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Rigoberto Lanz. & | Razony | Dominacion — Contribucion ala Critica de l Ideologia RIGOBERTO LANZ RAZON Y DOMINACION CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA IDEOLOGIA Consejo de Desarrollo Cientifico y Humanistico Universidad Central de Venezuela Caracas, 1988 INTRODUCCION “Los intelectuales no han hecho sino interpretar el marxismo, se trata ahora de transformarlo”. Henri Lefebvre: La Revolution n'est plus ce qu'elle etait, p. 200. 1. El presente ensayo es el resultado de una investigacion teérica en curso que ha tenido ya distintas expresiones editoriales. En todo este periodo he estado empenado en encontrar un camino para la comprensién del fendmeno de la emancipacién, sobrema- nera, una via para una interpretacién consecuente con las limita- ciones reales de los verdaderos cambios. Este libro es el testimonio de una preocupacién tedrica que ha adquirido el signo de una ob- sesién: las representaciones ideoldgicas estan en la base de los fe- némenos y relaciones més dispares; la hegemon a ideologica es el abstdculo mds poderoso en el camino de ung transformacion radi- cal de la sociedad. Es por eso que la problemitica de la ideologia me sive de. eje ordenador para el desarrollo de una reflexion uni- taria ¢ inclusiva; a través de la investigacion de las relaciones ideo- légicas puedo hacer,una lectura de problemas esenciales mas alla de las convencionales delimitaciones, poniendo en juego un dispo- sitivo epistemoldgico auténomo. La ideologia no es un “tema”. de reflexion como cualquier otro, sino un espacio privilegiado de condensacién de los modos de produccién de la vida. Desde alli la Optica intelectual est4 obligada a reformular las viejas nociones, los conceptos y las categorias; a repensar los recortes y jerarquias tradicionales, a recrear las formulaciones tedricas mds consagradas. Este libro se propone de manera explicita formular una teoria dia- léctica de la ideologia. Tal propdsito demanda inmediatamente algunas precisiones, en efecto: 15 a) En las condiciones actuales en las que se desarrolla el pen- samiento dialéctico es completamente inviable la aspira- cién a “La teorfa marxista de la ideologia”." b) Cada tendencia intelectual supone un cierto perfil episte- molégico que debe hacerse expl{fcito a los efectos de com- prender los alcances de cada formulacién particular. c) Nosotros procuraremos poner en relacién —de una ma- nera explicita— los contenidos de una epistemologia dia- léctica y los fundamentos de una teorta dialéctica de la ideologia. Es evidente que tal perspectiva acarrea una toma de posicién en torno a los problemas cruciales que deslindan actualmente las distintas corrientes dentro del marxismo y las ciencias sociales. En lo que concierne a nuestra posicién, este libro procura con el ma- yor énfasis situar las implicaciones de una cierta manera de enten- der los problemas; tales implicaciones son no sdlo epistemoldgi- cas sino politicas, he tratado de evidenciar de todas las maneras posibles las consecuencias teéricas, metédicas y polfticas de esta posicién. Me parece que éste es un rasgo de suma importancia en lo que atafie a las reglas de juego del debate: en la medida en que creemos efectivamente en la lucha de tendencias, en esa misma medida nos esforzaremos en mostrar los perfiles propios del punto de vista en donde nos situamos. Es esta una condicién igualmente valida para cualquier problema en discusién; tratandose de una problematica en la cual se ponen en juego todos los componentes de un pensamiento, esta caracter{stica reviste una importancia vital. 2. Todo el desarrollo de estos problemas esté marcado por el signo de una busqueda intelectual que pretende hacerse cargo del significado —tedrico y practico— de una erftica radical. Desde luego, estoy plenamente consciente de la vaciedad de semejante frase fuera de los contenidos precisos que podrian dotarla de vita- lidad. Es al menos nuestra esperanza poder mostrar que la cuali- 1. “Es en verdad muy aleatorio pretender construir una nocién de ideologia que reagrupe de alguna manera la diversidad de sus acepciones”. Jean-Michel Le- clercq: Pour une théorie politique d’aujourd’hui, Paris, Ed. Anthropos, 1983, p. 191, 16 lidad de eritica radical no es una declaracién de principios ni una pura solicitacion ética. Estamos firmemente persuadidos de la fun- cién liberadora de la erftica, de la condicién radical de la accién y el pensamiento que llevan a la emancipacién total. Si éste no es un elemento adjetivo en las proposiciones/tedricas —espero que no— entonces en cada momento del desarrollo del texto debe sen- tirse su presencia, tal vez sin escdndalo, a veces dulcemente, qui- z4s estrepitosamente. En todo caso, este libro asume el pretencio- 80 objetivo de ser una critica radical de Ta dominacion. 3. Los diversos problemas articulados a la dimensién ideo- légica forman parte hoy de un debate agudo y matizado. Son mil- tiples los enfoques y de muy variado signo sus implicaciones. En diferentes publicaciones me he ocupado de presentar los enfoques que me parecen caracter{sticos. Sobre los problemas especificos de la ideologia presenté una primera aproximacién al debate ted- rico en 1975.7 (Una version completamente actualizada y trans- formada viene de aparccer).? Con ello creo sentirme liberado del compromiso de una nueva caracterizacién de autores, enfoques y corrientes sobre esta problematica. Desde el punto de vista de los ejes tedricos que recorren este texto me parece importante resaltar dos tesis que constituyen pi lares esenciales de nuestra posicién: primero, la formulacién teé- rica que coloca como eje central la contradiccién entre relaciones de trabajo y relaciones naturales (de allf se deriva un buen name ro de implicaciones tedricas sobre la concepcién de la sociedad li- bre, sobre la naturaleza, sobre lo humano, sobre el “progreso”, etc.). Segundo, el enfoque que sittia como centro fundamental la contradiccién entre racionalidad burocrdtica y racionalidad eman- cipatoria (lo cual supone un conjunto de consecuencias en relacién a los modos de produccién de la vida: afectiva, racional, biolégi- ca, estética, sensorial, etc. y el discurso que pretende dar cuenta de esos procesos). Como puede apreciarse, el estatuto epistemo- légico de una teorfa dialéctica de la ideologfa adquiere una singu- laridad irreductible a los viejos-marcos del marxismo tradicional e inconfundible con cualquier variante del cientificismo. Este libro 2. Dialéctica de la ideologia. Edit. UCV, Caracas, 1975. 3. Qué es ideologia? Edit. ““Fontamara", Barcelona; 1982. 17 esta bdsicamente consagrado a fundamentar un punto de vista al- rededor de este debate central. Las formulaciones tedricas sobre lo ideolégico estén fuertemente articuladas a una toma de partido en relacion al papel de esa doble contradiccién. En lo que hace a una concepcidn del proceso emancipatorio estas tesis centrales jue- gan un papel primordial, tanto en la formulacién de una critica radical de toda forma de dominacién como en el planteamiento al- ternativo que da lugar a la idea misma de emancipacion total. 4. En el seno del pensamiento dialéctico —as{ como en otras corrientes intelectuales— se debaten diferentes concepciones so- bre la ideologia. Estas concepciones estan necesariamente articu- ladas a matrices teéricas mas globales de las cuales dependen (ted- rica y metédicamente). Es nuestro interés mostrar, no sdlo los contenidos especificos de nuestra interpretacién sobre los proce- sos ideolégicos, sino ademas establecer las vinculaciones entre ésta y la matriz epistemolégica que sustentamos, nos empefiamos en desarrollar las conexiones entre teoria de lo ideoldgico, teorfa de lo econdémico y teorfa de lo politico. Me parece que una concep- cion (funcionalista, estructuralista, psicologista, etc.) de la ideo- fa_cual se sirve para fundamentar sus propias categorias, He inten- tado poner de manifiesto las determinaciones epistemoldgicas que estan presentes entre una teorta dialéctica de la ideologiay una teo- ria dialéctica de Ia totalidad social. Me parece claro que esta ar- ticulacién teérica es decisiva para comprender los alcances y reper- cusiones de los puntos de partida con los cuales cada quien traba- ja; el andlisis de la ideologia desde la “‘sociologia”, por ejemplo, acarrea necesariamente implicaciones epistemoldgicas al interior del propio discurso; a estas alturas seria francamente imperdona- ble la ingenuidad de suponer que el debate epistemoldgico es “neu- tro” o “exterior” a la reflexién tedrica sobre ideologia. Existe siempre un movimiento teérico de miltiples facetas: fundamen- tacién de los presupuestos epistemoldgicos que definen los grandes puntos de partida; sustanciacién de las tesis sobre lo ideolégico mismo; andlisis de consecuencias ¢ implicaciones hacia diferentes areas. La reflexién recorre con distintos ritmos este camino. No hay “etapas” ni sucesiones cronolégicas; se trata simplemente del proceso de produccién de conocimiento que se activa en funcién 18 de las necesidades y motivaciones de una practica teérica especi- fica. El propésito de este libro es mostrar ese movimiento al inte- rior del discurso ideolégico en cuanto tal. 5. éDesde dénde? éCudl compromiso? ¢Compromiso de quién, respecto a qué? Ninguna declaracién asegura la consecuen- cia de un planteamiento con lo que promete; no hay mejor regla que remitirse al texto, es decir, a la vida. Desde luego, la palabra es siempre un arma de varios filos; nos dice un pgco de si misma, un poco del autor, un poco del otro. El lector frente al texto —ya lo decia R. Barthes— puede colocar su propio signo allf donde é1 prefiera; de ese modo mi palabra dice lo que el lector quiere que diga. Yo aposté a ese juego y alli se debate la posibilidad y el li- mite de mi proposicién. Yo no aspiro a otra cosa que una oportu- nidad de didlogo, es decir, el privilegio de formar parte del esfuer- zo colectivo por comprender y transformar este montén de obje- tos, sefiales, cosas y trajes ambulantes que se designan con el.rim- bombante nombre de “realidad”. Este no es un texto “pedagogi- co’’ (coleccién de instrucciones, defintciones-y conseor pats oh fublico que Se supone mas o menos idiota), procuramos en todo ‘caso presentar una proposicion para el debate, una sugestion para el andlisis, un estimulo para una réflexion superior y, sobre mane- Ta, una posicion con la cual estamos comprometidos libremente: ‘Sin chantajes, sin vanidades heroicas, con infinita pasion, sin calcu- fos menores, con vocacion de lucha, sin infulas te juez, con una Este texto es el: testimonio de una sociedad sin salidas y de un pensamiento domesticado por las implacables leyes de la iner- cia. Que nadie se engaiie: una comunidad de hombres libres es cada vez menos probable. Cada grado de “‘progreso” festejado por todos los burécratas del mundo es en verdad un nuevo grado de barbarie que nos hunde un poco més en el sopor universal de la civilizacién occidental. Que nadie se haga ilusiones: detras del panico de la destruccién nuclear se esconde la discreta muerte del espiritu infligida por la verdadera enfermedad del siglo xx: la idio- tizacién. Que nadie_se engafe: ¢l primer deber de todo revolu- cionario es saber que la revolucién no ¢s posible. De esa deliran- 19 te paradoja se nutre nuestra indeclinable voluntad por inventar UW RUVO HORN EN-Gie-COMtTaBERETS Teade ls Tietz que me “Gare tne Wople Woeranin, pues slo como contrasentido puedo” War pAsa Lr epee oe, CAPITULO I CUESTIONES DE METODO: : IDEOLOGIA Y EPISTEMOLOGIA DIALECTICA 20 “El conocimiento dialéctico del hombre, después de Hegel y de Marx, exige una nueva racionalidad. Al no querer construir esta racionalidad con la experien- cia, denuncio que hoy en dia no se dice ni se escribe, sobre nosotros y sobre nuestros semejantes, ni en el Este ni en el Oeste, ni siquiera una frase, ni siquiera una palabra que no sea un grosero error”. Jean Paul Sartre: Critica de la Raz6n Dialéctica, tomo I, p.101. “La hora de los meteoros no ha llegado todavia. La Tluvia simple se lanza contra los rios inméviles. El tuido malicioso de las mareas va al laberinto de la hu- medad. Al contacto de las estrellas fugaces, los ojos ansiosos de las mujeres se cerraron por muchos afios, Ellas no verdn sino la tapiceria del cielo de junio y de los altos mares. Sin embargo, existen los ruidos mag- nificos de las catdstrofes verticales y de los aconteci- mientos histéricos”. André Breton / Phillipe Sou- pault: Les champs magnétiques, p. 43. Ideologia, teoria de la ideologia y epistemologia La investigacion tedrica sobre los problemas de ideologia, lo mismo que las investigaciones empiricas acerca de procesos ideo- légicos concretos, tienen que hacerse cargo, no sdlo de la funda- mentacién de las tesis que se sustentan, sino también, de los su- puestos epistemoldgicos mas globales que aparecen y reaparecen permanentemente en el anilisis. Una caracterizacién precisa del estatuto epistemolégico del propio discurso sobre lo ideolégico (diferente, desde luego, a la descodificacién semiolégica del dis- curso ideolégico) es una necesidad imperativa en una coyuntura tedrica tipificada por la crisis mas generalizada.'_ En momentos en “De todos los puntos de recurrencia donde se indica el estado de retroaccién de la ciencia politica, la nocién de ideologia aparece como la mas virulenta”. Regis Debray: Critique de la raison politique. Ed. Gallimard. Paris, 1981, p. 81. 23 que los grandes paradigmas dan evidentes muestras de “‘agotamien- to” (marxismo, funcionalismo, neopositivismo, estructuralismo, etc.), las necesidades de una reflexién sobre los fundamentos se vuelve inexorable. En el terreno particular de los procesos ideoldgicos !a urgen- cia de una reflexion epistemolégica auténoma es atin mas imperio- sa; al menos por tres razones precisas: a) La complejidad misma del fendmeno ideoldgico ha pues- to en evidencia !a unilateralidad de los enfoques discipli- narios (sea la sociologia, la comunicologia o cualquier otra especialidad). b) Al interior del pensamiento marxista la tematica de la ideologia aparece completamente cruzada por la propia crisis que afecta a esta matriz de andlisis. c) Las categorias de andlisis, el Método puesto en juego y el sistema de proposiciones formuladas sobre el campo de lo ideolégico, demandan —como requisito insoslayable— una fundamentacién epistemoldgica. Un cuerpo de proposiciones tedricas sobre los procesos ideo- légicos no puede prescindir de una autorreflexion que explicite hasta sus tltimas conggcuencias las condiciones de Método que preceden al andlisis. TEORIA DE LA IDEOLOGIA Y TEORIA DE LA SOCIEDAD? Segun mi punto de vista carece por completo de sentido pre- tender un estudio de los procesos ideologicos independientemente de consideraciones tedricas sobre la totalidad social. Tal preten- sién no solo es ingenua, sino que deriva progresivamente en una de las muchas posibilidades —hoy en disputa— de abordar esta pro- 2. “Las diversas interpretaciones del concepto marxiano de ideologia, sean de ins- piracién marxista 0 no, parezen en desacuerdo incluso sobre las cuestiones mas clementales del concepto mismo”. Gyorgy Markus: “Portée et limites des con cepts de Vidéologie chez Marx”, en la revista Les temps modernes, NO 451, Pa- ris, febrero de 1984, p. 1.407 24 blematica. La especificidad de lo ideoldgico justifica completa- mente una teor{a auténoma, eso es claro. Mas esa autonomfa tie- ne que ser entendida al interior de un determinado paradigma epis- temoldgico. De otra manera, si se independiza el andlisis de su ma- triz constitutiva, es muy probable que recaigamos en un puro eclecticismo, y, sobre todo, sera de ese modo muy dificil pasar més alld de una especulacién superficial. En lo que respecta a la posicién que sustentamos, es impor- tante remarcar la articulacién de los planteamientos que hace- mos al interior de un paradigma epistemoldgico explicito. Tal co- nexién aparece doblemente garantizada: en relacién a una TEO- RIA DIALECTICA DE LA TOTALIDAD SOCIAL, por un lado; y en relacién a una EPISTEMOLOGIA DIALECTICA, por el otro. En efecto, tanto la Teorfa Dialéctica de la Totalidad Social, como la Epistemologia Dialéctica (como también el Humanismo Militan- te), constituyen tres momentos esenciales de lo que llamamos pen- samiento dialéctico (0 TEORIA DIALECTICA DE LO REAL): €Qué implica la articulaci6n de una teorfa de lo ideolégico con esas dimensiones? ¢Qué consecuencias epistemoldgicas se derivan de all{? Creo que una de las mas ostensibles derivaciones de esta articulacién es la eliminacién radical de todo eclecticismo, pues en la base de esas dimensiones se pone en juego una dptica autd- noma, un perfil propio, una posicién inequivoca en relacién al conjunto del debate epistemolégico en esta coyuntura (dentro y fuera del marxismo).’ Poder disponer de una reflexion teérica consistente en torno a los problemas comunmente identificados con la expresién “teorfa social”, no es sélo una ventaja relativa como cualquiera otra; es, a mi entender, la condicién de posibili- dad para avanzar efectivamente en la constitucién de modelos in- terpretativos, tanto mds eficientes en su capacidad de desglosar cognoscitivamente los procesos reales, como més consistentes; no en el sentido légico-formal, sino en la medida en que las nocio- nes, conceptos y categorias pueden desplegarse en un dmbito mu- cho mas amplio que el drea especifica en donde se trabaja. Una «toda critica ideologica, incluso si ella es materialista, pierde su eff reposa de entrada sobre una critica tedrica y metodolégica pertinente Leon Beauvois / Robert Joule: Soumission et idéologies. Ed. PUF. Par p. 184, 25 teoria dialéctica de la ideologia asi pensada puede aprovechar los recursos técnicos y metédicos a los que haya arribado en otros campos.* Una Teoria Dialéctica de la Totalidad Social cumple aqui ese importante papel: suministrar los criterios de referencia para el despliegue de nociones, conceptos y categorias;* aportar una fundamentacién del Método a través del cual la investigacién entra en contacto con los procesos ideolégicos. Del mismo modo, una Teoria Dialéctica de la Totalidad Social, en la medida en que articula el conocimiento de los espacios econdmico, politico, etc., puede ser el marco de significacién para establecer los criterios de prevalencia en la interpretacién del fendmeno ideologico. Los dis- tintos enfoques que hoy existen sobre esta problematica estan ali- mentados por matrices teéricas globales (incluso en aquellos casos en los que un cierto empirismo manifiesta de entrada no tener nin- gan compromiso con tales marcos de referencia). Por nuestra par- te, asumimos de la manera mas abierta la necesaria articulacién entre una matriz de andlisis global (Teoria Dialéctica de la Totali- dad Social)® y las formulaciones particulares que constituyen una eventual teoria dialéctica de la ideologia “eventual” sobre todo porque tal empresa estd atin lejos de haber sido satisfactoriamente concluida). Como ya hemos indicado, de esta conexidn tedrica dependen, tanto la consistencia del sistema de proposiciones, co- mo la capacidad del Método y las categorfas de andlisis para ex- presar la riqueza de significaciones existentes en el seno de los pro- cesos.ideoldgicos. Una teorfa de la ideologfa constituye, a su vez, una de las tres dimensiones esenciales de un enfoque integral sobre la totalidad social; junto con la teorfa politica y la teorfa econdmica, sinteti- zan los campos constituyentes de los procesos sociales que dan lu- gar a las modalidades de organizacién societal conocidas por el hombre (esclavismo, capitalismo, socialismo, etc.). Esta caracteri- zacibn —como veremos més adelante— intenta romper de manera “La epistemologia de Marx se opone al mismo tiempo al idealismo y al empiris- mo”. Gilles Dostaler: Marx, la valeur et l'économie politique, Paris, Ed. An- thropos, 1978, p. 29. En el Capitulo II nos ocuparemos en particular de este asunto. 6. En mi libro Marxismo y Sociologia, Edit. Fontamara, Espafia, 1981, esti for- mulada una base sistematica de lo que llamo “Teor{a Dialéctica de la Totalidad Social”. - 26 explicita con el esquematismo ampliamente difundido por el marxismo tradicional, segiin el cual, “hay un modo de produccién que se compone de una base econdmica y una superestructura ideologico-politica”. Semejante concepcién (y los supuestos epis- temoldgicos que subyacen) es por completo extrafia a una Teoria Dialéctica de la Totalidad Social.” 2 UNA TEORIA “SIN FUNDAMENTOS”? La reflexion epistemoldgica misma constituye en la actuali- dad una condicién importante en la clarificacion de una gran can- tidad de problemas al interior de los sistemas tedricos particulares. Sin pretender una independencia absoluta de este tipo de reflexion —en relacién a los procesos concretos de produccién de conoci- mientos— es sin embargo evidente que una elaboracién intelectual que parta de una base epistemoldgica desarrollada con algin dete- nimiento, esta en mejores condiciones de afrontar las limitaciones inherentes a todo esfuerzo de investigacién. En el campo particular del debate en torno al fenédmeno ideo- légico existen diversos ejemplos que ilustran las consecuencias que se derivan de posiciones intelectuales que desdefian cual- quier referencia a los fundamentos epistemolégicos de dichas posiciones.* El cuerpo de proposiciones teéricas que proponemos en tor- no al campo de lo ideolégico tienen como base de sustentacién las concepciones esenciales que se expresan en una epistemologia dia- léctica. La consistencia del discurso tedrico sobre la ideologia pa- sa por hacerse cargo de las tesis cardinales de esa epistemologia dialéctica en relaci6n a los procesos de produccién de conocimien- tos; no sdlo por el hecho evidente de que una teorfa de la ideolo- gia es, ella misma, un proceso de producci6n, sino ademas, porque cada esfuerzo tedrico particular, en el campo econdémico, politico, 7. “...constataremos que hay aproximaciones marxistas de la ideologia que, sobre un bosquejo fundamental, son sin embargo superpuestas y presentan incluso se rias divergencias". Michel Simon: Comprendre les idévlogies. Ed, “Cronique Sociale”, Lyon, 1979, p. 8. i 8. En el libro Dialéctica de la ideologia, Edit. UCV, 1975, creo haber mostrado, con el estudio de diversos casos, estas limitaciones. 27 cultural, de la subjetividad, etc., remite necesariamente a un pa- radigma epistemologico que dota de sentido y significacién a estos enfoques parciales. Una epistemologia dialéctica —al menos en la manera como ha sido desarrollada por nosotros— es un punto de partida funda- mental para el abordaje de los procesos ideolégicos. Es mucho mas que una simple “‘vigilancia epistemoldgica”’; se trata en ver- dad de un sistema de claves que interfieren todo el discurso sobre lo ideologico. Tal “‘interferencia’”’ puede tener dos direcciones con- tradictorias: en el caso del empirismo, opera como obstaculo, pues el desconocimiento de estas claves se traduce, tarde o tem- prano, en confudién generalizada; en el caso de una posicién dia- léctica, tales claves acthan como sefiales de orientacién en distin- tos momentos del desarrollo de una teoria particular. En la medida en que los procesos ideolégicos constituyen de- terminaciones reales, magnitudes calculables a través de operacio- nes metodoldgicas, en esa misma medida se plantea el problema de la articulacién de esa materia prima con las otras instancias del proceso de produccién de conocimientos, es decir, los nexos entre lo ideoldgico y la naturaleza del sujeto-agente cuya praxis hace posible el conocimiento; los nexos entre lo ideoldgico y las con- diciones (histricas) en las cuales se produce su conocimiento; los nexos entre el campo ideoldgico y los instrumentos de produccién de su conocimiento. La articulacién de cada una de estas instan- cias plantea un conjunto de problemas epistemoldégicos que for- man parte importante de la discusién actual. Es una funcién del Método Dialéctico el establecimiento del tipo de racionalidad que opera en cada una de estas relaciones.” Las reglas de articulacién de las instancias del proceso a través del cual se produce el conoci- miento ideolégico no vienen provistas espontaneamente por obra del valor heuristico del Método. Tales reglas de articulacién de- ben ser establecidas explicitamente al interior de cada proceso es- pecifico de investigacién. Seguin sea el caracter del Método con el cual se trabaja, asi seran —aproximadamente— los criterios con los cuales se plantea la articulacién de estas instancias. En nues- 9. Enel libro El marxismo no es una ciencia, Edit. UCV, Caracas, 1981, hemos dis- cutido con cierto detenimiento estas funciones del Método Dialéctico. 28 tra perspectiva de andlisis, tal como ha sido caracterizado el Méto- do Dialéctico, las reglas de articulacién de las instancias del proce- so de produccién de conocimientos del campo ideolégico apare- cen necesariamente determinadas por la naturaleza del paradigma epistemoldégico de! cual partimos. De esta manera, tanto la direc- cién que sigue la accién cognoscitiva, como los instrumentos con los cuales se ejerce nuestra practica tedrica, estan interiormente consustanciados con la matriz epistemoldgica dialéctica. Las ca- tegorias de anilisis, el Método, las operaciones metodolégicas, los criterios de relevamiento empirico y el propio cénocimiento pro- ducido estén esencialmente constituidos por un tipo de racionali- dad auténoma, no intercambiable en relacién a otros paradigmas. La prdctica tedrica por medio de la cual se desarrolla el pro- ceso de produccién de conocimientos forma parte de una dimen- sin mas global que se relaciona con la propia naturaleza de la to- talidad social capitalista: a praxis transformadora. Los conteni- dos (teéricos, politicos e ideolégicos) provistos en el desenvolvi- miento de los sujetos sociales de la accién transformadora se trans- fieren necesariamente al conjunto de las practicas particulares que despliegan estos sujetos sociales. Una teorfa dialéctica de la ideo- logia tiene que asumir de la manera més abierta posible esta linea de fuerza constitutiva:'° el conocimiento que resulta de la accién cognitiva ejercida sobre el campo de lo ideoldgico esta él mismo incidido por contenidos ideoldgicos;" he alli una complejidad ted- rica y metédica que no puede ser superada con eclecticismos. La racionalidad del discurso tedrico que intenta dar cuenta de los pro- cesos ideoldgicos tiene que integrar la dialéctica contradictoria de la propia totalidad social; esa contradictoriedad no puede ser ex- presada en los limites de un registro légico-formal, como tampo- co con el esquematismo de “‘la base’’ y “la superestructura” que caracteriza al marxismo tradicional. Una epistemologia dialéctica pretende, precisamente, aportar los elementos de base que permi- 10, “Si uno trata el concepto de ideologia como elemento de saber marxista, éste sufre una transtormacién: la ideologia deviene una cosa vaga a decir verdad... Lise Demailly: en Actualité du marxisme, Paris, Ed. Anthropos, 1982, tomo TL, p. 243 LL. “La critica epistemolégica no marcha sin una critica social". Pierre Bourdieu: Legon sur lalecon. Ed. Minuit, Paris, 1982, p. 10, 29 tan repensar estas determinaciones sin sacrificar su riqueza y com- plejidad, es decir, sin abusar de la simplificacion que termina cari- caturizando los procesos ideoldgicos por el hecho de que es ésta una problematica dificil, laberintica y a veces francamente im- penetrable. Una teoria dialéctica de la ideologia encuentra un fundamen- to epistemoldgico consistente en la tesis segin la cual toda lectura de los procesos sociales, en una sociedad antagonizada por diferen- cias sociales constitutivas, supone un componente ideoldgico in- trinseco: a nivel de la propia naturaleza de la praxis transforma dora en la cual se inscribe; en los instrumentos cognoscitivos;. en las condiciones de produccién del conocimiento e, incluso, en los propios registros de sentido y significacién provistos en los lengua- Jes con los cuales se piensa este espacio de lo real. Por nuestra par- te, asumimos explicitamente la condicién esencialmente ideologi- ca del discurso a partir del cual se formula una teoria dialéctica de la ideologia. Ello supone algunas consideraciones que importa precisar: 1) Los criterios de “verdad” con los que trabajamos la con- sistencia de este discurso se distancian radicalmente de la solicitacién positivista de una presunta “verdad objetiva”’. 2) Una teoria dialéctica de la ideologia debe renunciar de antemano al estado de “‘objetividad cientifica tan afio- rado por el positivismo y el marxismo tradicional. 3) La consistencia (histérica, tedrica, metédica) de una lec- tura de los procesos ideolégicos no puede estar provista por registros légico- formales. 4) El calculo de las magnitudes y determiniaciones de lo ideo- légico supone un sistema de operaciones metodoldgicas 12, “El marcismo nunca ha sido una ‘ciencia’ ni jamds podrd serlo mientras sea fiel a si mismo. No es una ‘economia’, ni una ‘filosoffa’, ni una ‘historia’, ni ninguna otra ‘ciencia humana’ o combinacién de tales ciencias...”. Karl Korch: Marxis- mo y filosofia, p.99. “Una ideolog tifica encuentra un fin cuando el lugar que ella ocupa en la enciclopedia del saber se encuentra investida por una disciplina de éxito y que operativamente da cuenta de la validez de sus normas de cientificidad”. Geor- ges Canguilhem: Idéologie et rationalité, p. 39. 30 aut6nomas; ¢s inaceptable en este terreno la intromisién de una presunta ‘“metodologia cientifica” cuyos presu- Puestos epistemoldgicos son extrafios por completo al pensamiento dialéctico.

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