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(spur weasn atm ‘04294 ap ‘onb soaqy so}) opeurBeun oxqy 259 ap IOUS UOISIA ap atpadso eun ‘amratreasn{ Sasoxy0 gremoozd tongs anb seursed se] ug “,aiuaureuuxoid siquose oradso anb ogi] un Us pepr9a | ap eo1Bpsa eiouatiadxa esa Japuajap preauaiuT “em1>9] ap { ugroeBusoaur ap [laqay tse & esuaitt pepranse Eun U9 OPH “Tonto Py 95 ‘Soue souaID So] ua ‘onb seper9p sam ap uoIs -98go bin Seay, “esp ¥ yp onsanu uo ayuoureaHyjod X Jeuosiad souremuogye anb sor2ryuo> ‘erway upI29e B] ap SODN9PUD 2 80] ap esadsta ePouoETadxo Bun ap aims anb OMS 9 ‘Dap S2) easmumuarap tu (e>yosoqy “eas 0) eane|d en el cultivo de la vita contemplativa; por el contrario, es pen- smiento en acci6n, de la accién, por el bien de as sobre esta dificultad. nndo enloquecido por su avidez de conoci- teoria que hoy dia nos pro financiada, entre la cosmologfa, la neurocienci los sofismas de la Nev placer de vagar por el mundo antiguo, y agedia dtica, reside en que fe sabemos, y lo poco que 108 a saber. De todo lo que no sabemos acerca de la tragedia antigua, quiza lo més enigmatico y significativo sea Jo que el ima idea. Pero lejos de ser un vicio, esta dificultad epistémica es una virtud. Como intentaré mostrar en ci ia de la cual forma parte tiguos hay que alimentarlos gre>. Por supuesto, lo irénico aq ie es nuestra sangre la de aprovecharme 32 icen algo sobre no- sotros, Y he agu{ tanto la belleza como la extraficza de este pensamiento: este «nosotros» no es necesariamente algo real. Usando una expresin de Bernard diriamos que se trata de un «nosotros» que fu i6n a pensarnos a nosotros pomposo, me parece de cada generacién: transm pasado ablar al presente y, de este tragedia provee darader de esa ideologia Po, abre fa imaginaciGn a diferentes posi co serie de experi sgerir que esta exc 2, Hosta cierto ps 0s eran diferentes de las que tenc te, Ia idea de que cuestiona la alo que es contradictorio, precario y limitado en nosotros n otras otros y en otros, di conscientes de este sufrimiento que es el yuna pasién trégica la ver algo que padecemos y algo que nos por medio de nuestros actos. E yecto en el que estoy tra cuestionamiento de la expt los poetas tragicos por parte de La aviesa ferocidad con la que Platén denun: parece ocultar una profunda preocupa: Ja naruraleza de la perspecti ate manera: & sinos tomamos de pensamiento (llamémoslo, por ahi 34 pensamiento dialéctico, a pesar de que pueda generar con- fusién) que encontramos en la tr periencia de poder ida, de contflicto agonis- joral y de profundo trauma? {Cémo forma en que pen: de pensar sobre el pensamiento? ¢Podrfa esta filos 10s y nuestra 10 decir cuando se descri sf mismo como el primer «filésofo tragico»? Por decirlo de una forma un tanto rebuscada, podrfamos decir que Niet2- a tragedia con el fin de defender una forma de filoso- de la filosofia, 0 ir de una interpretacién de Ecdipo rey —donde el rey es tratado como un tirano y un mons- truo por el mismo pueblo que lo eli nuestro yo. Nuestra libertad est por aquello que nos atrapa en determinado por el destino. L ello que apresa a nuestro ser y pasado que quisiéra- mos desechar c i6n por un futuro proximo. edia. En jen que cree tener un ho y destruido red del pasado; un pasado por la fuerza del de de Edipo es que su el destino. De hecho, el destino requ ciente de Edipo para poder desplegar plenamente su verdad. Los personajes de la tragedia no son robots preprogramados. Mediante ese paso, desde lusoria a una reve laci6n (insight) de la verdad que nos arnos 10s ojos, ygra dar vou a a dolorosa y nos ppacidad (agency) humana siempre es parcial {os muestra los limites de nuestra supuesta au- ay lo que podemos llegar a tomar como nuestra las palabras que se oyen en la pel 35 f: creemos que hemos acaba ion e! pasado, pero el pasado no ha acabado con nosotros, Quicn niega el pasado se expone a ser destruido por él: esa es, en efecto, la gran leccién de Primer excurso: la crisis de la Eurozona Permiftaseme dar un ejemplo de cémo pretendo hacer 1 clara esta linea de pensamiento formulando la siguiente pre- gunta: épuede la crisis de la Eurozona describirse legitima- mente como una tragedia? * hemos visto un crisis de la Euro- zona que la definen como una tragedia en la que Grecia juega cl papel protagonista. Pero Zes esto una tragedia? Di el sentido en que general diferen rage tuna persona (un dad entera (un desastre natural) y control. Pero sientendemos «traged existentes re- queda fuera Ja manera en de la cal ices, al parecer bre nosotros. dad que se cierne La tragedia requiere una cierta ¢ parte con el mismo desastre que nos destruye. no es simplemente una cuestién de del destino o de una oscura profes dad de ste sentido, estra gedia exige otras palabr 0, Con ironfa despiadada (las dos primeras sflabas del nombre Edipo, «pie hinchado», también quieren decir «sé» [oida]), vemos cémo alguien pasa de una posicién de cono: cimiento aparente («Soy Edipo, algunos me idadar profunda verdad de la cual, al parecer, n parricida y un incestuoso, ia de fondo sobre la que se lipo se presents en Tebas y resol- ige después de negarse a regresar a deb Pero justamente después de con un hombre mayor, ta admite hombre al que Edipo decide no cederle el paso e mejor estilo de los pensar que, dad: Ja identidad de su padre do un borracho durante lena su mente de dudas), podri s de asesinar a un hombre mayor Una leccién de la tragedia es, por stro propio destino, Es decir, ertad para poder const ja de la tragedia es que sabemos y 1 ces, la presencia de dioses y oraculos para comprender el ineludible poder del des- 37 idea interesante, Pero no quiere decir que es- temos condenados a un des vivimos. Més bi con ese destino y —al pare: mancra que acabamos provocando el dest la vida de ‘mos. La tragedia tiene una especie de estructura de bi que hace va contra nosotros con una velocidad potencialmente fata Edipo, el que sabia resolver acertijos, se convierte (él mismo) certijo. Las obras de Séfocles muestran a Edipo como 1n que investiga la plaga que esté destruyendo el orden politico, envenei fos. Pero, n, conspiramos saberlo— de tal 10. Tal es, quizs, ieros que nos merece- ie Edipo sabia 0, pero se niega a ver y escuchar el ciego Tiresias Oidipous Fyrannos. se le dice y no ve lo que tiene de las natices. Existe una bella expresién gri ga que tomo prestada de iene vergiienza. L dau er vergtienza. C demos esa lecc logramos entende Edipo en cierto momento, entonces y de pura vergiienza, nos arrancamos los. propias, 38 za, de impostada hi empa- padas con lagrimas de ei Pero la verdadera vergtienza ¢s algo bien diferente. Una vez que comenzamos a entender |a tragedia en este sentido més cory ar muchos aspectos de nuestra vid nporinea. Re- sgresando al ! emplo de Europa, del euro es que el tragedia grupo Amanecer Dorado), as{ como en la may Estados-miembs ryendo la ‘inlandia. El euro inmenso bimeran que est sando a de personas. Y los Iideres e actuando como si nad: Lo tragico es que ibfamos eso todo el tiempo, y colabo ramos con ello de una forma arrogante, dogmatica y com placiente. Por vergiienza no quisimos escuchar ni ver nad: Toda esa tragica verdad que distinguimos en los desesperados rentos por salvar la Europea sin asumir responsabi cl alguna, es algo que de alguna manera nosotros mismos, ansiébamos y que posiblemente terminaré en la destruccién de la UE tal c ‘Como dice traordinaria t fides: ié estas leno de dolor y pena?», A la cual pox ponder diciendo: «Porque hay guerras por doquier y la gente est muriendo». La tragedia podria, pues, definirse como la célera que mana del dolor provocado por la guerra. io de las guerras, ses. Mas de la mitad de las tragedias am servamos fueron escritas después del est del Peloponeso. EI devasta f ia por las obras de los tres grandes poetas tragicos, Imente, Por ejemplo, (Orestes comienza con la imagen del famoso héroe durmien- mientras las llamas y el caos consumen la wal pignsese en la imagen desconcertante, que sin embargo s fuerzas de seguridad disp: ral celebrado en chos: se ha tornado comin, de rectitud de nigo. Tal creencia legitima olencia que desata una necesaria ingriento ciclo de vengan- itica internacional en lencia, una destructiva sraofensiva y nos sumerge en un 40 reflexién sobre la tragedia quiza cién actual. nentte prefiero el siguiente proverbio chino: «Antes atcarte en un viaje de venganza asegirate de cavar dos ‘tumbas». Se ha lorado ante la tumba de Osama Bin Laden otra, entretanto, p La venganza es alguien que nos ha hecho daio. Si e. Mis atin, al devolverte el gol netié el primer ien, por ejemplo ue los Estados Unidos estaban jus- wza contra al-Qaeda y a empren- ion de Afganistan y la triste saga de los podria haber dicho Osama? todo lo contrario, por supuesto. 2004 titulado Las torres del Libano por primera vez ye la responsabilidad del 11-S, Osama afirma tifica como un acto de venganza. error oq tiempo a el mundo arabe —especialmente en la uti Sandi como una base de opera mera guerra del golfo—, violacién de la sober lo una violacién inici en efecto, contray venganza. Osai ho extraordinario de que -rdo (televisivo) de los lejos de apartamentos al este de Beirut en 1982. Sorprendentemente, recuerda cmo isin los misiles isra En pal opresor destruyendo torres en Es 1-5, que muchos de we ocurrié castigar tados Unidos como una s genes tel tuna imagen televisada. Para Osan senta un curioso momento de j ‘una imagen por una imagen, un ojo por ojo. Los opuestos se atraen. La horrible violencia del 11- Queda como un acto de venganza que, a st ver, justifica la v 8 los ataques. Lo nganza es un pésimo moti- 10s por venganz wnza. La rueda de la cesar y conduce inevita ya contraviolencia blemente a la destruccién, Esto es exa Jo que Bin Lader el video, admitié que Al-Qaeda gast6 quinientos mil délares en los ataques del 11-S, mientras que la estimacién mas ja de lo que los Estados Unidos perdicron asciende a qui- nientos ones de délares, incluyendo el desastre y sus secuelas. El mismo hizo sus célculos: «Estados Unidos — perdi6 un millén de délares por cada délar gasta~ do por al-Qaeda, por la gracia de Dios todopoderoso». Y ye siniestramente: «odo esto demuestra el éxito de nuestro plan de desangrar a Estados Unidos hasta el punto de la quiebra, con ayuda de la voluntad de Dios». erfa lograr. En Nos guste o no (personalmente, a mi no me gus ‘Osama no decfa un sinsentido, Los las deudas particulares que los ciudadanos ya no pueden pa ria péstuma? Consideremos un escei las eareajadas complacients de ls liberalcs neoyor George W. Bush, cuando se le pregunté que fi a mas cercano a su posicién, respondid: «Cristo, por que cambié Curioso, pues écudl habria sido la recomendaci acristo en respuesta al 11-5? La con- testacién es Pedro le del perdén y ei ntimero de veces que debe perdonar a iguien que ha pecado contra él. éSer4 suficiente siete veces Igunos afios hacia el p -$ los neoyorquinos, y procedente de todos los rincones de la Tierra. El efecto del 11-5 —en ese momento yo atin vivia en Inglaterra— su lones de personas cado y sangriento, Qué hubiera pasado si el gobierno americano decide poner la otra mejilla y perdonar a sus atacantes, no siete, 43 sino setenta veces siete? éCi pena y el dolor que si jeran transformado compasién, en vez de en una ade venganza y retribucién? Como sabemos muy bien, esto no suce: todo el glorioso sentimiento de s el cubo de la basura y solo queda rrado a Estados Unidos. inda tumba es la nuestra. La hemos cavad nos. Ahora la pregunta es: édebemos ter rrados en ella? En su lugar, Mi propuesta sigue un lema de Gorgias, el ret6tico sici no que introdujo rece haber tenido una influencia dire tragedia, sobre todo si consideramos el discurso de Casandra en defensa de Helena en es. Contamos ¢ impresi Las troyanas de Ex ien sabido, la palabra «teoria» deriva de theoros, el espectador en un teatro, El teatro es 8 es un teatro donde somos espe mn drama que se desarrola: 1 La wagedia, cen el cual el La palabra griega que esta haciendo todo el trabajo aq es apate, que Liddel y Scott en su Greek Lexicon trad tuna estratagema de g Pero considerem a I6gica de este de fraude 0 tr 44 cual aque! engatiado es in, de la mimesis que ica tiene que ver con in_con respecto al m al se refiere a los supuestos efectos peri ciosos de las emociones excesivas caso de la tragedia— y Pero la gran pregunta que Gorgias plantea en este frag: to es la de la necesidad y productividad politica y del engafio, la ficci Nietzsche sugiri platénica y cr cepto de verdad? Tales, si are tico (politeia) descrito en la Repuiblica, regulacién de los excesivos sentim teatro, espe- cialmente de la pena y la lamentacién que encontramos en el corazén de la tragedi esta imagen, es una negacién de de dolor y rabia que moran en el corai 11-8 se hu lenta politica de venganza y retribuc Como sabemos muy bien, segunda tros mismos. Ahora rrados en ella? jo Ia ensefianza de la c ue parece haber ara de la tragedl ido que nos aporta la pri ica, Como es bien sabido, la palab espectador en un teatro. El te rético, y la teoria es un teatro donde sor uun drama que se desarrolla: nuestro drat La palabra gr es apate, que Liddel y Sci tramy fr Pero con: la tragedia es un engafio o un acto de fre Gorgias tead, de K, Freeman, De gloria Athen 44 Leugno daa ale dea a, Casey Cees tesa Clitemngtra, Lia rueda Os, ENLON og équué es exact se la dios 1 Las etiménides er ell ci Icanzar algo asi como cctura de Esquilo, inten: traBedia vemos en accién lo que St mado «a namijento adversary un tazonamiento ue Pensamoy desde: la posicién del adversario y usamos Para esCUchar esce otro lado, audi alteram partem. tre modo, |, eragerdia nos ensefia una importante lec- M0 Resolver: conflictos de un modo razonable 2 Sin embargo —y este el abandono de una concepcién lento es siempre un proceso de fr: nen medio de un mundo iereductiblemente violento. Hé clase de a-yerdio razonable puede promover vincu- mPFENSION en medio de un conilicto donde se plan- sy toralmente opuestas, la tragedia explora, ico en el que vivimos. La tra repos cle cuz mundo politeista con una diversidad de eon "© '© bueno, Quiero sostener que, a la luz d ZonaMenee de la trag ¢s prudente abandonar nocién de montetsmo, tanto el monotelsmo de las les Fe1BiG nes como el monoteismo secular de la de- 108 derechos hamanos 47 cin de la democracia y, para Plat6n, hay una conexi6n esencial entre democracia y teatro, lo que en las Leyes theatrokratia, teattocracia. La tragedia ¢s un espectaculo 0; es la puesta en escena de la democracia; es, con su de quince mil a dieciocho mil person: incluye a un sector significativo de general por parte de la pregunta: équé hacc tragedia, fe la generacién sobre la tragedia, donde el mente queda atrapado s redes del discurso estético, un tipo de aproximacién gi a su consumacién filos6fica en la Estética de Hegel? de Ios puntos centrales de mi enfoque consiste en cenfatizar la importancia de entender cualquier reflexi6n te ca sobre la tragedia a la luz de la préctica concreta del teatro, donde el teatro es o el mbito en el que se representa vida m idad. Con esto e quisiera decir algo sobre cada uno de los tres poetas trigicos. Ya he dado una pista de mi orientacién en mi aproximacio in probler }. Edipo, el solucionador de enigmas, termina ma, Pero por qué el ordenamiento poll ciudad requiere la produccidn y posterior exc! Orestiada de Esquilo parte de esta pregun- unos en el bafio de sangre de Agamendn y Las coéforas es la historia de violencia sobre la que reposa el aparentemente pacifico orden pol 46 islumbra un fin a la «He aqui una obra tra al ex! su concubi su madre, lados, entonces équé es exactamente la justicia? diosa Atenea intenta hacer en la obra final de inides, es usar la razén y alcanzar reconciliacién politica, En mi lectura de E taré defender dos afirmaciones: aestra de po sin vida de su marido, Agamenén, y ira. Orestes reclama justicia y a 1. La justicia es un conflicto entre dos partes dispuestas a recurrir ala violencia, vemos en accidn lo que Stuart Hamp- raronamiento adversario», un razon: por el que pensamas desde la posicién del adversario y us modo razonable Sin embargo —y este es el asunto—, esto requiere el abandono de una concepcién fuerte de la Razén (con mayéiscula) y el reconocimiento de que todo razonamiento es siempre un proceso de fragil medio de un mundo irreductiblemente violento. Pero équé clase de acuerdo razonable puede promover s de comprensién en medio de tean demandas de just Imente opuestas tragedia explora, 0s. La tra sta con una diversidad de tres grandes ré mogracia y los derechos humanos. 47 ia entendida como un espacio de disputa entre di- rentes concepciones de lo bueno nos lleva directamente a quien fue descrito por Arist6teles en la Poética como el mas trgico de los tragicos (la palabra griega es tra- gikotatos). Sin embargo, después de una lec determinar si Arist6teles estaba critic de Euripides por pensadores como Heg hasta Nietzsche, que estdipidamente llegé a decir que § tes habfa ayudado a Euripides a escr s considerado demasiado emo y muy amigo de recurrir a mecanismos d como el deus ex machina. Com les siempre ocu- jo del ritualismo escultural de Esq perfecto humanismo de S6focles. ‘Mi intencién es defender las obras de Euripides e tir la jerarquta estindar mostrando Ta aut males y, tragedia a un marco humanista de recon la tragedia de la tragedia: meta-theater. Esto lo y del supuesto se manifiesta de manera notoria en cripciones que hace Euripides de los di 8, como Medea, Electra, Fedra, Cas Giertamente, un tema que me ha interesado enorme |a identificacion de la tragedia con el fen tismo y lo que probable tiples inversiones de gén: sentido muy importante q ttagedia es un asunto gu ndo Euripides describe al rey Penteo en Las bacantes vestido de mujer justo antes de ser decapitado por su madre. 48 Para ser completamente honesto, todav cual es la mejor manera de presentar las di el nico drama s ahora, he leido toda icamente y he tomado notas. Espero proporcionar una especie de mapa o red de historias en Euripides, mostrando cémo las narrativas de sus obras parecen deci las convenciones de la tragedia. Lo extraordinario de Ei des es ‘obras, vemos el desn ncertante de las ) de Atreo. Mientras que la presentacién de las historias de Edipo o Agamendn en la obra de Esquilo y S focles nos brinda el modelo de lo que es la tragedia, Euripides parece recrcar esas historias como farsas, por decirlo como Marx. Esto, por supuesto, plantea la gran pregunta, a saber: lacién entre la tragedia y la comedia, una de mis c tantes preocupaciones. En esta linea, quiza podemos Ibsen, y en part n sus obras Hedda Gable Espectros y El maestro constructor. En 1ego de costumbres soc icin alguna. Como Ibse na nota produccién de Hedda Gabler, ela vida no es tragic, esta subjetividad fra te a la tragedia de Hamlet y a de la Antigited pensami acci sabe, pero no puede act poner y aplazar la acci no existe un vinculo necesario entre el pero actiia; Hat Polonio. Hamlet puede entenderse co Ia entre wo en la tragedia moderna como en la expericncia moderna, y particularmente en relacién con preguntas soberania politica. Si la soberani Jo en el Estado hemos visto, des fi antiguos se transforma en I lela politi mundo modern, No necesitamos la continua prese1 dioses para comprender el Esto nos pregunta gedia en el mundo moderno. Lejos de afirmar, como lo hace George Steiner, que la tragedia esté muerta, yo diria, con diagnosticar los contflictos aparentemente in s que definen nuestro presente y icos que nos permitan pensar en altern rroximarnos a los con! stro tiempo, tanto en el norte de Af como en varios rincor TRAGEDIA Y MODERNIDAD. LALOGICA DEL AFECTO! La relacién de Critchley con la tragedia ha sido ambigua. En a, por ejemplo, sostuvo que la denomina- da «afirmacién tragica» era en realidad una respuesta deses- perada a la finitud. Aqui, sin embargo, Critcbley regresa a la tragedia desde una perspectiva diferente. Si la filosofia, desde Platon, se define a sf misma en contraposiciOn a la tragedia, esto se debe a que la poesta tragica tiene una dimension afecti- a que amenaza a la frta neutralidad de la raz6n filoséfica. En este contexto, Critchley aborda el oscuro origen de la tragedia yy la posibilidad de que el empleo trégico de la afectividad sea inseparable del pensamiento filosofico. Algunas de estas ideas surgieron, de hecho, en colaboracién con Judith Butler. «Es tuve pensando todo esto con ella en el contexto de un curso ‘que impartimos juntos en la New School for Social Research’, y la experiencia ha sido incretblemente estimulante. Para los dos, la tragedia es una forma de conocimiento, asi como tna fuente de extraordinario placer», cwenta Critchley. Esta con: versaci6n y su proximo trabajo, se ocupan mds en concreto de la relevancia de la tragedia para nosotros los modernos. éQué La demanda 0 de de Ramén 2. Elcurso, ttulado The Tagic and Its Limi vera de 2011 SI

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