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Lo que acabas de leer es parte de un cuento que se llama Negrita del autor cubano Onelio Jorge
Cardoso y est publicado en los Libros del Rincn.
Notaste algo raro? Lo ms evidente es que en cada tanto aparece un asterisco (*) y que algunos
signos de puntuacin estn fuera de lugar. Esto indica que hace falta algo: grupos de palabras que se
han borrado.
A continuacin te damos la lista de los grupos de palabras borrados. Puedes decir a qu parte del texto
corresponden? En tu cuaderno copia el texto y escribe, donde est el asterisco, el grupo de palabras que se
requiera para que el texto se complete y tenga sentido.
Ojo! Si al terminar te sobran grupos de palabras, vuelve a empezar: no tiene que quedar ninguno fuera.
1 VOLVIERON A IMPEDIRSELO
MORDIENDO Y TIRANDO
DE LOS LIGAMENTOS
2
3 ELLA PODIA HACERLO
SIGILOSO
4
5 SE DETUVO Y VOLVIO
LA CABEZA
El da anterior haba intentado morder las tiras de cuero que aseguraban la puerta. Y quiso
continuar ahora, pero las lastimaduras de la boca volvieron a impedrselo. Negrita par las orejas
y lade la cabeza. Eso, slo ella poda hacerlo, adems los nudos, uno sobre otro estaban por
fuera del gallinero. Se acerc entonces a la puerta y quin sabe qu tiempo estuvo mordiendo y
tirando de los ligamentos de cuero, ahora reciamente apretados por resecos. Pero all continu
mordiendo hasta lograr ablandarlos con su propia saliva. Por eso cuando la luna comenz a bajar
desde la mitad del cielo, Negrita no necesit abrir la puerta tal y como Bruno le haba enseado.
El propio jbaro la empuj con la cabeza lanzndose fuera del gallinero. Enseguida continu al
trote, sigiloso, hacia la noche. Negrita pens que se iba, mas el perro se detuvo y volvi la
cabeza esperando. Entonces la perra de un salto se decidi a seguirlo. Un rato ms tarde Negrita
atraves un enjambre de limitas fosforescentes y millares de puntos, luminosos y diminutos, se
pegaron al cuerpo negro, de modo que hasta rayar el alba, el perrazo corra y miraba asombrado
la extraa silueta fosforescente de la perra, galopando incansable a su lado.
Cuando llegaron a lo alto de la montaa apenas si haba salido el sol oculto tras un toldo de
nubes espesas y bajas que rozaban las moles de la cspide. Una escasa luz se derramaba sin
determinar el contorno de las piedras y, menos an, el vivo color de la vegetacin.