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Sestao, Vizcaya
Opinin
13 NOV 2009
Apresamiento pesqueros
Secuestros
Pesca
Delitos
Agroalimentacin
Justicia
El secuestro, en aguas territoriales somales, del pesquero espaol Alakrana plantea, para el
Estado espaol, el dilema de una embarazosa eleccin: someterse al chantaje de unos
terroristas o, por el contrario, plantear una accin de rescate armado. La reciente reforma del
artculo 23 de la Ley Orgnica del Poder Judicial limita afortunadamente la jurisdiccin
universal. De este modo, slo se podrn perseguir delitos en el exterior cuando haya una
conexin relevante del crimen con nuestro pas, o, sus responsables estn en nuestro
territorio.
La reforma es acertada y se acaba, por fin, el suplirse, por nuestra Administracin de justicia, la
jurisdiccin de los tribunales internacionales. Ahora stos seran los encargados de perseguir
los delitos de genocidio en Guatemala y en el Tbet, los asesinatos en Gaza, o las torturas en
Guantnamo, entre otros.
Pero, no habra duda de que los actos de piratera en la costa somal -y en particular, el
secuestro del pesquero espaol- entraran dentro del radio de accin de nuestra jurisdiccin
patria. Liberar a los dos piratas encarcelados en suelo espaol slo prosperara dejndose en
papel mojado esa ley orgnica, o si Somalia -pese a no contar con convenio de extradicin con
Espaa- o un tribunal internacional abriesen un proceso sobre los mismos delitos (detencin
ilegal de la nao y su tripulacin).
Lo deseable sera encontrar una salida digna liberndose al Alakrana y a su marinera,
saliendo, desde luego, ambos indemnes, pero, todo ello, sin obviarse un castigo ejemplar para
sus secuestradores. Aunque este equilibrado desenlace final se me antoja un tanto utpico. El
Derecho Penal en determinados casos sobra.