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Libro El Luntico y su hermana Libertad

Captulo 5: Liber.

A la
de la cena, el Da de
, me hallaba en estado de pnico.
Eddie vendra a recogerme a las 7:30, pero nunca estara lista. Los nios no

dejaban de tocar el
, pidiendo caramelos. Mi padre estaba meditando e
Ian se hallaba abajo, haciendo algo igualmente intil.

--Tengo que ser yo la que hace todo en esta


timbre son por undcima vez.

?grit cuando el

Ian subi despreocupadamente del stano, en donde creo que se haba estado
escondiendo.
-- Bonito trajedijo.

-- De verdad te parece?le pregunt, sorprendida de


decir algo
agradable.
-- S. De verdad, te vez como una prostituta.
-- Se supone que debo ser una princesale dije.
-- Oh. En ese caso, tal vez debieras tratar un poco ms; yo me encargar de los
pedigeos.
Por lo menos su ltimo comentario era amable. Me dirig al cuarto de

y trat de descubrir qu haba de malo en mi disfraz. Rabbit me


haba ayudado a escogerlo en el almacn de caridad: se trataba de un vestido
trasparente y charro que pareca salido de El mago de Oz. Rabbit me haba
dicho que la moda escurrida del ao pasado ya no se usaba. Ella haba odo a
Shelley Patterson decirle a Debbie Haskin que nadie se pondra algo de ese
estilo este ao. As que quedo decidido. Yo sera una princesa.
Trat de ponerme un poco de brillo en los prpados. Eso. As me pareca ms a
una princesa.
-- cmo me veo?le pregunt a Ian al bajar.
--No s, Lber. Tal vez la verdadera Lber es escurrida.

--Grandsimo imbcil! grit. Lo tom por la nuca y pens en romperle una


calabaza en la cabeza. La nica razn por la cual no lo hice fue porque podra
mancharme el vestido con el lquido de la calabaza.
Ian forceje, impidindome estrangularlo, y dej que se fuera. Tena que
verificar que la luz de la entrada estuviera encendida, y as estaba. La calle era
un hervidero de nios que iban de casa en casa pidiendo dulces. Slo unos

pocos

se haban

ninguna parte.

en nuestra casa, y no vea a Eddie por

nuevamente. Mi padre se encontraba en la sala.

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