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bres formados que, aunque no estuvieran al tanto de todos Tos detalles de la fisica tedrica, tenfan un grado de sa- turacién cientifica suficiente como para desear las pfldo- ras digestivas de la filosofia critica. Pero zqué valor podrian poseer éstas para un audito rio como el que yo esperaba tener en las conferencias que ahora presento? En este caso, la asistencia estaba compuesta de jévenes hambrientos de ciencia que espe- raban devorar las teorias cientificas y no deshacerse de ellas; deseaban un primer plato que les aliviara el apetito y no una tisana para mejorar la digestin. Al menos éta era mi opinién, estuvieta equivocada no. De todas maneras, hay que juzgar las dos conferen- cias siguientes con mucha indulgencia: no esperen mucha profundidad, sino una charla inofensiva I. Leipzig, noviembre de 1900 Como respuesta: a las reiteradas peticiones que he te cibido jiltimamente, entrego a la imprenta el contenido de las dos lecciones inaugusales dadas al comienzo de mi, actividad docente en la, Universidad de Leipzig y al volver a mi antigua cétedra en la Universidad de Viena, aunque estoy convencido que aquellos que atin no han ofdo Ias conferencias quedarén profundamente decepcio- nados. Esperarén una nueva edicién, de las consideraciones critico-filoséficas que presenté hace tiempo en una confe. rencia durante una reunién de cientificos de la naturalera en Munich #. No tienen en cuenta que en aquella ocasién mi auditorio cra totalmente diferente al de estas leccio- nes. Entonces la mayor parte de los asistentes eran. hon Cuando queremos introducir nuevos invitados en Ia casa que habitamos desde hace mucho tiempo, acostum- bramos a adotnar la puerta de entrada, He sido Hamado a esta antigua y venerable Universidad pata introducirla en la amplia e impresionante construccién de Ia fisica teérica. La puerta principal, a través de Ja que entrate- mos en ese edificio, es la mecénica analitica. Por eso no ha de asombrar que desee mostratles esta ciencia por me- dio de su joya més hermosa, con la que ha sido adornada, y no por mi sino por los espiritus mas selectos, a través de los siglos Como -verdadero tedtico, deseo considerar el nticleo central antes de los detalles exteriores. La definicién de mecénica analitica es muy sencilla: es la teoria de las le- yes que tigen el movimiento de los cuerpos. El conoci- miento de esas leyes es necesario para el tratamiento de muchas imagenes y mecanismos parecidos cuyas formas més simples fueron conocidas ya en la més remota anti- gliedad por los egipcios y babilonios. Por eso no pode- “tos sorprendernos de que los primetos comienzos de las die" Bx um gig de tas dos conferencias bajo ol tila Uber ie Principien der Mechanik: Zwei akademische Antristtsreden, Leipzig, S. Hirzel, 1903. es 3 Se refiere a la conferencia tituluda «Sobte la evolucién de los métados de la fisica tedrica en los tiempos. recientes», incluida: en este volumen a partir de Ia pégina 131, 166 168 Ludwig Boltzmann investigaciones de Jas leyes mecénicas nos hagan retroce- der muy atras en la historia, Aunque se trataba casi siem- pre de poner los cuerpos en movimiento, excepto en unos pocos intentos bastante desafortunados, hasta la época de Galileo los ensayos se limitaron al estudio de las condi- ciones de equilibrio, que en los casos examinados por entonces no coincidian en absoluto con las condiciones bajo las que se mueven los cuerpos. Es asombroso-que ‘la consideracién de este caso, que esta incluido en nuestra definicin actual dela mecdnica, peo sdlo como una si tuacién especial, o mejor, como una excepcidn, fuera su- ficiente para el andlisis de las méquinas usadas entonces; pero como se ponfa el énfasis en la descripcién del mo- vimiento real, todavia no se habia Ilegado:a una ciencia de la mecénica en el sentido propio. Una ciencia seme- jante no comenzé hasta Galileo, quien por medio de ex: perimentos que eran tan ingeniosos como fundamentales formuld las leyes basicas para los casos de movimiento ms sencillo, Se podria haber esperado que esas leyes sé aplicaran a fendmenos terrestres més complicados, como, por ejem- plo, el crecimiento de los tallos de hierba, y se extendiera su uso, pero éste no fue el caso, Este y ottos procesos similares que patecen insignificantes a un observador in- genuo, todavia son para nosotros un completo enigma. El progreso se inauguré mas bien con Newton, que aplicd las leyes fundamentales descubiertas por Galileo al movi miento de lo que estaba més lejos de nosotros, es decir, de los cuerpos celestes; precisamente por este camino en- contré Newton aquellas ampliaciones y complementos de las leyes de Galileo que permitieron’ aplicarlas a movi- mientos terrestres muy complicados, de tal manera que Jogré una teorfa del movimiento de los cuerpos tan per- fecta que hasta hoy ha sido el fundamento no sélo de la mecfnica, sino de toda la fisica tedrica. Los mejores analistas de todas las naciones, tales como Lagrange, Laplace, Hamilton, Euler, edificaron sobre este fundamento creado por Newton, y asf de la mecénica ana- litica surgié una creacién que se considera justamente con Esctitos de mecinica y termodinémica 169 admiracién como wn paradigma para cualquier teorfa ff sico-matemitica. _En primer lugar se consiguié formular las leyes del mo- vimiento de los cuerpos rigidos por medio de ecuacio. nes, de tal modo que todos los problemas de este tipo pueden reducirse a una pura cuestién de célculo Pero también se construyé una tepresentacién mecé nica de la estructura interna de los sélidos y los fluidos, logrando formular por medio de ecuaciones las leyes de las propiedades elisticas de los primeros (sobie la defor. macién y la tigidez) y del movimiento de los segundos Ahora bien, cuando se ha expresado un dmbito de fend. menos por medio de ecuaciones, el fisico considera que ha terminado su tarea y confia su solucién al matemitico. Un ejemplo de Io lejos que-estamos actualmente de re. solver todas esas ccuaciones, y de set capaces de obtener en todos Ios casos a través de ellas una imagen verdade- ramente clara de los procesos en cuestién, lo tenemos en una simple mirada a un tiachuelo espumeante, o a las clas que produce en su marcha un gran barco de vapor, Realmente, jqué impotente es el anilisis para leer los detalles de todos estos fendmenos en las ectiaciones de la hidrodinémical ‘A pesar de ello, en todos estos campos a mecénica proporciona formulas que son de un valor préctico incuestionable para la construccién de edificios, fuentes y torres de hietro, canales, estaciones de distri, bucién de agua, ete., por no mencionar las numerosas méquinas que diariamente no s6lo reemplazan, sino que mejoran el trabajo manual del hombre de una manera asombrosa. EI habito de petsar mecénicamente es de una suprema utilidad en todas las esferas de la vida préctica y tiene una. influencia que forma y educa la totalidad de la vida intelectual. Al igual que un buen profesor con un cono- cimiento psicolégico adecuado trata a cada uno de sus discipulos segiin lo exige su individualidad, a persona que piensa en términos mecdnicos se acerca a cualquier mecanismo, desde el més simple al més complicada. can 170. Ludwig Boltzmann amor y respeto, y éste se To: agtadece cumpliendo los de- seos de su amo, mientras que el individuo inculto me- ‘cdnicamente no se da, cuenta en qué sentido hay que dar la vuelta a una tuezca, y une lo que quiere separar. ~ Cuando una nacidn ha conseguido grandes éxitos ea comparacién con sus vecinos, llega a lograr una cierta he- gemonia sobre ellos y no es raro que tienda a optimizlos ¥ convertitlos en sus vasillos. Lo mismo ocurre con. las, disciplinas cientificas. La mecénica consigui6 pronto Ja he: gemonia sobre el resto de la fisica. Ea primer lugar, la aciistica se sometié con naturalidad y sin resistencia. Este tipo de fendmenos esté intimamente relacionado con fe- némenos de movimiento que debido a su rapider, desde Juego, fo pueden observarse directamente con la vista, peto'a los que no se puede nepar el carécter puramente | cinético, 2 menos que se realicen observaciones muy su- perficiales, Verdaderamente, utilizando medios artificiales se pueden hacer visibles y reconocer tanto el movimiento de los elementos que producen el sonido como la trans- misién de las ondas sonoras a través del aire. Por esto Ia mecénica condujo muy pronto la acistica a sus dom ios. Lo mismo ocurtié con la éptica cuando se Ilegd a ver que la luz, al igual que el sonido, era un fenémeno ondulatorio y vibratorio, Se dejé enteramente a la fanta- sia la construccién de un medio capaz de oscilat, lo que presenté dificultades bastante grandes. La mecénica inicié 1a campaita en el émbito de la teo- fa del calor representéndolo por medio del movimiento de las particulas més pequefias de los cuerpos; éstas. son invisibles porque son demasiado pequefias, pero se hacen sensibles cuando provocan la sensacién de calor al comu- nicarlo a las moléculas de nuestro cuerpo, o la sensacién, de frio cuando quitan calor. Esta campafia eta victoriosa porque las hipétesis descritas daban una imagen muy clara | punto de vista anterior segiin el cual aquél era una sus: tancia. a electricidad y el magnetismo se subordinaron a las leyes de Ja mecénica a través de las hipstesis de fluidos | Escritos de mecénica y termodinémica in eléctricos y magnéticos cuyas particulis se suponia que setuaban entre si conforme a una ley gue era simplemente una-variante de la ley de Newton para la accién mutua de los cuerpos celestes, permaneciendo con ello en un te- ritorio. puramente mecénico. Finalmente se cosecharon muchos éxitos al lograr reducir fendmenos quimicos y la formaciGn de ctistales a una mecénica de fuerzas attac- tivas y repulsivas y de movimientos de dtomos heterogé- neos; ademas, los fenémenos quimicos estén estrechamen- te relacionados con los términos por una parte, y con los fenémenos eléctricos, por la otra. Se hablatd més ade- ante sobre una tendencia que recientemente. se opone a estos desarzollos teéricos Incluso Ja observacién més superficial muestra que las leyes mecénicas no se restringen a la naturaleza inanima- da. El ojo, hasta en sus mas mfnimos detalles, es una cémara éptica oscura, el corazén es una bomba, los mtiscu- Jos un complicado sistema de palancas sdlo inteligible desde la perspectiva de la mecénica pura, que resuelve los problemas aparentemente mis complicados con medios mds sencillos, Por ejemplo, todos los movimientos ocu- eres que puedan imaginarse se producen por medio de seis cables musculares. que actiian como hilos impulsando a una esfera que puede girar sobre su centro de grave- dad; las expresiones radicales que cuentan los novelistas, como la de abtir los ojos o bajar la mirada, el juego de los parpados, los miisculos de la cara y otras cosas estén asignadas a le decoracién exterior La aplicabilidad de la mecdnica se extiende a los do- minios mentales mucho més allé de lo que podria pare- cer a simple vista, ¢Quién, por ejemplo, no ha hecho ob- servaciones que ponen en evidencia la naturaleza mec ica de la memoria? Ms de una vez me ocuttid que para recordar una pelabra griega determinada tave que recitar la setic de versos de Homero que habla aprendido de memoria; al hacetlo, la palabra vino a mi mente inme- diatamente en el lugar adecuado. En un tiempo en el que durante semanas habia ttabajado en la mecinica de Hertz, traté de‘comenzar una carta a mi esposa con las palabras fe Ladwig Boltzmann © aquerida Hearty y antes de darme cuenta habfa: escrito la palabra con «tan. Todo el mundo sabe cuéntas veces el despertador in- ato que poseemos en nuestta memoria nos deja. plan- tados si no esté apoyado por mecanismos especiales (ha- cer un nudo en el paiiuelo, colgarse el paraguas sobre el abtigo de invierno). El dia que me trasladaba a Leip: zig me acerqué a la ventana, como lo hacia habitualmente, para leer el termémetto, aungue yo mismo lo habfa des- atornillado el dia anterior, Esto me llevé a la exclama- cién: «No poseo ningtin mecanismo que funcione tan mal como mi*memotia, excepto, tal vez, mi inteligencia.» Asf, podemos considerar ‘nuestro cuerpo como un me- canisino ingenioso y sus enfermedades pueden explicarse por medio de causas puramente mecénicas. Esta concep- cién ha sido ya extraordinariamente dil, mostrando el camino y el objetivo de las investigaciories mecénicas de Ja cirugia, descubricnido los verdaderos mecanismos de las enfermedades infecciosas y eviténdolas, por tanto, ¢ impidiendo la entrada de Ja bacteria que las causa 0 bien matdndola. Sin embargo, en muchos casos somos todavia débiles cuando nos enfrentamos a la violencia de la na- turaleza, pero incluso en estos casos Ja mecénica nos ayu- da a comprenderla y ast soportarla. Debemos mencionar también la teorfa mecdnica més espléndida en el campo de la-biologia, llamada la doctri- na de Darwin, Esta se encarga de explicar toda Ja. varie- dad del reino animal y vegetal a partir del principio de la herencia puramente mecénica, que como todos. los ptincipios mecénicos radicales permanece oscuro. La explicacién de la exquisita belleza de las flores, ta gran variedad de formas en el mundo de los insectos, Ia construccién aptopiada de érganos en los cuerpos hu- manos y animales, todo esto pertenece, por tanto, al do- minio de la mecénica, Entendemos por qué era itil e.im- portante para nuestra especie que ciettas impresiones sensotiales fuetan alentadas, y por lo tanto después pro: piciadas, mientras que otras eran eliminadas; vemos lo. | Ventajoso que es construir las imagenes més adecuadas también Ia solidaridad y la sociabilidad en sus jucgo: “Eseritos de mecénica y termodinémica 13 posibles de nuestro’ ambito, separando’ lo que coincide con huestta experiencia y, por Io tanto, es verdadero, de lo que es falso. Asi, podemos explicar el concepto de be. Meza, Jo mismo que el concepto de verdad, en términos mecdnicos: ‘También cntendemos por qué sélo podian continuar existiendo aquellos individuos que luchaban contra cier- tas influencias nocivas con toda la enetgla nerviosa que tenian a su alcance, y trataban de conseguir con todas sus fuerzas lo. que era necesatio para su conservacién 0 Ja de la especie. De este modo podemos comprender la intensidad y el poder de toda la vida que se ha desatzo- ado, el placer y el dolor, el odio y el amor, la felicidad y la desesperacién. De la misma manera que no podemos deshacernos de nuestras enfermedades corporales, no po- demos eliminar tode la gama de nuestras pasiones, pero ng vez més ‘aprendemcs comprenderlas y ast sopor En primer. lugar, sin lugar a dudas, serd importante para cualquier individuo que sus esfuerzos se aprovechen en beneficio de su propia conservacién, con lo cual. el egofsmo no-aparece como un defecto, sino como una ne- cesidad. Pero ademas, es de gran utilidad para la conser. vacién de la especie que los diferentes individuos se ayw- den. mutuamente y que ea colaboracién cada uno se subordine a la totalided. Por ejemplo, entendemos en los nifios la necesidad de la tenacidad y la obstinacién, pero entendemos los rasgos humanos de interés propio y sim: patfa, vergiienza y deseo, amor a la libertad y sentido-de la sumisin, virtud y vicio, miedo y desprecio a la muer- te, Qué ventajaso es para una accién comin, tanto en la paz como en la guetta, que los jévenes se inspiren en algo noble y grande, como la amistad y el amor, libertad y patriotismo, pero qué facil es que estas cosas degeneren en frases vacfas y en entusiasmo inactivo. Asi, para for- mar nuestia especie tuvo que darse una receptividad para la exaltacién y Ia inspiracién, pero también para la _ sobriedad y el egofsmo, como una especie de contrapeso. Por esta razén entendemos Jas razones mecénicas por las que wna persona muy joven se entusiasma con la poesia de Schiller, ‘mientras que muchos condenan los. poemas de Heine, que sin embargo ejercen una induencia, pode. 1054 ¢ irresistible sobre ot suttidor debe tener la energia cinética suficiente conn gual necesidad mecénica: tenemos la reactién’ de la gea vedad y la presién de incontables particulas de aire que aseguran su regreso a la madre tierra, Para decitlo tle Uun_modo pintoresco, se podria incluso afiemiar que. ne solo el vicio més abyecto, sino la mas alta virtud, co una aberracién basada en el hecho de que muestra tendentia innata aponta por encima de nuestros objetivos naturales Bl idealismo excesivo entutbia el sentido préctico y pot eso es.tan datiino como la mentalidad banal, su exrreno opuesto. Tales paradojas son mas obvias de lo que uno en un espejo cilindrico y cénico, do se consideran las cosas desde De'un modo similar se ha dicho fermedad mental. Asf pues, el hombre solo no puede alcanzar el ideal Para su propia especie. Castigando a los perros. cuando no eran fieles y alimenténdolos cuando lo eran, el hom. bre ha conseguido su fidelidad de la misma manera que hha logrado vacas que producen mut tienen un higado muy desarrollado, al hombre siempre estaba favorecido en la existencia, por lo que la fidelidad y alto grado de desarrollo en las especie ahora, como sucede muy a menudo, dido su amo, no come més y se deja morit lentamente de"pena, ino nos da el ejemplo de un tipo de idealicme gue dificilmente encontramos ante los hombres, asf como tampoco entre nuestros criados actuales? Por esta tazn muchos filésofos han estado tentados de clasifcar a los Petros moralmente por encima del hombre, al igual que: se puede tener Ja tentacién de situar ef arte automdtco. aquéllas aparecen cuan- una posicién unilateral, que el genio es una en. cha leche o gansos que lucha por Ja’, apego alcanzé un 's caninas. Cuando tros, El agua que sale en un pata poder propagarse en ef espacio infiito, pero con podria pensar y, al igual que las imagenes distorsionadas . El perto més apegado un petro, que ha per’. comprenderlo y soportarlo. El dios por el que los reyes de Ja construccién de nidos de péjaros por encima del arte que Jos arquitectos han adquirido con dificultades, debido 2 que estos tiltimos pueden equivocarse, En Ja naturaleza y en cl arte también domina la mecé- J “nica todopoderosa, al igual que sucede en Ia politica y “en la vida social. Debido al poderoso instinto de indepen- dencia, que consideramos necesatio desarrollar incluso en el nifio, el individuo no se deja dominar voluntariamente por otros, sino que desea una forma de gobierno repu- ana_en las agrupaciones sociales, ciudades, comunida- des y: Estados. Sin embargo, contra esto se oponen otras dificultades mecénicas, Cualquiera que haya asistido a un debate publico sabe lo imperfecto ¢ inadecuado que es und asamblea si hay que considerarla como un organismo apropiado para una accién rdpida y coherente, que a me- nudo toma decisiones equivocadas porque cada individuo asume sélo una pequeiia parte de responsabilidad, Esto se debe a una circunstancia que Schiller describe de esta manera: «La razén ha pertenecido siempre a unos po- cos.» Estas razones ilustran las ventajas del poder de unos pocos o incluso de uno solo. Son hechos que pertenecen a la mecénica de la psicologia, tanto la colaboracién de Jas personalidades més variadas en las asambleas popula- res.como Ia direceién individual y maestra de las masas y, su voluntad recalcitrante. Bismarck vio a través del alma’ de sus oponentes politicos con tanta clatidad como el ingeniero mecinico ve a través de los engranajes de su méquina y supo exactamente hacerlos actuar como él quiso de la misma manera que el maquinista sabe qué palanca debe apretar, El amor entusiasta a la libertad de | hombres como Catén, Bruto y Verrina surge de senti- mientos que han crecido en sus almas por causas pura- mente mecénicas, y también podemos explicar mecéni: camente que vivamos con satisfaccién en Estados monét- ~ quicos bien ditigidos y veamos con agrado que nuesttos hijos Iean 2 Plutarco y Schiller y se apasionen con Jas natraciones y hechos de republicanos entusiastas. Todo esto. tampoco podemos cambiarlo, pero aprendemos a 176 Ludwig Boltamann repatten sus favores es la ley fundamental de la me- cénica. ‘é Es algo bien conocido que la teorfa de Darwin aclara sin ligar a dudas el cardcter apropiado de los drganos corporales animales y humanos, y que también da cuenta de por qué a menudo pueden y deben darse drganos’ ru dimentarios © inapropiados incluso etzores de organi zacién, Z No ocutre nada distinto en ek émbito de nuestros ins- tintos y pasiones. Por medio de la adaptacién y la heren- cia se pudieron desarrollar sélo los instintos fundamenta- Jes que en su totalidad son necesarios para la conserva- cién del individuo y de su descendencia. En esta situa- ‘cién es inevitable que en unos pocos casos los instintos fundamentales actiien equivocadamente y se vuelvan in- Stiles ¢ incluso perjudiciales. A menudo nuestros instin- tos innatos van més alld de aquello para lo que fueron producidos. La fuerza con la que esos instintos innatos se han asociado a nuestra mente para obtener determina: dos resultados es tan enorme, que no podemos eliminarla fécilmente de nosotros, pese a que los resultados no se obtengan y los instintos habituales que actian ahora sean superfluos € incluso daftinos. Por ejemplo, para el recién nacido el instinto de succionar es mas importante que cualquier otro; entonces no debe asombrar que exceda en intensidad @ todos los demés y que més tarde llegue a set una carga cuando el nifio ya racional no.puede eli- minarlo durante un periodo inctetblemente largo. Los adultos sonrien ante esto, pero en ellos Ja persistencia in- correcta e inapropiada del instinto que sirve pata [a con- servacién de las especies toma formas més absurdas to- davia. Fendmenos similares existen en la esfera putamente mental. Asi, hemos asociado tanto nuestros sentimientos con determinadas ideas ¢ impresiones que una narracién inventada construida de un modo inteligenté, 0 una obta de teatro, nos impresiona mucho més que un informe cor- to y vetdacero de una desgracia real que trate de unas personas que estén lejos de nosotros. Escritos de‘ mecénica y.termodingmica 17 En el pensamiento filoséfico ocurten cosas similares. Estamos acostumbrados a juzgar el valor o la falta de va- lor de las distintas cosas segtin lo que ayudan u obstacu- lizan nuestra ‘propia existencia. Esto se convierte en ua habito y creemos poder juzgar el valor o la falta de valor de la vida misma, por esto se han escrito libros enteros sobre este tema equivocado. Desde mi punto de vista, las leyes del pensamiento surgen de la telacién entre las ideas internas que forma- mos de los objetos y que Ilegan a adaptatse progresiva- mente a les relaciones actuales entre objetos. ‘Todas las reglas de tales relaciones que contradecian la experiencia fueron eliminadas, y aguellas que Ilevaban siempre a lo opuesto fueron mantenidas con tanta energia y su reten- cién se transmitié por la herencia tan coherentemente, que consideramos esas zeglas como axiomas y necesida: des mentales innatas. Sin embargo, incluso aquf en Igica no podemos impedir ir més all del objetivo natural. Por Jo tanto, precisamente porque este campo es tan abstracto y apatentemente tan uansparente, se burla de nosotros en muchos casos. Desde mi punto de vista, éste es el origen de las contradicciones que Kant Iamé antinomias, y que en nuestro tiempo se han denominado enigmas del uni- verso, Déjeseme mencionar algunos ejemplos, Constante- ‘mente tenemos que descomponer conceptos en sus ele- mentos més simples y explicar los fenémenos por medio de leyes ya conocidas. Esta actividad, que es muy dtil y necesatia, llega a ser un hébito tal que nos obliga a aceptar la apariencia segin la que se deberia descompo- ner siempre los conceptos més simples en otros elemen tos y reducir las leyes clementales en unas que fueran to- davia més simples. Preguntas acerca de cuél es la definicién del concepto de miimero, 1a causa de Ia ley de causalidad, la naturaleza de la materia, fuerza, energia, etc., se repiten inevitable- mente siempre, incluso en la persona con una formacién floséfica. Esta convencida de que estos conceptos estén sacados directamente de la experiencia y que no se puede dar de ellos una explicacién més amplia, de tal manera ee Ludwig Boltamany py Esctitos \de mecinica y termodinéimica 179 gue en este caso el isresistible habito m tar por Ja causa y Ia definicién va mds pero sn cae a mds allé de Jo razonable to la persona que los tiene, y que ésta es un sofiador ‘inico, En Ia teorfa de Darwin es tan comptensible como el desatrollo de nuestra actividad normal de imaginar. No obstante, la natiraleza mecénica de esta actividad ha sido confirmada recientemente por la posibilidad de confusién incluso en personas con buen estado de sahid a través de Jos sucfios, e incluso en enfermos a través de alucinacio- nes, fantasias febriles y locura, importantes tento de det Sit . exples ap un paso més serfa que encontréramos in Desde un punto de vista darwinista, podemos com- Sralictble y Inisteioso que nosotros 0 algo existiera, y prender mejor la relacién que existe entre cl instinto ani- Pudiéramos eliminar de nosotros estos pensamientos, mal y el intelecto humano. Cuanto més perfecto es un _ animal, més claramente muestra rasgos incipientes de in- teligencia junto al instinto. A Jos animales que necesitan realizar sélo un pequeiio niimeto de acciones que se sucedan constantemente bajo condiciones muy similares, les es de gran utilided que, sin mucha necesidad de reflexién, el instinto innato les _ indique la manera adecuada de actuacién; algo semejante - oéurze en los péjaros, que sin instruccidn son capaces de construir nidos con admirable maestria, simplemente con total Jas construcciones: m “un instinto innato, Sin duda, a primera vista nos parece- i rfa‘un estado mucho més perfecto aquel en el que supié- ramos encontrar! sin instruccién y sin reflexiones intensas {To que es adecuado en cada caso. Sin embargo, mientras “que en las condiciones muy simples bajo las que se en. cuentran esos animales era lo més fécil y menos compli- cado que el instinto para todas las modalidades de con- ducta se heredara como un todo, éste se oponia a cual- quier adaptacién a circanstancias’distintas y a cualquier pprogreso; bajo condiciones de vida complicadas, la habi- lided del hombre es muy superior para formar imagenes internas de los acontecimientos externos y asi coleccio- nar experiencias que puedan regular las acciones en cada aso. Por lo dems, el instinto retrocede considerablemen- te, aunque sus huellas se hacen notar en todas las accio- nes, no sdlo en los casos que hemos mencionado anterior. mente, como el instinto de succién o el instinto de imi- tacién de los nifios, sino también en todos los instintos clementales que suprimen o se anticipan al pensamiento cia de valor al juzpar Ja vida como una totalidad ‘© ejemplo de este tipo es la vieja aberrecié f c acién que Mamamos solipsismo, De la misma fora gue se puede una oleada-de sangre en un ; nsacién de una nota musical o i de objetos muy nitidos incluso actividad tal, aunque atenuada, como un cena fantasia, es titil y necesazi relaciones entre ideas. Y si cierto tipo. de it para la formacién de nuevas in émbargo, esa nueva actividad | hibito més alld de su limite y aplicéndolo donde no €s legftimo hacerlo, se llega a la idea de que todee tac. tes tepresentaciones son sueiios y que nada existe excep. 180 Ludwig Boltzmann en Jos. adultos. El sobresalto ante un ruido repentino 0 el miedo ante un peligro sibito se anticipan involunta- tiamente a la accién racional, como la célera causada ante un ataque tepentino, La costumbte heredada de reaccio- nar violentamente ante impresiones fuertes, que es itil pata dar a nuestras acciones Ja vivacidad y el énfasis ade- cuado, ejerce aqui una influencia invencible y llega a ser perjudicial si precede demasiado a la reflexién. Gene- ralmente, los impulsos bdsicos de nuestro carécter, el an- sia de placer y pereza, asi como la ambicidn, la sed de poder, Ja simpatia y la envidia, surgen de disposiciones heredadas, es decir, en primer lugar, de instintos innatos. iQué lejos estamos de tener unos fundamentos racionales puros como motivos de todas nuestras acciones! Los més {ntimos impulsos para la accién surgen gencralmente de tendencias y pasiones innatas,.es decit, de instintos que ctecen en nosotros sin nuestro concurso, que se convier: ten en perjudiciales y censurables si dominan el intelecto, pero que, sin embargo, son necesarios para dar vivacidad a nuestras acciones y su colorido peculiar a nuestro ca- récter. La maquinaria del mundo se mantiene, como dice Schiller, choy como siempre, por medio del hombre y del amor, y todavia esté lejos ef tiempo en el que la filosofia abarque el anillo del mundo». La supersticién es también un carécter instintivo, y a menudo incluso los hombres més cultivados no pueden deshacerse de ella, Surge del efecto continuado de nues- tra necesidad de causalidad en casos donde esté. injusti- ficada. El habito de buscar conexiones causales en todos los lugares nos induce a establecer un vinculo causal en- tre acontecimientos que patecen puramente accidentales con otros a menudo completamente dispares; asf, la ley de la causa y el efecto, que aplicada correctamente es Ia base de todo-el conocimiento, se convierte en un fuego fatuo y nos conduce por derroteros totalmente falsos. Huelga recordar ahora que también todo el mecanis- mo de la organizacién social encaja en el marco de estas consideraciones. Aquf encontramos incontables reglas de conveniencia y formas de educacién, en parte tan poco Escritos de mecfnica y termodinémica 181 naturales y forzadas, que parecen absurdas y ridiculas des- de el punto de vista sin prejuicios que habitualmente se llama sazén, pero que de hecho olvida el cardcter todo- poderoso de Ja mecinica, Esas convenciones no son igua- lesen todo tiempo; a menudo en otros pucblos divergen tan claramente de las nuestras que nos confunden com: pletamente; pero deben existir. Normalmente nos parece ridicula la actividad del con- servador, del pedante, del inflexible, del estirado atbitro de la conveniencia social que se preocupa de la observa: cién meticulosa de cada costumbre tradicional, de cada regla de las relaciones sociales y del uso cuidadoso de to- dos sus titulos en los discursos, asf como del reconoci- iniento de todos sus privilegios sociales; sin embargo, es beieficiosa’ y necesatia para que las relaciones sociales no se embrutezcan. Los emancipados, fos hombres libres, y los hommes sans géne cuidan de que no se petrifique la vida de Ia mente. Los dos tipos de hombres luchan entre si y ambos mantienen la sociedad en un equilibrio ade- cuado. En un dominio de Ja vida social totalmente distinto actéa otro mecanismo diferente que mantiene el equili brio donde hay un movimiento continuo y vigoroso; es uno de los mecanismos més grandiosos que la humanidad ha creado: el capital, el dinero. Basta leer Ja novela de Zola L'argent. Se han sefinado tanto los trueques primi tivos de los pueblos antiguos que las diferentes formas de dinero se ensamblan con todas las leyes y replas tra dicionales del comercio y el intercambio bursatil de un modo tan matavilloso como los engtanajes de los relojes més complicados, y trabajan con Ja misma vivacidad, cer teza y precision, que Ios mejores motores eléctricos. Los que pierden desacreditan al dios.dinero; el estafa- dor, que cambia las reglas con avaricia, es eliminado como materia inti] de un organismo vivo; pero el dinero y Ia actividad bursatil son para nuestra civilizacién moderna tan importantes como la imprenta, el vapor y la clectri- cidad. ¢No ejerce el individu un’ poder magico cuando un conjunto de piezas de metal sin valor intrinseco se Ludwig Boltzmann transforma para en medios muerte contimtan realizando Para la creacién de obras mae: brana de su corazén, ea su cerebro le priva de la utilizacién di le toda su magni ficencia acumulada y transforma su podetio de we ey folpe eo vn tvore de materia muertae nacluso Ja burla hacia el dinero Inc me parece. osicién unilateral. Seguramente existe ora coe aan mas importante del intercambio humsne, fia que regula lo mio y lo tuyo de acuetd Plejas exigencias de nuestro tiempo Volviendo de to sublime 2 lo mezauino, déjeseme te cordar que el ittesistible instinto de limpieea, que

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