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La perfecta casada Emilio Carballido @ Sonia Montero PERSONAJES: La sefiora El nino El fotégrafo El esposo Un policia En México, D. F. 1961 Oficina carcelaria s6rdida, Estén la seitora, el niito y el fotdgrafo. no te pisotees los zapatos, (Al fotégrafo.) Ah, los nifios. Es tan dificil que luzcan bien arregladitos. Pero éste es muy décil, muy obediente Bueno, el mayor también. A ése no lo traje, lo mandé a la escuela (Ve que el otro toma notas.) Se llama Jacinto y Octavio, si es que esta anotando algo de ellos. FOTOGRAFO.— No, son unos compromisos mios, y para acordarme... (Sigue anotando,) LA SENORA.— Este tiene seis afios, pero esta muy desarrollado. Ya entr6 a primero y sabe hacer cuentas y todo. No puede ir siempre, porque es el que me acompaiia, pero repasa conmigo entonces, y aprende. A ver, hijo, enséfale al sefior: {dos y dos? ,Dos y dos? Jacinto: Contesta. NIN Cuatro. LA SENORA.— {Dos por dos? NINO.— Cuatro. LA SENORA.— {Ve usted? No te chupes los dedos. Mi mama vive con nosotros. Se llama Pura Martinez y esté un poco sorda. Au inque gritdndole, oye. Si quiere usted algun otro dato... L ASENORA.— EI paiiuelo, hijito. Suénate. Eso es. Quédate quieto, 27 FOTOGRAFO.— Yo no soy periodista, soy f¢ = , soy fotografo. LA SENORA.— Ah. Y viene usted... a retratarnos El asiente, bosteza y estira las piernas. LA SENORA.— (Se compone el pelo y la ropa inconscientemente, y corrige la apariencia del nifio, mientras dice:)Esto es muy amargo, todo esto de los retratos, y el periédico. Ver el nombre de una, asf... Todos los dias... Claro que diciendo cosas buenas, pero qué... desconsuelo, qué deshonra. (Piensa.) ¥ estan caros los periédicos... A veces nuestros vecinos los traen, y mi hermano est4 suscrito a uno. Pero de todos modos, se publican tantos; nunca me habia dado cuenta. Ayer gasté dos pesos. Estamos tan pobres. Cuando ese hombre se fue nos dejé en una pobreza... Se fue hace mas de un aio. Y ahora esto, la miseria moral, y la vergiienza. Pero todo empe6 antes, hard... tres, 0 cuatro afios. No sabe lo que es ver que alguien se deprava asi, junto a uno. Esa es la palabra, depravacién. Llegar a comer tarde, y con una 0 dos copas encima, digame usted, ,qué ejemplo es ese para los hijos? Y llegar en la madrugada, oliendo a yo no sé qué, y silbando canciones ordinarias. ,Y éstos, los hijos? Se lo hice ver: como si nada. Y ya después no le decfa ni palabra, porque detesto las escenas vulgares. Llorar solamente, y disimular, por estas criaturas porque eso si, yo se los digo siempre; respeten a su padre, aunque sea un perdido, aunque sea... lo que es. (Suspira) Nunca les hablo mal de é1, Que le digan si no, a ver, dile al sefior, {cuando les he hablado mal de tu padre? El fotégrafo bosteza. LA SENORA.— (Sigue.) Por eso ahora, que pas6 esto... no sé qué hacer. 4Cémo no van a darse cuenta estos angeles? Los periédicos.... los vecinos. nosé qué hacer. Yo lo vefa venir, le diré. Cuando un hombre lo tiene todo y no est contento, es que va a acabar mal. Digame: qué mas puede querer un hombre? Una casa arreglada, con todo en su lugar, todo limpio, sin lujos, pero bonita, con sus tapetes, sus cortinas, todo alegre y cuidado. Es que yo sé manejar el dinero. En un principio, los primeros afios, los primeros seis afios, me daba todo su dinero y yo lo administraba muy bien: tanto para ropa, tanto para el gasto, tanto para guardar, por si hab{a cosas imprevistas, enfermedades, o... Llegué a reunir un piquito. (Empieza a Uorar,) Todo me lo quit6, todo me lo quité para gastarlo con... (Llora.) El fotografo ve por la ventana. 28 LA SENORA.— Se tardan mucho, ¢verdad? El nifio va a tocar delicadamente la cémara. LA SENORA.— Jacinto, deja eso. No toques. El nifio vuelve junto a la sefora. El fotégrafo da un foco al nifo y le sonrie con media boca; él lo recibe atemorizado, pero con avidez. LA SENORA.— {Qué se dice, Jacinto? NINO.— Gracias, sefor. LA SENORA.— Eso es. Estos estan bien educados. Ve usted que en las visitas se sientan derechitos y no tocan nada, porque ya me conocen. Y no crea que les pego: no hace falta, saben cémo deben portarse. No te pises los zapatos. (Da las érdenes al nitio en un tono seco, glacial, militar. Luego vuelve al tono triste, divagado, compulsivo.)Se los limpié con aceite de la cocina, porque no hay para comprar grasa de zapatos. NINO.— Y los perros van a olerme en la calle. LA SENORA.— (Dogmética.) Mejor que te huelan los perros y no que andes con los zapatos sucios. (Sigue.) Nos est4 manteniendo mi hermano. Y yo coso, claro, pero eso no aleanza. No alcanza. Ve usted que a veces...(Calla.) ‘Tantas humillaciones. Ir a entregar los trabajos, ir a cobrar... Y luego, pues me encargan camisas, y una no esta vieja, no? He conservado algo la figura, no s6 ni cémo, con tantas penas. Y siempre hay hombres creyendo que porque una est4 pobre van a poder faltarle. Me lo han contado, que hay hombres asf. Por eso, yo siempre estoy con este nifio, porque es respeto; sea que cosa en la casa, o que vaya a algdn lado, un varoncito junto, y asi verdn que yo no... Que soy una sefiora. Porque se ve que soy una sefiora, {no? {Usted se equivocaria? Digame: {usted me tomarfa por lo que no soy? FOTOGRAFO.— (Convencido.) No. LA SENORA.— Y sin embargo, haya eada hombre... {Creo que ahi vienen ya! ‘Se abre la puerta y cruza un policia. Sale. SENORA.— Perdone usted, sefior, no podria tener la bondad de decirme si...? Vaya. Qué ordinariez. Parece que le hablaba al perro. Es que estan acostumbrados a tratar a la gentuza que vendré aqui. No quiero ni imaginar quiénes vendran aqui. (Dogmdtica.) Y adem4s, los policias detestan a la gente decente. Y mire, yo soy de una familia... Pero qué voy 29 acontarle, Ustedes lo saben todo. Hasta cosas que no les he dicho, ahi estén: todos los dias, en todos los periddicos... Y el retrato de esa mujer en todas partes. No sé por qué le dicen “artista”; artistas, dona Prudencia Griffel, Sara Garcia, que viven de veras sus papeles. Pero una mujer que brinea, y mueve el cuerpo, y sale casi desnuda; eso no es arte. {No vio “La Prensa”? Sacaron mi retrato en la altima plana. Bueno, esa plana se ve mucho, la ponen como si fuera la primera. Ahi sali muy bien. Me la tomaron hace doce anos; pues como estoy igualita, les di ése, y prometieron que me lo iban a devolver; hasta con marco se los di, lo tenia yo en la sala. {Usted cree que me lo devuelvan? Era el Gnico, me lo tomaron antes de casarnos. Entonces tenia otro novio, lo que son las cosas, otro novio que ahora esta en una posicién excelente: el licenciado Arana, orador, lo ha de conocer, est4 en la Subseeretaria de Cultura, sale en los periédicos muy seguido. Cruza el policia en sentido contrario, con un papel en la mano. Sale. SENORA.— Ya ni le digo nada, Grosero. Pues fue mi novio. Pero... no era un caballero, Ya tenfamos fecha para la boda, me habfa regalado varias finas alhajas, visitaba la casa, y en fin, que hasta la iglesia tenfamos apalabrada, la de Enrico Martinez, que a mi me gusta mucho, porque se casa ahi tanta gente elegante,.. Pues ha de creer que teniamos. Todo le devolvi. Es que... gcomo va a ser posible? Fuimos a un dia de campo, y ese hombre pretendid.... (Suspira.) Que porque ya ibamos a casarnos, Me indigné, lo puse en su lugar. Y se largé, me plant6. Qué canallada El niito pisa el foco, un taconazo. LA SENORA.— ¢Pero qué estas haciendo, ensuciando aqui? Y el foquito que te regalé el sefior, ,qué va a pensar el sefior?, que no apreciaste su obsequio. Et fotégrafo le tiende otro foco. FOTOGRAFO.— Ten. LA SENORA— No, hégame favor de que no. Debe aprender a cuidar los juguetes. o a dénde vamos a parar. Da las gracias de todos modos. NINO.— Gracias de todos modos, senior. LASENORA.— Estos no son de los que rompen juguetes, o los dejan tirados. Se los guardo en el ropero; quieren jugar: me los piden, y cuando terminan vuelvo a guardarselos. Tienen intacto cuanto juguete les hayan dado en la vida, desde las sonajas hasta los soldados; como nuevos. 30 Se abre la puerta: entra el marido. La ve: retrocede. La sefiora lo ve. Un silencio. LA SENORA— Si. Soy yo. No te atreves a verme, jverdad? jHasta dénde has legado! No importa. Aqui estoy. Eres el padre de mis hijos y estamos unidos ante Dios para toda la vida. Toda la vida. Entonces...(Rompe a Morar.) El marido ve la puerta como si fuera a irse. Ve al nifio. Se sienta, LA SENORA.— Mama no queria que viniera a verte. “Es mi deber, mama”, le dije, y comprendié que tenia yo raz6n. Te manda saludar.(Se suena.) Te faltan botones en la camisa. Me la has de dar, y tu ropa toda, para que te la arregle. Aunque no, ya me acuerdo, te han de poner un uniforme de esos tan horribles. {Dios mio! |El padre de mis hijos, un presidiario! ¢Por qué lo hiciste, Manuel? gCémo pudiste? (Pausa.) Y si fuiste ta, verdad? Dios mfo. Dios mio. Es el vicio. Nuestro hogar tan feliz, tan ordenado, tan... Un hogar cristiano, abandonaste un hogar cristiano para lanzarte ala senda del vicio, eso decia el periddico, glo lefste? Ay, Manuel, algo me Jo advertia cuando empezaste a cambiar, algo me lo advertfa que ibas por el mal camino. Primero empezaste con esas locuras de querer gastar tanto en diversiones, como si fuera posible estar divertido siempre .) La vida no es una diversién, Manuel. La vida es trabajo idad. {Ir a bailar, como si fuéramos jévenes! Salir de la ciudad, como si fuéramos ricos! Querer gastar en un dia lo que lograba yo ahorrar en un ano, (Sombria, avergonzada,) Y después... esas cosas que se te ocurrfan. Esas cosas... Como si no estuvieras con tu esposa, sino con una... mujer de la calle. {Cémo pudiste creer que yo permitiria nunca nada de eso? Dos o tres veces lo intentaste, me acuerdo, Qué feo. No sé de dénde inventabas. jA no ser... Manuel! Esa mujer te ha de haber ensefiado, verdad? Andabas ya con ella y querfas practicar conmigo, gverdad? Dios mio, qué vergitenza. (Llora. Se suena.) Ay, Manuel, yo no entiendo. Cémo la conociste? Eso no lo han dicho los periédicos.

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