfamos pactar con nadie, Hacerlo seria una infamia y lina traicin a nuesiras ideas. Pero de no halla nos eh ol primero, y si en el segundo, la traicion, Tho a nuesiras ideas, clertamente, pero si al puet blo en general y & 1a clase trabajadora en partieu- Tat, que confiaba en nosotros, estaria en negar. ho’ a prestar esa ayuda, pues ello equivaldria a indizectamente, nos pusiésemos al servicio ictador, A vuelta de dilaciones y retrasos, acabé por aceptarse el punto de vista que sostic ye en una reunién celebrada el mismo df 15 de septiembre, a las diez de la noche, convocada Para conocer la opinion de la organizacion ante el golpe de Estado que acababa de darse. ‘Me equivoqué?” ;Acerté? No soy yo quien debe decitlo, Pero ante Ia Historia y ante quienes Guieran. juzgarme, recabo la responsabilidad de haber sido el primero que en los medios sindiea- les planted el problema de ayudar @ los demés, si nosotros solos no podiamos derribar la dictadu- ra, en términos definidos y concretos, de manera ‘que no hubiese lugar a duds, De las incidencias y fluctuaciones a que la aceptaciOn de ese criterio haya dado lugar, no soy tesponsable; ni llevé vo siempre las negocia- cones ni las influencié con mi pensamiento, De Jo que soy responsable es de que se planteara en el seno de la organizacion y de influir para que se aceplara. Soy, pues, culpable de que, recono- ‘eido que nosotros solos no podiamos deribar a Ja dictadura nial régimen que Ia instaurd, nos luniéramos a fuerzas politicas, sociales y econd: micas que coincidieran con ese fin, Y acepto la Fesponsabilidad que pueda caberme, A los de- més, pues, a juzgar, y a mi a acatar el fallo, inapelable, naturalmente, ante la conciencia de os contemporsneos; apelable, no obstante, ante la posteridad y la Historia, INDICE LO QUE APRENDI EN LA VIDA. RECUERDOS DE [LA INFANCIA Reminiscencias y tristezas Solo en la vidas. as | Mi primera visita ala carcel De Argel a Barcelona La C.NVP,, la U.G.T. y otros episodios 57 Una nube en el horizonte confederal: EL terrorisIBO 6... ee eee CATALOGO GENERAL DE DISTRIBUCION DE ZYX, 5. Pee rice Moises hatte Maxie coins, ededueds es BRR Ee BEE Sse R lita gore buh ie a sit ai ia de i a ee 8 BENE on a0 ios aoe oe Sia, fle aie. a age ae Beet le etn hs ‘at Bsa. sezunda fee oie ea offset de la primera edicidn, ofeotund por PTISA,

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