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vim, 44 OCTUBRE-DICIEMBRE 1996 Los origenes de la ganaderia en México BARRERA BASSOLS NARC SO La caxa y la pesca son comunes a ls salvajes: la ganaderia indica siempre el primer paso a la civilizacin. L. conquista europea de América, la instauracién de un sistema colonial en Ja Nueva Espaia y el arribo de nuevos mamiferos (vacas, caballos, cerdos, as- nos, mulas, cabras y borregos) han te- nido profundas consecuencias en la his- Francisco Hernandez toria de los iiltimos 500 afios de esta porcién de Mesoamérica. De acuerdo con los trabajos de Crosby, podemos decir que una de las més importantes fue el derrumbe demogrifico de las so- ciedades del “nuevo continente” como i c ENC AS ® resultado de la pérdida de un enorme mimero de vidas humanas por las en- fermedades importadas del Viejo Mun- do, las guerras emprendidas contra los indios mesoamericanos y el maltrato y esclavismo a que fueron sujetos los po- bladores originales de estas tierras. Elsiibito despoblamiento trajo con- sigo la oportunidad de repartir y colo- nizar los nuevos territorios “vaciados” para el usufructo de los nuevos actores sociales, bajo un nuevo sistema econé- mico: e! colonial Durante la Colonia, la ganaderia bo- vina —con una densa historia tanto ibé rica como africana— constituyé el eje central del repoblamiento y conforma- ci6n del Golfo mediante las mercedes y lasencomiendas, el despojo de las tierras, indiasy el arribo de esclavos africanos. Aunque las cifras de la poblacién au- t6ctona del centro de México en el mo- mento del contacto difieren, casi todos losinvestigadores coinciden en sefialar, de acuerdo con las escasas fuentes que se tienen para la fecha y su dificil com- probacién, un stibito despoblamiento entre 1519 y 1570, el cual redujo de manera drastica el total de la poblacion en mas de 95 por ciento, El cataclismo demogrifico recono- cido durante los primeros 100 afios de Ja Coloniaen las tierras bajas del Golfo provocé, sin duda alguna, una dismi nuci6n en el aprovechamiento de los re- cursos naturalesy, por consiguiente, una paulatina recuperacién ecol6gica de ex- tensas superficies, larga e intensamente utilizadas para la agricultura indigena. Ademés, el lento proceso de repobla- miento de estas tierras por espafioles y cesclavos negros permitié que muchas de estas reas transformadas por la mano del hombre mesoamericano permane- cieran practicamente aisladas yen fran- ca recuperacién natural. Por otro lado, la concentracién es- pacial de la menguada poblacién au- ‘t6ctona a partir de las congregaciones de pueblos indios en las llamadas “re- iblicas de indios", ahora bajo el do- minio politico y econémico de los se- fiores de la conquistao encomenderos, result6 un factor de peso para la domi- nacién del trabajo indigena, primero por medio de los tributos y después por elrepartimiento de tierras —debido al despojo y control de sus propiedades. En resumen, la reduccién de la pobla- ‘i6n mesoamericanaa su minima expre- sign histérica durante los primeros 100 aiios de la Colonia, la congregacion de indios mediante la encomienda y el len- to proceso de repoblamiento de vastas extensiones por los espaiioles (por me- dio de las mercedes) resultan, en su con- junto, el entramado biofisico y social sobre el cual se inicia la irrupcién de la ganaderia bovina en la Nueva Espaiia. La irrupcién de las reses Fue a la Vera Cruz adonde arribaron las primeras reses a la Nueva Espa, € inclusive se conoce el nombre del pri- mer y aventurado propietario que des embarcé sus ungulados: Gregorio de Villalobos. Estos se convirtieron en los ancestros de los hatos que pacieron en las tierras altas y centrales de la Nueva Espaiia durante la Colonia, en un pe- riodo de casi 300 afios, mas no asi de Jos bovinos que llegaron ala region del Panuco. Segiin Doolittle, los primeros ru- miantes provenientes de las islas de Cuba y La Espaiiola llegaron al Panu- co en 1527, siendo el conquistador Nuiio de Guzman su introductor, a de- cir de Harnap “el primer ranchero de México”. El proyecto de este sefior de la conquista era intercambiar ganado por esclavos indios (huastecos) de esa regi6n. Su propésito era negociar con unas cuantas reses, que abundaban para ese entonces en las Antillas sei ladas y cambiarlas por mano de obra, la cual era deficitaria en dichas islas. Un buen negocio que prosper6. Lallegada de estos ungulados tendré ‘un proceso inversamente proporcional al llamado derrumbe demografico de la poblacién mesoamericana. Para 1620 Simpson calcula que en el centro de la ‘Nueva Espaiia pastaban alrededor de 1 300 000 reses y 8 100 000 borregos y cabras, y que todos ellos ocupaban una superficie de 30 000 millas cuadradas (77 700 kilémetros cuadrados), mien- tras que la poblaci6n india se encontra- ba en su nadir, sumando un total esti- mado de 1.8 millones de habitantes. Buwzer a su vez calcula, a partir del and- lisis de 10 000 mercedes, un total de bo- vinos que varia entre 1.5 y 2 millones que ocupaba un area estimada de 150 000 kilémetros cuadrados, con un {indice de agostadero promedio de una cabeza por hectirea. Al igual que en el resto del pais, du- ante los primeros 100 afios de conquis tay Colonia la Huasteca y la regi6n del Panuco sufrieron un derrumbe demo- grafico indigena tan severo que para mediados del siglo XVI este territorio, veracruzano se encontraba prictica- mente despoblado. El sGbito despoblamiento de sus pai- sajes, de gran fragilidad ecol6gica, ri queza biol6gica y alta productividad ali- mentaria, resulta la base original para la llegada y establecimiento de los nue- ‘vos rumiantes. Las condiciones natu- rales generadas durante el Cenozoico —con el derrumbe demografico de los grandes mamfferos de América—y du- rante el Pleistoceno —con el creci- miento de las superficies de las saba- nas y pastizales tropicales producto de los cambios climéticos interglaciales de Jos tiltimos 40 000 afios— constituyen, junto con el ya antes mencionado de- | rrumbe demogrifico de la poblacién ‘mesoamericana, elementos biofisicos y c ENC AS ® vim, 44 OCTUBRE-DICIEMBRE 1996 sociales de inigualable peso en el reco- nocimiento de la sibita y exitosa gana- derizacién bovina desde el siglo XVIen, Veracruz. A partir del estudio de los primeros 35 voltimenes del Ramo de Mercedes que contienen informacién sobre 7 500 titulos de tierras otorgados en un pe- riodo de 84 afios (que va de 1536 a 1620), Simpson estima que 665 000 reses pastaban en las tierras bajas del Golfo, para 1620, en una superficie un poco mayor a la extensi=6n del Vera- cruz actual. Las existencias ganaderas en esta porcién del territorio de la ‘Nueva Espafia conformaban 51.6% del total y abarcaban a su vez 51.8% de las reas bajo pastoreo en todo el territo- tio estudiado, Butzer ubica 550 estancias para ga- nado mayor otorgadas entre 1550 y 1615, dentro del actual territorio vera- cruzano, en un total aproximado de 1 millon de hectareas, es decir, 13.6% de su superficie. El tamaiio calculado del hato para ese entonces seria de un mi- nimo de 275 000 cabezas si se recono- ce el minimo de 500 cabezas por estan- cia (1 755 hectéreas), aunque se tienen evidencias de que en muchas de las es- tancias el tamafio del hato y de su su- perficie resultaba mucho mayoral es tipulado por la Corona. Este mismo au- tor sefiala que para 1640 se calculan 400 000 cabezas de ganado mayor en las tierras bajas del Golfo. Aguirre Beltran anota en su impre- sionante biografia sobre la hoya del Pa- paloapan, al sur de las tierras bajas ve- racruzanas, que tan solo el Marquesa- do de Tuztla mantenia entre 1568 y 1575: *...25 000 a 30000 cabezas de ganado vacuno, la mayor parte de él cimarrén, Geronimo Pérez afirmé que la cantidad exacta y precisa era de 19 756 cabezas. Pastaban en las vegas 305 cabezas de ganado caballar, un néimero indeterminado de puercos y sim, 44 OCTUBRE-DICIEMBRE 1996 otro ntimero también indeterminado de cabras.” En las relaciones geogréficas de la provincia de Tlaxcala del siglo XVI se sefiala lo siguiente, en referencia a la ciudad de Veracruz y a su comarca, en 1577, respondiendo a la encuesta soli- citada por la Corona: *...porque, como queda dicho, es por la mayor parte tie- rra Ilana y, de cualquier lugar alto, se ve con grandisimo contento la her- mosura de las aguas que, por varias y diversas partes, atraviesan regando abundantisimamente la tierra ycausan- La dehesa tropical: ssabanas y encinos para las vacas Enel surde la peninsula ibérca se desarolé un sistema agrosiivopastor vnculado drectamen- te con eltipo de ganaderia y de animal que pasta de manera abierta sus praderas, después dela reconqustahispanica,y resuita el medio en donde se desarrola la ganaderia bovina que mas tarde sera el principal centro de origen de la novohispana. La dehesa (tierra acotada o defensa), término con el que se nombra a este sistema agropastoi, se caracteriza por mantener bosques & abiertos de encinos (Quercus spp.) productares de bellotas dulces,aimento muy degustado por animales como el cerdo yl vacay con una densa cobertura de gramineas en forma de pradera. Estos sistemas agrosivopastoies se han manejado en Espara has a actual para mut les propésios, pero fundamentalmente para pastoreo y como cobjo del ganado mayor y menor. Ottos usos asociados al pastoreo Son la extraccién y recoleccin de lea y otros produc- tos foestales y la produce agricola de ceeales oel mantenimiento de pastes como aimento animal. Por su estructura y tipo de manejo, estas unidades agroecoldgicas mantienen un cierto quilbrio, al permanecer su coberuraarbérea de carécter decidua, o cual mantiene, junto con el denso estrato herbéceo, suelos estabes y en proceso de formacién, Un similde estas unidades ambientales se localiza en la meseta central mexicana y principal mente en el Eje Neovolednico Transversal, Desde la legada de los esparioles a la Nueva Espafia se les dio un uso similar al peninsula, tanto para el manejo de los hatos vacunos como para el pastoreo de rebafos de cabras y borregos. En el caso de las tierras bajas del Golfo, una unidad semejante en cuanto a su arquitectura (bosque abierto con una densa coberturaherbcea) se localiza a lo largo dela aura costera, formando un patrén en mosaico junto con manchones de selvas alta, medians y baas, esto 2s lasabana con un bosque abiero de encino tropicals (Quercus oleoides| y palmares. Estas sabe- 1nas 0 pastizales tropcales de bajasaltudes, con o sin érboles esparcidos, se distibuyen en ‘reas con suelos con problemas de drenaje, con una capa arilosa bien definida. Aunque tam- bién existen otros pastizales tropicales,éstos de rigen antropogénico sujetos a quemas period- ‘cas para elrejuvenecimiento de los pastos objeto de la ganaderia aberta, Denominados como ssabanoides, su composicion vegetal resulta diferente al dela sabana propiamente dich. Las ‘sabanas estin estrechamentevinculadas con los encnarestropicaes y recuentemente compar- ten muchas especies, pero cuando se da la conjunc, as suetos resultan menos pobres que en el caso de las sabanas abiertas Otro tipo de pastizales de importanca para ia ganaderia y que se localizan en os tres encla- \ves de desarrolopristng de la ganaderia bovina en Veracruz, son los salinos 0 lots y vincu- lados a dteas suetas a inundaciones temporaes. Ademds, los matorales espinosos del norte de ‘Veracruz han consttudo histéicamente una fuente almenticia, mediante “ramoneo',“frajeo'o *saca’ del ganado bovino. Las sabanas, con 0 sin encinares tropicals, los matorrales espinasos y los pastizales sal nos, resuitan unidades naturales semejantes o con una arquitectura parecida a la hispérica, los 2 ARERR cuales se convitieron en los medios donde el ganado bovino ibérco se desarrolé de manera: vertginosa durante las primeros aos dela Colonia, Cabe mencionar que estos nuevos sistemas productivos fueron utiizados de manera miitiple, al proveer al estanciero productos forestales, bellotas para el consumo de fos animales, areas de resguardo animal de as alas temperaturas y {eres lluvias, asi como un proveedor de maderas y taninas, entre otros producto. ENCIAS ® doen ella una frescura y verdor perpe- tuo, de manera que siempre goza de tuna constante y perpetua primavera; de lo que se sigue ser esta comarca de la Vera Gruz tan fértily abundante de pas tos, que, en poco mas de siete leguas a la redonda, se apacientan de ordina- | rio més [de] ciento cincuenta mil ca- eras de ganado mayor, que baja cada aio a invernar a esta comarca, de las provincias de Tlaxcala y Cholulla y otras partes, siendo esta tierra, en este parti- cular, la Extremadura destos reinos y re- paro de las provincias vecinas en esta necesidad de los pastos...”. Para la cabal comprensién de este acelerado proceso de ganaderizacin bovina en los primeros afios de la Co- lonia, tanto en el centro de la Nueva Espafia como en las tierras bajas del Golfo, resulta menester describir el conjunto de factores socioculturales y biofisicos que lo anteceden y que per- mitieron su vertiginoso despliegue. Las culturas ganaderas ibéricas y africanas En un estudio seminal y muy reciente realizado por Jordan, se reconocen tres importantes centros de desarrollo cul tural ganadero que, a la luz de intensas investigaciones emnohistéricas, resultan Jos nodos de origen de la ganaderia bo- vina en las Américas. Dos de ellos se en- ‘cuentran en el occidente de Europa: las tierras altas de las Islas Britanicas y el este y sur de la peninsula ibérica. El tercero se localiza en las estepas subsa- harianas del occidente de Afric: De estos tres centros de origen y fusi6n de las ganaderias en el Nuevo Mundo, dos de ellos, el ibérico y el afri- cano, resultan de especial interés para el proceso de ganaderizacién de Nue- va Espaiia en general, y en particular para las tierras bajas del Golfo. Obvias son las razones de ello. La conquista dela Nueva Espafia fue comandada por peninsulares acompaiados desde el inicio por esclavos africanos. Ambos ‘mantenian estrechas relaciones econ6- micas y culturales con las ganaderias bovinas, caballares, mulares ovinas y caprinas. En la peninsula ibérica la ganade- rfa vacuna remonta su historia desde mucho antes de la época medieval, con la influencia cultural y tecnol6gica de los godos, arabes y bereberes. Sin em- bargo, la tradicién del pastoreo se acre- cienta se perpetiia durante el medioe- yo. Este mismo autor reconoce tres principales niicleos de desarrollo gana- dero en la peninsula: La “Media Luna Hiimeda” en el norte y noroeste, inclu- yendo la mayor parte de Portugal, Astu- rias, Galicia, Euzkadi y Cataluia. Aqui se desarrollan ganaderias lecheras de montafia en combinacién con comple- jos agricolas. Las ganaderias de borre- {g0s, cabras y reses de las tierras altas, en Extremadura y fundamentalmente de Andalucia. Estos dltimos nticleos inti- mamente articulados se constitufan por complejos ganaderos especializados en la produccién de carne a partir del ma- nejo extensivo de los hatos y la produc- én lechera no era importante. Estas dos iltimas regiones constituyen los ver daderos centros de origen de las gana- derias latinoamericanas. Especificamente, el nodo central de origen lo localizan diversos autores en las costas andahuzas, extremeiias y por- tuguesas denominadas marismas, espe- ialmente en la de mayor extensi6n y de gran tradicién ganadera: las maris- mas del rio Guadalquivir, cercana a la ciudad andalwza de Sevilla, en donde en el momento del descubrimiento de América el desarrollo bovino, en pala- bras de Jordan, mantenfa las siguien- tes peculiaridades: “El sistema andaluz de ganaderia en marismas, entonces, represent6 una adaptacién particular a un ambiente fisico singular. En la época del descubrimiento de Améri- a, los sistemas usados en las tierras bajas eran de capital y trabajo extensi- vos, caracterizados por manadas gran- des de animales sin castrar dirigidas por vaqueros a caballo no experimen- tados; por una gran proporcion de ganado vacuno y una baja de ganado menor; por una mesta municipal reguladora, por un desplazamiento local y de tem- porada del ganado; por la ausen- cia de pobladores en las maris- mas, esto es, os duefios del gana- do no cultivaban en las inmedia- ciones de los terrenos ocupados porel ganado; por un alto grado de comercializacién y una cre~ ciente competencia por la pastu- ra, con un significative rempla- zo por la agricultura. Aqui, pro- piamente, se encuentra la semi- la de la ganaderia en América Latina.” Sibien las caracteristicas eco- geograficas de este centro de origen difieren climaticamente de las marismas del golfo veracru- zano, las hoyas del Papaloapan y del Panuco (las primeras con un régimen mediterraneo y las se~ gundas con un régimen tropical cAlido hiimedo), mantienen una estrecha similitud ecol6gica y geo- grdfica. Tanto en los pantanos ibéricos como en los mesoame- ricanos se constata la abundan- cia de agua superficial en estas tierras bajas durante buena parte del afio, asi como extensas superficies de sabanas y pastizales naturales y su cer- cania a depésitos salinos, alimento importante para los ungulados, fac- tores todos ellos que resultan rasgos comunes y especificos. Ademas de ello, la trashumancia de los hatos ibé- ricos de las marismas a la meseta se- CIlENCIAS @ im, 6 ULIUBRE-DILIEMBKE y¥0 miarida permitio la adaptacion de las reses a estos disimbolos ecosistemas y constituy un factor fundamental para su readaptacin en Mesoaméri- cay su trashumancia entre las tierras bajas del Golfo y el Altiplano central y septentrional novohispano. El escenario ganadero en la Vera Cruz Diversos autores coinciden en que los primeros tres enclaves de ganaderiza- ci6n en la entidad fueron la regién del P4nuco, al norte; los Ilanos de Almeria (lo que hoy corresponde a las tierras bajas de Misantla, Vega de Alatorre y ‘Nautla), en el centro;y la hoya del Papa: loapan, al sur. Estostresen- claves tie- nen carac- teristicas ecolégicas en comin y relativas se- mejanzas con las tierras bajas (marismas) de Andalucia. Todas ellas se localizan en las tierras bajas del Golfo o Llanura Costera Ve- racruzana, en un rango altitudinal que va de los cero a los 250 msnm. El relie- ve caracteristico es el plano en el sur y centro, y el semiplano con colinas re- dondeadas de origen sedimentario, en el norte. Se encuentran irrigadas por anchos rios, rias permanentes, lagunas costeras, médanos y albiiferas, estas til- El cimarrén; un galeén orgénico timas inundadas temporal y permanen- temente. En el norte el rio Panuco; en el centro los rios Misantla y Nautla; en el sur, el sistema hidrico del Papa- loapan. Los tres enclaves se ubican en los I ites del clima célido hiimedo (A), con diversas variantes. Al sur y norte el céli- do subhiimedo con Iuvias en verano (Aw2 y Aw1), yal centro, en los llanos de Almeria, el célido htimedo con Ilu- vias en verano de tipo monzénico (Am). En todos los casos el porcentaje de Huvia invernal varia entre 5% y 10.2%, respecto del total anual. Las temperaturas anuales promedio varian entre los 28°C y los 24°C, en el sur y centro, es decir en la hoya del Papa- Joapan y en los llanos de Almeria, y al norte, en un Panuco més extremoso, entre los 22°C y los 26°C. Los prome- dios anuales de precipitacién se dis- tribuyen de la siguiente manera: al sur ycentro se presenta un volumen anual que varia entre los 1500 y los 2000 mm; en el norte, mas seco, se preci tan volémenes que fluctian entre los , 1.200 y los 1 500 mm anuales. Su vegetaci6n caracteristica consisti- ria entonces en diversos tipos de selvas (altasy medianas al sur y centro; media- nas y bajas al norte), bosques abiertos de encinares tropicales ( Quercus olevides), en forma de sabanas (las dehesas tropi- cales), manglares y vegetaciones hal6f- tac hidrofita en las margenes de los de- pésitos lacustres y pantanos. Los procesos comunes desplegados en los nuevos enclaves —ademas del derrumbe demografico descrito ante- riormente y de las similitudes ecogeo- graficas entre éstos y los centros de ori- gen de la peninsula ibérica—, que per- mitieron la colonizaci6n y la expansién Si nuestros invasores arbaron en escaperates martimos provisos de corazas, insumenios y defensas que les permitiron cruzar os mares dl Antico legar hasta ellago de Tenchi sn ser drsticament incomodados, esto os, bao las cabjos de galedn espaol los bovinos que pristna- mente aban als terasbajas del Goto en 1522, esulan un simi de ests cachalotes de madera’. Por elo mismo los hemos denominado aq los “galeones orgénicos’, al estar equipados biolégicamente para soportar las calamidades de ls extremosos clas tropcales, para resist el paso de aliglano novorispano alas lanuras costeras a lo largo de centos de kildmetros de sinuosos caminos y para pacer, de manera saa o semidomestica- 4a, on as extensas selvas y sabanas de quests amplies bordes matimos. E tina de es raid por Colén en su viele de 1492 a fas Antillas haba ya pervivide, bajo pastoreo, durante miles de afos en la peninsula rica, bao ‘un manejo trashumanlsy eantolade por sociedades con una densa cultura ganadera. Las principales caracerisicas blolbicas de este cuadnipedo unguiad fueron: su alta capacdad termoreguladora que les perio soporar la insolacién tropical directa por periodos prlangados ytolrar alas ‘temperatures durante amplos lgnsos de tiempo y su capacidad de convert ia cellosa —hierbas, rates hoj2s— (ques humanos somos incapaces de cigerr, en came, leche, fray cuero, alimentos de aio contenido protenico. Las principales caracterstoas analémicas de estos cuadrpedos (Bos taurus ibencus) eran para ese enionces: sus largos, fuerte y delgados

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