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WUCETECTLE TEL ETEECTUEEEEEEEELEREELULELELELEUELS esTuDIOS procesos de introspeccién. Petrarea se mira as{ mismo des- de diversas perspectivas, entre ellas se encuentra una en la que en un didlogo Petrarca habla con Petrara sobre Pe- trarca. Al final, lo nico que puede admitir esque lo que quiere hacer es aquello que le gusta hacer como poeta- cerudito-humanista y también que quiere ser un buen cris- tiano por lo que espera, de alguna forma, poder desurrollar ‘una armonfa entre preocupaciones o intereses conflctvos. Exe proceso de bisqieda de sf mismo se irf compli- cando progresivamente para el hombre occidental a me- dida que un mayor nimero de cultures vayan aportando otros modelos y que el mundo europeo se vaya diversifi cando en el proceso de formacién de naciones, cada uno con su estilo de vida propio lo que supondrd un aumen- 10 de las diferencias entre pueblos, la decadencia de la ighe- sia universal y su subdivisin en sectas protestantes, esto «el tremendo impacto del nuevo horizonte mundial geo- grafico y cultural. Es fécil comprender el dilema ante el ue se enfrentaba Descartes: geémo puede ser que él, en «se Mundo de Libros y con esa-erudici6n acumulada a la que dio lugar su formacin, encuentre la certeza de sa- ber que piensa en el hecho de dirigir y estar en control de su vide? De abi que Descartes se decida a partir de la tabula rasa y comience a construir verdades racionales en fancin deo que intelectualmente es claro e inequivoco. ‘Aungue esta profunda confianza en el poder universal de la razén dificilmente leva al descubrimiento de la indivi- , también le ensefiaba la manera especifica en que debe ser visto este proceso. Los diferentes factores de Ia secularizaci6n comenzaron a reafirmarse a partir de f- rales de la Edad Media y fueron descalificando progresi- vamente esa vsin historia hasta que lleg6 un momento legé un omen ‘enel que el hombre se sentfa mis atraido por la vision de sus "ios y diversos actos como” ‘en si mismos Yida.L cultura sufrié un choque en Tmiento puss 2OSUPLEMENTOS ANTHROPOS ‘Astoblogntiay conclenc histiies cl descubrimiento de otros pueblos, como etching, el hin- iio el americano, cuya historia difcilmente se sustaba al modelo providencial establecido, ayudé a evocar la pre- gunta sobre cuinto tiempo podria el hombre continuar viendo el pasado humano desde la perspectiva de Jeruss- lén y segin el calendario cristiano. Al someter la Histo- ria Sagrada alas mismas medidas de certeza que se aplican ala historia secular, la Biblia se convirtié en una historia, diferente a la que hasta entonces se habla considerado, ‘Aunque Voltaire no fue el primero en declarar que ya era hora de terminar totalmente con la historia providencial, se convirtié en un verdadero portavaz{del deseo de exu- diar el pasado humano como expresibn de la necesidad que tiene el hombre de justificar su existencia por medio de la construccién de una vida civlizada y por el hecho de | darle un sentido 2 la vida que no tendrfa si el hombre tno se lo otorgara credndose su propio fin: IDe esta forma, { ese cambio hacia una concepcién laica de Ia civilizaci6n dj atrds la visién providencial de la historia. Ditrante los primeros sighos de nuestra era, Ia historia politica y militar de los estados, cuando no se considera- ba como un mero afiadido de l historia providencial ten dia a estar dominada por ls concepciones de a ley natural Es decir, que se escribia desde el punto de vista de una concepcign fija de la naturaleza humana, de una raciona- lidad eterna en la naturaleza de los estados y de una mo- ralidad eterna. Esas obras histéricas estaban dominadas por modelos, especialmente aquellos que se derivaban de la Antigiedad. Podian tener un propésito pragmético como la instruccién de los hombres de estado, 0 podian ensefiar los ciclos naturales de los gobiernos. En cualquier ‘aso, se ensefiaba mediante ejemplos, siendo crdnicas ¥ ‘memorias la mayor parte de la historias utilizadas. Los historiadores de la ley «nacional» fueron cambiando pro- gresivamente aquellos modelos iniciales que empezalan poner en cuestign la especifica evolucién dela historia de la legislaciSn «nacional, esto es, la naturaleza hist6ri- 2 de los estados. Pero, desde una perspectiva genético ¢ individualisca tales intentos se quedaron sin realizar debi- do a la tendencia a otorgarle una posicién normativa a la descubierta realidad histérica o al afin de percibir en hhechos especificos tan slo meras ilustraciones de la ver- dad universal. Mientras la tendencia més fuerte fue la de buscar entre toda la variedad lo racional universal impli- cito y no la de declarar a la variedad en si misma como el tema de mayor interés, la busqueda metédica de ina cultura racionalista ms acentuada impidié una visién his térica de la vida més completa. Durante la mayor parte de los siglos iecisiet y diec- nnueve prevalecié esta actitud universalizadora y al mismo ‘tiempo algunos de los elementos de una posicién diferente se estaban preparando para abrirse puso. Se comenzaba a modificar, de esta forma, la tendencia absolutista dé a razbo icin mds relativizadora. Vol- razbn para llegar a una posicién més relativizadors tair exaba irmemente convencido de a existencia de vna norma absoluta de la vida civilizada y rechazaba todas las ‘que no estuvieran en conformidad con ella. Crea enila 3 PRAM aMenemeeemeennmoen am mone nnn eae n ene ~~ ~~: ESTUDIOS vniversilidad dela azén y del orden mecinico y no tole- raba ninguna desviacién de las reglas del buen gusto. Pero Voltaire también sabia aceptar la necesidad de plantearse cuestiones ante la diversidad variable de la vida humana pes era consciente de la existencia de una variedad entre naciones y consideraba que serfa posible entender al hom bre en mayor medida si se le vela dentro de su historia mds que si se worizaba sobre . Por su parte, el primer impulso en Montesquieu fue encontrar el orden causal en las leyes y formas de los estados, pero él conocia el valor de los estudios empiricos y de la determinacin de he- chos espectficos. Observ6, ademés, el efecto relativizador de lageografia, de la diversidad étnica y de la experiencia histérica. Gibbon juzgé sin dudarlo a los protagonistas de la historia desde la absolut superioridad de su propia. sociedad y de su visinilustrada, pero también sabia que ninguna teoria de la historia podria ocupar el lugar de la historia narrada con todos sus impredecibles cambios y accidentes, Puede que Rousseau tuviera una confianza inquebrantable en la nobleza universal del hombre natu- rl incorrupto y de una sensibilidad moral inalteable, pero ._ también crefa en los diversos efectos de la geografia y en- sefié a los hombres que un nifio deberia ser juzgado se- gin sus propias necesidades de desarrollo y no segin las normas de los hombres. El pensamiento de Vico dio lugar al descubrimiento de formas tipicas que se repiten en la evolucién humana, pero también pudo ver el error que suponia atribuir a los primeros hombres una racionalidad completamente desarrollada. Asi, para una mejor com- prensién de los comienzos, es més inteligente asumir el ‘homo non intelligendo fat omnia que el hors intelligendo ‘fiat omnia de los filbsofos de las antiguas eyes nacurales. ‘Vico sospechaba que la naturaleza de las cosss no depende sms que del hecho de que surjan en determinados momen- tos y bajo ciertas condiciones. Para el historiador de-arte Winckelmann los griegos habfan establecido una serie de normasinalterables de lo que debe ser laexcelencia arit- ‘apero él habia explicado sus obras como el resultado del Unico estilo por medio del gue los griegos expresaban su caricter y su experiencia, mostrando, asi, que el arte es mds que a expresin creativa de artistas individuaes. forma plena de conciencia histérica empeab a des- tacar euando la confianza en el poder de la explicacién, genética se uni a la atracién por otorgarle una alta va- loracién a lo especificamente individual Cuando el amor por la ves sngularis, en su multiplicidad siempre cambiante y en su aparentemente inexhaustible fecundidad de for- ‘mas variadas, se volvié tan fuerte, o incluso més fuerte, que el afin de incorporarlas en una categoria universal, ‘sto supuso un importante cambio en nuestra orientacion, mental. «A lo largo de la historia del pensamiento ha ha- bido pocos cambios en el tipo de valores mis profundos y decisivos que aquellos que tuvieron lugar [..] cuando se empezé a creer que no solo en muchas sino en todas las fases dela vida humana exsten excelencias diversas pero que la diversidad en si misma es la esencia de la excelen- a [.Jo? As, la exinencia individual tena su propia jus- ‘Astoblogatay conclensla hietérica tificacién inherente y su propia raison d’étre. Cada cxistencia estaba marcada por un singular lugar en el ex pacio y por un momento en el tiempo; es decir, tenia que ser entendida en funcién de una situacién especifica y una cevolucin irrepetible. Cada existencia era una armonia ine- fable de dones diversos que tenfa su propia historia y, por ello, intentar comprender cémo cualquier realidad espe- cffica habia legado a ser lo que era intentar compren- der la individualidad era lo mismo. La nueva actitud aparecié en las obras de autores como son el joven Herder y Justus Moser, el historiador de Os- nabrick, Moser entendia y amaba ese singular «estado» el advocatus patriae, un estado de apenas cuarenta y cin- co por cuarenta y cinco millas (cuarenta y cinco millas cuadradas) con una poblacién de 120.000 personas, cayo orden se componia por una peculiar amalgama de cos- ‘tumbres feudales, leyes germanas y formas de corporacio- nes medievales. Era un obispado en el que el obispo catblico y el protestante alternaban su gobierno. Curio- samemte, desde la perspectivailustrada de Voltaire éte no hrabrfa sido mis que una ejemplificacién perfecta de to- dos las inimaginablesestupideces de la historia, Pero a M3- ser le gustaba por lo que era y no vela en absoluto ningin valor en el hecho de sustituir constructos ideales por la realidad histérica dada. Vefa en este estado un organismo histéricamente en crecimiento en el que determinadas ne cesidades, talentos especificos y experiencias diferentes se hhabfan fundido para dar lugar a un organismo coherente de evolucién progresiva, un orden histérico que tiene su propia justificacin en el hecho de funcionar como el or- dden que sostenfa la vida de esta particular comunidad hu- mana. Para Méser, este estado posefa una racionalidad histérica que le hacta més justicia a la peculiaridad local aque la que ningiin otro constructo racional mis sencillo, indiferente ante el «accidentes histérico, podria propor- cionarle, El crecimiento histérico tenfa su propio senti- do y su propio significado en se atractivo por lo que era, ‘esto es, una de las muchas y diferentes expresiones de la {gente que vive y trabaja a su maneri. El joven Herder re- chazé también las reivindicaciones de bondad universal de la herencia ilustrada y condené la arrogancia de Vol- taire cuando éste le negaba valor 2 aquel esfuerzo huma- zo que no se adecuaba a su gusto. A Herder le atrafa la visi6n del Proteo humano que constantemente expresan variantes nuevas de su inmensamente rico potencial hu- ‘mano. También puede ser que cada hombre individual sea una persona sin carécter, incapaz de combinar en su propia autoformulaci6n todo lo que el hombre podrfa re- presentar. En este caso, la historia es necesaria para que Jos hombres puedan sucesivamente seguirse unos 2 otros para dar lugar a formulaciones totalmente nuevas de su hhumanidad revelando, asi el panorama de la riqueza hu- ‘mana en expansién, El entendimiento histérico supone ‘una comprensin de la individualidad, sin por ello inten- tar cambiarla. En cierto sentido a Herder le atraia més Ja eindividualidad colectiva, las experiencias‘nicas de un Volk, un organismo colectivo histérico, un grupo de per- SUPLEMENTOS ANTHROPOSZ9 sonas que expresan su vida interior através de su poesia, seat sus hazafias, su forma especifica de ser personas “rato Miser como Herder ejercieron una profunda sefluencia en el joven Goethe que fue el primero en ex veipir su propia Vida como la historia de una individual Ed: Goethe vid su formaciSn personal como el resultado oasis imeeracein entre su yo y el mundo y, por elo, lo ‘his apropiado era que la concepei6n de si mismo incor ora tno de os cambios fundamentales levado 2 cabo por los hombres de la generacién. precedente. Pir ou propia vida como la historia de su yo ¢ ala historia de su mundo, su autobiografia se convir- {G5 tanto en la historia de su propia individualidad como cen [a historia de su épog} ‘Ast, Ia historia de un. la se raday Hegel lo resume en una formulacién profur- Famente teutdnica al decir que la jindividualidad es lo que en este mundo sea su propio Die Individualitat ist, was ‘ore Wel als die Inrige ist? El reconocimiento de una fuerte dimensidn histérica on jerno de concepci6n del yo como individualidad tu- ‘Veron lugar, y tomaron tna forma més coherente, aPro- ximadamente al mismo tiempo(En este contexto, la ‘jurobiograffa adquirié tna funcién y wna forma cultural {que no tenia antes, lo que la convirt en la forma litera- oe pi adecuada para que una individualidad dejara cons- ancia de si mismalLa Gnica forma en la que una persona inerets podiainformar sobre s{ misma ere contando so {otoria El cultiv autoconsciente de la individualided ere Jo mismo que vivir en ‘el mundo con la conciencia histé- tony ese mundo. En esa vision de la dimensién histori vers individualidad puede residir también a principal proteccién contra as aberraciones ante las que ese ideal sucumbe facilmente. La ‘comprension de Ja individuali- “ea uolo tiene sentido como una pare viva dentro del mar co de la sociedad, de la cultura. El entendimiento de que el verdadero cultivo de uno mismo ¢s ‘el cultivo del pro- pis yoy de nuestro mundo implica una responsabilidad hracia el yo y hacia el mundo. Todo esto puede que sirva para curarnos de todas esas formas falsas de cultivo del Prop yo que conssten en obserar dentro de nosotros rr pie sia wernos o en tna peigrosa devocin hacia el capricho arbitrario. NOTAS 1. Elfondamento de ee inter reside ena lecture Burch ithe Caster Meineke, Auerbach y Lr. as obras ae cont eh Tk ayuda en el eudio del género sutobiogrficn som: Coo ser ache der Antobogapi, vol, LeptigyFrbneon, 197 ‘Wis kay Pua Daign and Toh in Ancor Cambie, Mowe ooo ae oe, Georges Gusdor, «Conditions limites de Taurobiog™ Se Rend sliders Berti Gtr Richens 2, hor ©. Lovejoy, The Gret Chin of Beng, Nuers York, Har per y Row, 1960, p. 293 a Piel Phenomenol des Geis. Simiche Werke,

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