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ANDRE MARTINET ELEMENTOS DE LINGUISTICA GENERAL JULIO CALONGE RUIZ SEGUNDA EDICION REVISADA i BIBLIOTECA ROMANICA HISPANICA EDITORIAL GREDOS © EDITORIAL GREDOS, 8. A,, Sincher Pacheco, 81, Madrid, 1978, para la versién espafiola, Titulo original: ELEMENTS DE LINGUISTIQUE GENERALE, Limam Anwaxo COLIN, Paris, 1960, Panera eoiex6x, mayo de 1966 ‘SecuNDA rorci6s, febrero de 1968 “ reimpresién, mayo de 1970, 28 reimpresién, junio de 1972 3 reimpresién, diciembre de 1974 449 reimpresién, octubre de 1978, Depésito Legal: M. 28661 -1978 ISBN 84:249.1137-7, Rustica. ISBN 84.249-11385. Tela, Graficas Céndor, S. A., Sinchez Pacheco, 81, Madrid, 1978,— 4936. Capitulo 4 LA LINGUISTICA, EL LENGUAJE Y LA LENGUA 1-1. La linglitstica, disciptina no prescriptiva La lingtifstica es el estudio cientifico del lenguaje humano. Un estudio se lama cientifico cuando se funda sobre Ja observacién de los hechos y se abstiene de proponer una seleccién entre estos hechos en nombre de ciertos prin cipios estéticos 0 morales, «Cientifico» se opone, pues, a «prescriptivos, En el caso de la lingitistica es particularmen- te importante insistir sobre el cardcter cientifico y no pres- criptivo de su estudio, Al ser el objeto de esta ciencia una actividad humana, hay una gran tentacién de abandonar el dominio de 1a observacién imparcial para recomendar un determinado comportamiento, de no anotar Jo que realmente se dice, sino de dictar Io que es preciso decir. La dificultad que existe para separar la lingiifstica cientifica de la gramé. tica normativa recuerda la que existe para separar de la mo- ral una verdadera ciencia de las costumbres. La historia nos muestra que, hasta una fecha muy reciente, la mayor parte de los que se han ocupado del lenguaje o de las lenguas lo han hecho con intenciones prescriptivas proclamadas 0 eviden- ry 2 Elementos de lingiiistica generat tes. Todavia hoy, la mayor parte de Ia gente, incluso Ta culta, ignora casi Ja existencia de una ciencia del lenguaje distinta de la gramética escolar y de la actividad normativa de es- critores y periodistas, Pero el lingiiista contempordneo, ante expresiones como te pido to hagas pronto, el negocio que te he hablado, es por eso que decimos, se aparta tanto de la virtuosa indignacién del purista como de la alegria no con- tenida del iconoclasta. Ve ahi simplemente hechos que debe anotar y explicar en el cuadro de los usos en que ellos apa- recen, No se saldra’de su papel si sefiala las protestas o las burlas de ciertos auditorios y Ja indiferencia de otros, pero, Por su parte, se abstendra de tomar partido. 1-2, Cardcter vocal del tenguaje EI lenguaje que estudia el lingitista es el del hombre. No habria necesidad de precisar esto, porque los otros empleos que se hacen de Ia palabra «lenguaje> son casi siempre me- taféricos: el elenguaje de los animales»-es una invencién de Jos fabulistas, el «lenguaje de las hormigas» supone mas bien una hipétesis que un dato de observacién, el «lenguaje de las flores» es un cédigo como tantos otros. En el hablar corriente, «el lenguaje» designa propiamente la facultad que tienen los hombres de entenderse por medio de signos voca- les. Merece 1a pena detenerse en este caracter vocal del Ienguaje. En los pafses civilizados, desde hace algunos milenios se hace uso con mucha frecuencia de signos pic- t6ricos o grificos que corresponden a los signos vocales del Ienguaje. Esto es fo que se lama escritura. Hasta la inven- cién del fondgrafo, todo signo vocal emitido era percibido jinmediatamente 0 quedaba perdido para siempre. Por cl contrario, un signo escrito duraba tanto cuanto durara su soporte: piedra, pergamino 0 papel, y los rasgos dejados so- La lingiiéstica, el tenguaje y ta lengua B bre este soporte por el burl, el estilo o la pluma. Es Jo que se resumfa por medio del proverbio verba volant, seripta manent. Este cardcter definitivo de cosa escrita ha dado a ésta un prestigio considerable, Bajo la forma escrita se trans- miten hasta nuestros dfas las obras literarias (por otra parte, asi Hamadas precisamente por esta forma escrita) que cons- tituyen atin Ja base de nuestra cultura, Las escrituras alfa- béticas ofrecen para cada signo una sucesién de letras, bien separadas en los textos impresos, que la escuela ha ensefiado conocer; cualquier espafiol instruido sabe cules son los componentes del signo escrito caballo, pero le costaria es- fuerzo distinguir Ios componentes del signo vocal corres- pondiente, De hecho, todo concurre para que se identifiquen en el espiritu de las gentes instruidas el signo vocal y st equivalente grafico y para que este tiltimo se imponga como el ‘nico representante vélido del complejo, Esto no debe hacer olvidar que los signos del lenguaje humano son con prioridad vocales, que, durante centenas de miles de afios, estos signos han sido exclusivamente vocales, ¥ que todavia hoy la mayoria de los seres humanos saben hablar sin saber leer. Se aprende a hablar antes de aprender a leer; 1a lectura viene a doblar Ia palabra, jamés al contra- rio, El estudio de la escritura representa una disciplina dis- ta de la Tingilistica, aunque, précticamente, es uno de sus anexos. Asf, pues, el lingiiista hace abstraccién, por principio, de los hechos de grafia. No los tiene en cuenta mas que en Ja medida, en total restringida, en que los hechos de grafia influyen en Ia forma de los signos vocales. 1-3. El lenguaje, institucién humana Con frecuencia se habla del lenguaje como de una fa cultad humana. Nosotros mismos hemos empleado este tér: 4 Elementos de lingilistica generat mino mas arriba, pero sin concederle un valor riguroso. Es probable que las relaciones del hombre y de su lenguaje sean de naturaleza demasiado particular para que se pueda deliberadamente colocar a este tiltimo en un tipo més amplio de funciones determinadas. No se podria afirmar que el lenguaje sea el resultado de Ia actividad natural de algin 6rgano, como lo son Ia respiracién 0 el andar, que consti- tuyen, por asf decitlo, la razén de ser de los pulmones y las piernas. Se habla,-es cierto, de érganos de la palabra, pero se afiade, en general, que la primera funcién de cada uno de estos érganos es otra cualquiera: Ia boca sirve para la ingestién de los alimentos, las fosas nasales para la respira- cién, y asi sucesivamente. La circunvolucién del cerebro en que se ha querido ver el asiento de la palabra, porque sus lesiones estén frecuentemente unidas a la afasia, tiene algo que ver probablemente con el ejercicio del lenguaje, pero nada prueba que ésa sea su funcién primera y esencial. En esta situacién se ha pensado en situar el lenguaje entre las instituciones humanas, y esta manera de ver ofre- ce ventajas indudables, pues las instituciones humanas sur- gen de la vida en sociedad. Este es precisamente el caso del lenguaje, que se concibe esencialmente como un instrumento de comunicacién. Las instituciones humanas suponen el ejer- cicio de las més diversas facultades. Pueden hallarse muy extendidas 0 incluso ser universales, como el lenguaje, sin aparecer idénticas de una comunidad a otra. La familia, por ejemplo, caracteriza tal vez a todos Ios grupos humanos, pero se manifiesta en diferentes partes bajo formas sas, Igualmente el lenguaje, idéntico en sus funciones, difie- re de una comunidad a otra, de tal manera que no puede funcionar més que entre individuos de un grupo determi nado. Como las instituciones no son en modo alguno datos previos, sino productos de la vida en sociedad, no son inmu- La lingiitstica, el lenguaje y ta lengua 15 tables. Son capaces de cambiar por la presién de necesida- des diversas y por la influencia de otras comunidades. Pues bien, veremos que las diferentes modalidades del lenguaje que son las lenguas no se comportan de otro modo. 1-4. Las funciones det tenguaje ‘Sin embargo, decir que el Ienguaje es una institucién es algo que informa imperfectamente sobre la naturaleza de este fenémeno. Designar una lengua, aunque sea metaféri camente, como un instrumento Hama la atencién muy util: mente sobre aquello que distingue la lengua de muchas otras, instituciones. La funcién esencial del instrumento que es una lengua es la de la comunicacién. El francés, por ejemplo, es, ante todo, el mecanismo que permite a las personas ede lengua francesa» entrar en relacién unas con otras. Veremos que si todas las lenguas se modifican a tra vés del tiempo, ello acontece esencialmente para adaptarse del modo mas econémico posible a satisfacer las necesidades de comunicacién de las comunidades que las hablan. No obstante, deberd tenerse en cuenta que el lenguaje ejerce otras funciones que Ia de asegurar la mutua com prensién. En primer lugar, el lenguaje sitve, por asi decirlo, de soporte al pensamiento, hasta el punto de que es posible hhacerse la pregunta de si una actividad mental a la que falta- ra el marco de una lengua mereceria propiamente el nombre de pensamiento. Pero corresponde a los psicélogos, no a los Jingitistas, dar su opinién sobre este punto. Por otra parte, €l hombre emplea con frecuencia su lengua para expre- sarse, es decir, para analizar lo que siente sin ocuparse excesivamente de las reacciones de eventuales oyentes. En- cuentra en ella, al mismo tiempo, el medio de afirmarse 16 Elementos de lingitistica general ante s{ mismo y ante otros sin que en realidad tenga deseos de comunicar nada. Se podria igualmente hablar de una funcién estética del lenguaje que serfa dificil analizar, de tal manera que se entremezcla estrechamente esta funcién con las de comunicacién y expresién. En tltimo andlisis, es la comunicacién, es decir, la comprensién mutua, la que es preciso retener como funcién central del instrumento que es la lengua, Es notable, a este respecto, que las sociedades reprimen por medio de la burla el soliloquio, es decir, el empleo del lenguaje con fines puramente expresivos. El que quiera expresarse sin temor a censura debe encontrar un pilico ante el cual representar la comedia del intercambio lingiiistico. Por otra parte, todo indica que la lengua de cada individuo se corromperia répidamente si no existiera la ne- cesidad de hacerse comprender. Esta necesidad permanente mantiene el mecanismo en buen estado de funcionamiento. 1-5. ¢Las lenguas son nomenclaturas? Segin una concepeién muy ingenua, pero bastante exten- ida, una lengua serfa un repertorio de palabras, es decir, de producciones vocales (0 gréficas), cada una de las cuales corresponderia a upa cosa. A un determinado animal, el ca- ballo, por ejemplo, el repertorio particular conocido por el nombre de lengua éspafiola haria corresponder una produc- cién vocal determinada que la ortografia representa por Ia forma caballo; las diferencias entre las lenguas se reducirfan a diferencias de designacién; para caballo el francés dirfa cheval, el inglés horse y el alemén Pferd. Aprender una nue- va lengua consistiria simplemente en retener en la memo- ria una nueva nomenclatura en todo paralela a la anterior. Los casos aislados en los que es preciso establecer altera- La lingiiistica, el lenguaje y ta lengua ww ciones en este paralelismo constituirian los «idiotismos». Las mismas producciones vocales estarian normalmente com- puestas, en todas las lenguas, de los mismos sonidos; las iinicas diferencias de una lengua a otra comsistirian en la eleccién y agrupamiento de esos sonidos para cada palabra, Esta concepcién ingenua se confirma cuando se piensa en Ja grafia més que en los sonidos, en raz6n al empleo del mismo alfabeto para Jas lenguas mds diversas; los rétulos cheval, horse, Pferd utilizan, efectivamente, las letras de un mismo alfabeto: la ¢ en las tres palabras, la ft en cheval y horse, la r en horse y Pferd, etc. Ciertamente es preciso es tablecer que para el ofdo no se reduce todo a diferencias en Ia eleceién y ordenacién de los mismos elementos; en- tonces se habla ingenuamente de «acento». Un «acento» repre- sentarfa algo un tanto marginal que se sobreafiade a la articu- lacién normal de los sonidos del lenguaje y que seria un poco ridiculo y casi inconveniente intentar imitar cuando se aprende una lengua distinta de la propia. 1-6. El lenguaje no es un calco de ta realidad Esta nocién de la lengua repertorio se funda en Ta idea simplista de que el mundo en su totalidad se clasifica, con anterioridad a la visién que de 1 tienen los hombres, en categorias de objetos perfectamente distintos, cada una de Jas cuales recibe necesariamente, una designacién en cada Jengua, Esto que, hasta. cierto punto, es verdadero cuando se trata, por ejemplo, de especies de seres vivientes, no lo es en otros campos. Podemos considerar como natural la di- ferencia entre el agua que fluye y Ia que no fluye, pero den- ‘tro de estas dos categorias, gquién no advierte lo arbitraria “que es Ja subdivisi6n en océanos, mares, Iagos y estanques, 0 pe uinctistiea—2 18 Elementos de lingitistica general en rios importantes, afluentes, arroyos y torrentes? La. co munidad de civilizacién produce, sin duda, el hecho de que Para los occidentales el Mar Muerto sea un mar y el Gran Lago Salado, un lago, pero no impide que s6lo los franceses distingan entre 1f0 que desemboca en el mar (fleuve), y afluente que lleva sus aguas a otro rio (riviére). En otro cam- Po, el francés expresa con el mismo térmiino bois un lugar Plantado de Arboles, Ia madera en general, la madera de cons- truccién, la madera de quemar, aparte de usos més especia- les del tipo bois de cerf xcuernos de ciervo». El danés tiene una palabra, tre, que designa el arbol y la madera en ge- neral y, en concurrencia con tommer, la madera de construc- cién; pero no utiliza esta palabra para un lugar plantado de Arboles, que se dice skov, ni para la madera de quemar, que se dice breende, Para los principales sentidos de la palabra francesa bois, el espatiol distingue entre bosque, madera, lefia; el italiano, entre bosco, legno, legna, legname; el ale. mén, entre Wald, Gehitz, Holz; el ruso, entre les, dérevo, drovd. Cada una de estas palabras es susceptible de aplicarse cosas para as que el francés usaria otra palabra distinta de «bois»; el aleman Wald es preferentemente «bosque»; el uso dérevo, como el danés tre, corresponde normalmente al espafiol drbol. En el espectro solar, un espafiol, como la mayor parte de los occidentales, distingue entre violeta, azul, verde, amarillo, naranja y rojo. Pero estas distinciones no se encuentran en el espectro mismo donde no hay mas que un todo continuo del violeta al rojo. Este todo conti nuo se articula de modo diverso' segin las lenguas. Sin salir de Europa, en bretén y en galés, una sola palabra, glas, se aplica a una parte del espectro que cubre aproximadamente las zonas del azul y el verde. Es frecuente que lo que nos- otros Hamamos verde, se halle dividido entre dos unidades, de las que una cubre una parte de Io que nosotros designa. La lingitistica, ef Lenguaje y la tengua 19 mos como azul y la otra lo esencial de nuestro amarillo. Ciertas lenguas se conforman con dos colores basicos que corresponden groseramente a las dos mitades del espectro. Todo esto vale del mismo modo para aspectos més abstrac- tos de Ia experiencia humana. Es sabido que palabras como inglés wistful, alemén gemiiflich, ruso nicevé, no correspon- den en espafiol a nada determinado. Incluso palabras como espafiol tomar, francés prendre, inglés take, alemén nehmen, ruso brat’, consideradas como equivalentes, no son emplea- das siempre en las mismas circunstancias, 0 dicho de otro modo, no cubren exactamente el mismo campo semantico. De hecho, corresponde a cada lengua una organizacién particular de los datos de la experiencia. Aprender otra lengua no es poner nuevos rétulos a objetos conocidos, sino acostumbrarse a analizar de otro modo agque- lo que constituye el objeto de comunicaciones lingiiisticas. 1-7. Cada lengua tiene sus tipos Acontece 1o mismo en el plano de los sonidos del len- guaje. La vocal del inglés bait no es una é francesa pronun- cciada con acento inglés, ni la de bit una i deformada del mismo modo. Es necesario darse cuenta de que, en la zona articulatoria en Ia que el francés distingue entre i y é, el inglés opone tres tipos vocilicos, representados, respectiva mente, en las palabras beat, bit y bait, tipos perfectamente irreductibles a i, € del francés. La consonante que la orto- grafia espafiola nota con s y que se pronuncia en Castilla de una manera que recuerda un poco la inicial del francés chien, no es ni tampoco ch francesas. De hecho, entre cier- tas modalidades articulatorias, el francés retiene dos tipos, Jos de las iniciales de sien y chien; el espafiol no posee mas que uno que no se podria identificar con la inicial de sien — 20 Elementos de lingitistica generat nl con la de chien. Lo que se llama «acento» extranjero pro- | viene de la identificacién abusiva de unidades fénicas de dos lenguas diferentes. Ver en la initial del espatol todo, francés tout, inglés tale, alemén Tat, ruso tuz, variantes de tun mismo tipo, es tan peligroso y erréneo como considerar que espafiol tomar, francés prendre, inglés take, alemén nehmen, ruso brat’, responden a una misma realidad preexis- tente a estas designaciones. 1-8 La doble articulacién det lenguaje Se oye decir con frecuencia que el lenguaje humano es articulado. Los que asi se expresan tendrian probablemente dificultad para definir exactamente lo que ellos entienden Por esto. Pero no hay duda de que este término responde a um rasgo que caracteriza efectivamente a todas las lenguas. Conviene, no obstante, precisar esta nocién de articulacién del lenguaje y tener en cuenta que se manifiesta en dos planos diferentes; cada una de Jas unidades que resultan de una primera articulacién es a su vez articulada en unidades de otro tipo. La primera articulacién del lenguaje es aquella con arreglo a la cual todo hecho de experiencia que se vaya a transmitir, toda necesidad que se desee hacer conocer a otra persona, se analiza en una sucesién de unidades, dota- das cada una de una forma vocal y de un sentido. Si sufro dolores de cabeza, puedo manifestarlo por gritos. Estos pueden ser involuntarios; en este caso dependen de la fisio- logia. También pueden ser mas 0 menos voluntarios y des- tinados a hacer conocer mis sufrimientos a los que me r0- dean. Pero esto no basta para hacer una comunicacién lin- agilistica. Cada grito es inanalizable y corresponde al conjun- to inanalizable de Ja sensacién dolorosa. La situacién es dis- La lingilistica, el tenguaje y ta lengua 2 tinta si pronuncio la frase me duele fa cabeza. Aqui ninguna de las cuatro unidades sucesivas, me, duele, la, cabeza, co- rresponde a lo gue tiene de especifico mi dolor. Cada una de ellas puede encontrarse en cualquier otro contexto para comunicar otros hechos de experiencia: duele, por ejemplo, en duele la ingratitud, y cabeza, en se ha puesto a la cabeza. Es manifiesta la economfa que representa esta primera ar- ticulacién. Se podria imaginar un sistema de comunicacién en el que a una situacién determinada, a un hecho de expe- riencia dado correspondiera un grito particular. Pero basta pensar en la infinita variedad de estas situaciones y de estos hechos de experiencia para comprender que si semejante sistema debiera rendir los mismos servicios que nuestras Ienguas tendria que comprender una cantidad de signos dis- tintos tan considerable que la memoria del hombre no po- dria almacenarlos. Algunos millares de unidades, como ca- beza, duele, fa, me, ampliamente combinadas nos permiten hacer més comunicaciones que las que se podrian conseguir con millones de gritos inarticulados diferentes. La primera articulacién es Ia manera segin la cual se dispone la experiencia comin a todos los miembros de una comunidad lingiifstica determinada, Solamente hay comuni- cacién lingiiistica en el cuadro de esta experiencia, limitada necesariamente a aquello que es comin a un mimero consi: derable de individuos. La originalidad del pensamiento no se podré manifestar mas que con una disposicién inesperada de las unidades. La experiencia personal, incomunicable en su unicidad, es analizada en una sucesién de unidades, cada tuna de ellas de débil especificidad y conocida por todos los miembros de la comunidad. Se conseguira una mayor espe: cificidad afiadiendo nuevas unidades, por ejemplo, adjetivos a un nombre, adverbios a un adjetivo, en general determi- nantes a un determinado. 2 Elementos de lingitistica general Cada una de estas unidades de la primera articulacién presenta, como hemos visto, un sentido y una forma vocal (© fénica). Pero no puede ser analizada en unidades sucesi- vas més pequefias dotadas de sentido. El conjunto cabeza quiere decir «cabeza» y no se puede atribuir a ca, a -be- y a -2a, sentidos distintos cuya suma sea equivalente a «cabe- za». Pero la forma vocal es analizable en una sucesién de unidades, cada una de las cuales contribuye a distinguir cabeza de otras unidades como cabete, majeza o careza Esto es lo que se designaré como la segunda articu- lacién del lenguaje. En cabeza, estas unidades son seis; podemos representarlas por medio de letras que, por acuer- do, son colocadas entré barras oblicuas, esto es, /kabe6a/, Es evidente la economia que representa esta segunda articu. lacién. Si tuviéramos que hacer corresponder a cada unidad significativa minima una produccién vocal especifica e ina- nalizable, tendrfamos necesidad de distinguir millares, 10 que seria incompatible con las posibilidades articulatorias y Ja sensibilidad auditiva del ser humano. Gracias a la segun- da articulacién, las lenguas pueden limitarse a algunas de- cenas de producciones fénicas distintas que se combinan para obtener la forma vocdlica de las unidades de Ja primera articulacién: casa, por ejemplo, utiliza dos veces 1a unidad fénica que representamos por medio de /a/ y coloca delante de estas dos /a/ otras dos unidades que notamos: /k/ y /s/. 1-9, Las unidades tingiitsticas de base Un emunciado como me duele 1a cabeza o una parte de dicho enunciado que tenga sentido, como me duele 0 cabeza, se Hama signo lingiifstico. Todo signo linglifstico se com- pone de un significado, que es su sentido o su valor, La lingiiistica, el lenguaje y la lengua 23 que se notaré entre comillas («me duele la cabeza», «me duele», «cabeza»), y de un significant, en virtud del cual se manifiesta el signo, que se representara entre barras oblicuas (/me duele la kabefa/, /me ducle/, /kabeds/). En fl lenguaje corriente se reservarfa el nombre de signo al significante. Las unidades que ofrece la primera articulactén, con su significado y su significante, son signos, mejor dicho, signos minimos, pues ninguno de ellos podria ser analizado fen una sucesién de signos. No existe un término universal mente admitido para designar estas unidades. Emplearemos agui el de monema. ‘Como cualquier otro signo, el monema es una unidad de dos caras; por tna parte, el significado, su sentido o su valor, y por otra parte, el significante, que reviste forma fénica y {que est compuesto de unidades de Ia segunda articulacién. Estas tltimas son Hamadas fonemas. En el enunciado que venimos utilizando hay cuatro mo- nemas que coinciden con Jo que en Ia lengua corriente se llama palabra: me, duele, Ia, cabeza. Pero no se debe sacar de aqui la conclusién de que emonema» no es mas que un equivalente culto de «palabra». En la palabra como hay dos monemas: com- /kom/, que designa cierto tipo de accién, y -o /o/, que designa a la persona que habla. Tradicional mente s¢ distingue entre com- y -o diciendo que el uno es un semantema y el otro un morfema. Esta terminologia tiene cl inconveniente de sugerir que s6lo el semantema estarfa dotado de sentido, mientras que el morfema estarfa privado de 41, lo que es inexacto, En la medida en que la distincién ¢s itil, seria mejor designar como lexemas simples a los monemas cuyo ligar est4 en el Iéxico y no en Ja gramética, y conservar morfema para designar los que como -0 apa ecen en las graméticas. Los monemas como para 0 com, que figuran en el léxico y en la gramatica, deben clasificarse a ry Elementos de linglitstica general entre los morfemas, Hay que tener en cuenta que el lexema com- figura tradicionalmente en el léxico bajo la forma comer, €s decir, se le encuentra disfrazado con el morfema -er del infinitivo, 1-10. Forma lineal y cardcter vocal Toda lengua se manifiesta en Ia forma lineal de enuncia- dos que representan Io que se lama frecuentemente cadena hablada. Esta forma lineal del lenguaje humano deriva en tiltimo andlisis de su caracter vocal; los enunciados Vocales se desarrollan necesariamente en el tiempo y el ofdo los percibe necesariamente como una sucesién. La situacién es diferente cuando Ia comunicacién es de tipo pictérico y percibida por la vista. El pintor, en efecto, pinta los elemen- tos de su cuadro sucesivamente, pero el espectador percibe el mensaje en su conjunto, o bien aplicando sucesivamente su atencién a los elementos del mensaje siguiendo un orden cualquiera, sin que el valor del mensaje se vea afectado por ello. Un sistema visual de comunicacién, como el que repre- senta la sefializacién de carreteras, no es lineal, sino de dos dimensiones. El cardcter lineal de los enunciados explica la sucesividad de los monemas y de los fonemas. En esta str cesién, el orden de los fonemas tiene el mismo valor distin. tivo que Ia eleccién de un fonema determinado: el signo sal /sal/ contiene los mismos fonemas que el signo as /las/, sin que se confunda con él, La situacién es algo diferente en Jo que se refiere a las unidades de Ja primera articulacién, En efecto, el francés fe chasseur tue te lion tiene significa: eign distinta de le lion tue te chasseur, pero no es raro que un signo pueda cambiar de lugar en un enunciado sin modifi cacién apreciable de sentido: estard alli el martes y el mar- tes estard alli. Por otra parte, es bastante frecuente que los Jexemas admitan morfemas que, por indicar su funcién en oe . La lingiitstica, et lenguaje y ta tengua 25 el enunciado, es decir, sus relaciones con los otros signos, les permiten figurar en diferentes posiciones sin afectar real- mente al sentido del conjunto. Este es, por ejemplo, el caso del latin, donde puerum, suficientemente caracterizado como objeto por el segmento -wit, puede figurar indistintamente antes 0 después del verbo: puer-um uidet 0 uidet puer-um. 1-11, La doble articulacién y ta economia det tenguaje El tipo de organizacién que acabamos de esbozar existe en todas las lenguas descritas hasta la fecha. Parece que se impone a las comunidades humanas como el mejor adap- tado a las necesidades y a los recursos del hombre. Sélo la economfa que resulta de las dos articulaciones es capaz de obtener un instrumento de comunicacién de empleo general que permite transmitir tanta informacién con tanta facili- dad, Ademés de 1a economia suplementaria que representa, Ja segunda articulacién tiene la ventaja de hacer 1a forma del significante independiente del valor del significado correspondiente y de este modo asegurar tuna estabilidad mayor a Ia forma lingiifstica. Es evidente, en efecto, que en una lengua, en la que correspondiera a cada palabra un grufiido particular e inanalizable, nada im- pediria a las personas modificar ese grufido en el sentido en ¢l que a cada una de ellas le pareciera mas descriptivo del objeto designado, Pero, como en este punto seria impo- sible alcanzar la unanimidad, se Megaria a una inestabilidad erénica poco favorable al mantenimiento de la comprensién. La existencia de una segunda articulacién asegura este man- tenimiento uniendo Ia suerte de cada uno de los componen- tes del significante, por ejemplo, cada uno de los tramos de sal /s/, /af, /\/, no al sentido del significado correspondien- 6 Elementos de lingiitstica general te (aqui «sal»), sino al de los componentes de otros signi- ficantes de la lengua, la /s/ de silla, la /a/ de cabe, la /I/ de ‘mole, etc. Esto no quiere decir que Ia /s/ 0 la /I/ de sal no pueda modificarse en el curso de los siglos, sino que, en el caso de que cambie, no podri hacerlo sin que al mismo iempo y en el mismo sentido cambie también la /s/ de silla 0 1a /I/ de mole, 1+12, Cada lengua tiene su propia articulacién Si todas las Ienguas coinciden en practicar la doble ar- ticulacién, todas difieren en cuanto al modo como los usue- rios de cada una de ellas analizan los datos de la experiencia yen cuanto a la manera como aprovechan las posibilidades ofrecidas por los érganos de la palabra. En otros términos, cada lengua articula a su modo tanto los enun- ciados como los significantes. En las circunstancias en que un espaiiol dice me duele la cabeza, un francés dice j'ai mal a la téte, En el caso del francés, el sujeto del enunciado sera el que habla; en espafiol, la cabeza que sufre. La expresién del dolor sera nominal en francés, verbal en espafiol, y la atri bucién de este dolor se hara en el primer caso a Ia cabeza; en el segundo, a la persona indispuesta, Importa poco que el francés pudiera también decir la téte me fait mal. Lo deci- sivo es que, en una situacién dada, el francés y el espafiol habrén recurrido de una manera natural’a dos andlisis com- pletamente diferentes. En el mismo orden de.ideas, se pue- den comparar los equivalentes: latin poenas dabant y espa- fiol eran castigados; inglés smoking prohibited, ruso kurit" vospresédetsja y francés défense de fumer; alemén er ist auverlissig y francés on peut compter sur tui. La lingiitstica, et tenguaje y ta lengua 21 Sabemos ya que as palabras de una lengua no tienen equivalentes exactos en otra. Esto est, naturalmente, de acuerdo con la variedad de anilisis de los datos de la expe- riencia. Es posible que las diferencias de anélisis leven con- sigo un modo diferente de considerar un fenémeno, o bien que una concepcién diferente de un fenémeno produzca un anélisis diferente de la situacién. De hecho, no es posible hacer Ia distincién entre uno y otro caso. En lo que se refiere a la articulacién de Jos significantes, hhay que precaverse de juzgar los hechos tomando como base Jas grafias, incluso cuando se trata de transcripciones y no de formas ortogrificas. Si se parte de /Ze mal a la tet/ y /me duele la kabeOa/, no se debe pensar que la primera /a/ de /kabea/ cubra la misma realidad lingiifstica que Ia /a/ de /mal/. En francés, donde la /a/ de mal se distingue de ta /4/ de méle, la primera no puede tener mas que una articulacién poco profunda, mientras que la /a/ de cabeza, tinica vocal abierta del espafiol, tiene mucha mds amplitud. Razones de economia hacen que se transcriban por medio de los mismos caracteres los fonemas de dos lenguas diferentes. 1-13, Nitmero de monemas y de fonemas EI niimero de enunciados posibles en cada lengua es te6- ricamente infinito, porque no existe limite para el niimero de monemas sucesivos que un enunciado puede contener. La lista de los monemas de una lengua es, en efecto, una lista abierta, Es imposible determinar precisamente ‘cudntos monemas distintos presenta una lengua, porque en toda comunidad se manifiestan a cada instante nuevas nece- sidades que hacen nacer nuevas designaciones. Las palabras que un civilizado de nuestra época es capaz de emplear 0 28 Elementos de lingiitstica generat comprender se cuentan por decenas de millar. Pero muchas de estas palabras estin compuestas de monemas, bien sus- ceptibles de aparecer como palabras independientes (por ej, sello-postal, autopista), bien limitados a la composicién (por ej, en termostato, telégrafo). De ello resulta que los mone- mas, incluso con Ja ayuda de desinencias como -mos y de sufijos como -able, son mucho menos numerosos que las, palabras. La lista de los fonemas de una lengua es una lista ce- rrada, El castellano, por ejemplo, distingue 24 fonemas, ni ‘mais ni menos. Lo que hace con frecuencia delicada la respues- ta a Ia pregunta «;cudntos fonemas tiene tal lengua?» es el hecho de que las Ienguas de civilizacién, que se hablan en amplias zonas, no presentan una perfecta unidad y varfan algo de regién a regin, de una clase social a otra, de una genetacién a otra generacién. Estas variaciones no impiden, en general, 1a comprensién, pero pueden llevar consigo dife- rencias en el inventario de unidades, tanto distintivas (fone- mas) como significativas (monemas 0 signos més amplios). Asi, el espafiol hablado en América presenta frecuentemente 22 fonemas en lugar de 24. La variedad del francés utilizado por el autor de.esta obra contiene 34 fonemas. Pero entre Jos habitantes de Paris nacidos desde 1940 no es raro un sistema de 31 fonemas. Se utiliza este ultimo, que es més simple, en la transcripcién de los ejemplos franceses, 1-14. ¢Qué es una lengua? Podemos intentar ahora formular lo que entendemos por slenguay, Una lengua es un instrumento de co- municacién con arreglo al cual la experien- cia humana se analiza, de modo diferente en —————_——- - | La lingitistica,’et tenguaje y ta lengua 29 cada’ comunidad, en unidades dotadas de un contenido semantico y de una expresién £6 nica, los monemas. Esta expresién fénica se articula a su vez en unidades distintivas y sucesivas, los fonemas, en numero determi nado en cada lengua, cuya naturaleza y rela: ciones mutuas difieren también de una lem guaa otra, Esto implica: 1°) que reservamos el término de lengua para designar un instrumento de comunicacién doblemente articulado y de manifestacién vocal, y 2°) que, aparte de esta base comtin, como lo indican las expresiones ade modo diferente» y «difieren» en la formulacién preceden- te, no hay nada propiamente lingiifstico que no pueda diferir de una lengua a otra, En este sentido es en el que se debe entender la afirmacion de que Jos hechos de lengua son «arbitrarios» 0 «convencionales», 1-15. AL margen de la doble articulacion Todas las lenguas presentan el tipo de organizacién que se acaba de describir. Pero esto no quiere deci que las len- guas no hayan recurrido a procedimientos que no entran en el cuadro de la doble articulacién. En francés, por ejemplo, es frecuente que el carécter interrogativo del enunciadlo no esté marcado més que por una clevacién melédica de la voz en la iiltima palabra. Asf se distingue muy bien entre Ia afirmacién it pleut y Ia pregunta il pleut? Esta tltima es €l equivalente de est-ce qu'il pleut?, es decir, que la elevacién de ta vor en il pleut? desempetia el mismo papel que el signo Jesk/ en la forma ortografica esi-ce que. Se puede entonces decir que esta curva melédica ¢s un signo, exactamente igual que est-ce que, con un significado: «interrogacién», y un sig- nificante perceptible: 1a elevacién de Ja voz. Pero, én tanto 30 Elementos de lingiiistica general que el significante de est-ce que se conforma a la segunda articulacién con su sucesién de tres fonemas /e s k/, y a la primera en el sentido que aparece en Ia sucesién de mone- mas, el significante de la curva melédica no hace nada de esto. En efecto, no ocupa una posicién particular en la ca- dena hablada, sino que se superpone, por asf decirlo, a las unidades de las dos articulaciones y no se puede analizar fen una sucesién de fonemas. A los hechos lingiifsticos que no se conforman a la articulacién en fonemas se les Hama frecuentemente «suprasegmentales» y constituyen un cap tulo intitulado prosodia, distinto de la fonematica cn la que se trata de unidades de la segunda articulacién, 1-16, Cardcter no disereto de la entonacién Existe una oposicién fundamental entre la diferencia me- Idica que distingue Ja afirmacién if pleut de la pregunta if pleut? y la diferencia entre dos fonemas. La fisiologia de los ‘rganos de Ia palabra produce normalmente al comienzo de un enunciado una elevacién de la voz que corresponde a una tensién progresiva y, hacia el fin del enunciado, un descenso de la vor. que corresponde a un relajamiento pro- gresivo. Si no se produce este descenso, el oyente tendra la impresién de que no se ha terminado el enunciado, que re- quiere, por ejemplo, un complemento bajo la forma de una respuesta a una pregunta, Esto es lo que se aprovecha para hacer de il pleut? el equivalente de est-ce qu'il pleut? Pero no quiere decir que Ja elevacién de Ja voz al fin de un enun- ciado tenga un valor bien determinado que se opone a otro valor bien determinado del descenso de Ia voz. La significacién exacta del enunciado variard segdn el grado de altura 0 de gravedad aleanzado, Una nota muy baja implicaré una afirma- La ling! ica, el tenguaje y la lengua 31 cién enérgica; 1a aseveracién se hard menos categGrica a.me- ida que la caida melédica sea menos répida, Al elevarse 1a curva, se pasar insensiblemente a afirmaciones matizadas de duda y por incremento de la duda, a preguntas cada vex mas dubitativas. No se trata en modo alguno de una elevacién por grados determinados en la que la eleccién de un nivel lle- varia a un enunciado radicalmente diferente, sino de una situacién en la que cualquier modificacién de la curva me- Idica lleva consigo una modificacién paralela y proporcional del sentido del enunciado, 1-17. Las unidades discretas Cuando se trata no de dos direcciones diferentes de la curva de entonacién, sino de dos fonemas, Ia situacién es dis- tinta, Las palabras pino /pino/ y vino /bino/ no se distinguen mis que por el empleo en una de ellas de /p/ all{ donde la otra tiene /b/. Se puede pasar insensiblemente de la articula- cién caracteristica de /b/ a la de /p/ reduciendo progresiva- mente las vibraciones de las cuerdas vocales. Asi, pues, fisio- logicamente encontramos aqui a misma: continuidad sin interrupcién alguna que hemos establecido para Ia elevacién de la voz. Pero mientras que todo cambio en la elevacién de Ja voz lleva consigo una modificacién quiz4 minima, pero real del'mensaje, nada parecido se produce en el caso de las vi- braciones que caracterizan a /b/ con relacién a /p/. En tanto que ellas permanecen perceptibles, la palabra pronunciada seré entendida como evino». Pero se lega a aleanzar un umbral, que puede variar con el contexto y la situacién, en el que el oyente entiende «pino», es decir, que la inicial no es ya in- terpretada como /b/, sino como /p/. El sentido del mensaje, por tanto, cambiard enteramente, Si el que habla articula 2 Elementos de lingiiistica general mal, o si hay ruido y Ja situacién no facilita mi funcién de oir, podria vacilar en interpretar lo que ogo, como es un buen vino, 0 bien es un buen pino, Pero necesariamente de- beria elegir entre una u otra interpretacién. La nocién de un mensaje intermedio no tiene sentido. Del mismo modo ‘que no se puede concebir nada que sea un poco menos evino» y un poco mis «pino», no se podria hallar una realidad lin- giifstica que no fuera del todo /b/ 0 fuera casi /p/. Todo segmento de un enunciado que sea reconocido como espafiol ha de ser necesariamente identificable bien como /b/, bien como /p/, bien como uno de los 22 fonemas restantes de Ia lengua. Se resume todo esto diciendo que Ios fonemas son unidades discretas. Este caricter discreto de los fone- mas estaba naturalmente implicito en la indicacién dada ms arriba de que los fonemas estén en nimero fijo en cada lengua. Nuestra grafia alfabética, que es en su origen un calco de la articulacién fonemitica, ha conservado bien el cardcter discreto. En un texto manusciito se puede vacilar al interpretar algin rasgo bien como u, bien como n, pero se sabe que necesariamente se trata de 2 0 de n. La lectura ‘implica la identificacién de cada letra como una unidad entre un néimero determinado de unidades, para cada una de las cuales el cajista de imprenta tiene una caja distinta, pero de ningtin modo implica la interpretacién subjetiva del detalle de Ja forma de cada letra individual. Un texto bien impreso es aquel en que las diferencias entre las a individuales sucesi- vas son tan minimas que no alteran en nada Ia identificacién de todas esas a como In misma unidad grifica, Sucede Io mismo con los enunciados y los fonemas. El enunciado ser4 tanto mas claro cuanto mis identificables scan las reali- zaciones sucesivas de un mismo fonema como una misma unidad fonica. Esto enlaza con Jo que se ha dicho antes so- bre la solidaridad que une la /s/ de silla con la /s/ de sal. La lingiitstica, el tenguaje Se trata, en efecto, de Ia misma unidad, como 1o sefiala la transcripcién idéntica, unidad que Jos hablantes tienen in terés en realizar del mismo modo, si desean facilitar 1a com- prensién de lo que dicen, Las unidades discretas son, pues, aquellas cuyo valor lin- giifstico no resulta afectado en nada por variaciones de detalle determinadas por el contexto 0 por circunstancias diversas. Son indispensable para el funcionamiento de todas Jas lenguas. Los fonemas son unidades discretas. No son unidades discretas rasgos prosédicos como los hechos de entonacién indicados més arriba. En cambio, otros hechos prosédicos, caracterizados como tales porque no se inte- gran en la segmentacién fonemdtica, son discretos como los fonemas. Se trata de Jos tomos, que se encuentran en un miimero determinado en cada lengua. No existen en espafiol ni en Ja mayor parte de las lenguas europeas; hay dos en sueco, cuatro en chino del norte, seis en vietnamita, 1-18. Lengua y habla, cdddigo y mensaje Cuando se dice que una lengua tiene 24 fonemas, se quiere decir que, en cada momento de su enunciado, el que habla debe elegir entre 24 unidades de la segunda articulacién para producir el significante que corresponda al mensaje que quiere transmitir: /b/ y no /p/ 0 /t/ 0 cualquiera otro fonema espafiol en la inicial de vino si quiero decir es un buen vino, Pero cuando se dice que un enunciado contiene 24 fonemas, se quiere decir que presenta 24 partes sucesivas, cada una de las cuales es identificable como un fonema de- terminado sin que esto implique que las 24 unidades suce- sivas sean todas unidades diferentes: el enunciado es una ‘buena nifia vontiene 13 fonemas en el sentido de que presenta be LINoUfSrIeA—3 34 13 partes sucesivas, identificables cada una de ellas como un fonema determinado. Sin efnbargo, utiliza tres veces el fo- nema /n/ y el fonema /a/, dos veces el fonema /b/ y no utiliza més que siete fonemas diferentes. Lo que agui se dice para Jos fonemas vale igualmente para unidades Jin- aiifsticas més complejas, con la diferencia de que no se puede decir cuéntos monemas o cudntas palabras tiene una Iengua, En ef mozo leva el vaso hay cinco monemas suce- sivos, pero solamente cuatro monemas diferentes. Es indispensable distinguir cuidadosamente entre, por una parte, los hechos lingiifsticos de todas clases, tales cua- Jes aparecen en los enunciados y, por otra parte, los hechos lingiifsticos en tanto que pertenecen a un repertorio del que dispone Ja persona que intenta comunicar. No corresponde al lingliista, como tal lingiiista, precisar dénde se hallan dis Ponibles en el hablante estos hechos lingiifsticos, ni tampoco Por qué procedimiento este hablante ha sido evado a hacer una eleccién conforme a sus necesidades comunicativas. Pero le es imprescindible suponer Ja existencia de una organiza- cién psicorfisioldgica que durante el aprendizaje de la lengua Por el nifio, o mas tarde si se trata de una segunda lengua, est acondicionada para permitir el andlisis, segiin las nor. mas de esta lengua, de la experiencia que se va a comuni- car y para ofrecer en cada punto del enunciado las eleccio- nes necesarias. Este acondicionamiento es lo que se lama propiamente lengua. Esta lengua, en efecto, no manifiesta su existencia més que por el discurso 0, si se prefiere, por actos del habla, Pero el discurso, los actos del habla, no son Ja Iengua, La oposicién, que es tradicional, entre lengua y habla, puede expresarse también en términos de c6 dic go y mensaje, El cédigo es la organizacién que permite Ja redaccién del mensaje y con el que se confronta cada elemento de un mensaje para obtener el sentido. La lingilistica, el tenguaje y ta tengua 35 Esta distincién, muy util, entre lengua y habla, puede evar a creer que el habla posee una organizacién indepen diente de Ja organizacién de la lengua de manera que se podria, por ejemplo, considerar la existencia de una lingtifs- tica del habla frente a la lingiifstica de la lengua. Ahora bien, ‘es necesario convencerse de que el habla no hace més que concretar Ia organizacién de la lengua. Sélo por el examen del habla y del comportamiento que determina en los oyen- tes podemos alcanzar un conocimiento de la lengua, Para eonseguirlo sera necesario que hagamos abstraccién de lo que el habla es nolinglifstico, como el timbre de voz propio de un individuo, es decir, que no forma parte de los habitos colectivos adquiridos durante el aprendizaje de la lengua. 1-19, Cada unidad supone una eleccién Entre los hechos lingiifsticos hay algunos que se mani- fiestan por simple examen de un enunciado y otros que no se idéntifican mas que por Ia comparacién de enunciados di- ferentes. Unos y otros son hechos de lengua, Sea un enum ciado como es wun buen vino; si suponemos ya realizado el andlisis en monemas y en fonemas, este enunciado nos in- forma sobre ciertos rasgos no despreciables de la estructura de Ja lengua: Suen puede aparecer después de un y antes de vino; en vino /bino/ el fonema /o/ puede aparecer al final del enunciado y el fonema /b/ en inicial de un mo- nema, etc, Todas estas posibilidades forman parte de las reglas con arreglo a las cuales se analiza en espafiol la experiencia humana y pertenecen a la lengua, Para el lin- ilista, estos xasgos tienen sobre otros la ventaja de que se manifiestan al simple examen de la reparticién respectiva de las unidades en un enunciado, No obstante, si estamos en 36 Elementos de tingiiistica general condiciones de decir algo sobre las posibilidades combina- torias de buen, es que este segmento del enunciado ha sido reconocido como una unidad particular distinta de un y de vino, Para Megar a ese resultado ha sido necesario establecer que buen en este contexto correspondia a una eleceién especifica entre un cierto mimero de adjetivos posibles. La comparacién de otros enunciados espafioles ha mostrado que en los contextos en que figura buen aparece también excelente, mal, etc. Esto indica que el hablante, mas © menos conscientemente, ha descartado todos los competi-' dores que hubieran podido figurar entre un y vino, pero que no resultaban convenientes en este caso. Decir que un oyente entiende el espafiol implica que identifica por experiencia las elecciones sucesivas que ha debido hacer el hablante, que reconoce buen como una eleccidn distinta de la de un y de Ja de vino, y que no queda excluido que la eleccién de buen ‘en lugar de mal influya en su actitud. Sucede Jo mismo en lo que concierne a los fonemas. Lo gue podemos decir sobre las posibilidades combinatorias de Jb] en fbino/ (vino) es que /b/ ha sido reconocida como ‘una unidad distintiva particular, notablemente diferente de Ja /i/ que le sigue en /bino/. Se ha establecido también que Jb/ corresponde a una eleccién especifica en la que el ha- blante ha descartado, sin duda inconscientemente, /t/ que hu- biera dado /tino/, /s/ que hubiera dado /sino/, /I/ que hu- biera dado /lino/ 0 /d/ que hubiera dado el pronunciable pero inexistente /dino/. Es cosa clara que todas las elecciones que hace el ha- blante en cada punto de su discurso no son elecciones gra- tuitas. Evidentemente, la naturaleza de Ja experiencia que va a comunicar Je leva a preferir buen a mal, vino a limo- nada. Porque el sentido reclama vino tiene que elegir en Ia inicial /b/ en lugar de /t/, /s/ 0 /I/. Pero zexisten elecciones CO La lingiifstica, el lenguaje y la lengua 37 que no estén determinadas? No hay que pensar que la elec- cién de monemas sea mas «libre» que la de fonemas. 1-20. Contrastes y oposiciones Se ve que las unidades lingiifsticas, ya sean signos 0 fo- nemas, se hallan entre si en dos tipos distintos de relaciones. Estén, por una parte, las relaciones en el enunciado que se Maman sintagmaticas y son observables directamente. Son, por ejemplo, las relaciones de buen con sus vecinos un y vino y las de /n/ con Jo/ que sigue y con /i/ que pre- cede en vino. Interesa reservar el término contrastes para designar estas relaciones. Por otra parte, se hallan las relaciones que se conciben entre unidades que pueden figurar en un mismo contexto y que, en ese contexto por lo menos, se excluyen mutuamente. Estas relaciones se Maman paradigméaticas y se les da el nombre de opo- siciones; buen, excelente, mal, que pueden figurar en los mismos contextos, estin en relacién de oposicién; sucede Jo mismo con los adjetivos que expresan colores que pueden aparecer todos entre el libro... y ...ha desaparecido, Hay oposicién entre /b/, /s/, /l/ que pueden aparecer en Ia i cial antes de /-ino/.

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