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xu PRESENTACION ncn cocaine erases oe pon es Saad de Lexicografia han colaborado en ella. En particular, Francisco ee ae ere aera ee eee See ee eee we eis Sige Scone ee epee eee as ee eee sya le eee “aa an eee Si Mario Varcas Lrosa UNA NOVELA PARA EL SIGLO XXI ‘Antes que nada, Don Quijote de la Mancha, la inmortal novela de Cervantes, es una imagen: Ia de un hidalgo cincueatén, embi- ‘ido en una armadura anacrdnica y tan esquelético como su caba- lio, que, acompatiado por un campesino basto y gordinflém mon: ‘ado en'un asno, que hace las veces de escudera, recocte las fnuras de fa Mancha, heladas en invieeno y candences en verano, ‘en busca de aventuras. Lo anima un designio enloquccicl: rest: citar el tiempo eclipsado siglos ars (y que, por lo dems, nunca exist) de los caballeros andantes, que recorrfan el mundo soco- triendo « los débiles, desfaciende euertor y haciendo reinae una justicia pata los seres del comtin que de otro modo éstos jamie alcanzarian, del que se ha impregeado leyendo las novelas de caballerias, @ las que él atribuye la veracidad de escrupulosos libros de historia, Este ideal es imposible de alcanzat porque todo ‘en la realidad en la que vive el Quijote lo desmience: ya no hay ‘caballeros andantes, ya nadie profesa las ideas ni tespeta los valo- res que movian a aquélls, ni la guerra.es ya un asunto de desatios individuales en los que, cefdos « un puncilfosoricual, dos eas Heros disimen fuerais. Alora, como se lamenta con melancol el, propio don Quijote en su discurso sobre las Armas y las Letras, la guerra no la deciden las espadas y las lanzas, es decis, el coraje y la pericia del indiviciuo, sino el eronar de los catones y la p6lvora, tuna artlleia que, en el estruendo de las matanzs que provoct, hha volatiizaco aquellos cédigos del honor individual y las proc. 23s de los héroes que forjaron las siluetas miticas de un Amadis de Gaula, de un Tirante el Blanco y de an Tristn de Leonis, xv MARIO VARGAS LLOSA Sigaifica esto que Don Quijate de la Mancha es un libro pasa dlisea, que la locura de Alonso Quijano nace de la desesperada nostalgia de un mundo que se fue, de un rechazo visceral de Ja modemidad y el progreso? Eso seria cierto si el mundo que cel Quijote afiota y se empea en resucitar hubiera alguna vez formado parte de la hiscoria. Ba verdad, s6lo existié ela ima~ zinacién, on las leyendas y las ucopfas que fraguaron los sezes Ihumanos pata huit de algiin modo dela inseguridaal y el salva- jismo en que vivian y paz encontrar refugio en una sociedad de orden, de honor, de principios, de justicieros y redentores ‘iviles, ue los desagraviara de la violencias y suftimientos que Constituian la vida werdadera para los hombres y las mujeres del Medioevo, ‘La literntura caballerescn que hace perder los sesos al Quijoce ~ta es una expresin que hay que tomar en un sentido meta- orico més que lieetal~ no es «eealista», porque las delirances. proczas de sus paladines no reflejan una realidad vivida. Pero ella es uns respuesta genuina, fancasiosa, cargada de ilusiones ¥ anhelos y, sobre todo, de rechazo, 2 un mundo muy teal en el ‘que ocurria exactamente lo opuesto a ese quehacer ceremonioso yy clegante, a esa representacin en la que siempre ctiunfaba Ja justia, y el delito el mal metecian castigo y senciones, en el {que vivian, sumicos en la zozobra y la desesperacién, quienes lefan (o escuchaban leer en las tabernas y en las plazas) évida- ‘mente las novelas de caballeras. "Asf, el suetia gue convierte a Alonso Quijano en don Quijote de la Mancha no consist en reaccualizar el pasado, sino en algo todavia mucho mas ambicioso: realizar el mito, cransformac la ficcisn en historia viva, cs [ste empefio, que parece un puro y simple dislate a quienes radean a Alonso Quijano, y sobre todo asus amigos y conocidos de sa anénima aldea ~el cura, el barbero Nicolés, el ama y su sobrina, el bachiller Sansén Carrasco, va, sin embargo, poco a ‘poco, en el transcurso de Ia novela, inflrindose en la realidad, se ditfa que debido a Ia fanitica conviecién con la que el Cabs” lero de la Triste Figura lo impone a su alrededor, sin arsedrarlo en absoluco las palizas y los golpes y las desvencuras que por ello recibe por doquiet. En su espléndida interpretacién de la novela, Martin de Riquer insste en que, de principio a fin de su larga peripecia, don Quijote no cambia, se repite una y otra TA FIGCION ¥ 1a VIDA xv vex sin que vacile nunca su certeza de que son los encantadores los que trastocan Ia realided para que él patezca equivocarse cuando ataca molinos de viento, odres de vino, carers o pere- Btinos creyéndolos gigantes o enemigos. Eso es, sin dude, cierto. Pero, aunque el Quijote no cari, encacelado camo est en st sfgida visin caballeesce del mundo, lo que sf va cambiando es sw entoma, las personas que lo ciecundan y la propia realidad ne, como contain des pers lc, sv desea [poco a poco asta ~como en un cuento borgiand converts e “Becton. fos aspectos mis suiles y también is “modertos dela gean novela cervantina, LA FICCION ¥ LA-VIDA de Ses, la manera como ella al influrarse en Ja vida lava mode~ Ge eee ene eee eee rere Tae ee eee Pega onde aeie eL Widie cn Samo conel eae tint iabigp Sree eoealaeohurr herent nenderert Gaven Gren aria see mau ae tn dagncniy dt” pore cis ka ede fe opecge ease mn oe ie eae ine hee ee aoe ee Saget eae peqoetas catictrofes. Blan soca de cas malas experensits une (liar Catliaanoaic eet ae Spominmrerssiel ee aes omeaee pe teem sirens afta tna ovo lidad se va mente plegando a las ¢ y tanita: Sedan Guat Te one oer ea eee Se ee cla pepene ee ae eee Segurida parte, sucumbiendo también aloe encantos de la fantar sia, y, cuando ejerce la gobernacin de la fnsula Barataria, aco- ssdodee Oc taon thar nds id ona eta Sa lenge queal encode nisin ct disoy popult eve Suns parse enn hy epic gue Tata un amenetno con dl eeu propo ao, ‘Mocs fete lata se alee pore Basis psinssenear a bemocs Qui pe gue eee on is Camo longa ne ncn, 1942, pls 165 187) Busses ems ppt dts bose ‘ibe unexouey btn et sng open py pide a Quiteria que, antes de morie, le dé su mano, o moriré sin ints Apes i are Quite, Dasln cs, evn cess silo ea yg lenge ever lt Sinem poet cout, Ta fetn ee ect 59 tru com nyc dn Que econ lay pus Bay Quite aren susie Tos amin pueblo de don Qs, in ens i ve tess ites ur aces un uem nsta es i teu corel preter cum's Alonso Quien des lors Jeoten els lor ude y pongonta mprences ak Soler al Cau deta Figures cords a ea cea, Pers en vers comiguen fe emu a fein Caos dee ea Bl bh Sa Crs fon doy ws deal andat, pmo fj oud tin del aldo peep sd Ba ‘on con east oe linen les Ls poms yrl Crib rls entire: pes eel Quite es “Seconfass asin en con logron rope deo pel yt hace rome ur ent por ana ass Youve sae, ono gu stereo Soe Te fal sun ant-liax un nto deprimente y forado, ys sex pl, Cane esp arene en se Foes prc hay ago eu inchs ese ae {De Alono Guan emesis scan y ats ase ‘Et cud Star en worn suo, ha mas cena pe tn fin, come o musta fon Sant Pata el hombre Slaven echorandosvsr, onto acm en que e spon qc ang se merry ri ies lovato vo tonal campo vend esters aimerret en ee Scion str que lua nara dedon Quire yarn tion LA BICCION ¥ LA VIDA xn ‘Hse proceso de ficcionalizacién de la realidad alcanza su apogeo «on la aparici6a de los enisteriosor duques sin nombre, que, a partir del capitulo 51 de la Segunda parte, aceleran y multipli- ‘an las mudanzas de ls hechos de la vid dara en fantasis tea trales y novelescas. Los duques han leid la Primers parte de le historia, al igual que muchos ots personajes, y cuando encuen- «ean al Quijote y 2 Sancho Panza se hal Ia novela como ayuél por ls libros de disponen que ca su castillo Ta vida se vuelva Revd, que todo en ella reproduaca esa itreaidad ef Te que vive sumido don Quijae. Por muchos capituls, a ficcién suplantars ala vida, volvigndose éta fant izado, literatura vivida. Los ugqiiesto-hacen con Ta intencién egorsta y algo despética de dlivertirse a costa del loco y su escudero; eso creen ellos, al menos. Lo cierto es que el juego los va cortompiendo, absor- biendo, al extremo de que, més carde, cuando don Quijote y Sancho parten rumbo # Zaragoza, los duques no se conforman yy movibizan a sus criados y soldados por toda la comarca hasta tencontraclos y taerlos de auevo al castillo, donde ban montado 1a fabulosa ceremoniafiinebrey la supuestaresusreccin de Alci= sidora. En el mundo de los duques, don Quijote deja de ser un cexcéntrico, est come eh su cis porque todo to que 0 rodea ficeiGn, desde la fnsula Barataria donde por Ai eal’ Sancho lan tan seducidos por ales. entonecs, tt “Paoza Su anhelo de ser gobernador, hasta el vuelo por el aire tmontido en Clvileio, exe artificial cuadrGpedo escltado por ‘grandes fuelles para simula los ventosen los que el aran mane chego galopa por las aubes dela lus. "AL igaal que los duques, otto poderoso de la novela, don Aoonia Maree as alba ant Que cid de farcelona, monta tambien expecticulos que destealizan la rea- Iidad. Por ejemplo, tiene en casa una cabera encantada, de Bronce, que respond a la preguntas que se le formula, pues conace el futuro y el pasado de las gentes, El narnador explica Aue se trata de un aartfcio», que la supuestaadivinadora es tina méquina hueca desde cuyo interior un estodiante respond a las preguntas. 2No es esto vivir la ficcidn, teatralizar la vida, como lo hace don Quijote, aunque con menos ingenuied y mis smalicia que és? ‘Durante su estancia en Barcelona, cuando su huésped don “Antonio Moreno esté paseanda « don Quire por fa ciudad (oa {| xvur MARIO VARGAS LLOSA ‘un r6uulo ala espalela que lo identifica, le sale al paso un caste- ano que sposteotaasfal Ingenioso Hidalgo: «Tt exes loco wy} ‘tienes propiedad de yolver locos y mentecatos a cuantos te trate y-comunican» (Ul, 62, pig. 1025). Bl castellano tiene raz: Ia focuta de don Quijote ~su hamabre de irtealided— es contagiose y ha propagatl en corno suyo el apetieo de ficcién que lo pose. Esto explica la loraci6n de historias, la selva de eaentos y novelas que es Dow Quijote de 1a Mancha. No sla el escuttidizo Cide Hamete Benengeli, el otro narrador de la novela, que se jacta de ser apenas el transcriptor y caduccor de aquél (aanque, ‘en verdad, es también su editor, anotador y comentarist) delaran es pasién por la vida fantaseada de la Literatura, incorporando: 4 Ia histotia principal de don Quijote y Sancho, historias adven- Hicias, como la de EI curow impertinent y la de Cardenio y Doro- tea, También los personajes participan de esa propensi6n 0 vicio ‘arrativo que los lleva, como ala bella. morisca, © al Caballero del Verde Gabin, oa Ia infanta Micomicona, a contas historias ciertas o inventacas, lo que va creando, en el curso de la novela, lun paisaje hecho de palabras y de imaginacién que se superpone, ‘hasta abolitlo por momentos, al otro, ese paisaje natural tan poco realist, tan resumido en formas t6picas y de retica convencio- nal. Don Quijote dela Mancha es waa novela sobre la fccin en la que la vida imaginaria ese por todas partes en las peripecia, en las boeas y hasta en el aie que respitan les personajes. UNA NOVELA DE HOMBRES LIBRES Al mismo tiempo que una novela sobte a fccién, el Quijote és un canto a ln libertad. Conviene deeeaetse un tnomenco & refcrionar sobre la famossima frase de don Quijote a Sancho Panza: «La libertad, Sancho, es uno de los més preciosos cones «que los hombres dieron Ios cies; con ella no pueden igualarse los resoros que encierca la tierra ni el ma eneulee; por la liber- tad asf como por in honra se puede y debe aventura la vida, y, por cl contratio, el cauiverio sel mayor mal que puede vente’ fos hombres» I, 58, pigs. 984-985). Dears de a fase, y del persons de fecié que la promuncia, som la silueta del propio Miguel de Cervantes, que sabia muy bien de to que hablaba. Los cinco afos que pass cautivo de los smorosen Argel, yas tes veces que estuvo en la crcl en Espatia por deudissy acusaciones de malos manejos cuando era inspec- for de coneibuciones en Andalucia para la Armada, debian de haber aguzado en él, como en paces, un apetico de liberad, yun horror la falta de ella, que impregua de auceacicidad yfoerzaa quella frase y da un particular sesgo liberzario ala historia del Ingenioso Hidalgo {QUE idea de a libertad se hace don Quijote? La misma que, partir del siglo xvi, se basin en Buropa los Hamades liberaes In iberad es la soberania de un individuo para decide sa vida sin presiones ni condicionamieacos, en exclusiva fancié de su inteligenciay voluntad. Es deci, lo que vatios silos mas tarde, tun Isaias Berlin deBinicis como clibertad neyativaw, lade estar libre de incerferencias y coacciones para penser, expresarse y actu. Lo que anda en el corazéin de esta idea dela libertad es tua desconfianzaprofunda dela autorcad, de los desaueros que nude cometer el poder, todo poder. Recreations aban exaad de la libertad apenas parte de los dominios de los anénimos ‘ques, donde ha sido eeaado a cuetpo de rey por ese exube- fante scot dl castillo, la encarnaciéa misma del poder. Peo, ‘en los halagos y mimas de que fue objeto, el Ingenioso Hidalgo pereibi6 un invisible eossé que amenazaba yeebsjaba su libertad porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si los rega- Jos y la abundancia que se voleaon sabre él} fueran mise. El sujatesto de esta afrmaci esque el fandamento de a ibertad es Ia propiedad privida, y que el verdadero s029 sé es completo si, al fora, una persona no ve recortada Su eapecidad de inicitiva, sulibertd de pensar y de actuat.Porgue las obligaciones de las recompensss ce los beneicios y mercedes recibidas son aacuras «que no dejan campear al faim Libr. ;Venturoso aquel «quien el elo dio un pedszo de pan sin que le quede obligicidn de agra ddecetlo a otra que al mismo celofs. No puede ser mis clare: a liberal et individual y quiere un nivel maim de prosperidad para sce real. Porque quien es pobre y depende de l diva o la Ciridad para sobrevivis, nunca es ctalment ibe, Hs verdad que hhubo una sntiquisima época, como recuerda el Quijote a los pasado cabreos en discs sobre la Bad de Oro, 11 ‘7)enque «lavirtady labonda imperabanenel mando», Se Bren parla da, actors propia pea, dos | i | | xx MARIO VARGAS 11084 ‘que en ella vivian ignoraban estas dos palabras de sxe y mio» y ‘run «todas as cosas comunesr. Pero, luego, la historia cambio, Y llegaron enuestros detestales silos», en los que, a finde que huubiera seguridad y justici, se instituyé a oeden de los cabs eros andances, para defender las doncellss,amparat ls vidas y socorrera os huefancs ya los menestersos> Bl Quijote no ceee que In justiia, el orden social, el pro- _grs0, sean funcfones de la nutoridad, sino obra del quchacet de individvos que, como sus modelos, los cablleros andantes, y 4 snismo, se hayon echado sobre lon horbros la tates de hacet ‘menos injusto y mis libre y préspero el mundo en el que viven, sos el caballero andance! un individuo que, motivado por una vocacién generos, se lanza por los caminos, a buscar remedio ‘para todo lo que anda mal en el planeta. La avtoridad, cuando aparece, en ver de faciiace a tata, se la dficlea, Dende es In autoridad, en la Bspafa que recorre el Quijoce 4 To largo de sus tres viajes? Tenemos que sali de la novela para saber que el rey de Fspasia al que se alude alguaas veces ¢s Felipe Ill, porque, dentro de la fecién, salvo coneadisimas 4 Fugacesapasiciones, como la que hice el gobernador de Bar- Celona mientras don Quijote visita el puerto de esa cia, ls sstoridades brillan por su ausencia. Y las instieuciones que ft ‘encarnan, como la Santa Hermandad, cuerpo de justiciaen el mundo rial, de la que se tiene anuicios durante las coreses de don Quijote y Sancho, son mencionadas més bien como algo lejano, oscuro y peligeoso. ‘Don Quijote no tiene el menor repar en enfteatarse a Ia auto- ridad y en dessfiar las eyes cuando étas chocan con su propia concepcisn de la justicia y de ia iberead. Bo su primers Sli, se enfenta arco Juan Haldudo, un vecin del Quintana, que «std azotando a uno de sus mozos porque le pie sus oveas, algo «to que, segin las birbaras coscumbes dle la époce, tenia perfeco derecho. Pero este derecho es intolerable para el man chego, que tescata al mozo reparando ax lo que cfc un abuso (apenas parte, Juan Haldudo, pose a sus promesas en contrat, vuelve azotara Andrés hasta dejacio morbundo) (4, pg. 30), Como en ése, Ia novela ese lena de episoios dose la vision individualist y ibérima dela jusica lleva a eemeraiohidal- 180 desacatar los pocees, ls eyes y lor wsos establecidos, en nombre de lo que es pars dl un imperativo moral superior. TAS PATHIAS DPL «QUOTES xt La aventura donde don Quijoee lleva su espiita liberario a un fextremo poco menos que suicicla ~delarando que su idea de la libertad cntiipa también alguaos aspects de lade los pensado- resanarguistas de dos siglo ms races ina de las mas célebres {Ge ia novel: In iberacidn de ls doce delincuentes, entre ells el Sinisiro Ginés de Pasarmonce, el foruro maese Pedro, que Fuerza ‘el Togenisso Hidalgo, pes & estar perfecamente consclente, por boca de ellos mismos, que se trata de ruftancillos condenatlos porsus fechotis a i aremar alas palers del rey, Las razones que ttduce para su abicrto desafio ala auroridad —no es bien que los hombres honrados san verdugos de los otros hombres» disi- rmulan apenss, en sa vaguedad, las verdaderas motvaciones que transpiran de una conducta que, en este tema, ¢s de un gran ‘coherencin alo argo de toda la novela: su desmedido amor aa libertad, que é, si hay que elegie, anrepone incluso a la justicia, ¥ su prolanso recela de la autocad, qe, para él, noes garaatia ello que lama de manera ambigua «la justicia dsteibutiva», expen a uc ay que ener athelo igual qe Conrrapest por momentos su ideal liberctio, Ten este episodio, como pare que no quede fa menor duda de lo insumiso y Libre que es su peosamienco, ef Quijote hace un clogio del «oficio de alcahuete>, wofcio de discretos y necesart- simo.en la repiblica bien ordenada>, ndignado de que se haya Condenado a galeras por ejercelo a un viejo que, a su juicio, por practcar la terceria deberia mas bien haber sido enviado «a Inandallasy a sr general de ella» (I, 22, pg. 202). ‘Quien se atrevia a rebelarse de manera ran manifiesta contra la correccién politica y moral imperante, ere un wlocon 14 got ‘i que, no sblo conto habla de ls novels de cabal ‘ect yhacfa cosas cue cuestionaban ls exes de la sociedad en aque viv LAS PATRIAS DEL «QUIJOTE® (Cuil es la imagen de Bspata que se levanta de las paginas de lanovela cervantina? La de un mundo vasco y diverso, sin fron= eras geogrificas, consticuido por un archipidlago de comunid es, aldeas y pueblos, a los que los personajes dan el nombre de spatriase, Es una imagen muy semejantea aquella que las nove- | | xxi ManIO VARGAS LLOSA tas de cables raza de les imperia o enos donde sucede, se géaco qe supucrtamente Cervantes qiso culate cn Dan Que le Manca (nd bien, lend un sberbio home je yun de us grades poesia const en cal flo escatando de Gl meant el juego ye homo, to lo «qe en le narativacaballeresca posi sobrviviyaclimatane 4 Is valores sociale y acon dena Gp, lilo Vis oy distinc de agela ea ln gue habia nacido) Alo agg de sus trestles el Quioce core la Mancha y parte de-Aragén y Catala; pro, por In procedencis de Inacos personajes y referencias &logaresy cs en el cu acrid silos Espa aparece com in epta mucho ms vast, cohesion su diversi geogtdhen 9 cultural y de una ier fone que parecen deine en fancién so de etry detaceacioes amis, sae tlio: Espasa ermion en aquellos lines wagon, cnet Samese matin, done nian os doninis del ao, el enemigo religion. Pero al mismo tempo que Eo o contecoy horzone pluie insolyable del elatwarente Paquet geogeafe que recorten don Quire y Sano Panta a Sue resalay seen con gran colory simp a epatian, ese espacio conte y hemeno, sel mentoria pee sare tn paisa, unas gente, on uso y costumes qu el hom ylamojerconseran en nos ecterdos como an pttimonto pers Sonal que son sus mejores crsdenciles. Los personajes de a novela vsjn por el mundo, se podria deci, com sus pubes 9 sldcas a cuests, Se peesentan dando esa eerencia soe ellog tismos, su spa, y todos eecvdan esas pets com Sdades donde han dejo amore, igen fume, viviens animals, con itteprimible nostalgia, Cuando, labo del tere viaje, despues deta aventura, Sancho Pana vse Sule, cae de toils, commodo, yeclaa; Abe Tos jos Aeseada pari, y mia que vuelve at Sancho Panta ta hijo 72.1093), om, ca el ps del emp, et idea despair dese materindosey acercindose caverta aiden de cin (ue slo nace en el siglo 18) hsta confuse com ella con viene precise quo ls de la novels Peto el hecho mis notable y sorprendente del tiempo nates Sinicos que cuentan en esta novela de cuentisas yrelatores com ‘ivo es que muchos personajes de la Segunda parte de Don Qu pulsivos: muchos personajes los sustituyen, como hemos visto, fefiriendo sus propios percances o los ajenos en episodios que Jote de la Mancha, como es el caso de los duques, han leido ta son otas tanta cajas chines mis pequtias contenidas en es Primer. Asi nos enteramos de que existe otta realidad, otto | sto univers de cei leno de Becones pucieulaes uc o¢ sismpos, jens al dela Been, en os que el Quote Don Quijote de ba Mancha "Serco Fans etn como perio de un ibe tox ‘Aprovechando lo que era un t6pico de la novela de caballe- TES que esto, algunos dentro, y otros, «fuera» de la hi sitimadnsecletsnyuer maustieceancioey —“Wonetlen de meets eos Sitios exdticosy estaflarig), Cervantes hizo de Cie Hamncce Dequsfia esratagema, en la guchay que wer algo mucho mis j) Bexexe on oni ae oda In wmbigidad'y hla nme ogo sts ee Gene on. juego como rasgos cencles de In exert naratioa, secvenciaseescendenale para la estructura aovelesca, Por ua xxv MARIO VARGAS LLOSA parte expande y multiplic el tiempo de le fcc, la que queda “era ver una caja china~ encerruda dentso de un universo més amplio, en el que don Quijote, Sancho y demis personajes ya hhan vivido y sido convertds en heroes de un libro y Hegado al corazén y ala memoria de los lectores de esa cotta» realidad, que noes exactamente aquella que estamos leyendo, ¥ que con- Adee a Ga, asf como en las cajaschinas la més grande contiene ‘tra més pequefi, y éta a otra, en un proceso que, en teora, pode ser infnio. fisee es un juego divertido y, « Ja-vez, inquietante, que, a la ‘vez que permite entiquecer la historia con episodios como los que fraguaa los duques (conocedores por el libro gue han lefdo de las manias y obsesiones de don Quijote), tiene también a viread de ilustrar de manera muy gedfiea y amena, las comple~ jes relaciones entre Ia ficcién y fa vida, la manera como ésta produce Geciones y éstes, luego, fevierten sobre la vida ani~ mindola, cambidndola, afadiéndole color, aventura, emocio- res, risa, pasiones y soxpresas. ‘Las rlaciones entre la fccién y la vida, tema recurrence de la liceracura cisice y modem, se manifestan en ls novela de Cee- vanes de una manera que ancicipa ls grandes avencuras litera- rias del siglo Xx, en las que la exploracién de los maleficios de Ia forma narrativa ~el lengua, el tiempo, los personajes, los ‘puntos de vista y la Funcin del narcador~ Centats a los mejores novelists. ‘Ademés de étas y otras uchas razones, Ia perennidad del Quijote se debe asiminmoa la clegancia y potricia de su estilo, en del que Ia lengua espaiolaaleana6 uno de sus mis altos véetees. Habria que hablar, tal vez, no de uno, sino de los vari cn que esti estita la novela, Hay dos que se ditingoen afeida- sente y que, como la materia novelesca, coresponden a os dos ‘cézminos 0 caas dela realidad por las que eranscurte la histori: cl erealsy el fiticio, Bn los cuencos historias intetealados el lenguaje es mucho més engoledo y retéico que en la historia central en la que el Quijote, Sancho, el-cura el barbero y demés aldeanos kablan de una manera més natural y sencilla. En eanco Gquc en las historias aiadidas el narador utiliza un lenguaje més afeccado ~més lierario~ con lo que consigue un efecto di ciador-e irealizante. Esta diferencias se dan, frases que salen de ls bocas de los personajes, segin lacondicién, LOS TIEMPOS DEL «QuIJoTE> xxv social, grado de educaciGn y oficio del hublante, Incluso entze los personajes del sector mas popular, las diferencias son novo= ras segdin hable un aldeano de vida elemencal, que se express con gran transparencia, o la hage wa galeote, xin rufancillo de ciudad, que se vale de fa germanfa, como los galeotes cuya jetge delincwencial resulta a ratos totlmence incomprensible para don Quijore. fste no tiene una sola manera de expresarse. Como don Quijote, seg el natrador, slo «izquierdeaba» (exageraba ‘odesvariaba) con los temas eaballerescos a tocar otros asiantos habla con precisin y objetividad, buen juicio y sensatez, en taneo que, cuanto aparecen aquéllos en su boca, éta torna a ser un surtidor de t6picos literarios, ebuscamnientos erudites,refe- rencias litetariss y fantisticosdelirios. No menos vaciable es el lenguaje de Sancho Panza, quien, ya lo hemos vista, cambia de manera de hablar a lo largo de la historia, desde ese lenguaje sabroso, rebosante de vida, cuajado de reffanes y dichos que ‘expresan todos el acervo de'la sabiduria poplar al retorcido y ‘engalanado del final, que ha adquizido por la vecindad de su ‘Carrasco el apodo del Caballeroe los Espejos, porque Dar Quijote dela Mancha es un verdadero labe~ into de espejos donde todo, los personajes, la forma artstica, I anéccota, Tos estlos, se desdobla y muliplica en imsgenes gue expen en toda su ifinita suena yeiversidad I wid Por e50, esa pareja es inmortal y cuatro siglos después de venida al mundo en Ia plama de Cervantes, signe cabelgando, sin tregua ni desfnimo. En la Mancha, ea Aragén, en Catal, en Europa, en América, en el mundo. Ahi estin codavfa,Iluevs, ruja ol crueno, queme ef sol, o destelien la eszellas en el gran sileacio de la nache polar, @ en el desieto, 0 en Ia maatia de las selva, discutiendo, viendo y entendiendo cosas i todo lo que encuentran y escuchan, pero, pese a disentir tanto, necesitindose eada vex mis, indisolublemente unidos en est |) zu aliana qu a del uo yl igi, y 0 | vida y la muerte, el espiria y la carn, la feign yla-via, Tin la tre ra ello son ds gs none, alt lay aétea como una ojiva gotica y In oteaespess y chaparra Come el chaahito dela suet, ds acttades, dos ambicnes, so, MARIO VARGAS ELOSA dos visiones. Pero, ala distancia, ett nuestra memoria de lectores desu epopeya novelesa,ellas se juntan y se fanden y son ‘aun sola sombra», como la pareja del poema de José Asuncion Silva, que rerara en coda ‘su contradicroria y fascinante ver- ‘dad la condicisn humana, FRANCISCO AYALA LA INVENCION DEL «QUIJOTE» ‘Quien se proponga considerar el proceso de creacién de la pro- digiosa figura liceraria de con Quijoce, hard bien en detenesse, ante todo, a medir el alcance del siguiente hecho: para et lector actual, el protagonista de la novela ~o, mejor dicho, la pareja [protagonista~ posee una existencia anterior al rexto mismo. ‘Don Quijote y Sancho constituyen ante él, en efecto, das presen cis inmediaeas, dos seresfcrcios de quienes ha oid hablat ances «que huubiera pensado siquiera en ponerse a ler su historia, dos hombres cuya imagen ha visto repreducida muchss veces, ctyo ‘aricter le es familiar, y algunos de cuyas hechos le han sido teferidos 0 conace como proverbiales. Pero si esis figuras centra- les le estn dadas como una pura evidencia fuera de lis piginas

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