Un rey (o reina) quera ensearle algo a su hijo (o hija) antes de morir.
Su descendiente iba a ser un digno sucesor, lo saba, un buen dirigente. Se haba adiestrado bien en todas las artes oficialmente necesarias para gobernar. Pero senta que haba algo que quizs no haba sabido transmitirle. Un da le habl de la serenidad. Pero resultaba difcil de explicar, como resulta difcil transmitir el sabor del chocolate a alguien que nunca ha sentido la experiencia del cacao dulce deshacindose en su boca. Pens que quizs el arte le ayudara a hacerse comprender y, as, decidi convocar un concurso para encontrar la mejor pintura (dibujo, esbozo o acuarela) que expresara la serenidad. Llegaron miles de pinturas y dibujos de todas partes del reino, algunas mejores (a juicio de las personas encargadas de la recopilacin) y otras peores, que acababan siendo arrinconadas en algn lugar poco visible. La reina (o rey) haba dejado bien claro que no quera que descartaran ni una sola obra porque deseaba contemplaras todas. Y as, encontr preciosos paisajes marinos de una belleza y armona inspiradora, ocanos de quietud, campos apacibles, montaas, parques y jardines que desprendan un aroma de naturaleza ordenada y serena. Pero algo faltaba. Entonces descubri, entre las obras visiblemente excluidas, un dibujo de colores oscuros y trazos torpes, un mar agitado y tenebroso amenazando las calles desiertas del pueblo costero. ste es el cuadro, dijo. Cmo?, preguntaron los expertos que se haban encargado de la recopilacin de las obras. No slo era un dibujo a todas luces imperfecto y de tcnica pobre sino que, a su juicio, transmita inquietud, muy lejos de la serenidad que era el tema de la convocatoria. Entonces la reina hizo que advirtieran un pequeo, minsculo, detalle en el dibujo:
en medio de la tempestad, en uno de los rboles que bordeaban la
costa, haba un nido y en l, dos pjaros: una madre alimentaba a su cra dndole de comer con el pico, ajena a las tormentas; ajena a cualquier preocupacin o temor, alimentaba a su cra, que se senta apacible, segura y feliz. sa era la mejor obra de arte capaz de transmitir el significado de la serenidad.