Puente del Amor
“Un puente es una construcción, por lo
general artificial, que permite salvar un
accidente geográfico o cualquier otro
obstáculo físico como un río, un cañón,
un valle, un camino, una vía férrea,
un cuerpo de agua, o cualquier
obstrucción. El diseño de cada puente
varía dependiendo de su función y la
naturaleza del terreno sobre el que el
puente es construido.” Wikipedia
Toni Rüttimann nació en 1967 en Suiza. A
los 19 años toma una decisión que
cambiaría la vida de miles de personas,
especialmente en América Latina, junta
todo el dinero que puede y dejando su
hogar, viaja a Ecuador para ayudar a los
damnificados del terremoto de 1987 que
afectó a comunidades en amazonía
ecuatoriana. Se queda e inventa un
sistema de construcción de puentes
peatonales, reusando materiales
donados por las petroleras reciclado
y el trabajo de las comunidades.
“Cuando tú creas algo con tus propias
manos, cuando tú te subes a un puente
que tú mismo has construido yo creo que
eso te cambia, con eso te das cuenta de
que tú sí puedes lograr las cosas".
"Donde antes había peleas o riñas
internas, cuando todos se juntan para
construir un puente y cargan su arena
juntos (...) las diferencias se van limando y
finalmente el puente está ahí parado para
todos y les sirve a todos".
“En cada nuevo sitio en que estamos
trabajamos con gente que nunca en su
vida ha hecho un puente. Entonces, darles
la certeza de que lo pueden hacer,
llevarlos juntos hacia la meta de ver el
puente terminado, eso es algo bastante
especial y muchas veces difícil porque,
para empezar, no tienen ellos por que
creerte.”
“Hay tanta dignidad en esta gente, y tanta
esperanza. Hondureños y Salvadoreños,
juntos esforzándose para mejorar su vida.
A mano y a pie descalzo, esta gente
humilde construye su propio monumento
al entendimiento entre las naciones: Ellos
construyen su Puente de Amor”.
"Es fácil hablar de toneladas, pero cuando
semejantes cargas tienen que ser movidas
dolorosamente en la espalda de los
adultos (...) le hace pensar a uno sobre el
valor del sacrificio".
"'Terminemos el puente antes de Navidad',
dijo un salvadoreño. 'En su ausencia un
joven herido murió en la orilla y una
señora dio a luz en el bosque por falta de
un puente', dijo un hombre de Honduras".
"Un recuerdo de 140 metros de largo,
hecho de tubería y cables (...) las personas
de ambos lados han construido su propio
puente, ellos han cavado la tierra y la
regaron con su sudor.”
“Hay tanta dignidad en la gente, y tanta
esperanza, esforzándose juntos a ambos
lados de la frontera".
"La gente estaba tan orgullosa del puente,
que durante semanas lo embellecían (...)
si una palabra me llega a la mente cuando
veo alrededor mío es esperanza.”
“Pocos países han sufrido tanto; ahora,
este pueblo está tratando de volver a
ponerse de pie".
"El puente que me hizo puentero. Viví dos
años a orillas del Río Aguarico, en una
choza de madera hecha con unas tablas y
con techo de plástico y zinc (...) Aprendí
que aún sin nada, se pueden lograr cosas
aparentemente imposibles, como un
puente de 264 metros, el puente colgante
más largo de Ecuador".
Para rezar desde lo personal
1. Donde esta ubicado el puente. Que
une. Que pasa por abajo.
2. Que quiero unir. A donde quiero ir. Que
vida quiero promover.
3. Veo un puente. Que tipo de estructura
tiene (colgante, de vigas, peatonal).
4. Que pasa con el puente, se usa, no
pasa nadie.
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5. Atravieso el puente. Que sensación
tengo. Que cosas veo. De donde vengo.
A donde llego.
6. Que cosas, lazos, uniones faltan.
7. El puente es un medio para que? Llego
a algún lado? Salgo de algún lado?
8. Que accidentes (rios, valles) tengo que
pasar con puentes. Que atravieso, que
veo.
Para compartir en comunidad
1. Que parte del puente nos costo
entender en el principio? Cuando se
escondió la esperanza?
2. Que parte del puente nos causa dolor
contruir?
3. Que partes de puente o puentecitos ya
fuimos construyendo en la Comisión de
Pastoral?
4. Que parte de la construcción del
puente es mas propia de cada uno?

El Río Lempa divide a ambos países entre los departamentos de Lempira, en Honduras, y
Cabañas, en El Salvador. Construir un puente se convirtió entonces en una de las
actividades estratégicas urgentes. Alcaldes, diputados, comunidades, ONG, Proyectos de
desarrollo; todos empezaron a apoyar la idea de un puente interfronterizo, como un medio
para solventar otros problemas, como los de salud, comercialización y comunicación.

Ante la falta de recursos suficientes, la

posibilidad de un puente vehicular fue
sustituida por la idea de un extranjero –Toni,
“El Suizo”- de construir un puente peatonal
con la comunidad, sin apelar a donaciones.
Así inició un esfuerzo de las comunidades de
ambos lados de la frontera que desencadenó
una participación ciudadana impresionante, y
permitió el logro de su principal objetivo: la
sostenibilidad de la obra.

Pero ése sólo fue el detonante para gestar un

proceso de desarrollo binacional que ahora es
liderado por la mayoría de alcaldes, en camino a establecer alianzas estratégicas
binacionales para combatir la problemáticas similares en ambos lados de la frontera.

La respuesta siempre era la misma: “Es de alabar el esfuerzo que están realizando; cuenten
con nuestro apoyo para tan importante obra”; pero todo quedaba siempre en nada. Sin
embargo la lucha continuaba. Toni llegó a Mapulaca en agosto de 2000, porque alguien le
había contado que existía un par de pueblos fronterizos de Honduras y El Salvador que
tenían un fuerte interés en construir un puente que les uniera y así resolver los múltiples
problemas por la falta de comunicación. Bajo una fuerte lluvia, el salón municipal de
Mapulaca fue insuficiente para albergar a todos los que acudieron al llamado de la
Alcaldesa porque alguien, con posibilidades de construir el puente, había llegado al pueblo.
Era la noche del 09 de Agosto de 2000. La propuesta de Toni era extraña, pero interesante,
“entre todos podemos construir ese puente que ustedes quieren, comenzando mañana”.
Todos los asistentes se regocijaron ante semejante oferta. “Tengo formas para conseguir los
cables y tubos metálicos a través de compañías petroleras y podemos hacer un puente
peatonal que los comunique fácilmente”. Si bien es cierto, un puente peatonal no era
lo que se había buscado, pero resolvería los problemas más inmediatos.

Después de varias intervenciones de cuál sería el lugar más adecuado, Toni mostró a la
concurrencia un video donde estaban las imágenes de los más de 150 puentes, que junto
con su colega y soldador profesional, Walter Yánez, ecuatoriano, habían construido en
Ecuador, Colombia y casi medio centenar en Honduras después del Huracán Mitch. Aquellas
imágenes impactaron a los presentes. Con la experiencia de tantas obras, Toni “El Suizo”
anuncio: “Es necesario para la construcción del puente unas mil cargas de arena, mil
cargas de grava, cemento, madera, alambre... Mi condición es que las comunidades de
Mapulaca y Victoria tienen que aportar los materiales y la mano de obra, SIN EL APOYO DE
LAS INSTITUCIONES; quiero que el puente lo construyan las comunidades, no las
instituciones, la razón es muy sencilla, si ustedes lo hacen, ustedes lo cuidarán”. El reto fue
puesto sobre el tapete de discusiones y aceptado por la comunidad.

Todos sabían el lugar donde muy probablemente se construiría el puente, a unos dos
kilómetros del pueblo; no había carretera, lo que implicaba acarrear materiales por un
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camino pedregoso, escarpado; era todo un sacrificio, pero el sueño valía la pena. Un día
después, una comisión se desplazo al municipio de Victoria, en la República de El Salvador,
para hacer el planteamiento a dicha comunidad. La actitud de los pobladores de Victoria,
fue similar a la de los habitantes de Mapulaca, se comprometían a construir por sus propios
medios la obra. De esa reunión salieron con un acuerdo firmado por ambas autoridades
municipales, a sabiendas de que la obra no afectaría el presupuesto del Estado.

Desde agosto de 2000, la población empezó a movilizarse. Era común ver a un lado y otro
del río a cientos de personas; en una confusión de nacionalidades, edades, y religiones,
tras un objetivo común: construir un puente. “Recuerdo al doctor cubano, de las
brigadas medicas, que nos acompañó. Todos estábamos acarreando piedra en forma
desordenada, entonces él nos dijo, organicémonos, formemos una fila y nos pasábamos las
piedras de uno a otro. Fue más fácil y hasta mas divertido” “Eso era bonito, ver a todo
mundo trabajando juntos, este proyecto nos ha costado lágrimas, sudor, lo queremos pues”
De todo ese esfuerzo conjunto realizado por las comunidades surgió el nombre del:
“Puente del Amor” como se le conoce por los lugareños.

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Llegó el día en que apareció Toni con los cables de acero y gigantescos tubos de hierro, solo
que estaban del lado salvadoreño. Había esperado tres semanas por un helicóptero
hondureño que no tenía la capacidad de levantar las cargas y otras seis semanas por uno
norteamericano que tuviera

mas potencia.“Nuestro pedido por escrito a la Presidencia de Honduras tomó dos semanas
para ser re-enviada y recomendada al Embajador de Estados Unidos en Honduras. El
Embajador, después de otras dos semanas, envió una recomendación al Comandante en
Jefe del Comando Sur de E.E.U.U. en Miami que decía: Yo creo que proveer asistencia de
transporte aéreo para semejante proyecto valioso demostraría una vez más la voluntad de
la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, de participar en esfuerzos humanitarios significativos en
la región”. Pero en el Comando Sur, el proceso se quedó dando vueltas nuevamente. Walter
y Toni regresaron a la frontera Mapulaca – Victoria, juntaron a los líderes del lado hondureño
y salvadoreño y explicaron: “Todos tienen la buena voluntad de ayudar, todos piensan que
es un puente importante. Pero nadie nos da un sí, menos un cuando. Puede ser que lo
hagan la próxima semana, talvez el próximo mes, o tal vez el próximo año, no sabemos.
Disculpen”. Tanto papeleo, burocracia, trámite, no podían echar a perder un sueño, pero era
necesario trasladar ese material al lado hondureño. En medio de la reunión, Toni expresó:
Podemos hacerlo a mano. Un rayo de esperanza iluminó el rostro de los presentes. ¿A
mano?

¿Estos fierros? decían incrédulos. La idea era llevar los tubos hasta el filo y hacerlos cruzar
por aire. “Terminemos el puente antes de navidad” dijo alguien. “Sería un regalo precioso”
dijo otro salvadoreño. Un hondureño acotó:“En su ausencia un joven herido se murió en la
orilla y una señora tuvo que dar a luz en el monte por falta de un puente”.La decisión
estaba tomada ¡Lo harían a mano!!! Construyeron un sistema de cables usando un arreglo
de tensión controlada con poleas. Este sistema permitió cruzar de manera segura y sobre
el río los elementos de 1,200 Kilos hasta el lado hondureño. Durante una semana, unos
sesenta hombres lograron con sus manos, utilizando palos y lasos, lo que el ejército más
poderoso del mundo podía haber hecho en una hora.

El trabajo continuó durante una semana más, Honduras contribuía con la madera
necesaria, 440 tablones, 110 vigas, todos de madera fina, la cual es escasa en El Salvador,
quien contribuyó con 400 bolsas de cemento. Más de 100 personas se juntaban a uno y otro
lado del río para acarrear en sus espaldas la arena, grava y piedra necesaria, además,
del cemento y madera. Luego hicieron la mezcla, cortaron y pegaron las gradas, en fin todo
un esfuerzo que se escribe fácilmente, pero que se realizó por hombres, mujeres, niños,
bajo un sol abrasador y unos 40 grados centígrados. El ánimo de toda esta gente era
impresionante.

Cualquier ayuda era bien recibida, “No nos alcanzaban las hieleras cargadas de limonada o
fresco natural que llegaban a diario para todos los que trabajábamos en el puente”. Fueron
3 meses en los que abundaron las anécdotas e historias de alegría que vivieron dos
pueblos, un esfuerzo que será recordado por siempre.

El día de la inauguración estaban invitadas las más altas autoridades de ambos países y
pobladores; en total, mas de dos mil personas, para dar por
inaugurado oficialmente “El Puente del Amor”. Los discursos
iniciaron, justo en el centro del puente. Las personas que
durante tres meses compartieron el mismo trabajo desde cada
extremo del puente, intercambiaron toda clase de historias y
sobraron los recuerdos tristes que hubieran podido evitarse,
-sobre todo para hondureños- si el puente hubiera existido
cuando el amigo, paisano o familiar enfermo urgía de una ayuda
medica.

La alianza binacional continua, su sueño ahora es tener un

puente vehicular, como fue la idea original. Los sueños ahora
son más grandes. El puente ya no es su meta; su fin, es solo una
actividad dentro de un plan de desarrollo binacional en el que
trabajan Mapulaca y Victoria junto a las organizaciones y
proyectos que están en la zona.
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“Hoy tenemos un Río Lempa que no nos divide, nos une, compartimos su riqueza,
seremos causa y efecto de su problemática, las comunidades han demostrado su voluntad
al construir un puente peatonal con sus propios esfuerzos, pero vendrán nuevos retos,
un puente vehicular, EL DESARROLLO SOSTENIBLE DE LA ZONA” Aura Escalante, Ex
Alcaldesa de Mapulaca,

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