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NOTAS ARQUEOLOGICAS SOBRE LA PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO . por EMILIO R.. WAGNER (Cvanno publicamos, on 1934, la obra intitulada “Ta Civilizacién Chacosantiaguefia y sus correlaciones con las del Viejo y Nuevo Mun- do’, posefamos en nuestro Museo Arqueolégico Provincial de Santiago del Bstero, solamente diez y siete mil piezas de cerémica, material litieo x huesos trabajados, procedentes de nuestras investigaciones y exeavaciones ininterrumpidas durante ocho afios. Concienzudamente. estudiadas y_com- paradas con las piezas de los diversos museos del pais, de las colecciones particulares y las deseriptas en las obras cientificas de las demis partes del mundo, este material,.ya considerable y variado, nos permitié lle~ gar a las,conelusiones que son del dominio piblico, mencionadas en el tomo I de esta obra documental. Hoy en dia, cinco afios después de la mencionada publicacién, las constantes investigaciones y. excavaciones sin’ interrupeién hasta el presente, han enriquecido nuestro Museo de San- tiago con quince mil piezas arqueologicas més, Hevando el total de nuestros @ocumentos al respetable nimero de treinta y dos mil, y extendido consi derablemente el radio de nuestras investigaciones. Debemos hacer notar que ningfn hecho nuevo ha venido a contradecix las conélusiones a las cuales Hegemos, mi hermano Duncan y yo, en‘el curso, de este primer perodo de estudios. Al contrario, todo el material nuevo recogido desde entonces, y las larga’ exploraciones realizadas en diversds direeciones en el territorio, que han legado hasta las fronteras del Norte de la provincia, no han hecho mis que confirmar lo que habfamos dado:a conocer entone Hs decir, que la. extensa provincia de Santiago del Estero, habfa sido — 998 — poblada on una lejana época, que nada permite determinar, por pueblos de civilizacién bastante adelantada, que-eran servidores de una deidad finica, constituida por una trinidad: hombre, ave y serpiente, represen- tada por innumerables. efigies estilizadas, pintadas-sobre las cerémicas © modelatias-en medio relieve o en ‘“rondd-bosse””,! °° pte Hoy podemos afiadir, que también aparece grabada sobre la roca, en Jas grutas de “Para Yaeu”’, sierra de Sumampa, de donde, en compafiia Gel escultor Rafael Delgado, hemos- tomado moldes en, yeso, los cuales se pueden admirar eh nuestro Museo tle Santiago, Ustisyefigies se con- funden con otras piezas modeladas en’ miedio relieve de nuestra eoleccién arquéclégica de Santiago. Otro punto que bicimos conocer entonees, es que aquellos pueblos servidores de ‘la divinidad alada de las viejas razas, eran grandes cons- truetores'de timulos, sdbre los enales habitaban, formando de este modo pueblos que sé extendfan sobre ‘eéntenares de hectéreas. Las exeavaciones que han servide para proporcionar Ja tierra con la cual Iog ttimulos estén formados, se ven atin hoy en Afa al lado de aquéllos, 0 por lo inenos Haman la atencién, por el color ‘particular de la tierra que, al corter de'los siglos, los han’ rellenado, como conseeuencia ‘de la, accién niveladora, de Jas Iuvias estivales y de los vientos. A veces, para establecer vivieridas, fueron aprovechadas las lomadlas © montfculos, de aportes flnviales, que sefialan en las Hanuras los puntos. en los enales el rio, o un brazo de aquél, corté la barranca, a causa de Jos enlames qué habian obstruido su cance, tomando entorices curso en. una nueva direccién. EI origen fiuvistil de estos monticulos queda comprobado por el hallazgo de ‘pequefios fragmentos de alfareria, de bordes redondeados y pulimentados por la erosién de lds aguas y de la arena, verdaderos cantos rodados, que fueron arrastrados por las ‘corrientes. Encuéntranse éstos en excavaciones practicadas a orilla de aquellos montieulos. Cuando han sido habitados mucho tiempo, la eapa de restos de cocina, de carbén, de huiesos fragmentados, de-capas de escaitias de peseados y de cenizes que las‘recubren puede tener hasta metro y medio de espesor y atin mi ¥ el’ nticleo primitivo de aluvién quedar reducido a poca cosa. La accién — 329 — eoliana poco a poco los arrasa, haciendo surgir, paulatinamente, las urnas funerarias u otras alfarerfas que alli fueron enterradas. Dejamos establecido también, entonces, que las-alfarerias de Santiago del Estero se correlacionan ‘intimamente con otras de Hurasia y con las de muchas partes més de América, tanto por sus formas particulares como por él siibolismo, Asf, podemos constatar que las urnas con dos apéndices e6nicos al pie del euello, o con efigies en medio relieve de la deidad antropo- ornito-ofidica de las viejas razas de esta provincia, se encuentran igual- mente fepresentadas en, Troya, en el Valle de Issarlik. Por otra parte, los torteros grabados con dibujos compuestos de varios elementos, a més de sorrelacionarse intimamente con los de las provincias andinas de Cata- marca y de Salta (La Paya), tienen también sus representantes exactos -en los torteros de Troya, deseriptos por Schliemann, el eélebre desoubridor de Jas ruinas dela ciudad de Priamo. Otras numerosas correlaciones hemos notado en el curso de estos “iltimos afios, que no menvionaremos en la presente nota, ya que serin detenidamente estudiadas en el segundo tomo de nuestra obra, en prepa- racién, que ya esté muy adelantado. Las investigaciones practicadas en las eoleccionés de Salta por nuestra Vicedireotora, nos hacen’ ver que alli también el eulto de la divinidad antropo-ornito-ofidica era usual. Bellas urnas funerarias estan devorades con Ia efigie de la divinidad plafiidera, cuyos ojos, a mis de Jas légrimas que. vierten, estin prolongados por la’ “‘oudja”’ egipcia, y el decdrddo simbélico de las alfarerias de Santiago se encuentra utilizado en sus tipicos elementos para revestir suntuosamente bellas cerdmicas funerarias: Por otra parte, una hermosa representacién de péjaro sagrado de dos eabezas, de, las cuales wna leva cresta y la otra no, y ambas vierten lagrimas, nos “sorprende por tener las alas bordeadas por dos anchas serpientes. La pieva omnitomorfa, es, pues, bicéfala, andrégina, antropomorfa ‘por las légrimas, que son’ atributo humano, y offdiea por las gerpientes e las alas. Con este documento se confirma el culto de la divinidad antropo-ornito-ofidica de Santiago y se comprueba también, que los pueblos que trabajaban. el metal con tanta maestria én los Valles Andinos, eran servidores de esta divinidad plaiiidera, cuyas:representaciones encontramos en tan diversos. puntos de Jas dos Américas, y que podemos ver con sorpresa e intérés sobre el cucllo — 280 — de una hermosa jarra, de'las islas Pithiusas, conocidas hoy bajo el nombre de islas Baleares, en la costa de la lejana Espafia, Este bronee tan suge- rente es de propiedad del actual Director del Observatorio de La Plata, sefior Félix Aguilar, que ha-tenido a bien mandérnosla para estudiarla, Jo que agradecemos vivamente, Pero si de las sierras de Salta demos un gran yuelo, pasando sobre centenares de leguas de “densa 'floresta mile- naria e inmenses praderas de altos pastizales, y bajamos a la selva espinosa y tupida del Chaco, a unos veinticinco Iilémetros al Norte de “Campo Gallo”, encontraremos otra vez, perdidos en-el monte que los esconde, los mismos tiimulos de los antiguos pueblos prehistérieos del rio Salado y rio Dulce, con sus respectivas excavaciones al’ lado, Estas excavaciones, que los criollos Haman “‘represas”, todavia en muchpscasos recogen agua durante las grandes luvias del verano. Limpiado el monte con hachas, palas y machetes, una ancha y honda zanja seré excavada a través de un timulo, y las piezas de alfareria quebradas, siempre en muchos pedazos, empezarén a aparecer, como también hachas de piedra, que estrellironse en la cortada de maderas duras, estatuillas de la deidad antropo-ornito: ofidica, urnas funerarias adornadas con cabezas de esta misma divinidad, y numérosos fragmentos de alfareria gruesa campanuliforme, todo un material arquedlégic semejante al de las regiones del rio Salado o del rio Dulce, que vendré a recompensar la labor y el largo viaje de explo- racién a través del Chaco, que, han realizado los miembros de la misién arqueolégica de Santiago del Estero: Durante tres meses han recorrido Jas soledades del-Chaco para reconocer. y wbicar las numerosas ciudades precolombianas, cuyos trimulos estén esparcidos por grupos, a veces muy importantes, en los bosques y malezas inhospitalarios. Veintiocho pueblos precolombianos fueron recondcidos en esta valiosa exploracién. La pobla- cién antigua que esté situdda mas al Noroeste de la provincia queda cerca de la, frontera de Santiago y Salta. Todos estos: pueblos del pasado, que denuneian sus numerosos timulos, cubiertos con fragmentos de alfareria, revelan, al revisarlos, que aquellos que los constriyeron eran servidores de la divinidad antropo-ornito-offdiea de las antiguas razas de las inmensas Hariuras que se extienden de los Andes al Parand. Lis numerosas piezas de ceramiea reeogidas por la misién arqueclégica lo establece clatamente. ‘Una pequefia cabeza de Ia deidad, modelada en relieve sobre el borde de — 281 — nna vasija, nos deja ver, cayendo de sus ojos redondos, lagrimas pro: fundamenite grabadas en Ja pasta de arcilla roja. Esta efigie antropo- ornito‘morfa de la divinidad plaftidera no habria Uamado mayorhiente nuestra atentién’ sin.la particularidad de tener, sobre Ja parte superior de:la cabeza, dos agujeritos, de unos cinco milimetros de hondo. Las mis- mas tipicas perforaciones fueron encontradas en otra pequelia cabeza, colo- cada también sobre el borde de una cerdmica, pero esta vez en Santa Fe (Colecei6n Larguia de Crouzeilles) y Santa Maria (en el Norte del Chaco), donde fué recogida la primera cabeza, distante centenares de leguas de Jas orillas del Paran&, en Santa Fe.. Pero tal hecho no debe sorprendernos ‘por demas, ya que en el esamen comparativo de la alfarerfa de las cercanias de Santa Fe, que practicamos en el Museo de Santiago en el mes pasado, cuando la sefiora Amelia Larguia de: Crouzeilles trajo una coleccién de no menos de 600 piezas procedente de ‘Arroyo de Leyes”, ‘Laguna Guadalupe”’, “Isla Poriquillo”, ete., hemos podido establecer 60 intimas correlaciones entre esas alfarerfas, el material litieo y el hueso trabajado con piezas andlogas de Santiago del Estero. Esto indica la unidad de culto, y por lo tanto de civilizacién, entre los pueblos de la prehistoria de Santiago y los que habitaron esa region de Santa Fe en una época muy’ dificil de precisar, pero que consideramos mucho més lejana de lo que se piensa en general. ‘Este criterio est basado sobre las numerosas correlaciones que existen entre la arqueologia ‘de esa regién de Santa Fe y la de Jas provineias de Santiago y del Norte Argentino. Estos pueblos eran también servidorea do Ja divinidad plaiidera (antropo-ornito-ofidica), euyo eulto se ha extendido, ‘como lo estamos constatando, sobre una parte considerable de la Reptblica Argentina, en donde podemos seguir sus rastros sin més esfuerzo que el de, consultar los documentos recogidos, desde la orilla del Parané hasta Jos- Andes. de Salta, ‘y de la sierra de Cérdobs: hasta la-frontera Norte del Chaco de Santiago. Esto no nos permite pensar, de ningim modo, que el viielo de esta-deidad alada no se hayé extendido mucho més lejos, tanto al Norte como al Sud,-por Jo que resulta de las correlaciones que nos'dan a. conocer los .estudios: comparativos de las piezas arqueolégicas de la ‘Argentina con las’-de-los deinfés paises americanos. Estos datos serén expuestos détalladamente én el: segundo tomo. de Ja obra en preparacién — 923 — en el Museo de Santiago del Estero. Notemos,-de paso, que también en. Santa Fe, como en Santiago, no se encontré nunca un objeto de madera Jabrada junto con las tan numerosas alfarerfas qué fueron reunidas por la,sefiora de Crouzeilles y el pintor don José Garefa Bafién, las “cuales pasan de 1.500 piezas. El tiempo ‘ha destrufdo todo lo que era madeta; ni Jas més duras han resistido. No estaré de més repetir, qixe-de los heclios eoneretos que acabamos de exponer, resulta que los pueblos que dejaron eri el subsuelo de Santiago un sinmimero de documentos comprobatorios. desu dedicacién al eulto de la divinidad alada — antropo-ornito-ofidica —-, enya’ representaciones vertiendo légrimas encontramos de Salta’ al Parand, y de la regién cordo- besa (coleecién Jorge Magnin) hasta el Norte del Chavo, tenfan’todos un misino y: tinico eulto, y por lo tanto, una misma religién, y pertenecfan a*agrupaciones de seres humanos, divididos.por el espacio, y muy. post- blemente"por él tiempo, pero de um origen comin. Es, por lo menos, Ta conclusion’ que, légicamente, se presenta al espfritu. : i Hn qué época Negaron aquellos pueblos a nuestra tierra argentina ‘Bs cosa’ que nos parece imposible precisarlo, ya que falta base para todo cdleulo cronolégico, salvé"la donstatacién de algunos hechds sugestivos, queinos presentan las’ correldciones intimas del material arqueolégico de la. Argentina y otras partes de América, con el de los viejos contirientes, Nos ofrece un tipieo ejemplo la exacta similitud ya mencionada de nume- rosos“torteros grabados, de Santiago, cm los da la histérica ciudad de Troya. No menos notable es la identidad de wmas funerarids de esta provincia, que tienen ‘curiosos apéndices verti¢ales clevdndose del cuerpo de la-urna, eerea dela base’ del cuello, con otras de Troya, en el valle do Hissarlik, como asf-las estatuillas de mnjer-p4jaro, portadoras’ de un extraiio tocado sobre la cabeza antropo-ornito-morfa, envoritradas en San- tiago-e igualmente en el valle del Bufrates, bajo el limo diluviano, en la ciudad de Ur, en Caldea, También nos habla; de ‘modo sugestivo la efigie de la divinidad antropo-ornito-morfa grabada y wiodelada sobre cerémica de las islas Pithiusas (Baleares), idénticas ala que encontramos en San- tiago, y Jas efigies de la mujer-pajaro (mujer sin: boca), que leva’ sobre las mejillas listas paralelas, en esta provineia y allende los.mares, donde Ja -podemos ver sobre las paredes rocosas de Saint-Sernin' (Paleolitico de — 283 — Franeia), y en la peninsula idérica. Muchas correlacionés’ mas existen entre la cerémica santiaguefia y la de Eurasia. No mencionaremos aqui, por falta dé espacio, todo ese conjumto de hechos coneretos ‘cue levan muy atts en el tiempo, el otigen de'la civilizacién de los pueblos antiguos de las Hanuras de Santiago. i En qué fecha han desaparecido del eseénario del mundo estas habiles alfareras que adormaban con. piedras preciosas, turquesas y* lapislézuli, Jos géneros muy’ finos que tejian,. y cuyas naciones comunicébanse con Jos dos oeéanos, como podemos ver por los numerosos moluseos marinos perforados para ser levados como adornos, insignias ¢’ amuletos, que

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