Hetairas: las cortesanas
de la antigua Grecia
Su oficio hizo de ellas las mujeres mas libres de Grecia
6mo eran las mujeres de la
(3 antigns Grecia?, geomo vi-
geuales eran sus activi-
dales? La historia siempre ha tenido
tendlencia a destacar las gestas de los
héroes, a narear las grandes batallas,
a fabular con las extraordinarias le-
yendas mitolégicas..., pero se ha
quedado atras.a la hora de sacar a la
luza las mujeres de los héroes, «las
esposas de los guerreros ¢ incluso a
Ins diosas que compartian con los In-
moriales el poder del Olimpo.
Muchas obras de autores antiguos
nos dejan entrever que la situacién
de las mujeres de la antigua Grecia
no era muy favorable para ellas en
lolegal, en lo econdinico 6 en cuanto
su acceso ala cultura, Pero ya des-
de época areaica encontramos unas
figuras femeninas que no se regirén
por los estrictos cinones sociales y
eulturales que valian para el resto
de mujeres: las hetairas o heteras.
Las hetairas, 0 «compafieras de
los hombres» (pues eso esto que @ly
signifiea este término griego),
eran las cortesanas de la antigua
Grecia las prostitutas situadas
en lo nis alto de ka clase so-
Gal Sediferencibanenau- fi)
chos sentidos del resto de (N€
cortesanas ~ya se tratase de
mujeres libres o esc!
pero lo masnorable
deeste grupo social
ido, obra
que la netaira
Fring habria
son sus diferencias
respecto al resto de
mujeres de Grecia. B80
La mayoriade he- Praxioles.
UNA FIGURA ATRACTIVA
Meee oc
hase rl
ener.
Gee Ar ey
Cec
a
rot Sc cs
ret
Coeur
ci)
losde las muje
ee eu
ietairas posefa uma gran helleza fisiea,
pero, ademis, gozaba de una forma-
cidn intelecwual yartistica notable, ast
como de unos modales refinados,al-
go de lo que careefan muchas muje-
res griegas de la época
En su Didlogn de las corteranas, Lu
ciano de Samosata deseribea una he
taira dela siguiente forma: «En pri-
mer término, se presenta prolija y
elegante, Es alegre con todos, sin
reirse estrepitosamente como es ta
costumbre, sino sonriendo de una
manera encantadora; luego trata a
loshombres con habilidad, sin enga-
fara los que la visian ola llevan a su
casa, ni ofrecerse sin ser solicitada,
En los banquetes a los que asiste al-
quilada, se cuida deno emborrachar-
se, pues Ia embriaguez pone en ri-
diculo y hace a la mujer detestable,
y de atracarse de comida indecen-
temente, No habla mis que lo pre-
iso, no se burla de los asistentes, no
mira sino al que le paga. Por eso la
quieren todos. Cuando es preciso
acostarse no se muestra ni laseiva ni
indiferente, ysdlo procura ag
suamante y eonquistarlo»,
Otro aspecto que bacfa diferentes
a estas mujeres de los dems era su in-
dependencia, tanto en lo econdmico
PNB SEU O OCR oc uM Cnet ec asc cy
tinicas mujeres que podfan asistir a los banquetes
Cee ee eee ore ot
oba como en cuanto a
eleseuter ~convenciones socia-
Aton eenosa les Lasmojeres
inspragaenta gas eran desposadas
angus creel, Va en su pubertad, y
amenzatan desde ese momento
quedaban rechuidas
ios reunenes
tonsuore, en su oikés (hogar)
ballando 0 con la inica finalidad
Fomersance de atender las necesi-
dades de la casa y el
snarido, y proporcionarle descenden-
ia que continuara suestirpe, Pero las
hetairas no tenfan inconver
secibir visitas de hombres, campor
tamiento que en una mujer casada no
podia sino levantar un esesndalo ma-
yuisculo. También, a diferencia de é-
tas, administraban por sf mismas su.
dinero y sus propiedades; la carre
de una hetaira podfa resultar muy
provechosa si lograba encontrar un
buen protector.
Li
margen de las literarias— se nos
muestra la vida de estas cortesanas
fuentes histéricas donde ~al
son los vasos pintados, ano en la ce
ramica de figuras rojas como en Ia
de figuras negras. Son muchos los
recipientes donde se han represen-
tado las Hlamadas escenas de syp0-
sion, ¢s decir, de banquete
Estas reuniones estaban reserva
ddas a fos hombres: ni las esposas ni
Jas hijasasistian alos simposios, don-
de se comin, se bebia y se daha sa-
tisfaeci6n a fos apetitos de la mente
yde los sentidos. Las tinicas muje-
res que (dejando a.un lado las sir
vientas) asistian a los banquetes eran
Jas hetairas, ya que se consideraba
gue la conversacién, la compatifa y
el placer que éstas proporcionaban
eran muy superiores a los que ofte-
cfan las propias esposas. Lasherairasdios de! tenfan acceso alla cul-
amar condestnradelaépoca, y65-
Copadelsigo t2 era.una de Jas ra-
yodelae zones su presencia
imagenes ce en Jos banquetes: se
gurastojes. ‘las alquilaba para la
Lashes ocasin con la fina
iborae lidad de distraer
fe su empo
asistentes con su mt
sica, baile y recita
cién, yno tinicamen-
te por sus habilidades amorosas. En
estas sepresentaciones sobre cerimi-
ase las puede ver danzando, tocan-
do.el aulis (una especie de flauta), sir-
viendo vino.
Fl grado de formaci6n cultural de
las hetairas constituye omis
interesante de este colectivo. Fue tal
cl éxito de estascortesanas en el terre-
no intelectual, que son muchos los au-
tores que nos hablan de hetairas fa-
mosas de época helenistica ligada
Ia dite cultural politica, como Tais, la
cortesana més famosa de la €poca ma~
cedonia, que emutivé tanto a Alejan-
dro Magno como, més tarde, a Prolo-
meo I, soberano de Exgipto.
tras cortesanas célebres fueron
Aspasia, amante del politico atenien-
se Pericles; la instruida Leontion,
compaiera del filésofo Epieuros
Agaoclia, de la que se dice que lle~
g6.a gobernar Egipto a través de su
amante Ptolomeo IV; 0 Friné, aman-
te del escultor Praxiteles y el mode-
Jo en que se bas6 aquél a la hora de
realizar, entre otras obras, a eanoci-
dda Venus de Cnido, Son varias las anée-
dotas dela vida de Fring que ilustran
Ja diferente manera en gue las he~
tairas eran consideradas en su tiem-
po, AAsi, por ejemplo, se refiere que
cuando la adinerada hetaira ofrecié.
una pequetia estatua de oro dela dio~
sa Afrodita a la ciudad de Delfos, el
fildsofo Di6genes, escandalizado por
el regalo, propuso sarcésticamente
que al pic de la estanua se incluyera
in texto donde se explicase que tal
regalo habia podido realizarse gra-
ciasa la incontineneia y la lascivia
de los clientes de Friné.
Pero el hecho mis relevante de la
historia de Friné fue su proceso por
impiedad: la cortesana habfa realiza~
do ceremonias dedicadas a Afrodita
en su propia casa sin ser sacerdotsa, y
se cuenta que en su juicio, donde iba
a ser condenada a muerte, ofrecié el
mejor argumento que tenfaa sa favor:
dej6 caer latnien que la cubriay mos-
iré al jurado la belleza de su cuerpo.
Lajoven fue absuelta.
Mujeres transgresoras las hetaitas
superaron las barreras que su oficio
les imponfa, y consiguieron desha-
cerse del yugo social y cultural a que
estaba sometida la gran mayoria de
mujeres griegas dela época. =
MARTA Fagrecar
ASPASIA: LA MAS
FAMOSA HETAIRA
ee
erg
Peer ee eco
{uid introducirse en los mas al:
Roce or eos
Rete ek
‘mujer, cortesana y
Ceicnrca Oar
Ree Reus
Bene ecu a)
Pee ect
Peete nce
Pc eat ko
Oem eit carts
ee ae enc
Seto ieee ils
eran tore a
ern ceo
Dc a
Ser
Pee tee ld
ee Rew
penne enon
Rees eae
Pesca re ns
tear tcomen at
yuo Gunns
eee oe
Ae it
toda Greciano tardé en conver-
tirse en e! blanco de mordaces
ec
oe sce
Err tant
eed antes
rt ola
Renee toon
escheat