CORTINA DE HUMO

El virus Zika es una cortina de humo lanzada por el CDC de Atlanta y la OMS
Cmo nos pueden demostrar que los virus humanos existen y contagian? Qu pruebas aportan?
Las teoras de la conspiracin resultan tan eficaces porque dan la apariencia de ser infalibles, con
la nica intencin de tapar la ineptitud en las investigaciones
Las teoras de la conspiracin parten de una idea que parece simple, pero que esconde toda una
concepcin sobre la realidad: el convencimiento de que el mundo que vemos, que analizamos y
que discutimos, es un mundo creado por intereses que no podemos comprender. Intereses que se
mueven en la sombra y que son inalcanzables para la corta mente de los ingenuos.
El escndalo virus Zika es una tragicomedia esperpntica montada por el CDC de Atlanta y la
OMS, que se confabulan para lanzarnos una cortina de humo que esconde de la lente pblica lo
inconfesable de sus intereses. No importa los efectos secundarios, el poder siempre acta
cohesionado y con el nico impulso de conservarlo y ampliarlo.
A los que afirmamos que los virus humanos no existen y por tanto, no contagian nos tachan de
herejes, sin que ellos puedan demostrar con pruebas que estamos equivocados. Por ejemplo:
recuerdan que siempre nos dijeron que la lepra era contagiosa, ahora nos dicen que no es, pero
no saben decirnos como se contraa, no interesa o no saben nada?
Lo que resulta llamativo es la contradiccin sustancial en la que caen los elucubradores de que
los virus humanos son contagiosos. Son innegablemente hbiles para engaar a la opinin
pblica y controlar nuestras mentes. Las teoras sobre las cortinas de humo dependen de que sus
defensores partan de la existencia una sociedad ingenua y dispuesta a tragarse todo lo que ve en
la televisin.
Me resulta increble pensar que los mdicos investigadores sean tan ignorantes como para creer
que los efectos secundarios de las vacunas y medicamentos, no generan enfermedades ms
graves que la que actualmente sufre el paciente.
La desconfianza en la industria farmacutica va en aumento y la desconfianza excesiva puede
resultar nociva. Rompe cualquier esbozo de colaboracin entre el enfermo y el mdico.