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Pequeas historias:

Hippie:
Fue tan grande el asombro, que sus ojos se abrieron como dos girasoles
saludando al sol, mas presente que nunca admira a la ciudad de las piedras. Un
guila le guia el ojo, como nico cmplice de este viaje revelador. Con una
sonrisa acaricia las nubes y descubre en ellas una ilusin, coraje y amor por lo
que eligi. Las absurdas etiquetas las amarao en la copa de un rbol y el
viento se encargar de darle su leccin. All esta, abrazando su eleccin como
el abrazo inquebrantable de una madre dndole la bienvenida a su nio.

Loca de los animales:


El techo a dos agua, que en otoo era guarida de hojas marchitadas, fue
soporte de un sombrero enrojecido, arda como cabaa en plena luna de miel
de invierno. Tantas ilusiones,esfuerzo y dedicacin transformndose en humo
negro como vestido de viuda. Cuando su vida ya pareca cenizas y arrodillada
al suelo suplicando vida, un tibio lengetazo moviliz los msculos de su cara.
Su ladrido fue como una firma en un contrato de por vida, ella se levant, le dio
la espalda a sus recuerdos y un nuevo destino busc. Colita fue por muchos
aos su angel guardan. Dolio la despedida, pero entre ellos qued una
promesa eterna.

Cantor Callejero:
Ni siquiera sala del cascarn y la vida ya le haba dado la espalda. Era tiempo
de frotar la lmpara y que la maga de lo ldico le regalase miles de sonrisas,
en cambio un lustra botas era su juguete. A la mnima rebelda su cuerpo era el
papel donde un mal parido dejaba su marca. Una noche confesndose con las
estrellas, todas ellas lo encaminaron para que tome un nuevo rumbo. La vida
por primera vez le dio un guio carioso cuando le puso delante suyo una casa
de cambio. Dijo ados a ese viejo cajn de madera que se transform en la
compaera de los trovadores. Vos no vals dos pesos era el tatuaje hecho y
elegido por el propio padre, l lo cambio por aplausos callejeros y su maleta
con ms billetes de dos pesos.

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