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an DONE el 1A Ce SMELL Pe DBD Cee Ae Viaje a lo mas profundo del delito EL DOCTOR MUERTE ES ye. Ea CRIMEN Viaje a lo mas profundo del delito i) aUGOSAS GANANCTAS SOSPECHAS a i eos, sas crcanstancias, JENVENENAR }))¥ ENRIQUECERSE ETTE ID) v2 saree sattriness tablecis en el siglo XIX un gro- tesco precedente de los supuestos crimenes Ke LOS SECRETOS DE AD de Adams. BLARRESTO Ehime: PE nero Bua ee PUY 1 0 feesehouernecetes Evocacin del ambiente de la DDD MIDD ste socedd ce Eastnurve ‘CARA A CARA ambiente en el que Adar es- VISTA PREVIA 1530-1533 taba sumido, Se forma el equipo jurdico de la acusacién, Hay que socarle la verdad a Adams, ELN DE MAMA, 1534-1535 La influencia materna hizo de ‘Adams el médico ideal, espe- éaimente para ancianitas acha- (dR): UNA MAGNIFICA DEFENSA i) ANALGESICOS ¥ EL LARGO ADIOS CALMANTES 1540-1541 Nos plantesmos a pregunta 1512-1546 TLRESTOOE A postr de ester ie, adda per yee ls etanaiatcsenen Sel spe al doctor Adams dereco a elepr spropa wavDA "en Toes efernos en eso tern? Er lois Doig. Direcin Eto el rao y Loto Co- edo Dace d Prodan: Jost Muon Dec de Fabicae. aro Oreo, Deca Se Mian Rein Sines Floderes mnamaconas: Eva Rubra. Raspes Bice Peradstar sepecakndoe: Manu Matas rane hrc Absln y An Gua ap 6 rececoey pudiecn: Joe Ano to Epsgaray, Neves Hansa, aera ‘Shee, an Cee Poterites, Hee a tee, Suda 5, Nercads Vir debs ‘eur de eds: Poon Gua, ons Asa: {asm Tors Dub deca. Suna Bae Bldgs on (ue Gan geo uel Ges Pte lantoplogeh. Did Js erat) Faticano entre Ct Inco fen. amos Mert fe930) Gatos Pacraque Canagtand Inbico fo- ‘ens. etn Vea js eisai honre cl Cup Nasr de Po ‘Wissel rect del Museo Ge Scovond Vand ators tra al deaaho demos reo devia en wansouse dls ozare [ee eugene dl macos. Pde aa proved abu a esa da tfemor de SUMARIOUELCAMEN, Consegura ‘Grane mle pio 59u0 ‘Strep y amare asus (ere spa Tal DISA. Lipa Hoos, 14120002 Ne- ‘ra Tal 519.87 Fe Distadra pra Epa: Narco ris, Di rounders, A.C deli, 123,30, Rone! 22088 Moira Ditiair par Meco: rex. 8. oe CV. Ls Barco, 435-02e00 sco. Fotocompoié:Cilotscompasssn 8A Imperne Mate Como Artes ras, 3.8 Irortsan Bape rnd in Span Igeh: gt a9552388 obs conce, ISBN: 6498552386. ascao Depo gat 27207-1880, © Martha Covendah Lic, 10 © cone 6 ie, 190, Eabedn Beato, 3028012 Noi Cada fasciculo de la coleccién le proporciona la vi si6n de un caso de asesinato. Reuniendo la serie completa de SUMARIO DEL CRIMEN tendré, ade- més, un conocimiento més profundo de este del to: podré juzgar todas ls similitudes y diferencias, examinar las pruebas y, sobre todo, sacar sus pro- pias conclusiones, Estaré més cerca de compren- der lo incomprensible: cémo una persona puede llegar a matar. PLAN DE LA OBRA * 100 fasciculos de 32 piginas, més cubiertes. © 10 Tapas-Revistero, * 10 Indices. Uno para cada volumen, * Indice General con el fasciculo 100, AV ea HN NN | On 1956 un corpulento médico de Eastbourne fue arrestado por envenenar a ricas ancianas y quedarse con su dinero. Los hechos incluian los elementos imprescindibles para un clasico juicio dramatico, testigos rencorosos, peritos en desacuerdo, una sorprendente parte acusadora y una asombrosa defensa. El doctor fue considerado inocente, sin embargo, pel ‘Los pacientes del doctor Bodkin Adams tenian la costumbre de morir bajo el efecto de las drogas... legindole cuantiosas sumas. ¢Les ayudaba el amable doctor en el viaje hasta el otro mundo? En 1956 la policia de Eastbourne inicié una investigacién de sus actividades. VIUDA RICA 1516 mansién de Holywell Mount, desde la cual se dominaba el Canal de Ia Mancha. Asimismo, era miembro asiduo de las reu- es en que también participaban el actor Leslie Henson y su esposa, los can- tantes Anne Ziegler y Webster Booth, y la actriz Marie Loh. Se filtré la noticia de que un colega mis joven que Adams se percaté de que la enferma iba a morir en breve ¢ insistié en que se efectuara una autopsia para verificar cl diagnéstico de Bodkin. El joven doctor sospechaba que detras de la repentina muerte de la sefiora Hullett habia algo mas de lo que su médico pretendia hacer creer ‘Suponia que habia fallecido debido a una sobredosis de medicacin, Pero el colega de Adams no era el nico ‘que sospechaba. También Leslie Henson, ‘que ejercia en Dublin, lamé al jefe de pol cia de Eastbourne para hacerle participe de su preocupacién y més tarde hizo una declaracidn oficial en comisaria, Estaba preocupado por la forma en que el doctor Adams mantuvo sedada a la seo: ra Hullett durante los cuatro meses que ‘ranscurrieron desde la muerte de su mari do, «Mi mujer y yo vimos cémo se transfor ‘maba en una drogadicta», ditia posterior- mente, «Asistimos a la desintegracion de ‘su mente... Estoy seguro de que las pildo- ras la Tevaron al borde de la Jocura, y que ‘urié por su causa» ‘Se hicieron discretamente algunas inves- igaciones y se averigué que justo antes de caer en estado de coma la sefora Hullett le entregé al doctor Adams un cheque por valor de 1.000 libras y tres dias después le leg6 también su RollsRoyce. El servicio de la mansiéa Holywell confirmé que la sefto- ra tenia un aspecto de drogada, «Todas las ‘mahanas bajaba tambaledndose por Ta esca lera, como si estuviera borracha» Asi lo describié uno de los sirvientes. El jefe de policia Richard Walker prote- gia con orgullo la reputacién de Eastbourne: un retiro paradisfaco para? wre Comps ite adinerada. Poner en duda la reputa n del doctor Adams era casi impensable, ya que entre sus pacientes se contaba un buen niimero de gente eminente El doctor era rico; no necesitaba otro Rolls Royce —de hecho, ya tenia uno y también otros coc Pero al jefe de policia tampoco le habfan pasado desaper cibidas las persistentes murmuracione: due cireulabs localidad, habladurt ‘a8 que relacionaban el generoso uso que el doctor hacia de las drogas con su em cimiento a través de numeros: ‘on un frasco iio y un formulario lotr. e decia que hacia sus visitas de morfina en un alegar en blanco Un hombre encantador El doctor Bodkin Adams era bajo pero cor pulento, media un metro sesenta de altura y pesaba unos 114 kilos. Era calv cara rosada y regordeta, unos ojos peaue- ‘ios tras unas gafas estilo Crippen, y con la desconcertante costumbre de dejarlos con frecuencia en blanco, Pero también era un maestro en eémo tratar a los enfermos, y 1518 ‘ganaba exper femeninas que estaban ya en la tercera edad, Atendia sus necesidades médi imag alla de ello les pein ialmente a las paciente ba el pelo, y en iso acaricié sus pechos. ‘También ofrecia el reposo espiritual qu generaba su fe: siempre invocaba al Todopoderoso mientras reconocia a los enfermos; y se arrodillaba para tarto dont za ante mas de cierta edad La avanzada edad y reatva falta de fama de «que gozaban sus supuestasvictimas posibil 6 mantener a raya las habladurias. Pei Bobbie» Hullett era un caso diferente. ‘Ahora no se trataba de una viejecita tril y soltaria de ochenta afios, sino de una mujer ‘de mediana edad, con una intensa vida social y buenas amistades en el mundo del teatro y Ia alta sociedad. El cuerp obbie» sulrié tres autopsia, la lima por Francis Camps, un famoso patélogo ¢ Home Office (Ministerio del Interior) espe Galizado en casos En 1954 en un «Destilo de Eleganciay, «Bobbie» Hullett camina delante del Rolls-Royce que mas tarde legaria a ‘Adams, al que se puede ver al fondo ‘con una camara fotogratica, EE] mundo fuera de Eastbourne supo por ‘del doctor Adams el viernes 26 julio de 1956. El titular de prensa reza ino de viudas ricas; ¥ consiguié hacerse un sitio en primera pégina, al lado de la noticia de la ocupacién ‘del canal de Suez por el presidente Nasser y del hundimiento del trasatlintico Andrea Doria en el Atintico, La historia sigwié shandose hasta convertirse en res enigmticamente a ‘obr6 mayor importancia cuando se hizo cargo de la investigacién el comisario Herbert Hannam, de Scotland Yard. Bl jurado de la investigacié caso Hullett dio ua veredicto undnime: su cidio a causa de una sobredosis de pildoras a dormir. El juez de Insteuc Forense amonesté severamente al doctor ‘Adams por revelar «un grado extraordina riamente alto de negligencia en el trate rmiento», Pero esta a la justicia pasé desapercibida... Los periédicos publi ccaban grandes titulares sensacionalistas y cescandalosas revelaciones. El Yard investi 22 un envenenamiento masivo: 25 muertes en el gran misterio de Eastbourne, decia uno de los articulos. Y més tarde: Investigacién de 400 tostamentos: las viti- ‘mas son mujeres ricas. Los lectores briténi- 08 se informaban; el equipo de investiga cién de Scotland Yard repasaba los ‘itimos veinte aos OZ en la historia de - Eastbourne a la basqueda de enve- nenamientos de mujeres acaudala das. Se hablaba de cientos de casos, = posibles y se publ: caron truculentas historias sobre muestras de tierra que se recogian para andlisis en los cementerios. Se sugirié que el asesino era un «hipnotiza. dor homiciday que ejercia un control ras putinesco sobre sus ancianas v debiles vi- timas. Los hechos que realmente habia detrés de estos reportajes sensacion: éstos; Hannam y el comisario He-witt, junto con otro sargento.del Yard y un ins. a mi sees eects Seon Deon Pine erect Seen cn Coed coscre uci Laan se present Antes del juicio, el semanario america- eae ceecn Bs Soot cs eee een Coe aa et Epcot Reet one ey nalista en Ja historia de la prensa brité- Rumours that could” ruin a ‘Moctor ieee No puedo soportar ver riendo Dr. JOHN BODKIN ADAMS pector de Eastbourne, Pugh, inicaron una investigacin de la vida profesional del doc- tor Adams para comprobar siexistian ind cios de fraude 0 asesinato. Los informes fueron «peinados» por un equipo auxiliar de detectives en sus despachos. Entretanto, l trio de inspectores penetra ba en la vida privada que se escondia detrés de las ventanas con lujosas cortinas de docenas de casas, Se interroga. ba a los ocupantes, pero en muchos casos Jos familiares estaban muertos 0 ‘eran demasiado vie- jos para recordar Tas cosas con clar dad, La mayor parte ? de los cuerpos habi- an sido incinerados, © se habian degradado tanto que queda ‘ban fuera de las posibilidades de la ciencia forense, La imagen que resulié de Adams tras Ins ppesquisas distaba mucho de ser agradable. “Aparecia como un médica codicioso, avari cioso, de dudosos principios; un eazador de Tegados insaciabe. Las declaraciones de abogados y gerentes de bancos eran una ‘mes en una cosa: la insistencia y la presién ‘que cl médico ejercia sobre sus pacientes para que modifcaran sus testamentos a su favor, llegando hasta el limite de guiar 6) ‘mismo la mano moribunda del testator, ambién se encontraron pruebas de fal sificaciones y extorsiones; y deseripeiones del doctor registrando desordenadamente tuna casa ya abandonada en busca de lo que se pudiera encontrar ain de valor. Usa venerable y anciana sefiora le cont a la Policia cémo le ahuyenté de su casa a gol pes con su bastin de empufadura de oro, cuando le sorprendié susurrandele al oid su moribundo marido que le dejara la fina y la casa en herencia, y que él se cui daria de su esposa, Una penosa investigacién sacd a la luz cicnto treinta y dos testamentos que sums: ban 45.000 libras en legados a su favor (una suma muy respetable para la épeca). Se daban casos en los que el doctor habia omitido declarar que era él el beneficiade), con lo que se procedia ala incineracién del difunto sin realizarse la autopsia, obligato- ria en caso contrario. El estudio de los cer- lifcados de defuncién extendidos por el medio suscitaba asimismo la cuestion de su capacidad para establecer diagndsticos adecuados u honestos, dado que tina pro- porcidn de enfermos mucho ms alta de lo habitual sufria una hemorragia cerebral o cificab: cientes 1si9 HANNAM DEL YARD Pero cnc Ot poorenstisr cs reear ne cee een ca eran pet heeecert Pererstchge a Carre teers eet tnt erence heen nea ee eee es eciorerenrs es mis que un recula adolescente. Era once Pome tee pee et creer Perens crc 1520 cde contact ante Scoiand Yardy l Banco eee Prey ace Cee eat cre ouce rete oeteerc) ect crores erckentaty core cx Per era aca) Pec creerarer ct Pees ere vaca econ cera Petree, moore eect oe ces Porches) Los casos de un empeoramiento repen tino y, muy poco después, de la muerte del paciente suscitaban un interés particular. Se debia a que el fallecimiento sobrevenia casi inmediatamente después de que el cenfermo modificara su testamento. Los familiares de Julia Bradnum, de ochenta y dos aios, solicitaron la atencién especial del Yard. La sefiora Bradnum fallecié en 1952 inesperadamente, con Ta rapidez del ayo, dejando al doctor Adams como tnico albacca de su auevo testamento. La policia exhumé el cadaver. A veces los investigadores se toparon con testimonios realmente vivides. En el caso de Annabelle Kilgour, muerta en 1950, una enfermera declaré que habia ‘quedado tan sorprendida por la dosis que cl doctor le inyecté antes de que cayese cn estado de coma irreversible, que le comenté: «Doctor... Se da cuenta de que aha matado?» Scotland Yard también desenterré los cadiveres de Hilda y Clara Neil Miller, Ha existido un altisimo nivel de negligencia en eltratamiento Dr. AC, SOMMERVILLE, forense unas hermanas solteronas que murieron fen 1953 y 1954. Hilda le dejaba en heren- ‘Ga a Clara cast todas sus posesiones y ésta se las legd a su médico. Una de las perso- rnas que se encontraba visitando a un pariente describié la tiltima consulta det doctor. Permanecié 45 minutos con el paciente: «Después me quede intrigada al no oir ningtin ruido proveniente de la babitacién, Abri la puerta y lo que vi me horrorizé... Era una noche de invierno muy fra; las sébanas y mantas estaban en <1 suelo y habia recogido ef camisén de la ‘mujer hasta el cuello. Todas las ventanas de la habitacida estaban de par en par. Asi cescomo la dejé el doctor» A finales de octubre Hannam remitié sa informe a sir Theobald Mathew, el fiscal ‘general. Se decia que su espesor era de ‘reinta centimetros, Una vez, mientras se ‘tomaba tranquilamente una cerveza en tuna noche tormentosa en el hotel Beachy Head, Hannam le confié lo siguiente a un periodista: «Estoy conveneido de que ‘Adams es un asesino miltiple. Con seguri- dad ha matado a catorce personas. Si nos hhubiéramos dedicado a investigar fechas ‘ain més Iejanas, creo que hubiera podido decir que maté todavia a mis gente» odkin Adams no fue el primer médico llevado a juicio en Old Bailey por matar a sus pacientes, Exaclamente cien afios antes, el caso del doctor William Palmer, de Rugeley, Stafford- shire, Senté un escalofriante precedente, En 1856, al igual que en 1956, el piblico britinico com- binaba una morbosa curiosidad con una sensacién de temor ceuando se hablaba de un méde co que iba repartiendo la muer- te entre sus pacientes. El doc- ‘or Palmer fue tan criticado en su tiempo que el Parlamento probs la Hamada Ley Palmer. Permitia al acusado oplar por ‘ser juzgado en Londres cuando las circunstancias hicieran pens sar que no iba a ser posible mantener la necesaria impar- cialidad en el distrito judicial ‘competent. Fama de calavera Billy Palmer tenia una reputs- cid de despifarrador, mujrie- 10 y jugador. Como Adams, su pasatlo era un factor clave; tuvo luna madre dominaate; y su aspecto era rellenito —sin le- gar a ser gordo— bajo una tez siempre colorada. Se sentia especialmente orgulloso de sus manos, pequefias y regordetas, ‘que sometia a una permanente y cuidadosa man raba protegerlas ssuaves guantes de piel. Las rumores sobre Su perso ha empezaron muy pronto, Durante su época de estudiante en la Stafford Infirmary ya se decia que Billy experimentaba ‘con verienos, y que los echaba en. Ia bebida de sus companeros para adormecerlos o hacerles ‘vomit. Tras una ronda de copas ‘con Billy, un zapatero llamado Ll iil er nn Abley cayé fulminado al suelo. Pero la autopsia no revelé restos ‘de veneno. Aun ai, aquel suceso El joven doctor Palmer here- 6 la bonita suma de 7.000 libras, alquilé una hermosa ‘casa por 25 anuales, y se cas6 ‘con una bella seforita de la calidad, una chica muy pia Ta mada Annie Brookes. Todo podria haber marchado bien si no le hubiera dominado su obsesién por las carreras de ‘eaballos, No contento con apos- tar, decidié fundar su propia ccaballeriza y participar en las, carreras. Asi empezd a endew- darse en serio. Lo que siguid fue Tlamado euten una desafortunada seri fallecimientos. La primera en abandonar ef mundo de los vivos fue la sue- ‘gra del doctor —por una apo- plejia, se diio—, solo dos sema- nas después de mudarse al hogar del doctor. También :murieron todos sus gatos. A los tres meses, el acaudalado tio Joseph cayé en un sueno fatal después de haber be- bido cofiac con su sobrino. Mis tarde le llegé el turno a un colega de las carreras, Un grabado francés muestra 2 Palmer en el banquillo de los acusados en Old Bailey. ‘Su caso tuvo mucho eco eriodistico al otro lado del ‘canal de la Mancha. Leonard Bladon. Enfermé Fepentina y gravemente en ‘compaiiia del doctor Palmer, muriendo a los pocos momen: fos. Acababa de ganar una fuer te suma en las carreras de Chester; cuando lo encon- traron, su monedero sélo con: tenia unas pocas libras y su libreta de apuestas habia desa- parecido, El «maleficio» de Palmer Los gatos y los humanos no {fueron los tinicos que suftieron cl stnaleficios de Palmer, tam- bign les tocé a los pura raza. El doctor consiguid uno de sus cescasos éxitos en las carreras al ganar el trofeo de Marquess of Anglesey... tras la repentina muerte del caballo favorit (por ccomerse una zanahoria rellena de arsénico, segiin se cuenta). El doctor Palmer empezaba 1521 Igual que en el caso del doctor Adams, Casting adai- nist una sobredoss de mo- na a sus pacientes, La causa: Deneficianse de sulegado. ‘Tres aflos después del juicio de Palmer en Old Bailey, un jurado no tardé mds de cuaren- ta minatos en condenar a oto médico que habia cometido bigamia, casindose con una segunda ‘mujer y asesinéndola después para heredar su dine- 1, También aqui encontramos ciertas similitudes. El doctor ‘Thomas Smethurst era un per- sonaje impopular, La gente queria verle colgando de una soga; pero el examen postnor- fem no resulté concluyente. TRADICION LETAL El primer médico condenado _Dier testigos médicos afirma- ‘por envenenar para enrique- ron que la tesposay habia sido cerse fue el doctor Edme asesinada; otros siete se dean- Casiaing, de Paris. Acab6 enla_taron por Ja muerte natural. EI guilotna en 1828 por asesinar _juoz se decidio por una compo- a los hermanos Hippolyte y nenda: Smethurst no lego al Auguste Ballet, cadalso, pero terminé en pri- sin, 1 Medical Times objeto ls ‘decsiGn: @Bs culpable el pri- sionero? Creemes quest. Fue demostrada su culpabilidad? {Evidontemente, nol» Importan-tes doctores y abo- ggadossolictaron la puesta en Libertad de Smethurst,o un uevo proceso. Un famoso cirajano fue encargado de la reevaluacién del caso y con- ‘yd que el doctor no era cul- pable en fancin de ls prue- bas presertadas. El acusedo fue puesto en libertad, se le volvig@ arrester por bigamia, ypes6 un afo en la cércel, Tras salir de prision desaparecié de a vida pic. a ganarse una cierta reputa- ion, pero procuré que esto no Te aguara la fiesta, «Aqui llega el envenenadors, decia de si mismo al entrar en una taber- na. O también: «Qué, mucha. cho, cudl es tu veneno prefer ido, el dcido prisico o el arséak cof Esta coletila la empleaba al invita a alguien a una copa Los Palmer tuvieron un hijo Tamado William; despues p dieron una serie de beb muertos en la més tierna inf Tiny fare Roe ry cia El dueno de la casa donde vivian sostenia que el doctor mojaba el dedo mesique en veneno, despues lo disimulaba con miel, y acto seguido se lo aba a chupar al pequet. El que su mujer empezase a cencontrarse mal no es algo que pueda ya sorprendernos, ni tampoco el que él tomara la sabia precaueidn de hacerle un ‘seguro de vida, Como no podia ‘ser menos, Annie cayé grave- mente enferma y muri marido diagnostics edlera, se hizo con las 13.000 libras del seguro, pagé las deudas mas acuciantes, y se consol6 de su terrible pérdida con Bliza, la doncella de Annie. Poco des: és asciuré la vida de su her- mano dipsomaniaco Walter en 414.000 libras y foment su adc- ion concediéndole un crédito ilimitado en la tienda de licores dela localdad. Un seguro en juego Con vistas a recomponer su for- tuna, intenté ganar un jugoso premio en las carreras. Inscribié a su yegua «Nettle» en la Oaks de 1855, y apoys sus posibilidades con tan buena mano que salié favorita en dos a uno. «Neitle» galopaba en segundo lugar euando, dio un brusco viraje y tird al jockey. Por suerte, Walter Palmer, habia puesto de ginebra ha las orejas e hizo honor a si logico destino: fallecis. Como la aseguradora sospechaba algo - faro retras6 el pago; lo que Tev6 al doctor, que ya se habia gastado el anticipo otorgado por la compania, en una apura- da stuacién, a un curioso inten- to de ganar dinero en breve, para ello aseguré la vida de uno de los mozos de cuadra Tama do Bate, esperando, natural mente, beneliciarse de su prom to fallecimiento. Pero Bate se alarmé ante la perspectiva y, ‘mientras, Ia compaia de segu- 18-que era un bebe- dor impenitente ps acreedores de Palmer le estaban empezando a apretar las tuereas cuando se t9p8 con ‘su amigo John Parson Cook en las carreras de Shrewsbury. Este acababa de ganar una pequena fortuna con su caballo *Polestar», y durante la cele- bracién de Ta vietoria empez6 a sentirse mal y a quejarse de que el cofiac sabia raro. De vuelta en Rugeley, el doctor alojé a Cook en un hotel justo cenfrente de su casa y se fue hasta Londres para reclamar Jas ganancias de su amigo ‘como si fueran suyas. Por la noche, y tras volver de Londres, le visité. Su estado empeoraba rapidamente y Palmer solicté entonces la opt nign de un segundo médico, el doctor William Jones, un amigo intimo del paciente. John Parson Cook murié al dia siguiente en compaitia de! doc tor Jones, ‘William Palmer se puso en contacto con el encargado de la funerariay le inst6 a que sliqui dara aquel entierro rapiditor. Pero el padrastro de Cook no estaba convencido de la muerte natural de su hijestro y solicité una autopsia. La prueba més cevidente contra Palmer era que el dia de la muerte de Cook habia comprado wna buena can- tidad de estricnina en una far rmacia del lugar. Pero el médico ‘del hospital Guy encargado de Ia autopsia no encontré la menor huella del yeneno, con- los abogacios pelean por el destino de Palmer, Al final, Ia decisién se fomé en base a pruebas circunstanciales. se pueden apreciar notebles cambios, generalmente a favor delaras, inguno de los doctores tes tticg en defense propia, pero ol doctor Palmer no tenia fra eleccién: estaba obligado a ppermanecer en silencio, Slo en 1898 se permit que el aca sado pudiera testificar bajo juamento El equipo de abogados de Palmer, digits por el distin. suid politico ilandés Sergeant Shee, vo que soportar ura a- rant parcialdad judicial que habiera resultado intolerable sien afos despues. El ptblico estabe encrespado contra el acusado, el Jockey Club y las grandes compafias de seguros se aban alieado tambien en CAMBIOS DENTRO DE LA CONTINUIDAD | Lestituales dea justia briti- su contra. Todo este determind | ce apenas se moifcaronen los el deseo de colgar a incuipao cin afos que separen el caso por parte del tribunal, y los Palmer del caso Adams, ia magisvados hacen gal pilica ‘poripa y ceremonia sgn sien- de este estado de dnimo. Las do la misma; incluso hay més; pruobas mécives conta Pal-ner 'os dos uicios comenvaron ala se hutdieron,y las cicanstan- rrismahora, ls 10 de lamafana, ciales fueron coniradictoras. Pero dentro de esta continudad Pero el jarado habia sido nom brado ea dedon,y a veredcto no ofrecia dudas. Uno de los tres rmagistrados se rol sn apnios de algunas de las argumeniaci- nesdela defers, y mia jare do haciondo gests con la cara para que su opinién quedase bien cara Edwin ames, ano de los abo- gados de la acusacion que con- ‘nibuyd a ahorear a Palo, fe expulsado del colegio de abo- gatos al cabo de los cinco aos. Causa: rade masivo, James era por entonces miembro del Pariarent; consi escapar a los EEUU, dejando deudas por valor de 100.000 libras. En Nueva York reemprendié su currera de abogado, E incluso lege a convertvse en un actor de ira fama La ejecucién de Palmer se nas montadas frente al cadalso convirtié en un hecho muy _cubierto de palo negro. Una popular en Stafford, buena vista se pagaba a una Confirmando la sospecha de guinea. Justo antes de las ocho (que unjuicio celebrado aly de lamafiana empez6 a sonar la Fubiera pecado de injusto, _camapana de la prisibn, y el cor denado salié a escena, El reo subié los esealones del cluyendo que debian haberle cadalso con franca desenvalt ~tan rz, adoptando un aire casi gar- ‘ecaleulada» que oso, La muchedumbre empezs stro achillar, pero después se hizo el sta previa silencio, ala espera de las tit fe se trataba de mas palabras del condenado, ditador. Los Palmer no dijo nada. Todo lo 4 ue recibio Ia masa de curiosos fue un vistazo desatento del con- denado; acto seguido se sumié con el capelln en un breve re2o, Le dio la mano al verdgo, Pal ascsina- sintié la cuerda en su cuello, 2, ia popular le lego cayé la trampilla, y su cuerpo a atribuir catorce mas, quedé colgando sin vida. ils tesla pees eet Gee ner eae eae ee ana desesperada ytragica El juicio se inicié en Old Bailey lucha con la muerte. Se bajé el clit de maya mano cupey to oa Al ee een eg pinion més tarde, cuando el furor contra Palmer mantenia que sobre el caso Adams estaba en fonrepeandouisde un vont Famer sepia “decoranos lr rca ily FOE ME de Midst Tes ficaime, Siete €8 Londres. isetilice orocite ron en que Cook tenia que £8 enigmatica sonrisa de Ja haber muerto por envenena- efigie en cera de Palmer meee de coienian: otras aicona i fatdad con que nce afsmaron que no,'yoas so0sind@ amigos 7 ofan esteem oc Beer ede Uaioe aioe te atata opi alen cet set eceate tain alleciir rr Abhiado late tares etsy alia ae ade de culpeoildad. El doctor Falmer fecand ls otis te ot iota aeseat ee ec acme Pare reris nicer feuniones para protest por la ee ae eee este es tro del lateron ir George epee tat eee eee asses eae Sualford el de uni de 1856. ie lerguloue guy peoeaba diebutardel expecticao lena ie de u ema Araey panels sah Las exhumaciones de dos pacientes de Adams no habian conducido a ninguna parte a la policia de Eastbourne. Si el doctor escondia algin secreto, haria falta algo mas que una pala para desenterrarlo. 1 comisario Hannam creia dado con el modus operandi de Adams: primero convertis a sus victimas en drogodependientes, después las influenciaba para que cambiasen los testamentos a su favor, y finalmente, les ddaba un empujoncito para que abandons sen el mundo de los vivos, Era tan sencillo como dificil de probar. Ely sus hombres repasaron una infin dad de material, pero terminaron por esco- ger una docena de casos y proceder a «romper la enterezar del sospechoso sometiéndole a interrogatorio. Sin embar- 80, la aproximacién a Adams debia produ- cirse de forma cuidadosa y sui El primer encuentro se organizé como si fuera casual. Los detectives estaban pase- ando justo por delante del garaje del doctor cuando éste se disponia a guardar su auto- ‘movil. «Buenas tardes, doctor... Ha disfru- tado usted de unas buenas vacaciones en Escocia’» Y despues Ia conversacion fue pasando de sus vacaciones a su educacién siana, y de abt ala muerte de su madre una dulce alma cristiana»—, para que fuera el propio médico quien tocase el tema de todos esos rumores>. Adams cexplicd que se debian a la envidia de la gente, «Creo que todo esto es obra de Elcomisario Hannam (iaq.) y el sargento detective Hewitt (der.) caminan por el paseo Grand Parade de Eastbourne durante un descanso tn las investigaciones. Dios, para ensefiarme una nueva leccién.» Cuando Hannam se refirio con preocu: pacién a alguno de los legados, el doctor respondié que provenian de un , 0 de un amigo de toda la vida», y aladié que una buena parte los ‘obtuvo en vez de sus honorarios. El comi- sario mencioné entonces los certficados de incineracion falsificados... Y Adams exclamé: «iAy!, es0 no estuvo hecho con ‘maldad. Dios sabe que no, siempre desea ‘mos que las eremaciones Causen la menor ‘ena a los queridos parientes. i les hubie ra dicho que estaba recibiendo dinero del fallecido por testamento, quizé hubieran sentido la tentacién de sospechar. Y a mi :me gusta que los entierros y las eremacio- nes teagan lugar sin sobresaltos.» El doctor hubo de enfrentarse a otras ‘ocho semanas de cuchicheos, miradas aviesas y especulaciones sensacionalistas, que se transformaban en acusaciones Girectas siempre que la ley de prensa brité nica lo permitia. En Francia se podia dis frutar leyendo sobre El Barba Azul de Eastbourne Drogas peligrosas A las 8,30 de Ia tarde de un sabado, Hannam y sus hombres se presentaron es Ta casa de Adams con una orden de regis tro otorgada segiin la Ley de Drogas Peligrosas. El doctor estaba a punto ¢ abandonar su domicilio para dirigirse a una ‘cena-celebraciin de otorgamiento de pre rmios de la YMCA. La prensa se enterd a tiempo y la casa del sospechoso, en Keat Lodge, estaba virtualmer periodistas. EI comisa as p a Adams que le dejase inspeceionar el regis: NU ey pAy PT Cora op yp AAL ey acd Eee cei feet Cer as2s ton Pees company tro que todos los médicos estan obligados llevar siuilzan drogas consideradas pel- sgrosas, Pero este médico era diferente de ls demés, «No sé a qué se refiere —eon- testé—. Yo no llevo ningiin registro.» Y afiadié que él tilizaba «solo muy de vez en ‘cuando ese tipo de drogas. Entonces Hannam le mostré una formi- ddable lista de drogas de uso restringido que él habia prescrito a la seiora Edit ‘Morrell, una viuda rica de Liverpool que le dejé en herencia su primer Rolls Royce. La sefiora Morrell levaba seis aiios muerta, pero el comisario habia conseguido confec- cionar Ia lista gracias a los libros de regis tro de ciertos farmactuticos que indicaban que a la paciente se le administraron dosis rmasivas de morfina y heroina “«2Quién administr6 las drogas?», pre- stunt el poliia Yo lo hice, casi todas.. Quizi las enfer- ‘meras le pusieron alguna dosis, pero la mayor parte se la administré yo», respon- Ai6 el sospechoso. “gQuedaron droga después de fallecer la paciente?», preguntd el comisario. “Oh, no, ninguna, Todo le fue adminis: trado ala paciente» «Doctor. Usted le mando tomar. 75 pas- tillas de heroina el dia antes de morin-. “Pobrecita, estaba sufriendo una agonia 1sz6 Rent Lodge, la casa de Adams, en ‘septiembre de 1956. En los primeros once tafios que pasé on alla, 1920-1941, amasd tuna fertuna de mas de 21.000 libras a base de legados de agradecids pacientes. terrible. Lo empleamos todo... Yo le puse las inyecciones. Cree usted que fue dema- siado?», concluyé el médico. El doctor se Girigié a su mesa de despacho, se de} caer en el silln y empezé a llorar con la cabeza entre las manos. Entre tanto, se registré la tenfermeria. Al poco rato uno de los policias €1 bolsillo. Resultaron ser dos frascos de solucién de morfina. Uno de ellos, sein ‘Adams, habia sobrado el tratamiento del seftor Soden, que murié en el hotel Grand. £Y el ofro era para le seiiora Sharpe, que ‘urié antes de que lo utilizara» Acusaciones leves Bl lunes por la mafiana Adams comparecié ante los magistratos de Eastbourne acusa- do de trece cargos comparativamente leves, Cuatro desnaturalizaciones de tos hechos en relacién con la Ley de Cremaciones, «con la pretensin de procu- rar la incineracién de los restos» de la sefiora Morrell, de la sefiora Hullet y su cesposo Jack, de un director de banco reti- ado y muy rico Namado James Priestly Downs, y de la cufada de éste, Amy Constance Ware. Tack Hillett murié cuatro meses antes ‘que su esposa, poco después de que el doc tor le inyectara morfina hasta dejarle, segiin dijo una enfermera, «sin respirar>. Downs era un viudo de ochenta y ocho afios que se habia fracturado el tobillo ‘cuando conocié al doctor Adams. Cayé en ‘un profundo coma y murié, dejando al doc- tor 1.000 libras en herencia. El propio médico gui la mano del anciano para que rudiese firmar el legado en el momento en ‘que entraba en coma, La cufiada de Downs ‘murié con setenta y seis alos, poco des pués de que el doctor arreglara las cosas para que ella hiciera un testamento donde le dejaba 3,000 libras. ¥ donde también se decia que el doctor «deberia examinar cui- dadosamente cl cuerpo de la difunta para asegurarse del efectivo fllecimiento antes », un encargo que cumplié Mas investigaciones El doctor obtuvo la libertad bajo palabra y se disouso a recuperar su pasaporte. En la Comisaria coments que estaba muy preoci- pado ante le cxpectatva de nuevas acusacio- fies, Hannam le informé de que se estaba jnvestigando a otros de sus pacientes ios. wz cuiles?>, preguate el doctor. «Bueno, la sefiora Morrell esté con to- gDOSIS FATALES? ery, las dois que le fueron reno a Ta olora Morell en a fas final de su eermedad oran ses veces mayares de Jas que una potsona sana podia tlerar. Finalmente, es cantidades la hubiesen matado, peto estzban posblemente pen- sadas para ever suimients. « 9 DENOVIEMBRE Heroina: 25 tabletas, 6 grémlos y curio, Morfna: 25 tabetas, 12 graulos y medi, ODE NOVIENBRE Heroira: 25 tablets 6 grnuls y custo, 11 DENOVIENBRE Morina hyperdiice: 8 grénalos, Morna: 2 tablets, 12 grémlosy medio, Herolr: 25 tabloas, 6 grénuos y caro. 12 DENOVIENBRE Paraldehido: 4 ones. Heroina: 5 tabletes, 12 grénulos y medio, | gram = 65 mligraros. da seguridad entre ellos», contesté el La respuesta del doctor traeria mucha cola durante el posterior juicio: «Suavizar el trance de una persona moribunda no es algo tan malvado —protestd Adams—. Ella queria morir. Eso no puede ser asesinato, No se puede acusar de eso a un médico.» Hannam y Hewitt fueron lamados a la oficina del fiscal general, sir Reginald Manningham-Buller, en el Parlamento, cuando ya tenian pruebas bajo jura- mento de cuatro muertes, los dos Hullett, Morrell y Downs. Los consejeros meédicos del fiscal ‘general Ie pusier al corriente sob smaron el tren de las reunieron con el inspector Pugh. ls el doctor volvia de sus visitas matutinas acompafado por su chofer, quien solia levar su maletin, cuando un coche de la policia se detuvo a pocos metros de Keat Lodge. Hannam salié del vchiculo vestide con un elegante traje de chaqueta y bombin; Hewitt y Pugh le siguieron, Ante la verja se detuvo un Adams, bajo arresto por falsedad on ccerlificados de incineracion. La ppolicta fo detuvo cen su casa (der.) y ‘poco después fue ‘acusado de asesinato. Desde el inicio del caso, muchos observadores creyeron que las imputaciones hechas al médico eran poco realistas. Incluso el ues que rosidié ef proceso en Old Bailey coment6 ante el jurado que, en ultimo ‘extremo, el acusado tenia de ‘su lado el benetficio de la duda. éAsesinato? momento para quitarse sus guantes amar Ios de piel de cerdo. En la puerta le pide. ron que esperase un momento, salié un paciente y él entro. Los muchachos de la prensa estaban encima suyo, tan encima, que Hannam tuvo que echar a un reporte- ro francés y su fotdgrafo de la enfermeria donde pasaba consulta el doctor. Acto seguido an ams, el cual, dando mesiras de sorprese, parccia no entender nadia todo era inexplicable. demostrar que fue un asesinato...? No creo que puedan probarlo. Iba a morir de todas formas Acusacién de asesinato El doctor miré au otro, tr so, dijo: «zAsesi ePaeden demos! treo que pueda de todas formas, De nuevo se hizo un largo silencio. Entonces le pregunté a Hannam: ras acusaciones de asesinato’ a recepcionista de la consul a ponerse la gabardina. D ‘mente emocionada y con alguna lig . ¢Asesinato? ¢Pueden corriéndole por las melas, le cogid fuerte ‘mente la mano. El, resignado, le respondié: «La veré en elciclo» ‘Una vex en la celda de la comisaria, el doctor fue fichado y cacheado. Pasé la roche leyendo una Biblia, concentrindo- se, parece ser, en los pasajes de San ‘Mateo. Al dia siguiente se celebré la vista previa en el wuto juzgado del Ayuntamiento. Estaba lleno a rebosar de gente, Se comunicé al detenido que la acusacién a la que tendria que respon- der en juicio seria de asesinato y no la de negligencia pro- fesional por no lle- var un adecuado registro médico, Tras esta breve aparicidn se leva- ron al doctor de nuevo a su celda. Las ventanas de Kent Lodge quedaron tapadas por grucsas cortinas. Lo uni cco que indicaba que la casa estaba habita- da era un tenue resplandor de luz que se ‘iltraba a través del cristal de la puerta principal Sin embargo, el propietario, el conocido doctor Bodkin Adams, de Easthourne, se alojaba ahora ca la prisién de Bixton. Encontré algo de consuelo en las felicta- ciones de Navidad y pensé en lo afortuns- ddo que era al haber tenido tiempo de man- dar las suyas antes de que la policia le sinatos Iiitples patecia, por ello, doblemente chocante. 1 1956 Eastbourne era un verdadero baluarte victoriano, un Tugar de retiro para los que habian alcan- ado Ta edad en que la vida se transforma en recuerdos. De forma que ef inusitado interés que despertaba el tal doctor Adams, aparte de atemorizar, también atizaba una cierta emo- cidn, Los periodistas estaban por todas partes, sacando fotos 4 las venerables ancianitas y abordando a quienes, acomoda- dos en sus sillas de ruedas, dis frutaban de los sones del Guar ‘eto de cuerda en el lajoso salin del Gran Hotel, Pero el centro de interés prin- cial de la prensa era la casa de Adams, Kent Logde. Un chalet aris y apagado sito en la calle Trinity Trees, justo detrés del paseo llamado Grand Parade. Tanto la farmacia de Browne, donde el médico solia comprar Jos medicamentos, como Ia tien- da de dulces de Marsh, donde ste tomaba su chocolate favor to, habian cobrado una cierta fama. Las dos estaban relacions- das con el doctor, y ambas muy cerca de su casa. Pero nadie le facilité las cosas a los detectives de Scotland Yard, Los residentes, y especialmente los pacientes de! doctor, mantuvieron los labios sellados durante todas las entrevistas que realiz6 la poli cla. Un miembro del equipo investigador lo describié asi aiios ms tarde: «Recuerde el ugar y Ta €poca...EI Eastbour ne de posguerra era un lugar rico, cerrado y snob, donde todos formaban una pifia Nosotros éramos como el pes- ‘ado podrido que, de pronto, ‘eae entre los canapés de una clegante festa y 2 nadie le agra daelolor» Escenas de un centro de vacaciones costero inglés: la playa de Eastbourne (extremo iaq.) con el Grand Parade. Dos ancianas —que no eran suficientemente ricas para ser pacientes de ‘Adams—pasan por delante de Kent Lodge (extremo superior). Yuno de los ‘momentos élgidos del verano en la ciudad, un picnic en la playa (iea.). 1529 En enero de 1957 la policia y los representantes de la Corona creyeron disponer dé suficientes pruebas para procesar a Adams. Se reunié un equipo juridico formidable para Ilevarle ante Ia justicia. | juicio como tal fue precedido de tun complejo «ensayo general» en forma de procedimientos relat- vos a la encarcelacién del acusado, Estas vistas se prolongaron nueve dias y genera ron otra abundante cosecha de titulares sensacionalistas, En una heladora maitana de enero de 1957, el doctor Adams fue le vado ante los magistrados de Eastbourne, todos ellos viejos amigos del médico, que ahora le miraban con caras pétreas mien- tras asestaban un golpe mortal a su causa ‘Al abogado de la Corona, Melford Ste venson, se le permitié relacionar la muerte de la senora Morrell en 1950 con Tas del 1530 matrimonio Hullett en 1956. De esta forma establecié un patrén criminal que convertia ‘Adams en un multiple asesino. En el caso Hulett, una enfermera relaté ‘como habia espiado al doctor mientras pre= paraba una inyeccién con tna dosisinevita blemente mortal de solucién concentrada ‘de morfina, «No creo que fuera una muerte normal, declaré la enfermera ante los ma. aistrados instructores. También sostenia ue el doctor dietaminé como causa del fa Hecimiento «hemorragia cerebral» sin s- ‘quiera mirar el eadaver, Por el libro de re gistro del farmacéutico se supo que Adams Thabia solicitado cinco grénulos de moréina en nombre de la seilora Hulett al dia si- ‘guiente de su muerte, segtin se dijo, para reponer las existencias. Acto seguido, un experto declaré que una inyeccién que con- tuviese més de un cuarto de grinulo to hubiera sido peligrosa para el paciente, Ta muerte de la sefiora Hulett era la que dlespertaba las ras y protestas més airaas. Bl examen forense revel Ia existencia del cequivalente a ciento quince grénulos de barbitiricos en su cuerpo —de ahi que el primer veredicto fuese de suicidio—, Se leyé una larga declaracién del doctor. En clla se deseribia a si mismo como la perso- na que habia «reunidos a aquella pareja. Segtin el acusado, la sefiora Hulett ha bia eperdido las ganas @e vivir» tras perder ‘aun emarido tan rico y adorable». Pero no fue capaz, de explicar convincentemente por qué habia acelerado el pago de su che- aque de 1,000 libras justo antes de que mu- sue Dispuestos a combatir a Adams: (de ing. a der.) John Leck ayudante de! {fiscal general del Estado, el comisario Hennam, el inspector Pugh, el patélogo doctor Corby, el jues Melford ‘Stevenson, y Malcolm Morris y Bryan Pryor, abogados. elhe- arbi ni por qué mantuvo en secret ccho de estarla medicando a base d tirieos, La Corona si tenia explicacién: «Se rep: te el mismo patrén —argumenté Steven: son—. Un paciente rico, drogaudo en grate des cantidades durante un largo periodo de tiempo, yal final, una dosis fatal. Un enter ‘mo que, evidentemente, estaba bajo la in- ffuencia de su médico, La manera de ac tuar: el testamento del enfermo, que pro- porcionaba beneficios al doctor. La impaciencia, lade obtener ese diner asa1 Adams volvié a la prisién de Br donde ain esperaria otros tres meses ante del inicio del verdadero juicio, en el eval fue acusado de asesinar a Edith Alice Mo- rel, muerta afos antes. El caso Hulett se Ha objeto de una inculpacién separada, se- sin decidio el fis ‘consistia en mantenerlo como reserve para tun hipotético segun ‘Los actores de la trama en la sala 1* del (Old Bailey eran los mismos, a exeepcidn del fiscal general, sir Reginald Manning- hham-Buller, que ahora dirigia personal- ‘mente la acusacion, y del juez, Patrick Dev lin, El presidiria el proceso de aquel hom- bre regordete que se sentaba en el ‘banquillo de los acusados y lo haria vestido con la toga roj, la gran peluca de rigor yel santo negro que indicaba la posibilidad de tune sentencia de muerte 'A pesar de que las espectaculares acusa ciones contra Adams habian electrificado ta atmosfera de la sala, cl doctor se dectaré coon firmeza y cierta dignidad «inocente El fiseal general rebosabe optimismo; se rigié al jurado para indicarles que debian ‘borrar de sus mentes todo cuanto hubieran ‘excuchatdo sobre el acusato. 1a tinico que ddebia importarles era la suerte corrida por ta sefiora Morrell después el fiseal descr bio el destino de lavitima extensamente, 1a clave del argumento de la acusaciéa ‘era la siguiente: la senora Morrell era una viejecita antipética, condenada a la postr ‘ion y medio paralizada por la enfermedad, (que atendian cuatro enfermeras dia y no- cche sin descanso y el doctor que tenia que estar permanentemente a su disposicion, Este le empez6 a inyectar dosis de morfina yy heroina, yal eabo de wn tiempo Tad a ‘su abogado para que redactara un nuevo IL general, cuya tactica cajosa y rencorosa, tanto, que el doctor em pezé a temer que se quedaria sin nada. Asi que la comenzé a atiborrar de droges hasta ‘que murié, Obtuvo el Rolls y ta plata, sin oF ‘vidar unos honorarios que ascendian a mis de 1.700 libras, y que corrieron por cuenta Ge la propiedad inmobifaria de a fallecida, Una cosa es recetarie a una ancianita algo pare dormir y otra muy distinta pres: Quiza sea pausible asumir que el doctor no ignoraba los efectos de las drogas sobre los seres humanos SIR REGINALD MANNINGHAM-BULLER, fiscal general testamento en el que ella le dejaba un cofre de plata, A.los pocos meses Adams volvi6 a contactar con el abogado de la sefiora Mo- rrell para decirie que la anciana deseaba ke igarle su Rolls Royce y sus joyas. Pero la ex ferma empez6 a quejarse mas en serio y el doctor decidié pasar unas vacaciones en. Escocia; entonces la susodicha se torn pi 1532 cribir enormes cantidades de morfina y he roina —explicé sir Reginald. Su vertiade- +o propésito era crear una adiecién en la cenferma... un deseo incontrolado... depen: aencian ‘Quedaba por exponer lo que la prensa dio en llamar sla quincena fatale. A conti muacién el fisesl pas6 a interpretar Tos be- '7@, pero poca simpatia. La gente hace cola ante el tribunal de Eastbourne, ala espara de poder entrar para asistir al proceso. chos: ¥ todo lo que usted eseribié en ese cus. derno de notas... seria una informacién precisa por haberla tomado en aquellos ‘mismos momentos?» «Asi es» «Por lo tanto...ediferenciéndose de sus recuerdos, aquellas anotaciones serian, por supuesto, absolutamente exactas?» Un cierto nerviosismo se apoders de los repre- sentantes de la acusacién, Lawrence pare- cid suspirar. la muerte. La British Medical Associa- tion también se opone a la eutae nasia. En un librito publicado por la BMA en 1988, se dice ‘que hoy es posible mediear eon ‘pidoeos para aliviar los dolores de los enfermos «durante mu- cchas semanas o meses, sin ma tar al pacientes. Aprobar y ge neralzar la eutanasia supondria centerrar la esencia profesional ‘del médico de amor ala vida. 1541 PG Co BL inocente. Por entonces 1 actor Bodkin Adams ei su F, sirens fseaina Ea ido moment spel qu ha & Patten Dio est cinta signio al hacerme pasar por esto, Nunca lo Be beseds come un dis roa Rie cra pore Daly Expres asthe ra el peice ae abi srutnioea rio nemeni cdr en Sit 9 aus ahr, dbo as nvr Se 18000 Iie comidrabe a doctor de stele Mieneas qu ol veinero Adams rt utlndo a Pet Sueet eo medio oe corargae dooce prens En et Stet akan pcr ana parc ier oeite, pro el decor den ea coed el Gis as ven Anmedanehe le mnt en en tnonta de repartee persdieo 7 lo tvaren ttt ego cle cant. tn oa de perdu eal el encngo fe scar tas htra Cala se, nese asl dot anata por clon a pedi Poy Hoan oop deen eine de spe veda spre el no mena ee por haber dds oy dia Ethic, pobre tan cor aio da fe dela cian y direccién del caso por los represen. tantes de la Corona», El fiscal general re- chaz6 sin mas esta propuesta, pero arrecia ron las criticas y nunca consiguié el pues- to de ministro de Justicia que tanto habia deseado, ‘Scotland Yard realiz6 una investigacién interna sobre la manera de proceder duran: te le investigacién policial. Se estudiaron en profundidad las relaciones entre el co rmisario Hannam y la prensa, Nunca se hi Adams en Eastbourne. Bn Ia mano sujeta tun periédico que publica la noticia do su absolucién (der). Los periédicos so cenfrentaron para conseguir su historia, ‘pero Adams siempre le qued6 agradecido a Percy Hoskins (abajo), de! Daily Express, por el apoyo que le presto. UN TESTIGO MENOS jefe retirado Hewitt cree jestigo que fallen an medio de a investigacion criminal pudo haber sido objeto de un «juego sucion. Esta ha sido la acusacién, oon mucho, més im- pportante que se ha hecho después de la suerte del doctor Adams, Hewitt dijo que la victima era una tal sefiora Sharpe, directore de la casa de reposo donde se alojaron las hermanas Neill Milley y otros pacientes de Bodkin ‘Adams, Hewity Hamam le vstaron en ‘daa sefiora Sharpe era la clave de todo ol caso. Sabia dénde fuoron onte- srados los cuorpos y estaba dispuesta a ‘hablar, aunque estaba asustada, atemo- rizada, En cualquier momento se de- rrumbaria, Nos bastaba una vista mas. pero nunca fue posible e ‘evistarse con ella de nuevo ‘Mario mientras estuvimos ausentes, Es verdad que no gozaba de buena s2- Ind, pero es tan curioso que muriera justo cuando lo hizo y que fuera incine- ada tan répidamente. Siempre tuve la sensaci6n, y nunca fue mas que es0, una sospecha, de que el doctor aceleré un ‘poco el momento de la muerte. Y como en tantas otras ocasiones, nos dejé sin cadaver» Una investigacién posterior estable- id que la directora dela casa de repo- so llamada Annio Sharpe falleoié de cancer el 13 de noviembre de 1958, ala edad de sotontay sois ais. So eaié ol doctor de nuevo con la suya asesinando alaanciana, oera inocente? AL105 20N ONNOS SHIT iq ~ jeron piblicos los resultados, pero al cabo de un afo su carrera en la policia leg6 a su punto final, después se empled en una agencia de seguridad privada. El doctor se declard culpable de eatorce cargos de negligencia profesional ante los mmagistrados de Lewes (todas las ireegular dades que salicron ala luz durante la inves- tigacidn policia) y fue multado con 2.400 I bras. Alps cinco meses del juicio se revoed su derecho a recetar 0 poseer drogas pel ‘grosas por ef ministro del Interior. En no- vviembre hubo de personarse ante el Conse- jo Disciplinario Médico y su nombre desa parecié del registro médico oficial. Una Navidad los estudiantes de Eastbourne ‘montaron una infamante parodia del villan cico «Las 12 dias de Navidads, con un coro que decia.. «LJ exhumaciones, 10 mujeres incineradas, nueve hiodérmices, cho rece- tas falsas, siete Rolls-Royce, seis salteronas 1s43 RUN) AEM enloquecidas..», hasta Hegar a «un Bodkin Adams de Trinity Tree. sin embargo, el doctor no fue paiblica- ‘mente humillado ni expulsado de Kent Logde. A pesar de haberle retirado sus ttu Jos profesionales, siguié tratando a pacien- tes que le fueron feles, y siguid ro sus legados. En la tienda de caramelos de Marsh, donde siguié comprando su choco- late suizo hecho a mano, nunca se oyé una sola palabra contra Adams. Poco a paco volvié a hacer vida de s dad; hasta cl punto de que la reina de los ccamnavales de Eastbourne hizo el recorrido cen su Rolls Royce (€l ex RollsRoyee de Hu- let) sin levantar demasiados comentari animosos, En 1961, tras varios intentos fue incluido de nuevo en el re cial médico. ‘Yen ese momento se sini Io suficiente- mente fuerte como para arremeter contra los acusadores de antaio, Preseaté una de- ‘manda por injurias contra trece periédicos ‘que en su dia Te habian denostado y Hlegs Adams y un amiga durante una boda (en 1956 (ig.). Aunque siguié practicando la medicina, la fuente de dos jugosos legados se habia secado. po) 1:10) (9 Boat F Ue 1g EN SILENCIO ocr Eras cidn: durante todo el uicio estavo Peete a eter Searcy epee ea Prerceenec eta ny ceeeoy ee cei ccs Perec arcitt aces beets Soe er rie coc tet ‘os una verdadera montana de mate- nice cae tte Poe eas Joy actual no sirve alos propésiios de sein Bio oan Greater tee) Ercan aes tecceteery Pov ecet eines eens cee ey pro ey pes Seat ues Gorn ttaer ect eceetc toes Cte eres yey tunguna pregunta. No contestare a neo con ellos al acuerda de que Te pagesen unia sustanciosa suma por haber demostrado excesivo colo en sus «iavestigacioness y publicaciones anteriores al juici, El doctor se mantuvo ojo avizor para el futuro y en 1969 aiin obtuvo 500 libras de indemniza- cién de un semanario, junto con una abyec- ta disculpa por iavocar «la sombra del doc tor Bodkin Adams» al comentar el fracaso de las inyecciones de numerario para revi vira la libra esterina Cada vez le dedieé més tiempo al tro, convirtiéndose en el presidente de la Clay igeon Shooting Association y también en ‘i oficial médico honorario La itima copa Ja gané a los ochenta aiios de edad. A los, pocos meses, durante una excursién para practicar el tiro en Sussex, se rompié una pierna. La rotura se complicd, ¥ a los tres dias habia fallecido, El doctor Bodkin Adams sobrevivié a muchos de sus acusadares y defensores, pero los que le sobrevivieron a él volvieron a ocuparse del asunto con el misma fervor Adams merecia haber sido colgado veinte veces... Laley se ridiculizé a si misma. Sunday a ad que ahora puede ser Express reafirmé su conviccio Adams era inocente. El Times lo definis como el «clisico enigma en los anales de Jos asesinatos multiples». El fiscal general habia muerto, pero Melford Stevenson, ‘que habia recibido entre tanto el titulo de caballero, mantenia intactas sus conviccio rcs. Al periodista Rodney Hallworth le co- ‘ment6: «Tenfamos tanto material que cra increfble. Tal como yo Io recuerdo habia pruebas claras de seis casos de asesinato, y ssuficiente material para acusarie de asesi rato en otra media dacena, Tuvo una suer- ‘etan increible al librase del patibulo..» spector Hannam habla muerto, pero el comisario jefe Hewitt, ya retirado, el sar El aficionado Adams practicando el tiro de pichén. Segun demostré, era un excelente tirador. Algunos pensaban gue esto reflejaba la parte secretamente agresiva de su caracter. sas Elfaneral del doctor en julio de 1983 (amibay ala dor.). Adams ignore persistentement ‘murmuraciones. decadencia fueron aftos felices. sgento de aquel caso, estaba tan convencide ‘como siempre de la culpabilidad del doc (or. «Los fallos que se cometieron fueron tremendos, ésa fue la suerte del doctor. De hecho, siempre he ereido que este caso Aeberia ser utilizado en los manuales de la polcia para Ia instruccién de nuevos cade- tes. Posteriormente he visto cémo se co- ‘metian los mismes errores del caso Adams €n otros casos. Las lecciones que aprendi- ‘mos tan duramente podtian haber benef ado mucho a otras investigaciones.» El funeral de Bodkin Adams constituyd tun evento al que asistieron 150 amigos y pacientes, y millones de telespectadores. Un ex alealde de Ia ciudad de Eastbourne ‘logié a Adams, «la victima de una malin tencionada campatia de rumores y vlifica idn, levada a cabo por quienes nunca han sabido lo ms minimo sobre este verdade- 10 hombre y sus formas de ejercer la medi Después se leyé el testamento. El gran ceazador de legados dejaba 402.907 libras netas que habian de ser divdidas en cua renta y siete partes, sin que ninguno de los herederos recibiese ms de 5.000 en total Estos beneficirios comprendian la que 1546 = = Se ctchecal Pn rekchen fue novia del doctor. Nora O'Hara, otras diecinueve amigas que

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