Il. Kant y Rousseau: disefio de la
estructura cientifico-moral
de la antropologia
El capitulo anterior ha servido para describir algunas li-
neas significativas y decisivas en el desarrollo de la antropo-
logfa. La creacién del espacio epistémico antropolégico tuvo
como consecuencia que gran numero de pensadores escribie~
ran una antropologia; sin embargo, s¢ hard sentir el peso de
Descartes; pues el estudio del hombre o de la naturaleza hu-
mana estard orientado segtin un esquema un tanto cartesia-
no; el estudio del hombre ser fundamentalmente estudio psi-
colégico del hombre, un estudio del cogite, que no podia dar
como resultados sino una psicologia del hombre occidental,
y estudio del cuerpo humano. Para Diderot antropologia sig-
nifica anatomia. No parece, pues, que la antropologia del si-
glo xvi esté en general a la altura exigida, por una parte,
por la acumulacion de eluografia de los siglos anteriores y,
por otra, por la altura tedrica a la que habia llegado la filo-
sofia espafola.
Hay, sin embargo, dos pensadores que se destacan am-
pliamente en ei pensamiento antropolégico del siglo xvm, por-
que fueron capaces de diseftar con precision cl Ambito del tra-
bajo antropolégico. No seria facil decidir su influencia desde
una perspectiva arqueol6gica; en todo caso, nos sirven como
orientacién sobre el caracter que tiene la antropologia. Es in-
teresante constatar, de todas maneras, que en el siglo xvi,
y como resultado de toda la efervescencia tedrica producida
en los siglos anteriores, estén pensadas con precision las
30
tae maestras de la antropologia,
lante veremos, hoy en dia tenemos
pensadores son Rousseau y Kane
lineas que, como mas ade-
'$ que recuperar. Estos dos
Una breve exposicin del
4. Rousseau: para una lectura
epistemolégico-antropolégi
epistemc ropoldgica del Deuxitme
11. El estudio del hombre y et de los hombres
i: Ferd interpretacién que Proponemos,
6m las certerasintuiciones de Lévi-Stra
Br fits del ensayo de Rousseau sobre
, en la que Rousseau di
: istingue el
estadio de los ho) eee
ymbres, pues i
gstadio de 5 Dues para «estudiar @ lo,
{aye Mier cerea duno mismo, eto para estar hens
h render a mirar @ Jo lej ee
bre hay ‘a mirar a Jo lejos: En primer
bservar las diferencias para descubrrt ng tone
las propieda-
basade parcialmente
ISS, parte de la decisi-
él origen de las len-
tudio del hombre del
des». Esta decisiva frase de Rousseau n
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Cp Mayr 3
PRLS Vom mm Te Ayala
LD MIAH MyEP
(ebb). #Para conocer al hombre habia que empezar por mirar mas
lejos, pues, si miramos cerca, nos quedamos atrapados en
nuestras cosas y de ahi no podemos pasar al estudio del hom-
bre; antes es preciso empezar por lo Iejano, pues es necesario
conocer al hombre por sus semejanzas y por sus diferen-
cias para adquirir esos conocimientos universales que no son
de un siglo ni de un pais exclusivamente, sino que, por ser de
todos los tiempos y de todos los lugares, son, por decirlo asi,
la ciencia comtin de los sabios» (0.c., 129). Una cosa es saber
cémo son los hombres de un tiempo y otra es saber como
son los hombres de todos los tiempos; si aguel saber es la his-
toria, en este segundo se piensa la antropologia, el saber del
hombre.
Rousseau prevé, pues, un saber del hombre en cuanto se~
mejente, es decir, un discurso de la igualidad humana, de lo
propio de todos los hombres, el discurso del sabio. Pero este
discurso no se puede lograr desde nuestra propia cultura, sino
que es preciso salir lo mas lejos posible para ver las dife-
rencias, pues slo desde elas se puede lograr lo semejante;
de lo contrario se tomaria una diferencia —nuestro modo de
set por comtin y propio de todos los hombres. Por es0 ad-
vierte Rousseau que para lograr ese discurso de la igualdad
se ha de evitar llevar «al estado de naturaleza (es decir pen-
sar como propio de todos los hombres, de la naturaleza hu-
mana) ideas» que se hayan «tomado en Ia sociedad», pues
de ese modo «hablaban del hombre salvaje y describian al
hombre civil» (0.c., 26); para hablar del hombre se ha de evi-
tar hablar de los otros desde nuestras propias categorias; para
ello es preciso «sacudir el yugo de las preocupaciones racio-
nales», es decir, liberarse de los intereses de la cultura pro-
pia, de las categorias que pueden tener un significado en nues-
tra cultura pero que tal vez no sirvan para pensar los hechos
de los otros. Rousseau prevé la antropologia como estudio de
Jas diferencias, pero no para quedarse en ellas sino para lo-
grar el conocimiento del hombre, «la ciencia comin de los
sabios»,
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12. Sentido critico de la antropologia de Rousseau
Pero Rousseau no se queda en el disefto de ese dis ‘urso
! qi 1 dis ct
les hombres hace patente partiendo de su igualdad
igu
Sey busca la aualdag, para desde ella ver la ae
EI discurso de la
|. Rous
mnesis de ta
eae Saale Teen Se presenta como el discurso
eee ame ey jombre en estado de naturaleza ‘pura,
ralecan (nt Some he debido salir de los mares dela nat
ete ce PAB. 30). Es conosida la polémica en torno a
Getto er angen Procede dea ema espaota
ae . » O6., pag. 407 ss.) €
& exklente au Rousseau no pense en ese concen he
Sens oy eed Una Petsectiva estictamentefitca, sino que
panto ue . Toa ‘un experimento mental; Porque ese
Men gts todos hemos sido 0 podido ser, que temporal
late oie sade us en el alba de los tiempos humanos
rd pasa ht Podido no exists, aueprobablemente no ex
re paamdsr (Rousseau, oc, pag. 19; no se Mentticn, por
Bane oon 18s otros gue fueron vistos, por elemplo, por
panera de Las Casas como salvajes Buenos otal como los
Fey aes Montaigne, sino que es pensedo como una posi
el hombre presente, si bien solo puede ser
descubierta,
pasando del conocimie
nocimiento del hombre, es decir rascondicnd le ee
toc " trascendiende las d -
dades para escubrit tras ellas la profunda igualdad de todos
oo s historias que en todo caso genera la de~
‘Aqui A
‘Guino nos interesa tanto la polémica sobre ese concep.
33to como el disefio epistemoldgico que subyace a su utiliza-
cidn; en concreto, la dialéctica entre el discurso de la igual-
dad y el de la desigualdad que tiene un doble camino; en pri-
mer lugar es preciso trascender Ia desigualdad para tras ella
pensar la igualdad; para lo cual es preciso desidentificarse de
lo que los hombres son, es decir, de la desigualdad presente,
adoptando una actitud critica para evitar, como hemos vis-
to, pensar Jo que es propio de los hombres de alrededor como.
propio de todos los hombres; pero a la vez es necesario vol-
ver del discurso de la igualdad a la desigualdad, El discurso
de la igualdad debe actuar de concepto regulador para for-
mular una critica sobre lo que los hombres son. Para estu-
diar al hombre no podemos quedar atrapados en lo que el
hombre es, pues lo que el hombre es ni es lo que puede ser,
ni es io que debe ser. Por eso nos advierte Rousseau sobre
cl peligro del estudio del hombre: «a fuerza de estudiar al
hombre tal como es, nos hemos colocado en situacién que
ya es imposible conocerlo» (0.c., 18).
13. Las tres antropologias de Rousseau
El concepto de igualdad es en la dialéctica diseftada, tal
como acabamos de ver, un concepto moral. Cabe preguntar
ahora si ese concepto ¢s cientificamente fecundo, de modo
que en la obra de Rousseau no sélo se fundamente una es-
tructura de valoracién moral sino una estructura de investi-
gacidn cientifica; pues bien, creo que la importancia de Rous-
seau radica en que teniendo como objetivo un pianteamiento
moral, desde él desciende al estudio de los hechos, que de
ese modo quedan integrados en una intencién filoséfico-
moral. Rousseau no s6lo prevé la conveniencia, necesidad y
existencia de ese discurso de la igualdad, sino que adelanta
intuiciones geniales sobre el paso de la igualdad a la desigual-
dad, aunque lo haga en un plano general, si bien lo suficien-
temente importante como para servir de marco a un proye:
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Seat iccica ieee
to de antropologia enormemente sugerente, en la medida en
que en él se atinan en una extraordinaria sintesis lo que
en un futuro serdn tres ramas del saber antropolégico que nor-
malmente sienten malestar en Ia colaboracién mutua, @ sa-
ber, la antropologia biol6gica, la cultura 0 social y la filoso-
fia