cantando. Y se quedar mi huerto con su verde rbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo ser azul y plcido, y tocarn, como esta tarde estn tocando, las campanas del campanario. Se morirn aquellos que me amaron y el pueblo se har nuevo cada ao; y lejos del bullicio distinto, sordo, raro del domingo cerrado, del coche de las cinco, de las siestas del bao, en el rincn secreto de mi huerto florido y encalado, mi espritu de hoy errar, nostljico... Y yo me ir, y ser otro, sin hogar, sin rbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plcido... Y se quedarn los pjaros cantando.