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FALSEDAD DOCUMENTAL Y SECRETO PROFESIONAL EN EL AMBITO SANITARIO(*) Francisco Muiioz Conde Catedrtico de Derecho Penal. Universidad de Sevilla En este evento a mi me ha correspondido hablar de un tema. sin duda interesante y, sobre todo, un tema que, con el nuevo ‘Cédigo Penal, puede tener perspectivas distintas a Tas que ha tenido o ha venido teniendo tradicionalmente. Invirtiendo un poco el orden, y ereo que ademas asf conforme al programa, Voy a nablar en primer lugar justamente de 10 creo que es rms novedoso: en relacién con el tratamiento que da al de: cubrimiento y revelacién de secretos el Cédigo Penal ~ nuevo, el de 1995-; y después, y en Ix medida que asf vien en el titulo, no porque tenga mucha relacién con este tema, twataré al final de las falsedades documentales en el émbito de la profesién sanitaria, Evidentemente, quizas lo que pueda ser ahora més novedo- so, como digo, es el tratamiento y revelacién de seeretos y, en definitiva, la revelacién del scereto protestonal en el am bito-de la medicina, en el smbito de la préetica de 1a profe- sidn médica. Y es que aquf, hasta este momento, ha habido tuna lamentable laguna de punibilidad, siempre denunciada por la doctrina, siempre intentada reparar por la via del pro- yeeto de turno -desde 1980 hasta el ltimo se sucedieron 4-, pero, hasta justamente el ultimo proyecto, que ya se ha con vertido definitivamente en el nuevo Cédigo Penal, no se ha- ‘fa abordado una tipificacién expresa de esta revelacin del secrete profesional, salvo en lo que afectaba en algunos ca- sos de revelacion de seereto por parte de funcionario pub coy en Ia medida en que el profesional pudiera también ser funcionario. Pues bien, ahora, el nuevo Cédigo Penal, regula estos delitos cen el Capitulo I del Titulo X cuya ribriea los delitos contra 1a intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabili- dad del domicilio, no dice que To que se trata es de proteger un bien juridico, un derecho fundamental que también es de muy reciente reconocimiento a nivel constitucional. Porque, cfectivamente, todo lo que se trata en este Titulo 10 -el dere 10-2 Ja intimidad, a la propia. imagen y a la inviolabilidad del domicilio- es algo que tiene reconocimiento constitucio- () Texto transcrito de la conferencia pronunciada, autorizado por él sor. Para mas detalles, sobre hibliografia, véase MUNOZ CONDE Derecho Penal. Parte Especial. 11*edicia, Valencia 1996, partir de 1a Constitucién de 1978, cuyo articulo 18 re- el derecho a Ia intimidad personal y familiar, junto con el derecho al honor, bien jurfdico que no coincide exac- tamente con éste de Ia intimidad. ¥ también se habla del de- recho a Ia inviolabilidad del domicilio, lo que da lugar que cen el Capftulo Ide este Tiulo X se ipifique el allanamicns ‘de morada, que en definitiva no es més que una lesion de esa parte de Ia intimidad especffiea que es la inviolabilidad det \domicilio, el derecho a la intimidad de la morada, Igual sucede con los delitos relativos al seereto de comunica- ciones, que evidentemente también puede entenderse como, ‘una manifestacién del derecho a la intimidad. La proteccién penal que ahora se brinda en el nuevo Cédigo a todos estos, derechos, més © menos reconducibles al concepto genérico ‘de intimidad, no solo se contienen en este Titulo X sino tam. bign tiene, en la medida que afecte a otros intereses, um tr: miento en materia de revelaci6n del secreto procesal. por parte de abogados y procuradores, como delitos con Administracién de justia, como delitos de deslealtad profe- sional. También en relacién con los delitos contra la Admi nistracién piblica, la infidelidad en Ia custodia de documen- tos 0 Ia violacién de secretos cometida por autoridades y fun- cionarios y, por supuesto, aungue ya en una dimension ‘mucho mds amplia y distnta incluso que Ia propia intimidad, todo lo retacionado con la revelacién de secretos que afecten, ala defensa nacional. Pero, obviamente, nosotros nos vamos ‘ ocupar aqui, fundamentalmente, de la {do mas personal del término, sin perjuicio de que haya que referirse a otras implicaciones con otros bienes jurfdicos, y, fundamentalmente, a esa parte de Ta intimidad que se prote- {ge, como digo en el Capitulo I de este Titulo X, bajo la rbri cea genérica del descubrimiento y revelacién de secretos. En principio, cuando se habla de seeretas, se esté obvia te-diciendonos que se trata de un aspecto de la intimidad que tiene que ver con la voluntad de una persona a que determi- nados hechos que inciden en su vida privada no sean cono- ccidos mAs alli de un efreulo muy reducido de personas a las, ue el titular de ese secreto concede, podriamos decir, ese privilegio del conocimiento de los mismos. Pero esto solo serfa un aspecto de la intimidad, y es el aspecto tradicional que siempre ha tenido més o menos proteecién en el Cédigo a7 DS Vol. 4, Num. 2, Juli-Diciembre 1996 Penal de una forma si se quiere imperfecta, pero es el asp to negativo de la misma: es el derecho a exeluir a determi- nadas personas del conocimiento de datos que yo y unas po- ‘eas personas més pueden conocer, de acuerdo eon mi propia ul, Pero el derecho a Ia intimidad también tiene, hoy ‘un aspecto positivo. No se trata s6lo ya de proteger lo que se pueda entender como secreto, sino de proteger mi derecho al control de aquellos datos que, afectando a mi pri- vvacidad, pueden o no ser conocidos por otras personas, pero yo tengo que decidir la forma en que esos datos pueden He- {gar a ser conocidos y hasta que punto pueden ser mas cono- ‘Gidos iso menos ampliamente- tengan o no tengan el ea- ricter de secret. Yo creo que eso es importante, como vamos aver... eon un «jemplo de la jurisprudencia tradicional. Cuando se deefa si la Jectura de una carta era un descubrimiento de secreto, a+ ‘suien deefa: habri que ver lo que se dive en Ia carta. Si lo que se dice en la carta es que en Sevilla Novia ayer, real- ‘mente el hecho del descubrimiento de ese dato, en principio, ‘no es un delito de descubrimiento de secreto porque el he- ‘cho, en sf mismo, no es seereto. Sin embargo, se podria en- tender que cualquiera que sea el dato que se diga en la earta, ‘el hecho mismo de ir cerrada y de tal forma decir que lo que alli se dice s6lo puede ser conocido por la persona que yo ‘uiera, y por lo tanto controlar el conocimiento de ese dato cen relacidn con la persona que pueda recibirlo, es algo que ‘ya no liene nada que ver con el secreto sino con ese aspecto ppositivo de la intimidad, que es el derecho al control del co- nnocimiento de determinados datos relatives a las comunic ciones o relaciones que yo pueda tener con otras personas, *Y, efectivamente, aunque en el capitulo o en fa rabrica del Capitulo I se habla del descubtimiento y revelacién de se- cretos, después vamos a ver que inmediatamente, ya en el art, 197, nim. 1, se dice que el que para descubrir los secre- os © vulnerar la intimidad de otro sin su consentimiento, cle. se apoderare de carta... De forma que hoy sf podemos cir que, realmente, el concepto genérico al que se puede xlueir la proteccién del derecho penal ya no es exacta- mente el concepto de secteto, sino un concepto mis amplio ‘como es el de intimidad, que tiene este aspecto positive al que acabo de aludir. Naturalmente, este bien juridico, de muy dificil delimitacién -estamos ante bienes jurdicos de caricter eminentemente es- piritual-, igual que el honor, pricticamente es wn bien jurdico {que depende mucho de la sensibiidad, del contexto social en el que se viva, de la cultura, de los distintos roles y situacio: nes en Ios que las personas vivan, peto no cabe dda que es lun derecho cada dia més importante. De forma que, realmen- te, en Ios itimos aos se ha potenciado a partir, sobre todo en Ihnuestro ordenarniento jurfdico, del reconocimiento constitu- ional de estos derechos, una proteccién amplisima, no sélo ‘desde el punto de vista del Derecho penal, sino también desde cl punto de vista del Derecho civil y de otras ramas del Dere~ ‘cho. Concretamente, en el Derecho civil contamos con la Ley 1/1982, de 5 de mayo, de proteccién del derecho al hhonor, ala intimidad personal y familiar ya ka propia imagen, «que adem, ahora, puede ser una via que se utilice indepen- as ddientemente de que el hecho constituya o no delito, algo que hhabia sido muy discutido hasta hace poco tiempo, pero que en el nuevo Codigo Penal, en una de las disposiciones finales, se dice que puede ejercitarse la proteccidn de estos derechos por esta via independientemente de que se ejercite después 0 no la penal, caso de que e! hecho pudiera ser constitutivo de deli- to, La verdad es que ésta es una via muy importante para, de algiin modo, conseguir una satisfaccién de estos derechos, ‘cuando hayan sido conculeados de alguna manera, sin tener {que recurtr siempre un procedimiento un tanto radical co- mo es el que supone Ia intervencién del Derecho penal. Pero, ‘obviamente, sin perjuicio de que si ustedes quieren después me refiera también a esta ley civil, yo voy a hablar aqui desde cl punto de vista de la proteccién que se brinds a este derecho cn el nuevo Cédligo Penal. ¥ la verdad es que si antes habia tun defecto de proteccién en esta materia, hoy yo creo que hay, y esto es una caracteristia del nuevo Cédigo Penal, un exceso de proteccidin ©, por lo menos, un excesivo casuismo en la proteccién que se brinda a este derecho, sobre todo en este Capitulo I ‘Vean simplemente -o lean, si tienen tiempo para ello, eetlo nos Hlevaria casi toda la conferencia- el articulo 197 en sus ‘istintas modalidades y apartados, y verdn com ahi se ofte- ‘ce una proteccién penal muy compleja, muy casuistica, a las distintas manifestaciones de este derecho genético a la inti- midad. Yo voy a referirme fundamentalmente, com es Iigi- 0, a la revelacién del seereto profesional. Pero no esta de mis que por lo menos les diga, siquiera de forma telegrifica, los distintos tipos delictivos, porque alemis pueden s cluso en caso de secreto profesional, también aplicables, que se contienen en este articulo 197. Por ejemplo, en el apariado IP tienen ustedes el descubrimiento y revelacién de secretos ‘ode hechos que puedan afectar a Ia inimidad de otro, que se recojan documentalmente. Efectivamente, el que para deseut- brir los secretos o vulnerar la intimidad de otro, sin su con- sentimiento, se apodere de sus papeles, cartas, mensajes de correo electrénico 0 cualesquiera otros documentos o efectos personales, en el fondo fo que nos viene a tipificar en primer lugar es una especie de hurto documental. Lo que importa no fe tanto el que se Megue al descubrimiento: seria un hecho ue para la consumacion seria irrelevante, puesto que aqui lo importante es que se aetie para descubrir los secretos 0 los hhechos que afecten la intimidad de otro que estén recogidos en ese soporte documental. Como les dije, este delito, que es pricticamente el tnico que habia antes en esta materia, se in- lerpreta ya ahora, con la clfusula de vulnerat la intimidad de ‘otro, no sélo en relacién con el concepto de secreto sino en relacién con cualquier hecho que esté recogide documental- mente y que pueda afectar a la intimidad de otra persona, Es- te serfa pricticamente el tnico tipo delictive que se mantiene cen una redacciGn similar a la que tenia en el Cédigo Penal anterior. ‘Todavia, en este apartado 1°, nos encontramos con un tipo delictivo de casi reciente creacién pero, en todo caso, ante rior al Codigo Penal nuevo, que se introdujo en la reforma de 1984, que cs el ineiso 2" de interceptar sus telecomunicacio- nes © utilizar artificios tenicos de escucha, transmisi6n, gra- Francisco Mufloz Conde Falsedad documenta y seereto profesional en el émbitosanitario bacién o reproduccidn det sonido © de la imagen o de cual- 4uier otra sefial de comunieaeidn. Ambos delitos son equipa- rados en el tratamiento penal y castigados cou a pena de pris sidn de 1 a4 aos y multa de 12 a 24 meses. Bien, estamos. aqui ante las eseuchas telefonicasilegales, ahora ampliadas a ‘cualquier otro medio de comunicacién, cuando se capt, in- terceptando con medios téenicos, por ejemplo, la conversa ‘im entre varias personas , por ejemplo, incluso la imagen de una determinada persona, La verdad es que aqui no se tra- 1a de tipificar el eseuchar detras de ta puerta sino la utliza- cin de medios téenicos. Ya nos vamos acercando a los vances téenicos que pueden afectar a la intimidad y que ahora se han potenciado mucho mis en el nuevo Codigo Pe- nal, y que realmente es lo que hace que el legislador ya inter- venga por la via del Derecho penal. No ante el simple deseu- brimiento de algo que afecte a la intimidad sino, en este ca- so, el descubrimiemto de algo que afecta a la imtimidad de una persona pero utlizando tn sistema téenico que, de algtin modo, puede dejar aiin mis indefenso ese derecho a Ia inti- mmidad, Pues bien, todo este delito, que tanto juego ha dado y no en ‘materia de seereto profesional, © por lo menos no médico, en Ios ‘iltimos aftos, ya fue introducide el allo 84 y ahora se ‘mantiene en el nuevo Cédigo Penal en este apartado del art- culo 197, Sélo recordarles que este problema es fundamental 1 la hora de saber cémo se puede -o si se puede- utilizar o- 'mo prueba los datos obtenidos a través de una interceptacién de esta manera cuando no ha sido autorizada judickalmente, La sentencia del Tribunal Supremo, obra del gran jurista - {que intervendrd también aqui- D. Enrique Ruiz Vadillo, puesto que fixe s ponente, sobre el caso Naseto, fte preci- samente en relacién a si se podia © no utilizar como prueba tuna conversacion telefnica que habia sido autorizada judi- cialmente -su grabacién- pero no de la forma en que el Tri= bbunal Supremo entendié que deberia de haberse autorizado expresamente para el delito de que se tratara y no para ser utiizada para otro delito de mucha menor gravedad, Naturalmente, como vemos, aqui el derecho va adaptindose ‘2 una forma distinta de intervencidn o de agresién a ta int Imidad que no et la cldsica del apoderamiento del documento, de la cata, del papel escrito, que es lo que antes se protegia ‘como miximo. Y todavia tenemos un avance tecnol6gico que puede afectar atin més a la intimidad y que, por lo tanto, es tenido en cuenta también en el nuevo Codigo Penal -en el apartado 2 del articulo 197- que es el descubrimiento del se- creto informatice, Las mismas penas del apartado anterior son aplicables a con-

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