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8/24/2015

En 5 lineas8

La piscina (Franois Ozon, Inglaterra Francia, 2003)


por A. Harris

Lo primero que hace Sara Morton es negar su identidad frente a una lectora que la
descubre en el subterrneo, entre la multitud. Ella no es esa escritora de mal genio
devorada por el xito de su saga de novelas de misterio, no quiere serlo. Entonces
un viaje, el procedimiento menos ingenuo: un viaje siempre es un cambio o al
menos su bsqueda. Ahora en Francia, una casa con historias guardadas y una
piscina oculta en el jardn. Basta con que Sara descubra apenas la piscina (ese
enorme espejo infiel) para que emerjan las historias y la imagen se desdoble en
miradas y reflejos.
Desde el balcn (un artefacto para mirar) Sara ve a Julia nadar o se ve a si misma haciendo las cosas que ya
no se permite hacer. Lo que sigue es el desarrollo de esa relacin tan antagnica entre una mujer que mira y
una mujer que hace. De cmo se sintetizan esos roles y sucede una trama de crimen y misterio de tintes casi
pardicos. Con un camarero que desaparece y una enana que enfatiza un antiguo accidente. Es muy difcil
que la historia de alguien que escribe (de alguien que crea historias en general) no caiga en la tentacin de
querer desarticular las propias maneras de contar. Y nos ponga a los espectadores en ese lugar siempre tan
feliz en el que se puede disfrutar de las formas y los contenidos como una sola cosa que se une y se desune.
Al final, por si hiciera falta, una escena lo explica todo. Subrayando el lugar de la mirada, que es la que
construye y da sentido, la que crea cosas que tal ves nunca existieron.

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