repartiendo toda la noche regalos. Entró en una casa por la chimenea y como se dejaron el fuego encendido ¡Ah, ah! Me he quemado todo el culo- dijo muy fuerte. ¡Uy, que se van a despertar!- añadió con voz bajita. Primero entró en el cuarto de los padres, luego en la del niño chico y por último se dirigió al cuarto de Sara. Sara se había quedado despierta para ver a Papá Noel lo mismo que su amigo Eric había hecho el año pasado. Papá Noel abrió la puerta poco a poco y vio por una rajita a Sara, aunque pensó que estaba dormida. Así que salió al salón para poner allí los regalos. En ese momento escuchó detrás de él una voz que decía: -¿Quién eres tú?¿Qué haces aquí? Papá Noel se giró y vio a Sara. Soy Papá Noel y vengo a dejar regalos a todos los niños.- contestó. Sara entonces le miró y añadió – ¿es qué no te vas a comer las galletas y la leche? La verdad es que he comido ya muchas galletas y he bebido mucha leche. En todas las casas que visito me dan lo mismo.- explicó Papá Noel. Bueno y como tengo que hacer todavía muchas visitas me voy corriendo. Adiós y hasta el año que viene- dijo Sara. Cuando Papá Noel llegó a su casa ya le dolía la barriga, se tomó un gelocatil y pensó- otro año empachado con las galletas y la leche-y fue a ponerse el pijama. Al quitarse la chaqueta, una nota se cayó de su bolsillo. La nota era de Sara que con una bonita caligrafía decía: Gracias Papá Noel por haberte dejado ver, pero te recuerdo que no me dejaste el regalo así que me lo debes para el año que viene. Un beso. Sara