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Retención en la Fuente por Honorarios

Los pagos por honorarios están sometidos a la retención en la fuente a título de


renta (también por Iva), pero hoy solo se abordará el tema de renta.

Un honorario es un servicio calificado, prestado por una persona que es por lo


general un profesional. El honorario difiere del servicio en que en los honorarios
prima el factor intelectual sobre el técnico y manual propio de los servicios.

Existen dos tarifas de retención por honorarios. Una del 10% y una del 11%.
Existe confusión entre los contribuyentes y entre los mismos contadores sobre
cuando aplicar una tarifa u otra.

Por regla general, se dice que si el beneficiario del pago es una persona no
obligada a declarar renta, la tarifa por honorarios será del 10%, y si la persona
está obligada a declarar renta, la tarifa será del 11%.

Pero si miramos con detenimiento el artículo 1 del decreto 260 de 2001,


reglamentario del artículo 392 del estatuto tributario, lo que se interpreta es algo
un poco diferente.

Este decreto en ningún momento se hace referencia a que la persona debe estar
obligada a declarar renta para aplicarle la tarifa del 11%.

Lo que dice el decreto reglamentario (que es el que se aplica), es que se aplicará


una tarifa del 11% en los siguientes casos:

a) Cuando del contrato se desprenda que los ingresos que obtendrá la persona
natural beneficiaria del pago o abono en cuenta superan en el año gravable 2001
el valor de 3.300 UVT.

b) Cuando los pagos o abonos en cuenta realizados durante el ejercicio gravable


por un mismo agente retenedor a una misma persona natural superen en el año
gravable 2001 el valor 3.300 UVT. En este evento la tarifa del once por ciento
(11%) se aplicará a partir del pago o abono en cuenta que sumado a los pagos
realizados en el mismo ejercicio gravable exceda dicho valor.
En el primer literal, es muy difícil que el agente retenedor pueda determinar
cuantos serán los ingresos de una persona. No le corresponde al agente
retenedor solicitar al profesional contratado una certificado de sus posibles
ingresos para determinar si superará o no el tope, para así proceder a dar
aplicación a la tarifa del 11%. Eso sería convertir al agente retenedor en especie
de fiscalizador y/o controlador de los particulares, papel que no le corresponde y
que no se le puede asignar.

En el literal b, es clara la norma en afirmar que se aplica la tarifa del 11% cuando
el valor pagado por una misma persona supere el tope señalado. Esto quiere
decir, que no es el hecho de estar obligado a declarar renta lo que se debe tomar
como referencia para aplicar el 11% sino el valor pagado por la misma empresa a
una persona.

Puede suceder el caso, por ejemplo, que con la empresa X se tenga un contrato
por 2.000 UVT, y con la empresa Y otro contrato por 1.500 UVT. En su conjunto
supera el tope (3.500), pero individualmente no supera el tope. Recordemos que
se aplicará el 11% sólo si los pagos de una misma empresa superan los 3.300
UVT en el año.

Lo que ha sucedido, es que hemos asimilado los topes de retención por


honorarios con los topes para estar obligados a declarar, puesto que son los
mismos, pero ese hecho, no necesariamente debe significar que la referencia para
aplicar la tarifa del 11% debe ser la obligación de declarar o no.

Según esta interpretación, es posible que una persona obligada a declarar renta,
se le pueda aplicar una tarifa del 10%.

Aunque por prudencia, son muchos los agentes retenedores que prefieren aplicar
tarifa del 11%, algo que es comprensible, por lo que es sano que lo sigan
haciendo así, la DIAN no se molestará por eso.

Documento Elaborado por Juan Fernando Castañeda Sepúlveda.

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