noche, pasan las horas, duermo sola. Sola, en alta rama, enrojece, alto, en lo ms alto, inadvertida a los recolectores. No, no inadvertida, es que no pudieron alcanzarla. De nuevo, el relajante Amor me perturba. Rastrero, incombatible, dulceamargo. Para ti, Atis, es odioso preocuparte y revoloteas hacia Andrmeda. Me parece que igual a los es aquel joven que frente a ti se sienta y escucha de cerca mientras amable conversas. S, esto aterra mi corazn dentro del pecho, pues tan pronto te miro un instante, como ya me es imposible decir una palabra, pues; en seguida, un fuego sutil irrumpe bajo mi piel, nada veo con mis ojos, zumban mis odos, se me esparce el sudor, un escalofro me apresa toda, estoy ms plida que la hierba y me parece que falta poco para morir. Pero todo hay que soportarlo, pues. Amor: zarandea mis sentidos, como el viento en la montaa acomete alas. con la hermosura de las flores de oro. Cleide, mi encanto. Por ella yo dara No llores, Cleide: donde se honra alas no se permiten en nuestra casa no sientan bien.