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16 SAGL KRIPKE uate cote algo ms de argumenisin de Kripke en favor de Witgon in gue de evgekién dl propo wget de Wigentcn oe lo qe svectCon i yor parte de eno lesa. (vee as 19° “t bers sbi de as cotones. El guna Gn Cuter” ee nae for! texto teal te Witatain,Erobemens @ samen. oer Ends ajo que enon be tspacon das dl vee ie Whee Sten el argent de ave maar dpncones oom seen tal ‘no. cot potrenete unfit Sn" eabrgo tue tees orgen oe evaporate de Wigestln sree ats Se oe Exiistagente pnses ase eth miner fae de, coos Se eae se) Bo oe a ee eae cn, ote wae tr ent comtenin deta nn el poe eed fe Wittgenstein y que considere a las rutas como éstas Seeman LA PARADOJA WITTGENSTEINIANA En § 201, Wittgenstein dice: ‘esta era nuestra paradoja: ningsin curso de accién podria determinarse por una regla, porque puede hhacerse concordar a cualquier curso de accién con una regia’ En esta seccién del presente ensayo, intentaré desarrollat a mima- nera la ‘paradoja’ en cuestidn, La ‘paradoja’ es quiz él problema central de las Philosophical Investigations. Inclusive alguien que cuestionara las conctusiones referentes al ‘Tenguaje privado’ y las filosofias de la mente, las mateméticas y la Wgica que Wittgenstein cextrae de su problema, bien podria considerar al problema mismo ‘como una importante contribuciin a la fildsofia. Puede conside- rrsele como una nueva forma de escepticismo filoséfico. Siguiendo a Wittgenstein, desarrollaré el problema primeramente ‘en relacién con un ejemplo matematico,,si bien el problema escép- tico relevante se aplica a todos los usos significativos del lenguaje. ‘Yo, como casi todos los hablantes de espafiol, uso la palabra ‘mis? y el simbolo ‘4’ para denotar una funcién matemética bien cono- ‘ida, la adicién. A a funcién se le define para todos los pares de enteros positives, Mediante mi representaciin simbélica externa y mi representacién mental interna, yo ‘aprehendo’ la regla para ia adicién, Un punto es crucial para Ia ‘aprehensién’ de la regla. Aunque yo mismo he calculado tinicamente un niimero finito de sumas en el pasado, Ia regla determina una respuesta para un niimero indefinidamente grande de nuevas sumas que nunca he considerado previamente. Esta es toda la idea de la nocién de que al aprender a sumar yo aprehendo una regla: mis intenciones pasadas concernientes a la adicién determinan en lo futuro una finica respuesta para un mimero indefinidamente grande de nuevos casos. } Permitaseme suponer, por ejemplo, que ‘68 +- 57° es un cileulo que no he efectuado nunca antes. Puesto que yo en el pasado he 18 SACL KRIPKE efectuado —inclusive silenciosamente para mi mismo, para no hablar ya de mi conducta piiblicamente observable— inicamente un nimero finito de céleulos un ejemplo como éste seguramente existe, De hecho, la misma finitud garantiza que haya un ejemplo que excede, en ambos argumentos, a todo eéleulo previo. En lo que sigue asumiré que ‘68 ++ 57’ sirve bien para este propésito, ‘Al realizar el célculo obtengo, desde luego, la respuesta ‘125° Yo tengo confianea, quiz4 después de revisar mi trabajo, en que 125" es la respuesta correcta, Es correcta tanto en el sentido arit- mético de que 125 es la suma de 68 y 57 como en el sentido ‘metalingiistico de que ‘mis’, tal como yo intenté usar esta palabra cen el pasado, denota una funcién que, cuando se aplica a los nit ne como resultado el valor 125. ‘Ahora bien, supéngase que me topo con un escéptico raro. Este escéptico cuestiona mi certeza acerca de mi respuesta, en lo que acabo de llamar el sentido ‘metalingiiistico’. Tal vez, stgiere, tal como yo usé el término ‘més’ en el pasado, la respuesta a la que aspiraba para ‘68 ++ 57° deberia haber sido ‘S", Desde Iuego que la sugerencia del escéptico es obviamente loca. Mi respuesta inieial fa tal sugerencia seria que regresara a la escuela y aprendiera a sumar, Dejemos, sin embargo, que el retador siga adelante. Des- ppués de todo, dice, si ahora tengo tanta confianza en que mi inten- cidn, tal como yo usaba el simbolo ‘+’, era la de que ‘68 + 57° resultara denotar a 125, eso no puede ser porque yo explicitamente me haya dado a mi mismo instrueciones para que 125 fuera el resultado de efectuar la adicién en este caso particular. Por hipé- tesis, no hice tal cost, Pero, desde luego, la idea es que en este nuevo caso, yo deberia aplicar exactamente la misma funcién 0 regla que tantas veces apliqué en el pasado, Pero zquién va a decir cil es est funcidn? En el pasado yo me di a mi mismo sélo tun mimero finito de casos que ejemplificaran esta fumncién, Noso- tros hemos supuesto que todas ellos involucraban mimeros menores que 57. Por lo que quiza en el pasado yo usé ‘mis’ y “4? para denotar una funcién que lamaré ‘tas’ y simbolizaré mediante ‘@. Fsta queda definida asi x@y=xty, six, y Esta es, pues, la paradoja escéptica. Que yo responda de und twotra manera al problema “68+57', no puede justificar una res- puesta mis que otra. Puesto que no se le puede responder al ‘escéptico que suipone que yo hablaba de tis, no hay ningin hecho acerca ‘de mi que distinga entre mi hablar de més y mi hablar de tas, En verdad, no hay ningtin hecho acerca de mi que di entre mi referencia mediante ‘mas’ a una funcién definida (la cual determina mi respuesta en muevos casos) y mi no referirme a nada en absoluto. En algunas ocasiones, cuando contemplo la situacién, tengo algo asi como un sentimiento raro, Inclusive en este momento que escribo , tengo confianza en que hay algo en mi mente —el significado que le adjudico al signo ‘mas’— que me insiruye acerca de lo que deberia hacer en todos los casos futuros. No predigo lo que haré —véase la discusién que viene a continuacién—, sino que me instryo a mi mismo acerca de lo que deberia hacer para rme al significado, (Si fuera yo'a hacer ahora alguna pre~ WITTGENSTEIN: REGLAS ¥ LENGUATE PRIVADO 29 diceién respecto a mi conducta futura, ésta tendria un contenido sustantivo s6lo porque ya tiene sentido preguntar, en términos de las instrucciones que me di a mi mismo, si mis intenciones se ajustaran a ella o no.) Pero cuando me concentro en lo que abora tengo en la mente Zqué instrucciones pueden encontrarse alli? 2Cémo puede decirse que actiio sobre la base de esas instrucciones cuando actie en el futuro? El nimero infinito de casos de la tabla no esta en mi mente para que en mi futuro yo los consulte. Decir que hay en mi mente una regla general que me dice cémo sumar en el futuro es tan sélo hacer retroceder el problema a las, otras reglas, que también parecen haber sido dadas sélo en té rminos de un miimero finito de casos. :Qué puede haber en mi mente que yo pueda usar cuando actiie en el futuro? Pareceria que la idea de significar s€ desvanece por completo en el aire. aPodemos escapar a estas inereibles conclusiones? Permitaseme, primero, discutir una respuesta que més de una vez he ofdo durante conversaciones sobre este t6pico. De acuerdo con esta respuests, Ja falacia en el argumento de que el que yo me haya referido a mis no consiste en ningéin hecho acerca de mi radica en la supo- sicién de que un hecho como ése debe consistir en un estado mental ocurrente. En verdad, el argumento escéptico muestra que toda mi historia mental pasada ocurrente podria haber sido la misma independientemente de si quise hablar de mis o de tés, pero todo Jo que esto muestra es que el hecho de que yo haya querido decir mas (y no tis) tiene que ser analizado disfosicionalmente, antes ‘que en términos de estados mentales ocurrentes. Los anilisis dispo- sicionales, desde The Concept of Mind de Ryle, han ejercido in- fluencia; la obra posterior del propio Wittgenstein es, desde luego, tuna de las fuentes de inspiracién para tales andlisis y algunos podrian pensar que él mismo deseaba sugerir una solucién disposi- {jonal a su paradoja 1 andlisis disposicional que yo he ofdo proponer es. simple. Referirse a la suma mediante ‘-{' es estar dispuesto, cuando se me pregunta por cualquier suma ‘x ++ y’, a dar como respuesta la suma x y y (en particular, ‘125° cuando se me interroga acerca de ‘68 + 57’). Es cierto que mis pensamientos y respuestas que de he- cho tuve o di en el pasado no permiten diferenciar entre Ia hipdtesis més y la hipdtesis tas; pero, inclusive en el pasado, habria hhechos disposicionales acerca de mi que si establecerian tal dife- rencia, Afirmar que yo en realidad quise en el pasado decir mis 30. sAGL XQUPKE s afirmar —como con toda seguridad pasé— que si se me hubiera preguntado acerca de ‘68 +} 57° yo habria respondido ‘125'. Por hipdtesis no se me pregunt, pero no por ello la disposicién dejé de estar presente, | Hasta cierto punto, esta respuesta deberfa inmediatamente hacer ver que esti mal dirigida, que no da en el blanco, Porque el escép- tico creé una atmésfera de perplejidad en relacién con mi justifica- cién para responder ‘125’ y no ‘5? al problema planteado de la suma. HI piensa que mi respuesta no es mas que un golpe a ciegas Nos hace avanzar acaso la respuesta sugerida? zCémo justificar mi eleccién de ‘125°? Lo que ella dice es: 125" es la respuesta que tno esta dispuesto a dar y (tal vez afiada In respuesta) tam- bién habria sido la respuesta de uno en el pasado”. Muy bien, yo sé que ‘125° es la respuesta que estoy dispuesto a dar (jde hecho la estoy dando!) y tal vez sea itil que se diga —como una euestién de hecho bruto— que habria dado la misma respuesta en el pasado. 2Cémo podria algo de todo esto indicar que —ahora 0 en el pasa- do— ‘125” era una respuesta justificada en términos de instetic- ciones que yo me dia mf mismo y no un mero titere injustifieado que brinca’de una caja de sorpresas y una respuesta arbitraria? Se supone acaso que yo debo justificar mi creencia actual de que yo queria hablar de adicién, no de tadicién, y que por ello debetia responder ‘125’, en términos de una hipétesis acerca de mis disposiciones pasadas? (caso consigno e investigo la fisio logia pasada de mi cerebro?) Por qué estoy tan seguro de que tuna hipétesis particular de esta clase es correcta, cuando todos mis pensamientos pasados pueden construirse de tal manera que resulte que lo que yo queria decir podria ser mis o tis? Alternativamente ies la hipéiesis de referirme a mis disposiciones actuales lo tinico que daria por definicién la respuesta correcta? Nada es més contrario a nuestra concepcién uswal —o a la de Wittgenstein— que la suposicién de que “todo lo que me va a pare- cer correcto es correcto” (§ 258). Al contrario, “eso sélo significa que no podemos hablar aqui de correcto”” .(ibid.). Un eandidato para lo que constituye mi estado de significar una funcién antes que otra, mediante un signo funcional dado, deberia ser tal que, sea lo que sea lo que de hecho haga (esté dispuesto a hacer), haya una iinica cosa que yo deberia hacer. ¢No es el punto de vista disposicional sencillamente una ecuacida de realizacién con correccién? Asumiendo el determinismo, inclusive si lo que yo WITTGENSTEIN: REGLAS Y LENGUAJE PRIVADO 31 intento es no denotar ninguna funcién tedrica numérica en parti- cular mediante el signo ‘*, en la misma medida en que eso vale para“, aqui es verdad que para cualesquiera dos argumentos ‘my n, hay tina dnica respuesta p que yo daria"? (escojo, como normalmente diriamos, como caiga, pero causalmente la respuesta est determinada). La diferencia entre este caso y el caso de la funcién ‘4’ es que en el primero, mas no en el segundo, mi respues- ta, determinada con exclusion de cualquier otra, puede lamarse con toda propiedad ‘correta’ o ‘incorrecta’. De ahi que si parezca que la explicacién disposicional concibe smal el problema del escéptico —encontrar un hecho pasado que justifique ii respuesta actual. Como un candidato para un ‘hecho’ Gue determine fo que yo quiero decir, éte fracasa en satisfacer la condicién basica para tales candidatos, ya enfatizada en las piginas 5 y 6, a saber, que éste deberia decirme qué tengo que hacer en cada caso nuevo. En tiltima instancia, casi todas las ob- jeciones a las explicaciones disposicionales se reducen a ésta. Sin ‘embargo, pesto que el disposicionalista ofrece un candidato po- pular para lo que podria ser el hecho de lo que quiero decir, vale la pena examinar con més detalle algunos problemas de esta concepein Como dije, es probable que algunos hayan leido a Wittgenstein mismo como favoreciendo un analisis disposicional, Yo, al contrario, pienso que aunque Tos puntos de vista de Wittgenstein contienen elementos disposicionales, todo anilisis semejante es inconsistente con_su posicibn, [Debemos, en primer lugar, exponer el andlisis disposicional simple. ste nos proporciona un criterio que me dice a qué funcién numérica teSrica @ me refiero mediante el simbolo de funcion ‘f', a saber: el referente @ de ‘f' es esa funcién binaria dnica tal que yo estoy dispuesto, si se me interroga acerca de ‘f (m, n)", en donde ‘mm’ y ‘n’ son numerales que denotan a los nimeros parti culares m y n, a responder “p” en donde “p* es un numeral que denota a @ (mm, m). Se supone que el criterio nos permite “leer”, a partir de mi disposicién, de qué funcién hablo mediante un simbolo de funcién dada. Los casos de la adicin y la tadicién serian sencillamente casos especiales de un esquema de definicién seme- jante.2_) La teoria disposicional pretende evitar el problema de la finitud dde mi actuacién pasada real apelando a una disposicién, Pero al T.ES.O, iblioteca L B SAGE KRIPKE Yacetlo asf, ignora un hecho obvio: no sélo mi actuacin presente, sino también la totalidad de mis disposiciones, es ‘inita. No es verdad, por ejemplo, que si seme interroga sobre Ia suma: de dos mimeros cualesquiera, no importa qué tan grandes sean, yo responderé con Jo que es su sua real, porque senillamente algu- nas parejas de niimeros son simplemente demasiado grandes para ‘que mi mente —o mi cerebro— los aprehenda. Cuando se me dan sumas semejantes, puedo alzarme de hombros por falta de com prensidn; podria inclusive, si los méimeros inivolucrados son sufi- cientemente grandes, morir de vejez antes de que quien plantee la pregunta la complete, Redefinase ‘tadicién’ de tal manera que sea una funcin que concuerde con la adicién para todos los pares de niimeros suficientemente pequefios como para que pueda tener alguna disposicién para sumarlos.y que se diferencie de la adicién de ahi en adelante (digamos que ¢3 5). Entonces, asi como el escéptico habia previamente propuesto la hipétesis de que yo estaba hhablando de la tadicién en el antiguo sentido, ahora propone 1a bipdtesis de que me estoy refiriendo a la tadicién en el auevo sentido, Una explicacién disposicional resultaré impotente. para refutarlo, Como antes, hay un mimero infinito de.candidatos que el escéptico puede proponer para el papel de la tadicién. He oido sugerir que el problema surge tinicamente debido a tuna nociért de disposicién demasiado eruda: ceteris paribus, respon- deré con seguridad cuando se me pregunte con la suma de cuales- quiera dos nimeros. Y las nociones de disposiciones ceteris paribus, no nociones crudas y literales, son las que de ordinario se-usan en la filosofia y en la ciencia. ‘Tal vez esi sea pero. zcémo deberiamos extraer la clausula ceteris paribus? Quiz asi: hhubiera lenado mi cerebro con suficiente materia extra para aprehender nimeros suficientemente grandes, si se le diera la ca pacidad suficiente para efectuar una adicidn tan grande y si mi vida (en estado saludable) se prolongara suficientemente, entonces dado un problema de adicién que comportara a dos niimeros grandes, m y m, yo responderia con su suma y no con el resultado acorde con alguna regla como la de la tadicién, Pero gedmo podriamos confiar en esto? :Cémo diablos podria yo decir qué pasarfa si mi cerebro estuviera relleno de materia cerebral extra 0 si mi vida se prolongara gracias a un elixir magico? A todas luces, tal especulacién deberia dejirsele a los eseritores de ciencia ficeién ¥ a los futurologistas, No tenemos ninguna idea de lo que serian WITTGENSTEIN! REGLAS Y°LENGUAJE PRIVADO 3 los resultados de semejantes experimentos. Podrfan conducirme a Ia locura, inclusive a que me condujera’de acuerdo’con una regla como la de tas. En verdad, el resultado.es obviamente inde- terminado y hace falar a toda especifieacién ulterior de fo que serian estos procesos magicos para expander la mente; ¢ inclusive con tales especificaciones, el resultado es altamente especulativo. Pero, evidentemente, lo que la cléusula ceteris paribus realmente significa es algo como esto: si a.mi de alguna manera se me dieran los medios para llevar a cabo mis intenciones respecto a los mime- ros que en realidad son’ demasiado grandes para que los sume (0 los aprehenda) y si yo hubiera de reatizar estas intenciones, enton- ces si se me interrogara acerca de ‘ms -- a” para algunos nimeros muy grandes m y 1, yo responderia con su suma (y no con st. tsuma), Un condicional contraféctico como éste es suficientemente verdadero, pero de ninguna ayuda frente al escéptico, Dicho con- icional presupone una nocién previa de que yo tengo la intencién de referizme mediante ‘+’ a una funcidn antes que a otra. Es en virtud de un hecho de esta clase acerca de mi que el condicional es verdadero. Pero, claro esti, el escéptico esti precisamente poniendo cen tela de juicio Ia existencia de un hecho como ése; el reto del escéptico debe responderse especificando Ia maturaleza del hecho en cuestién. Dando por supuesto que mediante “4” quiero decir la adieién, entonces, claro, si yo.fuera a actuar.en concordancia con iis intenciones, entonces responderia, dado cualquier par de ni meros que tuviera que combinar mediante ‘-}’, con su suma; pero, asimismo, suponiendo que quiero decir tadicidn, si taviera que actuar en concordancia con mis intenciones, responderia con Ia tsuma, No se puede defender a un condicional antes que a otro sin circularidad. Recapitilando brevemente: si el disposicionali por la respuesta que esté dispuesto a dar para un nimero afbitraria- mente-elevado de argumentos, entonces esté ignorando el hecho de que mis disposiciones se extienden imicamente sobre un nt mero finito de casos. Si trata de apelar a mis respuestas bajo'con- diciones idealizadas que superan a su finitud, entonices tendra éxito sélo si la idealizacién incluye una especificaciin de que seguiré respondiendo en estas condiciones idealizadas en coneordancia con la tabla infinita de funciones a las que de hecho me referi. Pero entonces fa citcularidad del procedimiento es evidente. Las dispo- 4 SAGL KRIPKE siciones idealizadas estin determinadas sélo porque ya quedé esta- Dlecida de qué funcién queria hablar El disposicionalista labora asimismo bajo otra dificultad, igual- mente poderosa, que fue vislumbrada més arriba cuando recordé la observacién de Wittgenstein de que si ‘correcto’ tiene sentido, entonces no puede darse el easo de que todo lo que a mi me parezca correcto es (por definicién) correcto. La_mayoria de nosotros tenemos disposiciones para cometer errores.*! Por ejemplo, cuan- do se les pide que sumen ciertos niimeros algunas personas se olvidan de ‘lo que llevan’. Ellos estin ast dispuestos, en relacién con estos mimeros, a dar una respuesta que difiere de la table normal de la adicién. Normalmente, decimos que dichas personas cometieron un error. Eso significa que tanto para ellos como para nosotros ‘+' significa la adicién, pero que en relacién con ciertos iniimeros no estin dispuestos a dar Ia respuesta que deberfan dar, si es que van a actuar de acuerdo con la tabla de la funcién de la que de hecho querian hablar. Pero el disposicionalista no puede decir esto, Segtin él, la funcién a la que alguien se refiere tiene ‘que ser “efda” a partir de las disposiciones; no puede de antemano Presuponerse de qué funcién se habla. En el caso presente, una ccierta funcién tiniea (Ilimesele ‘stadicién’) corresponde en su ta- bla exactamente a las disposiciones del sujeto, las cuales incluyen a sus disposiciones para cometer errores. (Déjese de lado la dil ccultad de que las disposiciones del sujeto son finitas: supdngase que él tiene la disposicién para responder a cualquier par de argu- ‘mentos.) De ahi que, en donde el sentido comtin sostiene que el sujeto quiere hablar de la misma funcién que cualquier otra per- sona, pero que sistematicamente comete errores de célculo, el disposicionalista parezca estar forzado a mantener que el sujeto no comete errores de céleulo, sino que est4 hablando mediante "4" de una funcién no estindar (‘stadicién’). Recuérdese que el disposicionalista sostenia que nosotros detectariamos a quien quiso decir ts mediante ‘++’ via su disposicién a responder con ‘5' para argumentos = 57. De la misma manera, 4 ‘detectard’ que un sujeto enteramente ordinario, si bien falible, se refiere a una funcién no estindar mediante “® Una vez mas, la dificultad no puede superarse mediante una cliusula ceteris paribus, mediante alguna cliusula que excluya al ‘ruido' o mediante una distincién entre ‘competencia’ y ‘tealiza- cién’. No cabe duda de que la disposicién para dar la verdadera WITTGENSTEIN: REGLAS Y LENGUAJE FRIVADO 35 suma en respuesta a cada problema de adicién es parte de mi ‘competencia’, si lo que con esto se quiere decir es simplemente que tal respuesta concuerda con la regia que tenia en mente, o si lo que queremos decir es que, si se eliminan todas mis dispo- siciones a cometer errores, entonces yo daria la respuesta correcta, (Una ver mas traigo a colacidn la finitud de mi capacidad.) Pero tuna disposicién para cometer un error es simplemente una dispo- sicién para dar una respuesta diferente a la que concuerda con 1a funcién a la que me referia. Presuponer este concepto en esta discusin es, desde luego, circular de manera viciosa. Si de 10 que yo queria hablar es de la adiciSn, mi disposicién actual ‘err6- nea’ debe ignorarse; sia lo que me referia es a la stadicién, entonces no se le deberia ignorar. Nada en la nocién de mi ‘com- petencia’ asi definida podria decirme qué alternativa adoptar.* Altefnativamente, podriamos tratar de especificar el ‘ruido’ que ha de ignorarse sin presuponer una nocién previa de qué funcién se trata. Un poco de experimentacién revelaria Ja futilidad de semejante esfuerzo, Recuérdese que el sujeto tiene una disposi- cin sistematica a olvidarse de Hevar bajo ciertas cixcunstancias: tiende a proporcionar una respuesta errénea uniforme cuando esti descansado, en un ambiente agradable y ordenado, eteétera. No se pueden reparar las cosas poniendo énfasis en que el sujeto podria en todo caso contestar con Ja respuesta correcta después de haber sido corregido por otros. En primer lugar, hay sujetos impo- sibles de educar que persistirin en su error inclusive después de persistente correccién. En segundo lugar zqué es lo que se quiere decir mediante ‘correceién por otros’? Si eso significa rechaz0 por otros de las respuestas ‘equivocadas’ (respuestas que no concuerdan con la regla que el hablante tenia en mente), entonces tuna vez més la explicacién es circular. Si se permiten interven- ciones arbitrarias (es decir, las ‘correcciones’ pueden ser arbitra- rias, independientemente de que sean ‘correctas’ o ‘incorrectas’), entonces aunque pueda inducirse a sujetos educables a que corrijan sus respuestas incorrectas, también se puede inducir a sujetos faciles de influir en ellos para que reemplacen sus respuestas correctas por otras incorrectas. El enunciado disposicional corre- gido no proporcionard entonces ningiin criterio para la funcién de la que realmente se queria hablar. La teorfa disposicional, tal como fue enunciada, presupone que Ja funcién a la que me refiero queda determinada por mis disposi- 36 AGL KRIPKE ciones para calcular sus val@T€S €n cas0s particulares, En realidad, si no es, Paesto que las d/sPosiciones cubren tnicamente tn seg- mento finito de la funcién *0tal y puesto que dichas disposiciones pueden desviatse de los valOF€s verdaderos de la funcidn en cues- tidn, dos individuos pueden ¢St@r de acuerdo acerca de sus eélculos cen casos particularee inclusive st estin de hecho calculando fun ciones diferentes. De ahi oJt€ ¢l punto de vista disposicional no sea correct. Fn discusiones he ofdo o@@sionalmente una variante de la expli- cacién disposicional, Pl anguento corre como sigue: ef escéptico aarguye esencialmente que te20 la libertad de dar cualquier respues- ta.a un problema de adicién» Pesto que siempre puedo interpretar apropiadamente mis intenciO%*S Previas. Pero zeémo puede suce der esto? Como Dummett ¢xPone la objecién: “Una miquina puede seguir esta regia; poT © que cobtiene el ser humano en esta cuestidn una libertad de ¢leccién que una maquina no posee?” La objecién es realmente uP forma de explicacién disposicional, porque esa explicacién pueZ® ¥er8e interpretindonos como mé- Guinas cuyo producto mePAnicamente constituye ‘el resultado correcto’ Podemos interpretar a quiét objeta como si argumentara que una riquina puede comportar » 14 regla que calewla In funcién rele- vante. Si-construyo tna méqina asi, éta simplemente elaborar Jn respuesta correcta en cu#lqtier caso particular para cualquier problema de adicién particul#*: La respuesta que la miquina daria seria, pues, la respuesta que YO queria obtener, El término ‘maquina’ es 494, como tan a menudo acontece én ‘tras partes en filosotia, at™biguo. Pocos de nosotros ‘estamos fen posicién de eonstruir wma Méquina o elaborar un programa que comporte a nuestras intenci0%S; Y si tn téenieo hace el trabajo por mi, el cscéptico puede lesitimamente preguntar si el técnica hha efectuado su labor correc!#mente. Supéngase, no obstante, que tengo fa suficiente buena fofttn de ser uno de esos expertos y qe tengo la faclidad téenie® ese requiere para inchuir mis propias intenciones en una omputadora, y establezco que la ma Guina es definitive en cuast® ® Tis propias intenciones. Ahora bien, la palabra ‘maquina’ guede aqui referirse a una de varias cosas, Puede referirse a un Pragrama de méquina que yo jhabria elaborado y que contendria #5 intenciones en cuanto al modo de operar de la méquina. Ento¥eS exactamente el mismo problema WITTGENSTEIN: REGIAS ¥ LENGUAJE PRIVADO 37 surge tanto para el programa como para el simbolo original “}': 1 escéptico puede fingir creer que también el programa deberia interpretarse a la manera de la tsuma. Decir que un programa no ‘es algo que haya dejado escrito en el papel, sino un objeto matema- tico abstracto, no nos leva més alk El problema, entonces, reviste la forma de la pregunta: zqué programa (en el sentido de objeto matemitico abstract) correspond al programa que plasmé en et papel (en concordancia con la forma en que me referi a él)? (A menudo ‘méquina’ parece significar un programa en uno de estos sentidos: seria mejor, por ejemplo, amar a una ‘maquina’ de ‘Turing tn ‘programa de Turing’.) Por tiltimo, sin embargo, puedo construir tia maquina concreta, hecha de metal y palancas (0 transistores y cables) y declarar que ella incluye @ la funcién a la que me refiero mediante “4: los valores que proporciona son Tos valores de la funcién a la que me refiero, Sin embargo, inclu- sive si digo que la maquina comporta a fa funcién en este sentido, debo hacerlo en términos de instrucciones (el ‘Ienguaje de ta maquina, mecanismos de codificacién) que me dicen cémo inter- pretar ala maquina; ademés, debo declarar explicitamente que la funcién siempre tiene los valores que la méiquina, en concordancia con el eddigo escogido, da. Pero entonces el escéptico tiene Ia libertad de interpretar todas estas instrucciones de manera no festindar, como la ‘tsuma’. Al suscitarse este problema, surgen otros dos —es aqui donde incide ta discusién anterior acerca de! punto de vista disposicional. En primer lugar, la miquina es un ‘objeto finito, que acepta como material sélo un némero finito de niimeros y da como resultado s6lo una cantidad finita de ellos —otros son sencillamente demasiado grandes, Un niimero indefini- do de programas amplia la conducta finita real de la maquina. En general, esto se ignora porque el disefiador de la méquina queria que cumpliera con sélo un programa, pero en este contexto un enfoque como ése de las intenciones del disefiador sencillamente Te proporciona al escéptico su oportunidad para la interpretacién no estindar, (En verdad, si se apela al programa del. disefiador se hace a la miquina fisica superflua; s6lo el programa.es en realidad relevante. La maquina como objeto fisico es de valor sélo si la funcién referida puede de alguna. manera leerse a partir det “objeto fisico por si solo.) En segundo lugar, en la prictica es poco probable que yo realmente conte en los valores de la fun ‘que resultan del fincionamiento de. una:miquina fisica, inclusive 38 SAGL KRIPKE para esa porcién finita de la funcién para la que la maquina puede operar. Las miquinas reales pueden descomponerse: por cables cenredados o palancas atoradas pueden dar la respuesta equiivocada. 2Cémo se determina cuéndo ocurre una descompostura? Por refe- rencia al programa de la miquina, tal como el disefiador 10 con-

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