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Introduccién 08 Estados Unidos de América estin sitaados, geogrificamente, en- I tse dos vecinos que son, en potencia, grandes y ricos: el Canada y México. El primero esti todavia vinculado débilmente a Europa, cembro de la familia britinica de naciones. I nominalmente, una repiblica libre. Ambos poseen recurs mineros de gran valor. Ambos, potencialmente, son cor etidores de los Estados Unidos en los mercados del mundo. Los dos, pero sobre todo el Canad, son conswmi- dores excelentes de los productos indust sales americanos. Con ambos, no obstante, nos hallamos en términos oficiales amistosos. Nuestra amistad con el Canadé es algo mis que oficial. Por cuanto a México, hay razén para dudas. Salbemos que muchos, sino la gran mayoria de los mexicanos, sien grado, para expresarlo suavemente, por sus vecinas del norte. A Tos icanos, por su parte, no les desagradan los mexica E] sentimiento que les inspiran est todavia a medio formar, pero es una mezcla de desconfianza, compasién y en muchos casos, hasta de des- precio un tanto velado. El concepto popular que que se trata de un tiene de México, es és de gente ignor te, que jams se ha encontrado 2 si misma; pendenciera, petulante, en quien no se puede far y volubl gente con la que es imposible sostener selaciones decentes normal ‘gente con historia plagada de violencias, apenas suavizada por unos cuantos contrastes en su favor; una nacién de lad nes par un lado y de mendigos por el otro; inculta y en su mayor parte, miserable La diferencia de idiomas casi ni tiene que ver con e dé es un pais bilingiie. El in, juicio, El Cana hablan en el Parlamento y 22, Francis Clement Kelley en el Senado, Una gran parte de su pueblo habla francés como su lengua ‘matemna y es precisamente esa parte del pueblo canadiense la que des pierta mayor interés en nosotros, por ser tin romanticamente diferente Pod la cuestidn de las religiones desempefiar un papel de mayor impor- tancia, ya que mis de la tercera parte de los momdores del Canada es catélica. Fn su provincia principal predomina el catolicismo, pero su mic norfa piotestante esté contenta, con toda justia, ya que tiene sus pro: pias instituciones de culto, educativas y de caridad. Esa provincia, Quebec, 8 acaso el ejemplo mis notable en el mundo entero de inteligencia smu- tua y paz en lo religioso. Los nartezmericanos lo admiran y lo elogian, pero no se han dado cuenta de su contraste con México. México tiene una poblacién protestante muy reducida, formada en su mayoria por residentes amesicanos ¢ ingleses. No se les permite po- seer un lugar de oracién propio ni enseiiar en una escuela. No pueden emplear a un ministro protestante de su propia nacionalidad para que les predique o rece con ellos o por ellos. La tolerancia unida a Ja buena voluntad, en una seccidn del Canada la impasten los protestantes 4 Jos catlicos; en otra patte, los catélicos 4 los protestantes. En general, tunos 7 ottos estin satisfechos con la situacién, sobre todo los protes- tantes de Quebec. En México, pais en que predomina el catolicismo la intolerancia va contra los catélicos asi como contra los protestantes, pero de tal intolerancia no son responsables en lo absohuto los catéli- cos. Estos la odian, la aborrecen. Con todo gusto aceptarfan una situa- cién como la canadiense en favor de todos. El persecutor en México es él radical, quien odia a los protestantes menos que a los catélicos, éni- camente porque aquellos son més pocos. Desde la guerra de 1812 contra la Gran Bretafia Ia idea de incorporar el Canada a los Estados Unidos ni siquiera se le ha ocucrido a nadie seria mente. Pata una mayorla abrumadora de los americanos y los canadien- Ses, ¢5 una de esas cosas que no valen la pena ai de pensasse siquiera, ni han tenido estos dos paises jams dispata alguna que el arbitraje pacifico ‘ao pudiera resolver, que no haya resuelto, Ambos pueblos han comercia- do entze si bastante y suelen visitarse y viven tratando amistosamente desde hace mis de un siglo, todo en un ambiente de buena voluntad y aun con cierta dosis dle jébilo. Jamés se les ocurze alos amesicanos lamar a los canadienses, sean de origen inglés 0 francés, gente ignorante, suspicaz, digna de listima, petulante, voluble o indigna de confianza. Aun al mis c © los canadienses. Con México es difer mexicanos. Los f nessa con los México, Soldados mexi: nos han hecho incursiones y han matado a soldados americanos en te rtitorio de los Estados Unidos’ s ejércitos americans han cas pado en la frontera mexicana y } han cruzado. La marina americana ha bombardeado ciudades mexicanas, Peor atin: los americans, durante toda su vida nacional, b nntemente la posibilidad de un choque sangriento con s son estos vecinos? Una inmer smayoria de ellos son gente pondadosa, muy pacifica, hasta digna de afecto Los americanos que viven o hen vivido entze ellos, no hacen mis que clogiaslos por su hospitalidad, su cortesia, su honradez y buena disposicion; es decir, los or todas esas caractesiticas y vistudes tan admirable waentran en la gente pobre y téng; te de virtudes se hallan entre muchos miembros, quizé In mayorfa, de las ¢! que odian los americanos en los mexicanos se presente que en México lo poblacién, Tales rasgi altas. Lo zara, algo que clase que, en Jo politico y en lo social, nos jamos en creer que es lainica con que cucntra tinicamente en es mpe- le la pena tratar, la tinica de hecho con que hemos tratado y a la que hemos escachado. Por la gracia de Dios son los mexicanos, como pueblo, dignos de admiracién, pero nosotro nos llevamo n ellos. Oficialmente y 2 menudo de manera extraoficial también no les hacemos caso, Aceptamos lo que los demés dicen contra ellos. Hemos verido procediendo asi por més de un siglo. @Serd que nos da miedo tener a un México prospero como vecino? No Jo creo. En realidad siempre nos da gusto ver la prosperidad de! Canadi eQueremos en verdad que México viva en paz? Creo que si. Al Canadé le deseamos que disfrute de par y la conserve. Somos una nacién de hombres de negocios y bien sabemos que el bienestar de nuestros ve pproducienos inos no puede jue bienes, por el in suyas que nosotros neces imbio que se establece de cosas nos y COSAS m1 que ellos necesitan, No ‘Wézase p 1274 y 1289 del Reporte Senatorial del Senado de los Estados Unidos en su stigacin de los asantos mesicanos (Government Priating Offiee, 1920), id a Bruncis Clement Kelley tenemos motivos de disputa y sf abundan las razones por las cuales deben sex muy pacificas nuestras relaciones, La pobreza y la lucha en un pais, significan para el otro mercados mezquinos y controversias desagradables. ¢Qué si no ha condenado al pueblo de los Estados Unidos y al de México a ser entre silo que son? No hay tal sino, es ignorancia pura y, yl, i confesemos que es ignorancia de te nuestra, No sabemas la verdad acerea de México, la historia de sus triunfos, de sus decrotas, su marcha hacia adelante, contra los vientos de la adversidad. Hemos dado ofdos a Jas calumnias en su contra. Hemos crefdo las mentiras de canallas de dentro que lo han robado. Heemos ayudado a ese elemento en su latrocinio. En v a palabra: no hemos, tratado a México lo mismo que al Canads, porque lo hemos herido, La mayor i aaversién procede siempre de aquel que ha cometido la injustica mayor: 1 Helga decir que nadie puede leer la historia con provecho efectivo, si ' tiene In mente lena de prejuicios invencibles. Fue asi como se escribié la | historia en otros tiempos y por esta razén bien pudo decisse y se dijo con toda verdad, que la historia no es mis que una falsedad estercotipada. La investigacién moderna va cambiando répidamente todo esto. Se va extir- pando el prejuicio en los escritos histéricos. Mas ardua todavia seri la tarea de extisparlo en los lectores, pero tendré. que hacerse esto tambi Porque lo que la civilizacién deba llegar a ser, dependeré, en un grado que caso todavia no percibimos con exactitud de lo que sep: acerca de sus sen verdad tt0res ¥ sus triunfos. Ninguna historia seri tan preciso abordar sin prejuicios al esctibirla en inglés, como Ia historia de México. \ Demasiados hechos asentados en inglés con el pomposo nombre de | Historia de México, son obra de personas que consciente o inconsciente- ‘mente abogan por una causa especial suya?. Ya iremos setialindolas en el curso de esta obra. Por lo pronto lo que mis urge es insistit en muestra advertencia contra los prejuicios. Parecesi extrafio, pero quizas la necesidad de esta ndvertencia no sea bien comprendida y buenas razones hay para expresar este temor. El pre~ jnicio contra todo lo espafiol, es parte de la herencia de los pueblos de habla inglese, Esti en su sangre. Sus origenes son politicos y religiosos. * Alpuoa vez apacecieroa en los peribdicos mexicanos quejas focmuladas en los circulos Oficiales con motivo de lo mal que cumpieran certs escritoresextcnjecos ls obligaciones Porellos contdas a cambio de fastuosos agasajos que les otorg el grbiemo por cuenta del exacioyos prddigos emolsmentos que se les concedieron, Para borradlos es pe de ran llegar al dominio de la verdad > antes descubrislos. Tal vez esto requicra un poco 9 seri tiempo bien empleado p: Apo, pi No es difici) allar las snzones de nuestra aversién por México y de 2¢ México nos profesa. Por cuan o a lo segundo, ahi estin las constancias de nuestra participacién en los problemas me toa lo primero, las razones salta a la vista si hacemos una confesién | onrada de lo que esti. en la mente y el corazén de la mayoria del pueblo lc habla inglesa. De mucho nos serviri échar una ojeada a ambos. Be Beuce, en su obra Romance of American Expansion’, cita un fiagmen: to de cierta carta escrita por ‘Thomas Jefferson, desde Pari, en la que nos orienta c I do tratamos de in 0 com k ac cual es la querella de Mé tra nosotros. F son sefiriéndose a los paises hispanoamerica nos: «istos pai an estar en mejores manos. Mi temor es que E i resulten dem iado débiles éstas para retenerlos mientras muestra pobli cién logea desarcoll se lo suficiente para arrebati uno por uno». 3 Ningiin estadista ~y Jefferson lo era~ escribié jams un pat de frases més a de diplomacia, pero esas expresiones suyas repre: : solamente la ambicién de Jeffer canos de su De hecho ntaban no) : n sino la de todos los ‘ay aun Ja de estadistas de muchos dias y afios p esentan las ambiciones de stas suestso tiempo. Al menos podria concederse esto 2 Woodrow Wilson en ; uu manejo de los problem: hiciese s mexic: hizo que el pueblo americano | 3 ya Ia conviccién de que no queria tersitorio mexicano ni otto ‘ te rio alguno fuera de los que ya posela, pero esta persuasién se prc i palé demasiado tarde para salvarnos de la bien fundada specha que 3s propésitos inspiraban a los sxicanos. ‘México no constituisia para nosotros una ganancia. Tratar de digerislo | y asimilarlo, acabaria por producirnos ulceras, asi como el comer con ex: | a ceso lesiona el estémago del hombre mis fuerte, no precisamente pot lo i substancioso del alimento sino por su cesiva abundancia. Absorber a ae México perjudicaria a nuestros Estados productores de fruta, multipli | sa suestros pro! 1s y agricolas y terminaria en graves movi 6 separatistas. Cualquier ventaja que pudiéramos ganar, levaria contrapuestas smucho mayores desventajas. lemas obs: > Romance of American Expansion, por Beuce,p 95. Seeds es 26 Francis Clement Kelley 1Los mexicanos supieron Jo que nuestros estadistas urdian en su mente, Porque otros hubo ad Tengua los traicion is de Jefferson que dejacon que su phuma y sa sen. Muchas mexicanos se apresuraron a servirse de * predicar el odio al “Coloso del Norte”, sugiriendo con mafia, gencralmente en provecho personal o politico propio, que México necesi, taba defensores patriotas contra la agresividad de sus vecinos y que ellos esto pa los mexicanos ahudios, eran Jos indicados. Podia confiase plenat én ello, Pintibase a los Estados Unidos no sélo como a un coloso sino como aun coloso horsible, con hambre insaciable de tertitorios. También se movia el resorte de los temores religiosos. Esta idea en particular se Plant6 muy hondo en Ia mente mexicana, Se necesitaci un brazo més fuerte que el de Wilson para exticparla, El clemento revohucionario mexicano, los sedicentes liberals, vieron en ‘odo esto una maravillosa oportunidad en su favor, Dentro de México bus. arian apoyo fomentando el miedo popular al gran Coloso, Fuera de Méxi- 9, 68 decit, en los Bstados Unidos, pescarian al gringo con cebo que bien Saban era de su gusto, Enemigo dentro; amigo afuera, Tal fue su idea, IY los estadistas americanos de la era anterior a Wilson, tragazon el cebo con todo y sedi, anzuelo y plomadal y asi inciaron la inica politica americana hacia México que se ha seguido sin desviacin alguna, a saber apoyo a la sevolucién, mientsas més radicalmente violenta, tanto mejot Quizis Poly Buchanan, entre todos muestros presidentes, xe distinguic- ron més, de hecho, en Ia aplicacién de esta tictica. Mas de una vez: Méxi co se vio al borde de le ruina por obra de ella Ahora bien, si esa politica consiste en’dat apoyo moral y material a ‘oda mala sevolucién en México, hubiese sido formulada oficalmente y ‘tansmitida por una administracién a la que le seguia, como un plan bien ‘meditado pasa sealizr el suefio de wn imperio concebido por Jefferson, entonces mereceria elogios cuando menos por su sagacidad, Ninguna otra tctica que se siguiera con México daria tan seguramente los resultad petecidos por Jefferson. Desde la revuelta de Hidalgo en 1810 hasta hoy as revoluciones han venido succionando la sangre del corazén mismo del Pals. Hubo ua tiempo en que México era superior a nosotros, de hecho, en cha! todo aquello que caracteriza a una civilizacién en. ‘Basayopoltico sobrela Nueva Espa edicininglesa de 1811, 1, 159-199. Riva Palacio ce México tavés dels siglos;v np 3, se refiece al Conse de Indias yla Casa de Cotatnescn ‘eSevil, diciendo: «2 prmero ford as lyes que establecieranel-neco d bern y Narracidny estudio ar Le tomamos la delantera en el periodo en que tancaron y luego lo Hevaron a un descenso que el general Di temporalmente. La continua decadencia del pais es un hecho innegable. Muchas personas que viven todavia, han presenciado buena patte de ese descenso ocusrido ante sus propios ojos. ¢Cuanto tiempo pod’ México resistr esta singria y esta destrucci6n, sin sesolverse a clamar de lo hon- do de su descicha, implorando la compasién y el amparo del muy odiado Coloso? g¥ q hari el Coloso con México cuando al fin Hegue a estallar ese clamor? Haga lo gue hiciere, si continia sordo, mudo y ciego ante los tos de suerte de México y la su intexes: mis a ese pais, su accién s6lo servira para empeorar la propit Pero el gran Coloso 1 verdadero traidor de México. Podri ser su Poncio Pilatos, pero no su Judas. Los Judas de México s cen Ia larga fila de los agitadores y I egoistas, hicieron pillos de ese pais, que con fines na farsa de Ia fuerza del voto, en tanto que apelaban a la fuerza de spada. Dos de ellos figurarin con toda prominencia al les, frente: Juarez y Ci Sélo un estadista ca dot de la historia de México se atreve a espera), pod wz de sealizar un milagro (cosa que investi a sa ese pais de conv itico e industrial del Coloso. ‘Mucho sex que legue a ser, n0 sino su socio. Pods conservar un remedo de libertad, pero sera s6lo un remedo. ¢Quién no se entristece de ver auna nacién que w dia fue toda una promesa, perecer a manos de sus propios hijos? No credis, Jin embargo, que tenemos nosotros estadis- sudministada la Nueva Espa y empeosamente procarbsiempee el orden ye progreso dela coloni...cde aqui también la eociente prosperidad, la proverbial honradez del comercio de Mésico;la menor dcultad para hacer progres a colon en laépoca de Cariosm. Resultado de una evohucé social en Nueva Espatia y dela cvlizacin y cultura de los siglo, Fue el bienestar que leg’ a experimentacse en México a fines del xvm, Contibuyé, es cierto, {on que alos negocios daban en la metc6pol los iustrdos rministos deCaslosm pero las difcultades con qe ese gobierno teopendy laatencién {Lsusaminins itesozes del colonia,o pueden compasasse con las dificultades que tuvieson ylasatensiones que prodigacor los reyes dea casa de Aust y su Con ‘Snembago, agricul eloomeccioy la minccia podecommonte, I sabia jo de Indias zon ea Nur Expafa base de fabalosos cmudalesyaseguracse puede que durante muchos aos splendor yh grindeza de sus ed fd de Mésico fe, 1 no por el 0s,siparelacopio d ‘won de ls ms optlentas cidades del mundo (México ta ecinosy moradocs, 28 Francis Clement Kelley tas tan picaramente astutos como para forjar el plan de apoderatse de México sin pésdida nuestin de sangre y de riquezas y con gran p suya. Los éstadistas nuestros que siguieron a los Padees de i especialmente los del tipo de Polk y Buchanan, nunca tuvieron el propé- Sito de hacer tal cosa’, Todo fue obra de un accidente resultante Drejuicios y de su lamentable ignorancia de la verdad acerea de México y Jos mexicanos. Los mexicanos patriotas e inteligentes lo saben bien, »Noc ‘aravillaremos de que no nos quieran? Si le hubiésemos hecho al Canad hh décima parte de lo que a México le hemos hecho, rofesacian un odio sin limites, Hiay, sin embargo, una excusa que ofiecer por lo que los gobernantes y los gobernados de nuestro pais hicieron a México, Mencionamos la ignorancia. Mejor Iamariamos a eso nuesto propio cngatio. En 1810, cuando Hidalgo enarbolé al primer pendén de la re vuelta en México, nosotros nos hallébamos en el punto culminante de ‘uestzo entusiasmo por la forma republicana de gobierno y por lo tanto ‘80 podiamos comprender el hecho de que nosotros, no habia de funcionar bien gran verdad que olvidamos fue que la {os métodos de imponer la obseevancia, no son la ley ni es la eeptblica la “nica forma aceptable de gobierno, Es buena donde resulta buena. No es adaptable a todos los pueblos. El gr la Repitblica y us habitantes nos Jo que funcionaba bien entre Por fuerza entre otras gentes. La aplicacién no ¢s el principio, que ran desideritum es un buen gobierno de forma aparente a cada caso. Vivimos incurtiendo de continuo en el exzor de tomar los medios por el fin. Asilo hicimos en nuestros tratos con México. Asi lo hacemos diasiamente en nuesttos propios asuntos, Véanve ‘nuestros enrores en punto a ¢ spechados, Estibamos de stro, nos parecia tan bueno, que quisimos sue México y toda la América lo tuviesen también, He aqui nuestra nica disculpa posible. *Elmotivo fundamental de lk politica de Polk, Buch ‘ueera entre los Estados de (Como estaba mya finan y Otros hacia México antes de le a Unién, fue el desgnio de extender elt r0 en el nore el afin de adquiic tector li Dpesicin de los aboicionstas aaa ‘quienes abogaban por el principio. Reviewed, por Livermore, ci, Passion encontamos all la luisicién de tersitoriomesicano yl oposicia del sar © ennciaba asi: 54-40 0 guerra, Was With Mesico Review of tne Mexican Was, pos Jay, c1 Pasi Narmeisu.y estudio 29 ta aqui por lo que respects ala azn de que México no nos quiera da todo, Ahora gpor q jeradan en paste origenes: lt tmadicién étnica y el prejuicio religioso, TTémescles en ese orden. La gente anglos bel de I cional con a del reinado ngendé una combinacién de la sivalidad na- celos; el easamiento de Maria icon Kelipe n y el ataque de la armada espafiola. Cuando Ia flota de Felipe se estrell6 las Islas Britinicas, la reacci6n al pavor mortal que habian nereda un odio por Espagia que da ra las rocas de satido la Co- ) que siguid fluyen- rona y el pueblo de Inglaterr: fue un odio tan inten: do con la sangre por las venas p sus descendientes y fue un mal capax de afectar a cuantos se mantuviesen en inlimo con habla, tacto con ellos, aun sélo por escribir dl idioma inglés. Ningtin Jector exigins prucbas de esto, Si in sila mi es sincero consigo mismo, salari que él es or prucba, ano también Por ello es que siguié ‘indonos que estaba combatiendo al espaiiol hasta mucho después de que el expaftol i propagandistas de Villa y Carranza utilizaron este prejuicio constante mente para gat Calles se sirve de él ahora. La revoluci ara atacar a os espa Jes sino para atacar a los mexicanos mismos. Hspaiia no ti sido mulificado y expulsado ya de la colonia. Los sse a la opinién publica american 19 proxima hari lo mismo, no 1e ya poder alguno en México. Su civiliz arecido, Del arte espafol no quedan en México que algunos monumentos. Las grandes ciud- des espafiolas que tan profunda mella hacian en el énimo de los viajeros Tegados de Iejanas tiersas, no existen ya La Universidad de origen espafiol, igual a las de Europa, tiene toda su gloria en el pasado y poce esperanz no es Bs aby via se de a hay de que pronto renazca, En México a mas que ua recuerdo, salvo por Io que a la lengua se sefere £90, de ello, quienes heredaron el odio inglés hacia Espaia, toda Sin n influir por la idea de que vive atin en el lengua y los escritos de la gente educada y en los valores de la cultura espafiola que todavia pueblo mexicano. El éxito que nosotzos obtuvimos al edificar una nacién, comparado con el fracaso que perduran en el aliné P 1 México de hoy, sisve para afianzar Ia conviccién muestra de que nada bueno pudo haber surgido jamés de E vernos sino un lado de la cuestiOn. E México y en ica es una de las grandes maravillas de la historia. No fue Espaiia sino M&O el del fracaso. El espaiiol dej6 alli una civilizacion. Hs el mexicano quien la esté destruyendo. pafia. No éxito de Sudan jaca alan Seca 30 Francis Clement Kelley ((_Volvamos nsevamente a os finales Los invasores vsigodos de jia:no exterminaron 2 los nativos iberos y celtas. Los juntaron en un reino, |, mezclaron su sangre con la de ellos, se hicieron espafioles. sa manora de tratar con pueblos conquistados, fue una tradicién que trajeron a este Indo del Atléntico los conquistadores. Los espatioles no hicieron con los indios lo que los colonos ingleses. Espaiia conseevd a los indios, los edu 6 y basé en ellos la prosperidad de sus colonias. Cortés, crue en la gue- {OS g1| #1, se teansformé ego que fue tomada la ciucind de Moctezuma, en un C FY sabio administrador que protegia a los nuevos sibditos de su Rey! Hubo YP, | bases stro est, pero fueron locales, indvidules. Lummis dice’ ea lei sf 1” {eid de Bopaia en favor de los indi de todas partes, fue incomparable YO (3 | mente més extensa, mis comprensiva, ms sitemétca y mis humana que as | egislaciones de Inglatea, las Colonia y los Estados Unidos juntas, | “Espaiia estaba invadida por los franceses cuando estallé la primera evuelta en México, No fue sofocada ésta por espafoles sino por mexic ‘ost. Todas las energias de Espafia se hallaban a la sazén empefiadas en { salvat de Napoledn al pais, mientras su sey estaba preso en manos del {_ isvisor y un hermano de éste usurpaba el trono, No t a fuerzas {Sonpaiehas en favoede Cortés sus ordenanzas sobre todo las que se eierenal tatode los {adios Un fxgmeatointeresnte se ee en Alamén. Diseracioaes, v1, Ap. 2p 138-143, * Spanish Pioneers, p24. Riva Palacio de en la ntroduccién al tomo segundo de México a ters dels sigs, px La Casa de Ausciahabi ceca el eis de ss leyes con un joe pe con hase njustca ba pasado iaaperibido por losescditoresameicaaos. a Recopacin dk Leyes de lads, cédigo de honcida proteccién alos antes del Nuewo Muno y de instiada enexgia con los que no velan en ellos mis que a bestias de caga o tabutaron ‘ncansablesy El lano Rey dea Casa de Austen Iamé a atecin con sua enesia hacia oa ‘oss escrit por spade Felipe al margen de un decreto pas lnprotccdn delsindion cue se resent6 para que lo firma. La nota dice ast «Quiero queme dei satisfac anil ‘undo del modo de tata esos mis vasallosy de no hacerlo, con queen espesta de esta carta ‘wesyocxecundos exmplaesasigoser los que se hubjeenexedidoen ea paste ie ace por eseridoyaseguraos que aunque nol emediis lo teago de ranediary maaros haces gra Guzzo de fas més loves omisiones en ete por sec conten Dios y conten my ental ay Cstevecion de eos sino pos manuals ext yquieo que sean tats como lo merece ‘Tasallos que tanto sirven ala Monarquiay tanto han engrandecidoe dustadon, * Segin las tablas que oftece Alamén (+ 5 Ap. docs 1,2, 3), las teopas nates era mis fumerosas que las fuerza expedicionaia en una preporcin de tesa uno. Alam 455, Campatas de Calli pos Bustamante, p 12 Callea se vio oblgado, por falta de seman a ‘echazarun grin nimero de hombres que se le peesentaban. Se acm elas fas soa low ‘que ban montados yarmados con lanzas, Narmaciény estuio M para cetenet a México y sin embargo, México permanecié fie a Espaia” debe pesarse al juzgar del caso. La tevuelta de Hidalgo no se proclamaba contra Espaiia sino como un 1er20 por salvar a Mé para Fernando vu, arrebatindoselo 2 José Bonaparte. La lealtad de los mexicanas ha ‘spafia tardé mucho en desvanecesse. fueron las nue vas ensefia la Revolucién Francesa las que le dicron fin entre los mis bajos elementos del pucblo mexicano y el éxito de la repiblica ame- ticana contribuyé a ello. Lo que no alcanzé a ver el mexicano, es que ‘auestro plan democratic de gobierno habia sido filtrado cn la mente y conservadora de nuestros estadistas, depurindolo dc las basuras de Ja Revolucitin Feuncesa. Los hombres de mente sabia y conservadora de Méxi- ‘co no fueron admitidos, en cambio, en la obra de forjar el plan suyo. Nosotros iki stantes decisivos, més que la tuvimos un Washington, ua Jefferson, un Adams, un Carrol, un Fi El pobre de México no tuvo en. esos in hez de su clase social semieducada. @¥ qué sucedi6? Reparese en el contraste y los resultados se co prenderin ficilmente. La nueva Repiblica del norte era, mente, una nacién de hombres blancos, Los indios ameri teibuyeron con v os no con- pice a su formacién. Sc les dejé sin escuelas, s ensefianza, cuando no se les extermind, Pero la nacién del homts blanco procedié a hacer lo que no hizo la repti- privadas, invité al capital del del extranjero a que hiciera inversiones; pidié a los ciudadanos que se proveyeran de escuelas y colegios, de hospitales, insttuciones de casdad y benéficas blica mexicana. A la formenté las empr pais a las iglesias que poseyeran en propiedad y con pleno domi- o a todos ideas de la nio toda clase de bienes para ese fin. Uncié a su canto de prog: Jos buenos elementos posit! Revolucién F Todo esto esté bien lejos de k el gobicmo americano hubiese pretendido hacer cuanto hicieron Ja Iglesia y las empresas particu es, habsia fracasado después de lenar el pais de deudas y a los ciudadanos de impuestos. No * «El nombre del monaren en México gosala de inmenso pee ‘funda alos gobeenante, demasias de por el temor que que los gobecnados le mina como elaparo contra ls se oficial ys hachas delos zagiisas en metsipol apenas esnteron ena colonia ylo etrtos de SolGezano y Rivadeneymy Salgado y CampomanesyMacanaz y todos los desu escuela, fueron siempre de grande autordad (Meio a ess de los siglo, 1p). 32 Francis Clement Kelley habria habido, por ejemplo, una Universidad de Harvard ni una de Georgetown ni una le. Se habsrian dedicado todas las mat rmpuiiando Ia el sifle en vex del libro y la I El revolucionario mexicano combatié la accién educativa y cultural | en su mismisima fuente. Empobrecié a los ricos. Hust6 los bienes de la | Iglesia. Se apoders de los fondos legados para fines éducativos y de cati- dad. ¥ no hizo tal en favor de la nacién sino para amigos de la causa, Las grandes y florecientes instituciones de cultura, de casidad y de saber, pe os a destruit, recicron; se transmitié una tradicién de saqueo a las generaciones siguien- tes, Nadie ni aun Tturbide, dejé de poneria en prictica 0 de permitir que se le pusiera en obs , cuando se presentaba una oportunidad 2Qué podria esperarse entonces? México empezé su vida con gran ven taja sobce las colonias inglesas. | en Ei tutelar. Conserv su ‘| poblacién nativa, México fue grande mientaas estuvo subyugado y ba sido ' Jun fracaso bajo Jo que sus nuevos conquistadores laman la indepen- | dencia, La sepiblica americana era pobre, una simple colonia, mientras | vivi6 subyagada; pero, como debia sex, se volvi6 grande luego que obtu- | vo lo que sealmente es la libertad. Y nétese bien esto, porque la historia \ certificaré que es verdad: el pueblo mexicano era mil veces mis libre, asi 0 bajo Espafia, que en cualquier otra época | posterior Si los libertadores de México Inbiesen tomado en cuenta la | justicia, si hubiesen poseido clasidad de vision y desinterés al administraz { el pais ican diferente hubiera podido ser la historia de México! Noes el hecho de la sevolucién lo que hace el més triste de los desastres nacionales Jefferson estaba en lo justo al temer que las débiles manos de la \ tilizada, no pudiesen retener gus colonias amesicanas, Cuando | menos, lib legido ya la hora de pensar en la independencia, pero quie- ‘jes se apoderaron de los destinos de la nacién mexicana, no estaban bien Gotados en lo espisitual ni lo moral para esa obra. No es ésta una declara- clevé como una estrella mientras tuvo ja a una madre. Florecié bajo su amparo \ como mis feliz y mas prd parte sino el veredicto tinico que los hechos y los anales justifican. 33 El fondo espaiiol”® J menos quienes eean que la Divina Providencia, l dar sv ins A piracién y su gracin a ciertas almas sclectas y a través de éstas al impartirlas a las colectividades y a los pueblos, sige los dest nos del mundo y orienta su progres .ilarén en aceptar Ia idea de que el descubsimiento y la apert a del Nuevo Mundo, con todas sus consecuencias transcendentalisimas para el bienestar futuro de la hu nidad, fueron algo asi Solamente el sol de oriente al surgir sobre la cuna de Bel tun suceso de mayor importancia en la historia de la civilizacién cristiana, que el que presenciara el sol de occidente al iluminar las carabelas de Colén sobre las aguas de Santo Domingo. Aun los personajes histdricos de tipo individual, se acepta que han sido creaturas del destino cuya sen: -omo tna segunda creacién a, contempl6 " Cuando habia peeparado yacl primer borador de este capo, basindome prncipalmente enla Histoire Espagne de Bertrand, egy baal inglés sumentada graniemente con a adicin de una segunda pat olaborsciéa de se ery neersiosen visa de quecas todo el cation ex cara evumen dela cea deBersand adveicmds ris valioss por umentacin sino semiticalleetora est obra, que esahora todavia a colaborcibn de Petey so version ingles Se hizo aia mis proceder as con motivo dela muy extensas notas gue el cpitlo m sobeeantecedentes meicano,requeriaforzosamente y que son demasiado valiosts pasa acortacs.La Hist de Espa producida por Beran y Pete, eta publicada Cenc de Nueva York Puede hallase adem excelente satel infoxmativoen ‘Chades of Barope, pL Bevan Wyndham Levis publiead por Cowacd McCann y Edwin ‘Vitel de Nata York Hartford spor la Compa iNbrsersestee Si ae ee a Fruncis Clement Kelley da fue preparada de antemano y de cuyo advenimiento al mundo se sefia- 16 Ia hora providencialmente, Parece a menudo que la casualidad ha to mado tan poca parte en el encumbramiento y la caida de los hombres guias, como en la creacién del Universo. Bien puede el escéptico disenti a este respecto, pero la fifa logica del iciocinio se alza en contra suy2. Muy contados acontecimientos de los ue han colocado a Ja humanidad sobre senderos inhollados antes, fveron obra de meros accidentes. Una preparacién inespetada e inadvertida de ths cosas los hizo inevitables. Pocas creaturas del destino se hallaron a si ‘mismas por una travesura de la suerte Quienes estudian la flosofia de la historia, no dejan de advertic que los snales de las vidas verdaderamente ilustees, en el fondo nos ofrecen histo- sas de precursores de influencias forjadoras del caxicter, que operan antici- padamente; de tanteos y de pruebas; del ensanchamiento gradual de las amas y los cerebros para que cupiese en ellos la iamensidad de un pensa- miento vivificante y fecundo. No fue ciertamente un individuo quien dio a la humanidad el Nuevo Mundo. Fue una nacién, una nacién que durante mis de siete centurias habia ido preparindose y educindose para ello, con la preparncién de dolor y lucha que siempre marca el camino que conduce 2 la realizacién de una hazafia estupenda. Ocho sigios de lucha hacen de la historia de Espatia una de las més fascinantes de cuantas metezcan figuear en una antologia del humano 1yo pagaron los hijos de la pr bibl ‘Ambos pueblos fueron somietidos a prueba en los hornos de la afc Amos pasaron por el fuego de la invasién, de la derrota y le servidur: bre,YAmbos fueron victimas de la espada y Ja cadena. Israel sufrié la pér- dda y la dispersion de su pueblo al realizar su misin, después de presen iar su mactitio por la ley que amaban y el secreto de que ezan custodios. Ioreel triunfé en el Calvasio sin reconocer ¢l hecho de su victoria. En tior a historia de Espasa zeproduce esos an posible comprender la conquista espaiiola del Nuevo Mundo, sin conocer antes esas ocho centurias de la historia de Espatia que prece- Gicron al dia en que salié de Palos el gran descubridor. Lo maravilloso de todo esto se ha ocultado a los pueblos de habla inglesa encersindolo en ELfonuto espariot 35 Jos cofies de otros idiomas. Para ellos, en consecuencia, Hspaita es la «gran incomprendiday. De su historia, més de la mitad en volumen y cas el total en punto a interés, radiea en los su conquista por los con Ia invasion (afio 711 aC) y termina con Ja toma de Granada a los moros (1492 4.C). Jos siglos terribles de aquella licha fueron los que formaron el moros y la dersota posterior de éstos. mpi fiol. Sin ese periodo de preparacidn jamais hubiesen existido Tos navegan: tes ni los conquistadores ni los misioneros. ¥ Invasores nérdicos, vindalos, godos y vos, forjaron un reino unido en la Penins\ Thérica y fundieron en un solo pueblo las diversas tribus provincia romana. L cdificar, como lo atestiga: manas que han sobrevivido. Los reyes que Ja poblabban cuando sponian de una cultura sobre la cual po godos arios aceptaron la fe catdlica de sus siibditos romanos y la Iglesia se infiltrd en Ta misma de aquel pueblo unido, cuya unidad recibié la nueva fuerza de un vinculo ritual. Este vinculo espisitual lo con pueblo, a Jo, Durante tres centurias el reino visigodo se mantuyo en srvaria por muchos afios ese desput de que por su conducta habia dejado ya de merecer je, pero des- pués de la primera, casi cada aflo de esas centurias, se sefialé con el avan- ce de una decadencia gradual, El pafia y en el noste de Aftica, aper sto de la ocupacién romana habia un poco menos del tosigo desintegrante que dejara en el corazén mismo del Imperio. Los nobles y el clero, sicos de bienes, propiedac y peculio, iban 2 la vangu dia en el descenso, Cuando éste termind por obra de la con jista realizada por los moros, nada qu encl alma de Bspatia fuera de ia esperanza de resurgimiento y la fe del cristiano. Sélo la fe y la esperanza tavieron fuerza suficiente para sobrevivs al desastre. S6lo fioles, que de zon la herencia ‘nica que dejara el dominio vsigodo No es misién de este kbso detallar la histo: centutias de Espaiia. Se propone nada mis estudiar su efecto sobre el carter espafiol en cuanto a ellas pudlieson los reyes espa- tiraron sus huestes @ las montafias ndrdicas, cifrar sus anhelos reconquista ¥ de restablecimiento de un reino espasiol unido. Ellas fue- le esas ocho trigicas yyeron en la conducta de Espafia en sus tzatos con las nuevas posesiones am sicanas. ‘Tras muchos afios de leer Ta historia de Espafia en obras escritas en vatios idiomas con exclusin del inglés, pose uno las pruebas en que basar 0 didfano. Este crite Tio lo sustenta Luis Bertrand, de la Academia Francesa, como se ve en n exit 36 En newt Kelley libro secientemente publicado con el titulo Histoire Espagne. Exponer- lo aqui resultaré una breve parifrasis de Obra tan espléndida; pero no importa. Debe exponesse para hacer luz sobre los acontecimientos de la conquista, la colonizacién y el gobiemo del México colonia En el preciso instante en que la decadencia de la monazquia visigoda egaba al punto de una ruptura inevitable en la unidad del reino, £1 Moro Gio su golpe. Sélo la medio oculta enemistad personal que habia entre los descendientes de un sey anterior y Rodrigo, el monasea que regia a Espa fia, puede explicar el que se perdiera la batalla que siguié al psimer golpe dado en Algeciras. Espaiia tenia en armas muchos mis soldados de los precisos para repeler al enemigo. Pendiése la batalla por la pérfida retitada deun.ala del ejército durante ol combate ‘ealtad debido a un ‘enganza del conde julia por haber sido bud explicar la invasién; pero la demrota se debié a que los hijos del rey Wi portaron como traidares. Discitese si Julin era espatiol; algunos To laman bereber alfcano, No eabe duda de que los hijos de Witiza sf eran espafioles. "Bertrand nos cuenta la muy significativa historia de un hecho espanto- 50 ocustido en el campamento moro a raiz de la batalla del Guadalete. Por Grdenes dé Ta leyenda de la jorinda, puede ric el Moro se cogié a varios prisioneros espaiioles, se les, hizo pedazos y luego se pusicron sus miembros a cocer en unos calderos en presencia de otros cautivos. A éstos luego se les puso en Hbertad pata que Propalaran la noticia de que Espadia habia sido invadida por cantbales. El terror que se extendié por doquier puede explicat la desbandada de muchos con quienes se contaba para oponesse a los moros. Lo mis signi ficativo de esto es que la conducta posterior de los sarracenos, por sus ‘matanzas a grancl, dio a tal leyenda una fuerza de que casi carecia, Bl avance de Taric hacia el norte fue en son de victoria. Tomé a Anda- lucia y a Toledo la capital del reino visigodo después y terminé la obra de la conquista No fue propio de Espaiia sucumbir en esa diados del siglo it dele era cristana, los romanos hallazon en las tibus desunidas de Espa- fia una resistencia mucho més enconada y tenaz. Las montaiias dieron refugio a los defensores durante muchos afios de zuda brega. Una ciudad vio a sus defensores arrojatse de altos muros para no caet en manos de las legiones romanas, Por diez afios Roma luché por la posesién de Espaia y se necesité un Pompeyo para poner fin al dilatado periodo de la guerra en ypaiiol Su jefe Muza vino EL foro espasiot a7 un tsiunfo definitiv pero que ni por ello fue el fin dela defensa. Transeo: i un Augusto César para justifieas una oda triunfal de Horacio, 2 Andalucta, siguie- zon los visigodos arios, que con su rey Recaredo (afio de vos. Histo tltimo es un hecho nificativo. Los espafioles de América no trataron de exterminat a los nati vos sino que hicieron un esfuerzo enorme por asimilatlos. Los moros llegaron a pen wr aun en Francia, pais que se salvé de ellos por obra del gran Carlos Martel en la batalla de Poitiers, en el ato de 7 Ja Bspatia que queda al afioles se refugiaban en aés hubieron de conformasse con ocupar to sur de las montaias, en tanto que los cristianos npaban sus fuerzas principalmente en Asturias. asd todo un siglo y los montafieses bajaron sobre los musalmanes, re- conquistando palmo a palmo el tertitorio s nos de A: emergen los heroicos nombres de Pelayo y el C No muy de prisa, pero con plena confianza en su esfuxerzo po ficiente para establecer los rei- Universidades, Co atraer estudiantes de nbra, Salamanca y Zaragoza. Pronto empezaron fa, Este periodo vio también ¢ surgimiento de ls famosas érdenes militares de C: ‘ancia y aun de Bret de Alcéntara, en tanto que no sdlo estos monjes armados sino aun obispos y aczobispos com: bavian y morian con la espada en la mano, en el campo de batalla ‘Los moros se entregaron a un solo sistema de guerra: las incursiones en que robaban tesoros y es 3, é3tos para labras sus campos y lenar harenes, impusieron por la fuerza la convessién al islamismo, hasta que todo el territorio g anos renega- rursiones y el producto de las fértiles te siervos cristianos y los senegados, proporcionaron, al moro los recursos con que compraba lujo y esplendor que le venian de pperlas. El idioma irabe se prestaba para una poesia sin fondo, pero encan- tadora por el arseglo musical de las palabras y las imig ellos dominado se vio lleno ae fl sico botin de sus i que les cultivab i dos. ntra las leyendas forjadas por quienes ateibuy: arabes gran saber reinos de Espafia, no es verdad que en. Poco ha bia de ciencia y mucho de canto. Ei vo que per ta de Cérdoba secibiendo los escupitajos de una chus Jos moros los fome: 1 flosofo A cer ante k 38 Francis Clement Kelley ma mahometina. Bien poco han dicho los esctitores ingleses modérnos acerca de la verdad en esto dela cultura mora. Si bien los escritores franceses de hace cuarenta afios, antes de que se iniciaea Ia modema investigacién histérica, solfan inclinarse, algunos de llos con toda honradez en favor de Ia idea de que los moros trataban a sus stibditos ctistianos con benignidad, los eruditos posteriores, con ma- yor solidez. de informacién, nos hacen un selato bien diferente, Aun los renegados eran oprimidos y estaban syjetos a una constante vigilancia, No disfrutaban de mayor libertad que la que se otorga a un esclavo titi El frabe, como pronto se designé al moro, principalmente pos su idioma por la adopcién de las costumbses musulmanas bajo gobernantes some- 10s a Damasco, no exa afecto al trabajo. Los renegaclos le cultivaban Ia tierra, Del oriente Hegaron artistas de todas clases. Bertrand insiste en que aun la Alhambra fue proyectada por ellos y construida por los esp: fioles. Toda la historia de la vida drabe en Espaiia se ha venido sectifican- do hasta llegar a ser bien diferente del concepto popular. Fernando ¢ Isabel entrazon en el sitio baluarte del invasos, Granada, el 2de enero de 1492. E] Cardenal Jiménez hasta leg6 al Aftica y conquisté a Orin, en el antiguo territorio de los moros. Hspafia estaba casi lista para su gran siglo de oro, pero todavia le quedaba por vencer a los tidores de dentro: los moros convessos y los juciios que se habian aliado con ellos 10 la eeligion, explica arid @ los TS Taianos won ensehiana que jams \ hibian aprendido del todo. Los romanos habian ido a Espafia para agee- > ) gaslaa saimperio y obtener de ella un tributo. Los vindualos y los visigodos / llegarom a ella para ocupatla, pero los moros no levaban el propésito de | agregatla al califa de Damasco, su sefior, ni de adueftarse de ella ni de | ocuparla sino de saquearla nada mis, pare nego dejar que secuperira su \, siqueze y volveda a saqueat. El establecimiento de un reino moro en Espafia, fac idea que se les ocutti6 més tarde. — Ain después de que el reino moto wnificado se independizé de Da- smasco, los invasores sarr cenos prosiguieron su vieja téctica de las incur- siones, Hubo veces en que tuvieron oportunidad excelente de levar ade lament el surimiento dela Ingui EL fondo espaol 39 lante sus vietorias y apaderarse de toda la peninsula espatiola, pero no guisieron hacerlo sino que prcfiticron vivir, al menos por cuanto al fausto y lujo en que vivian se refiere, com las las por obra de incur siones hechas con regularidad bien calculada, La rapiiia fue el vicio mil tar mas ostensible en el «1 10 aribigo-espafiol, una codicia que leg a lanzas a unos ncipados contra otros, Mucho iastea la lectura de Ia lista de la Basflica de Los scinos espafioles csistianos y mis tarde el reino unido, no pudieron menos de adoptar la de los tesoros que se llevaron ‘antiago de Compostela nisma tactica de sus adversarios, si bien la guesra que los Hlevaba al sur tenga por fin principal la recos pais. Antes de su propio arremetida, se contentaban, como los moros, con lograr pequeitas ganancias y recuperar una parte de las riquezas que les habian zobado, sin desdefiar algo de botin adicional que pudiesen allegar- 1c en las incursiones que Jos moros les habjan ensefiado a realizar, Ocho siglos de saqueos reciprocos; acho siglos de matanzas continuas, 20 po- nen un sello nueva en el carécter del moro, desde los dia ue ya tenia el suyo formado desde mucho tiempo ats fahoma, pero sin duda de jan un sello bien marcado en cl caréeter espafiol, un sello que sélo mu chos siglos lograrian borrar. La diferencia tan notable que hay entre los conquistadores y los misioneros que vinieron a México y al Pert, es que los soldados y los colonos, habiesdo suftido muy leve cambio a través del tiem- po tenian sobre nsamiento el oro, mienteas los snisioneros, inspirados poor el esprit de otra dase de conquista, pensaban pri “Tres fuerzas invadieron a la América con los esp jel ey y la reina de ser ficles al mandato pap x0 en Jas amas Jes: la dete de convert a es; el celo scligioso qué habia en los horbres nobles y de gran ele- ion espiritual a quien na: tarea y la codicia de oro que el érabe habia puesto en él cardcter de su enemigo espafiol. Poco debe asombrarnos, por tanto, que los historiadores modernos, empefia dos en no culpar ni excusar sin justicia, feacasen en su intento de lavar la reputacién de los conquis hhechos. Y con esto d ddores totalmente, si bien logran explicar sus e bastar a su defensa, Si hubo codicia, pues, en los expafioles como mévil de la conquista Una segunda marca indeleble dejaron esos ocho siglos trégicos en el caricter espaiiol. Es més fell de explicar que In otra, aunque es mis penoso decila, pero en justicia debe uno mencionasla y analizarla 40 Dhuneis Clement Kelley Cuando ua vinjero que estudia Ia historia de Espaiia, contempla Ja gran mezquita de Cérdoba y ve mis alli del angosto tio de Guadalquivie, ‘no puede menos de cecordat la pavarosa tragedia que un dia se desacrolld en sus mirgenes. En castigo de una insurreccién contra su autoridad, el califa Hakam 1 crucificé alli a trescientos hombres, con la cabeza hacia abajo y dando frente a la mezquita, ni siquiera se preocupé por la religibn que profesaran sus victimas. Ese dia agonizaron juntos, ctistianos y nm sulmanes rebeldes. Una de las costumbres mas eficaces de los moros en unto a ejecuciones, era entonces mofarse de la ctucifixidn de Cristo, haciendo que sus victimas expirasen entre un cerdo crucificado y un can sometido a igual tortura, Desde el simulacro de un festin canibalesco efec- tuado después de la batalla del Guadalete, hasta el ilimo instante de la dominacién arabe en Espaia, la decapitacién, la ctucifixién y la tortura jamés tuvieron tregua larga. Hacindbanse los erineos en profusin des- pués de cada triunfo de los moros, se adoraaban con ellos los puentes y Jas muallas de las ciudades, atin se les enviaba al Africa y atin a Damasco mismo, para mostrar a todos los musulmanes lo que sus hermanos hacian. en Espaiia con los “perros infieles”” ‘Hluelga decic que el cristiano no dej6 de pagar con la misma moneda. No ego hasta la crucifixién, pero no vacilé en aplicar la decapitacién y el tormento, ni el moro ni el cristiano tenian necesidad de prisiones, como no fuera para breves confinamientos, Para ambos la prisién era un castigo in suficiente, Ambos sabian de mejores penas ey quién puede decir que no se tuviesen éstas, en el sangtiento estado de guerra que exist, por mucho ‘mis eficaces? Una informacién recientsima daba cuenta de que en la fa- ‘mosa prisién de Dartmoor, en Inglaterra, se usa el instrumento de tortura Tamado «gato» para castigar alos prisioneros que se fagan y a otros que son 00s de ciestos csimenes ¥ decia la noticia que como comrectivo ejemplas, el valor del «gato resulta infinitamente superior atin a la incomunicaciéa ab- soluta. El «gato» inglés y el atercer grado» de los emericanos, testifican que el tormento no ha desaparecido atin del todo. «A los harrores de costumbre 4 veces agregaban los moros una tictica de expulsiones en masa. Después ela crucifixin ya aludida, Hakam 1 arroj6 a 15 mil personas de Cécdoba al Africa y desteuyé la parte de la ciudad en que habjan vivido. Mas tarde otros 18 mail fueron expulsados al Africa y tanto unos como otros padecie- zon inenarrables sufrimientos al cruzar las serranias, ELfoudo espanol a ‘Mucho hubieron de esperar los esistianos para su venganza. Los reyes ri tianos que Tegaron a ocapar el lugar de los califas de Cérdoba, arrojaron a los moros, mismos, también a teavés de las siereas y del mar hacia el Africa. Si inguisicibn sabia arranc: Ta verdad a los masiscos por medio de tormentos, bien pudieson consol se éstos pensando que haban sido ellos-m nos quienes caltivaron y ensefiaron el xefinamiento de lis penas que les ha tra tercera sei fan sul dejaron en el carécter espaiiol las gaerras con los de la llegada del invasor espafiol ya cra cristiano, pero por cuanto a Ja moral de las costumbres; moras. Mucho ante: fricano, el eino visigodo sobre todo en sus nobles y su clero, mucho dejaba que desea La fe leva ‘ba mucho tiempo de no caminar en In Espatia visigoda en compaiia de Jas buenas obras. No es que faltasen edificios que testificaran su cclo religioso, tampoco diremos que los cristianos del rcino hhubiesen dejado de producir hasta ss tos; pero el fausto y ol favor real a in toda la juellos descendientes de los mirtires del periodo ro: mano. En tales condiciones el debilitamiento del reino se hizo inevitabl La estructura del Estado y de la Igk mo las termitas devoran el in fuerza religiosa de a in lo exteri terior de madera y dejan intacta la apa de las vigas en que se apoya un edificio, a di6 con la degra- moral del reino visigodo espaftol. Los cimientos de la moralidad jentamente en su centro mismo. Los moros llevaron a Espafia el fanatismo musulmin y su odio al in- fiel. Tenia el sarraceno en sus creencias muy escaso elemento sobrenata ral, pero entonces como ahora, ponia en su creencia todo el vigor de su ser. Lo que quedaba fuera del circulo de esa ceeencia suya, lo odiaba y To odia csistianos que lo gobiernan, pero jamé ain, con fervor asesino. Puede el mus Iman vivie en paz con los sin suspicacia, nunca sin la esp ranza de dominarios un dia y aniquil los, ya sea por medio de las armas © bien convistiéndolos a su fe. El espaiiol derrotado que huyé con la eruz hacia las montafias de As 1 1c hubiese en la morisma, no era otx0 que la religidn musulmana. Esto lo aprendié cl espafiol a punta de Ia cimitarra. uring ante el Creciente, sabja muy bien quc Y guard6 buena memoria de ello. ‘Aungue s numillante el confesatlo el espectéculo del moro que con quista alos gritos de Ald y de Mahoma, revivi6 y templé la fe del hispano en. Dios y en Ce e hecho no sélo su coraje en ls lides bajo el pendén de la cruz sino también las escenas de ls p cegrinaciones pacific 42 i Francis Clement Kelley la Basilica del Apéstol Santiago, la fandacién de las universidades en los ‘momentos de mayor peligro, la ereccidn de obras maestras de arquitectur, catedrales y templos, aim antes de que desapareciera el temor de que los invasores Jas destruyesen; el aumento de sa atos cultisimos que serlan suce- sores de Isidto de Sevilla en la fundacién de érdenes religiosas, militaces y Sobre todo, el sugimiento de hermandades o cofiadias ce hombes y muje- es que hacian el voto de venderse, si era necesario, como esclavos a los ‘motos, por el rescate de otros cristianos La vida catélica de Espaiia se transformé no solamente en un periodo de intenso romance, fruto frecuen- te del misticismo sino en un periodo de gran heroismo religioso ctstiano, La gui te. El ideal soldado Hevaba es€ heroismo seligioso en su mochila espiniiual y combatid por , el sabio lo predicaba. | ~ Ningi sacrifcio, por grande que fuese, parecia digno de su altaz, Trans- formé a Espafia, captar6 a Granada y cuando las iltimas victorias sobre Jos enemigos interiores de Espatia salvaron a la nacién, si bien mancilando su fama por siglos venideros, regres6 Col6n con su amuncio de las tietras maravillosas que se acababan de descubric. Espafa estaba dispuesta ya Para muevas conquistas en el nombre de Cristo. Sin proponérselo, los moros tuvieron mucho que ver con la conguista del Nuevo Mundo, Contebayeron a cstructurar al espafiol y hacedlo el iinico europeo de su tiempo capaz de realizatla, el tinico preparado por largos padecimientos y luchas para lle vatla a cabo con todo éxito 10 Jo sublims, De modo que el fondo espaiiol de la conquista de Amética, se remonta a los dias del moro Tatic y del Guadalete. Si se pudi fondo con pinceles, v se representar ese famos en él templos derruidos, castllos saquea: los, pisimides de cabezas de ctistianos, reyes en fuga, mezquitas y aled- ‘ares que se etigen, mibiles que danzan mientras surtidores de agua jae g22 en los patios de tnirtos, entre emies y califas ebro; casgueo de guita- bajo las Tunas de Andalucia; siervos que se afanan al servicio de sus uefios afticanos y huego, cargus arrasadoras de hombres, bajo férreas ar ‘maduras, que aclaman al Sefior Santiago; sitios que se sostienen por afios; crecientes que caen por tesra; obispos en corecles bélicos; reyes que fue on santos y santos que no rechazaron la idea de que Ja santidad y In geetra no son incompatibles. No es poco lo que nos maravilla ahora que los descendientes de aquellos hombres puedan zeit al rezat, product pe cadores que odian el pecado y hacer distinciones que nosotros no pode- EL fondo espuaiot 6 mos haces para demostsar la santidlad de la casa de Dios y el hecho de que én es el ruidoso he de sus hijos; que pueden bailar solemnemen: dela temposada de recogimiento; que pucden odiar la mano, pero amar al ante el Santisimo Sactamento y celcbrar cl carnaval en los dias mismos mismo tiempo el a compren suya, bajo esa gran maestra llamada ln adversidad, que es a menudo ciega. Las obl: pero de no la victoria, Perdié cuando de xt perdido, pero al ganar o al wciones maximnas y mi Son muy doloro: 1 en dltimo térm bid haber ganado, gand cuando debié h perder, soports clas obtuvo el espafio a terrible que lo hizo apto para todo. Se vio sometido clla otra vez. en Mésica jy cuinto se elevé para ponerse a su altural El fondo mexicano’ ‘co después de su Hlegada al litoral mexicano, supo P oieresaisc tones inde de México, sent én del gobierno de Moctezuma 1, gobernante de los aztecas de las tribus indias, Otras habia la mis poderos we la ciudad y la costa, Ia mayoria de ellas encmigas cosdiales de los aztecas. para apreciar los anteceden que Iatribu azteca de Tenochtitlin ejercia predominio. La civiizacin que México poseyera, en aquel perfodo cuando menos, tenia por centro la corte de Mocte: le import mexicanos de la Conquista, compiende Sin embargo, la ciudad de México, como podremos llamarle en Jo sucesivo, estaba Icjos de ser la sede de un gobiesno de todo el teritotio. Era sélo la capital de una triba lo suficientem¢ buto L n geogrifica de los aztecas, en el corazén mis- mo del pais, asi como su ventaja estratég fucste para impones tr ca por hallasse en el Lago de Texcoco, explica el predominio que ese pueblo cjercia sobre sus vecinos. ra, no obstante, un pueblo valicnte fortalecido pos cl fanatismo religioso. Seri preciso dedicates alin espacio en este estudio, ya que de hecho, al conquistar Cortés a los aztecas conquisté 2 México, “Habiase establecido esta tsibu en el sigios (1325) antes de la Tlegada de Ic fuinas existentes de viejos monumento: México estavo habitado des Es de Texcoco apenas unos dos del estudio de las toda cert iglos antes de la [sa Cristiana. haba num Je muchos €l México que hallé C sas tribus que eran mucho tntiguas que los ai 5, todas ellas herederas de * Vesela nomena segunda part, p 333, 46 Francis Clement Kefley Asienta el propio conquistador en sus cartas, que Moctezuma le hizo a este respecto la siguiente declaracién: «Muchos dias ha que por nuesteas escrituras tenemos de nuestros antepasados noticia, que yo ni todos los que esta tierra habitamos, no somos naturales de ella sino extranjeros y venidos ella de partes muy exteafias y tenemos asimismo, que a estas partes trajo nuestra generacién un sefios, cayos vasallos todos eran, el cual se volvié 2 su naturaleza y después tomo a venir desde en smucho tiempo y tanto que ya estaban casados los que haban quedado con las mujeres naturales de Ja tierra y tenian mucha generacién y hechos pue- blos donde vivian: ¢ queriéndolos llevar consigo no quisieron i ni menos recibirle por sefir y asf se volvi6. E siempze hemos tenido, que los que de 4 descendiesen habian de venir a sojuzgar esta tierra y a nosotros como sus vasallos ¢ segtin de la parte que nos decfs que venis, que es a donde sale el sol e las cosas que decis de este gran sefior e sey que acé os envié creemos y tenemos por cierto él ser nuestro sefior natural: en especial que nos decis que él ha mucho dias que tiene noticia de nosotros" No cabe duda que esta creencia de los aztecas segiin la expresara Moctezuma, contsibuy6 a faciltar la conquista por Cortés. Andsés de Ta pia agrega el dato de que Moctezuma le dijo a Cortéé que los inmigrantes a que se referia habian Ilegado en barcos". Es probable que haya habido algiin parentesco, como se pretende, entre aquellos remotos visitantes anteriores a la eta cristiana y las tribus que Cortés halld en México. Lo que Mocteduma dijo a Cortés era una teadicién comin a todas las teibus que poseian cultura. sta tradicin general nos hace saber también que aque- os hombres que llegaron primero, eran hombres blancos con civilizacién que indicaba que procedian del Mediterrineo y con tradiciones que los ue vivimos ahora no podamos menos de atribuir a los fenicios, los egipcios Y los griegos. Hay, sin ducla, rastros de todas estas influenclas en ellos. De dénde vinieron esas gentes y cudndo? Sahagiin, que estudia en el libro x de su Historia las varias tribus existentes y las legendarias de pro- ‘minencia en las tradiciones nativas, dice: dla afios sin cuenta que llega- ron los primeros pobladores a estas partes de la Nueva Espaiia que es casi ‘tro mundo y viniendo por navios por la mar aportaron al puesto, que est "Lewes of Cortes, por Fnacis A. Me.Nut,1,p 254-238 Prehistoia de Mfjia,por Phacarte, vip3tl " Relacim de Andrés de Tapia, en la Coleccién de documentos pasa la historia de Mico, Teazbaleta, v3, p 580. ELfondo mexicano a7 hacia cl norte y porque alli se desembarcaron, s¢ llamé Panutla, cuasi Panoia, lugar donde legaron los que legaron por la mar y al presente dice, aunque corruptamente, Pantlin y desde aquel puerto comenzaron a caminar por la ribera de la mac, micando las sicrras nevadas y los voleanes hasta que legaron a la provincia de Guatemalay", EL iltimo estudio minucioso que se reme a esos primitivos mora Jores, es de una obta en dos voliimenes titulada Prehistoria de México, por Plancarte, No ha sido traducida esta obra todavia al inglés. Se hizo tuna edicidn de ella, muy reducida, durante el periodo relativa calm que siguid a la sevolucién Carranza, impresa en Tlalpan, Distrito Fede ral, Plancarte era entonces arzobispo de Linares, arojado al exlio por la revolucién carrancis 2. Habia dedicado toda su vida a Ja investigacién haciendo muchas exploraciony lesde su c sa en Zamora, en Guenavaca y después en Monterrey. Te una biblioteca valiosisima de manuscritos, pinturas, asi como una coleccién de antigiedades que el Instituto Smithsoniano de Washington conocié muy bien. Habia publicado ya una bra de extraordinario mérito sobre los origenes de la civil coy alld la revuclta. Los catrancistas saquearon su casa, robaron sus manusctitos y antigicdad. ign de Méxi- a ya listos otros a las prensas cuando Jos vendieron por una bicoca a quien por las calles Jas hojas sueltas de su obr en Chicago, hallé buen material informativo para la biblioteca Newberry y en el Museo Field. La escribi de Paul. Murié el autor pi aiso comprarlos y echaron a volar a, Ducante su exilio de cinco af libro Prehistozia en en la Universidad yués de su retomo a México y unos cuan- tos amigos suyos interesados se pesdiera" ibro para que no Un relato importantisimo tomado de la Historia de los Indios, de Motolinia, cuenta: «Acistételes en el libro De Admirandis in Natura, dice ou los tiempos antiguos artagineses navegaron por ¢l estrecho de Hércules, que es el estrecho de Gibra de 60 dias ¥ que hallaban tiersas an cleitosas y muy fertiles. Y como se siguiese mucho aquella navegacién y alli se quedasen muchos ar, hacia ¢] occidente, savegacién ® Historia general de las cosas de Nueva Espatia, por Sehagin, v it, p 139. Pantin es el Panusco moderno, en el so del mismo nombre, unas cuantas millas al norte de Tampico. “ Prebistoria de Méjico, Obea péstuma del lime, Se. Arab de Linares, De Da, Francisco Plancactey Navacrete, 1925, 6 Francis Clement Kelley hechos moradores, el senado cartaginés mandé, so pena de muerte, que hinguno navegase ni viniese la tal navegacién, por temor que no se des- poblase la ciudad Se notari que el viaje de Cartago al oeste exa de 60 dias a la vela. Hl viaje hecho par Colén de Palos a lis Bahamas fue de 49 dias. Si se descuenta el tiempo perdido por Colin al navegar junto a la costa afficana rumbo a Jas Islas Canarias, l tiempo que realmente emple6 en cruzar el Atlintico 2 la vela seri de 36 dias. Hay algo mis que una mera posibilidad, por tanto, de que el relato de Aristteles sea verdad y que cn efecto se haya establecido en México una colonia de cartagineses. Un nimero considerable de inmigrantes ha de haber salido del pais antes de que el senado cartaginés se slarmara y prohibiera la emigracién. Las tradiciones mexicanas insisten en {que algunos de los visitantes regresaron a través del Atlintico al pais de su rocedencia, Esto sélo puede significar que Cartago trat6 de repatriar a sus ciudadanos. Dicen las tradiciones que muchos de los que llegaron primero, ermanecieron aqui. Cuanto sobre esto se sabe, puede explicar lo asentado a Cortés por Moctezuma. Dicese que Cartago fue fundada a mediados del siglo sueve antes de Jesucristo. Spinden, en la revista Scientific American de marzo de 1928, escribié lo siguiente: «La era histérica efectiva de los mayas, es decis, la fecha en que comenzacon a registrar cada dia en orden sucesivo en su sistema de permutacién, se aclaré que era el 6 de agosto de 613 a. J, fecha inicial en la historia del Nuevo Mundon. La notable semejanza que hallaron los espafioles entre México y el paganismo del Viejo Mundo, podsia explicarse por el hecho de que los smuelles de Cartago han de haber atraido a matinos y aventureros de todos los litorales del Mediterrineo. Los barcos que zaspaban de ese lugar hacia el Atlintico, serfan tripulados or esos aventureros de diferentes paises. Sin embargo, de ello debe de haber habido en México pobladores desde antes'de los cartagineses, silo gue nos cuenta Atistételes es verdad, porque los hombres blancos que quedaron después de que el senado de Cartago prohibié nuevas emigra- se casaron, segin Moctezuma, con los nativos. Asociando la tradicién mexicana con el relato de Aristételes, hallamos cuando menos justificacién para un célculo atrevido sobre los origenes de la civilizacién americana, ciertamente notable, andloga a In egipcia, que " Bpistola Proemial, Col. de Docs, por Motolini, Ieazbaleets, 4p 12 Elforulo mexicano “9 habia llegado a su fin algunos siglos antes de la venida de los espafioles y esto absuclve a los conquistadores del cargo de haberla destruido, Asi ue la historia prehispanica de México, se divi en dos parte que Planearte lama la pi cchistoria y lo que generalmente se la do azteca y anterior ain, el tolteca De donde hayan venido los az1 as asi como las tribus que Jos prec diecon, es asimismo un gran sisterio en buena parte, Los principales centros de poblaciéa que hallaron Jos espafioles en México, estaban en las altas planicies conocidas como la Mesa Central, bien habia también diversas tribus en las costas. Qué les pas6 a las antiguas civilizaciones, nadie lo sabe de fijo; pero si sabemos que la altiplanicie se formé por obra de actividades volcénicas. la tradicién de u a montafia que ardia, de una lIluvia de piedras y de tidos, que maté a muchos y a los supervivientes los hizo huiz, ae en muestra propia eza, alrededor del afio 600 cuando las ciudades las junglas, como Palenque (algunas de'ells, por cier exgh), quedas cr que las haya dejado despoblada vilizacién y que los to, fueron vista donadas, Puede dual de suc desde el aire por el coronel Lin con aba In decadencia gra .0cos habitantes suy que quedaban se aber hallado es gue eran 5 que todavia existe en echasen a vagat por otras partes. Crefan los nativos tos de gigaates, pero la ciencia moderna encontsé de animales prehistéricos. La tribu de los otomi tos México, ha sido confundida con esos gigantes legendarios. Sus antepasa dos fueron anterio alos nahuas, ancestros de los azte Cuando éstos llegaron al Lago de Texcoco, eran una tribu débil que se establecid en sus pequefias islas y sus ciénegas para Eran tan débiles, que nadie los molesté. Bandelier en la publicacién Peabody Museum Repo superficie seca del lago se ampliaba agregindole césped: das grandes trozos de tepe para formar un cimiento fenderse mejor ts, explica que la chando en las, ciénegas nada hon art Gal muy ligero y erigiendo encima frigiles chozas, vivian pobremen- te, hasta que por fin descubrieron la gran ventaja que les daba esa pi cidn de aislamiento, sobre las tribus vecinas»!®. ntonces ° Peabody Museum Reports, 1, Bandelir, p 95-161; Nuova colecién de documentos, Relacin, Zasita, p 71-227; Relaciones antiguas, p 2: 308; Historn de los indios de Nueva Espaas, por Durin; Historia de Jos indios, Motolini; Memorials, ‘Motos; Histoniaecleséstica indiana, ps Mendieta; Histosa genera de as cosas de Nueva Espa, Sakagio, asin 50 Froncis Clement Kelley comibatir a esas tribus porque ya tenfan una setitada seguea y su posicién esultaba dificil y peligsosa para quienes pret poco subyugaron a las otras tribus’y las atacaban para conseguir victimas y tributos. Fue asi como el Tamado impesio de los aztecas se establecié y esto explica también el odio que les tenian las demés tsibus y que los espaftoles apravecharon en su beneficio, El padre Hubbard, defn del Departamento de Geologia de la Universidad de Santa Clara, en sus conferencias sobre las explomaciones que hizo de las jslas Aleutianas de Alaska, menciona In semejanza de las Cree 4, basindose en tales esculturas, asi como en las esquimales, que todas las razas indias que se hallan en Am de Asia por el Estrecho de Behring 1.0s postes labraclos que llaman en inglés toe poles y que abundan en Alaska, tienen una gran semejanza con ciertas esculturas indigenas de México. Por cuanto a la posibilidad de cruzar el Estzecho de Behring, cita cl padre Hubbard una leyenda que persiste entre todas las tribus de Ja peninsula, que él oy6 en formas diferentes, pero es substancialmente la ‘misma siempre. Refiérese a un dios tan alto y tan fuerte, que podia lanzar una montafia desde Asia hasta América. Siguiendo las zeglas usuales de interpretacién, el doctor Hubbard cree que en una época el estrecho era tan angosto, que un hombre fuerte podia smyy bien arrojar una piedra de un lado al otro. Sostiene que se ensanché hasta alcanzar su actual anchu- ra, por obra de algiin enorme cataclismo natural efectuado en el Actico y consistente en que vino wna gran masa de agua y barrié con arenales y ‘marismas hundiéndolos en el Pacifico. A juzgar por el mimero de asidti- cos que deben de lctber venido por el estrecho para constituir ls txibus aborigenes de América, tanto del norte como del sus, debié de ser el es- ‘tzecho alguna vez sumamente angosto, Y aun cuando jamés hubiese sido ‘menos ancho, poco significaria eso. Cuando los eusos pasaron a Alaska, hiallaron que habia un comercio entre las gentes del Asia y las de Amética perfectamente establecido, Es mis que probable que todos los indios del continente americano desciendan de aquellos asidticos errantes. La similitud de sus tradiciones, especialmente en Jo que se refiere a creencias religiosas, es una prucba dificil de climinar. 21 padre Desautels, antiguo misionero de los indios en elnozte del Canadé, que vive atin, nos cuenta lo siguiente: eHe ido de una tribu a otra entre los indios paganos. He hablado con algunos que jams endiesen atacaelos, Poco a esculturns iidias, yendas de los Bffondo mexicano 51 habjan visto antes a un hombre con Ia Biblia, Las leyendas in estos y Otros nativos que residen cn Iugares muy distantes unos de otsos, son las mismas, por lo general y sin embargo, de ello, no es posible que se hayan trat tos, por lo comtin, tienen cierto paralelismo con el Viejo Testamenton. Cree que los antepasados astiticos tos indios toparon alguna vez de su artibo al Nuevo Mundo. Hay huellas de los relatos del Viejo Testamento en las tradiciones religi lo en México existe la ley acon en naves. Que estos trajeron a México una eiviliza- con judios ant del indio mexicano, pero es notable que sl a de unos hombres Blancos que ll én superior ala gue por mucho tempo dio @ las tribus nativas una edad de oro y a la que las tradicion establecida. Lak esos visitantes b 1s suclen hacer referencia, cosa ss ya bien jenda del di ubio puede también ser originada por barbudos je los ¢: Dicese con insisten pafioles destrayeron los cédices y Jas interpretaciones jeroglificas de los mexicanos, dejéndonos con ello a obs: curas respecto al orig .n de los pueblos antiguos, asi como de las tribus que halls Cortés. Los espatioles si destruyeron muchos templos paganos ycon ellos deben de haber ardido algunos documentos griificos; pero debe ‘ecordasse también que los aztecas combatieron constantemente con otsas tribus y que el simbolo grafic jhe representaban una victoria, era un L ict templo en lamas, Li cas no estal del pue- edotes en sus templos. T avergonzadas blo sino que las conservaban los sacer cierto que algunas trib cumentos gr! mbién es do- nilde cuna. De hecho, cuando los espafioles ensefiaron 2 los indios el alfabe'9 le su origen, desteuyeron lo: arrabvan Ta hist cos que latino, les propor- cionaron los medios de perpetuar su idioma nativo y en él sus tradicione: leyendas y mitos. Li gas de lo ‘radiciones ver Muchos ma sos en todo M misioneros joles Hegaron a dominar las len- las usaron, asi como el espafiol, para escribir las ritos preciosos guardabanse en las casas de los rcligio Recopilacin de Leyes de india, Lab v, Tit, Ley 5 Tt vt Ley Aceidn nipida 6 principio cubrfan los indios con productos del suelo; mis tarde con efectivo en parte y en parte con productos y tiempo después con efectivo el total ele No se permitia al encomendero tener mis indios a su cargo que lo rindieran cada afio una contribucién ma Debia ¢ mia de dos mil délares" aiiol edi ira para él, sin que pudiese indios de su encomienda a trabajar en ella, La. propiedad de omienda no podia venderse ni hipotecarse™. Otras restricciones al encomendero remunerar bien la labor. Hay 551 disposiciones en eyes de Indias acerca de esta materia solamente, asi coma muchas clausulas incidentales en 4 otras 4 mil 951 leyes” Esta tutoria en masa de los indios, ocasioné sus abusos, aunque no tantos como el plan de tutoria individual todavia en vigor en los Hstados Unid s sobre el indio puro. Dio cuando menos este resultado: preserv6 a Ia raza aborigen de modo efectivo. Bajo esta tutoria no se inicié Ia desa- paricién de los indios. Y por cuanto a los abusos aludidos, no sirvieson sino para poner al clero inm« tamente a realizar In gran tarea de defen- der los derechos del indio, El plan funcioné bien sie v6 con toda lealtad, pero hubo quiene obedecer. Esto lo comprenderin f Jos ignora?— los smpre que se le obses quienes no inwocan muchos para ba- 4 pretextos para no ‘lmes sonozcan gy qt retextos que atin hoy mi cer aun lado lo (Otea vez el clero empuiié el ltigo. El rey estaba 2 favor del indi y el clero tenia acceso dizecto al rey". Los files era, derechos politicos del negro en la América del Norte , entze todo el clero, los ‘mis empesiosos en este asunto. Jamis dejaron ps nes a la ley. Se les encomendé el denunciarlas y vaya que lo hicieron, ‘una oportunidad para dar cuenta de las vi informando no sélo contra los transgresores de I ley sino tam! contra los fancionatios que toleraban la desobediencia. Las filas de los anticlericales Tie. Tit vm, Ley xxx. Mora (ip 208) dice que con el pago de su captacién quedaban ya cexentos de todo impuesto Tid Leyes > Ib. Lib “Thi, Ta x, Ley vn. eRagamos y encazgamos als arzabisposy obispes, que en todas as jeasiones de lay armada nos en elacin may particu del tatamsents que se hace indios en sus dsttos, si van en aumento o disminucin, samalesinso vejaciones yen ‘qe conn sles fata docteinay adnde si gozan de bead o son opis, stenenpectecones {Yq personas lo son, silos ayudaa ydefienden haciendo Fly ligeatement ss oficios con escuidoynegigencia sreciben algo delosindiosqutinstrccionss losgiaadan,lo ” Eruncis Clement Kelley se engrosaron con aquellos mismos funcionatios cuyo deber era hacer guatdat la ley. Hubo un intercambio de epitetos a los obispos, sacerdotes y frais, les Hamaban trastoradores entrometidos por una parte y por la olza 2 los encomenderos se les Tamaba brutos, inhumanos y opresores Achacibase al clero el estar empefiado en arruinar a la colonia, mientras alos encomenderos se les acusaba de e tat «empefiados en acabar con las libertades humanas y perder almas preciosaso Gané la Tucha el clero. Cada vitrey tenia que responder por los indios Lajo su custodia, Se hizo objeto de un juicio su condueta oficial en el pues- to, el cual juicio habia de anunciarse plblicamente «para que puedan pedir justicia de sus agravios con entera libertads"". Marc Connelly pone en labios del Sefior, en su obra Green Pastures, esta frase: wer Dios no es estar en un echo de rosas», No iria yo tan lejos, pero la verdad de tal declaracién apli- cada a los vitreyes espaiiales de aquella época, es evidente. (Qué magnifica oporninidad se daba a los adversasios politicos de su excelencial Por fin en 1720 desaparecieron las encomiendas, pero pudo y puede quis verse todavia una forma modificada de este sistem al menos en punto a grandes propiedades, en la hacienda mexicana, en la que los tra bajadores se hallan agrupados por familias en torno al sefior de Ia finca, con una iglesia para todos. Estas son, empero, las propiedades que viene a dividir el ségimen revolucionasio actual ~exceptuando, por supuesto-, las haciendas que estén en manos de los hombzes del poder, Toca al socidlogo determinar hasta qué punto la supzesién de las encomiendas apresuré la decadencia de los indios. Cuando los encomenderos suftian pérdidas, habia de compensirseles con unas rentas vitalicas determinadas. Uno de ellos, hijo de Moctezuma, convertido en conde y grande de Espafia, habia recibido unos repartimientos para él y sus hermanas. En lugar de tal se les sefial6 una pension de... 24 mil pes separtimientos, a propésito, un al aio® ‘que convead proveerpan sumejorenseianzay conserraciény lo queméslesocuresencerea de «to, ditigidoanmesto fiscal del eonsjo de india, yo cargo et suproteciéa, pare que pda logue tocaa suobligaciéa y nos proveamos lo conveniete al descargo de muesten consciencay cargo de los que fueren omisoss. lastrucciones del Rey al ler, © Tid Lib. Tit xv, Ley sxe, © Mora, México y sus revahaciones. 194 Alama, Disectaciones,1,p177 _Accién nipida 6 descendiente del mona sa azteca llog6 a ser virrcy de México". Pasarin muchos afios antes de que un descendicnte “Sitting Bull”, egue a ser presidente de los I AAcaso sea de intesés tomar nota de la carrera de Cortés como adminis del cacicyne trador y observas la inesperada aptitud de estadista que hallamas en ese hombre, quien en verdad tuvo un genio militar merecedor de sefialada preeminencia, pero de otro aspecto de su genio tuvimos atisbos 4 través de su corta campaita para conquistar a México. S perar el gobernador de cién y luego, cn México, supo scllar y bien cémo su p agadeza al buen Velizqu , empeiiado. en arzcbatasl las sicndas de la exp su triunfo nuevamente cuando se aproveché de Ia ley y establecié un municipio legal, haciendo que ese cuerpo lo pusiese a la cabeza del p con lo que se libe a de todo vinculo de obs diencia para con su enemi- go. Fue un golpe maestro de diplomacia aquél de Cortés en su trato con Ios totonacos, enemigos de Moctezuma a quicnes brindaba amistad sin ocultarles e] hecho de que se disigia precisamente a la eapital azteca, Supo muy bien el valor de las ofer hed de p principio, para ser invo- cadas luego, al terminarse las batallas. te plan produjo todo su efecto cuando se gané la lealtad de los daxcaltecas después de haberlos derrotado en un combate de dos das. Supo muy bien hallar Ja palabra suave que conservaria unida a su peque- fia fuerza, Un grande hom como nosotros, vuestras mexcedes dicen verdad. E ahora en adelante, mediante Dios, dirin las historias, que de esto harin memoria, mucho mis que de los antepasados». Bernal Diaz, que todo ello, estaba satisfecho de si mismo y de los demés que seguian al gran capitin, porque ellos le aconsejaban a él «cémo hacer las cosas del mejor modo». Fue rasgo genial de Cortés esa consi fctica de gobierno suyo que cen aconsejasse con otxos y dejar que sus conscjeros exeyeran que todo lo hacian ellos mismos, con lo cual se valfa de su vanidad para reali zat sus propios planes 3696-170, * Velinquec habia jugado broma igual a su propio jefe al ocupar Cuba, 16 “Prancis Clement Kelley Un caudillo militar que se hace cargo de administrar la paz y el progre: 80, tiene siempre una gran ventaja sobre el gobernante civil desprovisto de eduicacién militar y experiencia de Ta guerra, Atiende a detalles necesa- sos de verdad, pero que pazecen insignificantes, Por esto no nos sorpren- de hallar al gobetnador Cortés estableciendo una cadena de posadas a lo lasgo del camino que conducia de la capital al puesto de Veractuz, Se nos permititia, sin embargo, que nos maravillemos por la minuciosi- Gad de detalles al disponer que los cerdos y las gallinas que deberia haber en las posadas, tuvieran que estar separados de los caballos y que los ppesebres se conservaran limpios y ordenados, para que no se desperdiciara el maiz, Algunas de sus disposiciones estuvieron en vigor durante tres siglos. En 1850 el precio de un cuarto en una de esas posadas, era todavia el sefialado por Cortés, 25 centavos". Fue un rasgo especial suyo ocuparse de continuo en dotar a México de los animales y granos de que carecia, importéndolos de Europa segin sus planes. También importé frutas, in- trodujo el cultivo de la cafia, consteuyé ingenios e hizo azticar, planté moreras, trajo nos de seda y ensesié a los nativos a cnidarlos y hacer la seda. Diez afios después de la conquista, México estaba ya enviando algodén a Bspafia"”. Abrié y exploté minas al mismo tiempo que enviaba expediciones exploradomas. Fue Cortés quien edificé el famoso Hospital de Jests, cerca del sitio en que tuvo su primer encuentro con Moctezuma. ¥ segin las cliusulas de su legado, es él quien protege esa institucién hasta el presente contra tuna confiscacién. Era Cortés un capataz muy severo, pero en lo general también muy justo, Cuando fue llamado @ comparecer ante la autoridad real de Espafia afios mis tarde, para responder de los 108 que le hacian sus enemigos, se le absolvi6 de ellos y se le confirié €l titulo de marques. Ya tenia en su haber grandes adclantos cuando se vio obligado a deponer su autoridad de gobernador, pero preficié ain vivie en México. Quiz uno de los mas “ Disertaciones, de Alum, 182. ° Ibid. p68, 69. La industsia de la seca se io muy importante ena cegiones que ahora scalosEstados de Oaxaca, Pucbla, Méxicoy Michocin, Gage se refiere a ella, Riva Palacio. fice que el elo de ls ejedores y mercaderes de Espa indujoal Rey, en 1679 a ordenacla Aestruccidn de todas las moceras (México a tv de ls sigls, 1, 675). En el facaso de intentos postesoces heclos por los viereyes para zesucitar est industria, puede hallase la sain efectiva de que desupatecirs. Accionnipida ” altos tsibutos que pueden rendlsse a la obra cvilizadora que se realizd toda la cimentacin~ se debe a que eseribié en la poblacién de Chiapa, en 1625, dond de files dominicos, muy remota de la capital habia una mision tomamos en cuenta los lentisimos medios de transporte de aquella Epoea ine tantos caballeros de sangre india como ésta. Don dl gobernador della cn mi tiempo, un indio muy rico, que solia guardar en sus establos una docena de caballos tan buenos para exhibicién pal ostentacién, como los del mejor espafiol del pais. Su comje no era pueblo y altivo gobemador gue el de cualquier hispano y en defensa de algiin privilegio de demandé ante la cancilleria de Guatemala al orgullo de la ciudad de Chiapa, gastando en tal demanda fuertes sumas de dinero hhasta que no logré domina loyal trvnfar, ordend que se celebrase cl hecho con gran fiesta en ln poblaciéa, tanto cn tiecra como en el agua, tan impo- nente que de veras ca la corte de Madtid hubiera podido efectuarse> «Gista poblacién se halla sobre un gran sfo, al que perte botes y canoas en que se ha ensefiado a los indio: ‘en muchos sostener combates nnavales con gran destseza y a representar a las ninfas del Parnaso, Neptuno, Bolo y los demés dioses y diosas paganos, de modo que son una maravilla en todo el pais. Ponen sitio en sus botes a una de ella con tal coraje hasta hacerla renditse, g pblacién, peleando contra 10 parece sino que hu Diesen sido educados toda su vida para hacer la guerra en el mar. Asi también en tierra son muy diestros en el jugar con los toros y en el juego de cafias, en carreras de caballos, en armas un campo, en toda clase de bailes, instramentos y misica espafioles como los mejores de Espatia Erigen tosres y castillos hechos de madera y lienzo pintado y desde ellos Juchan, ya contra botes del so o bien conta si, con carretillas o buscapiés © con dardos y muchos extrafios cohetes, tan vitilmente, que si en sesio pueden obrar como lo hacen por juego y pasatiempo, los espafi friles pronto po: les y los iberles ensefiado cuanto | censefiado. Por cuanto ala representacién de comedias, esto es parte co- smtin de sus fiestas solemnes y son tan generosos, 1¢ no les importa gas tar much cen banquetes y dulces para sus frales y las poblaciones vecinas, sicmpre que se les ocurse exhibisse en una fiesta plilica. La poblacién es muy rica y hay en ella muchos indios que comercian en todo el territorio ‘como lo hacen los espafioles. Han aprendido la mayoria de los oficios que 8 Brancis Clement Kelley se necesitan en una comunidad y los ejexcen y ensefian en su ciudad. No carecen de ninguna provisién de carne o de pescado, puesto que tienen a ‘mano dl gran rio que cruza su ciudad, para lo uno y para lo otro disponen de ‘muchas estancias (como cellos las llaman) 0 campos que abundan en gana- do. En esta ciudad Jos firailes dominicos son los que privan y tienen un laustro muy sico y suntuoso, con una iglesia o eapilla anexax™, jCaballeros indiosl, jun gobemnador indiol, jindios sico abundantes!, jun banquete que compite con la mesa seall, deportes en ihaciendas tiecea y agual, casseras de caballosl, comedias, jindustriasl,monasterios 08? Si, pero son indlios niscsi0s DE NUEVO. s Gage estuvo en México 104 afios después de la caida de la capital azteca 0 sea, en 1625. ‘Ya acabamos con Gage, shom vamos con Humboldt, éste vivié en Méxi co en 1803, He aqui algo de lo que dijo”: «En las intendencias de Oaxaca y Valladolid, en el Valle de Toluca y especialmente en los alrededores de a gran ciudad de Puebla de los Angeles®, hallamos a muchos indios que bajo una apariencia de pobseza, ocultan considerables riquezas. Cuando visité la pequefia ciudad de Cholula, enterraron a una viejecita india que habia dejado a sus hijos unos plantios de maguey que valian més de 360 mil francos. Esos plantfos son los vifiedos y la riqueza tinica de la comar- ca. Sin embargo, no hay caciques en Cholula y los indios de all son todos contsibuyentes y se distinguen por su gran sobriedad y sus costumbres tan suaves y as, Los modales de los cholultecos contrastan notable- mente con los de sus vecinos de Tlaxcala la mayoria de los cuales se creen descendientes de la mas alta nobleza y viven empobeciéndose cada dia nis por su aficién 2 los ltigios y su cardcter inquieto y tucbulento. Entre Jas familia indias més acaudaladas de Chohula se encuentran los Axcotlan, los Sarmiento y los Romero, en Guaxocingo los Xochipiltécatl y especial- mente los Tecuanohuegues en la poblacién de los Reyes. Ceda una de esas familias posee un capital de 800 mil a un millén de libras*, Disfru- iglesias! [Vamos! ¢son indios Y cuenta que Thoma New Survey of the West Indies, 2a ed, Londcet, 1655, p 104 et seq. Gage menciona también que eonocié a indios sieos y vio una regién muy préspera en su viaje de México a Chiapas El objeto de sa bo fae incitaralosingleses a que saquetzana México No legaron soo tomar Jamaice como bese, * Humboldt, Political Essay on the Kingdom of New Spain, edicibninglesa de 1811, 1, 139140 Los Estados actusles de Onsaca, Michoacin, partes de México y Puebla, * De 166.680 a 208.350 pesos. | | j Acid pia 9 tan, como ya lo hemos dicho, de gran considesacién entre los indios tribu- tating; pero por lo general andan descalzos y vestidos con una tinea me negro, exactamente lo mismo que Jos indios més humildes. «4L.0s indios estn exentos de toda clase de impuestos indirectos. No pagan, eabala”™ y a ley les otorga ple tad para Ja venta de sus productos Mucho les ofmo: cit a los gobernantes del México revolucionario actual, acerca de tierras para el pueblo, pero fue el México revolucionario p doctor Mon, verdad. AGirma que idad de tiereas. Acerca de esto cl isamente el que origind esta neck de ese M jo el regimen espaiiol los indios vivian en poblacio- de los miembr ico revolucionatio, dice la nes a las que se habia asignado un tersitorio mis 0 menos extenso, paste del cual se distribuia entro las familias para su uso personal y su cultivo y a 10 servia a toda la comunidad pasa fines generales, parte siendo gast cultivada para cubrir los gastos generales de Ia poblaciéin. No se persnitia 2 los indios que enajenaran sus tiesras®: No parece sino que los gobemnantes radicales de Jer prot tra un estada de cosas que sus sucesores dicen que debe restablecesse. 1 los indios como Mora se quejaba de que el gobierno espariol tratab enores de edad y ach aba a eso cl que no progresaran mis. Bs de bie- arse que n jo Mora al norte para que hubiera fueron tratados nuestsos hes biera encontsado facil porque el celo excesivo puso a varios miembros del clero m rvor de los indios. Antonio de San Miguel, por ejemplo, obis- haya estado con Gage cuando visit se ven to de cuan diferente modo de piel roja, pero Mora hu- a, nte aun obit . que firmara con él una prot caciin, presents un memorial al rey de Espafia en 1795, en que ctitica todas estas medidas vigentes para la proteccién del indio, adu- que con ells se impedia su progreso, pero los hechos registrados son clarisimos. El indio podia poser tierra y la poseia, lc era dado obte- ner una buena educacién y a menudo la logeaba. Qcupaba una situacion * Aleabala, Octroi-un impuesto de gasita, Moa, op cit, 1p 198.eLa ley determing ta propiedad pact, ‘emplo se formare un pueblo, despejandosl propetao del teen elfuado egal “Tid p 274 én queen cualguiee gue se reuniese cierto nimero de fami gar, aunque fuese de asen una capil 0 50 Francis Cement Kelley tun poquitillo mejor que la del hombre blanco, puesto que todas las leyes estaban a su favor. Fue, sin embargo, de ello, el indio que aceptd esas ‘venlajas suyas, el primero en cau: a. 1.08 fuert abandonaron a los débiles. El obispo, como abogedo de la causa india, zesultaba quiz con exceso hombre de Ja Iglesia. Por fuerza tenia que dar en la verdad. No terminaba atin su pliego de quejas, coando ya s elcaso d In decadencia de su reconocer que bajo el sistema que él criticaba, la agricultura y In industria florecian y que el método de pagar a los funcionarios de cada distrito honoratios en vex de sueldo fijo, daba lugar a mayores abusos. Es evidente que habia a la saz6n politicos semejantes a los muestros. El obis- po dedujo de este hecho otro muy significativo: De aqui la oposicién constante en que viven el clero y los subdelegados». El arbusto del anticlericalismo segufa creciendo. ¢Qué tan mal se trataba a los indios en el México colonial? Fijemos e5 Puntos, A, By C, pata sesponder a esta cuestion ‘A. Los indios del México colonial de hecho se gobesnaban ellos mis- ‘mos. Eran ellos quienes elegian sus propias autoridades manicipa les, se repartian sus propios ejidos y aun en asuntos religiosos, debi- do a la escasez de sacerdotes, asumian algiin caricter independie: te que todavia ahora causa cierto disgusto a los obispos. B Tratbaseles como a menores de edad, por razones obvias. Las resttic- cones derivadas de tal politica, se ha demostado que eran benéficas y saludables, tanto en México como en Jos Estados Unidos y los indios hhan suftido més y mis en proporcién directa del abandono de estas restricciones y la inobservancia de esas leyes. El Plan Ickes de 1934 para nuestros indios, esti todavia a pmeba. Ojalé dé buen resultado, C.Don Vasco de Quiroga fue el primer obispo de Michoacén. Reunié a los habitantes en poblados y a cada uno le asigné una industria. Todavia se ejercen esos oficios en tales poblados: en San Felipe tabajan el hiesro; en Santa Clara, el cobre; en Cépula, el labrado de Ja madera; en Cocupao, que ahora se llama Quiroga en honor del obispo, cajas pintadas y con figuras; en Usuapan, las jfearas cuya Jaca es un bamniz secreio que causa envidia a los fabricantes mexi- canos de coches, porque conserva las cualidades de su color y su ® Humboldt, op. cit1,p 142, 147. Le cita de Humbolde fue tomada por el del informe del obispo y cabildo eclesistico de Valladolid de Michoacan al Res, sobre Jurisicciéa © Inmunidades del Clero Amesicano, 25 de octubre de 1795. ‘Aceidn nia 1 alquier clima y aun en agua hicviente; en Paracho, fabri matos en ‘Teremando; fareria en Patambo y Tzintamtvan y asi en tantos otros hugates. Llevan los nalivos sus productos mercado donde ellos mismos los venden. Son gente frugal ¢ industriosaY JNo le parecer a un americano de estos dias de depresién econémica ue Ia situncién de esos indios michoacanos en Hempos idos y en parte, todavia en los actuales, podsia muy bica inspirar envidia a much nidades rules de este pais? mos hablando ahora de establecer industrias manuales entre aestta poblacién sural? ¢No tenemos planes de crear casas solariega xe produzcan para vivis?, gno esté el do con ayuda del las rancherias? Esta misma siti Canad nuestro vecina, intent obierno de Quebec, implantar industrias hogarefias en cid, este sistema de industiias especia Jes en las aldeas, existe ahora tanto en Bélgica como en Holanda. ;Quizés aquellos ignorantes espafioles vivian con uno o dos siglos de adelanto! H 0 generoso de nuestros especuladores profe sionales, Ningin consejo de comercio (baun! of srudt) echasé sus bendi- La historia del modo colonial espa manejas los granos, no mere- cera, sin embargo, el apla ciones sobre quienes idearon aquellos procedimicntos En vista de las penas que ahora pasan nuestros agricultores, es de interés analizar ese miétodo y ampliindolo y agreg pode indole algunas co: sugerir muy * México a tavs de ls El eecucado del fale Tembleque sobrevive en el lagoa desde una distancia de 27 malls ocho dé 1 comunidad indigena que euucho padecia por falta del liquid Tres series de azcos fase pees vn etn depersons ele en rates Lapse depen tee #6 Seon prin place Laem decade 2 9p aroméechollgn 2 Sta onan oo cls de 3 pesos actos pipes tenn 103 75 pes deal. Secon cnsaos La acl mpean1555 817 afosen tema Fay Tertlngo vena mais dade ete as que gua prminentsnente tasted pasos Reunié Tortvs yes ene x cee boy my promo peenron as cscs Lalor deinen eins cpesonaent Vine cet csean 91-98 Lsusiads concen ug fn ie Mewes ae agente dp asiraio queen ouo conejo 1 caso indies un ie fiay Tembleque oxde tolohizoas. stoi legd con un c el udsped ‘al manera al agente, ue rindié un dictamen favorable en (lxicoa tavés dens sigloen, 531, citando a Betancour), de adverso, como se teria 82 Francis Clement Kelley ‘itles ideas. ‘Tomo el plan en su integridad de tas mismfsimas Leyes de Indias, peso lo formulo aqui con mis propias palabras atendiéndome a su esencia, as ley son de 1583, Construyeron unos almacenes las ciuda- des para guardar y comerciar con el grano; Imabaseles alhOndigas. El fancionario que tenfa a su cargo cada una de elas, er designado anual: mente por las autoridades locales, prohibfascle comesciar en granos por cuenta propia 0 por cuenta ajena, ditecta o indirectamente y garantizaba su gestién con una fuerte fianza. Se probilbfan las compras de grano en Irinsito, cequeriase que todo grano producido se enviara a la alhéndiga para su venta y todo tréfico fuera de ella quedaba prohibido estrictamen- te. Quienes Hevaban su grano a la alhéndiga, tenian que presentar certifi- cado bajo juramento acerca de cémo y dénde lo habian adquisido. La ley fijaba el desecho que causaran tales cestificados. Los que cultivaban el grano podian remitirlo en sus propias carretas o sirviéndose de agentes autorizados de transportes a tarifa de almacenamiento era fija, sf como la de estibadores. Todas Tas mafianas, antes de que se abriese el mercado, se fijaban los precios del grano y no habjan de alterarse durante el dia. Como mucha gente compra- bad grano y Jo molia en su casa, los tahoneros no podian compsarlo antes, del medio dia, Obligibaseles a declarar bajo juramento la cantidad de grano que utilizaban diariamente y no se les permitia comprar més del necesatio para un dia o a lo sumo para dos. Si el tahonero cosechaba su. propio grano, se le exigia una declaracién jurada del monto de su cosecha y no podia comprar en la alhéndiga nada de grano mientras no agotara cl que producian sus eras. No pod el grano por mis de veinte dias Al fin de este periodo, habia de vendérsele al precio corriente del dia”, Notable procedimiento seguian estas leyes coloniales espafiolas para climinar a los intermediatios, especuladores y extorsionistas. Quizés no ‘agradara a nuestros magnates americanos del comercio actual; pero no se hizo tal ley para esta era de maquinismo y ademés, era economia disigida, gue no gusta en los dias que alcanzamos, pero todo esto se hacia por el indio, por el nativo y no mucho tiempo después de la época en que todos ellos, con excepcién de los caciques y no todos los caciques por cierto, ignoraban si el sol naciente alumbraria su cuespo atin con vida al otro dia; ‘no mucho tiempo después de la fecha en que empez6 el indio a sentirse ‘almacenas * Recopilacién de las Leyes de ln, Libr, Tit xv Accionenipita 83 de los cx ores que buscaban corazones para los altares del sol-dios; no mucho tiempo des és del dia en que cl indio comenz6 a poder ver a sus hijos sin pense hortorizado cn Ia piedea del icerdote carnicero. Tal vex el espaiiol hirié Ja delicadeza del indio al poneslo a trabajas, al cobsacle un impuesto de dos délarcs cincuenta centavos al aalg jo x inteligentes para meterlos en una escuela de intemnos, en cfatles un nuevo idioma, decitles la verdad acct a de ese Dios blanco de la tradicién; pero no lo hisié demasiado. De cuando ca cuando el indio de entonces se sintis inclinado a dar puntapiés J muro protector, a ley, que el hispano consteuyé en tomno suyo. Listo no ue tan frecuente como el que sus descendientes se den puntapi maten otros; pero cuando tal ocurria, sus pies lastimados le hactan comprender que su rabieta em tonta, que todavia necesita asi que repr egaria su sa para dar 0 cecibir tito. a sus tar s €l indio, en espera de | hora en que Ivador”, le pondrfa un arma de fuego en la mano y lo alinea- tanto, algunas cosas inesperadas y somprendente ocurritle al indio mexicano. Hombs de su sangre pintarfan cuadros que Jos maestros n grandes oradores, novelist sables con los de muc pincel. Surgis Hodistas indios. Maestcos indios atraerlan a México aun 2 descendientes de los con- quistadores y otros profesores de la raza irfan a ensefiar a las universida des tra graméticos, prosistas, genes Cicerén tlénticas. Aparecerian filosofos y doctores en leyes de raza ind , inventores, maestros en la lengua de y eruditos en la lengua y la literatura de Atenas, Dos descendientes de los reyes de Texcoco prepara tca del idiom: azteca. Tantos libros se inspirarian en la cultura india, que se necesitarian volémenes sélo par ian para lo futuro una g certar la lista de sus los y describir su contenido.

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