Aunque dicen que se aparece solamente en el Hospital Jurez de la Ciudad de
Mxico, la realidad es que cada hospital, incluso en clnicas modestas, tienen a su planchada. La leyenda por s sola es muy interesante porque se sustenta de argumentos coherentes. En los hospitales hay muchas muertes, es posible entonces que en estos lugares se quede un alma penando Originalmente, la leyenda de la planchada inici en el Hospital San Juan de Dios, de la Ciudad de Mxico. En dicho hospital, en el ao de 1943, trabaj una enfermera llamada Eulalia, que siempre se caracteriz por estar bien presentable, con su uniforme bien planchado, (de ah el apodo) siempre dispuesta a cuidar a los pacientes A este mismo lugar, lleg a hacer sus prcticas profesionales un doctor de nombre Joaqun, quien al poco tiempo de conocer a Eulalia la hizo su novia. Quisieron ocultar su romance de las monjas que administraban el hospital, porque no era bien visto Duraron un tiempo as y, como todo marchaba bien, Joaqun le propuso matrimonio a la inocente enfermera, ella aceptando. Slo como condicin, el joven doctor le pidi que lo esperara seis meses porque tena que tomar un curso de medicina en Monterrey. Pas el tiempo y, cuando estaba por cumplirse el lapso, Eulalia, con la ilusin de que pronto se casara, compr el vestido de novia. Al mismo tiempo, en el hospital hubo un baile y cuando le preguntaron a Eulalia si asistira, ella dijo que no porque no estaba su novio Joaqun. Uno de los doctores le dijo que estaba equivocada, porque Joaqun se haba marchado a Monterrey a casarse. Tal noticia derrumb a Eulalia, provocando que no fuera ms a trabajar. Pero ante la carencia econmica, regres al hospital siendo otra. Trataba de mala gana a los pacientes, no les daba sus medicinas y se dice que muchos murieron por sus negligencias. Una noche cuenta la leyenda- se le apareci la muerte reprochndole sus actos, condenndola a una eternidad cuidando a los pacientes en estado grave. A partir de este encuentro, nadie volvi a ver a Eulalia; nadie de sus compaeras o doctores, porque los enfermos s, preguntando quin era esa mujer de buenos modales, con el uniforme bien planchado que les haba llevado sus medicinas.
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