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El articulo fue publicado en Veritas y es producto del proyecto Fondecyt 1120029, contra la opinión exegética común, el escrito sostiene que la fuente de los dichos contiene no sólo la tradición deteronomista del destino violento del profeta sino además la tradición de la pasión del justo, el cual se aprecia en los dichos de la sabiduría de Lc 10,21// Mt 11,25-27 pertenece a la tradición de pasión del justo en la cual la revelación es dada a personas que no tienen merecimiento. Esta tradición, que atraviesa tanto al judaísmo como al cristianismo, se aprecia en el uso reiterado de Is 6, 9, que remite al principio epistemológico apocalíptico que hemos llamado “principio de ignorancia” y que emerge en diversos relatos como Mc 4,11-12; 13, 32 (ver Jub 1,13) y en la fuente de los dichos en Q Lc 10,21. “… Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños”. Este principio de –esconder a unos y revelar a otros-, es asumido por los relatos neotestamentarios, según el cual, el reconocimiento de los signos de la presencia del reino es una revelación gratuita y selectiva del Padre a los elegidos (niños) y que ha sido ocultado a los sabios y poderosos (Hahn, 1995, 322).
El articulo fue publicado en Veritas y es producto del proyecto Fondecyt 1120029, contra la opinión exegética común, el escrito sostiene que la fuente de los dichos contiene no sólo la tradición deteronomista del destino violento del profeta sino además la tradición de la pasión del justo, el cual se aprecia en los dichos de la sabiduría de Lc 10,21// Mt 11,25-27 pertenece a la tradición de pasión del justo en la cual la revelación es dada a personas que no tienen merecimiento. Esta tradición, que atraviesa tanto al judaísmo como al cristianismo, se aprecia en el uso reiterado de Is 6, 9, que remite al principio epistemológico apocalíptico que hemos llamado “principio de ignorancia” y que emerge en diversos relatos como Mc 4,11-12; 13, 32 (ver Jub 1,13) y en la fuente de los dichos en Q Lc 10,21. “… Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños”. Este principio de –esconder a unos y revelar a otros-, es asumido por los relatos neotestamentarios, según el cual, el reconocimiento de los signos de la presencia del reino es una revelación gratuita y selectiva del Padre a los elegidos (niños) y que ha sido ocultado a los sabios y poderosos (Hahn, 1995, 322).
El articulo fue publicado en Veritas y es producto del proyecto Fondecyt 1120029, contra la opinión exegética común, el escrito sostiene que la fuente de los dichos contiene no sólo la tradición deteronomista del destino violento del profeta sino además la tradición de la pasión del justo, el cual se aprecia en los dichos de la sabiduría de Lc 10,21// Mt 11,25-27 pertenece a la tradición de pasión del justo en la cual la revelación es dada a personas que no tienen merecimiento. Esta tradición, que atraviesa tanto al judaísmo como al cristianismo, se aprecia en el uso reiterado de Is 6, 9, que remite al principio epistemológico apocalíptico que hemos llamado “principio de ignorancia” y que emerge en diversos relatos como Mc 4,11-12; 13, 32 (ver Jub 1,13) y en la fuente de los dichos en Q Lc 10,21. “… Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños”. Este principio de –esconder a unos y revelar a otros-, es asumido por los relatos neotestamentarios, según el cual, el reconocimiento de los signos de la presencia del reino es una revelación gratuita y selectiva del Padre a los elegidos (niños) y que ha sido ocultado a los sabios y poderosos (Hahn, 1995, 322).