La Belleza

Definir la belleza es algo complicado, ya que desde la antigedad, grandes pensadores se han
hecho la misma pregunta y hasta hoy en da no se ha llegado a una conclusin clara de lo que en
definitiva es la belleza. Algunos pensadores definen la belleza de la siguiente manera: unos
dicen que la belleza es lo que resulta agradable a los sentidos y por ende causa placer, otros que
la belleza est relacionada con los genes y la capacidad de reproducir, algunos que la belleza esta
en el interior del hombre, en lo que no vemos, en el alma, en la capacidad de amar y de hacer el
bien y por ltimo que la belleza se puede medir matemticamente a travs de la simetra.
En la filosofa existen dos planteamientos base que buscan definir la belleza desde mbitos
diferentes. El primero es el planteamiento objetivista, que considera que la belleza es inherente
al objeto que se reconoce como bello. Es cualidad propia del mismo. El segundo es el
planteamiento subjetivista, este concibe que la belleza depende del sujeto, es decir cada quien
tiene su idea y patrones de belleza.
Dentro de tantos planteamientos o posturas filosficas acerca de la belleza desde las primeras
doctrinas de belleza en Grecia, hasta nuestra poca actual, es necesario que nos enfoquemos en
los postulados que hemos considerado de mayor relevancia. Entre estos, me identifico con el
pensamiento de los siguientes autores: Para Santo Tomas de Aquino la belleza es aquello que
agrada a la vista, y lo que es agradable o placentero es una de las divisiones de la bondad. La
percepcin de la belleza es una especie de conocimiento. Dado que el conocimiento consiste en
abstraer la forma que hace a un objeto ser lo que es, la belleza depende de la forma.
Segn Pitgoras, La belleza consiste en congruencia, armona. Unidad, integridad y orden. Es el
esplendor del orden.
Dionisio Areopagita dice que La belleza pertenece a Dios y participa en todas las criaturas, es un
atributo del ser, un trascendental. Dios es causa de la belleza de todas las criaturas. Dios es
siempre bello del mismo modo y en el mismo grado, no nace ni muere, no aumenta ni disminuye,
no es en parte bello y en parte feo, ni a veces s y otras no; ni bello respecto a una cosa y feo
respecto a otra, y tampoco bello en un lugar y feo en otro de tal modo que sea para unos bello y
para otros no, sino que es siempre bello de modo uniforme en s, de suyo y consigo.