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Habla, tienes tres minutos

De vuelta del paseo


Donde junt una florecita para tenerte entre mis dedos un momento,
Y beb una botella de Beaujolais, para bajar al pozo
Donde bailaba un oso luna,
En la penumbra dorada de la lmpara cuelgo mi piel
Y s que estar solo en la ciudad
Ms poblada del mundo.
Excusars este balance histrico, entre fuga a la rata y queja de morfina,
Teniendo en cuenta que hace fro, llueve sobre mi taza de caf,
Y en cada medialuna la humedad alisa sus patitas de esponja.
Mxime sabiendo
Que pienso en ti obstinadamente, como una ciega mquina,
Como la cifra que repite interminablemente el gongo de la fiebre
El loco que cobija su paloma en la mano, acaricindola hora a hora
Hasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de ternura.
Creo que sospechars esto que ocurre,
Como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
Volviendo del paseo donde quiz juntases
La misma florecita, un poco por botnica,
Un poco porque aqu,
Porque es preciso
Que no estemos tan solos, que nos demos
Un ptalo, aunque sea un pasito, una pelusa.

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