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Capitulo 16 HISTORIA DE LA INTERPRETACION DE LA BIBLIA (DESDE SUS ORIGENES HASTA EL. CONCILIO VATICANO Il) * Que existe una hermenéutica moderna, cuya paternidad se suele atribuir a F.D.E. Schleiermacher, esté fuera de discusin (véase el cap. 17). Pero la her- menéutica, como arte y ciencia de interpretacién de la divina Palabra, es tan antigua como la misma Biblia. Describir brevemente su historia n0 es algo que despierta el interés del historiador solamente. Las investigaciones de antafo y las soluciones (al menos implicitas) dadas en el pasado al problema hermené co iluminan las investigaciones y las soluciones de nuestro tiempo, su «nove dad» y también su «tradicionalidad 1. LA BIBLIA COMO PRIMER MOMENTO HERMENEUTICO a. Antiguo Testamento Israel no ha cesado nunca, ala luz de las nuevas intervenciones de Dios en la historia de la salvacién y bajo el impulso de exigencias y problemas nuevos de la comunidad, de reinterpretar su pasado y las Escrituras que lo han codificado. La misma historia de la formaciGn literaria de muchos libros © complejos literatios del AT (véase cap. 5) demuestra que la literatura biblica se ha desarto- llado mediante la aportacién de estas «reinterpretaciones, destinadas a conver- tirse también ellas en «Escritura Sagrada». ‘Algunos ejemplos: La historia J de los Patriarcas y de Moisés en els. X a.C. estéreproducida y narrada de nuevo por P en els. Vi segs su propia forma lterara y teolégica * Bibliografia G. BENEDETTI, La Bibbia nella tcologia patristic € medievale, en AA.VV., I libs i Dio, pp. 53-118; RE, BROWN, Hermenéutica, en AA.VV., Comentario Biblico San Jerénimo>, tom. V, pp. 279-345; Th. A. COLLINS - R. E. BROWN, Declaraciones de la Iglesia, en Comentario Biblico «San Jerdnimo>, tom. V, pp. 325-345; P. GRELOT, La Bible Parole de Dieu, pp. 181-204; ID., La Bibbia e la Teologia, pp. 142-152; J. LEVIE, La Bible parole humaine et message de Dieu, pp. 1-226 (Progrés historique et exégtsebibli- que, A travers un sidcle de recherche exégiique: de 1850 4 nos jours): H. DE LUBAC, Exégise médiévale, tomes FIV; R. MARLE, Il problems teologico dell ermenentica YL. ALONSO SCHOKEL, La Bibbia come primo momento ermeneutico, en AA.VV., Esegesi ed Ermeneutica, pp. 137-148, 254 [LA BIBLIA COMO PALABRA DE DIOS —E1 e6digo Deuteronémico (Dt 12-26) es, en muchos ca terpre~ ; 805, una rei tacin,actuaizada yadapada los cambios dela via coonSmicay social de Israel Sedentarizado en Canaén, del derecho de una sociedad de campesinos y pastors qu queds Fido y uardao enol (Un 5. 50.46), porque El ha venido para dar cumplimiento (plerosai) a la Ley y & ios Provetase (Mt, 17). Como 10 ha expresado muy bien Jn 19, 28-20, las Escri- eens tanto se cumplen- en Jesis, cuanto en El «alcanzan cumplimiento Ueleiothe en Jn 19, 28), porque s6l0 El puede decir: «Esté cumplido (tetelesiai) Un 19, 30), La novedad (eft Me 1, 27) y la autoridad (Me 1, 22) de Ia exégesis de Jestis radica aqui por entero. Por lo demas también Jesus es hijo de su tiempo y al hablar con los judios utitiee sus mismas téenicas exegéticas. En la discusiGn del divorcio, fundamenta Sblidamente sobre Gn 2, 24 una nueva halaka («Por lo tanto aquello que Dios hha unido, que no lo separe el hombre» Mt 19, 6), con la cual dectara el fin de Ia tolerancia de la Ley mosaica y dela tradicin rabfnica. En la discusién acerca de la resurrecci6n (eft Mr 22, 23-32), recurre a Ex 3, 6 (+Yo soy el Dios de © Chr. P. GRELOT, o0.cc.; J, BONSIRVEN, Exégise rabbinique et exégtse pauli- icnne, Pars 1939; M. MENAMARA, I Targum e il Nuovo Testamento, Dehoniane, Bolugta 1978; P. GRECH-G. SEGALLA, Metodologia per uno studi dela teologia det NT. cap. IV (La reinterpretazione dell'AT net Nuevo) 256 LA BIBLIA COMO PALABRA DE DIOS Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacobs), argumentando seguin la mane- ra de la haggada: «Pues bien, no es Dios de muertos, sino de vivos». En las discusiones con los escribas, recurre a las argumentaciones de tipo rabinico (eft, por ejemplo Jn 10, 34-36). ©.2 La exégesis de la Iglesia apostélica Dicha Iglesia esta también dominada por el acontecimiento-Jesucristo, como nuevo principio hermenéutico. Cuando los apsstoles y los escritores del NT toman en sus manos al AT, al comienzo de la gran partitura esta escrito para ellos el hhecho de Jestis, como clave musical nueva que lo decide todo. Comprender todas las Bscrituras antiguas (no s6lo los Profetas), significaba leer en ellas a Cristo y la realidad cristiana, con la plena inteligencia que les habia proporcionado la resurreccién de Cristo: «Estas son las palabras que yo os decfa cuando estaba todavia con vosotros: es preciso que se cumplan todas las cosas escritas acerca de mi en la ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos. Entonces les abrid su mente a la inteligencia de las Escrituras,..» (Le 24, 44). Esta actividad exegética trata de definir las relaciones existentes entre los ddos Testamentos, valiéndose sucesivamente de términos técnicos como typos y anti-typos, si bien su uso es diverso. Para S. Pablo y 1 Pe el AT es el pos, del que Cristo y la experiencia cristiana constituyen el ant-rypos, (cft | Co 10, 6-11; Rm 5, 14; 1 P3, 21); segin la carta a los Hebreos la consumacidn celeste del misterio de Cristo es el typos (arquetipo) del que el AT presenta modelos (hypodeigma), figuras (anti-typos), simbolos (pardbolas), sombras (skia), mien- tras que la experiencia cristiana constituye su verdadera imagen (eikon). Dentro de este cuadro general, la exégesis de la Iglesia apostslica se inspira tanto en Ja cultura rabinica como en la alejandrina: halaka, haggada, pesher, argumen- taciones de estilo rabinico, procedimientos filonianos y alegoria. La exég de la Iglesia apostolica nos ha dejado una herencia hermenéutica, en la que pode~ ‘mos reconocer un elemento teoldgico y permenente, que es la lectura del AT cen clave cristoldgica y cristiana, y un elemento cultural, el de los procedimien- tos exegéticos propios de aquel tiempo (véase cap. 18, B, 6a). 2. LA EPOCA DE LOS PADKES DE LA IGLESIA La primera gran reflexién sobre el problema hermenéutico, en el sentido ‘moderno, puede remontarse a Orfgenes. Con la edicién de sus Héxaplas (vedse cap. 7, 3, b.2), Origenes hace obra de critica textual con el fin de establecer. y estudiar rigurosamente el texto de la Escritura. Hay que reconocer también cl esfuerzo que realiz6 y su profundidad tratando de hallar el sentido ultimo, spiritual de los textos sagrados: la alegorta de Fildn llega a ser en Origenes y en la Escuela Alejandrina el instrumento hermenéutico que permite sacar a la luz la presencia de Cristo y su misterio encerrados en la Biblia. No es casu: dad que H. De Lubac, al exponer la doctrina del gran alejandrino, elija el titulo histoire et Esprit (L'intelligence d’Ecriture daprés Origine). * Con Origenes * Aubier, Paris, 1950, 287 HISTORIA DE LA INTERPRETACION DE LA BIBL! span a rei stn del i nt do cites ol wile literal (0 hist6rico) y el sentido espiritual (véase cap. 18, B, ; La tensiGn entre los dos sentidos caracteriza a las dos escuelas del Oriente cristiano, la Escuela de Antioguia y la Escucla Alejandrina: la primera més atenta, ala fidelidad literal de los textos, la otra a la busqueda de su sentido profundo, «spiritual. Con todo hay que precisar que la «teorfa» antioquena constituye «la verdadera clave del mensaje espiritual profundo, allf donde no se halla perfecta- mente explicitor ” y —como tal— la «teoria» se opone no tanto a la «alegoriay alejandrina, cuanto a sus exageraciones. “La mrismna tension, aunque oon modalidedes divers, se encuentra también en Occidente. S. Jerénimo representaria bien la tendencia literal; S. Ambrosio YS. Hilario la espiitual. S. Agustin, en cambio, cuyo influjo habia de imponer- $e a lo largo de todo el Medievo, parece sintetizar las dos corrientes, literal y spiritual, sentando asf las bases de una exégesis particularmente fecunda, 3. LA EXEGESIS MEDIEVAL obra Exégdve Midvale de H, De Luba, * defini por P, Grelot como sinvestigain onumestal sobre in and apenas medieval ete 4 in Bilin ha revelado una riqueza tal en la estutur exegstic que el mismo Greet invita aos exegtas volver al cuddropl eto dea Esra propio de low metievales,yP. Ricoeur inva Tos flosfos a presi una mayor ater ciona aera general del iterpretacion laboradaen la exegesis lca medic va | semdo tery epirnl> de os Pars se arcu, on ln exégess mdi val cour expuema chahprii: Matava algo, poll, engi sue representa la everdadera formula, in qu de hecho és mds fecente (.)la Ge expres la docrna aut yen toda su putea”) a dna adecuada Alister eritanos Exe equa qued enciado riicamente en uo to dstico del dominico Agustin de Dacia (+ 1282) Linera gesta docet, quid credas allegoria, Moralis quid agas, quo tendas anagogia. ir, que en el contexto global de la Sagrada Escritura, el intérpretedistin- suc ante tod una histor lasek de inervenciones de Dis en a storia de la salvacién. Mas esta historia esconde el misterio de Cristo (es el sentido espi- ritual de los Padres), que contiene a su vez. varios niveles: lo que mira a la reali- ddad hist6rica de Cristo y de su Iglesia, constituye la alegor‘a pura y simple; lo que ofrece una doctrina capaz de regular la vida cristiana, consttuye la trapolo- ea ae eee easy ca nape PNY DE LUBAC, Bagge médivae, tom. p. 168. 258 LA BIBLIA COMO PALABRA DE DIOS. ‘8fa; lo que se refiere a las realidades celestes y escatol6gicas, objeto de nuestra esperanza, constituye la anagogéa. Este triple sentido de la letra y de la historia se refiere sobre todo a los textos del AT, pero también se aplica, en la debida proporcién, a los del Nuevo, cuyo elemento historico es también significativa en relacién a la economia sacramentaria (alegorfa), a la vida espiritual de los cristianos (tropologia) y al objeto de su esperanza (anagogia) ‘La doctrina de los cuatro sentidas de la Escritura no constituye, sin embar- g0, un método tinicamente para la exégesis y un cuadro préctico para exponet la doctrina. La Lectio divina —y tal era la lectura de la Biblia especialmente en la teologia mondstica— no se orientaba a conocer un pasado ya desaparecido, nia satisfacer una curiosidad dvida s6lo de «saber»; sino que buscaba en la Biblia «el alimento de una fe que, a partir de los textos sagrados y de los hechos referi= «dos por ellos, pretende conocer el misterio de Cristo y de la Iglesia, para que la Iglesia se despliegue en existencia cristiana y contemple en forma anticipada la eternidad hacia Ia que caminas, La situacién se modificé en el s. XII con Hugo de S. Victor, pero sobre todo en el s. XIII cuando, junto a la «Lectio monastica» empieza a desarrollarse la Lectio scholastica, atenta @ las Quaestiones planteadas por la lecturay la expli- cacién de la Sacra Pagina, El te6logo realiza la lectio cursiva de los libros de Ja Biblia que sigue siendo su curso habitual. Pero después organiza en las Summae Jas quaestiones surgidas de la lectio, y debe buscar en la Escritura una auctori- ‘as que avale la soluciGn a la que él llega. De agut se deriva la nueva presenta- cién del problema de los sentidos de la Escritura y la valoracién del sensus lite= ralis, que hallamos —por ejemplo— en S. Tomés, para quien tnicamente este sentido literal es demostrativo en Teologta, ' mientras que el sensus spirituais, no puede proporcionar argumentos al te6iogo, ya que no ofrece nada que no se halle claramente expresado en alguna parte del sentido literal de la Escritura, Por otra parte, para S. Toms, el contenido del sentido literal puesto por Dios en la Sagrada Escritura no requiere s6lo el recurso a la gramética y @ la reflexign racional, sino que exige que el intérprete se sumerja dentro de la Tradi- cidn cristiana y en la luz de la Revelacién total, que son las tnicas capaces de distinguir la relacién de los textos biblicos con Jesucristo, 4. LA REFORMA PROTOSTANTE Y EL CONCILIO DE TRENTO Escribe R. Marlé: «La Reforma debia devolver al problema hermenéutico toda su urgencia. No s6lo porque defendia nuevas tesis que apelaban a la Escri tura y por lo tanto obligaban a los tedlogos a curvarse de nuevo sobre la Biblia para justificar de forma mas critica la interpretaciGn que ello le daban; ni nica- ‘mente debido al renovado culto a la Biblia que la Reforma trataba de promover; sino especialmente, porque el «principio escritursticos sobre el que pretendia fundarse toda la Reforma, el principio de sola Scriptura correspondia en real dad ala introduccién en la cristiandad de un nuevo principio hermenéutico (...). En realidad el principio de sola Scriptura no significaba solamente el rechazo de toda regla de fe y de interpretacién exterior a la Escritura, Se afirma que ™ P, GRELOT, La Bible Parole de Dieu, p. 196. “Cir. Quodlib. 7, q. 6, aa. 14-16; Suma Theol. Va, q 1, a. 10. HISTORIA DE LA INTERPRETACION DE LA BIBLIA 259 ta Eseritura es per se certissima, facillima, apertissima, sul ipsius interpres, ‘omniurn iudicans et illuminanse Refiramos a modo de ejemplo algunas frases de Lutero: mi esplrino porcl des demi, “Laer ie yrs mismay qn ued expen por cen Ea ea) poroucprin Yoo ped soporar aes pogsn rs sn ese etd ey ue Pade Dis, ue estat ert, 0 wine ea ater. Este es el motivo por el que el Concilio de Trento sini la necesidad d ‘ponerse a la Reforma con otro principio hermenéutico, proponiendo de nie) soe ereyentes la Iglesia y la Tradici6n como cl lugar donde se conserva y rrolla la Palabra de Dios: ee seeming Cs i mmc ee teeters octane ts Looe) > ha tenido y tiene Ia santa madre Iglesia, a la cual ‘corresponde juzgar el verdade eo én de las Sageadas Escrituras, ni conta el undnime sentir de fos Padres, er ere les imerpretacones no hayan de xr janis publica. y quien conrviire, ve tga ao rm a: hn ot Rr a mre ten ea oe crea i nec eins ro mis ten pasaoy La ica moderna en Ren por Bt padre MJ. Lagrange (su primer nimero es de enero de 1892), come rgano de la misma Comisién Brblica ano de Ma Toreaba la gran crisis moderisia, que fue como una especie de ceseeneuevino a cabrit toda eta primavera hermenéuticar"y abr un 0B seu dc eneriad hermenéutca. A, Lois, iniciador del movimiento ose rere guiendo las huellas de la etica practicada entonces por el prowess, nist ae solamente adopts sus métods sino que acab6 por adoptat tame soe pent y ls concusiones toldgicas, que fueron condenadas por Pip 60 a aeetete Lamentabili de 1907 (EB 190-250; FC 72-75) y en la Encicica Pascen- di del mismo aio (EB 257-282) ‘Gh erento admero de exégetas catéicos, comenzando por M.J- Lagrange, ab et toda Ta ventja que la apologetic y la teologia podan sicar ee iat usrarine histrica y habian adoptado su mézodo para aplicarlo ais ios ci ia, ero el clima de reaccin antmmodernista no era realmente fayort- de la Biblia Moto de Loisy L‘Evangile etl Elise apareci en 1902; La méthone ae es jurtout« propos de 'Ancien Testament de Lagrange sais 0 120. Hiss gtgadose apatado expresay publicament y varias veces de las Pose a eg Lagrange ® Y sus amigos se convirtieron en triste Tamenabie nese oy: pumques del ala conservadora. ® Bl programa de renovacion Ge vlan os catSlicn sufi inevtablemente un parGn: «Los deeretos dela Cont ao enter cantre 1907 y 1913 se atieron a perapectivasextictamente conser aassa.y In Enciclica Spiritus Paraclius de 1920 pone todavia en suai & raeretas contra los abusos de Ia teorfa de Tos géneros iterarios, TH abt tos exéetas ot eneramente real tanto en la eitica independiente como ene cr protestane de este perfodo. Los atculos y comentarios ms ares cae Pros catlicos ent ls afos 1910 y 1940 tuvieron que itentay mane: eset Pica, polo que presenta consecuenterents un tno mas bien polo- géticon. * fr. J, LEVIE, 0.c..pp. 80 58. Exenpresin eb de Fre MUSSNER, Histoire de Pherméncutane, P- Sener BRAUN, Lopera di P. Lagrange, Morcelliana, Brescia, 1949. Cf Ibid, ps 100.88 i PLGRELOT, La Bibbia e la Teologia, p. 155:

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