donde sonccaba la chicha, la usma o la sayana, con el picante jayari pa apaciguar la maana; mascando un chinchucho, con ese chaqque de nabos. Cmo no recordar mis tiznadas paredes de adobe; tu techo de tijera, con su ccechincha llorona; tus claraboyas pintadas por esa paila glotona, tras la tinaja, un chasca para que no se roben. Tus chombas de chicha, llenas y con espuma, la candela en la cconcha consumiendo una raja; dos maillanas sudorosas peleando en la tinaja, sacando la ltima gota al anchi de la seisuna. Tu alegre pendn rojo, en la puerta nos llamaba; la humareda en la chiminea derramaba el apetito, cuando la coneja se quejaba del cututo con un grito, mientras el carcoso gato cconchero miraba. Como voy a olvidar al huinco jalando el cconcho, y cuando soplan la teqque, con esa larga pucuna; a la cuchara de palo, meniando el locro pa la hambruna; y al Loncco enccapichado con su chalina y su poncho. Y la hermosa picantera, con sus trenza mal peinada, siempre carajiando mientras la gota gorda sudaba, silbando su triste, al son de su batn y chaqquena, y moliendo su Datan de anauchos pa la picantiada.