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Santiago Castro-Gémez Oscar Guardi Carmen Millar, de ISBN 958-b83-125- WL 895861831255. Oe aaa elec ee eRe ame Bet ee em ee dee eae d tena eed ei reste peel eee Rad pga Moe ial i eMid a leet a aa ell ct Ce Ronee etaa i d olen some AU cease alu ag Cee ge eum et cid ic etme (decal (eteic teat cig Cele cE Oe eae ate eee EaecaRicam it aR rsalae nase aCe AUN ales ese clio aac taal Ce eee el ge elem ecole Cee inlet g uae nace p a mtr ie err Me ad ae eaten ce eae Ceca dea en Mead eco DES to ela lg cela | er oma ee ete eet ene el era Ugh ce ee ere Rea uc a ata etl ic Lr UCN amet eel ce ees R aah tea au acces ead Cea Cae eee aaron seeneane vale i une en Gem maCsuCS agile eMac eee nee aL Ie Lech Ge ne eet a lee ea eo eae Rea licch aa gtral el ie Re aka le cea aclu eel ie Taio lod Celie MPa acne a ete ccc ae ciel ae eM ang ieathe load aah Meio eaemel ac RM eta i ella allecty Seer ME UCC een eee Ihe aM alin Mega ete ele ater Mel algae et iit Uillae edict enone een ede ae eat ean eller cs Mega ec cee Ok MLA Ceca Ce eee cig er Helsdeseiaattd eal aeil Sab Aci udadlcicphsccaksos AAs eikonal alka sacediMcd scat Resellers aaa Semele ete puonticaled Perea ene (tht as Oriente sce Pensar (en) los intersticios : teorfa y préctica de la critica poscolonial / Editores: Santiago Castro-Gomez, Oscar Guardiola-Rivera, Carmen Millin de Benavides. - Traduc- cin Mercedes Guhl... et al - Santa Fe de Bogota: CEJA: Instituto Pensar, 1999. 206 p. (Serie Pensar) ISBN: 958-683-125-6 ‘Contenido: Imperialismo y cultura/Madam Sarup.—Eurocentrismo y colonialis- mo en el pensamiento social latinoamericano/ Edgardo Lander. —Globalizacién, procesos civilizatorios y Ia reubicacién de lenguas y culturas/ Walter Mignolo. —Apuntes sobre la zlobalizacién como problema filosSfico/ Fredric Jameson. —Colonizacién del poder, ‘cultura y conocimiento en América Latina/ Anibal Quijano, —Identidad cultura y diéspo- ra/ Stuart Hall. —Més alld del curocentrismo: el sistema-mundo y los limites de ia moder- nidad/ Enrique Dussel. —La cultura como campo de batalla ideolégico del sistema-rmundo moderno/ Immanuel Wallerstein 1. TEORIA SOCIAL - AMERICA LATINA 2. POSMODERNIDAD - AMERI- CA LATINA 3. MARXISMO 4. TEORIA DE LA CULTURA - AMERICA LATINA 5. POSCOLONIALIDAD I. Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar IL. Pontificia Universidad Javeriana, Centro Editorial Javeriano, CEIA IM. Castro-Gémez, Santiago, 1958-/ Ed. IV. Guardiola-Rivera, Oscar, 1969-/ Ed, V, Millan de Benavides, Carmen, 1955-/ Ed. VI. Guhl, Mercedes/ Dir. Tr. DB-UI-BG CDD 306 ed. 19 inp Disefio de la Cardtula: Ana Lucia Chaves Barrera Prohibida la reproduccién total o parcial de este material, sin autorizaci6n por escrito de Santiago Castro-Gémez, Oscar Guardiola Rivera, (Carmen Millén de Benavides Santiago Castro-Gémez Oscar Guardiola-Rivera Carmen Millan de Benavides (Editores) Pensar (en)los intersticios Teoria y practica de la critica poscolonial Coleccién Pensar WZ, \s is, Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pontificia Universidad Javeriana wy Reservados todos los derechos © Santiago Castro-Gémez © Oscar Guardiola-Rivera © Carmen Millan de Benavides CHA Centro Editorial Javeriano 7440-62 Primer Piso Santafé de Bogotd Directora: Selma Marken Farley Centro Editorial Javeriano Traduccién: Mercedes Guhl. Dir [et al.] Coordinacién Editorial: Alfredo Duplat-Ayala Autoedicién: ‘Ana Lucia Chaves Barrera Primera Edicién 1999 Namero de ejemplares: 500 A lamemoria de Jaime Garzon, Dario Betancoutt, Jestis Antonio Bejarano ytodos los intelectaales colombianios asesinados en esta guetta fratricida. INTRODUCCION.. 1. IMPERIALISMO Y CULTURA Madan Sarup .. 2. EUROCENTRISMO Y COLONIALISMO EN EL PENSAMIENTO SOCIAL LATINOAMERICANO Edgardo Lander 3. GLOBALIZACION, PROCESOS CIVILIZATORIOS Y LA. | REUBICACION DE LENGUAS Y CULTURAS Walter D. Mignolo 4. APUNTES SOBRE LA GLOBALIZACION COMO PROBLEMA FILOSOFICO Fredric Jameson . 5. COLONIALIDAD DEL PODER, CULTURA Y CONOCIMIENTO EN 9s AMunteA LATINA Anibal Quijano.. 6.TEORIA, POLITICA, SUBALTERIDAD Y POSCOLONIALIDAD Entrevista a Aijaz Ahmad. 7. IDENTIDAD CULTURAL Y DIASPORA | 45 Stuart Hail ... i IL 8. MAs ALLA DEL EUROCENTRISMO: EL SISTEMA-MUNDO Y LOS LiMITES DE LA MODERNIDAD Enrique Dussel 5s 147 9. LA CULTURA COMO CAMPO DE BATALLA IDEOL' oa1co DEL SISTEMA-MUNDO MODERNO Immanuel Wallerstein... convereent AOD: 'NOTAS Y REFERENCIAS bannteee seasee 189, INTRODUCCION POSCOLONIALISMO, O LA CRITICA CULTURAL DEL CAPITALISMO TARDIO Hacia comienzos de los afios ochenta empezaron a surgir en varias universidades inglesas y norteamericanas, particularmente en los departamentos de lenguas, nuevos campos de investigacién tedrico- prdctica que desafiaban la autoridad de los cénones tradicionales (es- tudios culturales, teorias feministas, estudios poscoloniales, critica racial, entre otros). La estrategia critica seguida por estas nuevas tendencias se encontraba inspirada por el marxismo althusseriano, la genealogia de Foucault y la deconstruccién derridiana , metodologias que rompieron los bordes disciplinarios y se difundieron rapidamente por todas las 4reas de las humanidades y las ciencias sociales. De lo que se trataba era de exponer los vinculos ocultos entre el conoci- miento cientifico, particularmente el de las llamadas “ciencias hu- manas” y una serie de practicas socio-politicas a través de las cuales determinadas personas (mujeres, homosexuales, migrantes, negros, miembros de la clase trabajadora, etc.) son sometidas a un disciplinamiento mental y corporal que les obliga a integrarse en una sociedad orientada cada vez mas por las necesidades expansivas del capital En el caso especifico de los estudios poscoloniales, la critica se dirigia hacia la complicidad entre las ciencias sociales y las humanidades con el proyecto de legitimacién ideolégica del colonialismo europeo en ultramar. Te6ricos como Said, Bhabha, Spivak, Guha, Ashcroft, Young, Chakrabarty, Prakash y otros muchos, trabajaban en una deconstruccién de las epistemologias del conocimiento moderno, tomando como eje de reflexion 10 Santiago Castro-Gémez, Oscar Guardiola-Rivera y Carmen Millin de Benavides el papel jugado por la colonizacién del mundo no europeo en la consti- tucion de las disciplinas cientificas. El proposito de este ejercicio era doble: por un lado, provincializar las pretensiones universalistas y civilizadoras de la cultura europea; por el otro, desenmascarar la su- puesta neutralidad politica de las llamadas ciencias humanas, conti- nuando y renovando de esta manera el proyecto marxista de la Ideologiekritik. Podriamos caracterizar a las teorias poscoloniales como un intento por re-escribir, desde una perspectiva no europea, la ge- nealogia de los saberes humanisticos de la modernidad, completando de este modo el proyecto, todavia eurocéntrico, iniciado por los maes- tros de la sospecha que inspiraron la critica de Althusser, Foucault y Derrida. La critica poscolonial no intentaba realizar una simple inversion en las jerarquias del conocimiento, convirtiendo la heterodoxia de los saberes emergentes en una nueva ortodoxia disciplinaria. Lo que buscaba era mostrar que, trasladadas al espacio de las colonias, la literatura, la filosofia y las ciencias sociales modernas servian como mecanismos ideolégicos que legitimaban un determinado tipo de or- den hegeménico. La lengua y la ciencia metropolitanas se convirtie- ron asi, no solamente en la norma oficial frente a la cual las practicas sociales y cognitivas de los pueblos sometidos eran vistas como “pri- mitivas” y “subdesarrolladas”, sino también en el medio a través del cual era posible legitimar la subordinaci6n politica y econémica de las periferias. El interés politico de las teorias poscoloniales, era, en- tonces, mostrar la vinculacién entre los valores culturales de Occi- dente y el proyecto de expansion mundial del capital. Ello explica su posicion critica frente al marxismo tradicional, que establecia una separacién extrema entre la estructura econémica y la superestruc- tura politico-cultural. En algin sentido, los criticos poscoloniales lo- graron recuperar para la teoria cultural la relacién dialéctica entre las dos esferas. Por lo mismo, se entiende la necesidad para la teoria poscolonial de provocar una subversion en los canones del pensamiento occidental, justamente alli donde este conocimiento es producido, co- dificado y legitimado: en los centros académicos de los paises hegemonicos al interior del sistema-mundo. Sin embargo, algunos intelectuales marxistas empezaron a mirar con sospecha la posibilidad, e incluso la deseabilidad de realizar este proyecto. Este malestar es entendible si tenemos en cuenta la criti- ca, antes anotada, que los estudios poscoloniales realizaron de la teo- ria social marxista. Para Edward Said, por ejemplo, el marxismo es un discurso que, anclado en la predominancia exclusiva de la esfera eco- némica sobre la esfera politico-cultural y en una concepcién Pensar (en} los intersticios ul teleolégica de la historia, se muestra incapaz de teorizar adecuada- mente el fendmeno del colonialismo moderno. No es extrafio enton- ces que historiadores poscoloniales como Guha y Chakrabarty identi- fiquen al marxismo como una “metanarrativa imperialista”, que pro- yecta la historia europea como norma valida para todas las socieda- des del planeta. Otros teéricos como Robert Young y J.M. Blaut, acu- san al marxismo de reproducir el colonizer’s model of the world con su tendencia a ubicar a Europa como centro desde el cual se difunde la emancipacién social hacia el resto del mundo. Este es precisamente el punto enfatizado por tedricos latinoamericanos como Enrique Dussel, Anibal Quijano, Edgardo Lander, Fernando Coronil y Walter Mignolo, para quienes el colonialismo no es un fenémeno aditivo sino constitutivo de la modernidad. Estos wltimos tienden a recuperar del marxismo la presentacién del capital como una tendencia mundial y globalizante, asi como el caracter hegeménico de la superestructura, en tanto que rechazan el determinismo eurocéntrico de su concep- cién progresiva de la historia. Por su parte, Arlif Dirlik y Aijaz Ahmad, de manera andloga a los teoricos latinoamericanos, quieren recobrar el horizonte critico de la totalidad con el fin de evitar una teoria de la cultura que se disuelva en el analisis de las particularides. Ellos ven a las teorias poscoloniales como un apéndice de los llamados estudios culturales, y a éstos como una expresion mas de la “sensibilidad posmoderna”. Para ellos, la posmodernidad, en su afan por deslegitimar los metarelatos, renun- cia a teorizar el capitalismo como sistema mundial universal, apues- ta por las batallas micropoliticas mientras que éste prosigue su mar- cha triunfal, y no toma en cuenta el modo en que el capital mismo determina la produccién de conocimientos en el sistema-mundo. Para Ahmad y Dirlik, el peligro de Ja fascinacién posmoderna por la hibridez cultural es, precisamente, la pérdida de la perspec- tiva global. Dirlik esta convencido de que esta perspectiva sdlo puede ofrecerla una teoria que sea capaz de mostrar el modo en que la produccién de conocimientos se relaciona dialécticamente con las estructuras de la economia capitalista. Abandonar el pun- to de vista de la totalidad, equivale para Dirlik a perder de vista el propio locus enuntiationis, es decir, a quedar ciego frente a las con- diciones estructurales de la produccion de teorias en el marco del sistema-mundo capitalista. Este es justamente el gran peligro de los estudios culturales: convertirse en un discurso que, al igno- rar sus propias condiciones de produccién teérica, refuerza doble- mente ¢l sistema global de saber/poder 12 Santiago Castro-Gomez, Oscar Guardiola-Rivera_y Cérmen Millan de Benavides EL POSCOLONIALISMO COMO TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD GLOBALIZADA La pregunta crucial que quisiéramos inaugurar con los textos aqui presentados es la siguiente: gcémo es posible reinventar el espacio politico en las actuales condiciones de globalizacion? Aparentemente existen dos respuestas posibles: la primera surge a partir de la politizacion de una serie de luchas particulares (de gé- nero, de raza, de migracién, de descolonizacién, etc.) ocurrida a fina- les de los afos sesenta, que sin embargo, como han sefialado Dirlik y Ahmad, deja impensado el proceso de constitucién global del capital. A ella se asocian, de un lado, la actual predominancia filoséfica de la llamada “ética minima’, la reflexion practica sobre los principios for- males que asegurarian la convivencia pacifica de las diferencias cul- turales, y el apoyo teérico a la consolidacién de la democracia liberal (expresado en el lugar central que ocupan nociones (post)ideolgicas como “tolerancia” o “multiculturalismo’). De otro lado, la importacién de unos modos de andlisis (en particular los de la high theory francesa recibida por la academia del actual centro del sistema-mundo) que se muestran ciegos frente al modo como operan las geopoliticas del co- nocimiento y de la cultura. A esta respuesta corresponde un debate interno en los estudios poscoloniales: el debate entre la critica poscolonial y la teoria poscolonial. De un lado criticos como Dirlik y Ahmad, del otro figuras canénicas como Said, Bhabha y Spivak. Desde la perspectiva de este debate, el poscolonialismo se encuen- tra hoy en un cruce de caminos. Para algunos, como Ahmad, el poscolonialismo se ha alejado de las realidades coercitivas de la his- toria (neojcolonial, perdiendo cualquier rasgo critico. A esta preocu- pacién se une aquella otra, mucho menos articulada y mas “de dere- chas”, proveniente de los tradicionales celos disciplinares, segtin la cual, el poscolonialismo ha ido ms alla de sus fronteras (la literatu- ra, los andlisis culturales) y nos regala ahora con una serie de truismos que de tiempo atras eran ya moneda corriente de historiadores y filé- sofos. Buena parte de los textos aqui presentados quisieran aclarar los términos de este debate y avanzar en la obtencién de mayores elementos para su comprension. Existe, sin embargo, una segunda respuesta a la pregunta propues- ta mas arriba. Hlla depende de la manera como podamos formular la siguiente cuestién: con el advenimiento del caracter transnacional del capital y la nueva escena sociocultural, ya no nos hallamos frente a la oposicién clasica entre centro (la metropolis) y periferia (los pai- ses colonizados), dada la manera en que tanto la empresa como la Pensar (en) los intersticios 13 sociedad-devenida-empresa rompen el cordén umbilical que las unia con su poblacién “original” (el racismo de Estado, el “ethos” cultural) a la que tratan ahora como otro territorio que puede ser colonizado. Como observa Zizek, el resultado de este proceso es una colonizacion en la cual sélo hay colonias, no paises colonizadores, dado que el poder colo- nizador no proviene mas del Estado-naci6n (cuyo declive resulta pa- tente) sino de las empresas transnacionales. El filosofo esloveno pro- pone el término “autocolonizacion” como una forma mejor de deseri- bir la actual relacién entre el universo del capital con la forma del Estado-nacién en la era del capitalismo global. Este giro auto- referencial esta dado aqui mediante una apelacién a las herramien- tas del andlisis del sistema-mundo. Se trata de acudir nuevamente al analisis desde la perspectiva de una totalidad real, con el fin de contrarrestar dos riesgos: el de la mera “celebracién de los particularismos” (de género, de raza, de cultura o sub-cultura) y el de la “vacia universalidad” que acompaiian, como forma ideal del capita- lismo global, a modos de andlisis predominantes hoy en la academia, tales como los estudios culturales o la filosofia practica del multiculturalismo. Desde una perspectiva mundial, como la defendi- da por Wallerstein, Jameson, Dussel, Quijano y otros, el multiculturalismo aparece como la actitud que, desde una universa- lidad vacia, trata a cada cultura local como el colonizador trata al colo- nizado: como “nativos” cuya cultura debe ser estudiada y “respetada”. En este caso, la relacién entre el colonialismo imperialista tradicio- nal y la autocolonizacién capitalista global es 1a misma que la rela- cién entre el imperialismo cultural occidental y el multiculturalismo: De la misma forma que en el capitalismo global existe la parado- ja de la colonizacién sin la metrépoli colonizante de tipo Estado- nacion, en el multiculturalismo existe una distancia eurocentrista condescendiente y/o respetuosa con las culturas locales (...) en otras palabras, el multiculturalismo es una forma de racismo nega- da, invertida, autoreferencial (...) que vacia su posicién de todo con- tenido positivo (el multiculturalista no es directamente racista, no opone al Otro los valores particulares de su propia cultura), pero igualmente mantiene esta posicién como un privilegiado punto va- cio de universalidad, desde el cual uno puede apreciar ly despre- ciar) adecuadamente las otras culturas particulares’ A la caracterizacién del “multiculturalismo” como un racismo ne- gado e invertido, habra que afiadir la de un clasismo, también negado ¢ invertido, en la medida en que el propésito del movimiento de los derechos civiles de los sesentas (“todas las razas juntas”) parece es- tar, de acuerdo con la mayoria de datos disponibles, mas cerca que 14 Santiago Castro-Gomez, Oscar Guardiola-Rivera y Carmen Millan de Benavides nunca, con wna excepcién: la pobreza urbana y global. Esta vision es ampliamente compartida por quienes se han ocupado del tema. “Re- sulta claro que si alguna vez hemos estado dispuestos a “resolver” la cuestién racial, lo que hemos tenido es un tremendo problema de clase y que realmente la cuestion racial se ha convertido en un pro- blema de clase”, dice el sociélogo Alan Wolfe, autor de One Nation, After All, quien en su libro ha revelado que las creencias de negros y blancos de clase media sub-urbana estén mas unidas en términos de clase que divididas por cuestiones raciales.* De lo anterior se siguen al menos tres consecuencias que son im- portantes para comenzar a dar respuesta a nuestro interrogante ori- ginal: Primero, que a pesar de la correcci6n inicial del contrargumento “poscolonial” (segan el cual la neutralidad multiculturalista es falsa porque tras ella siempre se esconde el hombre blanco eurocéntrico), esta visién apunta en otra direcci6n: el capitalismo actual se aferra todavia a una herencia cultural que oculta no solamente y no tanto las formas de exclusién de género, raza y cultura, sino, mas bien, el anonimato universal del capital (ga quién pertenece hoy el capital? La respuesta correcta parece ser: a nadie). Ello indica que el reto que debe asumir hoy la critica poscolonial (mas alla de la “teoria”) es el de capturar, no tanto el contenido particular que se esconde tras la mas- cara universalista del centro, sino el hecho de que el capital ha “subsumido” por completo a la sociedad, esto es, que se trata de una maquina global anonima, y que no hay ningun sujeto, ningtin fantas- ma, dirigiendo la maquina. Segundo: que bajo la forma de “estudios culturales” o “critica cultu- ral”, la teoria bien puede estar contribuyendo hoy al esfuerzo ideol6gi- co por hacer invisible al capitalismo en tanto que sistema mundial. En las ciencias sociales y la teoria cultural actual, la sola mencién del capitalismo en tanto que sistema mundial parece despertar acu- saciones de activismo, esencialismo, fundamentalismo o realismo anacrénicos. Al asumir la perspectiva del capitalismo como sistema- mundo, el poscolonialismo se desmarca de la politica liberal o de iz~ quierda “progresista”, que ha reducido la potencialidad de la critica a las luchas (massmediaticas) por diferencias culturales que dejan in- tacta la homogeneidad fundamental del capitalismo tardio. En la me- dida en que la critica “progresista” plantea la equivalencia de las va- rias luchas particulares, reprime, a la vez, la validez fundamental de la lucha econémica, promoviendo, tanto en la calle como en la acade- mia, el abandono del andlisis del capitalismo en tanto que sistema- mundo y de la cultura en tanto que “campo de batalla ideolégico” (para utilizar la expresion de Wallerstein) del capitalismo global, con lo cual Pensar (en) los intersticios 15 implicitamente acepta el marco de las relaciones econémicas como unico escenario posible de las relaciones sociales. No resulta extra- flo, entonces, que tras haber abandonado el espacio de la economia global, el nuevo “lugar” de lucha para la critica “progresista” sea el de los “derechos”. El renovado interés de la teoria critica “progresista” por el espacio juridico de la posmodernidad, revela su voluntad de aban- donar el espacio de las resistencias que los actores sociales oponen al proceso simultaneo de homogeneizacién econémica y juridicizacién de la sociedad, y cambiarlo por el espacio resueltamente formal, discursivisia y autoreferencial de lo juridico-politico posmoderno. El universalismo vacio del cual hablabamos en parrafos anteriores, no es otro que el universalismo vacio de la ley. Los criticos progresistas creen poder resolver el enigma del multiculturalismo apelando a la imparcialidad de la ley y de lo justo, garantizada por la procedimentalidad, gracias a la cual se produciria el “encadenamien- to” de las diversas luchas particulares (la “ciudadania mundial’). Sin embargo, dicho encadenamiento sélo funciona en la realidad como un estrecho circulo elitista de clase media-alta, como lo prueban las conclusiones de Wolfe, antes citadas, acerca de “la cuestién racial”. Tercero: si lo anterior es cierto, entonces la Gnica respuesta posi- ble a nuestra pregunta inaugural (¢como recomponer lo politico en tiempos de globalizacién?) asume la forma de lo que Zizek llamase una “suspensién de la ley”. Y, sin embargo, resulta necesario ir mas lejos: no basta con suspender el espacio de la ley y reemplazarlo por el de la “ciudadania activa y responsable”, la llamada “sociedad civil” que lucha por los derechos humanos y la ecologia. Ello seria no tomar en cuenta que la sociedad civil es, ella misma, el objetivo de la em- bestida del capitalismo tardio, Reconocer que la nuestra es la época en que la sociedad “se factoriza” (lo que Antonio Negri ha denominado la “subsuncién real” de la sociedad por el Estado y del Estado por el capital) implica aceptar la leccion fundamental de la dialéctica: que las apariencias si importan. De este modo, tomarse en serio el caracter espectral del capital, su aparente invisibilidad que atraviesa atin, y especialmente, a la “sociedad civil”, implica tomarse en serio la tambien aparente renovaci6n del socialismo como alternativa (en la América Latina de Marcos, Castafieda y Mangabeira Unger). Ya lo dijimos, esta alternativa toma la forma de una suspension de la ley. Solo que hay cuando menos dos formas de “suspender la ley”: la de derechas, expresada en la frase de Joseph Goebbels: “cuando oigo la palabra ‘cultura’, busco mi pistola”.° Ninguna frase resulta tan per- tinente como ésta, dada la actual situacién colombiana. “Suspender la ley” quiere decir asumir la universalidad del antagonismo en la 16 Santiago Castro-Gémez, Oscar Guardiola-Rivera y Carmen Millan de Benavides sociedad. Sdlo que la respuesta de derechas asume el universalismo del antagonismo como una ausencia y una imposibilidad totales de dialogo, a la que corresponde una omnipresencia de la guerra. Frente aesta respuesta, que nos remite a la sobre-determinacién de la muer- te, que es la realidad de Colombia y de la periferia en general, opone- mos el poscolonialismo como teoria critica de la sociedad globalizada. En tanto que “poscolonialismo”, se trata de una critica cuyo origen no es, como bien lo ha sefialado Enrique Dussel, la segunda modernidad (la de Kant) y cuya hermenéutica no toma exclusivamente la forma de una ciencia interpretativa del espiritu. Este poscolonialismo hace suya la cuestion ética del origen del sistema-mundo, de la primera modernidad (la de Las Casas) que se pregunta: gqué derecho tienen los centros de ocupar, dominar y administrar las periferias? Sin em- bargo, el poscolonialismo que aqui presentamos, reinscribe esta pre- gunta en los términos de la “autocolonizacién” que caracteriza al sis- tema-mundo actual. Puesto de esta forma, el reto del poscolonialismo como teoria critica de la sociedad globalizada no es tanto desenmas- carar el eurocentrismo del centro y la periferia, sino, mas bien, opo- nerse tanto a la violencia directa de los Goebbels de este mundo, como a aquella otra, mas sutil y mas propia del capitalismo tardio, que con- siste en recurrir a la chequera cada vez que se habla de cultura. Di- cho de otra manera, se trata de pensar la critica cultural como un arma eficiente contra el revdlver y la chequera. Esta es, precisamen- te, la perspectiva que buscamos abrir con esta antologia de textos. Santiago Castro-Gémez Oscar Guardiola-Rivera Carmen Millan de Benavides Bogota, agosto de 1999 Pensar (en) los intersticios 17 BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA Adam, |., Tiffin, H, eds. Past the last Post: Theorizing Postcolonialism and Postmodernism. Harvester: Wheatsheaf, 1991. Ahmad, A. In Theory: Classes, Nations, Literatures. Oxford: Oxford University Press, 1992. Amin, S. Eurocentrism. New York: Monthly Review Press, 1989. Arrighi, G. The Long Twenty Century. Money, Power and the Origins of our Time. New York: Verso, 1994. Aschroff, B., Griffiths, G., Tiffin, H. eds. The Empire Writes Back: Theory and Practice in Postcolonial Literatures. London: Routledge, 1989. eds. The Postcolonial Studies Reader. London: Routledge, 1995. Bernal, M. “The Fabrication of Ancient Greece 1785-1985”. Black Athenea: The Afroasiatic Roots of Classical Civilization. Vol. I. New Bronswick, Rutgers University Press, 1987. Blaut, J.M. The Colonizer’s Model of the World: Geographical Diffusionism and Eurocentric History. New York: Guilford Press, 1993. Castro-Gomez, S. Critica de la razon latinoamericana. Barcelona: Puvill Libros, 1996. Castro-Gomez, S., Mendieta, E. eds. Teorias sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalizacion en debate, Mexi- co: Porrua, 1998. Coronil, F. The Magical State. Nature, Money and Modernity in Venezuela. 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