Ni Secularización Ni Resacralización

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Ni secularizacion ni resacralizacion, mas bien desecularizacion; la teoria sociola- gica de la religién ante el cambio actual STEFANO MARTELLI” esde sus inicios, la sociologia se ha dedicado a la tarea de elaborar explicacio- nes del cambio religioso en proceso. Sus «clésicos» han analizado la religion en el amplio contexto del transito de la sociedad tradicional a la moderna Comte, Spencer, Marx, Tocqueville, Durkheim, Weber y Simmel -para sélo ci- tar los nombres mas notables han ofrecido respuestas diversas sobre el futu- ro de la religién en la nueva sociedad; a partir de vias de investigacién a veces muy diferentes: sociedad industrial, evolucién social, lucha de clases, demo- cracia, integracién frente a anomia, génesis del capitalismo, tragedia de la cul- tura moderna, Sobre fundamentos tan diversos, a partir de la década de los sesenta, se edi- ficé la teorfa de la secularizaci6n, la cual, para la opinion comtn, constituye el niicleo de la disciplina que nos ocupa. Pluralista desde su fundacién, la teorfa de la secularizacién ha logrado durante algunas décadas disimular su eclecticis- mo, en la medida que la «realidad» parecia confirmar las predicciones del pro- gresivo «eclipse de lo sagrado», es decir la marginalizacion social de la religion. Actualmente, la riqueza metodolégica de los socidlogos de la religién y el creciente conocimiento del cuadro empiric, el panorama religioso mundial, han puesto en duda la validez de la teoria de la secularizacién 0, mas exacta- mente, su visiGn unilineal. Esta posicién, la més difundida aparte de todo, vincula el avance de ta modernizaci6n con la debilidad y el vacio en las funciones sociales de la reli- gidn y funda tales previsiones en los éxitos obtenidos por el progreso técnico- cientifico y la racionalidad instrumental segin la cual, desde la esfera de la produccién, alcanzaria todos los Ambitos de la vida En realidad, una mirada al panorama mundial que ofrecen las religiones no confirma esta prevision' y ~todavia mas importante- objeciones relevan- * Profesor Asociado de Sociologia de los Pracesos Culturales y Comunicativos en la Facul tad de Ciencias de la Formacion de la Universidad de Estudios de Palermo, y catedratico de Sociologia de la Religién en el ISOB de Napoles. Europa contimia siendo el primer ejemplo sobre et cual se sostiene fa teoria de La secula- Fizacion]...), Por el contrario, el resto del mun o es sas que desenfrenadamente religioso 999 NI SECULARIZACION NI RESACRALIZACION, MAS BIEN DESECULARIZACION; LA TEORIA SOCIOLOGICA DE LA RELIGION ANTE EL CAMBIO ACTUAL STEFANQ MARTELLI tes provienen incluso de las sociedades mas «avanzadas» y modernizadas, como los Estados Unidos. Asi, desde hace algtin tiempo, se ha iniciado una revision de la teoria de la seculari- zacion, empresa de gran relevancia que requie- re un esfuerzo amplio y colectivo. En este lugar quisiera ofrecer una contribu- cién a tales obras de revision tedrica. Me pro- pongo desarrollar una critica a la concepcién ingenuamente unilateral y progresiva de la se- cularizacion, no sdlo haciendo referencia a los visibles fendmenos que la desmienten, sino so- bre todo a través de la «problematizacion» de las concepciones, también unilineales, de la di- ferenciacion social. La concepcién mas confiable de desdife- tenciacion social esta completada por aquella de «de-construccion de la modernidad», la cual permite interpretar el cambio sociocultural contempordneo y hace visible un esquema o «légica» sociocultural, comtin a diversos proce- sos de cambio. En el campo de los fendmenos religiosos el concepto de desecularizacion pue- de, desde mi punto de vista, aclarar fendmenos a primera vista heterogéneos 0, incluso, contra- puestos, como la reinvencién de la tradici6n, el neosincretismo, el neofundamentalismo y la renovada presencia de las Iglesias en la esfera publica. {Secularizacién o resacralizacién? Una alternativa inadecuada Una teoria y sus dificultades Racionalizacion, laicizacion, pluralizacion, mo- dernizacion, diferenciacion social: estos y otros procesos constituyeron el contexto tedrico den- tro del cual en los aos sesenta tomo forma la teoria de la secularizacion. Se trata de una cons- truccién conceptualmente compuesta, de la cual ahora se distinguen con mayor claridad las falli- das suturas entre los diversos enfoques tedricos, La secularizacion hoy aparece como una especie de paraguas, bajo el cual han encontrado refugio conceptos diversos. Sin embargo, al principio de los aitos se- senta este término passpartout tuvo un éxito no- table en diversos ambientes. Acquaviva, recons- truyendo el encendido debate que se desarrollé en aquellos afios sobre el «eclipse de lo sagra- do», acuno la expresion «socio-teologia de la secularizacidn», precisamente para subrayar el caracter interdisciplinario de un tema que tuo amplia resonancia en la opinion publica (véase Acquaviva y Guizzardi, 1973, cap. l). Una vez enfriadas las necesidades existea- ciales y sociales que la difundieron y al tornaise en un hecho difundido la autonomia de los su- jetos en materia de opciones religiosas, la teoria revela hoy todas sus dificultades. No se trata solo de un mayor conocimiento interdiscipli- nario de la multiplicidad de conceptos y de en- foques? que constituyen su trasfondo y por lo tanto de la dificil amalgama entre semanticas di- ferentes, sino de ta dificultad para explicar el sorprendente panorama religioso de fines de si glo. La sociedad moderna, de hecho, ha avanza do en la via del progreso técnico-cientifico, pert también es un hecho que [a religion no ha des aparecido de la escena social, como habjan pre visto algunos tedricos de la secularizacion Numerosos hechos de los uiltimos dec nios no encontraron facilmente una explic cidn en la version unilineal de dicha tor Basta pensar * Ademis de las contribuciones fundadoras de los «clasicos de la sociologia» de Comte a Marx, de Focquevillt ne para no hablar de Durkheim, Weber y Simmel, se pueden identificar por Jo menos cinco teorias Contempo! te secularizacion: son las de Acquavi Bellah, Berger, Luckmann y Wilson (véase Martelli, 1990; Cipriani, 199% i) en el surgimiento y rapida difusion de los Hamados «nuevos movimientos religio- sos» de caracter sincrético, no solo en las areas marginales, sino también en los paises mas industiializados y urbanizados de Occidente; ti) en el fortalecimiento de movimien- tos fundamentalistas dentro de todas las reli- giones universales;? iii) en el renovado nuevo papel public de las iglesias en materias que se relacionan con, por ejemplo, la bivética, la ayuda a los paises en vias de desarrollo,” los problemas so- ciales planteados por los grandes flujos migra- torios internacionales, eteétera; iv) en el renovado inter y conocin por practicas ntos hasta ahora tenidos al margen de la religion y de la sociedad, como la astrolo- Bia, ef ocultismo, la magia, y las practicas neo- orientales para obtener el bienestar psico-fisico (yoga, zen, meditacion trascendental, etcétera) Estos y otres fendn) 108 ponen en duda, en pri mer lugar, la capacidad predictiva de la teor! unilineal de la secularizacion y proponen un proceso de revision, hasta ahora no concluido. La prevision de que la modernidad se di- fundiria en todo el mundo, apoyada en Ia in- dustrializacion, la urbanizacin y en la mayor movilidad interna e internacional, llevando inexorablemente al «eclipse de lo sagrado» (Acquaviva, 1992) ya la pérdida de relevancia social de la religién (Wilson, 1995), se demos: tro falaz. Sin embargo, no es posible dejar de lado algunos logros de la teoria y hablar sim- plemente de un «renacimiento de lo sagrado» RELIGIONES ¥ SOCIEDAD TRADUGCION en la sociedad moderna, como los neodurk- heimianos, por ejemplo, a propésito de los «nuevos movimientos religiosos» que surgieron en los Estados Unidos a partir de los afios se- tenta (véase Westley, 1983; Tipton, 1982). Ciertamente, en algunos casos, el webe- riano «desencantamiento del mundo» parece haberse revertido en su contrario: el «reencan- tamiento de la naturaleza» parece distinguir particularmente a algunos movimientos natu- talistas y comunidades ecologistas también en nuestro pats (véase Cardano, 1997). Y sin em- bargo el cuadro macro-social en general perma- nece bajo el simbolo de la secularizacion como autonom(a, hasta la autorreferencialidad de sis- temas sociales de la religion; el «retorno de lo sagraco» no es la reproposicion de la sociedad premoderna qua talis, sino el Afganistan de los talibanes. Igualmente, no convence 1a explicacin que los te6ricos de la secularizacion unilineal adelantan; se proponen explicar estos fenéme- nos como «bolsas de resistencia» o de reaccion a la modernizacion, la cual, a pesar de ello, continuara avanzando, disolviendo al mismo tiempo (jfinalmente!) los ultimos enclaves de la irracionalidad. Wilson (1990) en la conchu- sin de su estudio acerca de la proliferacion de los testigos de Jehova en Africa Nega a sos- tener que éstos, en la medida que convencen a los animistas a seguir los dictados morales de la Biblia -por ejemplo no practicar la poliga- mia, respetar la palabra dada, ser honestos en los negocios, etcétera-, constituyen en reali- dad agentes de la racionalizaci6n y, por lo tan- Ista expresion, muy precisa en el plano sociolégico, es mantenida para no hacer mas pesada la exposicién con una dis- 1 inoportuna para este caso. Para tina propuesta de definicion de «nuevo movimiento religioso» en la amplia litera- lestion, se temite a Wilson (1990) y a Beckford (editor, 1990), y para un an lisis ertico a Pace (1997, 19979). "Coma ha mostrado con claridad Pace (1997, ¢.3), no existe solo ¢) fundamentalismo islimico, sino tambien el pro. testante, hebreo, sikh, hinds, etcétera Fs la «nla Cumbre de Colonia (julio, 1999) hoiclica Tertium Millenium Adveniens Juan Pablo Ih propuso que, en ocasién del gran Jubilee del 2000, sean Condonacias las deudas internacionales de estos paises, siendo evidente ahora que tal peso les impide cualquier posi dad de desarrollo. Ln el momento en que escribo, la propuesta es todav! objeto de debate; Italia se declatd favo- 155 [I SECULARIZACION NI RESACRALIZACION, MAS BIEN DESECULARIZACION; LA TEORIA SOCIOLOGICA DE LA RELIGION ANTE EL CAMBIO Actuy, STEFANO MARTELL! to, también de la seculatizaci6n. En otras pa- labras, los testigos de Jehova y los exponentes de otras sectas occidentales desempefarian en Africa contemporanea el papel de alfiles del capitalismo, tal y como los puritanos, segtin la tesis de Max Weber (1977), lo desempefiaron en el norte de Europa al inicio de la era mo- derma Esta explicacion es ingeniosa pero reduc- cionista, desconoce las caracteristicas inéditas de los fenémenos contemporaneos, y, sobre todo, no aclara por qué surgen en el «corazén» de las sociedades mas modernizadas y raciona- les de Occidente. Interpretar los multiples fe- némenos de los ultimos decenios como una reconfirmacién de la secularizacién aparece como algo forzado y descubre el presupuesto implicito en la teoria unilineal: el cardcter mecnico y omnicomprensivo de la raciona- lizaci6n; si ha tenido éxito en un sistema social el aparato econémico productivo- debe re- percutir necesaria e inevitablemente en todos los otros sistemas y esferas de vida. En pocas palabras, la tesis de la seculariza- cién unilineal ignora la vitalidad y la capacidad para adaptarse a la modernizacion que las gran- des religiones mundiales muestran; sobre todo supone que suceder4 en todos lados, cuando ni siquiera se ha verificado en Occidente el eclipse de lo sagrado. Las personas en realidad estan dispuestas a todo menos a ignorar la trascenden- cia, tanto que en el hombre contemporéneo =con una bamizada de racionalidad instrumen- tal permanece ¢ incluso se acrecienta la «nece- sidad de sentido» y también, en ocasiones, la biisqueda de lo sagrado y de la magia, necesidad alimentada precisamente por la dinémica puesta en marcha por la modernidad.* Mas allé de la diferenciacién social esta la desdiferenciacion La teorfa unilineal de Ja secularizacion ha fun- dado su credibilidad cientifica no sélo en los fenémenos observables durante los aiios cin. cuenta-sesenta, sino también (y sobre todo) con el presupuesto de la analogia entre estruc. tura y cultura, es decir a partir de la tesis de que incluso la diferenciacién social procede de ma- nera igualmente unilineal I. No es éste el lugar para analizar las diver- sas concepciones de la sociologfa sobre cuestio- nes de tal relevancia, para decidir si la diferen- ciacion social tiene sdlo dos modalidades, como sostiene Durkheim (1971), 0 si mas bien se necesite distinguir tres ~segmentaria, estrat ficada y funcional-, como ha afirma'o Luh. mann (1990). Tampoco es el caso volv~ a reco- rer el éxito del debate entre «ho! stas» € cindividualistas» en sociologia, que ha permiti- do profundizar algunas cuestiones te6r cas cen: trales no resueltas por los «clasicos», \ie limito aqui a observar que, insertas positivamente en estos grandes debates, la teoria morfogenetica de la sociedad (Archer, 1977) y la teoria rela- cional (Donati, 1993) pueden mostrar el caréc ter de prejuicio que tiene la tesis de 1a analogia entre estructura y cultura; por lo demas, las teo- rias recientes adoptan un enfoque definible como «realismo social» pueden evitar errores, imputables al holismo y «! ndividualismo” La tesis del lomo naturaliter religiosus sostenida con firmeza por fenomendlogos ¢ histor de fa religién como Owe (1984) y Eliade (1982) ha sido retomada en la sociologia de Berger (1995) y de Lx n (1969) y en Italia por Morra {1981-1989}, A propésito de la modernidad como utopia que alimenta la ne: de sentido ¥ por lo tanto de teligién, vease Hervieu-Léger (et al., 1989) He ger f subraya «ta importancia de las propiedades que giendo en ambos ni: ele ay Lar, pero las considera propias de los estratos en cuestion y > © |o tanto distintas y 0 Desafortunadamente, la aplicacién del en- foque realista a los fendmenos sociorreligiosos todavia esta por llevarse a cabo. Sin embargo, antecedentes de la concepcién «disyuntivay en este campo pueden encontarse, por ejemplo, en el ensayo de Daniel Bell, The Return of the Sacred (1977). Este autor, en un periodo de triunfante secularizacién y modernizacién, ne- 0 que la légica dominante en una esfera de la sociedad -exactamente en el Ambito técnico- cientifico~ repercutiera mecénicamente en las otras, por ejemplo en la politica o en la cultura Sostiene que la secularizaci6n unilineal es una tesis distorsionada por el holismo sociolégico, e inadecuada para reconocer la dindmica espe- cifica de los fenémenos politicos y culturales contemporaneos. Bell previ el retorno de lo sagrado en la sociedad posindustrial de manera distinta; lo infirié a pair de una s6lida posicién te6rica general. En cambio, la critica sucesiva tuvo in- dudables méritos de reconocimiento y descrip- cién de diversos autores y situaciones sociorre- ligiosas, pero no ha sabido llevar adelante la tworia de la secularizacion revisando sus funda- mentos conceptuales. Desde mi punto de vista, el anilisis de Bell, que aqui he recordado de manera muy sintética, permite aprehender el centro de la cuestion teorica que aqui quisiera profundizar: | nexo entre secularizacién y modernizacion, en el contexto de la teoria de la diferenciacion social, Esta no puede ser pensada como si fuese ~ también ella!~ un proceso unilineal; de otra manera lo que ha sido mostrado como falso en el plano empirico de los fendmenos socio- rreligiosos de estos tiltimos decenios seria su- brepticiamente convalidado en el nivel de Ja teoria general. Por el contrario, se requiere con- cebir la diferenciacion social como un proceso que admite altos, incluso verdaderas torsiones, hibridaciones, fragmentaciones. Es decir, se re- quiere acoger en la teoria de la diferenciacién RELIGIONES ¥ SOCIEDED social el movimiento de la historia, que rara vez se da como simple reversibilidad, sino, mas, frecuentemente, como avance no lineal, como regreso en absoluto repetitivo, como recupera- cién con efectos sorprendentes I En otras palabras, a la tesis del isomor- fismo entre diferenciacion funcional y seculari- zacién y por lo tanto a la progresividad unili- neal de la segunda, ya que esta fundada en el proceder irreversible de la primera, quiero aho- ra oponer la tesis de la discontinuidad y de ta desdiferenciacién. Esta permite interpretar los fenémenos observables del mundo contempo- réneo no sélo a partir de la clave de interpreta- cién de la simple irreversibilidad de la seculari- zacion -precisamente como «tetomno de lo sagrado»-, sino como presencia conjunta para- dojica de los aspectos secularizantes y resa- cralizantes, los cuales componen un cuadro in- Edito, ni siquiera interpretable con base en la logica discursiva La primera observacién al proceder uni- lineal de la diferenciacion es que encuentra I mites insuperables en los efectos disfuncio- nales producidos por ella misma. Los riesgos para la vida humana creados por la manipula- cién genética, la contaminacién ambiental, la diseminacion de las cabezas nucleares y de ar- mas biolégicas son algunos de los ejemplos de riesgo, daftos y destructividad -sectoriales o in- cluso globales, hasta el aniquilamiento total; hechos posibles no tanto por los defectos o fa- Has de la tecno-ciencia-economia, sino por el contrario, por su optimizacién y racionali- zacidn eficientista. En sintesis, la diferenciacion. social no es en si sinénimo de «progreso», por- que provoca también acontecimientos impre- vistos y negativos y efectos «perversos» para la sociedad (Boudon, 1981) A estos peligros la sociedad responde, por ejemplo, al retomar la centralidad de la étice Hamados de cientificos contra los riesgos de ma- nipulacion genética, traducidos en leyes quie re- i i 158 NI SECULARIZACION NI RESACRALIZACION, MAS BIEN DESECULARIZACION; LA TEORIA SOCIOLOGICA DE LA RELIGION ANTE EL CAMBIO ACTUAL STEFANO MARTELLI glamentan el sector, y elaboracion de nuevas normas para la concepcidn del ambiente como un bien heredable a las nuevas generaciones, para regular éticamente las transacciones finan- cieras y para favorecer el establecimiento de rela- ciones internacionales pacificas incluso con authority que persiga a los criminales de guerra. En pocas palabras, la sociedad -precisamente porque es opositora— reacciona operando desdi- ferenciaciones entre sistemas sociales excesiva- mente diferenciados. Esta operacion no se con- cibe como una simple reversibilidad o regreso a una fase precedente (premoderna), sino como creaci6n de nuevas estructuras e instituciones que, por un lado, recuperan ligas sociales, sim- bolos y valores de los cuales Ia racionalidad ins- trumental pensaba prescindir, 0 que, por el otro, desarrollan nuevas estructuras, las cuales hacen aparecer ulteriores diferenciaciones sistémicas, pero no acordes con las precedentes, sino como «torsiones» 0 interconexiones distorsionantes entre estructuras extremadamente ajenas una de la otra. Ahora bien, el punto es que la desdife- renciacion -esta tendencia al balancing, es de- cir a la reconexi6n sistémica pero no simple- mente reversible- se registra incluso en el campo sociorreligioso y puede ser designada con un concepto especifico, el de deseculari- zacién (véase Martellli, 1990, en particular: 364-367) Quisiera ahora profundizar esta posicién a la luz de los logros de otro debate, llevado a cabo a partir de los ochenta sobre la sociedad moderna «avanzada» 0 «post»/«después de»- moderna, el cual ha tenido el mérito de poner a prueba instrumentos conceptuales ulteriores. * Esta posicién «socioculturalista», la cual, al distinguir enue modernidad y modernizacion p: y los valores-guia del actuar de los «modernos» es lorativa y fi ‘omo Weber (1 J89); Keselleck y Maier (1991), Blumenberg (1991), Koslowski Desecularizacién: la condicion inédita dela religion en la sociedad posmoderna La deconstruccidn de la modernidad Nuevos desarrollos en la teorfa de la seculariza- cién en sentido no unilineal pueden acudir al debate sobre las caracteristicas de la sociedad contemporanea. En particular el concepto de deconstruccion de la modernidad, desde mi punto de vista, constituye un horizonte tedrico estimulante para enmarcar en sentido socio- cultural el de desecularizacion. «La modernidad es aquella época en la cual el ser moderno se vuelve un valor; de he- cho, el valor fundamental al cual todos los otros vienen referidos» (Vattimo, 1985:108). Esta definicién -una entre las posibles— tiene el mérito® por encima de las otras de hacer evi- dente la estrecha y fundamental conexién entre modernidad y secularizacion y, por tanto, e! ca- racter sorprendente pero igualmente tenaz de la relacion actual entre posmodernidad y dese- cularizacion El rechazo «moderno» de la religién no es el rechazo de cualquier valor, porque lo que domina y guia el actuar de las «vanguardias» en la modernidad es Ja «fe» en el progreso, una fe secularizada y una fe en la secularizacidn al mismo tiempo. Esto es muy evidente en e| mar- xismo, definido por el tedlogo protestante Paul Tillich (1972) como «una herejia cristiana», y esta presente también en las otras «grandes na- traciones de la modernidad», como el nazismo. el facismo y el mito americano del self made hacer evidente 1 socidlogos ¥ 7b}, Bell (1978) y OFos. Simmel! (1976), Gehlen (19) man, Actualmente, el debilitamiento o la caida de los métarécits (véase Lyotard, 1981) es la cla- morosa seal de agotamiento de esta «fe laicar, desmentida por las tragedias de este siglo «bre- ve» (Hobsbawn, 1997). Con la caida de dicha fey de las ideologias alimentadas por ella, no solo se vacia el contenido antirreligioso de la secularizaci6n ~que a pesar de todo permanece como un residuo~ sino que se crea una situa- cion inédita, que he propuesto Hamar la «secu- larizacion dela secularizacion» (Martelli, 1993) Con tal expresién pretendo poner en evi- dencia las consecuencias que la secularizacion tiene sobre la misma modernidad. Actualmente han entrado en crisis radical estructuras ¢ ideo- logias que inspiraron el periodo triunfante de la modernidad, la cual ha entrado en una «tercera fase» -llamada «avanzada» 0 posmoderna o «después de moderna» (Morra, 1996). En otros lados he buscado describir el conjunto de proce- sos que han llevado a la deconstruccién de la modernidad, y esto como producto tiltimo no de sus fracasos o de la incapacidad para obtener los objetivos preestablecidos, sino al contrario, precisamente en razén de los logros obtenidos, que todavia producen efectos imprevistos 0 sperversos» y que confieren un aspecto «desor- denado» (Boudon, 1985) y cadtico al cambio social contemporaneo. Por ejemplo, la expansidn global del mer- cado, la creciente posibilidad de mover can\ dades enormes de personas y productos, la penetracion de los medios masivos de co- municacion en todos los estratos sociales y am- bientes -todos «éxitos de la modernizacion~ ho contribuyen a extender la concepeién «mo- derma» de la vida, al contrario, Hevan al surgi- miento y a la autoatirmacién de identidades ét- "Por favor, remitase « comtexto de tas tworias J RELIGIONES ¥ SOCIEDAD TRADUCCION nicas y de concepciones del mundo diferentes de la occidental, llevan a la reanudacién o a la ainvencién» de tradiciones religiosas no ctistia- ‘nas, llevan al conflicto entre pueblos y culturas, en un marco que desmiente las previsiones de Jos «modernistas» sobre la «inevitable» asimila- cién de los pueblos en la tierra al modelo de vida occidental (véase Fukuyama, 1992). Por lo demas, dichos modelos han sido cuestionados en los mismos paises «avanzados», como lo muestran los miiltiples movimientos sociales con fundamentos naturalistas, ecologistas y ét- nicos. A tan sorprendente y paraddjico éxito han contribuido muchos y diversos procesos, como la deshistorizacion, la destemporalizacion, la deslocalizacion, la desocializacion y algunos més.’ Analizar la dinémica producida por tal ntimero de procesos, sus vericuetos y sus efec- tos, es una tarea necesaria ¢ intelectualmente estimulante, pero fuera de cualquier posibili- dad dado este espacio, Con una expresién sin- tética se puede decir sin embargo, que la socie- dad posmoderna no es una «nueva» sociedad, sino que es la modernidad que se deconstruye, es decit se despotencia la ideologia del progre- so y se fragmentan los valores «modernos», sin que otra concepcién colectiva haya sabido has- ta ahora tomar el lugar a vision de un mundo optimista y eurocéntrica, El vacio sociocultural y normativo dejado por la crisis de la ideologia progresiva (en sus varias versiones) no permanece sin embargo como tal por mucho tiempo. Su lugar es ocupa- do no por otra ideologia «fuerte», sino por un mosaico de welianschaungen y de ideologias «débiles» en el entrecruzamiento de culturas y mensajes que provienen de lugares e incluso de tiempos diversos, sincréticamente reelaborados Sociologia dei processi culturali para una definicién de estos procesos y, sobre todo, para el cambio contemporaneo (véase Martelli, 1999, en particular cap. 4) 39 160 | NI SECULARIZACION NI RESACRALIZACION, MAS BIEN DESECULARIZACION; LA TEORIA SOCIOLOGICA DE LA RELIGION ANTE EL CAMBIO ACTUAL STEFANO MARTELLI y propuestos de nuevo por la industria cultural. Ello no disminuye, acrecienta la «incomodi- dad» de la modernidad (Taylor, 1994) y el ties- go de que estallen conflictos irremediables en- tre pueblos diferentes por etnia o cultura; porque la diferencia -le différend, diria Lyotard (1985)- entre los lenguajes y las visiones del mundo, crece a tal punto que parecen irtecon- ciliables -como hasta ahora se habia sido cref- do ingenuamente- en el melting pot de la mo- dernidad. La deseculatizaci6n y la «Logica» sociocultural de la posmodernidad E] debate actual sobre la postmodernidad esti- mula indudablemente a la teoria sociologica de la religion a no dejarse atrapar por la concep- cién unilineal de la diferenciacién social y a adoptar el presupuesto de la «disyuncion» entre el ambito de la produccidn y las esferas sociales de la politica y de la cultura (Bell, 1973; Gellner, 1994; Koslowski, 1991; Archer, 1997). Menos facil de cualquier manera es recoger la existencia de un esquema comtn a tantos y tan diversos procesos, es decir parece dificil poder distinguir una «logica» de la mutacién socio- cultural en curso, capaz de dar orden a fenéme- nos que, por el contrario, presentan aspectos no slo contradictorios, sino aparentemente paraddjicos e irreconciliables. No hay mas que pensar en el resurgimien- 10 de los localismos o de las identidades étni- cas y religiosas ligadas al territorio, aun en pre- sencia de la globalizacion de los mercados y de las comunicaciones, 0 bien la «reinvencion» de las tradiciones religiosas y culturales, aun te- niendo hoy a disposicion una cantidad hasta ahora inimaginable de fuentes de informacion -por lo demas disponibles «en tiempo real»- gue permitiria conocerlas «objetivamente», o bien en la pérdida de capacidad formativa de la escuela aun con el aumento y la difusion de la escolarizacion. Los ejemplos podrian multipli- carse y ser reconocidos como aspectos de una modernidad que se esta deconstruyendo por un efecto imprevisto de procesos sociocul- turales -como la globalizacion, la deshisto- rizacién, la deslocalizacin, la destempora- _ lizacion, la desocializacion y atin muchos otros (véase Martelli, 1999; Martelli {ed.], 1998) alimentados por los éxitos de la misma moder- nidad. : Me parece todavia reconocible un esquema — similar en la desconcertante dindmica de los — diversos procesos socioculturales, los cuales es- tan deconstruyendo la modernidad en el senti- do arriba especificado, cuya figura es el reinicio-mantenimiento-distorsi6n (véase Va- timo, 1985). Se trata de una «légica» no lineal, mas bien compuesta de un triple y paraddjico — movimiento: a) El mantenimiento: permanece el movi- miento lineal del progreso técnico-cientifico y la primacia de la racionalidad instrumental en los sectores de la produccién y la distribucién de productos, y en la difusién de los medios de comunicaci6n. Pero al mismo tiempo, surge un segundo y contemporaneo movimiento, es de- cir b) El reinicio o recuperacién de los trazos so- cioculturales y de identidad tradicionales que la modernidad imaginaba que podia ignorar, cancelindolo en el proyecto universalista del individuo «abstracto». Este segundo movimien- to apunta hacia la reconexion entre sistemas demasiado diferenciados y al reequilibrio de la sociedad, pero el logo final no es de hecho la parsoniana homeostasis ni la simple suma algebraica (+/-) de los componentes. Mas bien el desenlace es dindmicamente imprevisible, estando presente una «torsion» o tercer y con- temporaneo movimiento, es decir ¢) La distorsion de los wazos y de las men- cionadas identidades debiclo a ta permanencia del imperativo «modernista», a lo «nuevo» que provoca una recuperacién «oblicuay de los va- lores y de la tradicién sociocultural, es decir una reproposicién ambivalente y ambigua den- tro de Jas estructuras nacientes que aparecen como un bricolage de tendencias opuestas, Basada en tales movimientos, esta légica contradictoria, -que se encuentra en todos los procesos socioculturales que estan deconstru- yendo la modernidad~ hace posible delinear e esquema del proceso de desecularizacién que preside a fenémenos religiosos, tan diversos como el panorama contemporneo nos los muestra. De hecho, se asiste: i) Ala recuperacién o reinicio de la reli- gidn; al restablecimiento de conexiones entre onganizaciones, identidades y valores religio- 508, y ottos sistemas sociales; ii) si bien se mantiene en un contexto ma- crosocial bajo la insignia de la modernizacin como difusora de estructuras y comportamien- tos hechos posibles por el progreso técnico- cientifico y por la globalizacién de los merca- dos y la informacion; tii) surgen entonces efectos de distorsién, sea de la religion, sea de otros sistemas sociales, en razon de las tensiones existentes en el cam- bio social contemporaneo debidas a la tenden- cia a la autonomia y a la autorreferencialidad de los sistemas sociales, Los ejemplos siguientes permitirin dis- tinguir tal I6gica paradéjica que opera en el campo religioso contemporaneo, y, por tanto, valorar la tesis antes expuesta de que la desecu- larizacién no coincide de hecho con Ja simple desacralizacion de la sociedad. (vatro ejemplos de desecularizacién A) Basta pensar es la religion en bur aio en que se ir vdo Jo que le ha sucedido a »ortental a partir de 1989, {a srevolucion de terciope- RELIGIONES Y SOCIEDAD TRADUCCION Jo», la cual cambié el rostro no solo de Europa sino del mundo entero. El cristianismo ha resurgido en Rusia y en los paises ex comu- nistas a pesar de que fue perseguido durante 70 afios de una manera planificada y con cruel- dad. Su objetivo: la eliminacién fisica de las je- rarquias eclesidsticas y de cualquier otra forma de disidencia religiosa; persuasién reforzada en la educaci6n laica, obligatoria para las nuevas generaciones desde la escuela primaria hasta la universidad. Las Iglesias han recuperado los templos confiscados y la posibilidad real de de- sarrollar la actividad religiosa; Leningrado -la ciudad desde la cual tomé impulso la Revolu- cién de Octubre- obtuvo su antiguo nombre de San Petersburgo. Pero la «Santa Rusia» no renacio y permanece la separacién «moderna» entre Iglesia ortodoxa y Estado laico. En estos acontecimientos sorprendentes se distingue como opera la l6gica de la desecula- rizacion: i, La recuperacin de la tradicién ortodoxa y de sus simbolos milenarios permite a la reli- gion desarrollar nuevamente una importante funcién de cohesion y de integracién social, ayuda al pueblo a mantener la identidad nacio- nal, después de la caida de la URSS y ofrece un marco normativo, que lena el vacio dejado por el marxismo; fi, Sin embargo, permanece la seculariza- cién; la politica queda auténoma de la religion y no se regresa a la fusion de los dos sistemas sociales, como el cesaropapismo de la época imperial; también permanecen los signos del ateismo y resurgen identidades politicas posco- munistas; iii, Los efectos de la distorsién son claros en la invitacién de Fidel Castro a Juan Pablo II para llevar a cabo un viaje apostolico a Cuba, el limo Estado del mundo oficialmente con ideologia marxista-leninista. Detras de ello se distingue facilmente la intencién del dictador cubano de obtener, en contrapartida a una mo- 161 i seenewent 162 NI SECULARIZACION NI RESACRALIZACION, HAS BIEN DESECULARIZACION; LA TEORIA SOCIOLOGICA DE LA RELIGION ANTE EL CAMBIO ACTUAL STEFANO MARTELLE desta concesién de libertad religiosa y asociati- va -aunque no politica-, la revocaci6n del em- bargo de medicinas y de otros productos indis- pensables para la poblacién cubana. B) El concepto de desecularizacién se presta también a la interpretacién de varios tipos de neosincretismo y de neofundamentalismo con- temporaneo. En el primer caso, la tendencia al ensamblaje de elementos rituales y de creencias provenientes de tradiciones religiosas diversas aparece particularmente afin a la ya conocida «logicar de la posmodernidad, en su tentativa de crear algo nuevo «después» de la modernidad."” ‘Tal logica puede verse cémo opera en los nume- rosos grupos religiosos que expresan la nueva presencia misionera oriental en Occidente como Sai Baba, Ranjan Sarkar (fundador del Ananda Marga 0 «camino de la felicidad»), Jio Maharaj (animador de! movimiento de la Mision de la Luz Divina), Mahes Prasad Varma (fundador de la Meditacion Trascendental) y muchos ottos. A pesar de ser profundamente diversos en sus creencias, estos grupos neosincretistas resultan sorprendentemente similares en su modo de proceder. EI arte de combinar en un mismo sis- tema practicas y creencias que pueden provenir de religiones universales 0 incluso de formas de conocimiento no religiosas, «corresponde en realidad a la idea de que las fronteras entre ma- gia, religion y esoterismo no existen» (Pace, 197°: 69) Se ve aqui claramente cémo opera la légica del reinicio 0 de la recuperacién de una (0 mas) tradiciones religiosas, el mantenimiento de la se- cularizaci6n y la distorsién con efectos inespera- dos y en ocasiones destructivos: piénsese en el suicidio colectivo de la «secta del Templo» (véase Maniscalco, 1997) o en el loco propdsi- to de Shoko, el fundador de la secta japonesa Aum, «la verdad suprema», acusado de haber esparcido gas nervioso en el metro de Tokio. C) También los multiples movimientos neofundamentalistas, presentes en América o en Medio y Extremo Oriente, pueden ser inter. pretados sobre la base del concepto de desecu- larizacién. Mas alla de las diferencias de conte. nido simbélico (creencias y ritos) y de formas organizativas, es posible distinguir la tendenda comtin a crear nuevas conexiones entre sisie- mas sociales excesivamente diferenciados. Por ejemplo, en los Estados Unidos el neo: fundamentalismo evangélico de la «Moral Ma- jority» ha desarrollado un importante papel politico al promover campanas contra el abor ® Ta razén por la cual el neosincretismo aparece como particularmente adaptado al clima sociocultural contempors neo es clara. Expresa de manera evidente la tendencia de fondo de la posmodemidad a la deformacion y la hibrids cion de las formas culturales: et pastiche, como ha propuesto Hamarlo Jameson (1989), respuests posmoderna ala busqueda espasmodica de novedad en todos los campos, iniciaclo por la modernidad, En el campo artistico y expresi vo e! modernismo, como movimiento de traduccidn en el plano estético de la ideologia del progress. ha revelado d de hace tiempo sus limites insuperables en el nuumeto finito de las formas culturales. La dodecaton's, por ejemplo, se reveld el cul de sac del modernismo de la musica (véase Heller, 1988}, pero to mismo podria decirse del abs traccionismo en las artes picioricas o del cubismo en arquitectura En ausencia de ulteriores formas culturales, la tinica via para ofrecer novedad, de acuerdo con el imperative tipica- mente moderno dle la buisqueda continua del novum, no queda mas que mezclar estilos distintos, can el fin de obtener por via sincrética efectos inesperados y sorprendentes. La arquitectura el campo, como se recordara, en el cual el posmaderno se present por primera vez. como tendencia cultural- ha expresado de manera plastica esta tendencit evidente «la hibridacisn, ala disolucidn de la forma coherente y completa, al ensamblaje de estilos arquitectonicos y figurativos pertenecientes a épocas diversas Los arquitectos posmodernos, casi renovanilo el fasto del bartoco, busca impactar La imaginacion ¥ la sensibihidad (vease Barilli, 1987) EL eclecticismo dominante en La arquitectura pose: derma y en general en Las artes y en ta cultura contemporanea parece expresar la incapacidad de Jas artes contemport neas para abastecer de representaciones adecuadas a nuestra actual experiencia, la cual aparece siempre mas fragmen tada e irreductible a una forma especifica to, favoreciendo a candidatos cuyo programa electoral contiene la defensa de la familia y otros valores tradicionales; su apoyo fue decisi- vo para la reeleccion de Ronald Reagan en la Casa Blanca en 1984. La principal estructura de movilizacién del neofundamentalismo evangé- lico es la «lglesia Electronica» de Jerry Falwell, de Pat Robertson y de otros telepredicadores (véase Pace [ed.|, 1989), primera sefial de una tendencia mas amplia del surgimiento de co- nexiones entre religion y medios masivos de comunicacion. Los principales elementos novedosos de la Iglesia Electronica son tres: se formé al margen de la tradicion protestante, se moviliza en tor- no a lideres carismaticos que emplean el medio televisivo para reunir a sus fieles, «saltandase» al clero local (efecto de desintermediacion de las jerarquias eclesidsticas) y favorece la supera- cién de la division, tradicional en el protestan- tismo estadounidense, entre liberales y conser- vadores Aun en este caso esta operando la «légica» desecularizante, es decir el triple movimiento de reinicio-mantenimiento-distorsion. «El neo- fundamentalismo parece estar en capacidad de combinar el maximo de arcaismo (acudiendo de nuevo a temas, mitos y simbolos que perte- necen a una particular tradici6n evangélica), con el maximo de modernidad, con el uso poco escrupuloso de los medios masivos de co- municacion y sobre todo con la aceptacion de las reglas del juego politico» (Pace, 1977: 91). La distorsién es evidente en las transformacio- nes inducidas por los medios: se pasa de Ia reli- gion como fuente de salvacién, a una religion de los medios de la salvacién. El intento del neofundamentalismo evangélico de crear una RELIGIONES Y SOCIEDAD TRADUCCION red electronica de solidaridad con el fin de sus- citar y movilizar una red real de solidaridad so- cial, no es una idea demasiado «simple» -como observa Pace (ibidem)- sino, sobre todo, es dis- torsionante.” D) La creacién de nuevas estructuras so- ciorreligiosas y la reconexidn entre religién y politica es evidente también en el islam con- temporaneo, en el hinduismo y en el sikhismo Para limitarnos al primero, en consideracion del espacio aqui disponible, se puede observar que el éxito del neofundamentalismo islamico en Europa es impactante porque remarca la fa- lacia de la prevision de los tedricos de la secula- rizacion: que los habitantes de los paises sub- desarrollados, al ser acogidos como ciudadanos en los paises occidentales se integrarian rapida- mente a ellos y renunciarian a sus propias tra- diciones religiosas. Por el contrario, en Francia -el pais europeo que cuenta con el mayor nu- mero de habitantes musulmanes en calidad de ciudadanos franceses provenientes de las ex co- lonias- la identidad musulmana de hecho no se ha «rendido» ante la modernidad seculariza- da; mas bien se ha «revitalizado» y ha desarro- lado acciones sociales con el objeto de que sean reconocidas las caracteristicas especificas de la identidad musulmana: el derecho de las estudiantes a llevar el chador o el velo islamico en las escuelas puiblicas, de recibir ensefianza islamica por parte de los maestros del Coran o de obtener comidas preparadas en observancia a las normas rituales en los comedores, 0 pau- sas para la oracién en los lugares de trabajo (Dassetto y Bastenier, 1984, 1994). En las areas donde se formaron las comunidades islamicas, los suburbios parisinos, los lideres religiosos son los que desarrollan al mismo tiempo pape- Waa ae . Hay que preguntarse, de hecho, hasta qué punto un acto religiase puede ser «mediadoy por la television (u otros medios) sin desnaturalizarse Sobre el debate actual a propdsito de asistir a misa en television y sobre las objeciones posibles no solo desde el punto de vista (eolagico sino tambien comunicativo, por favor remitase a mi La religione mediata (en Martelli fed ], 1998, cap. 4: 91-109) 163 [NU STCULARIEACION NI RESACRALIZACION, MAS BIEN DESECULARIZACION; LA TEORIA SOCIOLOGICA DE LA RELIGION ANTE EL CAMBIO ACTUAL les politico-administrativos, en lugar de los presidentes municipales y de los drganos de participacion democraticamente electos. En po- cas palabras, en la laica y secularizada Francia regtesa la teligion en los lugares puiblicos y se fusiona con la politica Jambien en este caso se reconoce como opera ta Logica de la desecul arizacion, entendi- da como winicio 0 recuperacién de una tradicién religiosa y manteniéndose la secularizacién de la sociedad, con efectos de distorsién de la tradi- cion misma o de la modernidad, De hecho, el solo parece mas ductil que los dos co- munmente empleados en los anilisis actuales, que es (igual o quiza mas todavia) consis- a medida que esta anclado a la teoria de la diferenciacion social y cultural -pero en- tente en tendida en sentido no unilineal-, asi como a la xion actual sobre las caracteristicas de la so- reli dedad post -o «después des modema. La desecularizacion es el regreso no tradi- cional a la tradicién ético-religiosa con efectos ambivalentes y distorsionantes. El redescubri- miento de la trascendencia y el reinicio o la re- cuperacion de los valores que constituyen el img meaning (sentido fundamental) del sistema social, no adviene en la forma de la sim- ple reproposicion, en la medida que persiste un macresocial bajo la insignia de la secula- ia de los sistemas sociales a ser a religion y a volverse auto- teligin es por lo tanto redes- cultural (Hervieu-Leger, 1994) que, mediante ri- os y simbolos, custodia valores no «superables» or la modernidad pues son constitutivos de la ndicién humana (Maritain, 1979) Fl redescubrimiento contemporaneo de la re gidn, a pesar de todo, no puede ser entendi- do simplemente como regreso de lo sagrado, es como mera reversibilidad de la moderni- RELIGIONES Y SOCIEDAD TRADUCCION zacion: basta pensar en los muchos rasgos «modernos» que las iglesias o los nuevos gru- pos religiosos han incorporado en su actividad. Sobre todo, el redescubrimiento contempori- neo de la religion se da en un clima caracteriza- do por la «secularizacion de la secularizacion»; ello da vida a distorsiones y efectos sorpren- dentes de reconexiones con otros sistemas so- ciales, particularmente en el campo de los ser- vicios sociales y de la asistencia a poblaciones victimas de catastrofes naturales 0 de guerras, asi como en las comunicaciones de masa y en la produccion de bienes y servicios religiosos ~ piénsese en la Iglesia Electronica o incluso en lo que se podra ver en el jubileo, el primero en ser celebrado en la sociedad de la comunicacion global. El concepto de desecularizacién, en la me- dida que logra declinar la paraddjica «légica» sociocultural de la posmodernidad al aplicarla al campo especifico de los fendmenos religio- s, y que por tanto evidencia las estructuras nacientes como colocandose en el triple movi- miento de recuperacion-mantenimiento-distor- sion que esta deconstruyendo a la modernidad, ofrece una contribucién para nada irrelevante en el desciframiento de la paraddjica mutacién contemporanea. ‘Traduccion: Roberto J. Blancarte Bibliografia Beekford, J. A. (al cuidado de), Nove forme del sacro. Movimentt religiosi e@ mutamenti sociali, t| Mulino, Bolonia, 1990. 1D. The Coming of Post-Industrial Society. A Venture in Social Forecasting, Basic Books, Nueva York. m of the Sacred, «British Journal ciologys, n. 4, diciembre, 419-448; i973, yen ld. 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