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2 éQué queda? La ae de la Evidencia Las reliquias dela actividad humana del pasado nos rodean por todas partes. Algunas de ellas fueron construcciones deliberadas, creadas para perdurar, como ls Pirémides de Exgipto, la Gran Maralla China 0 los Templos de Meso- américa y 1a India, Otrs, como los restos de los sistemas mayas de iigacién en México y Belize, son los vestigios visibles de actividades cuyo objetivo principal no era impre- sionar al observador, pero que alin hoy imponen respeto por la magnitud de la empresa ‘Sin embargo, la mayoria de los restos arqueoldgicos son bastante mis modestos. Som los productos de desecho pro- cedentes de ls actividades iaras de la existencia humana restos de comida, fagmentos de cerimica, sities lticos frac~ turados, los desperdiios que se forman donde quiera que el hombre desaralle su vida cotidiana En este capiculo definimos los trminos arqueolégicos bisicos, anaizamos brevements el Ambito de la evidencia que ha sobrevivido y examinamos la gran variedad de modos en que se ha conservado hasta legar a nosotros. De los suclos helados de las estepas rusas, por ejemplo, proce den los espectaculares hallazgos de Pazyryk, esos grandes sepulcros principescos en los que los tejidos y las pieles se han conservado maravilosamente. De has secas cuevas del Perit otros ambientes drips han legac a nosotros tejdos, cestas y otros restos destadados que se suelen desteuir por completo. Y, por contraste, de las tierras hiimedss, como Jos pantanos de Florida o las aldeas lacustres de Sua, se han recuperado mis restos orginicos, conservados en este cas0 no por [a awencia de humedad, sino por lade ait. Ta temperatura y la humedad extremas son buenas pro- tectoras, Lo mismo sucede con los desastres naturales. La emupcién voleénica que destruyé Pompeya y Herculano (cuadro, Capteulo 1) es la mis famosa de todas, pero ram bign ha habido otras, como la erupcin del votcin flopango en El Salvador en el siglo 11 DC, que sepulié la superficie de la tierra y restos de asentarientos en tna gran zona del frea maya meridional Nuestro conocimiento del primitivo pasado humano depende, ai, de ls actividades del hombre y de los proce sos naturales que han formado el registro arquealégico, y de esos otros procesos mds remotos que determinan, durante largos periodos de tiempo, qué permanece y qué desaparece para siempre, En la actualidad podemos confiar en recuperar gran pacte de lo que ha sobrevivido y apren- der de ello planteanda las preguntas adecuadas del modo adecuado. ‘CATEGORIAS BASICAS DELA EVIDENCIA ARQUEOLOGICA Sin duda, uno de los principales intereses del arquedlogo reside en el estudio de los arfaos —los objets utizados, mnodificados 0 hechos por el hombre—. Pero, como han demostrado los trabajos de Grahame Clark y attos pioneros del enfogue ecoldgico (Capitulo 1), existe toda una categoria de restos orgnicosy mediounbienales no arcefactuales llama dos, en ocasiones, “ecofictes’— que pueden revclar, en Ia ‘isina medida, machos aspectos de a actividad humana del pasado. Se han realizado numerosis invesigaciones arqueo- Jbgicas con buse en el andiss de los anefactosy de esos restos ‘orginicos y medioambientales hallados de forma simulténea en yacimienos, esultando mis productivos al esnudnros en rehacién al pais circundantey al agruparos en rei Los ertfaas son objetos muzbles modificados o hechos por el hombre, como fos ttiles Iitcos, la cerémica y las samas de meta. En el Capitulo 8 examinaremos los métodos de andlisis de la pericia humana en el campo de los meteria- les empleados en Ja elaboracién de artefactos. Pero éstos nos proporcionan ademés la evidencia fundamental que nos ayuda a resolver todos los problems clave —no silo los tec- 44 El Mano de la Arqueologia BR ge nolagicos— planteados en ese libro. Una sencilla vasa 0 cacharco de arclla, por ejemplo, puede ser el tema de varios renglones de investigacién. La arcilla puede ser analizada para obtencr una fecha para la vasjay, tal vez por consi- guiente, para el lugar en que fue hallada (Capitulo 4); 0 también puede estudiatse para encontrar su lugar de ori- gen; de este modo, nos da ditos sobre ef alcance y contactos del grupo humano que la fabricd (Capitulos 5 y 9). Se puede incluir ls decoracién pictérica de la supericie de la vasija en tuna secuencia tipolégica (Capitulo 3) y revelar algo sobre ls creencias antiguas, principalmente si representa a dioses w ‘otras figutas (Capitulo 10), También el anilisis de la forma de la vasa y cualquier alimento u otros rexiduos que con- tenga pueden generar informacién relativa a su utilizacién, quizis en la cocina, asi como a la dicta (Capitulo 7). ‘Alganos investigadores amplian el significado del térmi~ no “artefact” para inclu todos os elementos de un yaci- rmiento 0 paissje modificados por el hombre, como hogares, agujeros de poste y hoyos de almacenaje pero éstos se suclen denomninar esinctuas, dfinidas, en esencia, como autefactos no portitiles—. Las estructuras simples, como los agujeros de poste, pueden proporcionar informacién, por si solis 0 en combinacién con restos de hogares, pavimentos, zanjas, etc., sobre estructuras més complejas 0 constnaiones, definidas como edifcaciones de todo tipo, desde>casas y graneros a palacios y templos Los ress orginios y medioambientales no atfactuales, 0 ecofactos, incluyen huesos de animales y restos de plantas, asi como suclosy sedimentos —todos ellos pueden arrojar luz sobre la actividad humana en el pasado—. Su impor- tancia reside en que pueden indicar, por ejemplo, qué comia la gente, 0 las condiciones ambientales en Tis que viivia (Capitulos 6 y 7). Pueden considerare como yacientos arguealégios los lugares donde son hallados conjuntamente artefacts, cons- trucciones, estructuras y restos orginicos 0 mediozmbien- tales. Para los propésitos de la investigacion puede simplif- aa neo 7 ) ‘reas ocupada pots primeres sgreutores —)‘\. SS (S \ ING Se ce case ain mis y defini os yacimientos como gates donde s¢ identifican huellas significativas de la actividad humana. ‘Asi, una aldea o ciudad es un yacimiento, como también lo «sun monumento aislado, como el Timulo de la Serpica~ te en Ohio, o Stonehenge en Inglaterra. De la misma forma, los ditiles liticas 0 fragmentos de cerimica dispersos ‘en la superficie pueden cepresentar th yacimiento ocupado slo unas pocas horas, mientras que un ¢ell 0 monticulo del Prdximo Oriente es un yacimiento que indica un aer- tamiento humano de quizis varios miles de aflos. En el CCapitalo 5 consideraremos la gran variedad de yacimientos con mis detalle y examinaremos el modo en que los classi can y estudian regionalmente los arque6loges —como parte de la investigacion de patones de asertamiento—. Aqui, sin embargo, nos interesa mis la natucaleza de los yacimientos individuaes y el modo en que se forman. La Importancia del Contexto Para reconstruir ls actividad humana del pasado en un yaci- mjento, es fundamental comprender el cnterio de um hall 9, sea ste un artefacto, una estructura, una construccién 0 tun reso orginico, El cntexto de un dbjeto consiste en tel inmediato (el material que lo rodea, por lo general algén tipo de sedimento como grava, arena o aril), su sinacién (a pesicin horizontal y vertical dentro del nivel} y su asc 4 ots hallangos ([saparciOn conjunta de otros restos arque- ‘l6gicos, porlo general en el mismo nive), En el siglo XU demostraciin de que babfa titles liticos asociados a huesos de animales extinguidos, en depésitos o nivelessellados, ayuda establecer la idea de la gran antigiedad del hombre (Capitu- 4o 1), Desde entonces, os srquedogos han reconacido, cad vvezen mayor medida, la importancia de identifica y registrar comectamente la socaciones existentes ene los restos de un yacimiento, Ee es el motivo por el cual consticuye una tr {gecia que los saqueadoresexcaven yacimientos indisrimina- at, {Qué queda? La Variedad de la Evidencia 45 [AGRUPACION DE YRCHTENTOS,Z ‘esoclados a alrie rd 1:40,000 YACIMIENTO INDIVIDUAL (PEQUENA ALDEA) ‘000 Diferentesexales terminlogia emplendas en ls argueooga, desde 4s regién continental (pina enteric, super izuieda) ala onsiracibn individual (dered) En esta repre patrbn de asentoninto de ls agculores printives de Europa (quinto nile AC), el arguedlog anclizada —a gon esate la interesente esocacibn ente yavinients y suels liens y files de trabajar prinos alos is (Capltlo 2). A menor esl, la ascii —estableida po la excavaiSn (Caputo 3}— de wnas casas con otras cn eonstuciones como silos par el al’acenae del ran, susta preguntas relative a, por te dat a eps, la organizacin e fa ccupaciin en este period ‘Casa dele fase posterior \feonsinucaibn) (casa de la fase Inical (constriceion) See nee, ‘CONSTRUCCION INDIVIDUAL (CASA) Ae * Arteactos dspersos Qeoves ‘Agujero de post (esrsctura) Los atsfecto y estucturas se $400 Gheveivan asdciados aa constcelén 46 EI Maro de la Angucatogta damente en busca de hallzzges valiosos, sin registrar el nivel, Ia situaci6s o las asociaciones. Se pierde toda I informacién contextual. Una vasja siqueada, interesante para un colec- cionista, hbria informado mucho mds respecto 2 ka sociedad que lz fibricé si los arquedlogos hubieran podido registrar dénde aparecié (jen una rumba, un foso o una casi) y en asoriacidn 3 qué otros artefictos o restos orginicos (armas, ails o huesos de animale), Se ha perdido mca informa~ cidn valiosa sobre el pueblo de los Mimbres, en el Suroeste “Americano, porque los furcivos arrsaron sus yacimientos en busca de los cuencos pintado que hiceron los Mimbres hace 1.040 aftos (cuadro, Capiealo 14). Cuando los saqueadores actuales (9 antiguos) alteran un yaciniento, removiendo el material que no les interesa, destruyen el contexto primaro de 805 objetos. Si los arquedlogos excavan posteriormente el material desplazado, deben ser capaces de reconocer que esté en un contexto secundario, Esto es evidente en un yaci- miento de los Mimbres, saqueado hace poco, pero mucho «nis difcil en un yacimiento alteado en la antighedad. Las alteraciones tampoco se limitan al actividad humana pues as fuveraas de la naturaleza las transgresiones marinas 0 las capas de hielo, a accién del viento y el ague— destrayen invariablemente el coptexto primario. Gran parte de los iti- Jes de la Edad de Piedra hallados en las graveras de los rfos ceuropeos estin en un contento secundari, transportados por Ia accig del agua lejos de su contexto primario original PROCESOS POSTDEPOSICIONALES Fr los iitimos aftos los arquedlogos se han dado cuenta de que hay wna serie de prcesospostdepestconales que han afec- tado tanto al modo en gue fueron sepultados los hallazgos como a lo que les sucedié después de enterrados. El arqueélogo americana Michael Schiffer ha hecho tuna ttl dstincién entre prceses postdeposicionlescaluraes (cransformaciones-C) y prosos postdeposconaes natarles 0 no culturales (ransformaciones-N), Los primeros engloban as actividades deliberadas o accidentales de los seres huma- nos, ef ls miedida en que fibrican o usan artefictos, cons- Los hombres prinit coma grades cazadaresfizguied) 0 co sips ca truyen 0 abandonan edificaciones, aran sus campos, ete. Los segundos estin constituidos por los acontecimientos naturales que determinan tanto el enterramiento como la sapervivencia del registra arquedlSgico. La caida repentina de ceniza valeinica que cubrié Pompeya (Capitulo 1) es tuna transformaciSn-N excepcional; otra mis comin sexta el entesramiento gradual de artefictos o estructuras por arena o tiera arastradas por el viento, También el trans- de titles Iticas por la accién de los ros, antes men- es un ejemplo de una tansformacion-N, Como rs (derecha)? Nivesio conocimienta de las procesos ‘postdeposicionales determina el modo en que interpretantes la asociaciin de iiles humsatos cons huesos de antmnales en ef registro fosil de Africa. 2 Qué queda? La Variedad de la Evidencia 47 ARQUEOLOGIA EXPERIMENTAL Corstiiye un mado cca de eatudarEtorapln elt tleno se fos prenecos pectcepodenaes a comtajreven oa ie largo plazo. Un ejemplo excelente es el 607 Jos cambios revelados terraplén construido en Overton Down, Poros, aT ‘en el sur de Inglaterra, en 1960, eee onsite en un gan tran do crea yurba dot ln, 7m Geanturay arco aan con posi a falda de xperens fe silo ha slo tee eotelece & modo on gies atoan simancloy ay el foso con el paso del tiempo, tobi qu stood con bs cart tay come la comical use ls tide” aus fuser septeges on 0 Ilr ot 100-S ha acho 0 harén— cortes en seccién (trincheras) tne toreptn lose lense Biseria 2 Bay os ten rings teal ended tobe fiers ee, 2024 y 2088): un compromiso bastante: wie bam toane eRpleaioe 60elmonievo pal 25 cm de atura deserters spas eats Sogin cle cone omporl sl pe- Ufo v obanyocon cednaiostafos desputsinostaon gue lcate yeaulounlosecncortsontnatacs Gon beatte rene, Seodemelados ta pomanece leas el cox Vice: pew cstcouaino selnnarss aelecT,cnonoays nesiucurase poco seca er le lls a 88 Enninsates Enis dices debs tu coubtoata Ey alone: lscben estate y acaoare lo son, asimismo, las actividades de los animales en un de cottesen husesos de animales, realizadis por C. K. Brain, yyacimiento —socavindolo o royendo huesos y trozos de Lewis Binford y otros, sugieren que gran parte de los huesos madera, cexcavados son fos restos de los animales cazado$ y devorados, A primera vista, estas distinciones pueden parecer de en sti mayor parte, por ottos animales depredidores. Los escaso inverts para el arquedlogo, pero en realidad, son _homanos, con sus instrumentes lic, habrian entrado en vitales para la reconstruceign adecuada de la vida humana esceno, como simples carrito, al inal de una jerarqula de cen el pasado, Puede ser importante, por ejemplo, saber si _distintas especies animales. Pero no todo el mundo esti de cierta evidencia arqueoldgica es el resultado de una acivi- acuerdo con esta hipbtess del cartaieo. El aspecto que ahora dad humana o no humana (de una transformacién-C 0 una nos interes es que el problema puede resolverse con mis transformacién-N). $i ineentamos reconstruir la actividad fiildad perfeccionando nuestas cnica paca distnguc los nuaderera del hombre estudiando las huellas de comes culturales de los nanurales —la los procesos postdeposicions troncos, debemios aprender 2 reconocer ciertos tipos de actividad humana de la no human—. En este momento, tnatcas hechas por los dientes de los eastores y a ditinguie muchos estudios se centran en la necesidad de diferencar hs las de las realizadas por ef hombre con instruniensosltcos 0 huells de cortes en huesos, hechas por instrumentes ltcos, rmetilicos (Capitulo 8}. de las relizadas por fos dientes de animales predadores (Capi- ‘Tomemos otro ejemplo mis sgnifcativo. Para as prime- alo 7). Los modernos experimentos que utlizan répicas de ras fises de la existencia humana en Altea, a comienzos del herramientas itias para descarar huesos,constnayen wno de Pileoltico o Antigua Edad de Piedra los grandes esqueras {os planteamientos mis dies. Oras variedades de la arqueo~ ¢ebios sobce nuestra habiidadprimitiva para ls cxza se han ogi experimencal pueden olfecer mis informacién sobre basado en ef hallago de iis lticos asaciados a huesos de algunos de los procesos postdeposicionals que afectan a animales en yacimientos arqueologicos. Se supuso que los conservacibn fsca del material arquealégico (ver euéto) hhuesos procedian de animales cazados y stcricados po: los Lo que resta de capitulo se dedica 1 una dscusion mis hombres primitivos que elaboraron los tiles. Pero los detallady de los diversos procesos postdeposicionales tanto recientes estudios del comporauniento animal y de las hues culturales como naturales. 48. BI Maro de ta Arqueologia PROCESOS POSTDEPOSICIONALES CULTURALES - COMO HA AFECTADO EL HOMBRE A LO QUE PERDURA EN EL REGISTRO ARQUEOLOGICO Podemos dividir estos procesos, a grandes rasgos, en dos, tipos: los que refljan el comportamienco y Ia actividad ‘humana primitiva antes de que el hallazgo © yacimiento quedata sepultado; y los que se prodajeron tras st enterra~ miento (como el empleo del arado o el saqueo). Por supuesto, a mayors de los yacimientos arqueolégicos de la actuaidad se formaton como resultado de una compleja secuencia de utlizacidn, entersamiento y reutiizacién que se repitis en muchas ocasiones, de modo que una simple divistn bipartia de los procesos postdeposicionales cultu- rales no es tan fii de aplicar en la pritica. Sin embargo, puesto que uno de nuestos principales afanes es reconstruit el comportamiento humano primitivo, debemos intentalo. El comportamiento human primitive suele reflejarse, ar- queolégicamente, en al menos cuatro actividades impor- tantes: en el caso de un dui, por ejemplo, podrian ser 1 adguisicién dela materia prima; 2 manufactura; 3 ws; y,finalmente, 4 recogida o abandono cuando el stil es gastado 0 roto. Por supuest, el instrumento puede ser restaurado y reidado, esto es, reptiendo los pasos 2 y 3.) oe & epee De forma similar, una cosecha de alimentos como trig seri adquirida (Fecolectada), manufacturada (proces 4a), usada (consumida) y desechada (digerda y exeretado dos residuas) —aqui podrfamos afladir una fixe intermedi: coriente de almacenaje antes del uso—. Desde el punto dc del arquedlogo, el factor crftico es que los restos pue: den aparecer en el registro arqueolégico en cualquiera di ésos ectadios —un dtl puede perderse o trase durante st fibricacidn por su escasa calidad, una cosechs puede arde: accidentalmente y conservarse asi durante el procesamien- to—, De este modo, para reconstruir correctamente las actividades primitivas, es fundamental tratar de entender a ceil de ellos nos estamos enfrentando. Puede ser bastante ‘Bc de identilficar el primer paso en el cso de los ities i- 0s, porque las extracciones de piedra son reconocibles, menudo, por profundos agujeros en el suelo, con a asocia- cidn de montones de lascas de desecho y materias primas Un anlefacto puede hater entado a formar parte dl registro arueolgin en cualquiera de estos cuatro estadios desu cido vital, La trea del sngueblogo consist on deterinar cu de ellos representa el hallazgo en cuestén gp comerran en en ado, ero macho mis dil saber, mis all de cualquier duda razonable, si una mues- eee eed por caso, una era o un suelo de ocupacién —esto también puede difcultar la reconstruccin de l deta vegeta! antén- tica, ya que ciertas actividades pueden favoreces la conser vacién de determinadas especies de plantas—, Este com- plejo problema se abordard mis adelante en el Capitulo 7. El enterramiento deliberado de objetos valiosos o de cadi- veres es otro aspecto importante del comportamiento hhumano que ha dejado huella en el registro arqueclégic. En épocas de conflictos o guera, la gente entiea, a menu= do, posesiones de valor, con la intencién de recuperaclas posteriormente, pero, algunas veces, por una u otra razon, na lo hacen, Estos depdsifos son una fuente de evidencia de primera clase para cirtos perfodos, como la Edad del Bron ce earopea, en la que son comunes los escondrijos de bienes metilicos, o la Gran Bretafia tardotzomana, que ha depara- do tesorillossepultados de plata y otros metales preciosos Sin embargo, puede resultar dificil para el axqueélogo dis- tinguir entre los depésitos que, en principio, e pretendian recuperar y los objetos valiosos enterrados, quizis, para aplacar a fuerzas sobrenaturales (sitwados, por ejemplo, en una zona de paso especialmente peligrosa en un panteno) y que no se pensaban recuper E! modo en que los arqueélogos abordan la trea de intentar demostear las creencias en fuerzas sobrenaturales y el mis all, constituye el tema del Capitulo 10, Ahora hare ‘mos notar que, ademis de los depésitos, la fuente de ev ddencia mis importante procede del eneainto dels djun- tos, bien sea en tumbas sencillas, en téimulos funerarios ccomplejos 0 en pirimides gigantescas, acompafado, por lo genetal, de ajuares tales como vasijas de cerimica o armas y, en ocasiones, con pinsuras murales en la cimara sepulcra, como en ei México antiguo o en Egipto. Los egipcios incluso legaron al extrema de momificar ¢ sus muertos (ver mas adelante) —para conservarlos, segim crelan, p toda la eternidad—, al igual que los Incas del Peni, cuyos reyes eran custodiados en el Templo del Sol en Cuz sacados al exterior en ceremonias especiales. Qué queda? La Variedad de la Evidencia 49 La destin humane del regio arueotigico puede pro ducitse por la realizacin de enterramientos de os tipos ya descritos en depésitos anteriores. Pero los hombres del pasado destrayeron, accidental o deliberadamente, lash as de sus predecesores de diversas maneras, Los gober- nantes, por ejemplo, deeribaron los monumentos 0 borra- ron has inscripciones de jefes y monarcas anteriores en mtichas ocasiones. Un clésico ejemplo es el que se produ jo en el Antiguo Egipto, donde el fraén herético Akhe- natén, que tatd de introdycir una religién nueva en el siglo 2av AC, fue vilipendiado por sus sucesores y des truidas sus edfcaciones mas importantes para reutlizar sus materiales en otros monumentos. Un equipo canadiense disigido por Donald Redford ha pasado muchos afios regis- trando algunos de esos bloques de piedra reutilizados en Tebas y los ba ensamblado con ayuda de una base de datos informatizada para reconsteuir (sobre el papel) parte de tuno de los templos de Akhenatén, como si flera un enor me rompecabezas. ‘Algunas destrucciones humanas intencionadas han con- secvado, involuntaiamente, materiales que puede encontrar cl arquedlogo. El fuego, por ejemplo, no siempre destruye. ‘A menudo puede aumentar las posblidades de supervi- vencia de ciertos restos, como los vegetales: la conversion en carbén incrementa, en gran medida, su cepacidad de resistencia frente alos estagos del tiempo. Por lo general, los evocos de arcilla y el adobe se descomponen, pero si una estructura ha ardido, el barro se cuece hasta aleanzar la consistencia del ladrilo. De esta forma, miles de tabletas escritas de acilla del Proximo Oriente se haa cocido,acci- dental o deliberadamente, en incendios y as se han conser vado, También se puede carbonizar la madera y sobrevivie asi en estructura 0, al menos, dejar una impresibn clara en el barro endurecido, En a actualidad, la desteuccién humana del registro arqueolégico continda ¢ un ritmo escalofriante, por el dre- je terrenos, e cultivo, los trabajos de construccién, et sagueo, etc. En el Capitulo 14 veremos cémo afecta todo esto a a argueologia en general y cules son sus implicacio- nes potenciales para el itu, PROCESOS POSTDEPOSICIONALES NATURALES - COMO AFECTA LA NATURALEZA A LO QUE PERDURA EN EL REGISTRO ARQUEOLOGICO ‘Ya hemos visto el modo en que los procesos possdeposicio- nales nanurales, como la actividad de los ros, pueden aterar 0 destruir el contest primario del mute arqueolSgico. Ahora nos centraremos en ese propio material y en los procesos naturdes que causan el deterioro 0 dan lugar a conservacin, Pricticamente cualquier material arquealégico puede sobrevivie en circunstencias excepcionales. Sin embargo, por lo general, las sustancis inorginicas son mucho més resistentes que las orginicas Materiales Inorganicos Los materiales inorginicos ms comunes que sobreviven axqucol6gicamente son la piedra, Ia arcllay los metas. 50. El Maree de la Arqueologia ot FP Aes A 1h L { \ S600. FS | i Florida Paani |. pow seco Danger CavetLoveock Cave SECO ‘zete HEMEDO L____— uovas e ns Aleuionss CALIDO, SECO [ Bereiokn FRIO Peay FRO Ego SECO. Europa Septenvonal PANTANOS, Pompaya OESASTAE NATURAL {Las prinipales yamientos yregionescomentades en este capitulo, en los cuales los proesns postdeposiionales naturales —desde las condiciones de hued hata las de andes fo— han con Los ies fesse conservan bien —algunos tienen unos dos millones de atos—. No es sorprendente que Siempre hayan constituido nuestra evidencia mus importante sobre ls actividades humanas durante Ia Antigua Edad de Piedra, aur aque los artefactos de madera y hueso (que tienen menos post bildades de perdurar| pueden haber tenido, originariamente, la misma importancia que los de piedra. A veces, éstos llegan 2 nosotros tan poco dafiades oalterados en su forma original, aque ls arquedlogos pueden examinar ls hulls microscopi- cas de uso en sus fos y averiguar, por ejemplo, si el instru- nto fie utlizado para cortar madera o pieles de animales Esto consttuye una dels ramas mis importantes de a inves- tigucinazqueoldgica en la actualidad (Cap. 8) cido a una conservacién extrardinarianente Brena de los restos arqueligices. La artlla ccida, como la cerimica y los ladrillos de berro. cocido 0 e adobe, es casi indestructible si ha sido comrecta~ rente elaborada, No es sozprendente que la cetémica haya sido, tradicionalmente, la principal fuente de datos del arqueélogo pata los periodos posteriores a la apaticién de la alfarerfa {hace unos 12.000 afios en el Viejo Mundo y 5.000 en el Nuevo}. Como ya hemos visto, pueden estudiatse las vasjas atendiendo a su forma, decoracién superficial, componentes minerales ¢ incluso a los alimentos w otros residuos que hayan quedado en su interior, Los suelosdci- dos pueden deterorar la supericie dela arcilla cocida y ls vasa o ladillos de barro poroso, 0 sometido a una mala cochura, pueden volversefrgiles en medios himedos, Sin Los lads de bare se conserva en buew est die coentcn, hecos de adil, ‘embargo, incluso los ladrillos de barro desintegrados pueden syuchr 2 estblecer las fases de reconstrucciOn en aldeas peruanas o en tells del Proximo Oriente Los metales como el oro, la plata y el plomo se conservan bien. El cobre y el bronce de baja aleacién son atacados por Jog suelos dcidos y pueden oxidarse hasta el punto de que sélo quede un depésito o mancha verde. Le oxidacién tam- bign es um agente destructivo ripido y poderoso del hierro, cortoyéndolo y dejando sélo una decoloracién en el suelo, Sin 0s en el Capitulo 8, 3 veces es posible secuperar objetos de hierco desaparecidos elabo- rando un molds a partir del hueco que han dejado en el suelo 0 de una concenteacion de oxido cxcel lina vd del Prin Oriente. Agu, tsa: Templo Oval de Khfije, Tsk, fades del 2650 ab 8 queda? La Variedad de la Evidenia 51 El mar es, en potencia, muy destructivo, con correntes, clas y mareas que rompen y esparcen los restos sumergidos. Por otra parte, puede hacer que los metales se zecubran de una envoleura gruesa y resistente de sales metilcas (como cloruros, sulfuros y carbonatos) procedentes de los propios objetos; ésta ayuda a que los acefactos se conserven ef st interior. Si, simplemente, se extraen los abjetos del agua y rho se tratan, ls sales reaccionan con el aire y desprenden un dcido que destruye el metal que alin se conserva. Pero la utlizacion de la electebtisis consistence en introducit el objeto en unz solueién qué pasar una débil corriente entre él y una refilla metilica que lo circunda— hace que las sales de jen Jentamente del 52 El Marco de la Arqueologta Arefces de meta precedentes dew pci del 1554 ew et Cote;-antesy depts de si estearacion Bl anpleo de elec (ve p54) hea puesto al desaubierto conju nico de ens, antes enstnumentos de raegacbn del silo cid (bjt) l inodo (jill), queda el mel impo ya slvo, Este es un procedimiento habitual en la arqueo~ logfa subacustica y se empl en todo tipo de objetos, desde cafiones (ver ilustracion de le pagina siguiente) hasta los hallangos recientemente rescatados del Tanz Materiales Orgdnicos La supervivencia de los materiales orginicas depende, en gran medida, del nivel (el material circundante} y del cima (local y regional) —con la influencia ocasional de catéstro~ fes naturales, como las erupciones voleénicas, que a ment~ do distan de ser desastrosas para el arquedlogo. El nivel, como ya hemos dicho, es, por lo genera, algtin tipo de sedimiento o suelo, Sus efectos sobre el material org nico son diveros, a creta, por ejemplo, mantiene en buenas condiciones los huesos de sezes hursanos y animales (a como los metales inorginicos). Ls suelos Scidos destrayen los huesos y Ia madera en pocos aos, pero dejan decolora- ciones reveladoras en ef lugar en que hubo alguna vee aguje~ ros de poste o cimientos de una cabafia. En los suelos areno~ s0s perviven manchas marrones 0 negras similares, asf como ha sluetisoscuras de lo que fueron esqueletos (ver cuadro de Sutton Hoo, Capitulo 3, y ver también Capfralo 11). Pero el nivel inmediato puede, en circunstanciss excep- cionales, tener componentes adicionales como minerales retilcos, sales o petrSleo, El cobre puede favorecer la co servacin de los estos orginics, quizisevtando la actividad de microorganisms detructivos. Las minas de cobre prehis- téricas de fz Foropa central y suroriental conservan ume rosos restos de madera, piel y tejidos. El material orginico, embalado que fie hallado entre lingotes de cobre en el pecio del siglo x1v AC de Kas, en ls costs de Turquis (cuadio, Capitulo 9), sobreviio por esta misma razon Tas minas de sal, como las de Holltat, Austria, de la Edad del Hiieto, han ayudado a preservarhallazgos org cos, Mis afin, una combinacién de sles y peréleo permis |e conservacién de un rinoceronte lamudo en Starunia, Polonia, con la piel y el pelo intactos, y rodeado de hojas y frutos de la vegetacién de tundra. E) animal habia sido. arrastada por una fuerte cosrente al interior de un pozo lino de petréleo crudo y sales, procedentes de una fl cién petrolifera natural, que impidieson la descomposici6n: lis bacterias no pudieron acwuar en estas condiciones, al tempo que la sal impregnaba la piel y la consevaba. De forma similar, las canteras de asfalto de La Brea, Los Ange~ des, son mundialmente famosas por el buen estado de los esqueletos de una amplia variedad de animales y aves Prehistoricos que fueron recuperados en ela El daa también desempefia un papel importante en la conservaci6n de los restos orgénicos. A veces podemios {Qué queda? La Variedad de la Evidencia 53 hablar del “clima local" de un medio ambiente, como una cueva, Las cuevas son “invernaderos” naturales, debido a que su interior esti protegido de los efectos climsticos exte- rioresy (en el caso de ls cuevas calizas) su alalinidad per- mite una conservacién excelente. Si las inundaciones o el pisoteo de animals y hombres eran, pueden potger esos y restos tan delicados como las huellas de psadas ¢ incluso, en ocasiones, fibras vegetales, como la cortasoga encontrada en Ia cueva con pinturas del Paleoltico Superior de Lascaux, Francia, Sin émbargo, suele ser mis importante el cima regional. Edina topical es el més destructvo, con su combinacidn de lluviastorrenciales, suelo dcidos, temperatuas cAldss, alto grado de humedad, erosin y rigueza de vegetacién y acti- Vidad de insectos. Las selvas ropicales pueden arrsar un yacimiento muy ripidamente, con races que hacen cae ls paredes y derriban los edificios, mientras los aguaceros tomencials destruyen gradualmente las pintura y erlucidos ys madera se pudte por completo. Los arque6logos del sur de México, por ejemplo, tienen que lucha de forma cons- ante para mantener a raya ala jungla. Entre una campafia y Ih siguiente, puede dase un crecimiento primario de mis de 2.m de altura en 2onas que hablan sido totalmente desfo- restadas el aio anterior. Por otra parte, también podemos considerar que las condiciones de la selva son benignas, puesto que difcultan que los saqueadores leguen con faci- lidad a mis yacimientos ain que los que ya han alcanzado. El lima templado, presente en gran parte de Eucopa y América del Norte, no es beneficioso, por norma genera, pra los materiales orginicos, sus temperaturgsreativamen- tli peo vasbies y bs prcptacions ost combinan para acelerar el proceso de descomposicin. Sin embargo, en deverminadas circunstancias, las condiciones locales pueden neutralizar estos procesos. En a forificacién romana de Vindolanda, cerca de la Muralla de Adsano, en el norte de Inglaterra, el arguedlogo Robia Birley enconttd unas 1.000 cars, escritas con tinta sobre fnisimas planchas de sbedul y also. Los fiagmentos, que datan del afio 100 DC, aproximadamente, han sobrevivido gracias a Ja inusual composicibn quimica del suelo: la arcill, com pactada entre los esteatos del yacimiento, cre6 bolsas sin oxigeno (la ausencia de este elemento es vital para la con- servacin de los materiales orginicos), mientras que ls sus- tancias guimicas generadas por helechos, huesos y otros restos, esterilizaron pricticamente la terra de esa zona, evi- tando asi hs alteraciones producidas por la vegetacién y otras formas de vida, Otro ejemplo sorprendente de conservacién en un clima templado, se produjo en Porterne, un basurero del Bronce Final de! sur de Inglaterra y fechado en tomo al 1000 AC. Mientras que los huesos, por norma genera, se mineralzan ddebido s la fitacin de ls aguas subtercineas, en este yaci- El Manca de ba Anqueologla CONSERVACION POR HUMEDAD: EL YACIMIENTO DE OZETTE |— En el yacimiento de Ozette, Washing- ton, en la costa Noroccidental de USA, se produjo un tipo especial de encharcamiento. En tomo al 1780 DC, tun enorme dasprendimiento do barro, producido por la crecida estacional de Una corrienta subterranea, eepulto por completo parte de un asentamiento ballenero. La aldea permanecié prote- gida curante dos siglos —pero no olvi- ada, pues sus descencientes mantu- vieron vivo el recuerdo del ugar de sus ~antepasados—. Luego, el mar comen- 26 a arrastar el barro y parecia que el Yyecimiento iba a quedar a merced de los saqueadores. Los habitantes de la zona reclamaran ai gobierno que lo ‘excavase y protegiese los restos. ichard Daugherty fue nombrado para dirigirla excavacion del yacimianto. ‘A medida que los arquediogos lim: piaban al barro con mangueras a pre- sign, saliaala luz una gran variedad de material o;gnico, Daugherty y su equi- po encontraron varias cases alargadas de madera de cacro, de hasta 21 m de longitud y 14m de anchura, con pane les tallados y grabacos (con cissros pintades en negro que Inctufan labos y pedjaros del trueno), postes de sujecién Gel techo y mures bajos de divisién Estas casas contenian hogares, plan- cchas de coccién, bancos pera dormir y estoras, Se recuperaron mas de 60.000 arte factos en buen estado de conservacién casi la mitad en madera y otros materiales vegetales—. El hallazgo més espectacular lo constituyé un enorme bloque de cedro rojo, de un metro de altura, tallado en forma de una aleta dorsal de ballens @ inerustado con més de 700 dientes de nutrla marina, dis- pussies en forma de un péjaro del true- ‘no con una serpiente en sus garras Incluso han sobrevivide helechos y hojas de cedro, junto con gran canti- dad de huesos de baliena. ARTEFACTOS PERECEDEROS DE OZETTE ‘Material tronzado 1.590 cosas «1.468 steras + 142 sombreros * 87 eunas » 93 ravestiniantes «49 funces de arpons Equipo para tejor 14 postos de tolar« 14 barge gratis + 10 cuctas « 23 fusayois » 6 cartes Equlpo de caza 115 acos de mastra y fragrnentos «1.534 estes de fecha ©5169, ipuntas de Rocha de madera + 124ases de ‘apd * 22 restos de dientes de apn 187 tepones oe fotadorae 0 pel do foc Equipo de posea 121 antueles de madera para hipogiosas» 607 plezas curves do ‘anqvalos pare hipoglosos « 117 ragmentes e materiel paral fabricecén de aravoos + 7 anastradores de arenques +57 anzvsios de una pia « 15 anzualcs de cos pias Fecipfontes 1.001 calas de mackra y fragmartos © 120 cuencos de mada y fregmartes * 37 bancees de madera Navegacién 361 remos de canoa y fregrartos «14 achicadores «14 fragmentos de cana Varios 40 pals ce juego» 45 miniatures talades(canoas, guile, etc.) « 52 mazos ‘de madera labrada 1 ef taeda de una ‘alts de balna con ncrstaciones do Vista ganoral cco el sur dot éres que redea al yacimionto de Ozett. En el horzonte se ve asia de Vancouver, Sandee eras Una india Makah, componente dol equipo, (sobre estas frees) limpia una cesta ‘encontrada one yacmionto. (baa fa ‘derecha} Ote mismo del personal mile ln fragmento de madera en una de las casas de Ort Richard Daugherty (cebaio) con a eseultira on ceato talaco ob alta areal ‘da una balers 56 El Marco de ta Arqueologia ‘CONSERVACION POR SEQUEDAD: LA TUMBA DE TUTANKAMON Las condiciones éridas que predominan fen Egipto han ayudado a conservar materiales antiquos, que incluyen desde ‘gran cantidad de documentos escritos, sobre papira hasta dos barcos de madera da gran tamafo sepultados Junto a la Gran Pirémide de Gizeh. Pero el conjunto de objetos més espectacu- {ar 08 el que descubrieron, en 1922, Howard Carter y Lord Carnavon, en la tumba del faraén Tutankamon en Tebas, que data dol siglo wv AC. ‘Tutankamon tuvo un relnado breve + tolativamente insignificante en la his- ‘oria egipcla, necho que se refleja en su enterramiento, pobre segén criterios faradnicos, Pero en el Interior de la equera tube, conetruida originaria- ‘mente para alguien més, se escondia tun tesaro muy valioso, debido @ que Tutankamon fue sepultado con todo lo {que necesitaria en et més al E! corre dor de acceso y las cuatro cémaras se Nenaron con mites de artioulos tunera- rios. Incluian objetos de metales pre- ‘ciosos, como las joyas y la famosa mascara de oro, alimentos y prendas de vestir. Pero los objetos de madera, FALLAZGOS DE LATUMBA DE TUTANKAMON Equipo do arquoro « Cttee + Lechos © Féfeiro » Maquetas do barcos © “Boomerangs yjabalinas + Especimense botdniccs * Calas y cofes « Doselas © Shas y taburetes * Caro de guera ® Voatidos + Ataices + Anoues 0 cosmatica © Corara figuras de unicecies» Abancos » manta * Matoral de juego» Mascara de o. Maguete de un granaro + Canes « soya, sartas do abslori y amulets * Larparas y antorchas + Momias «© Inseumentos musicales © Pavstn ortél «insignis reas + Divanes ‘tual + Objtos rita ‘eprasentaclones reales» Sareéfage * Figura shebti artulos wacionados + Escuses + Recarias ycbjetos rlacionados « Bastonosy béculos © spaces y cagas + Horrarionias © asia *Varas de vino » Utensils oe esentura como estatuas, cofres,reicaos y dos de fos tres sarcétagos, constituien parte sustancial del contenido de la ‘tumba. Los restos humanos —las ‘momias del rey y de sus dos hijos naci- dos muertos— hen sido objeto de and- lisis clentficos, Un mechén de cabello, hallado aisladamente entre ol ajuar {unerarlo, ha sido analizado y se cree que procede de una momia de otra tumba, atribuida a Teye, abuela del joven monarea. En un principio, el rmobilario de la tumba no estaba destl- nado en su totalidad a Tutankamon. Una parte habia sido elsborada para ctros miembros de su fami y fue uti- zada precipitadamente cuando se pro- dujo la muerte inesperada del joven monarea. También habia objetos con- ‘movedores, coma una sila que el rey hhabia utlizado en su nifez y un senciio bbastén de junco montade en oro y eti- quetado como "Un junco que corté Su ‘Majestad con su propia mano”. Incluso han sobrevivide en la sequedad las guimaldas y los ramilletes funerarios. Corte dela tumoaay sus tesa tly coma ‘se encontraron en 1922, {Un “maniqur” dal joven ray. Modelado en ‘macera'yrecuber cs yes (ona Varied de eseay08) pinta, pudo haber sido Ltzado como modelo cs un sastre para le claboracién do fs joyas 0 prendes del Elsarestago més exterior co los tos de Tutankarion estaba hecho con meders ofprés y recubieto con léminas oe oro, 2Qué queda? La Variedad de la Evidencia 57 miento, éstos —ast como las semilles no carbonizadas e inclso la cerdmica~ se han conservado gracias aun mine~ nal llamado glauconita (una variedad de mica}, que se ha desprendido del lecho rocoso de arena y se ha introducido ena materia orginice como un componente estab, Las eatcifes naturales, en ocasiones, protegen los yaci- ientos para el acqueélogo, incluyendo los restos orgini- cos. Las més comunes son las tormentas violentas, como la que cubrié de arena el poblado costero neolitico de Skara Brae, en has islas orcadas, o el corrimiento de lodo que sepaltd Ia aldea prehistorica de Ozett, en la costa noroc- cidental de América (cuadto de la pigina siguiente), o las ‘erupciones volednicas, como lz del Vesubio, que enterrd y conservé Ja Pompeya romana bajo un manto de cenizas, {cuadro, Capitulo 1), Las erapciones volcénicas de El Sal- vador en tomo al 260 DC, depositaron una capa grues. y extensa de ceniza sobre un Srea maya densamente poblada, donde la labor de Payson Sheets y sus colegas ha puesto al descubierto gran variedad de restos en el Valle de Zapoti- tin, inclayendo surcos de cultivo conservados. Como vveremos en el Capitulo 6, a ceniza volcénica también ha protegido parte de un bosque prehistérico en Micsen- heim, Alemania, ‘Dejando aparte estas circunstancias especiales, la super= vivencia de los materiales orginicos se limita a ciertos casos implican geados de humedad extremos: es decir, medios dridos, helados o anegados. Conservacién de los Materiales Organicos: Jas Condiciones Extremas Entornos secos. La gran aridez o Ja sequedad evitan la descomposicién gracias ala escasez de agua, que permite el esarrollo de numerosos microorganismos destructvos. Los arqueélogos se dieron cuenta de este fendmeno por vez primera en Egipto (ver cuadro de Tutankamon), donde gran parte del Valle del Nilo tiene une atmésfera tan seca que los cuerpos del periodo predinistico (antes del 3000 AC) han sobsevivido intactos, con a piel, el pelo y las ufas, sin ningiin tipo de momificacion o sarcéfigo —los cadiveres eran depositados simplemente en tambas poco profundas en la arena—. La répida desecacion, unida a has cuolidades de érenaje de la arena, produjecon unos efectos tan espectaculares que probablemente hicieron pen- sar alos egipcios posteriores, del perfodo dindstico, en ht prictice de la momificacin, Los indios Pucblo del Suroeste Americano {700-1400 DC aproximadamente} sepultaban 2 sus muertos en cuevas secas y en abrigos rocosos donde, como en Egipto, tes lugar una desecacion matual: por fo tanto, no son monies, 58 El Marco de la Argueologia auténticas, creadas por el hombre, aunque a menudo se Jas denomina asi. Los cuerpos se conservan, en ocasiones, envuelios en manias de pieles 0 en cueros curtidos y en unas condiciones tan Gptimas que ha sido posible estudiar los estilos de los peinados. También perduran las prendas (desde sandalias de fibra hasta mandiles de hilo), junto con una amplia variedad de articulos como cestas, adormos de plumas y cuero. Algunos yacimientos mis antiguos de la misma regién tambien contienen restos organices: Danger Cave, en Utah (ocupado desde el 9000 AC en adelante), proporciond flechas de madera, cuerdas para trampas, mangos de cuchillos ¥ otros instrumentos de madera; cueva de Lovelock, en Nevada, contenia redes; mientras que las cuevas proximas a Durango, Colorado, han conservado mazorcas de mafz, calabacines, girasoles y semillas de mostaza. Este tipo de hallazgos vegetales han sido cruciales para ayudar a los ar- queélogos a reconstruir la dieta del pasado (Capitule 7), Los habitantes de la costa de! centro y sur de Per’ vivie- ron —y munieron— en un entorno éndo similar, de modo que es posible, atin hoy, ver los tatuajes en sus cuerpes disecados y admirar el colorido profuso y deslumbrante de los tejidos procedentes de los cementerios de lea y Nazca, asi como las cestas y los omamientos de plumas, o las mazor- cas de maiz y otros articulos alimentictos. Para terminar, se produjo un fenémeno ligeramente distinto en las islas Aleutianas, cetca de la costa occidental de Alaska, donde los cadiveres eran protegides y conser- vados, de forma natural, en cuevas calentadas por la activi- dad voleanica y extremadamente secas, Parece ser que los islefios intensificaban la desecacién natural mediante un secado periddico de los cuerpos, deshumedeciéndolos o suspendiéndolos sobre un fuego; en algunos casos, exeraian los Grganos internos ¢ introducian hierba seca en la cavi- dad. Entornos frios. La refrigeracién natural puede contener los procesos de descompasicién durante miles de afios. Los prmeres descubrimientos de hallazgos congelados fueron, quizas, Jos numerasos restos de mamuts encontrados en el permafrost (suelo permanentemente helado) de Siberia, muchos de ellos con su carne, pelo y contenido del esté- mago intactos. Las desafortunadas eriaturas cayeron, proba- blemente, er el interior de grietas en la nieve y fueron sepultadas por sedimentos en lo que se convirtié en un gigantesco congelador. Los mds conocidos son los de Bere~ sovka y Berelekh, revelando, éste ultimo, mds de 140 mamuts. La conservacion puede ser tan buena que los perros encuentren la carne bastante apetecible y hay que mantenerlos apartados de los cadaveres, Los restos arqueolégicos congelados mas famosos son, sin duda, los procedentes de los timulos funerarios de los némadas de las estepas de Pazyryk, en el Altai (sur de Sibe- tia), y datados en la Edad del Hierro, en torno al 400 AC. Se componen de fosos profundamente excavados en el suelo, revestidos de troncos y cubiertos por montones de piedras poco clevados. Sélo podian ser excavados en la estacién cilida, antes de que el suclo se endureciese a causa del hielo, E) aire templado contenido en las tumbas ascen- dié y deposité su humedad en las predras del ttinulo; esta humedad también se infiltré en las cimaras sepulerales y las congeld con tal intensidad durante el crudo invierno que nunca se deshelaron en los veranos posteriores, ya que los timulos de piedra eran malos conductores del calor y pro- tegian las fosas de los efectos caloriticos y resecadores del viento y el sol. En consecuencia, han permanecido intactos Ell clima helado del sur de Siberia ha ayudado a conservar los notables hallazgos encontrados en los tinmuulos funerarios de los némadas de las estepas de Pazyryk, fechados en tomo al 400 AC, (Izquierda) Disefto de un tatuaje en ef torso y brazes de srt jef de pared de Pazyryk, en fieltro con encajes de aplicacién, que muestra a we finete aproxim: parte de un tapi (Derecha) Dibiajo de ea una figura entronizada. é Qué queda? La Variedad de la Evidencia CONSERVACION POR FRIO: EL YACIMIENTO DE BARROW Muchos antiguos lugares de residencia de los esquimales, como los de la cul- ‘tura Thule, al norte de la Bahia de Hud- son, contienen materiales fragiles en buen estado de conservacién: madera, hueso, marfil, plumas, pelo y cdscara de huevo. A principios de la década de los 80, Albert Dekin y sus colegas exca- varon una casa hecha con madera y hierba en Utgiagvik, la modema Barrow, en la costa norte de Alaska. Construida Por los esquimales Inupiat hace unos 500 afios, la casa habia sido destruida una noche de inviemo por una tormenta que arrojé una masa de hielo, que se desplomé sobre sus dormidos ocupan- ‘tes. Al igual que las tumbas de Pazyryk el agua derretida durante el verano se infittré en la casa en ruinas, donde se congelé de forma permanente. Dentro de la tierra sOlida, los excavadores encontraron los cuerpos intactos de dos mujeres, mientras los huesos de dos jGvenes yacian cerca de la superfi- cie (y, por tanto, no habian permaneci- do siempre congelados). Dekin y sus colegas encontraron prendas de cari- bu y piel de foca; instrumentos de diversos tipos de materiales, incluyendo un cubo de madera; y herramientas y armas dispuestas en grupos segun la funcién y época del afio. El equipo de caza de invierno —que incluia gafas para la nieve, piquetas para el hielo y arpones— estaba almacenado en bol- sas de piel. Una autopsia de las dos mujeres mostré que se habian alimen- ‘tado adecuadamente durante su vida, pero habian sufrido de antracosis (pul- mones negros, debido a la inhalacién del humo y emanaciones de las lampa- ras de aceite durante los largos invier- nos) y arteriosclerosis (estrechamiento de las arterias motivado por depdsitos de colesterol y grasa, resultantes de una dieta rica en grasas de ballena y foca). La mujer mayor se habla recupe- rado de una neumonia, pero también habla suftido de triquinosis, quiz&s cau- sada por la ingestién de carne cruda. Barow | mask Pn lif Uno de los dos cuerpos femeninos (encima; Gebajo) encontrados en el suelo de fa casa. LEYENDA: a, gafas de madera para la nieve; b, puntas de flecha envueltas en pieles; ©, boisa de pie! con pesas; d, fragmento de cuero; @, piqueta para el hielo de hueso de baillena; /, manoplas de piel de oso polar; g. peine de mariil; h, peine de barbas de baliena; i, astil de madera: |, baldes de maciera; k, cazo de madera; |, manta de piel; m, bolsa de piel utilizada como almohada; n, botas; ©, bolsa de tripa; p, punta de flecha en asta; @, recipiente de barbas de ballena; r; bolsa de piel con equipo de costura; s, bolsa de pie! de ave; t, cuchilla de pizarra; u, listén de madera; ¥, piel de morsa; w, vasija de cerdmica. 59 60 El Marco de la Arqueologia PORCEMTAAE PIEDRA SILEX ORI BRONCE cenAMICA HUESO ASTA TIERRA WaERRO MADERA PIL CARBON PIZARRA CONCHA PLANTAS PANTANO Poncentajes de supervivencia de materiales en dreas huimedas y zonas de sequedad normal. Los restos orgdnicos se conserran mejor en las primeras. incluso los materiales mas frigiles —a pesar del agua hir- viendo que tuvo que emplear el excavador soviético Sergei Rudenko para recuperarlos. Los cuerpos de Pazyryk habian sido colocados en gran- des ataides con almohadas de madera, y se conservaron tan bien que se pueden apreciar sus espectaculares tatuajes. Las vestimentas comprendian camisas de lino, caftanes deco- rados, mandiles, medias y tocados de fieltro y cuero. Tam- bién habia esteras, material de decoracién de paredes, mesas con alimentos y cadiveres completos de caballos con bridas, sillas y otros arreos, También se han dado casos de conservaci6n similares en otras regiones circumpolares, como Groenlandia y Alaska. El yacimiento de Barrow constituye un buen ejemplo (ver cuadro). Otro ejemplo procedente de Alaska nos llega de la isla de St. Lawrence, en la que cl permaffost nos ha pro- porcionado el cuerpo de una mujer esquimal con los brazos tatuados, fechada en los primeros siglos de nuestra era. Las regiones mis meridionales pueden producir el mismo efec- to en altitudes elevadas, como la tumba de ¢poca incaica del Cerro de El Plomo en los Andes, que contenia el cadaver congelado, de forma natural, de un nifio que vestia un poncho de lana de camélido. En Groenlandia, los cuerpos de esquimales de Qilakit- soq, datados en el siglo xv DC, también habian sufrido una congelacién natural en sus tambas hechas en salientes rocosos y protegidas de los elementos; sus tejidos se habian contraido y decolorado, pero los tatuajes atin eran visibles (ver Capitulo 11) y sus prendas se encontraban en un estado de conservacién particularmente bueno. Puede verse un ejemplo més reciente de refrigeracién natural en las cumbas drticas de tres marinos britanicos que muricron en 1846, Los cuerpos se conservaron perfecta- mente en el hielo de la isla de Beechey, en el norte de Canada. En 1984, un equipo dirigido por el antropdlogo canadiense Owen Beattie, tomé simplemente unas muestras de huesos y tejidos para una autopsia, antes de volver a sepultar los cadaveres. Entornos anegados. Se puede realizar una distincién til para la arqueologia terrestre (por comparacién con la arqueologia submarina) entre yacimientos en terrenos secos y en pantanos, La gran mayoria de los yacimientos son “secos” en el sentido de que su contenido en humedad es bajo y la conservacién de restos orginicos es mala. Los situados en zonas encharcadas abarcan todos los encontrados en lagos, marismas, ciénagas, pantanos y turberas. Aqui, los materiales orginicos quedan realmente sellados en un medio himedo y carente de aire (anaerdbico) que favorece su conservacién, con tal que el encharcamiento sea mds o menos permanente hasta el momento de la excavacion. (Si un yacimiento hiimedo se seca, incluso s6lo de forma esta- cional se puede producir la descomposicién de los materia- les orginicos.) Uno de los pioneros de la arqueologia de pantanos en Gran Bretafia, John Coles, estima que, a menudo el 75-90 % y a veces el 100 % de los hallazgos en un yacimiento hiimedo son orginicos. Poco o nada de este material, como madera, cuero, tejidos, cesteria y restos vegetales, sobreviviria en la mayoria de los yacimientos de terrenos secos. Por esta raz6n, los arquedlogos prestan cada vez mas atencidn a las valiosas evidencias relativas a las acti- vidades humanas del pasado que se hallan en los yacimientos hiimedos. La amenaza creciente del drenaje y extraccién de éQué queda? La Variedad de la Evidencia 61 La arqueologia de yacimientos pantanosos comenzé en la Suiza del Xix con el descubrimiente de postes cuando el nivel de los lagos era hajo. turba en los pantanos, que constituyen sélo un 6 % de la superficie terrestre total, da a esta labor una urgencia adi- cional. Las cualidades de conservacién de las zonas pantanosas varian mucho. Las turberas dcidas son favorables para los restos de madera y plantas, pero pueden destruir el hueso, el hierro ¢ incluso la ceramica, Por su parte, los famosos yaci- mientos lacustres de las regiones alpinas de Suiza, Italia, Francia y el sur de Alemania mantienen en buenas condi- ciones la mayoria de los materiales. Las turberas, situadas casi todas ellas en latitudes septen- trionales, constituyen uno de los entornes mis importantes de la arqueologia de pantanos. Por ejemplo, los Somerset Levels, en el sur de Inglaterra, han sido el escenario no s6lo de las excavaciones llevadas a cabo a principios de este siglo para recuperar las bien conservadas aldeas lacustres de la Edad del Hierro de Glastonbury y Meare (cuadro, Capitulo 1), sino también de una campaiia muy ambicio- sa en las dos tiltimas décadas, que ha desenterrado nume- rosos caminos de madera (incluyendo la “carretera mis vieja” del mundo, un tramo de via de 1,6 km de 6.000 afios de antigiiedad), asi como numerosos datos relativos a las técnicas primitivas de trabajo de la madera (Capitulo 8) yal medioambiente del pasado (Capitulo 6). En la Europa continental y en Irlanda, las turberas también han conser- vado numerosos caminos —en ocasiones con huellas de los carros de madera que los recorrieron— y diversos res- tos frigiles. Otro tipo de pantanos europeos, como las marismas costeras, nos han proporcionado barcas excava- das en troncos, palas de remo e incluso redes y trampas de pesca. A pesar de todo, fos cuerpos son, sin duda, los hallazgos mas conocidos de las turberas de la Europa noroccidental. La mayoria de ellos se remontan a la Edad del Hierro, El grado de conservacién varia mucho y depende de las con- diciones concretas en que fueron depositados los cadaveres. La mayoria de los individuos sutrieron una muerte violenta y. probablemente, fueron ejecutados como criminales, 0 bien sacrificados, antes de ser arrojados a la ciénaga. Los mejores ejemplos, como el hombre de Tollund en Dina- marca, se encontraban en un estado realmente extraordina- rio, slo las manchas del agua de la turbera y el acido tinico indicaban que eran antiguos en vez de modernos. Bajo la picl, los huesos habian desaparecido, al igual que los érganos internos, aunque se pueden conservar el estémago y su contenido (Capitulo 7). En Florida, incluso se han recupe~ rado cerebros humanos prehistoricos (Capitulo 11). En algunas ocasiones, pueden producurse circunstancias de encharcamiento dentro de timulos funerarios —una version del fenémeno siberiano en el clima templado—. Los enterramientos en atatides de roble del norte de Europa durante la Edad del Bronce y, sobre todo, los de Dina- marca, datadas en torno al 1000 AC, se componian de un nucleo interno de piedras que rodeaban al sarcéfago de troncos y de un timulo circular construido encima. El agua se filtraba al interior y, al combinarse con el tanino que exudaban los troncos, creaba unas condiciones de acidez que destrufan el esqueleto pero conservaban la piel (deco- lorada, como en los cuerpos de las turberas), el pelo y los ligamentos de los cadiveres contenidos en los atatides, ade- mis de sus vestimentas y objetos, como los recipientes de corteza de abedul, 62 El Marco de la Arqueologia | 5 =\ » | oe Reconstruccién de Ia plataforma fimeraria de Okeechobee, en Florida, Se produjo un fenémeno bastante similar en los barcos que utilizaron los vikingos como tumbas. Por ejemplo, el barco de Oseberg, Noruega, que contenia el cuerpo de una reina vikinga del 800 DC aproximadamente, estaba sepultado en la arcilla y cubierto por una envoltura de pie- dras y una capa de turba que lo sellé y aseguré su conserva- cidn. Los asentamientos lacustres han rivalizado en popularidad con los cuerpos de las turberas desde que se produjo, hace mas de un siglo, el primer descubrimiento de postes de madera, 0 pilares de viviendas, en los lagos suizos. La idea romiintica de aldeas enteras construidas encima de soportes sobre el agua, ha dado paso al descubrimiento del predo- minio de los asentamientos a orillas de los lagos, gracias a la detallada investigacién llevada a cabo desde la década de los 40. La variedad de los materiales conservados es asombrosa, no sdlo estructuras y artefactos de madera o tejidos, sino también nueces, bayas y otros frutos, como en el Charavi- nes neolitico de Francia. Quizis, la mayor contribucién a la arqueologia hecha por los asentamientos lacustres y otros yacimientos curopeos cn pantanos, durante los tiltimos afios, sea, sin embargo, que han proporcionado gran cantidad de madera en buen estado para el anilisis de los anillos de crecimiento anual de los arboles. En el Capitulo 4 veremos el avance que ha supues- to en la claboracién de una cronologia precisa basada en los anillos de crecimiento, para ireas del norte de Europa y que se remonta a miles de afios atras. Podriamos afiadir que las antiguas dreas riberefias de pueblos y ciudades pueden constituir, para la arqueologia terrestre, otra fuente valiosa de maderas empapadas y con- servadas. Los arquedlogos han tenido especial éxito en la excavacién de algunas zonas del area portuaria del Londres romano y medieval, pero tales descubrimientos neo se limi- tan a Europa. A principios de la década de los 80, arqueé- logos de la ciudad de Nueva York excavaron un barco del siglo xvii en buen estado, que habia sido hundido para sustentar en ese lugar la orilla del East River. No nos sor= prende que sea la propia arqueologia subacuatica, en rios y lagos y, sobre todo, en el mar, la fuente de hallazgos sumer- gidos mds importante (cuadro, Capitulo 3). EI principal problema arqueolégico de los hallazgos subacuaticos y, sobre todo, de la madera, es que se deteno- ran ripidamente una vez descubiertos, comenzando a secar- se y a romperse de forma casi inmediata. Por tanto, han de ser mantenidos himedos hasta que puedan ser tratados o congelados en un laboratorio. Este tipo de medidas de con- servacién ayudan a explicar el enorme costo de la arqueo- logia subacuitica y de pantanos. Se ha caleulado que los gas- tos de la “arqueologia hiimeda” son cuatro veces mayores que los de la “seca”, Pero la recompensa, como hemos visto, es enorme. Esta recompensa también sera muy grande en el futuro. Florida, por ejemplo, tiene aproximadamente | ,2 millones de hectareas de depésitos de turba, que, con base en las evidencias actuales, contienen probablemente mis artefac- tos orgénicos que cualquier otra parte del mundo. Hasta ahora, las dreas pantanosas de este lugar han proporcionado mis embarcaciones prehistéricas que cualquier otra region, ademas de tétems, miscaras y figurillas, fechadas incluso en el 5000 AC, En la Cuenca de Okeechobee, por ejemplo, se ha encontrado una plataforma funcraria del primer mile- nio AC, decorada con una serie de grandes postes torémi- cos tallados en madera, que representan una coleccidn de animales y pajaros. Tras un incendio, la plataforma se habia hundido en una charca. Sin embargo sdlo recientemente en Florida la recuperacion de hallazgos sumergidos se ha producido mediante una excavacién cuidadosa, y no sim- plemente como un resultado del drenaje, que esté destru- yendo grandes areas de depésitos de turba y, con ellos, cantidades incalculables de evidencias arqueoldgicas de todo tipo. ¢Qué queda? La Variedad de la Evidencia 63 RESUMEN La evidencia arqueolégica de que disponemos depende de algunos factores importantes: pnmero, lo que la gente, pasa~ da y presente, ha hecho con ella (procesos postdeposicio- nales culturales), segundo, lo que han conservado o des- truido las condiciones naturales, como el suelo y el clima (procesos postdeposicionales naturales}; y tercero, nuestra habilidad para encontrarla, reconocerla, recuperarla y con- servarla. No podemos hacer nada respect a los dos prime- tos factores, que estin a merced de los elementos o del comportamiento humano anterior. Pero el tercero, que es cl protagonista de este libro, progresa constantemente, en la medida en que comprendemos mejor los procesos de des- composicion y destruccién y diseftamos estrategias de inves- figacion y técnicas auxiliares para sacar todo el partido posi- be a la evidencia arqueolégica que ha sobrevivido hasta oy. Lecturas Adicionales Pueden encontrarse buenas introducciones a los problemas relati- vos ala conservacién de los materiales arqueolégicos en: Binford, LR. 1983, In Pursuit of the Past: Decoding the Archaeolo- gical Record, Thames & Hudson: London & New York. (Hay traduccién castellana: Em bssca del pasado. Barcelona. 1988) Clark, J.G.D. 1960, Arhacology and Society. (3rd. ed.) Methuen: London; Barnes & Noble; New York. (Capitulo 3.) Coles, B. & J. 1989. Poople of the Wetlands: Bogs, Bodies and Lake- Dwellers. Thames & Hudson: London & New York. Dimbleby, G. 1978, Plants and Archaeology. Paladin; London. (Capitulo 7). Nash, D.T, and Petraglia, M.D, (eds). 1987. Natural Formation Processes and the Archaeological Record, British Arch, Reports, Int. Series 352: Oxford. Schiffer, M.B. 1976, Behavioral Archaeology. Academic Press; New York & London. Schiffer, M.B. 1987. Formation Processes of the Archaeological Record University of New Mexico Press: Albuquerque

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