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En 1330, el pintor Ambrogio Lorenzetti ‘deriva invidia (envidia) de invisus (invisible) cn la serie de los siete pecados capitales que los franciseanos de Siena le encomendaron para Ia decoracién de los muros del Palazzo Pubblico. Esta errénea derivacién le permite crear una imagen sorprendente: un pic, de ‘un cuerpo ya desaparecido, esté a punto de desvanecerse. Lo que el pintor toseano quiso representar con esta enigmética figura es lo cfimero. invisible del vieio: la figura humana “desaparece” como. contrapunto de la imagen de la virtud, en el muro con- ‘ratio, que “aparece” reflejada en cl alma del feligrés. A pesar de que Lorenzetti sigue la tradi- cion iconogréfica al representar los otros vicios y vircudes, con el pecado de la Envidia utiliza una figura nada comin que simboliza lo no visible. La intencién moral del fresco no evita que esta imagen aparezca ante el espectador como misteriosa y diffcil de resolver. Otros, como Giotto, su contempo- vdneo, ilustrarin la Envidia con una imagen més convencional para la época: una mujet con una serpiente que le sale de la boca y la mira fijamente a los ojos, carga una bolst ena de monedas y es quemade por el fuego de Ia codieia, Los milagros y las apariciones, hagiograficas formaban parte de la cotidiana del piblico de ambos artistas, acostumbrado a ver relatados Ia historia bibliea y de los santos, Sin embargo, la ima- gen de Lorenzetti no deja de ser enigmética, tan diffeil de definir como el hombre invisi- ble: una figura que se desvanece ante nuestros oj0s.(1) En la Edad Media podemos encontrar una ligera pero rotunda diferencia entre aquello El fuego santo PERSECUCION DEL INVISIBLE Fernando DELMAR que desaparece y lo que, de alguna manera y de repente, s© hace visible. Los angeles o el demonio tienen Ia facultad sobrenatural de aparecerse en cualquier momento. ¢ inte~ reumpimnos el suefio. Pero lo que sabitamente “desaparece” esti ligado a la magia o a la fantasia, Asi, San Agustin, en varios comen- tarios de su Ciudad de Dios (XV, 23), des- taca este rasgo del mal por el cual reconoce- mos a los fantasmas. El fancasma es un ser incorporeo que por arte diabélica se desva- nnece ante nuestros ojos. Una creeneia arrai= {gada pero no por todos compartida En su estudio consagrado a los fantasmas y duendes (EI ente dilucidado, tratedo de ‘monatruos y fantesmas, 1676), Antonio de Fuentelapefia distingue dos maneras para que una entidad pueda ser invisible. Estas son, la simpliciter, o absoluco invisible, que carece de todo calor o Inz, como el objeto spiritual, y Ia secundum quid, que “aunque tenga algin color, luz 0 no la tiene con extensién suficiente como la indivisible (aunque este juzgo se puede dezir simplici- ter invisible, pues no puede verse natural- mente, sino s6lo de poteneia absoluta y clevaci6n sobrenatural) o la tiene tan remisa, sutil y para que, 0 no puedes inmutar la potencia visiva como’el aire y Cielo Impireo Jo quieren muchos, 0 s6lo puede inmurarla con tal y tal huz de el sol en tal o tal disposi cién como el étomo, con tales o tales som- bras como’ le lucerna, o solamente Ia po- reneia que fuese muy perspicaz como se expliciréy constard del discurso de esta dificultad" (parrato 37). El fraile capuchino escribe con cautela Reconocemos en este pirrafo, como en todo el libro, una gran cantidad de salveda- a), Esta es quick ta dnica representacién plastica del hombre invisible. Podria- ros sefalar otra si acepta- mos la hipdtesis de Erwin Panofsky (Problema in Ti- tian, mostly, Ieonogrephic, New York, 1969), quien sugiere que el cuerpo des sudo femenino en el cono- ido cuadro de Giorgione, “BI concierto campestre”, cs la representacion de 1a muta Erato, Sélo asi se cexplica el hecho de que es ta figura esté vaciando una jarra ena de agua en una fuente y esté aislada del resto de los demas perso- najes dela escena, La musa de la Poesia es fuente de inspiraci6n y, por su natu- raleza, invisible para los misicos y poetas que com ponen la historia del cu dro, En cambio, el especta- 19 dor ve a 1a musa y adivina el secreto de la escena, De este modo, la musa es visi- ble para el espectador © invisible para los persona- jes del cuadro. Pero ain asi, no nos convence esta figura ya que estd més rela- cionada con las representa ciones de las apaticiones, tan usuales en el arte reli- gioso, que con las del hombre invisible. Por otra pe ee de moda en la escuela ale- ‘mana y, en especial, entre los pintores de la corte del rey Rodolfo If de Praga. Tampoco éstos nos con- vencen, La anamorfosis, que consiste en proyectar una figura desde una pers- pectiva isométrica de otra, no representa lo invisible, sino que es una imagen contenida en otra —no ne- ccesariamente figurativa— la cual deforma y por ende hhace invisible a la primera, Podrfamos afadir otras aparentes representaciones del tema pero considera: ‘mos que Ia imagen de Lo- renzetti es, sin lugar a du- ddas, la mas evidente. Sobre 20 des que le impulsarin a desconocer delibe- radamente todo aquello que pudiese signi- ficar mixeura de lo natural y lo sobrenatu- ral, 0 interpretaciones novedosas de hechos sobrenavurales, Los duendes, en su mayoria, son susceptibles de una explicacién racional o natural y nada tienen de sobrenacural, De este modo Fuentclapefia.le conficre una explicacion més ebmoda al repertorio de ejemplos anotados en su estudio para aclarar quella parte del mundo invisible sobre la que desea disertar y, convencido, niega que ln ser vivo pueda see corpbreo ¢ incorpéreo ala ver: “A mi ver no repugna en lo natural el que pueda darse-algin animal que sea invisible a los menos secundum quid. Esta conclusién nadie la ha tocado hasta agora ni en pro nien contra” (pérrafo 38). Entre los seres vivientes invisbles. que menciona Fuentelapefa estén los animales ‘que refiere Plinio (Hist. Nat. lib, 7) que se suclen ver en los desiertos de Africa con figura de hombre y que sibitamente des- aparecen. Estos seres tienen lz misma parti eilaridad que la yerba Zinopasto que sélo se ve de noche y no de dia, o de las Islas Invisibles del Octano Adintico, que refiere el Padre Roxas Historia de los Godos), las cuales s6lo se ven de lejos. Le invsibilidad es aparente ya que pertenece al segundo grupo, secundum quid, donde ta potencia visiva corresponde ala naturaleza de cuerpos “mixtos", es decir, donde Ia substancia y ente lo permiten, porque el aire lo tiene todo como es cierto y_no por esa.es absolu- tamente_visble, como la experiencia lo enseia.(2) Es probable que la primera relacion de un hombre invisible se deba a Platén. En la Repiblica (II, 359), al discutic sobre 1o injusto y lo justo, Platén recuerda la leyenda de Gyges, el antepasido del rey de Lidia. Gy- ges era un pastor al servicio del rey Candau- les y un dia, habiéndose desatado una gran rempertad, hubo un terremoto, se abrid la tierra y se formé una abertura en el lugar en cl que estaba apacentado el ganado a su cui- dado, Gyges, asombrado al ver esto, deseen- id por el agujero y pudo ver con otras marevillas que no narra Platén— un caballo de bronce, hueco, con portafuelas por las cuales, inelinindose, pudo ver un cadiver de talla, al parecer mas que humanas, que tenia tun anillo de oro en la mano. Gyges tomé el anillo y said del agujero. Con el anillo pues- to se encamin6 ala junta que solfan tener los pastores cada mes para informar al rey sobre sus rebafios. Tomé asiento con los demis, y haciendo girar distrafdamente el anillo, con lo que el chgaste de 1a picdra lego a estar dentro de su mano, se torné invi- sible a todos cuantos lo rodeaban, los cuales hablaron de como si se hubiera ido. Lleno de admiracién, volvié a hacer gitar el anillo para poner de fuera cl engaste y, al hacerlo asf, tornd a ser visible. Al percatarse de ello, repitié la experiencia para ver si en efecto tenia el anillo este poder y le acontecié lo mismo: con el engaste hacia adentro, se volvia invisible y hacia afuera, visible, Con este poder ma nniobré luego para ser incluido entre los que iban a informar al rey. Lleg6 a palacio, sedujo a la reina, y de concierto con ella, conspiré contra el rey, lo maté y fundé una nueva dinastfa. La leyenda de Gyges no deja de ser ejem- plar. Convencido de que el medio para hhacerse invisible estaba destinado sélo a él, Gyges adquiere un poder que no habia sospechado. El anillo le cambia la vida y, desde el punto de vista moral, cae en la desgracia de creer que su propia voluntad hha cambiado su vida. Si no hubiese sido por el anillo, la tragedia ~porque, en realidad, la leyenda’ de Gyges es narrada por Platén como una tragedia—no hubiera sucedido, Herédoto (I, 18) al referir a historia de Gyges no menciona lo del anillo maravilloso ni le reconoce la facultad de hacerse inv Sin embargo, sa version podria explicar el origen de la leyenda recogida por Platon Segin Herédoto, Gyges es obligado por la reina a matar a Candaules, su esposo, para vengar una afrenta, El rey, muerto de aburrimiento, le ofrece a Gyges, su favorito, cespiar a su expose y comprobar que efectiva mente es la mujer més hermosa del reino. Una noche Io esconde en su alcoba y le permite ver a su esposa mientras se desviste, La teina se da cuenta y en vez de enojarse 0 agritar prepara frfamente su venganza. Un di llama s Gyges y lo amenaza; Gyges deberd matar al rey para salvar su vida. No tiene otro camino y accede. Para cumplir con su vvenganza, lareina repite el plan de Candaules introduce a Gyges a la alcoba real y lo escon- de detris de la puerta. Gyges espera que el rey se duerma, sale de su escondite y le clava el pufal. En las dos versiones, Gyges actita sin ser visto: clandestinamente se introduce a las habitaciones —y a la vide— de los reyes y, de este modo, llega a fundar una nueva dinastia, En la Historia de Herédoto, lo que importa 5 la verosimilitud de los hechos. A Platén, fen cambio, lc interesa la leyenda de Gyges para probar dos cosas: nadie es justo por su voluntad, ya que la pasién lanza al justo ala misma meta que al injusto, y nadie es bueno en la intimidad, ya que en cuanto uno se ree capaz de obrar injustamente, lo hard Para Herédoto la invisibilidad de Gyges es aparente; para Platon, es meraforica, ‘Algunos autores més tardios han tecogido casi {ntegramente la version de. Herédoto. Otros, han defendido Ia leyenda narrada por Platén, alin a pesar de su inverosimilitud. Cicerén. (De off. Ill) recuerda la polémica levantada por la leyenda de Gyges y se burla de aquellos que pretenden que Platon crefa nla invisibilidad del personaje o que pudie- ta suceder aquello que contaba. Subraya el valor moral del anillo y del ejemplo y coin- cide con Platén al preguntarnos si harfamos algo indebido si nadie supiera ni sospechara siguiera lo que harfamos por el affn de riquezs, de poder, de mando o de placer.(3) En ls mayorfa de las otras versiones, I leyenda del anillo de Gyges ha sido repetida, modifieada 0 reducida. Ha corrido la suerte de otras leyendas e incluso ha sido ridiculiza- da, Julio Caro Borja en su libro Teatro popillar y magia, da cuenta del enorme éxito que la obra de José de Cahizares, “EI anillo de Gyges y el méxico rey de Lidia” (1764), tuvo durante sus representiciones “ante el piiblico espaol aficionado al teatro del “figurbn". La fibula platénica sive de arrangue para que Cahizares afada otra serie de anécdotas, nada platonicas, en torno a las vireudes del anillo migico, los éxitos y Jos fracasos del que lo posee, protegido por Zoroastro y Venus a la ver. No le asustaban a Catlizares, cirtamente, los anacronismos y asi se atreve a intercalarsituaciones graciosas € invetosfmiles en su historia, No estamos en la corte de Lidia sino en la de Felipe V,y és y Madrid son retratados de una manera tan chocarrera y ordinaria que orill6 a Moratin a condenar severamente la obra.(4) La primera parte se sostiene algo, desde el punto de vista dramitico, como cuento, lt segunda es reiterative y mondtona. La intencion de Cafizares era, sin dud, divertir un piblico que habia perdido el sentido de lo trigico, Rinde culto al tramoyan, a las gasas y a los titerés manejados por los esce- nografos y atrecistas italiands. Cafizates se defendié peor que Lope, dando gusto al pablico, al “valgo necio”, pero se defendid. ‘Tan fue asi que se hicieron diferentes versio- nes en poco tiempo.(5) El teatro del Siglo de Oro habfa wrilizado ‘antes el tema, con el mismo tono pero con fotea historia, Se puso de moda, parece set,

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