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Gloria Mora y Margarita Diaz-Andreu (eds.) La CRISTALIZACION DEL Pasapo: Genesis Y DesaRROLLO DEL MARCO INSTITUCIONAL DE LA ARQUEOLOGIA EN Espana Malaga, 1997 iciom: ervicio de Publicaciones de la Universidad de Malaga, Ministerio de Educacisn y Ciencia. Centro de Estudios Histéricos, CSIC, Diseno eubierta y maquetaeidn: Julia Sanchez ‘Centro de Estudios Histsricos. CSIC ISBN: 84-7496-647-7 DL: MA-S16.97 Imprime: Iniagrat Impresores S.A. Tel. 232-85-97 Ese 0 se ha publicado gracias las subwenciones aportadas por la DGICYT (ref, 194-0082) y el CSIC EL POSITIVISMO DE LAS MIL CARAS: PRUEBAS CIENTIFICAS Y PRESUPUESTOS TEORICOS EN EL ESTUDIO DEL REINO DE TarRTESSOS Juan J. R. Villarlas Robles (*) Nuestro propésito es el de llamar la atencién sobre un cambio que tuvo lugar en la historia de los estudios sobre Tartessos en los afios 60, y valorar (en lo que pueden dar de sf los estrechos limites asignados a las comunicaciones a este congreso) Jo que significé epistemolégicamente. El cambio al que nos referimos fue el de pasar de concebir a Tartessos como un reino peninsular, formado en el IT milenio a.C. en la baja Andalucfa, principal proveedor de metales (especialmente oro, plata y estaiio) de los Estados del Mediterrs- neo Oriental y Préximo Oriente a lo largo de toda la primera mitad del I milenio a.C. - primero a través de mercaderes fenicios y luego griegos-, y victima finalmente en el siglo VIa.C. delos cambios geopoliticos que tuvieron lugar entonces enel Mediterraneo occidental, con el ascenso de Cartago y las ciudades-Estado etruscas frente a sus competidores griegos de la ciudad de Focea, con quienes Tartessos comerciaba y se habiaa formas, las técnicas y el estilo orientalizantes (cuando no célticos) de la cerdémik lo; a concebir aéste como una cultura del sur peninsular, bien definida por las structuras de construccién, armas y otros objetos de bronce que seestaban encontrando cenmultitud de yacimientos de habitaci6n y neer6polis de Andaluefa y Extremadura para unas fechas méximas establecidas entre el afto 1000 y el 500 a.C. Este cambio de percepcién tuvo como causa primera el desarrollo de la arqucologfa en relacién con Tartessos a partir del descubrimiento del llamado "Tesoro de El Carambolo" el 30 deseptiembre de 1958, Situadocere: se excavé entonces y en 1960-1961, las dos campaiias dirigidas por Juan de la Mata Carriazo. En 1959 el mismo investigador habia excavado en el Cortijo de Ebora, cerca in del hallazgoen el lugar de otro tesoro. El mismo de Sevilla, este yacimiento de Sanhiicar de Barramed: conocas afio Carriazo habia trabajado también en Carmona, en colaboraci6n con el aleman Klaus Raddatz. En 1960 otro investigador, Juan Pedro Garrido, hizo el primer estudio de la necrépolis de La Joya, en la ciudad de Huelva. En 1961, mientras Carriazo excavaba en () Departamento de Antrapologia. Instituto de Filelogia, C.S 1. 613 Juan J. R. Villarias Robles el cerro de El Carambolo, Manuel Pellicer lo hacfa en la necr6polis de Almufigcar, 1 antigua ciudad fenicia de Sexi. En 1962, Wilhelm Schiile lo hacia en Galera (Granada),» ubicacién de la antigua Turugi... Basten estos ejemplos, los més antiguos en el nuevo' orden de cosas; las campafias serfan muchas y en muchos sitios. Gran cantidad de investigadores (v.g., Pericot, 1969, Tarradell, 1969, Fernandez Nieto, 1980) saludaron este desarrollo de la arqueologia como una revolu- cidnenel conocimiento de Tartessos. Los restos hallados en las excavaciones-se decfa- no dejaban lugar a dudas sobre la importancia fundamental que habfan tenido para este antiguo reino peninsular las relaciones con el mundo fenicio, y la llegada ala Peninsula de pueblos celtas: realidades que no habfan sido debidamente valoradas antes de 1958 porque las fuentes privilegiadas hasta esa fecha, que eran los textos hist6rico-literarios, hablaban sobre todo de las relaciones con el mundo griego. La arqueologia obligaba a contemplar con escepticismo, sino con abierto rechazo, la importancia de estas relaciones y, por tanto, también de los textos que hablaban de ellas. También dejaba en entredicho el comercio de Tartessos con Fenicia en el siglo X a.C.., al rechazar que el vocablo "Tarsis", 0 "Tarshish’, que aparece en la Biblia en conexisn con ese comercio, pudiera referirse a Tartessos. Finalmente, quedaban asimismo en discusién los inves- tigadores que se habfan destacado por dar valora todas esas fuentes escritas, como Adolf Schulten y Antonio Garefa y Bellido, las grandes figuras del periodo anterior a 1958. EI nuevo modelo en los estudios sobre Tartessos acabaria finalmente dominando la bibliograffa en los afios 70. Aparte del hallazgo y estudio de El Carambolo, los hitos intelectuales de esta transformacién hasta 1980 (que es el limite cronolégico que nos hemos impuesto para este trabajo) fueron la celebraci6n del "V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular" (Jerez de la Frontera, 1968), dedicado monogréficamente a Tartessos; la publicacién en el mismo afio del libro de José Maria Blazquez Tartessos y los origenes de la colonizacién fenicia en Occidente, y lapublicacién en 1975 de la 2° edici6n de esta misma obra, corregida y muy ampliada. Nuestro argumento es que el nuevo modelo no representé ninguna revoluci6n en el conocimiento de Tartessos; antes al contrario. No hubo tal revolucién, fundamentalmente, porque no hubo una transformacién en las bases teéricas desde las que se seleccionaban o analizaban los datos, fueran éstos mayoritariamente de carécter hist6rico-literario (antes de 1958) 0 mayoritariamente arqueolégicos (después de 1958). Lo que sf cambié fue ef método (en el sentido de seleccionar nuevas fuentes y cotejar entre sf de alguna manera los datos que proporcionaban), asf como los términos emnpleados. Pero el cambio en este sentido diftcilmente podia significar una revolucién 614 EL POSITIVISMO DE LAS MIL CARAS: PRUEBAS epistemolégica, pues la arqueologia sobre Tartessos de esos afios (1958-1980) dudosa- mente pasaba la prueba de la arqueologfa cientffica sobre la que, por la misma época, escribfan autores como Lewis y Sally Binford, Bruce Trigger, Colin Renfrew y David L. Clarke: una arqueologia libre del difusionismo y superadora de las obsesiones cronolégicas; y orientadaa responder a preguntas de orden social, demogritico, politico ¥y econsmico claramente expuestas en un proyecto de investigacién donde la historia y a antropologia aparecieran como disciplina Entre 1958 y 1980, la mayorfa de las excavaciones sobre Tartessos, a aliadas, y no poco fiables o irrelevantes. pesar de su elevado mimero, tuvieron en sf pequeiias dimensiones. Sus resultados tangibles (que no sus pretensiones) tenfan que ser por eso modestos. Muchas de las excavaciones, especialmente en yacimientos de habitat, fueron poco mas que sondeos estratigrdficos (como en Carmona o en el Cortijo de Ebora), obedeciendo a hallazgos hechos por no profesionales o a situaciones de potencial pérdida del yacimiento. Esto significa que no se hacfaen ellas un planteamiento estadistico sobre dénde exactamente habia que excavar, con el fin de asegurar un minimo de representatividad de los materiales que se encontraran, También significa que la decisién de excavar en ese yacimiento y no en otro tampoco nacia de estudios de distribucién comarcal o regional de poblamiento y aprovechamiento de recursos. Lo que las excavaciones daban realmente de sf eran s6lo dos cosas. La primera era la datacién de los materiales, que se obtenfa en la mayorfa de los casos mediante seriacién estratigrifica, un método de resultados relativos; s6lo ocasionalmente se podia contar con fechas absolutas basadas en cerdmica dtica 0 artefactos egipcios hallados en las excavaciones, u obtenidas por C-14, La segunda era la identificacién fuera de la Peninsula -bien en Europa Occidental, bien en Fenicia, Chipre u otros lugares de Oriente- de la forma, técnica o estilo de tales materiales, tomados cada uno por separado: origen forsineo que se daba por supuesto, La presencia de estos materiales en la Peninsula no necesitaba més explicaci6n que el recurso a palabras supuestamente auto-explicativas tulturaci6n", "penetracién”, “comercio" 0 “colonizacién". Estas eran s6lo las 's melodoldgicas generales mds notables. Nohacemos mencién de las particulares de cada excavacién, para las que no hay espacio aqui. como " careni Habja ademas un problema més fundamental en la investigacién, como yahemos dicho, y era que el planteamiento tedrico de base continuaba siendo el mismo. Este era el de un Tartessos constituido e impulsado desde fuera. Era un planteamiento difusionista que derivaba de una investigacién contemplada y hecha desde el positivis- mo: desde el convencimiento de que e! conocimiento histérico se encuentra exclusiva- 615 Juan J. R. Villarias Robles mente en las fuentes -de que éstas hablan por sf misma . de manera que cuantas mas fuentes haya, mejor se conocerd el objeto de la investigacién. En la practica uno sabe que el proceso investigador no es asf; que por el contrario éste exige la obtencién, seleccién, andlisis y comprobacién de datos, y que todas estas tareas estan en funcidn de un problema o problemas que se desean resolver. En un momento uotrodeeste proceso, el investigador tiene que emitir juicios sobre esos datos desde criterios que no se derivan de ellos, sino de otros, y sobre otros temas, incluso no histéricos. Pero el positivismo, al no contemplar esta circunstancia real en la investigacién, no obliga a hacer explicitos estos criterios orientadores, por lo que es in / invalidacién, como dificil someterios a un proceso de comprobaci cualesquicra se tratara, Por eso, en el caso de los estudios sobre Tartessos, es muy raro encontrar alusiones, o sugerencias siquiera, a criterios asf; no digamos ya confesiones abiertas de ellos. Y sin embargo, es en estos criterios donde reside la clave del cambio de los aos 60. Mencionaremos algunos ejemplos de este problem: le Nev6 a Schulten (1945: 51-52) a aseverar que las voces "Tartessos" y "Tarsi derivaban de una rafz indigena, “Tursa"? Para Schulten, esto probarfa que la ciudad y Asf, gqué fue lo que el reino de Tartessos habfan sido fundados por los tirsenos, una de sus principales hipétesis. Ouro ejemplo: ;por qué interprets Garcia y Bellido (1952: 285) el importante texto de Justino sobre el rey Habis, "..ministeria servitia poputoinserdita ex plebs in septens urbes divisa.." como queesterey "dividié el pueblo en siete clases”, cuandoel textoclaramente no dice eso? Pero los casos de lecturas forzadas de textos como éstas, en razén de criterios no reconocidos por sus autores, abundan también en el Tartessos arqueolégico, ‘artessos en la misma obra delosafios 60y 70. Asf, Blézquez negaba laecuacién Tarsi (1980) en que reconocia que "en Jimena, Cédiz, han aparecido “naves de Tarshish pintadas", ¥ que desde Tartessos "se exportaron [al Préximo Oriente} lingotes, como lo indica barco hallado en la costa dd Israel, adn sin publicar, con lingotes con letras artésicas y objetos manufacturados" (1980: 292, 591). Otro caso, proporcionado por Hawkes (1969) y Francisco Javier Lomas (1980), es el de atribuir los materiales del llamado "Bronce Atlantico”, esparcidos por toda la vertiente occidental de Europa y la Penfnsula Ibérica para el periodo 1200-800 a.C., a una nlas inmigracién oconquista indocuropea pre-céitica, despreciando con ello lo que di fuentes histérico-literarias sobre las navegaciones tartésicas por el Atlintico a los centros productores de estafio en la misma época. No son necesarios mas ejemplos; s6lo queremos llamar la atencidn sobre a importancia de criterios interpretativos como los mostrados en la seleccién y aniilisis 616 EL POSITIVISMO DE LAS MIL CARAS: PRUEBAS ... delas fuentes, en trabajos de investigacisn cuyo éxito se hacfa depender de la existencia de fuentes suficientes, Nuestro interés aqut no es el de explicar el predominio de ciertos criterios en un periodo y el de otros en otro; sino el de valorar lo que aports este cambio a la comprensi6n de Tartessos. Desde este punto de vista hay que decir que tal cambio no fue positivo; Tartessos se hizo més enigmatico y huidizo después de 1958 delo que lo habia sido antes de esa fecha, La investigacién continué lastrada por el positivismo, que incluso sali6 reforzado después de 1958, porque la arqueologfa representaba esa mina inagotable de nuevas fuentes sobre las que aquél hace depender todo progreso epistemol6gico. En los aiios 60 y 70, el desarrollo de la arqueologia ofrecfa por primera ad de sustituir la imagen de un Tartessos primero mediterréneo y luego peninsular, por la vezen milenios la posibilidad de vera Tartessos por dentro y desde dentro: la posibi de un Tartessos primero peninsular y luego mediterréneo. Pero lejos de ello, con lo que nos encontramos es con un Tartessos todavia mas exageradamente condicionado desde fuera; con un desprecio afiadido, con los "fundamentos" que yahemos visto, de los datos tomados de las fuentes hist6rico-literarias que pareefan seguros. No debe sorprender por ello que en 1975 Juan Pedro Garrido y Elena Maria Orta (1975: 253, 261) no tuvieran ningdin reparo en "afirmar que en el sentido de ciclo cultural cerrado o civilizacién original cuya génesis y desarrollo se debe a peculiares condiciones intrinsecas,(...) Tartessos no existe" [subrayado de los autores] "No hay ningtin solo objeto [sie] -decfan- que no tenga un paralelo uorigen en otro lugar, po fo que no parece posible un desarrollo evolutiv independiente y auténomo, siendo decisive el estimulo externo! Por fortuna, el recurso a la arqueologia no conduce inevitablemente a resultados tan pobres como éste; lo que es irénico, habida cuenta de los muchos medios con los que conté en Espafiaen la época. Es cierto que la arqueologia se presta muy bien alas necesidades del positivismo, dado el peso atribuido en ella a datos que se pueden coger con las manos y que por ello parecen ontolégicamente separados del investigador que los estudia, Pero el positivismo puede también darse-y de hecho sehadado- en otras disciplinas de investigaci6n, como la historia antigua y la etnohistoria, en las que la mayorfa de las fuentes son de otro tipo. Como caso ilustrativo podemos sejialar el del estudio del imperio inca (Villarias Robles, 1995), en cuya bibliografia se advierte la antitesis de dos paradigmas interpretativos de larga duracién desde los que se hacen lecturas forzadas de las fuentes, pero en donde aparece una y otra vez el argumento de que el descubrimiento o difusién de una nueva fuente o un nuevo tipo de fuentes ha revolucionado el conocimiento de este imperio. 617 Juan J. R. Villarias Robles Lo que hace falta, en definitiva, es emplazar los datos arqueolégicos, junto con los demas datos (que naturalmente no son sagrados, como tampoco los arqueolégicos lo son), en una estrategia unificada de contrastaci6n, en la que se hagan constar los problemas a resolver y las hipStesis de partida -incluidos los prejuicios de! igador-, dispuestos en orden de importancia para la comprensién del caso, asf como el modo en que esos datos van ser evaluados para confirmar 0 invalidar esas hipotesis y resolver esos problemas. BIBLIOGRAFIA BLAZQUEZ, J.M‘, 1968 Fartessos y los origenes de la colonizacién fenicia en Occidente. Universidad de Salamanca. Salamanca, =, 1975 Tartessos y los origenes de la colonizacién fenicia en Occidente. 2 edicin. Universidad de Salamanca. Salamanca, -, 1980 “Los fenicios en la Peninsula Ibérica (1 100-final del siglo IV a.) al. (eds.), 1980, Cétedra, Madrid: 277-297, 591. BLAZQUEZ, J.M.; PRESEDO F.; LOMAS, F. 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