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A VUELO DE NEBLÍ ALIGERO… IX

EL DEDO EN LA LLAGA…

A PROPOSITO DE LA EURO COPA.

No soy aficionado al balón pie. No soy eso que denomina a un fan. Y si se me preguntara por
algún jugador de futbol, o por la posición que ocupa dentro del campo de juego, no haría otra
cosa que declarar mi supina ignorancia al respecto. Debo confesar que, a pesar de que no
soy adicto al futbol, si veo los partidos finales donde se decide quién es el mejor en los
mundiales o , como en estos días, en la Euro copa. No solamente lo hago por distracción sino
porque me gusta observar la reacción de las personas que se agolpan en los estadios y en las
plazas para aupar a sus héroes en el triunfo, o llorar con ellos en la derrota. El futbol se
presenta para los hinchas y para cualquier observador exterior en un gran catalizador de
emociones y, lo que es más importante, en un signo inequívoco de identidad.

No sé donde está su magia, ese encanto subterráneo que mueve pasiones y con ella,
multitudes, gentes de todos los estratos sociales unidas por su inspiración, hecho, este último,
que no consiguen ni las religiones, ni las ideologías políticas, ni el sufrimiento y el dolor de
inmensas masas de la población en diversas partes del mundo. No sé si es la genialidad de un
jugador, o el esfuerzo de conjunto o un error inaudito del adversario lo que concita la euforia
del triunfo e identifica en un solo ser a la masa de seguidores.

La Euro-copa, que es el tema que nos ocupa ha sido un magnífico espectáculo no solamente
para los españoles sino para todos los países que intervinieron en ella. Todos hemos disfrutado
del buen hacer de nuestros jugadores, de las tardes de gloria que nos han deparado, de la
puesta en escena del mejor futbol que hemos visto en muchos años. Por ello felicito desde
aquí a todos y cada uno de los integrantes de la selección española y de manera especial a su
entrenador por haber sufrido, con paciencia, la incomprensión de algunos y las diatribas de
otros en la certeza de que estaba haciendo bien los deberes como ha quedado demostrado.
Pero si se ha demostrado el buen futbol de la selección, hay otro aspecto mucho más sutil y
desde luego de mucha más importancia que ha quedado en evidencia: A lo largo y ancho de la
geografía nacional, en todos los pueblos y plazas de España, en todos los hogares, prendió el
espíritu de la identidad nacional. Todos a una se sintieron españoles por encima de las
banderas y de las ideologías políticas, por encima de los regionalismos impuestos para sacar
prebendas y canonjías. El futbol ha puesto en evidencia, en contra de lo que opinan un puñado
de despistados, que España es una, grande y solidaria, y que lo único que la rompe, es el
miope interés de sectores reducidos del espectro político, cada día con menos peso, en las
grandes decisiones de la nación.

Carlos Herrera Rozo

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