Está en la página 1de 60
r ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL, PRIVADO rismo juridico”*? En realidad, los defen- sores de la personalidad del derecho han exagerado tanto esta nocién que, en la mayoria de los casos, se recurre'a ella para justificar la aplicacién de la ley Io cal. LEGISLACIONES Varios Estados consignan en sus respec- tives Cédigos una cldusula en virtud de a cual declaran inaplicables las leyes ex- tranjeras competentes en sus territorios cuando ellas contrarfan las bases funda- mentales de su organizacién politica, so- cial y econémica: a) El Cédigo Civil francés establece en su art{fculo 3? que “las leyes de policia YaGe seeuridad obligan a todos Ios que ibitan en el territorio”. b) El Cédigo griego de 1856 dice en su artfculo 3? que las leyes relativas al orden publico son obligatorias para todos en Grecia; y en su articulo 8° declara que no pueden ser aplicadas por Jos tribuna- Jes griegos leyes extranjeras de orden pit- blico o que se refieran a instituciones ju- ridicas que no son reconocidas por las le~ yes griegas. A su vez, el artfculo 33 del Cédigo griego de 1940 expresa: "Una dis- posicién de la ley extranjera no ser4 apli- cada cuando la aplicacién de esta dispo- sicién choque con las buenas costumbres 9 el orden publico en general” ©) El Cédigo Civil italiano de 1865 prescribe en su articulo 12 que “...en ningtin caso las leyes, los actos y senten- cias de un pais extranjero, asi como las disposiciones y convenciones particula- res, podran derogar las leyes prohibitivas del’ Reino concernientes a las personas, Bienes 0 actos, ni las leyes que de cual- quier modo se refieran al orden ptiblico ya las buenas costumbres”. Segtin el ar- ticulo 21 del Cédigo italiano de 1938, "...en hingtin caso las leyes y los actos de’ un Estado extranjero, los ordenamien- tos o los actos de cualquier institucién o ente, o las disposiciones o convenciones privadas pueden tener efecto en el Reino 3 Duncker, obra citada, p. 414, cuando sean contrarias al orden ptiblico oa las buenas costumbres”, @) El Cédigo Civil espafiol, én el in- ciso 3° de su. articulo 12, establece que “las leyes prohibitivas concernientes. a las personas, sus actos o sus bienes y las que tienen por objeto el orden publico y las buenas costumbres, no quedarén sin efecto por leyes o sentencias dictadas, ni por disposiciones o convenciones acorda- das en pafs extranjero”. ©) El articulo 30 de la Ley de Intro- duceién al Cédigo Civil aleman expresa que “la aplicacién de una ley extranjera queda exchrida cuando ella es contraria a las buenas costumbres y al fin de una ley alemana”. f) La ley checoslovaca (artfculo 53) sigue més o menos literalmente Ja dispo- sicién alemana mencionada en la letra anterior. 2) El articulo 38 de Ia ley polaca, de 1926, dice: “Las disposiciones de las le yes extranjeras no son aplicables en Po- lonia cuando chocan, ya con los princi- pios esenciales del orden piiblico, ya con las buenas costumbres”. h) La ley sueca de 1937, relativa a las sucesiones en Derecho Internacional Privado, declara que no seran aplicadas las reglas del’ Derecho extranjero mani- ficstamente contrarias a los fundamentos del orden juridico del Reino. i) El articulo 28 del Cédigo egipcio expresa que “la aplicacién de una ley ex- tranjera en virtud de los artfculos prece- dentes queda excluida si es contraria al orden publico o a las buenas costumbres en Egipto”. D El articulo 30 de Ia ley civil japo- nesa establece que ng se aplicardn “las eyes contrarias al orden ptiblico y a las, buenas costumbres”, k) En lo que respecta a la legisla- cién rusa, el profesor M. Peretersky dice que en virtud del orden ptblico de la RS.F.SR. (dado en los articulos 9, 13 y 22 de la Constitucién de la Republica So- viética y articulo 1° de su Cédigo Civil), la aplicacién de una ley extranjera no puede ser autorizada en todos los casos si esta aplicacién puede Ievar al debilita- 389 DIEGO GUZMAN LATORRE miento de la dictadura del proletariado, a la violacién del régimen econémico de la RS.ESR,, o a la explotacion, del hom- bre por el hombre, o cuando la ley extran- jera proviene de una desigualdad de de- rechos de raza o de nacionalidad, o bien cuando esté basada sobre consideracio- nes de cardcter religioso y también cuan- do la ley extranjera conduce al estableci- miento de derechos contraries al fin so- cial y econémico. 1) El artfculo 17 del Cédigo Civil de Brasil expresa que “no se aplicardn leyes, actos 0 sentencias de otro pais, asi como las disposiciones y convenciones particu- Jares, ofensivos a Ia soberania nacional, al orden pitblico y a las buenas costum: bres”, m) El Cédigo Civil argentino es muy explicito en esta materia, puesto que enu- mera en su artfculo 14 los casos en que las leyes extranjeras no son aplicables. Este Cédigo es, pues, uno de los pecos que, han pretendido dar a los jueces una pauta ms o menos clara a la cual atener- se, para estimar, en un caso dado, cudn- do una disposicién extranjera es contr: ria al orden publico argentino. Dice el ci- tado precepto: “Las leyes extranjeras no serdn aplicables: 1? Cuando su aplicacién se oponga al derecho puiblico™ 0 crimi- nal de la Republica,” a la religion del Es- tado;” a Ia tolerancia de los cultos 0 a la moral y buenas costumbres; 2? Cuando su aplicacién fuere incompatible con el espiritu de la legislacién de este Cédi- 0 Como las leyes de Francia, dice en la nota el codificador argentino, que en ese entom ces consideraba los derechos civiles como. pro- pios tnicamente a la calidad de nacional. ¥71 Como las leyes de los paises en que la bigamia es permitida, cuando en la Republica es un erimen. tote Begs POR, elemplo, en odio al eulte car fico o que permiten matrimonios que la Tele. sia Catéllca condena, Actualmente esto 0 se- ria asi, en virtud dei artfculo 2 dela Ley de Mairimonio Civil de Argentina. %8 Como tantas leyes, continia el codificador en la nota, que fulminan incapa- cidades de derecho a los herejes, apdstatas, etc., y que aun las declaran a los que no profesan ia religién dominante, y como la ley francesa en ese entonces—, que permite al menor, hr jo de familia, abandonar la.easa paterna para tomar servicio militar. 390 go; 3° Cuando fueren de mero privile- gio; 4? Cuando las leyes de este Cédigo, en colisién con las leyes extranjeras, fue- ren més favorables a la validez de los ac- joer n) El Cédigo Civil chileno sélo_con- tiene algunas referencias al orden publico (articulos 880, 548, 1461, 1467 y 1475), pero sin definirlo ni fijar su contenido. Nuestra legislacién positiva no contiene, pues, ninguna disposicién que se refiera al orden’ publico en su caracter de con- cepto doctrinario derogatorio del Dere- cho Internacional Privado y excluyente de la aplicacién del Derecho extranjero. Dentro del capitulo de los proyectos, es interesante tener en cuenta algunos textos bastante elocuentes. El articulo 26 del Cédigo de Benelux dice, més o menos: “Se exceptian, en la aplicacién de las dis- posiciones de Ja presente ley, cuando di- cha aplicacién signifique un ‘atentado al orden ptblico, bien porque éste se opon- ga a la aplicacién de una disposicién de Ia ley extranjera, o por imponerse la apli- cacién de una disposicién de la ley holan- desa, belga o luxemburguesa”. El articulo 23 del proyecto francés declaraba: “Son inaplicables en Francia todas las disposiciones de las legislacio- nes extranjeras que puedan chocar con el orden ptiblico tal como lo califica Fran- cia en sus relaciones internacionales”. El artfculo 15 del famoso proyecto hingaro decfa: “En ningtin caso se apli- carn las disposiciones de una ley extran- jera prevista por la presente ley si su apli- cacion es contraria a las buenas costum- bres 0 a los principios fundamentales del Derecho himgaro, que exigen una aplica- cién absoluta”. JURISPRUDENCIA La importancia que tiene Ja jurispruden- cia en la aplicacién y concrecién del or- den pitblico es, a todas luces, extraordi- naria. Puede afirmarse que los tribunales han invocado Ja nocién de orden ptiblico 3% Como Ia institucién de la muerte civil, que rigid en Francia hasta el 31 de mayo dé 375 Aproveche al nacional 0 al extranjero. | | | | ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO en todos los sectores de nuestra discipli- na, destacando por su importancia el ré- gimen del matrimonio, el de la filiacién, Ja deuda alimenticia, Ia prescripcién, las formas de proteccién de las personas y jas situaciones de incapacitacién, el régi- men.de las nacionalizaciones y expropia- ciones, la ilicitud por el objeto de los con- tratos, la represién del contrabando, etc. En_ general, podemos decir que los tribunales franceses han dado al orden publico una extensién desmedida, elevan- dolo casi a la categoria de principio.” Los tribunales alemanes, en cambio, en conformidad con la idea de Savigny, que considera el orden ptiblico como una ex- cepcién a las normas que hacen aplicable una ley extranjera, han aplicado siempre dicho concepto restrictivamente. Entre las sentencias francesas que se refieren al orden piiblico podemos citar Jas siguientes: a) Sentencia del Tribunal del Sena, de 23 de noviembre de 1922, que no dio lugar al exequétur de una sentencia pro- nunciada al dia siguiente de la termina- cién de la Primera Guerra Mundial por el tribunal de Berlin por contener expre- siones injuriosas para el pais. En dicha sentencia se daba lugar al divorcio sol citado por un aleman en contra de su cén- yuge de nacionalidad francesa, y en uno de sus considerandos se decia que “no era raro que el matrimonio no hubiera funcionado bien, en razén del origen de la mujer”; b) Sentencia de 30 de noviembre de 1948, expedida por el Tribunal: de Apela- cién de Rabat, en la que se afirma la dis- tinta accién del orden ptiblico segtin se trate de un pronunciamiento de divorcio por un tribunal francés o del reconoci- miento en Francia de los efectos de un divorcio que se derivan de una sentencia extranjera; c) Sentencia del Tribunal de Nancy, de 13 de enero de 1955, en la que se hace la distincién entre la adquisicién de los derechos en Francia y el reconocimiento en el mismo pais de derechos ya adqui- ridos; 376 Wolff, obra citada, p. 106. 4) Sentencia del Tribunal de Apela- cion de Paris, de 22 de febrero de 1957, en la gue el tribunal registra la modifica- cién que la ley de 1955 ha supuesto en el orden ptblico francés, lo que permite ad- mitir la deuda alimenticia en la filiacién adulterina; ) Sentencia del Tribunal de Casa- cién de Francia, de 28 de enero de 1958, en la que se insiste en la diferencia entre adquisicién de derechos en Francia y la posibilidad de que en ese pafs surtan efec- tos derechos adquiridos en el extranjero sin fraude y en conformidad con las re- glas que informan el Derecho Privado francés; f) Sentencia del Tribunal de Supre- ma Tnstancia del Sena, de 26 de octubre de 1959, en la que se declara que el orden publico francés no se opone al reconoci- miento de Ja repudiacién unilateral de la mujer, segéin la ley mosaica, cuando se ha realizado fuera de Francia, de acuerdo a la ley nacional comiin de los esposos y sin violar derechos fundamentales. En la jurisprudencia alemana pode- mos citar la sentencia de Reichsgericht, de 19 de diciembre de 1921 —a la que ya aludimos cuando sefialamos algunos ca- sos en que la excepcién de orden ptiblico produce el solo efecto negativo—, en la que se afirma que el orden piblico ale- man se opone a la ley suiza que declara imprescriptibles los créditos; y la senten- cia del Oberlandsgericht de Munich, que negé ugar a una demanda en que se co- braba una indemnizacién en virtud de una promesa de matrimonio incumplida a la novia checoslovaca abandonada, acep- tando asi su Derecho nacional y negando el caracter de orden puiblico al articulo 130 del Cédigo Civil alemén. En Ia sentencia del Tribunal de Ape- lacién de Roma, de 30 de abril de 1959, y con relacién a una sentencia de divorcio pronunciada en el extranjero, se distin- gue entre el orden piiblico internacional y el interno. El Tribunal Civil de Bruselas, por sentencia de 4 de junio de 1928, ha dicho que “en principio, los tribunales belgas, cuando se trata de estatuir sobre una act cién de divorcio Ievada delante de ellos, entre extranjeros, estén obligados a apli- car en cuanto a la admisibilidad de la ac- 391 DIEGO GUZMAN LATORRE. cién y en cuanto a los motivos sobre los cuales Ia accién personal de los conyu- ges se basa, el estatuto personal de las partes, del momento que no se encuentra en conflicto con, una ley de orden publi- co internacional”. En sentencia del Tribunal de Casa- cin belga, de 4 de mayo de 1950, se afir- ma que una ley de orden publico es de cardcter interno, y sdlo especialmente se- ré de relevancia internacional cuando con la citada ley se haya querido defender el orden moral; politico 0 econémico que, con cardcter fundamental, estd estableci do en Bélgicas” JURISPRUDENCIA CHILENA La Corte Suprema, el 12 de mayo de 1905, declaré que las leyes que rigen el Conser- vador de Bienes Raices eran de orden pt- blico.™ La misma Corte declaré, el 27 de agosto de 1913, “que las leyes de procedi- miento, en cuanto establecen garantias encaminadas al resguardo de los dere- chos, ya sea respecto del acreedor o del deudor, son leyes de orden ptiblico”*” En un caso de legitimacién efectua- do por un chileno en el extranjero, que estaba llamado a producir efecto en Chi le, la Corte, de Valparaiso sostuvo la si guiente doctrina: “Las exigencias legales para la legitimacién, que son de orden ptiblico como que miran a la constitucién de la familia, siguen al chileno aunque se traslade al extranjero”** En sentencia de 27 de diciembre de 1927, dijo la Corte Suprema: “No proce- de dar cumplimiento en-Chile a la senten- cia dictada en Uruguay que da lugar al divorcio con disolucién del vinculo, a vi tud de producirse rifias y disputas conti- nuas entre los cényuges, ya que es con- traria a las leyes de la Reptiblica, por cuanto nuestra legislacién no acepta la Tm AplaE OR, citads, volumen 1, tomo . pp. 16t y 162s Nibovet, obra eltada, 438; Wolth obra citada, p. 118; Catlos Mufiod Hire, Obra ‘cltada, p. 107 3* RDS, tomo II, seccién 1%, p. 393 3 RDJ, tomo XII, seccién 1°, p. 10. 30 RDJ, tomo XXIIT, seccién It, p. 669. 392 disolucién del vinculo matrimonial por esa causal ni por ninguna otra”. Y agre- ga: “Aunque la mujer deseare solamente validar la sentencia de los tribunales uru- guayos con el tinico objeto de tener Ia li- bre disposicién de sus bienes en esta Re- publica, tal efecto no puede reconocerse a dicha sentencia porque equivaldria a considerarla como una resolucién que de- clara el divorcio perpetuo, ya que es éste el-que pone fin a la sociedad conyugal, lo cual seria también contrario 4 nuestra le. gislacién, que no comprende entre las causales ‘de divorcio, ni temporal ni per- petuo, las rifias o disputas continuas”.* TRATADO DE LIMA DE 1878 El articulo 54 de dicho Tratado nos ha- bla de que “las leyes, sentencias, contra- tos y dems actos juridicos que hayan te- nido origen en pais extranjero s6lo se ob- servarén (en otro pais) en cuanto no sean incompatibles con su Constitucién Politi- ca, con las leyes de orden ptiblico © con las: buenas costumbres”. TRATADOS DE MONTEVIDEO El artfculo 4° del Protocolo Adicional de los Tratados de Derecho Internacional Privado concluidos en el Primer Congre- so de Montevideo (1889), expresa: “Las leyes de los demas Estados jamds serdn aplicadas contra las instituciones politi- cas, las leyes de orden ptiblico o las bue- nas costumbres del lugar del proceso”. Esta misma disposicién se reprodu- ce en el Protocolo Adicional de los Trata- dos celebrados en el Segundo Congreso de Montevideo (1940). JURISPRUDENCIA EXTRANJERA La Corte Suprema, en sentencia de 4 de abril de 1960, no concede el exequatur a una sentencia de divorcio que declara di suelto el vinculo matrimonial de un chi- leno por una causal no reconocida por las 38 RDS, tomo XXV, seccién 1%, p. 572. | ‘RATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO leyes \chilenas, sefialando: “Constituyen disposiciones de orden piiblico en la es- fera del Derecho Privado las normas de la legislacién que gobiernan el estado y la capacidad de las personas, sus relacio- nes de familia, y, en general, aquellas re- glas dictadas én ‘interés de Ia sociedad y que resguardan la integridad de Jas ins- tituciones juridicas basicas”. Por lo que el articulo 15 del Cédigo Civil y todas las disposiciones que establecen que el ma- trimonio es indisoluble, que el divorcio no disuelve el vinculo matrimonial y que las tinicas causales de disolucién son las sefialadas en la Ley de Matrimonio Civil (articulos 19, 37 y 38), son normas de or- den puiblico.# Igual declaracién se hace el afio 1964, en que se deniega solicitud de exequatur de la sentencia que ordena quitarle la tui- cién de los hijos.a la madre, sin que se le haya imputado conducta depravada, por considerar que dicho fallo contraviene el orden ptiblico de nuestro pats, “es decir, que vulneran ese concepto doctrinario que comprende a un conjunto de disposi- ciones establecidas por el legislador en resguardo de los intereses superiores de la colectividad o de la moral social”. CODIGO BUSTAMANTE El articulo 3? del Cédigo de Derecho In- ternacional Privado —articulo que ya vi- mos al referirnos a la Escuela de La Ha- bana— toma al orden pitblico como ele- mento basico de la clasificacién de las le- yes en tres categorias, desde el punto de Vista de su aplicacién’ y sus limites en el espacio: “Krticulo 3¢ Para el ejercicio de los derechos civiles y para el goce de las ga- rantias individuales idénticas, las leyes y reglas vigentes en cada Estado contratan- te se estiman divididas en las tres clases siguientes: 1! Las que se aplican a las personas en razén de su domicilio o de su naciona- lidad y las siguen aunque se trasladen a 38 RDI, tomo LVIT, seccién 1%, p. 46, 38 RDJ, tomo LXT, seccién 1, p. 63, otro pais, denominadas personales o de orden piiblico interno; 22 Las que obligan por igual a cuan- tos residen en el territorio, sean o no na- cionales, denominadas territoriales, loca- les o:de orden ptiblico internacional; 3? Las que se aplican solamente me- diante la expresién, la interpretacién o la presuncién de la voluntad de las partes © de alguna de ellas, denominadas volun- tarias o de orden privado”. El Cédigo detalla, ademas, en varias disposiciones las reglas que considera de orden ptiblico internacional; pero ello no se hace con el propésito de extender més su accin, sino, mas bien, para dar a entender que deben estimarse como ex- cluidas todas aquellas que no estén in- cluidas en él. Asi, ya en el Titulo Prelimi- nar declara que son de orden piiblico in- ternacional los preceptos constituciona- les, como asi también las reglas de teccién individual o colectiva estableci- das por el Derecho Politico y el Derecho Administrativo (artfculos 4° y 5%). Igual- mente, declara que. “los derechos adq ridos al amparo de las reglas de este C digo tienen plena eficacia extraterritorial en los Estados contratantes, salvo que se opusiere a algunos de sus efectos 0 con- secuencias una regla de orden publico in- ternacional” (articulo 8°). Los Libros I y II, relativos respecti- vamente al Derecho Civil Internacional y al Derecho Comercial Internacional, con- tienen asimismo numerosos preceptos que declaran determinadas reglas como de orden ptblico internacional. Tal ocu- rre, por ejemplo, en los articulos 51, 59, 61, 68, 72, 76, 78, 90, 103, 120, 129, 136, 138, 145, 148, 149, 150, 152, 160, 175, 178, 179, 188, 189, 192, 193, 194, 195, 197, 198, 199, 201, 202, 203, 204, 206, 209, 210, 212, 213, 214, 215, 216, 217, 218, 219, 241, 242, 243, 246, 251, 253, 254, 257, 258, 272, 283, 284, eteétera™ 3% Duncker, obra citada, p. 418. 393 DIEGO GUZMAN LATORRE TITULO SEXTO ~ EL PRINCIPIO DEL RESPETO. INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS Capitulo primero FUNDAMENTO DEL PRINCIPIO DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS EN DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO QUE ES UN DERECHO ADQUIRIDO? Existen dos momentos en Ia vida jurfdica de un Derecho: el primero es su nacimien- to; el segundo, st eficacia internacional. En primer lugar, el derecho debe nace su creacién puede producir una cuestién de Derecho Internacional Privado: si los diversos elementos de la situacién juridi- ca se ligan a diferentes Estados, hay que escoger Ia ley aplicable. Seguidamente, el derecho, habiendo sido creado, adquirido, se pretende hacer valer por su titular; su ejercicio implica igualmente una dificul- tad de derecho internacional privado, cuando aquel que lo ha obtenido en un Estado Jo invoca en otro diferente: ges que este segundo soberano deberd reco- nocer y proteger este derecho? En materia de conflictos de leyes, ca- be, pues, distinguir dos fases: el problema de ejercicio de derechos, y el problema de los derechos adquiridos. 1, Problema de ejercicio de derechos Se trata, en este caso, de investigar cual es la ley’ competente para dar nacimiento a_un derecho, para modificarlo, para transformarlo; en fin, para extinguirlo. Por ejemplo, un extranjero desea otorgar su _testamento en Chile. ¢De acuerdo a qué ley debe hacerlo, a la Tey local o a su ley nacional? Un extranjero desea con- traer matrimonio en nuestro pais, ¢qué leyes deberA observar para que su matri- monio sea vilido? Este problema de adquisicién o de extincién de derechos es, pues, un proble- 426 ma de conflicto de leyes propiamente di- cho. Un conflicto supone que una relacién de derecho suscita dudas en cuanto a la legislaci6n que debe serle aplicada; se pregunta si esa relacién cae bajo la ac- cién de tal 0 cual ley 0, lo que es lo mis mo, en qué medida esta sometida a la autoridad de la una o de la otra. Se trata, por tanto, de designar entre numerosas leyes aquella que es competente —y a cur yas disposiciones es, por consiguiente, me- ester atenerse— para crear algo juridica- mente nuevo, para modificarlo, transfor- marlo o para extinguir-el derecho ya na- cido. 2. Problema de derechos adquiridos Una vez que un derecho ha nacido —o ha dejado de existir— con arreglo a las dis- posiciones de la ley competente, es preci- so determinar los efectos que’ él pueda producir o dejar de producir en los dife- rentes paises. “¢Debera considerarse limi tada la existencia de este derecho al Esta- do en cuyo territorio ha nacido —dice Pillet— 0 se la debera reconocer en otro Estado cualquiera, teniendo el Gobierno de este Estado, si el caso llega, que pres- tar el apoyo de la fuerza piiblica al titular de este derecho para asegurarle el goce de las ventajas que el mismo implica? Si es asi, si un derecho regularmente adquirido debe ser respetado en todo lugar, gen qué limites se contendr este principio de res- peto y por qué excepciones justas habré que modelarlo?” Y agrega: “T'ales son los términos exactos de esta nueva cues- epns Ya no se trata, pues, de un problema de conflicto de leyes propiamente tal, puesto que no se pretende averiguar en conformidad a qué ley se creara 0 se ex- tinguira el derecho. Lo que se desea saber es el efecto que el derecho produciré en un pafs distinto de aquel en donde se ha generado, esto es, en qué condiciones po- dra ser reconocido dicho derecho en el extranjero. Este es el problema del reco- nocimiento de los derechos adquiridos, Mamado también problema de la impor- tacién de los derechos.“ “2 Pillet: Principios..., tomo II, pp. 328 y 329. 41 Niboyet: Principios... p. 258. RATADO-DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO Supongamos, por ejemplo, que un ex- tranjero casado viene a Chile. Ya no se trata de encontrar la ley competente para que pueda contraer matrimonio en nues- tro pafs. Lo que hay que averiguar en este caso es si se va a reconocer en Chile el matrimonio que este extranjero ha con- traido fuera de él. Podemos apreciar que, cronolégica- mente, ambos problemas no se plantean en el mismo momento. E] problema de los derechos adquiridos no surge sino des- pués de nacido el derecho. No se discute sobre Jos efectos de ‘un derecho sino en tanto que se estd cierto de su existencia. En resumen, los conflictos entre las legislaciones engendran, segtin el instan- te en que el asunto se plaritea, o una cues- tion de adquisicién de derechos o bien una cuestién de derechos adquiridos. Por consiguiente, cada vez que nos encontra- mos en presencia de una dificultad deri- vada de la divergencia existente entre las legislaciones, debemos plantearnog estas dos cuestiones: 1) Se trata de hacer nacer un dere- cho que no existia: busqueda de la ley competente segin el sistema de conflicto de leyes del, juez que conoce del asunto; y 2) Se trata de un derecho ya nacido que quiere hacerse valer: aplicacién del principio de derecho internacional de los derechos adquiridos. Durante mucho tiempo no se percibié la necesidad de la intervencién en el cam- po juridico internacional de Ja nocién de los derechos adquiridos. Se resolvian los conflictos entre las legislaciones sin aislar Ia cuestién del nacimiento del derecho, de la del respeto del mismo. EJ resulta- do de ello, dice Pillet, fue “una oscuridad mayor que la necesaria y una gran incerti- dumbre en cuanto a las soluciones, en una rama del Derecho que tiene una particu- lar necesidad de claridad” Sin embargo, desde el momento en que hizo su aparicién“ la idea de.los de- rechos adquiridos, fue criticada. Se le ha 45" Pillet: Principios..., p. 424. 465 Fista idea de Jos derechos ada encontré expresada Von i siglo XVIII. Eichorn y Gltick la expusieron en el'siglo XIX. Una exposicion completa de esta nueva doctrina esta hecha por Sir William Scott, en el caso "Darlimple con Darlimple: 3 reprochado el de no servir para nada, el de complicar y entorpecer el Derecho ‘In: ternacional Privado, cuando:la nocién’ de conflicto de leyes era perfectamente sufi- ciente para resolver todas las cuestiones. La verdad es que, sin esta nocién, no es posible asegurar en las relaciones in- ternacionales el reconocimiento de los de- rechos adquiridos. Las reglas de solucién de conflictos de leyes, esto es, los princi- pios que nos informan de qué manera podria nacer un derecho, no son suficien- tes para asegurar su eficacia internacio- nal, como lo demostraremos més adelan- te con algunos ejemplos. ‘Ambas situaciones, tan diferentes en- tre sf, nos muestran’ el abismo tedrico que separa a estos dos problemas: el de Jos conflictos de leyes propiamente di- chos y el del respeto de los derechos ad- quiridos. “Conviene ahora insistir —dice Pillet— acerca de que las cuestiones re- lativas al efecto internacional de los de- rechos adquiridos son independientes por completo de los conflictos que las rela- ciones de derecho puedan suscitar, y a veces existirén, aun en hipétesis, en las que no ha habido nunca, ni habra jams, traza de conflicto”.“" Serd, pues, necesa rio hacer una distincién: por una parte, hay casos en que el problema de los de- rechos adquiridos se presenta solo, sin que haya habido un conflicto de leyes al originarse el derecho; por otra parte, hay casos en que los dos problemas de ada sicién y de respeto de los derechos ad- quiridos se presentan sucesivamente. PRIMERA HIPOTESIS: EL PROBLEMA DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS SE PRESENTA SOLO, SIN QUE HAYA HABIDO UN CON- FLICTO DE LEYES, AL ORIGINARSE EI. DE- RE Esta hipétesis se refiere a aquellos casos en que no ha sido necesario resolver nin- ee “Una causa juzgada en un tribunal inglés debe ser juzsada en conformidad a Jos principios de Ta ley inglesa aplicables al caso. Mas el solo principio aplicable en el caso es’ el de que la Validez de los derechos que derivan del matri- jronio de Miss Gordon debe ser regulada segtin Ta ley del pais donde ellos —si existen— tienen su ofigen" (citado por Arminjon, obra citada, tomo I, p. 272). 47 Pillet: Principios..., tomo IL, p. 334. 427 DIEGO GUZMAN LATORRE gtin conflicto de leyes’al originarse el de- recho, porque no ha habido elementos ex- trafios a la soberania nacional. Se trata de relaciones juridicas nacionales en su origen que, posteriormente, se interna- cionalizan. Se plantea, por lo tanto, excl- sivamente la cuestién del derecho’ adqui- rido, cuestién distinta, cuya solucién nos la proporciona el principio de los dere- ches adquiridos. En esta hipdtesis, por consiguiente, sélo puede regir la nocién de los derechos adquiridos. He aqui algu- nos ejemplos: a) Dos personas, ingleses por ejem- plo, se casan:en Inglaterra, pais del cual son stibditos y en el cual tienen, a la vez, su domicilio y todos sus intereses pecu. niarios, y permanecen en su pats. He aqui una situacién de cardcter estrictamente interior. No hay que preguntarse, por lo tanto, con arreglo a qué ley se ha celebra- do el ‘matrimonio. La solucién de un con- flicto de leyes supone la intervencién de un elemento extranjero, lo que no suc de en este caso. Se trata, pues, de una si- tuacién con motivo de Ia cual’no surgiré duda alguna respecto de Ia ley que haya de aplicarse y, por consiguiente, ningun conflicto. Es ‘simplemente una cuestién de derecho privado interno. No existe, hasta ahora, ningtin’ problema de Dere- cho Internacional Privado, es decir, de exportacién de derechos Pero puede muy bien ocurrir que, con el tiempo, estos ingleses tengan la ne- cesidad de invocar en el extranjero, por ejemplo en Francia, su calidad de casa- dos. En otras palabras, este matrimonio puede verse precisado a exportar su es- tado civil. Si el Derecho Internacional Privado se limitara a hacer una investigacién con el objeto de determinar cudl es la ley apli- cable —Io que constituye un problema de puro conflicto de leyes—, no se podrian saber todos los efectos que dicho matri- monio podria producir. Es necesario, en- tonces, hacer intervenir otra nocién, in- dependiente de la de conflicto de leyes; y esta nocién es el principio de los dere- chos adquiridos. En efecto, las reglas de solucién de los conflictos de leyes no ten- drén aplicacién para solucionar nuestro problema, porque en él no hay ningin conflicto que resolver. 428 b) Dos cényuges norteamericanos, cuyo matrimonio ha sido celebrado en su pais, pasan por Bélgica durante un viaje. eCuél sera su régimen matrimonial? En este caso, tampoco se plantea una cues- tion de conflicto de leyes, ya que los nor- teamericanos, por haberse casado en Es- tados Unidos, no han _podido contraer matrimonio sino en conformidad a las le- yes de su pais, Es, pues, un asunto de de- rechos adquiridos.® ©) Una persona ha adquirido en un pais determinado la calidad de hijo legi- timo de otra persona. Padre e hijo son de Ja misma nacionalidad, el nacimiento del hijo ha tenido lugar en el pais donde uno y otro son stibditos; seguin las leyes de ese pais, el segundo es, indiscutible- mente, hijo legitimo del primero. Ahora bien, puede suceder que en el curso de su existencia, deba invocar esta calidad de hijo legitimo en el extranjero, por ejem- plo para recoger una herencia o para jus- tificar su derecho a una pensién alimen- ticia, ¢En qué medida y en qué condicio- nes podra invocar su legitimidad? ¢Oué efectos resultaran a su favor en ese pais extranjero? ¢Qué excepciones podran opo- nerse a las pretensiones que formule ba. sandose en su derecho de hijo legitimo? Tampoco ac4 se presenta un proble- ma de conflicto de leyes. Sdlo surge el problema en materia de derechos adqui- ridos. d) Una persona adquiere en un pais Ja propiedad de ciertos bienes muebles —n automévil, una coleccién de cuadros, un rebafio, ete.—, no cabiendo ninguna duda de que en ese pafs esta persona se reputa propietaria de los bienes muebles adquitidos, ;Podra ella invocar cats eal dad de propietario en un pais extranjero, en Chile por ejemplo? ¥, en caso afirma” tivo, ¢de qué derechos le esta permitido usar en virtud de esta calidad? No ha ha- bido un problema de conflicto de leyes en el origen del derecho; todo entra en el campo de los derechos adquiridos. ©) Un francés celebra un contrato en Francia con otro individuo también na- cional y que, como él, est domiciliado en “8 Niboyet: Princiy oa ios... pp. 259, 260 y ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO el’ mismo pais. El primero se convierte en acreedor del segundo, en conformidad a su ley comin. Si el deudor posterior- mente se traslada y se establece en Italia, por ejemplo, zpodra el primero perseguir a éste en Italia? Su crédito ¢sera conside- rado como valido, como susceptible de dar lugar a una ejecucién forzosa? ¥ si esto ocurre, gen qué medida podran alte- rarse 0 modificarse estos derechos a cau- sa de ser invocados por el acreedor en pais extranjero?. Problema exclusivo de derechos adquiridos. Bstos ejemplos bastan para justificar la nocién de los derechos adquiridos. Es evidente que podria citarse gran miimero de ellos, puesto que no hay relacién al- guna que, al adquirir cierto grado de de- Sarrollo, no dé origen a derechos adqui- ridos y pueda hacer surgir la cuestién de su efecto internacional. Pues bien, en todas estas hipstesis, en cuyo origen no ha habido un conflicto de leyes, el principio del respeto de los derechos adquiridos es el tinico que pue- de proporcionar la seguridad de que na- die discutiré en un pais los derechos ad- quiridos en otro. SEGUNDA HIPOTESIS: LOS DOS PROBLE- MAS DE ADQUISICION Y DE_RESPETO DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS SE PRESEN- TAN SUCESIVAMENTE Sefialemos algunos ejemplos: a) Si un individuo intenta una accién de biisqueda de paternidad en un pais en que ésta esté prohibida, su accién fraca- sara por ir contra el orden publico de di- cho pais y él no adquirira, en consecuen- cia, la filiacién de hijo natural. Pero si el interesado intenta la inves- tigacién de la paternidad donde dicha ac- cién esté admitida —accién que, por lo tanto, no atenta contra el orden’ publico de ese pafs—, y gana el proceso, ¢podré @l prevalerse de su calidad de hijo natu- ral para exigir ciertos derechos en el pais 0 pafses en donde su accién no habia o no hubiera podido ser entablada? Asi, por ejemplo, antes de 1912, un extranjero que hubiese intentado en Fran- cia una accién de investigacién de la pa- ternidad, habria fracasado en sus propd- sitos. Pero, presentando el caso’ ante los tribunales ‘alemanes, lo habria ganado y habria sido reconocido como hijo natu- ral. Podria haber hecho valer en Francia los derechos derivados de su nuevo esta- tuto? Para responder a esta pregunta no habria sido suficiente averiguar qué ley regia la busqueda de la paternidad, pues entonces habria sido menester aplicar la ley francesa, y como segtin ésta la inda- gacién de la paternidad era contraria al orden ptblico antes de 1912, no habria podido reconocerse una filiacién obteni- da con menosprecio de dicho orden pi- blico. Los autores advirtieron que era im- posible aceptar dicho resultado, puesto que era conveniente que Ia calidad de hi- jo natural obtenida en un pais fuera man- tenida, en principio, en los demés paises; y como las normas de solucién de con- flictos de leyes no servian para poder le- gar a este resultado, era preciso recurrir a una nocién nueva: la de los derechos adquiridos. En consecuencia —y cont nuando con el mismo ejemplo del hijo natural, si la sentencia dictada por los tribunales alemanes que le reconocfan tal calidad hubiese condenado al padre a pa- gar una cierta cantidad de francos al mes, se podrian haber embargado en Francia los bienes necesarios para responder de Ja ejecucion de esta sentencia. b). Dos ingleses obtienen el divorcio en Francia. SerA posible que puedan in- yocarlo en Tialia —en donde el divorcio no se acepta—, para poder casarse allf nuevamente? Si tomaramos este caso como un asunto de adquisicién de derechos, la res- puesta serfa, obviamente, negativa. En efecto, el divorcio con ‘disolucién de vinculo no habria podido obtenerse en Italia y, en consecuencia, el divorcio de los ingleses no habria podido producir ningtin efecto en este pais. Sin embargo, a pesar de ello, hay que admitir que, en la practica, la solucién contraria se im- pone y debe ser reconocida. En Francia, en la época en que el di- vorcio no existfa, surgié también la duda en relacién a si los extranjeros divorcia- dos podian contraer matrimonio nueva- 429 DIEGO GUZMAN LATORRE: mente en dicho pais. La Corte de Casa- cién, en sentencia de 28 de febrero de 1860, se incliné por la afirmativa, si bien con un error, a nuestro entender, en los considerandos pertinentes. En efecto, fun- d6 su decisién en el siguiente argument. “Considerando que tal es la consecuencia del principio reconocido por el articulo 3? del Cédigo de Napoleén de la distin- cién entre las leyes personales y las leyes reales”, Creemos que no es porque el es- tatuto de los esposos divorciados sea un estatuto personal que ellos pueden vol- ver a casarse en Francia. “Hay aqui, cier- tamente —dice Niboyet—, una confusion entre el objeto de los estatutos y su co- rrecta aplicacién”. Sin embargo, esta sen- tencia ha efectuado, en su solucién, una excelente aplicacién de la nocién de los derechos adquiridos. ©) Si dos individuos cambian de na- cionalidad, estaran regidos en lo sucesi- vo por su'nueva ley nacional en lo con- cerniente a su estado y capacidad. Qué ocurriré con Jos derechos ya nacidos an- tes de dicho cambio, en conformidad a la antigua ley nacional? Asi, supongamos que dos esposos se casaron bajo el impe- rio de una ley que no permite el divorcio y, posteriormente, uno de ellos se natu- i ‘én donde el divorcio t& permitido, mientras que el otro conti- niia unido a Su antigua nacionalidad. :Po- dra usar el cényuge naturalizado del de recho al divorcio que su nueva legislacién le confiere, o bien su matrimonio queda- r4 sometido a la antigua ley que lo regia con anterioridad a su naturalizacién? Si sélo existiera acd un problema de conflicto de leyes, razonariamos de la ma- nera siguiente: puesto que el. divorcio es- té’sometido a la ley nacional, éste es aho- ra, posible, ya que la ley de la nueva na- cionalidad io admite. Sin embargo, si se reflexiona un poco, podemos advertir que hay algo de anormal y de contradictario en esta disolucién de matrimonio, que no préduce ni puede producir efecto mas que con relacién a uno de los cényuges. Hacemos intervenir, entonces, la idea de los derechos adquiridos, y, de-acuerdo con ella, debemos admitir que el divorcio contintia prohibido porque hay un dere- cho adquirido a la ‘indisolubilidad del matrimonio en virtud de la ley antigua, 430 en _beneficio. de cada uno de los cényu- ges. Es lamentable que la jurisprudencia francesa, después’ de haber rechazado los divorcios pedidos en tales hipétesis, ten- diera mas tarde a admitirlos a veces, des- conociendo la idea de derechos adquiri- dos, al menos cuando la naturalizacién no adolecia de fraude (Tribunal del Se- na, 3 de julio de 1896; en contra de Nar- bona, 21 de diciembre de 1898; Tribunal de Sesacién, asunto Ferrari, 6 de julio de 1922). 4). Un francés compra en Francia un bien mueble corporal —un automdvil, por ejemplo— y luego Io Meva a Suiza. ¢Se le podré discutir, al Uegar a la fron- tera, su derecho de propiedad sobre este objeto, como consecuencia de que, con arreglo a Ia ley francesa, basta un simple contrato para adquirir’ la propiedad de un bien mueble, mientras que la ley sui- za ha conservado el sistema romano que exige la tradicién de la cosa? ¢Se podra decir en Suiza al duefio del automévil que ya no es propietario del mismo por no haber intervenido la tradicién exigida por la ley suiza? Ciertamente que podria de- cirsele, y se deberfa hacer, si la nocién de los deréchos adquiridos no existiera: en efecto, si los bienes muebles estén some- tidos a Ja ley del"lugar en que se encuen- tran, a partir del momento de su Ilegada a Suiza el automévil estaré sometido a la ley de este pais, mas exigente que la fran- cesa, y cuyo incumplimiento no da dere- cho de propiedad sobre el automévil. Pero tal solucién es inadmisible, ya que es légico reconocer dicha propiedad. Todos estan de acuerdo en mantener en Principio este derecho, sin el cual no ha- ria seguridad en los’ negocios. Sin em- bargo, este reconocimiento no seria ‘posi- ble si no existiera el principio especial de los derechos. adquiridos. En efecto, para continuar siendo propietario del automé- vil, seria necesario aplicar la ley france- sa, conforme a Ia cual fue comprado; pe- ro, precisamente, no se puede invocar el amparo de-dicha ley, ya-que el autom6- vil no esté en Francia, siendo, por consi- guiente, demasiado tarde para aplicarla aun bien mueble que ya esta fuera de su 4 Niboyet: Principios..., pp. 261 a 264. | ‘TRATADO DE DERECHO "INTERNACIONAL PRIVADO: 6rbita, Tampoco seria posible aplicar la ley suiza, porque ella rigé las adquisicio- nes que se verifiquen en Suiza: Si una vez en Suiza se vende el automévil; légica- mente la venta se efectuar en conformi- dad a las’ disposiciones de la ley suiza; pero, mientras tanto, no es posible apli- carla para el caso de una adquisicién Te. cha en Francia. De manera que nos en- contramos ante un verdadero dilema: no podemos aplicar la ley francesa, porque ella no es la ley de la ubicacién; ni pode- mos invocar la ley suiza, porque atin no ha habido un acto juridico en Suiza. Es demasiado tarde para aplicar la ley fran- cesa, y demasiado pronto para aplicar la ley Suiza. Como vemos, la teorfa de los conflictos de leyes es impotente para re- solver nuestro problema. Por consiguien- te, no se puede salir de esta dificultad si- no en virtud de un principio distinto, que es, justamente, el del respeto de los dere- chos adquiridos. Aplicando esta nocién, todas las dificuliades desaparecen: todos los derechos nacidos antes del cambio de situacién, en conformidad a la antigua ley de la situacién, subsistirén mientras no se adquieran, en’ conformidad a la nue- va ley, nuevos derechos que la hagan de- saparecer. Por lo tanto, en nuestro ejem- plo, la ley francesa rige las adquisiciones hechas en Francia y, una vez que ellas han sido reconocidas, subsisten hasta que se efectie una nueva adquisicién. CONFLICTOS CONSECUTIVOS A UNA ANEXION™ El principio en estudio se aplica también - a los confli¢tos originados por una ane- xién de territorio. Por efécto de la ane- xién, un territorio cambia dé soberano y de legislacién. El Estado anexante no de- ja nunca de extender su legislacién civil © penal a su nueva adquisicién™ Las le “#0 Anies no ocurria lo mismo, y los anti- guos tratados “de anexién. tenfan cuidado de antener,'en Tos, pafses que camblaban de so- berania, 1a autoridad de las leyes y costumbres anteriores. Con frecuencia contenfan’ tambien tuna confirmacion de los poderes de los magis- trados y de los derechos! de los sefores, orde- hes y corporaciones, Entre estos ‘Tratados ‘Po. demos seflalar los siguientes: de 1118, entre el fugue de Venocia, Oralafo:y ta, Civitas Arben- sis) de ‘1305, entre Felipe el Hermoso y el arzo- yes antiguas se convierten para él-en le- yes extranjeras, y su combinacién con las nuevas leyes suscita cuestiones muy deli- cadas, siempre que se tratan. de apreciar, desde’el punto de vista juridico, situacio- nes que, nacidas antes de la anexién, pro- longan sus efectos con posterioridad a su fecha. Pues bien, el pais anexante procu- ra no rozar las situaciones anteriormente adquiridas, por que es preciso que sub- sistan todos los derechos que existian con anterioridad a la anexién. Veamos algu- nos casos: a) En 1918, la Alsacia y la Lorena pasaron a ser francesas. Todos los dere- chos que existian con anterioridad a la anexién fueron reconocidos como dere- chos adquiridos. Antes de que dichas re- giones pasaran a Francia, las tinicas cues- fiones que debfan ser resueltas eran las del Derecho Civil alemén. No habia, pues, cuestién alguna acerca del nacimiento de derechos, 0 sea, no habia conflictos de origen. La cesién de Alsacia y Lorena a Francia no originé, por consiguiente, si- no una cuestién de reconocimiento de de- rechos adquiridos. b) En Derecho alemén, la alienacién mental del marido puede ser motivo de divorcio. Con anterioridad al afio 1918, varios alsacianos se divorciaron por esta causa. Si no existiera el principio del res- peto de los derechos adquiridos, habria tenido que decirse que esos divorcios no eran vélidos por cuanto éstos deben so- meterse a la ley nacional, que en ese mo- mento era Ja francesa, la cual no admi- tia esta causal. Como esta conclusién era inaceptable, hubo que recurrir forzosa- mente al principio de que un derecho, desdé el momento en que ha sido adqui rido, conserva esta condicién, bbispo de Lyon; de 1343, en que se codié el Det finndon Francia; de Brétigny, en 1360; de Tro- ves, en 1420; de Arras, en L4Bi:pde Cambrai, ent 1835." Ge 1680, dando Ia ciudad “de ‘strasburgo a Francia, ete. a Como es facil advertir, efi 'eSt@ sistema no tenia cabida el principio del respeto de tos de. Techos adquirides, En efecto, él era mutil, pues: fo que las leyes encargadas de la garantla de los “derechos anteriores permanecian siendo Equellas misma bajo, cuyo imperio habian sido Adquiridos, La anexion no tenia, pues, ninguna influencia en el derecho dela Provincia (Pallet: Principios..., tomo TI, p. 368). ar DIEGO GUZMAN LATORRE ©) El Derecho alemén faculta al hi- jo adulterino para intentar una accién contra sus padres, cosa que no es admi- tida por el Derecho francés. En este ca- 50, no es posible decir al interesado que ha ganado en el pleito, que todo lo obra- do no es valido, a causa de que el estatu- to personal estd sometido a la ley del Es. tado cesionario. El tiene un derecho ad- quirido que es necesario respetar. d) Con motivo de la anexién a Polo- nia de la parte este de la Silesia, Ievada a cabo en 1919, el Tribunal Permanente de Justicia Internacional tuvo ocasién de aplicar —especialmente en su sentencia de 25 de mayo de 1926 (asunto de la fé- brica Chorzow) y en el dictamen de 10 de septiembre dé 1923 (asunto de los co- lonos alemanes en Polonia)— el princi- pio del respeto de los-derechos adquiri- dos. En el dictamen consultive emanado de este Tribunal, de 10 de septiembre de 1923, puede leerse lo siguiente: “El Tri- bunal se encuentra aqui en presencia de derechos privados que se derivan de dis- posiciones legales o convencionales ex- esas. Para los fines de este dictamen, Basta con decir que aun los que discuten la_existencia, en Derecho Internacional, del principio’ de la sucesién de los Esta: dos, no pretenderdn sostener que los de- rechos privados, incluso aquellos que han sido adquiridos del Estado en su calidad de propietario, no se pueden oponer vali- damente al que le sucede en la sobera- doen En su reunion de Siena, de 1952, el Instituto .de Derecho Internacional apro- b6 undnimemente la ponencia del jurista ruso Makarov acerca de los efectos que los cambios de soberania pueden produ- cir sobre los derechos de los particulares. En ella se acepta la supervivencia de los derechos de cardcter privado después de la anexién. PRINCIPIO QUE RIGE EN MATERIA DE. DERECHOS ADQUIRIDOS Bl principio general que rige la materia en estudio es el de que los derechos vali- 41 Niboyet: Principios. .., pp. 266 y 267. 47 Miaja, obra citada, tomo 1, p. 428. 432 damente adquiridos de acuerdo con la ley del pais de su.origen, deben producir sus efectos en todas partes, o sea, aun fuera del pafs en que han nacido Dice Pillet: “En principio... la ley a estable- cer aqui es tan cierta teéricamente, como précticamente necesaria, y aun puede de- cirse que, lejos de provocar conflictos, es- tablece una perfecta concordancia entre los intereses de los diversos Estados. Es- ta ley puede formularse asi: todo Estado, por regla general, debe asegurar en su te- rritorio el respeto y la observacién. de los derechos adquiridos, ley que puede cali- ficarse uno de los fundamentos del De- recho Internacional Privado”.* La verdad es que pugna con la equi- dad que si un acto o contrato ha sido eje- cutado 0 celebrado con estricta observan- cia de las normas juridicas vigentes, no sea reconocido y acatado en todas par- tes. El extranjero debe, pues, obtener en todo tribunal el respeto de los derechos adquiridos en otro pais bajo el imperio de la ley extranjera. La parte que ejecuta actos sucesivamente en dos Estados esta exactamente en la situacién de la perso- na que, en un mismo Estado, esté some- tida a dos leyes, de las cuales Ia segunda deroga la primera. Al llegar a un Estado distinto a ejecutar nuevos actos, el indi- viduo se encuentra para lo sucesivo so- metido a la ley del Jugar en que esta ac- tuando; pero esta ley no puede regir lo que ha’ sido hecho en el pasado, en el te- rritorio de otro Estado, puesto que no es- taba en vigor en el lugar en que el acto anterior se llevé a efecto. IMPORTANCIA DE LA NOCION DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS La importancia del principio de que los derechos regularmente adquiridos deben producir sus efectos aun fuera del pais en que han nacido, es innegable. Descan- sa ella en su evidente necesidad. En efec- to, el principio es absolutamente necesa- rio “para que las leyes produzcan en el 43 Pillet: Traité Pratique de Droit Inter- national Privé, Paris, 1923, p. 121. “4 Pillet: Principios..., tomo TI, p. 354. ‘espacio —como dice Niboyet— todo su efecto util”.*° Las razones de su existencia son de hecho y de derecho: a) La raz6n de hecho consiste en que. si los derechos adquiridos en un pais no fueran respetados en los demas, no ha- bria posibilidad de comercio internacio- nal ni podria existir en la sociedad nin- ma relacién de derecho privado. No abria seguridad alguna para los particu- lares en cuanto a la proteccién y salva- guardia de sus derechos.” Una persona que se traslade de un lugar a otro, esta- rfa expuesta a un constante cambio de personalidad juridica, asf como un viaje- To cambia de vestimenta a medida que va cambiando de clima. Dice. Pillet: “Se concebirfa que un hombre, al abandonar su patria, se encontrara por ese solo he- cho despojado del conjunto del derecho y deberes que constituyen su persona ju- ridica y social? ¢Es admisible —agrega— que al pasar de un Estado a otro pierda un hombre las cualidades de hijo legiti- mo, de esposo, de padre de familia, que habia regularmente adquirido? Y, sin em- bargo, estos derechos, estas cualidades, estas ‘prerrogativas, han tenido su base en actos o en hechos juridicos realizados en el extranjero; no pueden producir su efecto ms que si se reconocen en las re- laciones internacionales la regularidad y la eficacia de las fuentes de que derivan. Si se Ileva la idea de independencia de los Estados hasta el extrémo de afirmar que cada uno de ellos es duefio absoluto de su territorio, no habria inconsecuen- cia alguna al deducir de eso que un Es- tado no esta obligado a reconocer a una persona las cualidades juridicas que ha adquirido bajo el imperio y bajo la ga- rantia de otras leyes. ¢Se intentaré decir que un comerciante que sale de su patria no es. ya duefio de las mercancfas que transporta consigo? Seria absurdo; pero en este mismo absurdo no habrfa'mas que la consecitencia légica del defecto de to- do respeto por actos juridicos realizados en el extranjero en virtud de leyes extran- jeras. El hacer aparecer estas consecuen- cias basta para mostrar la necesidad del Niboyet: Principios. .., p. 261. 476 Duncker, obra citada, pp. 430 y 431. TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO principio que tnicamente permite descar- tarlas‘”" b) La razén de derecho consiste en que, tanto en Derecho interno como en Derecho Internacional, cuando un acto ha sido ejecutado conforméndose a las reglas juridicas, él “debe ser reconocido y respetado y producir sus efectos en to- das partes. Este reconocimiento consti- tuye la mejor confirmacién practica del principio de la comunidad juridica inter- nacional aplicado en el dominio del De- recho Privado”.*® En resumen, dentro de la concepcién del Derecho Internacional Privado al ser- vicio de la seguridad del tréfico juridico, el respeto a los derechos adquiridos apa- rece como una necesidad primordial y, por consiguiente, como una meta a se- guir en todos aquellos paises donde se encuentre negado por las leyes o ‘por las decisiones jurisprudenciales. El profesor Ramirez Necochea esti- ma que el principio del Derecho Interna- cional de los derechos adquiridos que se invoca con el fin de dar seguridad a las personas de que sus derechos seran re- conocidos en el extranjero, carece de la precision necesaria para que sea eficaz, agregando que “se hace indispensable, entonces, buscar nuevas formulas que aseguren el cardcter que deben tener al- gunos derechos, cualquiera que sea el lu- gar en que se encuentren los titulares de ellos”. TERMINOLOGIA La expresion “derechos adquiridos”, acu- fiada por Pillet, ha sido objeto de criticas. Se dice que, en rigor, el _adjetivo sobra. Bastaria emplear la palabra “derechos”, porque de lo contrario se podria aceptar que hay derechos que no son adquiridos. Ahora bien, ¢cudles serian los derechos que no son adquiridos? Nos quedariamos en el Ambito de las meras expectativas, pero éstas nunca se consideran como de- 477 Pile 353. 478 Foignet, citado por Duncker, obra cita- da, p. 431. 47 Ramirez Necochea, obra citada, “Teo- ria General", pp. 79 y 80. Principios..., tomo IL, pp. 352 y 433 DIEGO GUZMAN LATORRE, recho. Todo derecho subjetivo, desde el momento que existe, tiene que ser adqui- rido, esto es, incorporado a la persona o al patrimonio de su titular. En este senti- do, se dice que es més exacta la expresion empleada por Niboyet, quien, en la tilti- ma fase de su pensamiento, ha hablado en vez de “derechos adquiridos”, de la cuestién de’ Ia eficacia internacional de los “derechos definitivamente constitui- les Capitulo segundo EL PRINCIPIO DEL RESPETO DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS, EN SI MISMO. EI examen del principio del respeto de Jos derechos adquiridos nos plantea dos interrogantes: gcudndo se'esta en presen- cia de un derecho adquirido? y ¢cudles son los efectos producidos por un dere. cho adquirido? CONDICIONES DE EXISTENCIA DE UN DERECHO ADOUIRIDO Para que un derecho sea reconocido como internacionalmente adquirido, debe reu. nir los siguientes dos requisitos funda- mentales: 1) Que haya nacido en virtud de la ley internacionalmente competente, segtin el sistema de derecho internacional pri. vado del pafs en que se invoc: ay 2) Que se haya cumplido con todas Jas condiciones impuestas internamente por esta ley internacionalmente compe. tente. El primer requisito es una cuestién de orden internacional; el segundo, una de orden interno. PRIMERA CONDICION: ES PRECISO QUE EL DERECHO HAYA SIDO ADQUIRIDO-EN VIRTUD DE LA LEY INTERNACIONALMEN- TE COMPETENTE SEGUN EL SISTEMA DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO DEL PAIS EN QUE SE INVOCA Para que un derecho se imponga al res- peto de los diversos Estados, es indispen- 434 sable que la ley bajo cuyo imperio nacié haya sido la ley competente. Ahora bien, geémo determinarla? Como no existe una ley internacional que establezca cual es Ia ley internacionalmente competente pa- ra adquirir un derecho, es preciso que es. ta ultima sea establecida por el sistema de derecho internacional privado del Estado en el cual el derecho se invoca. Es indu- dable que no puede invocarse un derecho en un pais determinado més que cuando haya sido adquirido en virtud de la ley declarada competente’en dicho pais. Una solucién distinta violaria el principio de Ja independencia de los Estados. Por lo tanto, para que Chile, por ejemplo, estime adquirido un derecho! es necesario haberlo adquirido mediante la ley que el sistema chileno declara ser in- ternacionalmente competente. Examinemos ahora, al aplicar este principio, dos posibles hipotesis: la pri- mera, aquella en que segtin el sistema del pais donde se hace la invocacién, la Jey competente hubiese debido ser su propia ley; y Ia segunda, aquella en que su pro- pia ley no es competente. a) Primera hipétesis: se pretende reconocer en Chile un derecho adquirido, cuya adquisicién, segtin el sistema chile. no de derecho internacional privado, de- bi6 hacerse con arreglo a la ley chilenss No presenta este caso ninguna difi- cultad, por cuanto es evidente que no es- tamos en presencia de un derecho adqui- rido. Un derecho no se considece adquiri- do —cuando el asunto se plantea ante los tribunales chilenos— si no se ha cumplido con la ley que, segiin el derecho interna- cional privado chileno, es la internacio- nalmente competente, ley que, en el caso de Ja hipétesis, era la chilena. Asi, supon- gamos que se legitima a un chileno en Bo- livia, en conformidad a Ia ley boliviana, © que dos chilenos casados en Chile y do. miciliados en Estados Unidos obtienen su divorcio en dicho pais, que rige a éste por la ley del domicilio. Tanto la legitimacién como el divorcio no constituyen derechos internacionalmente adquiridos con respec- to a Chile, esto es, no pueden producir ningtin efecto en Chile, puesto que, segtin el sistema de derecho internacional priva- do chileno, fueron adquitidos bajo una ley internacionalmente incom etente. En efecto, con arreglo al sistema de Chile, los ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO chilenos estan sometidos, en materia de estatuto personal, a la ley patria, no obs- tante su residencia o domicilio en pais ex- tranjero (articulo 15 del Cédigo Civil). Por lo tanto, cuando la ley chilena es com: petente, no se puede reconocer en Chile un derecho nacido en conformidad a una ley extranjera. b) Segunda hipstesis: la ley del pais en el cual se quiere hacer valer un dere- cho adquirido no era aplicable. Supongamos que dos argentinos, ca- sados en Uruguay, se divorcian en Esta- dos Unidos y desean hacer valer dicho de- recho adquirido en Chile. Lo primero que debe investigar el juez chileno es si un tribunal chileno hubiera debido ser com- petente, hipétesis que recién examinamos. Es evidente que, si la competencia debié pertenecer a un ‘tribunal chileno, no pue- de haber derecho adquirido. Pues bien, en el ejemplo es incuestio- nable que la ley chilena no era aplicable. No es, por consiguiente, ley interesada. Cabe hacerse, entonces, la siguiente pre- gunta: al no pertenecer Ja competencia a un tribunal chileno, ges necesario respe- tar el sistema chileno de conflicto de leyes o basta con que se haya respetado la ley del pais en que se pretende haber adqui- rido el derecho? Asf, si se trata de una sentencia inglesa, gbasta con probar que el tribunal era competente segtin el Dere- cho inglés? En el caso del matrimonio argentino, el juez americano ha aplicado la ley del domicilio, lo cual no guarda conformidad con el sistema chileno de derecho interna- cional privado. ¢Habra que decidir que, segtin el sistema chileno, la anulacién del matrimonio depende de la ley nacional de los cényuges y que prevalecer4, por lo tanto, el sistema chileno de derecho inter- nacional privado sobre el sistema de Es- tados Unidos; o habra que decidir que el divorcio es vélido porque el juez norte- americano era competente segin-el siste- ma de derecho internacional privado de Estados Unidos? Segtin Niboyet y Pillet, al pats donde ha de ejecutarse la sentencia es al que co- rresponde decidir cul era el tribunal competente, puesto. que los tribunales de- ben asegurar, en toda circunstancia, el respeto de las reglas nacionales de con- flictos de leyes. Las reglas que se refieren a_los conflictos de leyes son reglas que afectan a la independencia de los Estados, por lo que cada uno debe estatuir, acerca, de ellas, con absoluta libertad: No debe bastar —agregan— que el tribunal del pais en que se dicté el fallo haya sido competente ‘de acuerdo a su sistema de derecho internacional privado, porque bien puede darse el caso de que exista conflicto entre varios paises extranjeros, de suerte que también cada uno de ellos reclame la competencia en el asunto." NUESTRA OPINION En nuestra opinién, cuando el pafs de im- portacién del derecho no esta interesado, si ha podido adquirirse el derecho con arreglo a una ley extranjera —aunque va- ya ello contra el sistema de derecho inter- nacional privado del mismo pais de im- portacién—, se le consideraré validamen- te adquirido y se le deberé respetar. Por lo tanto, estimamos que el divor- cio obtenido por el matrimonio argentino en Norteamérica debe ser considerado co- mo vélido por nuestros tribunales. INSTITUTO DE DERECHO INTERNACIONAL Este problema se planted, a propésito de la ejecucién de sentencias extranjeras, ante el Instituto de Derecho Internacio- nal, en su sesién de Viena de 1924, Des- pués de amplia discusién, el Instituto de- cidié que para que una sentencia sea un derecho adquirido principalmente sobre el terreno de la competencia, no basta con que ésta exista segtin la ley del pais donde la sentencia ha sido dictada. El Instituto se decidid, en consecuencia, por el siste- ma propuesto por Pillet y Niboyet. LEGISLACION CHILENA Creemos que la legislacién chilena acepta el sistema que propugnamos en nuestra opinién. En efecto, segtin lo establecido wo Pillet: Manuel..., p. 434; Niboyet: Prin- cipios. .., pp. 277 y 278. 435 DIEGO GUZMAN LATORRE, por el articulo 245 de nuestro Cédigo de Procedimiento Civil, para otorgar el exe- qudtur.a una sentencia extranjera es me- nester, entre otros requisitos, que “no se oponga a la jurisdiccién nacional”. Ello significa que no haya debido ser un tribu- nal chileno el.competente. Nada dice acer- ca de que la sentencia debio dictarse de acuerdo a la ley competente segiin la legis- lacién chilena. SEGUNDA CONDICION: ES PRECISO HABER CUMPLIDO CON TODAS. LAS CONDICIONES PRESCRITAS POR LA LEY DE DERECHO INTERNO, DE LA LEY INTERNACIONALMENTE. COMPETENTE PARA ADQUIRIR EL DERECHO Esta segunda condicién exige que el de- recho adquirido exista vdlidamente de acuerdo con la ley que ha presidido su na- cimiento. Es indispensable que se hayan satisfecho integramente los requisitos exi- gidos por dicha ley, cualesquiera que ellos sean. Este es un problema de Derecho in- terno. Asf, por ejemplo, si debid adquirir- se un derecho con arreglo a la ley brasi lera, es necesario consultar los principios de derecho interno de esa ley, para saber si se han cumplido sus condiciones y si, en virtud de dicho cumplimiento, existe un derecho adquirido. Analizaremos esta cuestin desde tres puntos de vista: del nacimiento del dere- cho, de su modificacién ulterior y de su extincién. a) Nacimiento del derecho Como dice Niboyet, “es preciso, ante to- do, haber adquirido algo”. Asi, si dos per- sonas se casan en un pafs en’ que el ma- trimonio es nulo, tal nulidad existiré en todas partes, aunque de haber tenido lu- gar ese matrimonio en el pais en que se invoca, hubiera sido valido, Por ejemplo, si dos personas han celebrado su matri- monio en Suiza y éste es nulo, no pueden invocar en Chile su calidad de cényuges, aun cuando se les hubiera reconocido ese cardcter si se hubieran casado en Chile. Esta cuestion se planted con relacién a ciertos matrimonios que se habfan ce- lebrado en Rusia con anterioridad a la guerra. Los cényuges se habjan casado si cumplir las condiciones de la ley rusa, a 436 causa de ciertas dificultades. Estos matri- monios, por ser nulos, no pudieron ser considerados como validos en los demas Paises. Es extrafio, por Io tanto, que el Con- venio de La Haya acerca del'matrimonio, de 12 de junio de 1902, haya establecido en’su articulo 7? que un matrimonio nulo en el pais donde se ha celebrado, a causa de-un defecto de forma,*' “podrd, sin em- bargo, ser reconocido’ como valido en otros. paises”. b) Modificacién ulterior del derecho Supongamos que se adquiere una cosa mueble en un pafs —Suiza, Alemania, Chi- le— cuya legislacién exige que el vende- dor haga la tradicién al comprador. Pos- teriormente, y sin que la tradicién se haya efectuado, dicha cosa es transportada a otro pais —Francia—, donde basta -el acuerdo de voluntades para adquirir el derecho de propiedad. ¢Podra el interesa- do alegar propiedad sobre la cosa, basan- dose en que, segtin la ley francesa, basta el simple convenio para adquirirla? No. La ley francesa ha sido hecha para regir las enajenaciones de Jas cosas situadas en Francia en el momento de la venta y no para aquellas que, ya vendidas, entran en dicho pais. De modo que es necesario que las condiciones prescritas por el pais de origen del derecho para la transferencia de la propiedad mueble se hayan cumpli- do integralmente. Si el adquirente no ha cumplido con Ja ley competente, bajo cu- yo imperio se hizo la transaccién, el dere- cho de propiedad no existe y contintia in- existente. ©) Extincién del derecho ¢Hasta qué momento los derechos regu- larmente adquiridos en un pais pueden ser ejercidos en otro? Es evidente que un derecho conservaré su calidad de tal mientras subsista en el pais donde ha na- cido. Un derecho se extingue segtn las re- glas de la ley competente bajo la cual nacié, de suerte que, cuando el derecho nacido vélidamente se ha extinguido se- gin la ley competente para su extincién, queda extinguido en todas partes. Asf, si “81 Ello ocurriria, por ejemplo, si se cele- brara en Grecia un matrimonio civil en Tagar de un matrimonio religioso. TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO un extranjero invoca en Chile la protec- cién de una obra publicada én su pais, donde se ha extinguido tal proteccién, no hay derecho adquirido para la ley chilena junque ésta atin le otorgué protec- cién—, porque ese derecho ya no existe, ya no queda nada de él. Un individuo po- seedor de un derecho de propiedad litera- ria sobre una obra que ha sido publicada en un pais —Francia— donde la propiedad intelectual es protegida durante 50 afios después de la muerte del autor, no puede pedir que se proteja su derecho en otro pais —Espafia— que reconoce esta pro- piedad hasta 80 afios después de la muer- te. En Espaiia no se podra prolongar por 30 ailos una proteccién que ha dejado de existir en el pafs de origen. A pesar de lo dicho, si observamos la reglamentacién dada a’ esta materia en algunos tratados, observaremos que fre- cuentemente se ha olvidado esta idea so- bre todo en materia de patentes de inven- cién. En efecto, se ha admitido que el que ha patentado un invento en un pats deter- minado y obtiene después la misma pro- teccién. en otros paises —proteccién que, en principio, es la de una patente inicial— puede continuar siendo protegido por es- tas patentes extranjeras, aunque ya no la sea por la patente original. Es la famosa cuestién de la solidaridad, o no solidari- dad, de las patentes. Si no se admite la solidaridad, la patente inicial puede cadu- car y las restantes patentes pueden conti- nuar existiendo. Con motivo de la nacionalizacién de las sociedades rusas, se present6 también el problema de la extincién de derechos adquiridos. Las sociedades rusas que, por la nacionalizacin, dejaron de existir, te- nfan, en la mayor parte de los casos, su- cursales en pafses extranjeros. Pues bien, estas sucursales ¢continuarian existiendo? Es evidente que no, dado que la sucursal no es més que una oficina de la sociedad y no posee, en consecuencia, una vida ju- ridica separada. ‘Mientras Jos Soviets no fueron reco- nocidos por los demas paises, el asunto no se planted en ellos, porque al no recono- cérseles, no se reconocié tampoco ningu- no de’ sus actos, entre ellos el de 1a nacio- malizacién de las sociedades. Estas se- gufan existiendo, como también las sucur- sales. Pero cuando los Soviets fueron re- conocidos, el problema se planted de in- mediato: las sociedades. que ya no exis- tfan en Rusia,

También podría gustarte