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MATRIZ DE LA ESCUELA MODERNA DR. JORGE EDUARDO NORO
 
1 JUAN AMOS COMENIO Y LA MATRIZ DE LA ESCUELA MODERNA
PROF.DR. JORGE EDUARDO NORO norojor@cablenet.com.ar
 
Cuando las iglesias y las confesiones
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 descubren el valor y la trascendencia del objeto llamado escuela, al mismo tiempo que revelan sus limitaciones y sus imposibilidades y sobre todo las restricciones de las construcciones históricas que los rodean (y que los mismos fundadores han experimentado), re-descubren y re-definen la escuela, porque pretenden convertirla en un ámbito y un instrumento que prolonga y completa el propósito y la tarea educativa de las diversas confesiones. La configuración de la escuela moderna tuvo un sentido decididamente antropológico y teleológico. El fin educativo que persiguen es prolongación del compromiso soteriológico emanado del mandato fundacional. Los fines religiosos definen, desde Dios y el destino trascendente, al hombre y su mundo, y trazan un horizonte deseable y necesario. Y esto sucede porque cuando las diversas iglesias hablan de educación, hablan de una proyección de los principios y de los fines religiosos, ya que no se puede pensar la educación sin pensar en el hombre, en su origen y en su destino, en Dios, en la concepción de la vida humana y del mundo, y el sentido trascendente y definitivo de todo lo existente. Su potencial es valorado casi de inmediato
(“En las aulas y en las escuelas se logran mucho más resultados que desde los  púlpitos”),
pero en modo alguno se piensa en la escuela como único instrumento de educación y de formación, sino como una herramienta privilegiada y efectiva que no debe anular los otros medios de promoción humana y cristiana.
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 A diferencia de lo que sucede con el Estado moderno que concentra
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 Las iglesias salen al ruedo en materia educativa porque se ha producido un cambio en el entorno social: el escenario del pasado ha sufrido mutaciones, y en el siglo XVI ya hace tiempo que hay una transformación en el campo de las ideas y en la forma de pensar de los sujetos.
“El tránsito entre la edad media y la edad moderna se
significa en la transición de lo estático, fijo, inmutable, de verdades reveladas, cerrado, a lo dinámico, variable, cambiable, de realidades por descubrir, abierto. La posibilidad de desplazamiento y la conciencia de este desplazamiento, en todos los aspectos de la vida personal y social; la confianza en el hombre, en sus capacidades y en sus posibilidades de ascenso social con base en el propio esfuerzo inaugura con gran optimismo la edad
moderna”.
 AGUIRRE LORA,
Comenio en los albores de la escuela moderna.
 
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 La mirada de HAMILTON D. (2003) es coherente con sus visiones precedentes (1993, 1996) y mas allá de la pertinencia de los planteos metodológicos parece focalizarse en aspectos determinados y desde allí mover las
 
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únicamente en la escuela la intervención educativa, los diversos credos mantendrán siempre una múltiple mediación formativa recurriendo tanto a la educación escolarizada como a la redundancia de los anuncios evangelizadores de las prácticas religiosas e instituciones asociadas.
 
A su vez, la natural identificación entre escuela y educación tiene una legitimidad indiscutible: la escuela recibe el mandato de educar y aunque asocia a los propósitos estrictamente antropológicos la formación cultural (
“en las ciencias, en las artes y en las letras” 
) se sabe que todo lo que se haga en ella responde al fin esencial, principal: formar al hombre (hacer del hombre un verdadero hombre, lo que necesariamente implica hacerlo religioso y abierto a la trascendencia). Forjarlos cristianos de un determinado credo significa constituirlos en su ser, en su núcleo existencial. Es por eso que no aparece en el horizonte un propósito instrumental (crear mejores súbditos, ciudadanos, trabajadores, funcionarios o soldados), sino que tales fines son consecuencia derivadas del núcleo esencial: el hombre religioso vuelto plenamente hombre se transforma en buen súbdito, ciudadanos, funcionario o soldado. Exactamente lo contrario de la producción moderna del sujeto, que
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 a través del uso instrumental de la educación escolarizada - lo hace ciudadano o trabajador, o empresario emprendedor o soldado para constituirlo en sujeto, desplazando el núcleo básico o fundante. Por eso puede hablarse de la escuela como el ámbito de la educación, pero en la
matriz eclesiástica
 original - a diferencia de la secularizada y estatal - la relación no admite la inversión, ya que la escuela no puede agotar la educación, que también se produce en la familia, en la sociedad y en las iglesias.
01. COMENIO Y LA ESCUELA MODERNA
 
El aporte de Comenio es relevante por el tipo de ideas que expone y que no habían sido adecuadamente sistematizadas hasta ese momento en un verdadero tratado pedagógico. Pero el ministro y educador moravo no se asigna el papel de creador o de productor de la totalidad de las ideas que transmite sino que reconoce haber bebido o rastreado en diversos autores
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 y en las prácticas
conjeturas, los desarrollos, las referencias bibliográficas y las conclusiones de una manera llamativamente unilateral, especialmente cuando se exageran los aportes de obras y autores sin probar que efectivamente tuvieron
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 reconocida la importancia de sus escritos
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 presencia significativa en la historia de la educación y de la escuela. En el siglo XVII rescata la figura de CHARLES HOOLE (1610
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 1667) destacando la trascendencia de su obra
Un nuevo descubrimiento del viejo arte de enseñar en la escuela
publicado en 1660. Hamilton lo asocia a la aparición de la edición inglesa del libro de COMENIO:
UNA REFORMA DE LAS ESCUELAS,
postulando a ambos como antecedentes directos de la escolarización moderna (2003: 187 y 205):
“ 
 Adecuadamente organizada, la enseñanza en la escuela  podía lograr la educación de los niños para que fuesen instrumentos de gran bien al servicio de la Iglesia y de la comunidad. Además, si no contase con el sostenimiento político aportado por las instituciones de la escolarización,
el Estado se marchitaría como el cuerpo porque ningún miembro cumpliría con su adecuada función” (HOOLE, 1660:
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 La tarea de enseñar es una vocación necesaria mandada por el mismo Dios y la trascendencia de sus efectos compensa las cargas y las molestias que provoca.
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 En el Prefacio de la
Didáctica Magna
 
menciona a quienes “
se dieron a buscar medios mas fáciles y abreviados
 para la enseñanza de las lenguas y de las arte”, superando “una maraña de esfuerzo y angustia, dudas y
alucinaciones, errores y enmiendas, de forma que sólo los de ingenio privilegiado podían lograre, luchando, una
 formación mas sólida”: Ratque, Ramus, Lubin, Helwig, Ritter, Bodin, Glaum, Vogel, Wolfstirn, Andreae, Frey.
 (AGUIRRE LORA, 2001: 245) Muchos de ellos pudieron tener una trascendencia más efímera, algunos tuvieron aportes mayores. Así, VOGEL fue un modernista católico y pudo tener influencias en la Iglesia checoslovaca husita. LUBIN Eilhard (1565
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 1621) fue un filólogo alemán dedicado a las lenguas antiguas, a la literatura y a la teología protestante. BODIN Juan (1530
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 1596) fue un filósofo y un economista que simpatizó con las ideas protestantes aunque nunca dejó de ser católico. Fue el que introdujo la noción del Derecho en la Política. Condenaba las guerras de religión y las persecuciones religiosas porque consideraba que generaban ateísmo, al mismo tiempo que
 
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vigentes de su tiempo, un cuerpo de conocimientos que debían encontrar la adecuada sistematización en un verdadero proyecto:
“Aqu
 í nos atrevemos a ofrecer una gran didáctica: el arte de enseñar todo a todos. Se trata de una enseñanza segura, que no puede fallar en sus efectos; fácil, sin molestias ni tedio  para el alumno o el maestro y, mas bien, de suma fruición para ambos; sólida, sin esas superficialidades que se rematan en un ergo y, sin el aliento hacia la verdadera literatura, las costumbres agradables, la piedad interior. Finalmente, toda nuestra demostración será a  priori, esto es, se basa en la mismísima naturaleza inmutable de las cosas, de donde como de  fuente viva brotan riachuelos que, cuando son unidos de nuevo al caudal único, establecen
un cierto arte universal, base de las escuelas universales”.
(DIDACTICA MAGNA, Prefacio.)
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La
Didáctica Magna
(1630), un verdadero tratado que se asocia a la obra mayor
Didáctica Opera Omnia
 (1657) y de la que constituye solamente una parte (AGUIRRE LORA, 2001: 34) pretende edificarse sobre los postulados del racionalismo moderno: la formulación a priori, la universalidad y la necesidad. No se trata de un reflejo de sus experiencias como educador en la dirección de las Escuelas de los
Unitas Fratum
o de una proyección de la organización de las prácticas de escuelas a su cargo (particularmente en la enseñanza de las lenguas), sino de un diseño ideal basado en los principios naturales, en la arquitectura de las ideas y de los argumentos, requiriendo y exigiendo la intervención política. De hecho su
Didáctica Magna
 finaliza con un pedido a las autoridades en general
 –
 las religiosas y las políticas -
para que pongan en marcha el ambicioso proyecto minuciosamente enunciado: “
En nombre de Cristo os ruego; por la salvación de nuestra posteridad os imploro; poner en ello vuestra atención. ¡Es asunto serio, excesivamente serio, que afecta a la
gloria de Dios y a la salud común de los pueblos!”.
 (DIDACTICA MAGNA, 1976: XXXIII, 18 y 19).
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Esto diferencia claramente a COMENIO de IGNACIO DE LOYOLA, de José de Calasanz y Juan Bautista de La Salle (y lo acerca a la tradición de Erasmo, Lutero y Calvino): no habla el religioso educador, promotor de una asociación de religiosos educadores, ajeno a las cuestiones políticas: se trata de un hombre religioso universal interesado en todos los negocios de los hombres y de la sociedad de su época, que
“a la
 manera de un médico, cuidadosamente, abordó los males que aquejaron a la sociedad de su tiempo y los convirtió en objeto del ejercicio intelectual; reflexionó sobre ellos rastreando sus
indicios, para encontrarles remedio y restaurar la salud social” ( 
AGUIRRE LORA, 2001: 35); esto le permite observar la educación desde un panorama más general, incluyendo en ella los fundamentos y los compromisos políticos, pero sin soslayar sino abordando de manera admirable lo particular y privativo de la organización de las escuelas y del sistema educativo. La educación es parte
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 principal e ineludible
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 de un gran proyecto reformador que pretende señalarle al atribulado hombre del barroco y
defendía la libertad religiosa y la vigencia de una moral racional y autónoma. Su obra más importante es La República (1579). FREY Juan Cecilio (1580
 –
 1631)
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 de quien Comenio pondera su
Didáctica o Nueva y muy expedida vía para las ciencias, artes y lenguas, y el discurso improvisado
(1629) fue un médico y literato suizo que se desempeñó durante mucho tiempo como profesor en el Colegio Montaigú de París. Diccionario Enciclopédico Espasa-Calpe. Madrid. Merecería desarrollos específicos los aportes del pastor luterano Johann Vatentin Andreae (autor de Cristianópolis de 1619), Ratke (cuyo primero escritos sobre la didáctica datan de 1618 y sus
Principales aforismos didácticos
fueron publicados en 1626 y el maestro de retórica Petrus Ramus (1515
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 1572), el luterano Johann Sturm (1507
 –
 1589), determinantes en la formación y en la conformación de las ideas de Comenio, pero generosamente desarrollados en los tratado de Historia de la Educación y de las Ideas. Cfr. AGUIRRE LORA, 2001; BOWEN, 1985, IIII; HAMILTON D., 1999 y HAMILTON D. 2003: 204)
 
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 Cfr.AGUIRRE LORA, María Esther (2001: 243. El Prefacio había sido omitido en las versiones al Español.
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 Trabajamos la edición de COMENIO Juan Amós,
Didáctica Magna.
Editorial Porrúa. México. 1976. En adelante: DID.MAG.1976

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