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Joel Verduge Cérdova Revista Life (en espanol). ‘Semanorio Primera Plana. Fuentes en Internet Anouto Paes, Yolanda. Nov. 1997, La esencia de viario: moderni- dad y postmodemidad [en linea). Disponible en http://rcci net/globalizacion/ta01 him [consulta: 8 ene. 2009). Nascaeo, Amés. “Una Genealogia de la Postmodemidad en el Contexto Latinoamericano", disponible en http://taminaka, ynimag.edu.co/antrapologia/una genealogia de ia post- modemmi.pin Archivos Archivo del Museo Regional de la Universidad de Sonora, Archivo General de la Universidad de Sonora. Archivo personal de Armando Moreno Soto. Archivo personal de Luis Rey Morano Gil Hemeroteca del Museo y Biblioteca de Ia Universidad de Sonora, Fuentes orales Entrevista realizada a Mario Licén Cabrera en 2004, a través de Intemet, Imagenes fotogrdticas Copiadas y recolectadas de periédicos y revistas de la época, Citadas arriba, Tamadas por testigos. +3546 Movimiento estudiantil e institucién: la Universidad Michoacana de San Nicolds de Hidalgo, 1956-1966 Antonio Gémez Nashiki El arficulo es un recortido axial por los principales movimientos es- tudiantiles ocurrides durante una década: 1956, 1960, 1963 y 1966: un periodo poco estudiado y marginal de la historia en las institu- ciones de educacién superior en nuestro pais. CCruce de historia institucional y movimiento estudiantil, esta in- vestigacién muestra el vérligo de una generacién que desafié, de distintas formas, al poder public. Cada movimiento estudianti, més, alld de la claridad de sus peticiones, magnitudes demograficas que ‘abareé 0 trascendencia histérica de sus propuestas y demands, es una manifestacién que tuvo la capacidad de producir cambios en la sociedad, Las huelgas, con sus caracteristicas especificas y Ib gicas particulares, forman una trama compleja, que no es més que una muestra de la vitalidad Universitaria: disputa y negociacién: de- finicién constante de normas y regias, formales y secundarias; tensio- nes intemas entre elser y el hacer, entre lo insttuido y lo instituyente. EI movimiento estudiantil que se gesté en la Universidad de Michoacan es el signo de una generacién de jévenes que luché en defensa del proyecto de educacién popular. Una lucha ideo- égica, verbal, lena de esperanzas y no pocas veces encamizada. La protesta juvenil, traducida en manifestaciones y huelgas. es la expresion vital de la accién colectiva, fragua de identidades, ver- tedero de pasiones encendidas, desatadas y violentos. Para los sujetos de esta investigacién, la universidad, la insti- tucién, es un todo. Un lugar para vivir, aprender, formarse expec- +355 + Antonio Gémez Nashik tativas, amar (Kaas, 1989). La historia de la universidad cuenta, en sus méltiples capitulos, cémo se forjé buena parte de la identidad de muchos jévenes universitarios de los afios cincuenta y sesenta, mediante acciones que rebasaron sus muros, legando a ser noti- cia de primera plana, 0 protagonizando actos intimos de donde surgieron posteriormente las movilizaciones publica. 1 trabajo de investigacién suraié de la necesidad de com- prenderlo que sucedia en ia insitucion y tratar de describirla parte no vista: el memento en que se forjaron los movimientos estudianti- les y, desde luego, repercutieron en la escena publica. La mayoria de los trabajos de investigacién sobre el movimiento estudianti se centra_en la accién, cuando las huelgas ya estén presentes, ha- cclendo poco énfasis en las causas que originaron tal moviizacién, Por esta razén era importante, como premisa, conocer algo de Ia historia institucional, pero también de los actores, es deck, quignes, por qué y cémo Io habian hecho. Se frataba de buscarla gestacién de los movimientos estudiantiles, de las pasiones, intere- ses. contradiccinnes de los estudiantes, cansiderads en cuanto a su desarrolo e insercin en el gran escenario universitario, Las huelgas universitarias' La primera de elas aparece en 1956; el lema del movimiento es “Los Universitatis al servicio de la clase laborante”. Fue un periodo signado por la precaria situacién fnanciera, material y econémica de lat insfitucién. Se trata de una huelga que buscaba, como obje- tivos centrales: romper con la decadencia que habia prevalecido por muchos aiios en la universidad, solcitando mayores recursos financieros y materiales, e iniciar una reforma profunda que con- sideraba la modificacién de la Ley orgénica La segunda huelga se registra en 1960, yellemaes “Lahvelga moral”, un movimiento de corta duracién, pero muy significativo, ues establece las bases de un nuevo alscurso estudiantil. Los j6- Un desarrollo ampio de cada una de las hveigas se encuentra en la test de doc forodo: "Movimiento estudiantl¢instucin. La Universiad Michoacone de San Ne Cols de Hidalgo, 1986 1968", oe-cnvesay, 2003, +956 + Movimiento estudiantileinsttucién venes demandan la consecucién de una reforma profunda para la universicad: eliminar el carécter socialista de la misma y buscar que promueva ya no sélo profesiones liberales. como medicina Ingenieria o leyes, sino también técnicas, para apoyar la industria- lizacién del pais y ayudar al desarrollo de la entidad. El tercer movimiento huelguistico se regisita en 1963 y se dls- fingue por varios pronunciamientos; quizé el més famoso es “Uni- versidad o muerte", que aborda el dificil proceso institucional para elaborar la nueva Ley orgénica aprobada en 1961, asi como fa eleccién del doctor Bf de Gortari para ocupar la Rectoria, Bajo esta administracién, la universidad logré un vertiginoso desarrollo académico, sin precedentes. Sin embargo, este proyecto fue trun- cade violentamente por sectores universtarios, extra universitarios y dtectamente por la represién del gobiemo estatal, que impuso Una Ley orgénica que se proponia controlar a la universidad y a los universitarios, medida rechazada por los simpatizantes del de- gortarismo, quienes desafiaron al poder pubiico con un costo muy ato: la muerte del estudiante Manuel Oropeza y la instauracién do Ia era del porismo en la insftucion £1 Ultimo movimiento es el de 1966, denominado por un sec- tor “El deber de luchar por la justicia de los de abajo"; el eje ver- tebral fueron las deterioradas relaciones existentes entre la univer- sidad y el gobernador, que legarian a su punto més violento al autorizarse el ciza de tarifas en los transportes pibblicos urbanos de la ciudad. Los estudiantes abanderaron esta causa “en defen- sa del pueblo", y derivé en el asesinato de otro nicolaita a manos del gobiemo; la ocupacién por parte del Ejército del Colegio de San Nicolas, corazén de la Universidad Michoacana: destruccién de su biblioteca: detencién en forma violenta y arbitraria de un numero considerable de maestios y estudiantes y, finaimente, la destitucién del rector y la Junta de Gobierno, que se opusieron a los designios del gobernador. £1 conflicto tuvo como colofén el de- creto de una nueva Ley orgénica en 1966, donde el Ejecutivo, de nueva cuento, establecia condiciones para mantener bajo con- {ol Gla Universidad: entre otras: suprimirla educacién secundaria, que pasaria aiinstancias de fa ser eliminar las casas de estudiantes: +357 + Antonio Gémez Nashik clausurarla Facultad de Altos Estudios y designar una nueva Junta su conveniencia, Movimiento estudiantil y generacién El movimiento estudiantil que aqui se analiza implica necesaria~ mente hablar de un problema generacional. El hecho de que movimientos como los de 1956 a 1966 estén protagonizades por estudiantes significa que quienes actuaron principalmente en las movilizaciones fueron, en su mayoria, jévenes que cursaban estu- dios en Ia escuela secundaria, la preparatoria o en alguna escuela © facultad de Ia Universidad de Michoacén. La primera diferencia que debemos establecer ante un con- cepto tan debatide como el de "generacién" es que el problema No radica en que las personas coexistan en la misma época, que crezcan juntas, tengan una infancia y juventud comin, sino en lo que las identifica como miembros de una generacién: sus expe- riencias comunes, las influencias decisivas que han sutrido y los problemas histéricos similares que enfierilun (Neumann, 1739:623), Karl Mannheim observé que los movimientos generacionales sur gian de lo que denominé unidades generacionales, cuando pe- ‘quefios grupos de jévenes se forman en tomo a una serie de ideas Y perspectivas nuevas, comienzan a establecer pautas culturales distintivas y visibles que se oponen alas establecidas, y captan el interés de citculos progresivamente amplios de individuos perte- necientes a sus grupos de edad (Mannheim, 1975:276). Por ello, hay que establecer una diferencia significativa entre una generacién biolégica y una de tipo politico-cultural. Los elemen- 105 que consfituyen una generacién poiitico-cullural, 0 sociolégica, siguiendo a Mannheim, estan fuertemente centrados en una “ac- cién histérica relevante", como las huelgas que se presentan en la Universidad, que trastocan los destinos de un grupo de individuos y Producen en ellos un fuerte impacto en la conciencia generacional: la generacién no puede ser vista ni como grupe conereto co. munitario, por ejemplo la familia, ni como un grupo conereto sociativo [partido politico}, sino que, igual que la posicién 358+ Movimiento estuctonte insttucién de clase, la generacién se constituye esencialmente por una localizacién {lagerung) comin de un niimero de individuos dentro de una estructura social como un tipo espectfico de accién histérica relevante. (Mannheim, 1975:276) La localizacién {lagerung), la pertenencia de los individuos a una clase, en este caso estudiantes, y la accién histérica relevante en la que paricipan: la paralizacién de actividades en Ia institu- cién Jo huelga-, también denominado “acontecimiento genera- ional”, son elementos que forman una conciencia generacioncl. Lo que define la dimensién de la generacién estudiantil ante un acontecimiento generacional es producto de los “limites” tem- porales y espaciales de un hecho histérico, del mismo modo que el grado de singularidad de dicho acontecimiento determina el grado de dificuitad que tal generacién experimentard al intentar comunicarse con las anteriores y posteriores. Para los casos que nos ocupan, existen solicitudes presentes (Flacks, 1971:51) en todas las movilzaciones: mayor presupuesta, majors en las condiciones {isicas y materiales de la inslitucion, asi como de las casas de estu- diantes, y cambio en la Ley orgénica, demandas que los estudian- tes presentarén en sus respectivos pliegos petitorios. Los movimientos estudiantiles de 1956 a 1960 logran articu- larse y presentarse como entes opositores en funcién de una soli- daridad generacional, entendida como el sentise victimas de un ‘enemigo comin: el gobierno, representado por la figura del go- bemador, y por experiencias concretas relevantes o de violencia: muerte de estudiantes, enfrentamientos con la policia, marchas, ‘ataques contra edificios puiblicos, que provocan en los estudiantes, un mecanismo de defensa ante la agresién a su hombria, perpe- trada por sus mayores. La solidaridad generacional en momentos de crisis fue siempre el mas poderoso resorte de las huelgas y mo nifestaciones estudiantiles: el impulso de ayudar conjuntamente a una causa pocas veces distinguible o clara a primera instancia. El elemento de mayor importancia lo constituyeron las nommas restrictivas de Ia libertad de palabra y de reunién, el espionaje, Ia intimidacién, la brutalidad de Ia policia y el iefutable impulso +359 + ‘Antonio Gémez Nashik de solidaridad generacional hacia los compafieros maltratados. La solidaridad generacional con los condiscipulos ultrajados, hum llados, encarcelados, airestados o expulsados, fue casi siempre la Principal causa emocional de las manifestaciones estudiantiles, y el témino de esta represién, una de las demandas més facilmente identificables por los estudiantes, La violencia mostrada por los estudiantes opera en un primer momento como un agravio comin a la conciencia de la masa, una “descarga’; es el instante en el que todos los que pertene- cen aella quedan despojados de sus diferencias y se sienten como iguales (Kiineberg, 1975:123); en segundo lugar, juega la funcién de unificar y dar coherencia a la protesta: “una vez constituida, quiere crecer con rapidez [...] Mientras esté creciendo ~por ejemplo, en situaciones revolucionarias, que comienzan con masas poco nu- merosas pero de alta tensién- acusa como sise tratase de una res- triceién todo lo que se opone a su crecimiento” (Canetti, 1997:17). Por esta razén los movimientos estudiantiies convierten los enfrentamientos mas violentos en simbolos y estandartes que se identifican a las generaciones; es el origen de los espacios miticos ysimbolicos de referencia que tienen (Baczko, 1991:11). Los movimientos estudiantiles que se suceden en periodos de tiempo relativamente cortos, con una diferencia de sélo cuatro ifs, son protagonizados por una generacién de javenes que res- ponden a carencias institucionales: bajo presupuesto, deteriora de las condiciones fsicas y materiales de trabajo, cuestionamiento @ la legislacién y tipo de gobierno universitario, entre otras; 0 de carécter social, como en el caso de 1963 y 1966, en donde los i6venes adoptaron como causas de lucha el alza de tarifas de ca- miones y el respeto a la libertades civiles de los ciudadanos. La generacién de los sesenta, a diferencia de lo que sefialen otras posturas, no tiene un tiempo estable o uniforme de actua- cién; aunque si una marcada influencia y poder sobre otras gene- raciones, denominado en ocasiones tiempo vital (Ortega y Gasset, 1928:147),? y que va a estar en funcién del contexto social espect 2 Véate J. Otege y Gosse. EImismo concepto lo consideraba como une de las pie +360+ Mavimiento estudianti‘e insitucién coy de la toma de posicién que adopte el grupo de individvos. La repeticion de crisis histéricas en un periodo corto puede multiplicar las acciones y el protagonismo de Ia generacién polifica actuan- te, que coincide con otra en una época determinada, como es el caso de los estudiantes que participaron en las huelgas de 1949 y 1960: “El hecho de que suria una nueva generacién cada aio, cada 30 afios © cada 100, 0 de que su aparicién tenga en ab- soluto una periodicidad determinada, depende enteramente del contexto social especifico” (Mannheim, 1975:276) La coexistencia de generaciones distintas también se puede: ‘entender a partir de la posicién con la que los individuos action ‘ante el “acontecimiento generacional” que los identifica fuerte- mente. La coexistencia ante una minima magnitud de cambio social deja de lado Ia idea esquemética que argumenta que el motor de la historia esté en funcién del enfrentamiento de una ge- neracién joven y otra vieja. Las actitudes y valoraciones de una generacién pueden identifcarse como naturales y légicas a primera vista: par ejem- plo, decir que: “los jévenes son revolucionarios", en contra de la Vieja generacién, denominada “iradicionalista”, “autoritaria”. Estos aspectos no son determinantes para explicar el comporta- miento de cada generacién, y es asi porque algunas actitudes y valoraciones pueden ser compartidas por ambas generaciones: “Lo decisivo en Ia idea de las generaciones no es que se sucedon. sino que se empaiman. Siempre hay des generaciones actuan- do al mismo tiempo, con plenitud de actuacién sobre los mismos temas y en tomo a las mismas cosas, pero con dislinto indice de edad y, por ello, con diverso sentido” (Canetti, 1997:12). {as Gave pora comprender al derarolo de lahore: "Las varaclones de la sensib ldo vital que son decsivas en la historia se presentan bajo la forma de generacion Uno generacion no es un purade de hombre egregios, ni simplemente una maso: fs coma un nueva cuerpo social integra, con sy minora selecia y su muchedum bre, que he sido lanwado sobre el émoo dela eustencia con una Krayectora vital eterminada, Le generacién, comoromiso dindmico entte masa e indvicvo, eS e concepto masimportante de la historia . px dectio a. el gome sobre el que é3to fjecuta sus movimientos", "En fomo a Galles”, Obras Completas, vol. v. Madhid:[. 1923, p.14. +3616 Antonio Gémez Nashik Los intereses que cada generacién persigue, asi como su par ticipacién y postura ante un mismo acontecimiento, se pueden ver de manera esquemética de Ia siguiente forma: "Mientras el coro de los viejos en actitud de irse entona la melodia ‘Nosotros hemos sido’, el coro de los cincuentones, plantado arriba, repite su canti- ela ‘Nosotros somos’, y el coro de los adultes jévenes, que apenas va entrando, canta: ‘Nosotros seremos'" (Gonzélez, 1986:6). La generacién representa un tipo especifico de grupos de ‘edad semejante; adolescentes y jévenes universitarios, cuyos ran- gos de edad osciian entre los 15 y 22 afios, expuestos al mismo tipo de eventos, influencias y experiencias. £1 componente de la edad tiene una significacién especial, pues se considera un recurso bé- sico para participar en un movimiento estudianti; en relacién con la generacién, mantiene una estrecha vinculacién en tanto que tiende a existir entre determinados grupos, y los procesos de cons- truccién de identidades individuales y colectivas ayudan a explicar Ia forma y tipo de participacién de los movimientos estudiantiles de os sesenta. Por esta raz6n. la mera contamporaneiciad bioldgica s6lo se convierte en algo sociolégicamente significative cuando también existe una participacién compartida en las mismas circuns- tancias histéricas y sociales. Por tilimo, es importante sefialar que, en el marco de este trabajo, el concepto de generacién que se ‘emplea va més allé de considerarla solamente como un lugar de Tuptura y continuidad, porlo que esté en funcién de la explicacién de las continuidades que se registran entre las diferentes huelgas Uuniversitarias, que se mantienen como un principio de unidad, in- dependientemente del tiempo que las separa. Por ejemplo, entre la primera huelga de 1956 y la de 1966 se muestra una linea de continuidad y da cuenta de cémo persist una cultura de opo- sicién a las situaciones dadas; una ideologia de resistencia, asi como la estructura organizativa mostrada por el movimiento estu: diantil michoacane alo largo de la década de estudio, Movimiento estudiantil Los movimientos estugiantiles que se registran en la Universidad de Michoacén se definen como acciones colectivas que, mas alld de +362 + Movimiento estudlontle institucion la claridad de sus peticiones, las magnitudes demogréficas que posefan o la trascendencia histérica de las propuestas y demandas que planteaban, fueron capaces de producir sociedad; es decir situaciones, relaciones y sujetos en los mbitos de la economia, cu tura y politica, Sus miembros eran motivades por la conviccién de ‘que su generacién deberia cumplir una misién histérica en la cual la vieja generacién, las otras elites o clases habian fracasado, Coracteristicas Elmovimiento estudiantil de Morelia buscé incesantemente, como un rasgo caracteristico de su accién, identificarse con las clases mds humildes de la sociedad, viendo en ellas una fuente de poderio masivo. Es lo que se denomina el ingrediente populista. Los estudiantes, en sus alscursos y en algunas acciones, manifestaron identificarse con aquellos a quienes la sociedad y sus mayores re- primian. En cierto sentido, era un reciamo generacional que sefic- aba la desautorizacion de sus mayores. Al “perderies el respeto’ los estudiantes buscaron ofientacién en los més avanzados pro- fetas y fildsofos contempordneos. Impulsado por una amalgama de emociones, con ingredientes de altruismo, autodestruccién y deseos contradictorios de identificarse con los més humildes y, al mismo tiempo, de gobemar por ser las mejores, el movimiento es- tudiantil combiné de modo trdgico un elevado idealismo con una violenta iracionalidad, pemiciosa para ese mismo idect. Lo actitud de los jévenes se guiaba por el deseo de obtener la adhesion popular y de que ésta los siguiera y depositara en ellos, un voto de confianza, ya que se consideraban aptos para sefialar los reclamos sociales y las injusticias que sufria el pueblo: sienten ser una suerte de conciencia de la sociedad. Como intelectuales, he- rederos orgullosos del prestigio de sus predecesores 0 adauirido re- cientemente bajo el estatus universitario, los estudiantes sefialaban insistentemente su vocacién por gobemar; como jévenes ideaiistas, experimentaban un misticismo social, una necesidad de contundir- se con la gente humilde, como los campesinos de Urvapan, Zamo- ra y otros pueblos. Esta mezcla de ellismo intelectual y misticismo populsta es un rasgo que marcé los movimientos estudiantiles que ‘aparecieron en Michoacén durante la década mencionada. 363 Antonio Gémez Nashiki La convocatoria al pueblo también se debié a que los jovenes carecian del peso suficiente, por falta de nimero y de fuerza, para llevar a cabo la transformacién de la sociedad, por lo que necesi- taban el mayor nimero posible de apoyos. El iamado estudiantil, insctito en sinnémero de panfletos y mantas, se inicié con la exalta- cién popular y por la misién pregonada con todo fervor, que nace de la dedicacién desinteresada de redimir y de hacer que el pue- blo tome conciencia de la explotacién de la cual era victima. Los jovenes michoacanes mostraban los rasgos de una elite estudiantil ungida y elegida por Ia historia para guiar a sus atrasados pueblos. Los estudiantes de Morelia sefialaban insistentemente ser una elite histérica, que no era otra cosa que verse a si mismos como los mas jovenes, los renovadores, los mas puros, los incomuptibles, desintere- sados y, sobre todo, los custodios del intelecto, La etapa populista del movimiento estudiantil comienza con la convocatoria a la accién masiva. Al pueblo se le consideraba, segtin las entrevislas de los protagonistas de aquel entonces, de- asitaria de la verdad. Los estudiantes sefialaban que ol pucblo era el Unico portador de todas las virtudes posibles, y que en torne él debian dirigir sus acciones. En el desarrollo de éstas, siempre se apelé a la consulta masiva del pueblo y a su respuesta como ‘el mejor método de decisién, con lo cual simulaban una accién directa del pueblo, cuando en realidad, en las sociedades mulitu- dinarias y complejas, estas situaciones se resolvian a través de de- legar irestrictamente el poder a un lider o dirigencia, en este caso los estudiantes, que jugaban el papel de portavoz de Ia sociedad, Gran parte de! populismo en los movimientos estudiantes se puede resumir en las frases: “ir hacia el pueblo", “unete pueblo”, 0 “tegresemos al pueblo". Entregarse al pueblo representaba una suerte de expiacién social, y simbélicamente significaba conver- firse, aunque fuera de momento, en portador legitimo de las de- mandias y peticiones de los sectores trabajadores y campesinos. Una y otra vez los ex estudiantes entrevistados describieron el extrafo e indefinido sentimiento de rebelién que experimentaron en sus dias juveniles. "Surgia de aigin lugar muy profundo de nues- fo ser, sin saber a ciencia cierta de dénde”’. Uno de los ideres mas +3646 Movimiento estuciontle insttucién connotados del movimiento estudiantil senalé, con precisién, par- te del sentimiento experimentado: “el inconsciente revolucionario. existia mucho antes que la conciencia revolucionaria”. A los jove- nes de aquel entonces los impuisaba el deseo de buscar una cau- sa la cual entregarse: tratar de identificarse con los econémica- mente desposeidos, aunque en algunos casos su actitud no tenia como fundamento una situacién personal de inferioridad econd- mica. Recuerdan algunos entrevistados que muchos estudiantes jamds habjan tomado el arado o siquiera trabajado alguna vez en ‘el campo, pero que eran los més fervientes impulsores de denun- iar el trabajo de explotacién que sutria el campesino; algunos se- Aalaban que sus compaiieros: “hablaban y vestian como sifueran, campesinos", con tal de que su llamado fuera atendido. Los estudiantes huelguistas de 1963 y 1966, los denominados ‘activistas, dieron a conocer las frases de “buscar independencia”, ‘quemar las naves", “hacer vide fuera del hogar”, que insistente- mente pronunciaban los que por primera vez se desigaban del sone familiar para estudiar en la universiciad 0, en oittas casos. que cuestionaban diectamente Ia autoridad patriarcal. Era la auto ‘exigencia de cortar el cordén umbilical y erigirse en agentes con capacidad de accién propia. Los estudiantes resaltaban al méx- mo su parlicipacién en las misiones culturales que realizaba la uni- versidad, y muchos estaban convencidos de que no sélo se trata ba de dar instruccién elemental a los pobladores cercanes, sino. que cumplian e insirumentaban una funcién “politica de transfor- macién revolucionaria para el pueblo” (Balandier, 1984) Esa busqueda de Ia independencia con respecto de la vieja generacién persistié a lo largo de toda la lucha estudiantil. Muchos de los j6venes involucrados en el movimiento sactificaron gran par- te de su tiempo, sus carreras y en algunos casos sus empleos, para offendar sus esfuerzos en aras de una “extrafia obsesién colecti- va"; e! pueblo. El pueblo, en contraste, siempre se mostr6 apatico, indiferente y hostil, dando con ello origen a una nueva postura: los, jévenes revolucionarios que se erigfan en lideres y que intentaban desempejar el papel de conciencia de la sociedad, enunciando sus imperatives categéricos de libertad, tratando a toda costa de +365 + Antonio Gémez Nashik reemplazar a los dirigentes gubenamentales establecidos, como era el caso del gobemador Arriaga Rivera. En las flas de! movimiento estudiantil de 1966, el populismo adopts fintes més dramétices al producise una polémica enire dos facciones: por un lado, jévenes que deseaban establecer Contactos con Ia clase trabgjadora y, por otto, aquellos que es- aban més preocupades por objetivos académicos, como la au- tonomia, la titviacién, el espacio estudianti, entre otros. Ambos bandos sefialaban que el objetivo era el mismo: la solvacién del pueblo; unos, por Ia via directa de la accién, y los otros, por la ‘opcién gradual, tratando de consolidarse primero ellos dentro del sistema, para después brindar apoyo a los marginados. igrediente populsta establecié una diferencia clara pora dar paso ao que poctiamos llamar el sindicalismo estudianti de las huelgas de 1956 y 1960, que se caracteriz6 por demandar asuntos relacionados con el bienestar de los estudiantes: becas, comedo: £25, dormitorios, transporte. Los sindicatos de estudiantes también demosiraron su incenfermidad en contra del gobiemo, pero eran organizaciones estudiantes puras y simples, que se dedicaron a satisfacer exclusivamente los intereses “normales de los estudian- tes", porlo que carecian de una vocacién populsta, Las disputas por el iderazgo en el seno de la dirigencia estu- dianti en torno a qué hacer y cémo, produjo fracturas en el movi- miento, prevaleciendo preferentemente un discurso radical, don- de los diigentes estudiantiles resultaban ser més radicales que los ditigidos, y establecian como premisa un cambio total, sin el cual no serfa posible lograr un acuerdo social y mucho menos acadé- mio para la institucién. Para la dirigencia estudianti, el movimien- to debia de fungir como una vanguardia lamada a cumpii los ob: jetivos y metas que la viela generacién habia dejado inconclusos © abandonados. Se planteaba para ello la desintegracién de la estructura absolutista y burocrética existente, cuya manifestacién més evidente era el gobiemo de Arriaga Rivera, Los estudiantes apostaron -en primera instancia- a que serian seguidos en sus acciones de rebeldia por ofos sectores en contra del gobernador. Por esta razén, para buena parte de la +366 « Movimiento estudtantie institucién estudiantil era necesario e indispensable realizar manifestaciones, demestraciones de fuerza en actos publices para mantener pre- sencia, pues éstos serian el medio para educar polticamente a la sociedad y diigitla. La accién callejera se convirié en una piezo central de la estrategia estudiantil; era como un recurso necesa- tio, un desafio al poder publico que ponia de manifesto que el poder no era intangible. Sin embargo, el movimiento estudianti, al etigise en Ider de la sociedad, reproducia en sus pronunciamien- tos muchos de los aspectos bésicos de ésta, a la que. al parecer, deseaba democratizar, tendiendo a ser autoritario. intransigente, Violento y muy sensible al dominio carismético. B sactiicio colectivo como expresién de solidaridad genera- ional ue unrasgo permanente del estudiantado alo largo de toda la época. & esp populsta allemaba fuertemente con el deseo de emprender acciones heroicas, inclusive teroristas. La deses- peracién provocada por la inercia del pueblo hacia sus lamados era en realidad lo que los motivaba, en gran medida, a empren- der actos svicidos, carentes de taclo razonamianta, Par ejemplo, el intento de los estudiantes en 1966 de volar la planta eléctrica. En este tipo de acciones, la muerte ejercia una cabal seduccién sobre los j6venes, lo cual se vio claramente cuando el asesinato de algu- nos miembros del movimiento estudianfl caus6 un fuerte impacto €en los participantes de esas movilzaciones, cteando en tomo a los J6venes asesinadios una mitologia donde los coidos adquirieron el rango de héroes, como dice Carlyle, no por serlos més copaces, ni porque hayan sido los que soportaron la mayor parte de la carga, sino por la fuerza dramética del hecho y las circunstancias en que murieron, Las tendencias populsta y elista produjeron, principal mente en las movilzaciones de 1963 y 1986, un masoguismo mérbi- do y destructor entre los estudiantes de Morelia. CContinuidad y discontinuidad ‘en los movimientos estudiantiles Lo tendencia a la discontinuidad es un problema complejo de anaiizar, en funcién de las condiciones y parlicularidades de cada moviizacién, es decir de: |) La identificacién personal entre los su- +867 « ‘Antonio Gémez Nashik jetos y las demandas que plantea el movimiento, 2) La cambiante osicién de los sujetos y de as relaciones que se establecen en el seno de {a institucién, y 3) La forma particular que adoptan las practicas politicas puestas en juego por los estudiantes. De acuerdo con el planteamiento estipulado de conformar la identidad colectiva, consideramos que los momentos visibles, las hueigas como espacios fundamentales para constifuirlas redes que se tejen entre los sujetos en la instituci6n, dan origen @ practi- cas politicas que se traducen en retos, posturas y actitudes espe- cificas. Es decir que lo que se estuvo preparando en esas culturas subterréneas emerge en un nivel de visiblidad para toda la so- ciedad; transforma lo que puede parecer una cuestién particular de grupo o de categoria social, en un problema que concieme a toda la sociedad. Ademds, los momentos de movilzacién permi- ten tanto la renovacién como la clausura de cierto tipo de redes, y esto es asi porque atraen a nuevos sujetos y marginan a otros: Estos dos polos estén reciprocamente conectados. Le laten- cia hace posible la accién visible porque proporciona los re- cursos de solidaridad que necesita y produce el marco cu- tural dentro del cual surge la moviizacién, Esta ultima, a su ver, refuerza las redes sumergidas y la solidaridad entre sus miembros, crea nuevos grupos y recluta nuevos militantes atraidos por la accién publica del movimiento que pasan a formar parte de dichas redes. Asimismo, la movilizacién favo- rece también la institucionalizacién de elementos marginales del movimiento y de nuevas elites que han sido formadas en sus dreas. (Melucci, 1994:124). Ambos momentos, de visibiidad y de Iatencia, guardan una relacién reciproca: el momento de la moviizacién no seria posible ni podria ser explicado sino existieran esas redes sublerrneas que contribuyeron a crear discursos, cultura, lenguaie y las précticas politicas que se traducen en una accién visible. La aparicién de cuatro movimientos estudiantiles en un lapso de tiempo relativamente corto en la Universidad obligé a estable- cer relaciones entre una y otra movilizacién publica. La pregunta $368 Movimiento estudiante insttucion se centraba en establecer las lineas de continuidad que explica- ran las relaciones existentes, La primera nocién que se trabajé fue la de redes de relacio- nes que se establecen en las identidades que construyen conjun- tamente: es en estos espacios en donde los sentimientos de “noso- tros", de solidaridad e identidad colectiva toman forma. €! andilsis de redes y de los intercambios que ahi tienen lugar se siguié a partir del funcionemiento y de las relaciones que realizaban las organi- zaciones estudiantiles establecidas en atencién a las demandas directas por las que fueron constituidas como representantes de la institucién. Demandas que son para todo el periodo constantes de accion y que estén plasmadas en los pliegos petitorios de los estudiantes. Podemos sefialar, entre las mas importantes: el bajo presupuesto asignado a la Universidad, las dificiles condiciones de estudio y manutencién de los estudiantes, la lucha por preservar la identidad institucional que le atribuyen las organizaciones estudian- files a la universidad como “cardenista” y de *izquierda”, y la opo- sicién a In puesta en préctica de la poliica educativa, entre otras. La persistencia de las organizaciones estudiantiles no fue el nico referente para entender la continuidad entre los movimien- tos registrados, también se identificaron grupos que representaron subculturas activistas (Bosch, 1992:21) y esto sucedié cuando las organizaciones estudiantiles dejaron de cumpiir su papel de re- presentantes universitarios, periodo de cooptacién y comupcién ‘en que se vieron envueltas, principalmente de 1963 a 1965. En nuestro caso, las mesas de representacién de cada escuela y fa- cultad, organismos alternos a los establecidos. fueron los que des- empefiaron la funcién de redes de relaciones sociales inmersas en la vida cotidiana, y a través de ellas se gestaron nuevas formas de relacién interpersonal y estructuras de sostenimiento que tienen un cardcter altemative a las que predominan en la sociedad y que son, por mucho, en donde radica el potencial del confiicto y Ia transmisién de las ideas entre uno y otro movimiento. Son los recursos cognitivos (Melucci, 1994:124) del movimiento que se tra- ducen en vinculos de pertenencia: solidaridad y oposicién, signos de identidad que les permiten mantenerse unidos. Es en esta fase +3696 ‘Antonio Gémez Nashik de latencia donde se constituyen identidades colectivas, referen- fe clave de la unidad del movimiento estudiantil Lo identidad debe de entenderse en el sentido de que no es na estructura estética® que permanece al margen de los cam- ios y de los procesos colectivos en que éstos se definen (Melucci, 1994:124), sino que se va logrando en el curso de un movimiento estudianti: se adquiere en funcién de la construccién social de la realidad que se da en esas redes y organizaciones, Por esta razén, en esta investigacién se adopts como criterio central de indaga- cién la organizacién de los movimientos, asi como sus redes infor- males y sin visibiidad pUblica, cuya persistencia en periodos de Iatencia es bésica para entender cémo subsisten los marcos de accién colectiva pese a la ausencia de mavilizaciones. EI mundo institucional Las instituciones sociales son producto humano en tanto que se originan y establecen a partir de Ia vida en sociedad. Surgen de unu experiencia social conereta, conniguran sistemas organizados de valores, normas, précticas y pautas de comportamiento que rigen las relaciones y actividades que los hombres realizan cotidia- namente, para satisfacer © solucionar necesidades y problemas especificos, pero de incumbencia comin (Bemal, 1987:31-33). El cardcter permanente de las instituciones no establece de ninguna manera su inmoviidad o estatismo. Por el contratio, al ser producto de la actividad humana, se encuentran en continuo mo- vimiento, ya sea para mantener su conservacién o para intentar su transtormacién; movimientos que son generados por la dindmica de la vida colectiva (Laraia, 1994:125), y que determinan el ca- rGcter temporal y espaciaimente relative de las instituciones: "Si fos hombres sufren las instituciones, por otra parte las fundan y las mantienen gracias a un consenso que no es inicamente pasividad 38 concepto de estuctira ge soteniianto erelaciono cont expicacion que reolza Toi ons robo "Social Movernent Conny, pare exer conto tominto e ex movientossocles en momentos de che yeh pends oe te tenci, bate VreTayor. ne Women’s Movement en ADoyonce an amnocon SSeiigiot evew No 8,1, +370 + Movimiento estudfantie insitucién frente allo instituido, sino actividad instituyente, la cual puede servir para volver a cuestionar a las instituciones" (Lapassade, 1980:91). Son las acciones de los estudiantes, maestros y autoridades universitarias y estatales las que definen y redefinen la existencia y las caracterisicas que adopta Ia institucién Universitaria en un momento determinado, siendo confrontadas cofidianamente con las condiciones objetivas de existencia. A través de las instituciones no sélo se produce un orden so- cial, sino que se reproduce (Berguer y Luckmann, 1982:85), ya sea en téminos de conservacién o transformacién, constituyendo el sustrato en que se apoya el orden, la direccién y Ia estabilidad, lo mismo que el eventual cambio de la sociedad. Espacios de confrontacién Los miembros de la sociedad establecen instituciones sociales para conseguir finalidades espectficas. Toda institucién persigue una finalidad oficial © principal, es decir, la funcién que explica su existencia (Lourau, 197513), la cual es definida a putlir de une. Ideologia y de las estructuras de relevancia dominantes en la so- ciedad. En el caso que nos ocupa, la funcién primordial de la instilucion es la educacién de los individuos. Dicha funcién, a su vez, define el cardcter especifico de la institucién, esto es, su or ganizacién, las regias que la rigen, los papeles que jvegan sus inte- grantes, las acciones que realiza; al tiempo que condiciona tanto a ubicacién de Ia institucién dentro del conjunto de instituciones vigentes en la sociedad, conio los alcances de las acciones por ella desarroliadas. Por esta razén, cada institucién constituye una. forma social que, siendo visible 0 no, tiene una finalidad principal y es portadora de una ideologia particular, de una historia y de una légica de evolucién propias, que posee también sus propios sistemas de valores y normas, asi como formas de organizacién, control, ritos, procedimientos y, eventualmente, un sustrato mate- rial para el desarrollo de sus funciones. En ello intervienen los agen- tes humanos encargades de su operacién, para determinar las ca- racteristicas que asume el funcionamiento intemo de ia institucién. Desde luego que las instituciones se identifican por una fun- cién que deben cumplir, pero colateraimente cumplen otfo tipo sane Antonio Gémez Nashiki de tareas, en la medida en que su campo no es algo aisiado, con existencia propia y Unica, 0 separada de olros sectores sociales. Por ello, ninguna institucién es puramente econémica, politica, ideolégica 0 educativa, sino una conjugacién de todes elias. De esta forma, en una universidad, como la que se analiza, se de- sarrollan actividades politicas, culturales, sociales, diferentes a las establecidas en la norma institucional (Remeci,1999). Las instituciones son espacios no necesariamente arménicos, ‘arenas en donde se registran confictos y contradicciones entre los sujetos involucrades en ellas. Las funciones establecidas y organi- zadas al interior de la institucién no siempre operan en un émbito de complementariedad y, apoyo reciproco, sino que las funciones oficiales y secundarias pueden estar en conficto, contrarestando Y oponiendo resistencia a las normas o acciones emprendidas o establecidas por otras instituciones (Feméndez, 1994:53} No todas las instituciones persiguen, entre sus finalidades, ideologia y acciones concretas, una misma otientacién destinada @ conseguir objetivos nices, vélides y signiliculives pura la socie- dad en su Conjunto, sino que poseen una orientacién particular ‘acorde con los intereses y necesidades de los sectores y/o grupos los que sirven. De fal suerte que en un mismo espacio institucio- nal pueden exist diversos proyectos, asi como métodos y proce. Gimientos para obtener sus objetives. Esta tendencia permite expli- car que algunas instituciones logren complementarse entre si, pero también que eniren en cenficto reciproco. Sin embargo, es poco lo que se ha indagado acerca de las fuentes institucionales a partir de las cuales se generan y confor- man tales atributos, pues es muy escaso el conocimiento que se tiene respecto ai las instituciones en si mismas y en su insercién en el entramado social y, sobre todo, en las acciones especificas que realizan y que, en forma deliberada o incidental, influyen sobre los estudiantes universitarios, como es el caso que nos ocupa. Mucho menos se conocen los procesos y mecanismos a través de los cuc- les las acciones que reatizan las instituciones y los mensajes que emiten impactan y marcan a los individuos, ya sea en forma de subjetividades © atributos socio-econémicos que desembocan +9726 Movimiento estudiantie insttucion en comportamientos politicos especificos, como los conflictos es- tudiantiles que se presentan a lo largo de este trabajo. En este texto se consideré a la universidad como espacio institucional, y se revisaron algunas trayectorias de los sujetos que participaron en ella (Remedi, 20032). Interesé saber qué, como. y por qué lo hicieron; qué mensgies transmitieron © pretendieron transmit @ través de qué medios o manifestaciones lo llevaron a cabo; cémo y cuanto de las normas, cédigos y valores de la universidad fue transmitido e incorporado en el proceso de toma de decisiones, y traducido en comportamientos individuales y co- lectivos concretos. Queremos destacar el paso de los sujetos por la institucién y las situaciones contextuales que, ademés de su lugar de inscripcién, tienen que ver con Ia historia personal del indivicuo. Establecer de manera integral la relacién ente Ia institucion y ‘¢I movimiento estudiantil representa una tarea de gran envergadu- ra; aquise presentan algunas aproximaciones desde luego incom- pletas y parciales- al conocimiento del papel que las instituciones sociales jugaron en el comportamiento politico de los estudiantes. Se traté de identificar y delinear aigunas de las vias a través de las cuales las instituciones, en razén de las tunciones sociales que estan llamadas a desempefiar, en este caso educativas, ejercieron algun tipo de infvencia sobre el comportamiento police de los estudian- tes, en especial de las huelgas que aqui se presentan El interés por la institucién universitaria se centra en conside- rarla como productora de situaciones objetivas y de cédigos nor- mativos y valoratives que afectan la formacién de los estudiantes y. desde luego, sus percepciones poliicas, Violencia institucional Vistas en conjunto las cuatro huelgas abordadas, la violencia més contundente fue la del gobiemo de Agustin Arriaga Rivera (1962- 1968), cuyas justificaciones ideolégicas giraron en tomo a la de- fensa del pais en contra del comunismo, socialismo, manxismo y la desestabilzacién nacional, lo que generé una percepcién diso- ciada de sus efectos en los individuos y en la sociedad. El cima de amenaza y miedo que se extendié sobre todo lo universitario entre 1963 y 1966, encubrié de muchas maneras la in +9796 Antonio Gémez Noshiki tolerancia sobre Ia disidencia estatal que existia y fue combatida con determinacién. Durante los afios en que Arriaga Rivera gober- 1N6 el estado, se introdujo como prétctica cotidiana una dimensién intolerable en las relaciones sociales: el terror, como cualidad de la actividad politica, que se tradujo en ataques fisicos y secuestros los estudiantes, terrorismo en a universidad, intimidacién perma- nenie y, por Uitimo, el asesinato de jévenes: situacién que hasta ‘ese entonces (1943-1966) era cific imaginar en una institucién uni- versitaria, Para muchos estudiantes esto generé una suerte de mie- do crénico, y las protestas callejeras y el recurso habitual de cerrar la Universidad como medida extrema dejaron de ser efectivos, dando paso a respuestas y manifestaciones violentas de protesta, Es decir, los estudiantes pusieron en practica la violencia para res- Ponder a la incesante represién que padecian. Algunos de os estudiantes, los activistas més jévenes, mucha- chos de entre 140 15 aos, vivian obsesionados no sélo con la idea de enfrentarse al Ejército 0 la policia, sino también con Ia idea de inmolarse heroicamente en ia lucha. Para muchos jévenes, el acto vanidaiico © de choque se convinié en una especie de nto de pu- bertad o de iniciacién a la actividad politica, Por su parte, la estrategia utiizada por el gobierno, a través de constantes ataques de diversa indole a los universitarios, gene- run ambiente de amenaza politica, percibida como de aniquila- cién a la institucién, pero dirigida hacia los sujetos; una amenaza al quehacer politic, inicialmente representada por los estudiantes y, posteriormente, porlos opositores del gobierno en general. Algunas formas de violencia estatal,* como en este caso, sue- len ser descritas como hechos extraordinarios en oposicién a los “ Exste Una literatura muy ampli ol respecto. Podemos sefalar como trabajos re Presentaivos ls siguientes . Aguayo Quezada, 1968 fos archivos de fa violencia, México: Reforma-Grjalbo, 1988; Aguayo Quezada, La charola, Una historia de fos Servicios de inteigencia en México, México: Galbo, 2001: H. Cerén Anaya, “El arr fasma cubano © el imasinao colective mexicano en 1968", ponenci presenta fn al Seminario Nacional de Movimientos Estudiantes, México inaw-t-ooaen, 19-23, feb. 2001, y César Glabet, & habifo de fo opie, ondissimaginaro y soclopofico fen el movimiento estudlont de México 1968, México: Insitute Mora / Ponta, 1993, nto ots +o» Movimiento estudiantie insttucién cotidianos. Por ejemplo: que el Ejército tomara la universidad, dis- arora sobre los estudiantes en una manifestacién o torturara a los universitaios que cayeron presos. Son situaciones que pueden tener resultados mortales y no se explican por las razones individua- les de los perpetradores. En estos ejemplos queda claro que la in- tencién de los participantes puede partir de un criterio Util aunque parcial, para entender la violencia individual, pero no sive para explicarla violencia como fenémeno colectivo, que es lo que nos interesa mostrar en el movimiento estudiantil de Morelia. 1a violencia que cuiminé con la toma de la Universidad Nico- Iaita en 1966, por parte del gobiemo del estado, estaba latente desde afos atrds. £1 conficto estudianti, especialmente desde 1963 hastasu fin en 1966, provocé ira, agresiones y odio, bajo la jus- fiicacién disociadora de la razén de Estado. | movimiento estudiantil que orranca en 1956 es decisive para entender cémo pudo desencadenarse el proceso de cre- Ciente satanizacién y violencia sobre lo universitario. En esos afios existieron muchos més detractores de los estudiantes de lo que pu- diera imaginarse: tal fue el caso de la Iglesia, los partidos polticos, los medios de informacién y todo el aparato gubenamental El proceso contra la institucién y todos sus integrantes fue una manifestacién clara de violencia que bien se puede defnir como parte de un proceso paranoico que prevalecié antes del estalido de la represién de los j6venes. Algunas declaraciones, tanto en el mbite nacional como local, marcarian signiicativamente el rum- bo de las futuras acciones sobre los estudiantes, siempre sospe- cchosos de promover el comunismo. | movimiento estudiantil fue enmarcado en un falso esquema de creencias y valores funda- mentados en aspectos ideoiégicos, que justifcaban a toda costa 1 uso de la violencia para poder controlarlos. Para el gobierno estatal. el conficto estudiantil era algo ne- gativo, indeseable, sinénimo de violencia y, en consecuencia, una situaci6n que habia que corregir y, sobre todo, evitar (Hannan, 1980:37 y ss). La intenci6n era silencior los confictos y acabar con la diversidad de intereses y perspectivas poliicas y sociales con- fratias, para imponer una concepcién de Io que era el orden en +9756 Antonio Gémez Nashik Ia entidad y en Ia insfitucién universitaria, Desde esta perspectiva, el conficto estudianti se consicleré como un elemento que perju- dicaba gravemente el normal funcionamiento de fa organizacién social (Dahrendor, 1968:112): una amenaza al orden establecido: Un abierto desatio al poder pUblico. Por esta razén, el gobiemno buscé diversas estrategias encaminadas a evitar a toda costa que: Un conficto como el estudiantil apareciera en la escena estatal: en un primer momento lo negé, y cuando ya fue muy evidente, lo minimiz6, calffcéndolo de “aigaradas sin mportancia’, y conside- réndolo una abetacién, algo distuncional y patolégico que habia ave eliminar: "se resalta que hay que remedicro diigir el conficto, fraténdolo como si fuese una enfermedad que invade y conve el cuerpo de la organizacién [...] cualquier manifestacién de con: flicto 0 contestacién es tomada como indicador de desajustes o insatistacciones personales" (Ball, 1989:131} Como un eslabén mas de este proceso parancico, el indivi ‘duo © el grupo social que se constituye en perpetrador, lo hace en nombre y en defensa de otros. Ese! discurso de uilizar el Eiército vla polcia para preservar las insituciones nacionales. En gran parte de los discursos de Aniaga Rivera se percibe una caracterizacién de los estudiantes como enemigos que amenazan el orden y la exstencia de los intereses que representa. En este sentido, la violencia utiizada contra ese “enemigo" es racionalizada como un recurso para hacer Justicia, coregir conductas, o defenderse de un probable ataque. En ese contexto busca algin aspecto de la victima para sefialario como una amenaza. Ejemplo de esto es la insstencia en sefialar ave los estudiantes son, ante fodo, rebeldes y violentos. 6 gobiemo de Arriaga Rivera, desde su inicio, se dedicé a constitur un discurso racionalzador del “enemigo: intemo o extemo, comunista 0 car- derista, para poder contar con un margen de accién que siviera de antesola a la represién para someter el movimiento estudiont De esta forma, gran parte del esfuerzo gubemamental se concen- 116 en trasmifir eficazmente esa idea a grandes sectores de la so- Ciedod, sustentada en un faso sistema de creencias, en donde la Victima o e! enemigo era devaiuado de tal manera, que perseguitio y eiminarlo se tomaba en un factor de salud social, En el caso de +376 + Movimiento estudiantile insttucién Morelia, los efectos de estas acciones derivaran en una polarizacién extrema de la sociedad, pues también los estudiantes difundieron la visi6n del gobierno come el “enemigo” a vencer, prevaleciendo una vision maniquea que traeria graves consecuencias. En el discur- so estudiantil en contra del gobiemo prevalecian tres argumentos centrales: la violencia ejercida en contra de los estudiantes: la co- rupcién en el manejo de los asuntos publics y, por Lilimo, como consecuencia de los anteriores, la legitimidad del gobemador. En un gobiemo como el de Arriaga, donde la autoridad tenia ‘el monopolio de Ia fuerza y [a uflizaba para consolidar su poder més alld de lo "necesario", se generaron percepciones de vulnera- biliad y amenaza que excedian la capacidad de discriminacién racial 0 social de algunos grupos, come la disidencia de la Central ‘Campesina independiente en el campo, 0 el caso de los universi- tarios en la ciudad. Esta falsa percepcién da cuenta de cémo esta posicién de enfrentamiento enir6 de lleno en la vide cotidiana de ‘Morelia y definié un horizonte de referencia para todos los sectores de la sociedad, Para los estudiantes, la clave interpretativa de la realidad estaba definida desde la politica concreta de 1a oposi- cién, enfrentados a sectores que mantenian una pasividad silen- ciosa, mientras que otros parecian vivir agradablemente al mar- gen de los efectos de estos procesos sociales y politicos, por ser beneficiarios directos del poder gubernamental. Legitimidad de fa violencia Siguiendo a Weber (1987:1056). el Estado como autoridad ispone de Ia violencia a fitulo legitimo. Titulo que adquiere por Ia legitimi- dad social objetiva que detentan los valores que resquarda. Segtin esta perspectiva, la violencia legitima a la que recur el Estado ‘ocupa dos posiciones: una, como recurso de poder que refuerza la obediencia voluntaria y consentida de los miembros sujetos al poder de Estado, y dos, como ultima ratio de su poder, cuando marginalmente esa capacidad de violencia se ejecuta de acu- erdo con normas de Ic legitimidad legal racional. Elrégimen poltico se legitima, mantiene y estabilza en a me- dida en que el conjunto de relaciones sociales y familiares se pro- +7 + Antonio Gémez Nashik duce imperceptiblemente en las pautas de relacién e interaccién del modelo patriarcal, tales como la prevencién del conficto por el riesgo de transformarse en polarizado y eventuaimente violento: la intolerancia alla diferenciacién; la imitacién 0 imposiblidad de au- tonomia; la negacién de la propia individualidad, aparentemente sactificada en funcién del colectivo, entre otras (Dah, 1976). Estas formas de interaccién se encuentran en diversas organizaciones sociales y en los relaciones sociales en general, recurriendo a la violencia, represién, exclusién o marginacién de las relaciones (0 individuos) que son percibidos como amenazas a Ia estabilidad del sistema, como es el caso del movimiento estudianti La forma de excluir y morginar i los estudiantes fue sefialar- los como “extafios", “apdtridas", catalogarlos como los "otros", “jovenes enemigos de México", universitarios “subversivos", “delin- cuentes", “terroristas", “comunistas”, 0 alguna otra denominacién equivaiente, atribuyéndoles una identiclad maligna (Erickson, 1980}: dotandolos de una personalidad ficticia, para despojarios de su condicién social humana. El gobiemo persistié en mantener y di- fimir el conficto en el marco de un esquema binario: las mitiples caras de “malos" y "buenos". Los esquernas binarios de interpreta- cién son muy usuales en nuestro pais y a través de ellos se repro- duce una imagen social con un fuerte nucleo de orden que se ve ‘amenazado desde los mérgenes por una serie de alteraciones a su seguridad. De este modo, la fuerza estatal es la Unica que puede poner “orden”. Esta claro que alliia violencia se vuelve seméntica, Lo violencia ejercida contra el movimiento estudianti, una ‘vez que se identiicé en personas, grupos y sectores sociales. gene- 16 psicopatias diversas, un efecto de aiferenciacién con elresto de Ia sociedad, explicando al movimiento como una transgresion al sistema o al orden social (Garretén, 1982:141). El problema adicio- nal es que este citculo concéntrico en el que se ubicaba a los es- tudiantes se fue agrandando progresivamente e involucré a ottos sectores. Es decir, a todos os disidentes 0 enemigos del régimen, que fueron vistos como subversivos y recibieron un trato excluyen- te, por ejemplo, de los recursos econémicos a la institucién o de ‘acceso laboral. Tiempo después se estigmattz6 a los estudiantes +3786 Movimiento estudiontie institucién como transgresores del orden, con lo cual se volvieron doblemen- te victimas (Ryan, 1971). La violencia como recurso de poder establecido en la fuerza ‘organizada del Estado recurrié en primera instancia a la delacién la amenaza, con la finolidad de dominar a los estudiantes para hacerse disuasivamente temible alos "adversarios". EI gobiemo es- fatal utiizé la fuerza come violencia en acto, alno poder destrabar el conflicto y dirimir una solucién entre los grupos involucrados que no pudieron instrumentarse voluntariamente como lo estipula la re- lacién de poder (Escobar, 1982:45). La violencia empleada en contra de los estudiantes se argu- menté siempre como en legftima defensa, ya que se uflizaba para preservar las instituciones y el orden en el pais. En este sentido, ad- quiere un cardcter “legitimo", una vez que los enemigos del régi- men han sido “deshumanizados”. En este esfuerzo por otorgar los estudiantes una identidad maligna, colaboran con el gobierno del estado varios sectores como Ia Iglesia, los empresarios, peque- ios comerciantes, sinarquistas, miembros de! Partido Accién Na- ional, entre otros, cuyo comin Uenominador es estigmatizarios y descaiiicar sus peticiones. Desde luego que los adjetivos y carac- terizaciones empleadas en contra de ellos son consecuencia de la “guerra fia", de la fuerte influencia macarthista de la época en nuestro pais, en donde toda disidencia, con tal de eliminarla, era catalogada de comunista. La violencia utlizada en contra de estas manifestaciones se traté de justificar mediante un discurso justiciero y, en el mejor de los casos, conciiador; una explicacion social o ideolégica que trataba de regular y aminorar sus efectos en el contexto en que ocurré. Laviclencia ejercida durante esta época en Morelia se puede caracterizar como una relacién instrumental, que operé en distin tos Confiictos de poder entre los estudiantes y el gobiemo, enten- didos éstos como espacios de disputa por posiciones desiguales. Se legitimé siempre como recurso de poder, se independiz6 de sus origenes y retoind coma “raz6n de Estado", para su preservacion. La violencia tiende a atribuirse a formas de interaccién que se producen y se agotan en las relaciones privadas (el joven es re- +3796 Antonio Gémez Nashiki belde y agresivo}, argumentacién que opera, asi, como relacién causal (Pestieau, 1992). La violencia generada por el gobieme, sin ‘embargo, es el resultado de relaciones sociales que se producen simulténeamente en varios contextos diferentes e integrados en- fre si, y cuyos efectos se relacionan estrechamente. Lo “agresiv. y “rebelde” se usé como un factor causal que intenta atribuir a la victima la responsabilidad de lo que sucedié, aislando el hecho del contexto social en que ha ocurrido y exculpando de respon- sabilidad a los otros, trétese de autoridades o personas que pudie- ron haber intervenido en alguna forma en ese hecho. Es decir, se buscé de manera incesante culpar de lo sucedido exclusivamen- te ala victima, La violencia de este periodo es una forma de relacién social concreta, referida a un tipo de interaccién comprendida desde el punto de vista de los sujetos participantes, de sus conductas y sus intenciones; especificamente, en cualquier relacién, proceso 0 ondicién, para lo cual un individuo © grupo viola Ia legitimidad fisica, social o psicolégica de otra persona o grupo y genera una forma de interaccién en la que este proceso se reproduce (Arendt, 1982:52). Por todas estas razones, la violencia fue un medio eficaz ara inhibir el desarrollo de los j6venes en su condicién de estudian- tes, anular el potencial inherente al movimiento estudianti, imitorla accién politica y, en algunos casos, causarla muerte, De 1963 a 1966 Michoacén estuvo gobemado por un régimen que utiiz6 formas de represion politica sistematica en contra de sus ‘opositores para lograr el control politico de la sociedad. La repre- sion modificé la representacién colectiva que la sociedad tenia de la violencia politica, pues nunca se habia ejercido tanta presion sobre la universidad como en esos afios. Se establecié un “discurso de guerra” que intenté legalizar, justificar y legitimar los excesos del gobierno en contra de la Universidad, los estudiantes y el mo- Vimiento estudianfil, y todas las acciones subsecuentes (Lechner, 1990:35). De un momento a otto, se eligié seguir una estrategia que fortaleciera la idea de que la existencia de “unos” dependia de a destruccién de los “otros”. La cUspide de todo esto fue la toma de la universidad, que se caracterizé por ser uno de los mayores +380» Movimiento estudio e insttucion atropelios cometidos en contra de una institucién educativa hasta entonces. La violencia operé como un insirumento descamado, ‘automatizado, carente de significacién, capaz de generar terror y de desafiar a la sociedad (Alain, 1981:13-14). Ning orden politico se basa exclusivamente en el uso de la fuerza, y lo fundamental para consolidarse es lograr legitimidad, es decir, la conviccién de los ciudadanos que consideran que vale la pena adhetirse a tal orden, sea porque lo consideran bueno y justo, 0 més justo que otto: Los ditigentes de un sistema politico tratan de asegurarse de que siempre que usan medios gubemamentales para resol- ver un conficto, las decisiones que se toman sean aceptadas ampliamente, no tan sélo por miedo a la violencia, al cas- tigo © a la coaccién, sino también como consecuencia de la creencia de que es moralmente correcto y justo proceder de esa forma. Legitimidad significa que la reclamacién rela- cionada con un orden police lietie buenes reconccimientos. Legitimidad significa que un orden politico es digno de reco- nocimiento, (Habermas,1976:4) Por oro lado, existe en toda la argumentacién estatal la idea de que la violencia ejercida en contra de los estudiantes se utliz6 ‘en funcién de preservar el Estado de derecho. Es decir, se us6 para mantener el orden y la legalidad, por lo que lo legitimo aparece vinculado a lo legal, desde el punto de vista gubemamental, para descalificar al movimiento estudianti (Garretén, 1962:141 y ss.). El gobernador llamé de manera insistente “a defender el Estado de derecho que era atacado por los estudiantes nicolaitas.” Todo sis- tema de legalidad incorpora -a través de sus normas- un determi- nado sistema de valores e intereses, buenos o mals, segun el punto de vista de cada cual. Puede decirse, pues, que no hay legalidad neutra: deirés de todo derecho y de todo Estado hay siempre una ‘concepcién de! mundo, unos y ottos valores, y vinculados a ellos, Unos y otros intereses, por lo que no tode Io legitimo es legal y no todo lo legal goza de igual leaitimidad (Mounier, 1988:110} + 381+ ‘Antonio Gémez Nashik La legaiidad constituye un limite al capriche y violencia de todo orden politico, pero debe ser analizada en cada caso, por- gue si bien todo cuerpo legal regula Ia lucha police desterran- do la violencia, la legitimidad de tales normas, es decir justifcar la fuerza, puede ser s6l0 una sinrazén que intente justiicar lo injustif- cable, sila integracién de todo orden politico se lleva a cabo sin respetar umbrales minimos de libertad, partcipacién y justcia, si el derecho que impide el ejercicio de la critica concluye sacraii- zandose (Murilo, 1963:243) El derecho es un intento de colocar la violencia dentro de cier- tos limites: no pocas veces tiende @ encubsir dstintos tipos de vio- lencia porque toda violencia pretende legitimarse, de una u otra forma, a través de un discuss, legal o no. Bl reconocimiento de los gobemantes de la violencia amparado en un ciscuso legal fiende a tener mayor vatidez desde el punto de vista politico (Alvarez, 1986) La apropiacién del discurso de la violencia Estado y sociedad van a ser siempre polos confictivos y en cons- tante tension. Esta tensién o confiicto no deberia ser interpretada ‘como una clave de guerra. La necesidad de establecer limites no debe justificar eliminar al otto para, de esa manera, desterrar el problema de su libertad. Por ejemplo, la persecucién de los “co- munistas" en Morelia, jvenes perseguidos por sus ideas y criticados Por varios sectores que sefialaban que su movimiento no era polit- Co, sino un simple alboroto que pretendia desestablizar, En otras palabras, una guerra en contra de las instituciones nacionales, En términos de Ia argumentacién gubernamental, la libertad y el estatus de los estudiantes ha sido considerado, no pocas ve- ces, un obstdculo para la accién y, por lo tanto, se ha pretendido niquilarios © bien controlarios lo més estrictamente posible. Para. llevar a cabo esta tarea, la violencia y los medios de comunica- cién al servicio del poder jugaron un papel central, como fue el ‘caso del apoyo incondicional de los diarios al gobernador durante los acontecimientos de octubre de 1966. A las acciones estudiantiles siempre se les consideré dentro de un marco predeterminads, inflexible y pétreo, que no acepta- +382 + Movimiento estudiantle institucién ba el pluraiismo y a diferencia como un problema que se debia solucionar, sino como una condicién que habia que asumir. Por €50 la insistencia de caracterizar a los jévenes como violentos & imeverentes, desafiantes de toda normatividad social. Una suerte de profecia de la autorrealizacién (Delamont, 1985). de convertir ‘alsupuesto culpable en culpable y hacer todo lo posible para de- ‘mostrario. €! problema de las relaciones entre politica y violencia se plantea, desde la perspectiva de determinado orden politico- legal que es ose vuelve violento, y se enmascara en una preten da racionalidad-legal (Mertens, 248), que fue el punto central del iscurso; primero, contra los estudiantes de Morelia, y después en toda accién estudiantil registrada en los afios sesenta, Bibliogratia ‘Acuavo, S. 1968: los archivos de Ia violencia. México: Grijalbo / Re- forma, 1988. la charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México. México: Grijalbo, 2001 ‘Aun, J. Introduecién general a Ia violencia y sus causas. Paris unesco, 1981 Avvaser Gavin, R. "En octubre de °68", en Zurda A 20 affos de! '68, nm. ext. 4, Claves Latinoamericanas, Factor, EI Juglar, 1988. J.¥ C. Tomasini. "Identidad escolar. Lo parecido y lo diferen- te", en A. 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Los antecedentes del movimiento universitario de 1966 y la forma en que el propio movimiento se desarrollé deben verse en este contexto, y ademés, a la luz de las particularidades regionalles de [a historia poltica de Michoacén a lo largo del periodo poste volucionatio, considerando especialmente al cardenismo politico como el factor poltico de mayor peso en el estado, y que, desde tuego. infuyé en los propies acontecimientos de los que agui se vo «@ dar cuenta. Los antecedentes Luego de la sucesién politica en 1962 en Michoacan, considera- ‘do como espacio politico cardenista, hube mucho desencanto y frustracién polticas entre los grupos juveniles de los partidos pos tores de izquierda en particular, y en general entre Ios sectores criticos de la sociedad, intelectuales, profesores universitarios y jévenes estudiantes. Entre los afios veinte y hasta principios de los aftos sesenta del siglo wx, los cardenistas fueron los actores de Ia historia michoaca- +3876

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