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Graciela Reyes El abecé de la pragmatica MM ARICOLLIBROS.S.L. INDICE, INTRODUCCION 1. Pragenéticn ef@8 Wi son 7 2 Bl significado del hablante 8 CaPiTvLo I. EL stoxmteano CONTEXTUAL 18 L. Oracién y em 2 La codifies 3. Qué hacer con el exceso 4. El contexto, los cont CaPfIULO TL, -QUE ES LA PRAGA 1. Definiciones oe . La sinfonia, los miisicos y 5 5. El significado intencional ae 34 | La pragmtica actual... 35 INTRODUCCION 1. PRAGMATICA ERES TC Usamos el lenguaje todos los dfas, lo usamos descuidada- mente, dificultosamente, placenteramente, artisticamente. Tene- mos conciencia de usarlo con mayor © menor correccién 0 efec- tividad, pero rara vez nos paramos a pensar en el mecanismo oculio que hace funcionar la comunicacién, es decir, en los principios que guian el empleo del lenguaje en nuestros didlo- gos con los demas. Las palabras significan por si mismas, y, sin embargo municaci6n exige mucho mas que intercambiar establecidos. Piensese en a diferencia entre preguntar quiere decir esa palabra?” y “:Qué quieres decir con esa pala- bra?” En el primer caso estamos pidiendo wna informacion so- bre el lenguaje, que se encuentra, por ejemplo, en el dicciona- rio. En et segundo caso, estamos planteando un problema de interpretacion que tiene que ver con la intencién del hablante al usar la palabra: estamos preguntando por el significado que debemos interpretar en ese contexto, La pragmiatica lingtiistica estudia esa segunda dimensin del significado, analizando el lenguaje en uso, 0, mas especifica- te, Ios procesos por medio de los cuales los seres humanos ocucimos ¢ interpretamos significados cuando usamos el len- En estos tiltimos afios, la pragmatica se ha afianzado y ex: lo de manera notable, como atestiguan varios congresos jcrnacionales multitudinarios, nuevas revistas especializadas, y ntimero creciente de libros, manuales, articulos y tesis doc- 1 estudio del uso del lenguaje no es nada nuevo (lleva, pro- nente, mas de dos milenios), pero la pragmatica es el pi to de hacer, dentro de la lingiifstica, una teoria del 8 EL AMEE DE LA PRAGMATICA significado de las palabras en su relacién con hablantes y con- textos. EI programa de la pragmatica es muy provocativo: se tra- ta de explicar, entre otras cosas, en qué consiste la interpreta: cién de un enunciado, cual es la fumcién del contexto, qué relacién hay entre el significado literal y el significado comuni- cado, por qué hablamos con figuras, cémo afecta la funcién co- municativa a la gramatica de las lenguas, Para estudiar estos fendmenos es preciso volverse hacia el usuario y observar sistematicamente qué hace con el lenguaje. Somos nosotros los que nos comunicamos, no nuestros mensa- Jes. ¥ por eso puede decirse que la pragmatica trata de nosotros, los hablantes. La pregunta zqué es la pragmitica?, que es una de las que debemos contestar en estas paginas, tiene algo en co- min con aquella del poema de Bécquer: ~ 1Qné es poess Poesia eres ti, Yd me lo preguntas? (Rima X31) A “Qué es la pragmatica?” podria contestarse también “Prag- mitica eres wi", Lo bello, fascinante y complejo de la mujer que pregunta, cn el poema de Bécquer, cualidades que la asimilan, para el poeta, a la poesfa misma, se transforma, en nuestra ver- sion prosaica, en lo bello, fascinante y complejo de nuestra ca- lad para comunicarnos por medio del lenguaje. IFICADO DEL. HABLANTE La pragmatica se ocupa de esindiar el significado lingiistico, pero no el significado de las palabras aislacias de contexto, ni de las oraciones aisladas de contexto, sino el significado de las palabras (u oraciones, o fragmentos de oraciones) usadas en ac- tos de comunicacién. EI significado del lenguaje usado se suele Hamar “significado del hablante*, y se caracteriza por ser inten- cional y depender de las circunstancias en que se produce el ac- to de la palabra Las palabras que usamos constituyen casi siempre un esbozo, un dibujo aproximado, una guia imprecisa y cambiante segiin la ocasion, guia que tiene la virtud, sin embargo, de suscitar cier- las imagenes mentales en nuestros interlocutores. Si esas image- nes coinciden aproximadamente con las que querfamos provo- INTRODUCCION 9 car, consideramos que nos hemos comunicado, El proceso es muy complicado y cuanto més se lo analiza mas se admira uno de que la comunicacién se realice con tanta frecuencia y for- tuna, Si al volver a casa después de unos dias de vacaciones en- contramos un mensaje en el contestador que dice algo como Sip Jumma, y queria decile que et martes salgo para Roma entendemos, entre otras cosas no dichas, que Juana no hablaba desde Roma, que el dia que llamé era cualquiera menos el lu- nes anterior a su salida (porque en ese caso hubiera dicho ‘ma- flana” o “mafiana martes"), y también entendemos, 0 deberia- mos entender, entre otras cosas posibles, quién es Juana y para qué nos da esa informacion, La pragmatica estudia los princi- pios regulares que gufan los procesos de interpretacion linguiis- fica. AV estudiar esos principios, la pragmatica estudia ta Ta naturaleza del lenguaje como instrumento de comunicacién. La nocién de significado del hablante se opone a la de sig- icado convencional, a veces llamado literal, que es el que las expresiones poseen por convenci6n, el que comparte toda la co- munidad de hablantes y suele estar registraco en gramaticas y diccionarios. Este nivel de significado es estudiado por la se- mintica. Problemas como la ambigitedad y la polisemia de ciertas expresiones corresponden al campo de estudio de Ia se~ mantica, En un sentido mas estricto, la semintica estudia la co- rrespondencia entre las oraciones y el mundo, es decir, las con- diciones veritativas que deben cumplirse para’ que una oracién sea verdadera 0 falsa, Al usarse el lenguaje se producen signifi- cados que desbordan el valor veritativo de las oraciones; estos significados residuales, no preestablecidos, deben ser teorizados or la pragmitica, que muchos linguistas ven como un comple- mento de Ja semantica y por lo tanto como una parte de la line ‘ifstica. El proceso de entender literalmente una expresién linguist ca es ya bastante complicado, sobre todo cuando el mensaje, que explicito, es dificil de descifrar por su tema, por su Yo" wio, y a veces porque no conocemos suficientemente al sor 0 a las circunstancias en que fue emitido. En otros ca- sos, el significado convencional de las palabras no es suficiente. Algunas expresiones como, por ejemplo, yo, este, alld, maiia- w, solo significan cuando se las pone en un contexto. Si alguien 10 ABEGE. DE LA PRAGM “ golpea la puerta y dice Abre, soy yo debo reconocer la vor para decidir a quién le abriré o no la puerta, ya que la palabra yo no remite a ninguna persona especifica, sino que meramente seiia- la al que habla. Yo y otras expresiones similares dejan de refe- rirse al mundo cuando se las saca de contexto: sin un punto de origen (un hablante en su lugar y tiempo, dotado de intencién ‘comunicativa) resultan vacias. Otras expresiones tienen pleno significado, pero este varfa segiin quién las use, cuando, y con qué intencion. Cuando de- cimos no, a veces queremos decir quizd, ¢ incluso sf, y decirle que sia un nifio no es lo mismo que decirle que sf al juez. La referencia al mundo de ciertas palabras puede también cambiar. Tibio no significa lo mismo en EL biberén estd tibio y en La cerveca std tibia: en cada caso Ta palabra tibio se refiere a una tempera- tura diferente ¢ implica una serie de cosas diferentes (entre es- tas, por ejemplo, que el bebé ya puede tomar el biberon, y que ¢s imposible beber la cerveza). La expresion el libro de Rosa no es facil de descodificar, ya que la relacién entre “el libro” y “Rosa” (si Rosa cs la autora o es la duciia del libro) depende de prineipios pragmaticos, Como veremos en los capitulos ill y tv, para seleccionar la interpreta- cidn correcta de una expresién como esta el oyente debe partir del supuesto de que el hablante esta diciendo algo pertinente y comprensible, es decir, debe partir de principios pragmaticos para establecer el significado de la expresién. Pero una vez que se llega a entender lo que alguien ha di cho (lo explicito) falta todavia un gran paso para completar la interpretaciéa de un enunciado. EI significado que el hablante quiere comunicar tiene una parte explicita y una parte implic {@, lo que no se dice pero también se comunica. Por “significa- do del hablante” debemos entender el significado completo de un enunciado, constituido por lo que el hablante quicre comu- nicar explicita ¢ implicitamente. La interpretacién de este signi- ficado es el resultado de una operacién de descodificacin (des- codificamos los signos lingiifsticos usados) y de la derivacién de inferencias: inferimos lo que se nos quiere decit, que no suele estar totalmente explicito, En las paginas que siguen inte Ja pragmatica actual el funcion puesto hacerlo de la manera ww como estudia iguiaje. Me he pro- y menos técnica posi- provecho a quienes 3s lectores sin prepa ble, para que la expos se inician en la pragn INTRODUCCION u racién en lingiistica, que solo tengan interés por ver cémo se estudia hoy en dia el uso del lenguaje. Debido a la falta de espacio, quedaran sin tratarse unos cuantos temas. En la Bibliografia final se encontrara una lista de introducciones generales a la pragmética, seguida de otra lis ta que incluye dos tipos de estudios: los citados en el texto y otros que son recomendables. La finalidad de los Bjercicios no es tanto comprobar los co- nocimientos adquiridos cuanto estinular la préctica de cierto ti- po de reflexiones sobre el lenguaje. Estos ejercicios admiten di- ferentes respuestas correctas 0 adecuadas, por lo cual no se encontraran aqut las soluciones. Quisiera que el lector tomara este librito no solamente co- mo una guia, sino sobre todo como una invitacion a seguir es tudiando ‘pragmatica. CarineLo 1 EL SIGNIFIGADO CONTEXTUAL ORAGION ¥ ENUNGIADO. Hemos distinguido, en la Introd dos cado, el significado de la oracién y el significado d y hemos dicho que la semantica estudia cl primer icado, y la pragma mbio, el segundo, Fl significado del hablante es el que expresan sus enuncia dos. El enunciado es una unidad comunicativa que equivale a la intervencin 0 contribucion de un hablante en una convers cin, y que puede consistir en una oracién completa o en un fragmento de oracién. Los enunciados se pueden definir asi: unidades lingifsticas (habladas o escritas) que estin inherente- mente contextualizadas (cf. Schiffrin, Approaches to discourse, pag. 41), Aunque no siempre tengan forma de oraci6n, sucle decir- se, para simplificar, que los enunciados son oraciones puestas en uso, es decir, puestas en contexto, Los ejemplos que suclen analizarse en pragmatica son casi siempre representaciones de enunciados, no verdaderos enun- © este librito (que proceden, en su mayor parte, de didlogos les) pondré entre paréntesis, cuando me parezca necesario, mos datos del contexto. Las oraciones tienen significados convencionales (0 gramati- s). Véase la siguiente oracién: nifio esta enfermo. 14 EL ABEGE DE LA PRAGMATICA reglas de la gramatica, Las reglas de concordancia exigen que el sujeto y el verbo concuerden en ntimero y persona, las reglas sobre orden de palabras estipulan que el articulo preceda al nombre, etc. (1) reproduce una oracién bien formada porque Tespeta las reglas gramaticales del espanol. Sino las respetara, diriamos que la oraci6n es agramatical, La versién sigui (1), por ejemplo, tiene una anomalia sintictica, y a mos poniendo un asterisco: Tanto los significados de los elementos léxicos como el con- junto de reglas para combinarlos son convencionales, es decir, no naturales, 10 que significa que no obedecen a leyes fisicas nia principios de légica, sino que son arbitrarios y se han ido con- solidando a Jo largo de la préctica del lenguaje en una comuni- dad. “Convencional” significa ‘acordado’, “preestablecido’. Por supuesto mucbas de esas convenciones estin motivadas precisa- mente por las necesidades comunicativas de los hablantes, y esa motivacién se percibe mejor en los procesos de cambios Tin- gitisticos. Pero una vez que el cambio se ha impuesto, la nueva forma o construccién pasa a formar parte de un sistema de re- gularidades, y estas son convencionales, Las lenguas humanas son convencionales, no “naturales”. En efecto: aunque la facultad del lenguaje es natural a la especie humana y parte de su herencia biolgica, las lenguas que ha- blamos son productos culturales y por lo tanto convencionales en sus estructuras fonicas, sintacticas y semanticas. No hay que dejarse confundir por la expresi6n “lenguas naturales”, que se aplica a las lenguas humanas para distinguirlas de las lenguas artificiales. Ninguna ley fisica nos obliga a pronunciar de cierta manera y no de otra una palabra, o nos obliga a mantener la concordancia entre sustantivo y adjetivo, © nos obliga a decir la sartén en lugar de el sartén (cuando Jo decimos). La gramatica (en Ia que incluyo fonologia, morfosintaxis y semantica) es la discipl que estudia las estructuras convencionales de sonidos, co jones de morfemas y signi ficados. La pragmatica, estudia la porcién de significa: do que no es conver ical, es decir, que no esta coditicado por reglas. ¢s vilida, pero, como ve- Femos enseguida, no ¢s tan nitida como uno quisiera. EL SIGNIFICADO CONTEXTUAL, 1s Volvamos a la oracién (1). Para la semantica, que estudia cl significado lingiistico, este consiste en la relacién entre las ex- presiones y el mundo, 0, mas exactamente, en las condiciones veritativas de la oracién: las que deben cumplirse para que una én describa una situacién de manera verdadera. Asi, ‘ado de (1), hay que verificar la relacién entre la situacién descrita y el mundo: el contenido de la oracién, llamado proposiciin, es verdadero si el niio esté en- fermo, Un hecho curioso y sin duda digno de estudio (por eso lo estamos estudiando) es que los hablantes no usan la oracién (1) exclusivamente para decir que el nifio esté enfermo, que es lo que la oraci6n significa seminticamente. (1), como parte de un didlogo, es decir, convertida en enunciado, puede tener otros ignificados. Si una madre, por ejemplo, usa esa frase cuando la nvita una amiga suya a salir de compras, su enunciado puede implicar, entre otras cosas, que no puede salir esa tarde. Las ora- ciones, tina ver puestas en uso, se llenan de significados nuevos, incluso algunos que contradicen los significados semanticos (co- mo veremos en el ejemplo (7), abajo). La semantica relaciona unas formas lingitisticas con los objetos del mundo que esas for- mas representan, y no se pregunta pare qué le sirve a un ha- Dlante emitir esas formas en un contexto comunicativo: esa es tarea de la pragmatica, No siempre son nitidas, como hemos dicho, las diferencias entre el significado seméntico y el pragmvatico. Obsérvese, por ‘mplo, la siguiente oracion: nos aqui una oracién bien formada, de acuerdo con las elas de la gramatica espaiola, No es facil, sin embargo, esta- cer cl significado o represeniacién semantica de (2), porque de las palabras de la oracién no significan nada, 0 no fuera de contexto. Esas palabras son asi y les. Qué asi? Qué quiere decir les? Por supuesto, todos los espanol reconocemos esas formas; las podemos en- uso, en el diccionario, pero el diccionario no nos va 16 EL ABEGE DE LA PRAGMATICA a ayudar a entender la oracién (2), porque tenemos que saber algo mas: necesitamos datos del contexto. Las lenguas humanas poseen elementos gramaticales que co- difican algunos aspectos del contexto, Entre estos elementos se encuentran los defcticos. El funcionamiento de los deicticos no se puede estudiar sin acudir a la nocién de contexto, porque los defcticos hacen conexiones entre lo que se dice y entidades del contexto. Les, en el ejemplo (2), se refiere a ciertas perso- nas presentes en el contexto. Para asignar referencia a les debe- mos saber quiénes son esas personas, Lo mismo pasa con el ad- yerbio asi: no tiene significado si no se lo asocia a un contexto. Son defcticos los pronombres personales, que identifican a los participantes del acto comunicativo; también lo son expresiones como agui, alli, ahora, ayer y los tiempos verbales, que relacio- nan la accién del verbo con un tiempo medido desde cl pre- sente del hablante. El futuro va a interesarles solo puede enten- detse a partir del presente del hablante que produjo el enunciado: el presente del hablante (y por lo tanto el hablante) forman parte del significado temporal de los verbos. De modo que para interpretar semanticamente (2), que con- tiene defcticos, debemos insertar Ia oracién en un contexto. Lo mismo pasa con (8) y (4): (2) Yo peso 60 ki (No, este no sabemos a quién remite yo, en (8), mal podemos com- prender la oracién y por Jo tanto hacer ningtin juicio sobre su de verdad. Igualmente vacios de significado, fuera de con- texto, resultan las formas este, aquel, y el morfema de primera persona en (4). Los defeticos estan cn el limite entre la seméntica y la prag- matica, Hasta donde llega la semantica, y donde empieza la pragmatica? Para muchos lingitistas, la pragmética empieza con los defcticos y otros elementos similares, que forman parte de la gramatica de una lengua, pero no son independientes del con- texto. A partir del momento en que, para asignar significado a expresiones lingiisticas, debemos recurrir al contexto, estamos haciendo pragmatica, El ejemplo (2) de arriba reproduce algo verdaderamente di cho (en este caso, escrito), cuando el director de esta serie EL SIGNIFICADO CONTENTUAL 7 empezamos a discutir la idea de un cuaderno dedicado a la pragmatica. As’ queria decir, en ese dilogo, un librito con cier- {as caracteristicas ya comentadas antes por nosotros, y el pro- nombre personal les se referia a los profesores de Tengua y a otras personas interesadas en un librito de esas caracteristicas; toda esa informacién formaba parte de nuestro contexto, Lo que parece una oraci6n oscura ¢ incomprensible es, como enun- Gado, perfectamente interpretable. : se AM lejos y hace tiempo, cuando las lineas telefénicas se unian, no era raro levantar el tubo del teléfono y escuchar una conversacién entre desconocidos. Quien haya tenido tal expe- ricncia sabe que ¢s muy difiell entender la conversacion ajena. eQuién es “mi cufiado", qué pas6 el lunes, 2 quién vio ella, por Gqué Juan dijo es0, qué significa “eso”, y; en todo caso, quién se- ri Jan? Tampoco sabemos bien de qué se rien cuando se rien. Adivinamos algunas cosas, pero no sabemos “de qué va”, real- mente, porque nos faltan los contextos. Toda la semantica del mundo no nos sirve para curiosear la vida verbal ajena, ‘0s el contexto se hace expli- cito para evitar malentendidos. E "con jero automatico, por ejemplo, nos queda poco que inferir, casi odo lo pertinente a la transaccién esta previsto de antemano y cnunciado. Pero esas conversaciones son las menos interesantes, son las menos humanas, precisamente. EI problema entre semantica y pragmética es un problema ic limites, que podria plantearse asi: ¢dénde empiezan los Significados contextuales? Las expresiones referenciales como 11 nie, por ejemplo, en nuestra oracién (1), zno remiten tam- 2 un contexto que hay que conocer para asignar a la ora valor de verdad? zDénde termina la seméntica? ¢Hasta dén- ‘ga cl contexto? QUE HACER CON EL EXCESO arriba que muchos lingilistas creen que Ia pragmética a en los deicticos y otras expresiones similares cuyo sig- ende del contexto. Debo agregar ahora que muchos tas creen que la pragmidtica empieza y termina en, ones, Su argumento es mas 0 menos asi: si se quic~ ra la pragmatica una de Tas subdisciplinas de la lin- wignarsele un objeto Tingiiistico. Digamos que ese ci. DE LA pRagaArica, objeto es la porcién sobrante de significado, lo que no puede ser analizado por el criterio del valor de verdad. Esa sobra, ese exceso, esta parcialmente incorporado a la gramatica en los di- ferentes subsistemas deicticos (pronombres, adverbios, tiempos verbales) y en fenémenos convencionales, parcialmente con. vencionales, como ciertas implicaciones (que veremos en el ca- pitulo 1). Lo que no esti en la gramatica no es lingiifstico, y por lo tanto no puede ser objeto de una ciencia lingitstica. Esta postura es vilida, pero deja fuera de la lingitistica mu- chos fenémenos que, sin embargo, tienen que ver con el len- guaje, con su estructura y su significado. EI siguiente enuncia do, producido durante una comida, tiene un significado pragmatico que no esta relacionado directamente con's signi. ficado semantic: + (8) Estas sopas de verdura quedan siempre un poco soses, zno? Quien hace tal observacién mientras toma la sopa no pretende, quiz, informar a sus oyentes de las cualidades generales de cier- {as sopas, sino indicar que su sopa esta sosa y que le gustaria ponerle sal. La finalidad del cnunciado (5) podria ser pedir sal (sin ofender al que hizo la sopa, por ejemplo), algo que cum- ple de manera bastante indirecta, pero efectiva si obtiene como consecuencia que alguns de los comensales lo tome como una peticion. Ni siquiera (6) significa lo mismo literal que pragind ticamente: (6) Podtias pasarme la sal? Seminticamente, la pregunta indaga sobre lo que el interlocu- tor puede 0 no puede hacer. Pero, pragmiticamente, (6) fun- ciona como un pedido o una orden de pasar la sal, En (7) el desnivel es todavia mas notorio. Supéngase, para seguir con la sopa, que Mafalda, que odia ese alimento (pun- Q de todos los nifios del pais de Mafalda), lo prueba y dice, con claras manifestaciones de néusea: (7) iQué riea sopat HI significado de Mafalda no tiene mucho que ver con el valor de verdad de la oracién que usa. Si Mafalda dijera la verdad, Imente presente, por lo menos una ver al dia, en las mesas ” EL SIGNIFICADO CONTEXTUAL 19 irfa algo como “Qué asquerosa sopal", Pero no se tral aqui de decir la verdad, sino de usar el lenguaje de cierta ma- nera, de modo que signifique otra cosa que lo que convencio- nalmente significan las palabras empleadas. Ejemplos del tipo de (5), (6) y (7) muestran desniveles en- tre el significado Titeral y el significado que podrfamos lamar “real”, el que el hablante realmente quiere transmitir. No se tra- ta de un mero exceso de significado, sino de un verdadero des plazamiento, El hablante quiere decir algo que esta mas alla de sus palabras. Y esto sucede todos los dias, es parte de nuestra rutina de hablantes. No hay, sin embargo, sefiales gramaticales que nos orienten, No hay un morfema especial, por ejemplo, \dique a la madre de Mafalda que Mafalda est hablando con ironia, ni tampoco esa sefiora necesita la ayuda del morfe- ma: le basta con conocer a su hija, (La ironia puede marcarse con ciertos elementos lingiiisticos como la entonacién 9 el vor cabulario, pero estas marcas no son indispensables. Ni siquiera los gestos lo son.) La pragmatica de los iiltimos aitos tiende a presentarse co- mo una teoria sobre la produccién e interpretacion de los sig- nificados lingiifsticos gramaticalizados y también y sobre todo los no gramaticalizados. La pragmética se propone estudiar to- do el exceso posible, pero, como no ¢s ficil delimitar el exceso, tenemos en estos momentos (mediados de 1994), tendencias di ferentes dentro de la pragmética. Antes de pasar a una caracterizacién de esos modelos, lo que raremos en el capitulo siguiente, debemos ver, aunque sea s iamente, qué problemas presenta la nocién de contexto. 1, EL CONTEXTO, LOS CONTEXTOS Hemos hablado hasta ahora de contexto, sin delimitar esa n, tan comprensible intuitivamente, y sin embargo tan di- I de definir, porque cada teoria lingiistica le da un significa: erente, y los significados técnicos se superponen a los del je corriente, que también varfan, En general, se entiend {exto, en lingiiistica, el conjunto de conocimientos y 's compartidos por los interlocutores de un intereambi y que son pertinentes para producir ¢ interpretar su los. EL ABECE DE LA PRAGMATICA han Hevado 1 contexto. Se suelen deslindar tres tipos de contexto: el lingitistico, el situacional y el sociocultural, Bl Primero esta formado por el material lingtiistico que precede y sigue a un enunciado, y se lo llama a veces cotexto, El segundo tipo, o contexto situacional, es el conjunto de datos accesibles a los participantes de una conversacion, que se encuentran en contorno fisico inmediato. Por ejemplo: para que el enunciado Gierve la puerta, por favor venga sentido, es necesatio que hi ciertos requisitos contextuales que son parte de la situacion de habla: que haya una puerta en el lugar donde ocurre el didlo. 80, y que esté abierta, entre otras cosas, Finalmente, el conter. {© sociocultural es la configuracién de datos que proceden de condicionamientos sociales y culturales sobre el comportamicn- ) ion a diferentes circunstancias. Hay regu- laciones sociales sobre como saludat, por ejemplo, 0 sobre qué tratamiento o registro lingiiistico usar en cada tipo de situacion, No todos los pragmatistas estén dispuestos a incluir en sus teorias los contextos socioculturales (como se vera revisando los ativa, donde a veces ni se los menciona), ibuyen activamente a la interpretacion Hasta las instituciones mismas funcionan como lenguaje legal, el religioso, el burocritico, han es. icas que permiten el funcic mismas instituciones, Uno de los aspectos mas interesantes del contexto sociocuk ural est constituido por los marcos de referencia (james): los enunciados se interpretan siempre dentro de un marco metace, municativo que clasifica la situacién de habla y el papel de los Participantes. Asf, por ejemplo, el marco puede indicar “habla. mos en serio” o “hablamos en broma”. Los marcos generan ex. pectativas y presuposiciones sin las cuales seria imposible el tra. bajo de producir € interpretar lenguaje. Otras veces, los_fiames nos proveen de una serie de datos necesarios para la comunica, clon: son, cognoscitivamente, estructuras estercotipicas sobre situaciones 0 conceptos, que nos permiten asociar unos signifi- cados con otros, de modo que si decimos, por ejemplo, “biblio. teca", se cristalizaré automaticamente un’ contexto constituido Por entidades como “libros”, “estantes”, “bibliotecarios”, etc, En situaciones de habla ritualizadas, el valor de verdad d las oraciones que usamos pasa a segundo plano, La insti del regalo, por ejemplo, exige en algunas sociedades que el Los intentos de teorizar el exceso de significado a varias teorfas sobre EL SIGNIFICADO CONTEXTUAL 2 regala debe restar valor a lo que oftece, y el que lo recibe debe exagerar el valor de lo recibido, En esas sociedades, cualqui transgresiGn a esta norma se penaliza, al margen de Ta verdad sobre el valor del obsequio. Del mismo modo, en nuestra socic- dad no se puede decir a la flamante madre, con todo carifio y verdad, *}Qué bebé tan feo, por Dios!”, salvo en broma (jams escuiché tal broma, sin embargo). En cada ocasién decimos lo ue queremos decir pero también lo que se espera que diga- mos, porque nuestra vida lingiifstica esta fuertemente codificada por normas sociales. Y estas codificaciones son parte del con- texto, ya que determinan cl significado de los enunciados. A veces puede pasar que las condiciones sociales que rigen ¢l aso del lenguaje sean mas fuertes que las reglas de la grama- tica, mal que les pese a los gramaticos. Un buen ejemplo son expresiones como Ja catedrético, la médico, la ingeniero, de uso nor- mal en Espana. ; ‘Tales expresiones son monstruos sintacticos, ya que violan Ia sacrosanta concordancia de género entre el sustantivo y la per- sona a quien designan, que cs una mujer, como muestra el ar ticulo la. Los hablantes que dicen Ja catedrdtico jamas dirian la secretario © la enfermero, En el Diccionario de uso del espariol de Marfa Moliner se lee lo siguiente: catedritico, -a (A sidera incorrecto el empleo de menino). ida por la R. A. Ta forma femenina, se con ‘masculina con el articulo fe- hecho de que la Real Academia de la Lengua haya tenido ie admitir Ja forma femenina tal forma es una re- ‘a novedad en los usos lingiiisticos. Como sabemos, ciertas, son tradicionalmente masculinas y los hablantes s ien usando el masculino por inercia, También hay que recor jas formas femeninas arrastran una connotacién peyo- como si lo femenino fuera intrinsecamente inferior, De algunas poetisas, contribuyendo a mantener los esterco- iso ran ser llamadas poetisas, sino poctas, aceptan el hecho ratificado por Ia sociedad (y reflejado o femenino es inferior o cursi. El pobre nia -isa significa pus, en ciertos casos, no s6lo ‘género pongamos, ‘cursi’. Quiza a ciertas mujeres ©, €n todo caso, ra ado, excepto cuando se aplica (pero ex desus 1 cényuge del que tiene el titu 22 EL ABECE DE LA PRAGMATICA Por estas. cho caso a azones, que no son lingiiisticas, poca gente ha he- Real Academia en lo de ta eataniin, Personne eal lay Carmen es médico, o Su mujer arquiteto, deberian evar el asterisco que las excluye de la "paiiola. eDeben 0 no Hlevatlo? Ambas oraciones son , pero asi se usan normalmente, es decir, son enun= cados que los castellanohablantes consideran omen ad cuados. Es dificil resolver el problema de cémo una expreston puede estar fuera de la gramatica y a la ver servir para Ips uso normales y aceptados del lenguaje. Como es faci imaginar, aie tipo de dilema da lugar a discusiones no siempre cordiales em. tre los Hingaistas, Algunos opinan que el concepto de oracion bien formada no sirve, tedricamente, para mucho. Otros opinan que si vamos a prestar atencién a cémo habla la gente, jamis podremos describir tas estructuras basicas de la lengu, descrip, Gp que, dicen, es lo que debe interesar al lingista. Sin conter a los puristas, que piensan que todos hablamos mal, y cada ver Peor, ademas, de Cicerén aca (zqué es esto de estudiar como usa Ta-gente el Ienguaje, si la gente usa mal el lenguaje?). Como muestran la catedrético y la poeta, la influencia de los condicionamientos sociales es tan fuerte como para mover los piles de la gram _gDebemos dejar estos condiciona iene fuera de Ia Hingiistica? O, para volver a lo ia principio de este apartado, chasta donde Mega’el Gowtenen por lo tanto, cual es el alcance de la pragmatica? itietde Desgraciadamente, no podemos contestar a es dentro de los limites de ste librit, Pero quiero dep plow la desde el principio, porque asi el lector ponderara mejor los néritos y limitaciones de las soluciones que da la pragmatica a los problemas que vamos a tratar en los ¢apitulos sigui Carireto IL 'S LA PRAGMATICA? 1, Drriiciones ‘uando se empez6 a hablar de pragmética se la asociaba, medio en broma y medio en serio, con un cubo de basura don- de la lingiistica tiraba los problemas de semantica ¢ incluso de sintaxis que no podia resolver satisfactoriamente (algunos de los contenidos del cubo de basura se veran en este capitulo), Hast cierto punto, cl problema de que la pragmatica carece de uni- dad tedrica y metodologica y de que es dificil definirla (aunque haberla, la hay) sigue sin resolve En un libro panoramico sobre la lingitfstica moderna, publi- cado en 1988, el autor del capitulo dedicado a la pragmitica, Laurence Horn, comenta la dificultad de dar una definici6n, contraponiendo esta dificultad al hecho de que la pragmatica ya es, por derecho propio, une disciplina académica, con un im- presionante caudal de estudios realizados y ciertas Iineas o ten- dencias bien claras de investigacién en curso. Pero el campo de la pragmatica sigue siendo muy amplio, y todavia se discute si debe ser consideradla una subdisciplina den- tro de la Tingiiistica, si es otra lingiiistica (cla lingtiistica alterna- tiva del fin del siglo?), 0 si es una ciencia social distinta de Ta lingitistica, como quieren algunos investigadores curopcos. La posicién tomada en este Tibrito ¢s que la pragmatica es una subdisciplina lingiifstica, y su ignificado del len- guaje en uso. Hasta aqui me he valido, para caracterizar la prag- matica asi entendida, de metiforas que sugieren un cambio de enfoque en el estudio del significado: he dicho, por ejemplo, parodiando a Bécquer, que la pragmatica “eres ti", el hablante, y también que la pragmatica estudia el exceso de significado, el {que desborda a la semantica, Estas metaforas sugieren apertura, incluso apertura ilimitada, y es hora de acotar esa apertura, Pal ¢s0 nos resultaran itiles algunas definicion nes recientes de Ia pragmiatica. El lector puede que més le guste (decisién que puede postergar | leer este cuaderno) Stephen Levinson, autor del mas celebrado de los 1 pragmatica, dice lo siguiente (cito por Ia versio ‘a partir de sucesiones de enunciados, junto con asun fondo acerca del uso del Ienguaje, podemos calcula ‘enunciados. Para participar en el uso ordinatio del lenguaje, uno tiene que ser capaz de hacer tales céleulos tanto en la pr ién como en la interpretacion. Esta capacidad es independiente de creencias, sentimientos y usos idiosineriticos (...] y se basa en su mayor parte en abstractos. La pragmatiea puede entenderse como la descripeién de esta habilidad (Pragmdtica, pig. 46). ese que si no tuviéramos esa capacidad a la que se refiere nson, de nada nos valdria saber perfectamente la gramatica huestra lengua o de cualquier lengua: el conocimiento de reglas gramaticales no es suficiente para usar el lenguaje ivamente, ni siquiera en didlogos sencillos, Nuestra capac | pragmatica nos permite construir enunciados, es decir, tex- parte de redes de textos, y nos permite interpretar jos cnunciados ajenos. La caracterizacién de Levinson sugiere ingiifstica concentrada en nuestra competencia lin- © conocimiento de las reglas de la gramatica, seria una incompleta. ra Georgia Green, hablar y escribi atin mas comunicar- nt a hae de la comunicacién) son actos de fe, y la pragmatica > de los mecanismos que sostienen esa fe” (Prag~ Natural Language Understanding, pig. 1). Para Green, “esté en la interseccién de una cantidad de cam- rt de la ciencia de la cognicién: contribuyen a solo la lingitistica, la psicologia cognitiva, la an- y la filosofia (ldgica, semantica, teoria de la mbién la sociologia (dindmica interpersonal y I) y la ret6rica” (pag. 2; trad. mia) » de 1988 mencionado a iba, comenta QUE ES LA PRAGMATICA? 25 ido en depésito de todo tipo de consideraciones extragramaticales y de los efectos de esos factores en Ia forma gramatical y léxica y de los contextos en que se rear ‘abarca los aspectos del significado que dependen del contexto; estos aspectos son abstraidos sistemati- camente por la semantica pura que trata de la forma légica” (Pragmatics, Implicature, and Presupposition”, pag. 260, trad. mfa.) Para Dan Sperber y Deirdre Wilson, autores de la teoria de levancia, que veremos en el capitulo Ty, la pragmatic es “el enunciados” (Relevance, pag. lar estudio de la interpretacin de 1 10). “La tarea de la pragmetica’, ponente de la misma teorfa, “es mostrar paz de convertir el blueprint [esboro de significado ofrecid Ia oraci6n] en una proposicién completa, baxindose en c miento contextual” (Understanding Ulerances, pag. Jacob Mey nos da la siguiente definicién la gente tec guaje para ciferentes propostos ext gobernado or as condiciones de a sociedad en fa meidaen qu es con- § de fo que dene de a ‘mano dt lenguaje on cuanto determinades por el contesto de la soczdad [subrayado en el original] (Pragmatics, pig, 125 wae. mia) Mey se distancia de Ios estudlios centrados exclusivamente en Jos mecanismos psicol6gicos de interpretacién (véanse las a niciones de Sperber y Wilson y de Blakemore, especialmente) para insistir en las condiciones sociales, politicas, culturales, his tGricas, que determinan nuestro uso del lenguaje, 0, como él di: ce, determinan “de quién es” el Lenguaje. [EL ABECE DE LA PRAGMATICA, 2. LA SINFONIA, Los MUSICOs ¥ Hay algo en e¢ iciones anteriores y en otras no he citado: en todas se reconoce, explicita o implicita- nente, la existencia de un significado lingiifstico contextual, por cso parece estar a caballo entre lo propiamente lin- gitistico (lo gramaticalizado) y lo extralingiiistico. A la lingiiis- a del siglo xx le ha costado mucho admitir que To extralin- ico deba formar parte del objeto de la lingiiistica: es como la puerta al desorden y al ruido de la calle y desbaratar la sa homogeneidad de lo solamente lingiistico. guid tajantemente la lengua, o sistema gramatical virtualmen- te existente en los cerebros de todos los individuos de una co- idad, del habla, actualizacion voluntaria de ese sistema en ticos individuales. Para Saussure el tinico objeto po- una sinfonia cuya realidad es independiente de la mane- se ejecute; las faltas que puedan cometer los mtisicos 0 comprometen lo mas minimo esa realidad” (Curso de lingité fica general, pag. 63). Saussure reconoce que no hay lengua sin todo lo que le parecfa teéricamente intratable, expulsa ngitistica al hablante: para estudiar la sinfonia, Saussure © poner a los miisicos de patitas en la calle, ahorrando- © isi sus ejecuciones quiza defectuosas. La lingti sky, sin duda la mas importante e influyente de las teorias 1s modernas, se propone hacer una caracterizacién for- 1s propiedades sintacticas del lenguaje, abstrayendo el ello, de las ejecuciones (mas o menos defectuo- ntes, y concentrandose en la descripcién del sis- © conjunto de conocimientos que pose un hablan- engua. El corpus de enunciados de una esta (eoria, para confirmar (0 no) la gramética mato de esa lengua. fstica generativa y transformacional findada por n que este es un fenémeno extraor- 2QUE ES LA PRAGMATIC? 27 dinariamente complejo que no se puede explicar solamente co mo un conjunto de propiedades inscritas en el cerebro, aisladas de toda situaci6n real de empleo. La decisién de amputar el len- guaje de estas situaciones no significa que nieguen Ia importan- cia (obvia) del uso de Ia lengua, sino que no le dan cabida en su teoria, que pretende explicar raygos sistematicos, generales y universales del lenguaje. Es esta voluntad teérica la lo cambiando en los tl- limos treinia afios, a medida que erece el descngatio por las for ropiedades. sintacticas recurrir nunca a lo que la gente dice Actualmente ningtin lingtista puede poner en duda que hay re- gramaticales, sino de la manera ¢ abi que, mientras en los princ el hablante sala por a fines de los sesen trar por la puerta de atras del edificio teérico de la lingiiistica, cuando esta se vio en dificultades para explicar ciertos fenéme- nos que solo pueden explicarse acudiendo a la nocién de con- texto. El valor explicativo del contexto para describir regularida- des y gencralidades del lenguaje se veré mejor con algunos ejemplos. 3. EL LENGUAJE NO ES SIEMPI NI SIEMPRE LOGICO El caso de la catedrético, visto en cl capitulo anterior, pone en cuestién una nocién bisica de la lingiiistica generativa, la no- cién de oracién bien formada. Segtin Chomsky y sus seguidores, tuna lengua consiste en una serie de oraciones bien formada: de acuerdo con este criterio, las oraciones mal formadas no pt tenecen a la lengua o el dialecto estudiado. Para explicar que a catedritico es wn caso diferente que la enfermero hay que recu- rrir, forzosamente, a nociones no lingiiisticas, ya que esta abe- rracién gramatical no se puede explicar dentro de los confines 2s EL ABEGE DE 1A PRAGMATICA te jue _no puede use satisiactoriamente sin acudir a informacion pragmati cl del orden de palabras distribucién de la informacion n la oracin, Obsérvense los dos ejemplos siguientes: (Q)_ No hay tomates. (2) Tomates no hay. condiciones de verdad de (1) y (2) son idénticas, de modo c si es cierto que no hay tomates, tanto (1) como (2) son eros. Pero (1) y (2) no se pueden usar indistintament orden de palabras del espaol es muy flexible, pero elegi- sun orden en lugar de los otros posibles por razones con- wales, no al azar. Para explicar Ta estructura comunicativa de (1) y de (2) tenemos que recurrir al contexto en que ambos ‘extos pueden producirse. Limitémonos a (2), que tiene una nstruccién mas Hamativa que (1). Para emitir (2), necesita- os un enunciado anterior, cercano, en el que se hayan men- nado los tomates, por ejemplo Vay a preparar salsa de tomates, » cual puede contestarse con (2). © bien se precisa un frame marco de referencia (un conjunto de ideas éstereotipicas so- algo; cfr, capitulo 1, § 4) como, por ejemplo, cl marco de “ensalada”. Si se esta hablando de una ensalada, si se enumerando, pongamos, los ingredientes que hay en la para hacerla, resulta normal emitir (2), aunque los cs no se hayan mencionado antes, porque estos suelen ‘se automaticamente con la ensalada, lo que los hace ibles, en. el contexto. En términos de pragmé- relevancia de nombrar los tomates al principio de Ia ora- de suele estar el tema del que se habla, lo ya conoci- se debe a que el concepto ‘tomate’ se recupera mas 0 naticamente a partir del de ‘ensalada’. Y esto cxpli- iGn esté construida como esté: Ia pragmatic ex- poco puede considerarse exclusivamente como un pro- independiente la fluctuacién del punto de vis ie lo leva a proferir enumciados como el si- 2QUE ES LA pRaGMAiCaz 29 (8) [Al encontrar las laves, después de haberlas buscado un Aqui estaban las mal te ha elegido el pasado en hugar del presente, que tam bién podia haber usado. El uso de un pasado como reaccién a una situacién presente (la aparicién de las Haves) es consecuen cia de un desplazamiento del punto de vista: el hablante se re- fiere al presente indirectamente, enfocando ¢l pasado en el cual buscando las Haves. Lo desconcertante es que el pasado éstaban equivale, logicamente, a un presente, es decir, parecen anularse distinciones muy basicas del sistema gramatical de la lengua, en beneficio de lo que podemos llamar apropiadamen- te él significado del hablante. Los tratamientos nos dan un buen ejemplo de elementos gramaticales que no aportan nada al valor estricta tico de la oraci6n, pero que sin embargo codifican importante sobre los interlocutores y su comunica (4) TH eres ef neva jefe, zverdad? (5) Usted es el nuevo jefe, verdad? Ambos cnunciados son Iégicamente equivalentes, pero todo ha- blante de espaiiol sabe que no tienen el mismo significado. Ta transmite, entre otras cosas posibles, simpatia, Familiaridad, per- tenencia al mismo grupo, o bien muestra falta de respeto. La eleccin de ti en lugar de usted (0 viceversa) modela de cierta manera la situacion de habla y la relacién entre los parti- cipantes, y depende de una serie de presuposiciones sociocultu- rales. traductor anénimo de la novela Jane Eyre, que lef con fas cinaci6n en la adolescencia, decidi6 en el momento apropiado cambiar el tratamiento con que Mr. Rochester se dirigia a Jane Eyre: de usted pasd a ti. Como el inglés no tiene esa distincién, y-el traductor querfa ser fiel a ambas lenguas, reprodujo la ver- Si6n original neutra siguiendo las normas de uso del espaiiok: cuando Mr. Rochester ya no es el patron, sino cl amante, pue- de tutear a la institutriz Jane Eyre. Pues bien, el momento del paso de usted a ti es memorable, y cambia’drasticamente el frame de los protagonistas y el curso de la novela, y le corta ka respiraci6n a una lectora jovencita ¢ impresionable. Un. ti bien EL ABEGE DE LA PRAGMATICA, usado vale mas que mil discursos, en ciertas circunstancias. Yen uso del lenguaje, todo es cuestin de circunstancias. fl lenguaje no es ni tiene por qué ser “Wégico”, La conjun- jon », por ejemplo, no es equivalente a la conjuncién logica &. De acuerdo con la légica, dos proposiciones p y q pueden coor- se en cualquier orden, sin que se altere su equivalencia: p& qes lo mismo que q & p. Segiin esto, Las rosas son rojas y los ‘laveles son blancos tiene el mismo valor de verdad que Los dave- s son blancas ¥ las rasas son rojas, Pero la conjuncién y puede ad- uirir otros valores, como ‘y después’, ‘y en consecuencia’, ete. (os siguientes ejemplos de enunciados no son equivalentes: (6) Decidi descansar un rato y terminar el trabajo. (7) Decidé terminar el abajo y descansar un rato, i_ambos casos la conjuncién y significa ‘y después’, y por eso (6) y (7) tienen condiciones veritativas distintas; esto es no porque cl item léxico y quiera decir a veces una cosa y veces otra, sino porque bay un principio pragmatico segtin cl cual contamos las acciones 0 sucesos en orden cronol6gico, salvo que indiquemos lo contrario. Como este principio guia la tacion de (6) y (7), resulta que no podemos asignar veritativo a estas oraciones sin introducir un principio itico. La consecuencia de lo que venimos diciendo es que las ex- ‘$ pragmaticas son necesarias para describir una serie cuularidades lingiiisticas, y que es muy dificil (y quiz te6ri- : errado) estudiar el lenguaje como un sistema de reglas romo, es decir, independiente del uso. 4. LA -1ORIA DE LOS ACTOS DE HABLA \ciones pragmaticas de algunos fendmenos grama- de las que acabamos de esbozar en los ejemplos aron a interesar a los lingiistas a finales de los iva, centrada en la sintaxis. Surgieron por esos lizaciones 0 docirinas (la semantica gene- so, la lingiiistica textual, entre elas) hablante en la teorfa de la lengua. 2QUE ES LA PRAGMATICAr Algunos proyectos sucumbicron (la semantica gencrativa, por ejemplo), pero el intento tuvo éxito, como muestra la lozania resente de la pragmatica. Los lingiiistas innovadores de los afios sesenta encontraron cl campo ya cultivado por los fil6sofos del lenguaje que estu- diaban, desde hacia tiempo, los actos de habla. El pionero, en- tre los fil6sofos, fue John Austin, a quien sucle considerarse e iniciador de la pragmitica moderna. Su teoria fue perfecciona- da y consolidada por {pulo suyo, Jon Searle. La idea central de la teoria de los actos de habla es que el Jenguaje no solamente sirve para describir el mundo, sino tam- bién para hacer cosas. En una serie de conferencias dadas en Harvard en 1955 y publicadas péstumamente en 1962, Austin analizé por primera vez los usos del lenguaje corriente, y eché las bases de la teorfa de los actos de habia. Austin distinguié dos tipos de em dad, y los performativos, a los que solo pueden asignarseles con- diciones de “felicidad”, (8) cs un constatativo, y (9) un perfor mativo: (8) Esti nev (9) Si, juro. En los enunciados performativos se hace exactamente lo que se dice, en el caso de (9) jurar. En este tipo de emision hablar es, literalmente, hacer, Las lenguas poscen cientos de yerbos que cumplen la funcin de performativos explicitos, es decir, que nombran la acci6n que se hace precisamente cuando se la nom- bra y solamente mediante la palabra: Juro, prometo, declaro, niego, pido, ordeno, bautizo, ete. Al concepto de verdad (correspondencia entre la afirmacion de un estado de cosas y ese estado de cosas) se opone, en la teoria de los actos de habla, el de felicidad, o sea, el de accion levacia a buen término, La verdad de las oraciones con perfor- mativos, como (9), ¢s inverificable, porque los performativos no pueden ser ciertos ni falsos, sino solo ser afortunados 0 desa- fortunados, segiin salgan bien o mal El infortunio procede no de la mala correspondencia entre el lenguaje y la verdad, sino de una insatisfaccién (infelicidad) 82. EL ABECE DE LA PRAGMATICA falta de coincidencia entre lo que el enunciado dice que b: ce y lo que en realidad hace. Para que haya matrimonio, debe decir Si, quiero el contrayente y no el testigo, y no un actor que ‘ace el papel de contrayente en el escenario, etc., ni un con- vente a quien todavia no sc lo han preguntado, ete. El per- formativo hace lo que dice siempre y cuando lo use quien de- be, como se debe, donde se debe, cuando se debe, y con quien se debe. Después de disefiar su teorfa de los infortunios, Austin des- construyé su oposicién inicial entre actos performativos y actos ivos, admitiendo que todas las oraciones, también. las que afirman verdades o falsedades, sirven para cumplir actos, aunque no tengan performativos explicitos. Asi, Esué nevando es una afirmacién, aunque no contenga el verbo afirmar, Esto nos permite distinguir significado de fuerza: significado del enunciado lo que las palabras dicen y fuerza de la enun- ciacién —lo que las palabras hacen, por ejemplo afirmar, jurar, pedir, ordenar-. El acto por el que se produce significado es locucionario (locutionary act); la fuerza, en cambio, es el poder de hacer, y proviene del acto ilocucionario (illocutionary act). A esto se agrega un tercer acto posible pero no siempre identificable, el perlocucionario (perlocutionary act), por el cual se producen efectos en el interlocutor (convencerlo, sorprenderlo, asustarlo) Para Searle, los actos de habla son las unidades de Ia comu- nicacién lingitistica, y se realizan de acuerdo con reglas: “hablar consiste en realizar actos conforme a reglas” (Actos de habla, pig. 1). Agrupando los actos de habla por géneros (por ejemplo prometer, ordenar, saludar, agradecer, etc.), Searle se propone nciar las condiciones que hacen posible realizar esos actos la, y de las condiciones extraer reglas. Estas reglas son re- iicas constitutivas, que determinan qué tipo de emi- ingiiistica, en qué circunstancias, cuenta como tal acto de ‘¢ las condiciones que permiten la realizacién afortuna- «le um acto lingtiistico como, por ejemplo, el de pedir, nos. algu ipo general: las que hacen posible la in (por ejemplo, hablar inteligiblemente), y las con- ido proposicional (en este caso, que el con- 1 emision se refiera a un acto futuro del oyente). aratorias (en la peticiGn, que el oyente sea capaz que se le pide, y que no parezca estar dispuesto a QUE BS LA PRAGMATICA? 38 hacerlo esponténeamente). Ta condicién de sinceridad estipula que el hablante desea sinceramente que sa interlocutor haga lo que le pide, y la condicion esencial es la que hace que una pe- ticién sea una peticién y no otro acto: dadas las condiciones an- teriores, el acto de habla cuenta como un intento de que el oyen- te haga lo que se le pide, Las reglas correlativas de estas condiciones sirven para defi- nir los actos de habla. Estas reglas no son meramente regulati- vas, son constilutivas, porque crean o definen una forma de com- portamiento. Las regias constitutivas del fiithol, por ejemplo, no solamente regulan la manera de jugar al fiitbol, sino que crean la posibilidad misma de jugar al fitbol; esas reglas determinan que, dadas ciertas condiciones, algunos movimientos cuenten como goles, como faltas, etc. Hablar una lengua es también ac- tuar segtin reglas constitutivas, de modo que la emisin de cier- tas formas lingiisticas, dadas las condiciones necesarias, cuente como determinado acto de habla en el marco institucional en que se desarrolla nuestra actividad lingitistica La regla constitutiva del acto de pedir, por ejemplo, extraida de la condicié es que la emision de una determinada forma lingiiistica (nunca la forma misma, sin ser usada, claro) cuenta como el intento de que el oyente haga algo. Searle afirma que hay una correlacién entre Ia forma tin- gilistica y el acto de habla, de modo que las afirmaciones se ha- cen usando formas declarativas, y las preguntas usando interro- gativos, etc., cuando el lenguaje se usa literalmente. Pero son tantos los casos en que los hablantes usan el lenguaje de mane- ra indirecta, no literal, que la teoria debe proporcionar una ex- plicacién adecuada. Recuérdese nuestro ejemplo del comensal que pedia sal, en cl capitulo anterior. Su peticién era, literalmente, en un caso una afirmacidn sobre las sopas, y en el otro una pregunta (esta liltima tipica: zMe quieres pasar la sal?). Searle explica los actos de habla indirectos como la superposicién de dos actos, uno li- teral y el otro no. El oyente interpreta el “verdadero” acto de habla (el no literal) gracias a su conocimiento del contexto institucional y particular en que se realiza el acto, y a su capa- cidad para interpretar (segtin principios que veremos en el car pitulo siguiente) la intencion del hablante al hacer la pregunta- peticion. La teoria de los actos de habla influyé mucho en las nuevas a4 EL ABEGE DE LA PRAGMATICA corrientes de lingiiistica que vefan el lenguaje no solamente como la asociacion de unos sonidos y unos significados, segiin querfa la tradicién saussureana, sino como accién. Aunque -arle no desarrolla una teoria de los contextos (problema que, ijimos al final del capitulo anterior, sigue siendo nebuloso), es evidente que las condiciones y reglas de los actos de habla solo se cumplen en ciertos contextos, tanto institucionales como particulares. El hecho de que un porcentaje tan alto de actos de habla no Heve intencién de literalidad nos advierte que el papel del contexto sobrepasa al de las reglas mismas. Piénsese, sin ir mas lejos, en las ironias y metéforas de la conversacion, 0 ‘amenazas” e “insultos” tan frecuentes en los dislogos de timidad (Te voy a comer a besos, Ti lo que eres es un sinver- sn estos y tantos casos semejantes, es el contexto el que da su justo significado a las formas usadas. En el contexto ope- ran,"como yeremos en el capitulo siguiente, una serie de ex- pectativas sobre la conducta lingiiistica de nuestro interlocutor, que contribuyen a dischar el significado de lo que nos quiere deci 5, EL SIGNIFICADO INTENCIONAL, Hemos dicho, a propésito de los actos de habla indirectos, que la posibilidad de interpretarlos depende del reconocimien- (0 de la intencién del hablante. Esto es valido para todos los ac- ts de habla, sean indirectos 0 directos. Uno de los pilares te- ricos de la pragmatica es la nocién de significado intencional. En otra parte he tratado la diferencia entre decir, querer de- cir y decir sin querer (véase La pragmética lingiistica, cap. 2), que aqui me limito a esquematizar. Lo que decimos ticne un ‘ignificado que depende de las expresiones usadas y esta sujeto n analisis de sus condiciones veritativas; lo que queremos de- tiene fuerza pragmatica y es la pragmatica la que conjetura ‘5 son los principios que nos permiten interpretar esa fuer > que decimos sin querer queda fuera de la lingitfstica, en n tema ajeno a nuestra disciplina, n nos dice Qué frio hace aqui interpretaremos natu- ‘olo el significado de sus palabras, sino la inten- dice, lo que nos llevar, por ejemplo, a cerrar ncender la calefaccién. Comunicarse cs lograr que QUE ES LA PRAGMATICN? 35 €l interlocutor reconozca nuestra intencién, y no solamente el significado literal de lo que decimos. Lo que la persona en cues tion comunica sin querer, en el ejemplo, podria ser que esté en- ferma o cansada, 0 que se siente incémoda por estar donde estd, etc. Lo que decimos sin querer, los lapsus linguae y otras gracias y desdichas de la comunicacin inicresan, sobre todo, a los psicdlogos. La pragmiética estudia el significado intencional, lo que uno quiere decir. El filésofo Paul Grice, que elabor6 dos teorias cla- ves para la pragmatica, la del significado “no natural” y la de las implicaturas, describe cl significado intencional, que él llama no natural (meaning-nn), con Ta siguiente formula, donde H signifi- ca ‘hablante’, O ‘oyente’, E ‘enunciado’ y z ‘ereencia 0 acto de voluntad de O” (traduzco la version, ligeramente modificada, de Levinson, Pragmatics, pag. 16) H quiew decir no naturalmente = cuando profiere E si y solo si: GH intenta que B cause un efecto 2 en O. Gi) H intenta que (i emente porque O reco: rnoce la intencin ). Segiin esta formula, el significado no natural es un tipo especial de intencién destinada a’ser reconocida como tal por quien la recibe. La significaci6n “natural” se produce, en cambio, sin in- tervencién alguna de intencionalidad, como cuando decimos Esta fiebre significa que hay infeccién; Esta su abrigo en el perchero, to que significa que ha llegado, Interpretar lo que otro dice ¢s reconocerle una intencién co- municativa, y esto es mucho mas que reconocer el significado de sus palabras. La comunicacién parte de un acuerdo previo de los hablantes, de una légica de la conversacién que permite pasar del significado de las palabras al_ significado de los hablantes. De esa logica hablaremos en los dos capitulos si- guientes. 6. LA PRAGMATICA ACTUAL Recapitulando lo anterior, vemos que la pragmatica surgié de un descontento dentro de Ia lingtiistica, que evo a la bus: queda de mejores explicaciones para ciertos fenémenos. Esa 6 EL ABECE DE LA PRAGMATICA biisqueda coincidié con las nuevas tcorias de los filésofos sobre la relacion entre la forma lingtistica, el significado y el contex- to, En los sesenta y los setenta los nuevos gramaticos reivindica- ron todo lo que quedaba “mas alla” de la oracién, y escribieron manifiestos sobre la centralidad teérica del discurso frente a la centralidad tradicional de la oracién. Florecieron la lingitistica textual y las diversas corrientes de andlisis del discurso, surgic- ron teorfas funcionalistas en gramatica, y se propuso el trabajo erdisciplinar en conjuncién con la psicologfa, la filosofia, la sociologia. La ret6rica (que muchos consideran la mas antigua de las lingiiisticas del texto) y la teoria literaria fueron graciosa- mente invitadas a formar parte de la lingiifstica. Como ¢s de su- poner, algunos lingijistas opinaban que de esa mezcolanza no podia salir nada bueno. La pragmatica adquiere status de subdisciplina lingiiistica (o, para algunos, disciplina independiente) cuando Grice pre- enta una teorfa muy influyente sobre cémo inferimos los ha- blantes el significado implicito. De esa teorfa, que veremos en cl capitulo siguiente, han derivado las reflexiones més intere- santes y mas fecundas sobre los procesos mediante los cua- jes los hablantes producimos ¢ interpretamos significado lin- stico. Hoy en dia, la pragmatica sigue confundida con otras cien- que estudian el discurso, y esté en la interseccién de una serie de enfoques sobre la comunicaci6n y la cognicién, como ‘ota Green en la definicién citada arriba. La pragmética com- tc cl interés por la relacion entre lenguaje, sociedad y cultu- A con otras disciplinas del discurso, sobre todo con dos de ellas: con la sociolingiistica (especialmente la que estudia los proce- sos de interaccién lingiiistica), y con el analisis de la conversa- n. ‘Tanto la pragmatica como la sociolingiiistica y el andlisis, onyersacion estudian 12 comunicacién lingllistica en la plejidad de sus contextos. Sin embargo, la pragmatica wa- cnunciados construidos, como ya hemos notado, y tien- Ic a concentrarse en el estudio de los procesos infeerenciales por s comprendemos lo implicito. No todos los pragmatis embargo, estén dispuestos @ descartar el tratamiento d condiciones sociales del uso del lenguaje, y sigue vi pregunta sobre el alcance tedrico de la nocién ontextual”, Ia pregunta que planteamos al final del parece concentrarse, en estos tltimos aiios, QUE BS LA PRAGMATICA? 37 en dos conjuntos de problemas interconectados. El primer con- junto esta formado por asuntos relacionados con la estructura ‘de la lengua, y el segundo por los mecanismos inferenciales que hacen posible la comunicacién, Los ejemplos (1)-(7) vistos en este capitulo ilustran algunos problemas del primer tipo: se trata de fenémenos lingiifsticos como el orden de palabras, el uso de los deicticos, y también Ia estructura de los actos de habla, que no pueden explicarse co- rrectamente sin ayuda de un andlisis pragmatico, y que por lo tanto suclen aducirse para dar validez a la existencia de la pragmatica dentro de la lingiiistica. Podriamos hablar, en este caso, de una pragmética entendida como complemento de la gramética, que se pregunta, sobre todo, como afecta la funcion comunicativa a la estructura gramatical de las lenguas. Algunos de los ejemplos que vimos en la introduccién y en capitulo aban, en cambio, el problema de la discre- pancia entre el significado l6gico 0 gramatical y el significado contextual, y ponian de relieve los procesos por los cuales nos entendemos. La ironfa, como vimos en el ejemplo de la sopa de Mafalda, consiste en decir una cosa y querer decir otra: zpor qué confiamos en que nuestro interlocutor va a entender lo que no le decimos, por qué nuestro interlocutor efectivamente lo entiende (cuando lo entiende), y por qué elegimos esa manera complicada de comunicarnos? Si se compara el problema de Ia ironfa con el problema del orden de palabras en Ia oracién, por tomar dos ejemplos entre tantos, se veran, contrapuestas, las dos tendencias de la prag- matica actual, Por un lado, una pragmatica interesada en anali zar la lengua en relacién con su funcién comunicativa. Por otro, una pragmatica interesada en estudiar el contexto en que se produce el enunciado y que determina en gran parte lo que ese enunciado significa (los principios que gufan la comprension de Jo que se comunica implicitamente, como el signi co). En el primer caso, el andlisis va del Tengu con Ia intencién de describir mas adecuadament del cédigo lingiistico. En el segundo caso, se an: do los mecanismos de la comunicacién, que permiten explicar el significacio de los signos lingiiistic en uso. En los capitulos restantes veremos las dos teorfas mas im- portantes de la segunda tendencia en pragmatica CariruLo 1 LO DICHO Y LO IMPLICADO: EL MODELO DE GRICE 1. EL PRINCIPIO DE. GOOPERACION Lo que queremos comunicar cuando hablamos puede scr mfs.que lo que decimos. Lo que decimos esté determinado por las condiciones de verdad literales de nuestro enunciado. Lo que queremos comunicar con lo que decimos depende del contenido de lo dicho y de otro tipo de factores. Como hemos visto, una de las tendencias més importantes de la pragmatica actual es la que estudia Ta relacién cnire lo dicho y lo comuni- cado por implicacion. Hay dos teorias en competencia, en estos momentos: la teoria de Grice, a la que dedicaremos este capi- tulo, y la teorfa de Ia relevancia, que veremos en el capitulo si- guiente. Si la comunicacién es un acto de fe (como dice Green, se- in vimos en el capitulo anterior, §1), ¢s un acto de fe en el Ienguaje, pero, sobre todo, en el interlocutor. Tenemos con- ianza no solo en las personas que conocemos, sino también en interlocutores desconocidos e incluso hostiles. Sabemos que, en circunstancias normales, cualquier desconocido va a prestarnos nncién si le dirigimos la palabra, y probablemente va a con- tarnos. Pero ademas sabemos que nuestro interlocutor, cono- lo o desconocido, amigo 0 enemigo, va a tratar, por lo gene- le entender lo que intentamos comunicarle. Y esto es asf, la teoria de Grice, porque entre los hablantes hay un acuerdo previo, tacito, de colaboracién en la tarea de comuni- ¢ llama a este acuerdo “principio de cooperacién”. una famosa conferencia de 1967 (“Logic and Con- ncluida ahora en Studies in the Way of Words), Grice hasta ese momento no se habfa prestado debida Ia naturaleza © importancia de las condiciones que LO DICHO Y LO IMPLIGADO: EL MODELO DE GRICE 39, gobiernan la conversacién. Supéngase, dice Grice, que A y B estén hablando de un amigo comin C, que trabaja en un ban- co. A le pregunta a B qué tal le va a C en su trabajo, y B res- ponde: Bien, creo; le gusta trabajar alli, y todavia no lo han metido en la cércel, Segiin Grice, lo que B quiere decir, implica, 0 sugiere me- diante sus palabras ¢5 diferente de lo que dice: lo que dice lite- ralmente, por medio del significado convencional de las. pala- bras, es simplemente que C todavia no ha ido a la cércel, Lo que quicre decir puede ser, por ejemplo, que C es el tipo de persona a quien tienta demasiado el dinero. Este significado a cional es una implicaturd de lo dicho. La implicatura (término acufado por Grice) es un tipo de implicacién pragmatica, que Grice intenta contrastar con las implicaciones légicas, los. entratia- smientos y Tas consecuencias ldgicas, estos tipos de implicacién, a di- ferencia de las implicaturas, se infieren exclusivamente del con- tenido l6gico o semantico de una expresién. También debe distinguirse la implicatura de otro tipo de inferencia, la presupor sicién, que se deriva més directamente del significado semantico de las expresiones, como veremos abajo, en § 3. Hay, sin embargo, implicaturas que estén asociadas al signifi- cado de las expresiones, aunque no al valor de verdad de esas expresiones, como explicaré en su. momento. A las implicaturas que (como en el ejemplo que acabamos de ver) no dependen del significado convencional de las palabras emitidas, Grice las llama implicaturas conversacionales, Para explicar las implicaturas conversacionales, por lo tanto, no hay que analizar las propie- dades seménticas de las palabras, sino los principios que regu- lan Ta conversacién, Vamos a concentrarnos, por ahora, en las implicaturas conversacional Dice Grice que nuestros intercambios comunicativos corrien- tes no consisten en una sucesién de observaciones desconecta- das, ya que esto no seria racional. La conversacion comporta, normalmente, un esfuerzo por colaborar con nuestro interlocu: tor: Ios hablantes tienen por lo general algiin propésito comin, mas o menos definido, y tratan de alcanzarlo. El principio de cooperaci6n es el principio general que guia a los interlocuto- res en la conversacién, y que vale también para otros compor- tamientos. Grice lo formula asf: “Su aporte ala conversacién de- be scr, en cada etapa de esta, tal como lo exija la finalidad o la direcci6n del intercambio verbal aceptada por ambas partes”. “Debemos” comportarnos ast porque es lo que los demas es- 40 FL ABEGE DE 1A PRAGMATICA peran de nosotros, y nosotros de los demas. Tan fuerte es esa expectativa, que, si el hablante parece no cumplir con el prin- cipio de cooperacién, el oyente, cn lugar de pensar que efecti- yamente el hablante no cumple, va a pensar que el hablante quiere decir otra cosa, Esa otra cosa sera una implicatura, es de- cir, un significado adicional communicado por el hablante ¢ infe- ido por él oyente, Esta pirueta de la comunicacién (comunicar sin decir, y contar con que el oyente va a inferir lo implicado) ¢s posible siempre y cuando los hablantes descuenten el cum- plimiento del principio de cooperacién. a Este comprende ciertas categorias que Grice ama maximas, que a su vez contienen submaximas. Siguiendo a Kant, Grice cnumera las maximas de cantidad, de cualidad, de relacién y de manera, y asigna a cada una subméximas especificas. Estos prin- s de comportamiento son los siguientes (cf. Grice, “Logic and’ conversation”): MAXIMA DE CANTIDAD: 1, Que su com 1 propésito de la conversac 2 Que su contribu lo informativa que requiera informativa de lo reque- id MAXIMA DE CUALIDAD: que su contribucién sea verdadera, 1, No diga nada que crea falso. 2. No diga nada de cuya verdad no tenga pruebas sea relevante [‘relevante’, que toma- MAXIMA DE RELACIO} ; e ica ‘pertinente’, ‘que viene al mos en préstamo del inglés, sig caso!) MAXIMA DE MANERA: sea claro, 1, Brite la oscuridad de expresisn, 2. Evite In ambighedad. 8, Sea breve (cvite la prolijidad innecesaria) 4, Sea ordenado, (Notese que la submixima 8 parece contravenirse a sf misma, ya que es innecesariamente prolija. La maxima de manera est enunciada en el original con la expresién be perspicuous, “sea perspicuo”, expresi6n algo oscura, de modo que también pare- ce contravenirse a sf misma.

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