| ECKHAAT, SUSO, TAULER
. ~YLA DIVIVZACIONDEL HOMBRE
| Manuel Serrat CrespoCapitulo IT
El Maestro Eckhart
La vida y la obra
ekbart naci6 hacia 1260 en una familia turingia de Hochheim (Ho-
henheim), que residia en Tambach, cerca de Gotha, Nada se sabe de su
Juventud ni de sus primeros afios de estudios, ni siquiera de su entrada
‘en los dominicos. Los primeros documentos nos lo muestran bachiller
sentenciario en la Universidad de Paris: tiene por aquel entonces mas
de treinta aftos. Se trata del texto de su conferencia inaugural, la Colle
tio in libros sententiarwm (pronunciada entre el 14 de septiembre y el 9 de
‘octubre de 1293), y de un Sermén pascual que podemos fechar el 18 de
abril de 1294. De 1294 a 1298, Eckhart es prior del convento dominico
dle Exfurt. En esa época redacta su primera gran obra en lengua vulgar:
las Conversaciones espirituales (Die rede der unterscheidunge). En. 1902 obtie-
ne el doctorado en teologia por la Universidad de Paris: fray Eckhart se
convierte en Maestro Eckhart. Durante los afios universitarios, 1302-
1303, es titular de la cétedra de teologia reservada a los dominicos ex-
tranjeros. Pocas cosas nos han llegado de ese primer magisterio parisi-
no: dos cuestiones disputadas (las Cuestiones parisinas Ty TI); una serie
de argumentos -las Rationes eckardi- insertas en el corpus de una cues-
tin determinada por el general de los franciscanos, Gonzalvo de Espa-
fia; un Sermén sobre san Agustin (fechado el 28 de agosto de 1303). En
1303 atin, tras regresar a Alemania, Eckhart es elegido primer provin-
cial de la provincia dominica de Sajonia, nacida de una divisién de Teu-
tonia, Por aquel entonces, Sajonia agrupa cuarenta y siete conventos de
frailes, que representan once naciones distintas (entre ellas Holanda).
Su sede esté en Erfurt. Eckhart permaneceré alli hasta 1311, Entre 1808
y 1311, se ocupa de las distintas obligaciones propias de su cargo. El ca-
pitulo general de Estrasburgo afiade algunas mis: a Eckhart le confian
Ia tarea de vicario general de la provincia cle Bohemia.
Pese a los numerosos viajes provocados, especialmente, por los capi-
tulos generales (Toulouse, 16-18 de mayo de 1304; Estrasburgo, 14 de
mayo de 1307; Piasenza, 7 de junio de 1310) y provinciales (Halbers-
ELMAESTRO ECKHART 27
tadt, 8 de septiembre de 1304; Rostock, 1305; Halle, 1306; Minde, 1307;
Sechausen, 1308; Norden, 1309; Hamburgo, 1310) de su orden, a pesar
de las fundaciones de nueves conventos (Brunswick, Dortmund, Gro-
ninga), a pesar de la multiplicacién de trabajos administrativos, el se-
gundo periodo en Erfurt esti marcado por una predicacién en lengua
alemana que, segiin K. Ruh, parece haber tenido una considerable re-
sonancia, Algunos de estos sermones, muy impregnados todavia de las
discusiones teol6gicas del primer magisterio, transponen, para un audi-
torio no universitario aunque docto, lo esencial de las tesis defendidas
contra los teélogos franciscanos de Paris. Hacia el 8 de septiembre de
1310, Eckhart es clegido provincial por los dominicos de Teutonia, La
eleccién no es confirmada por el capitulo general de Napoles (30 de
mayo del 1311): al contraric, es enviado por segunda vez a Paris para
enseiiar alll, El nuevo cargo pedagégico es un honor excepcional del
que solo se ha beneficiado, antes, santo Tomas de Aquino, Es la prueba
del inmenso crédito intelectnal y espiritual del que goza, por aquel en-
tonces, el turing
Liegado a Paris, donde emsefiard de 1311 a 1813, Eckhart encuentra
tuna situaci6n mas que turbulenta, El proceso de los templarios, entabla-
do por Felipe el Hermoso en 1307, ha desarrollado su cortejo de inguic-
tudes, El de la beguina Marguerite Poréte ha concluido: ha sido quema-
da en la plaza de Gréve, el I de junio de 1310 con su Mirouer des simples
‘ames anienties. En el convento de Saint-Jacques, donde reside, Eckhart se
codea con Guillaume de Pars, el gran inquisidor, que haa logrado la con-
dena de Margucrite, y no pusde ignorar que una sesi6n capital del pro-
ceso se desarroll6, el 8 de abril de 1310, entre los mismos muros que le
albergan, ni que el caso del Miroueresta, en aquel mismo momento, en
pleno centro de las discusiones del concilio de Vienne (sancionadas f-
almente por la condena de ocho Eirores de las begardos 5 baguinas sobre el
estado de perfecion). Aunque sea dificil determinar la naturaleza exacta
de una hipotética influencia de Marguerite, no puede dejar de impre-
sionarnos el tema de la aniquilacién del alma en la humildad que expo-
ne el Mirourr el alma libre ~ledic (iteralmente: vacia, vacante, y por 1o
tanto «libre» como un «lugar puede estar «libre» cuando no esté oct
pado)-, de la que hablarén los Sermones alemanes de Eckhart, eno ser
aacaso una transposicién alemana del alma ya franca segtin la beguina?
Nada nos impide pensarlo,
En el plano universitario, el segundo magisterio parisino esta domi
nado por el inicio de la Obre tripartia, suma teol6gica de un nuevo gé-28
{LAMMISTICA RENANA: HISTORIAY DOCTRINAS
nero, que articula un sistema de proposiciones fundamentales (Opus
proposition), una coleccién de matetias de controversia (Opus quaes-
tionum) y un conjunto de exégesis escriturales (Opus expasitionum). Ini
ciada probablemente en 1302-1303, proseguida en 1811-1813, la Obra
de (as exposiciones sera desarrollada y modificada en Estrasburgo, luego
en Colonia, hasta los afios 1925: es la parte mas abundante y més rica
de la produceién latina de Eckhart. En cambio, s6lo algunas briznas de
las dos primeras partes de la Obra tripartita han Megado hasta nosotros.
Las Guestiones parisinas IV y V son slo un débil eco de las disputas en
las que tuvo que participar Eckhart. Las alusiones de los Sermones alema-
nes 14 15 permiten sin embargo pensar que el turingio particip6 en el
‘gran debate parisino de los afios 1300 sobre la apologia de la vida filo-
séfica.
Eckhart abandona Paris en 1813, En ver de regresar a su provincia de
origen, es llamado a Estrasburgo, en Teutonia, por el general de la or-
den, Béranger de Landora, para ocupar las funciones de vieario gene-
ral, especialmente encargado de la direccién espiritual de las moniales
(cura moniatium), Permanecera en Estrasburgo hasta 1823-1324,
La estancia estrasburguesa de Eckhart marca una nueva etapa de su
vida, los Mendicantes no slo se las ven con las hermanas de su orden y
sus 6rdenes terceras respectivas, sino también con las beguinas que
tienden a confundirse con ellas. Cuando Eckhart inicia su ministerio,
Estrasburgo no tiene menos de ochenta y cinco beguinajes. La magni-
tud del fenémeno provoca la reaccidn del obispo de Estrasburgo, Jean I
de Zurich, que desde el 13 de agosto de 1817 inicia una aucion cout
Jos begehardiy los swestriones que se autoproclaman «hermanos y herma-
nas de la secta del Libre Espiritu y de la pobreza voluntaria». El ataque
€s continuado por el papa Clemente V (bula Ad nastrum, decretal Cum
de quitusdam mulieris). El éxito de la predicacién estrasburguesa y alsa~
ciana de Eckhart parece indisolublemente unido al ascenso contratiado
de esa particular espiritualidad.
‘A comienzos del verano de 1822 (el 30 de mayo), en compatiia de
otro vicario general, Mateo Finstingen, Eckhart recibe la orden de visi
tar el convento dominico de Unterlinden, cerca de Colmar. Es el sltimo
rastro conocido de su permanencia en Alsacia. En 1323, mas verosimil-
mnente a comienzos de 1324, Eckhart es enviado al Studium generale de
Colonia, para ensefar alli. Su ayudante ~el lecom es Nicolas de Estras-
burgo, también vicario general y, a partir del I de agosto de 1925, visita-
dor de Teutonia. Comienzan las verdaderas dificultades. Entre agosto
ELLMAESTRO ECKHART 29
de 1325 y encro de 1926, algunas frases del Libro del consuelo divin, 1a
principal obra estrasburguesa de Eckhart, son puestas en cuestiOn. Res-
ponde con un tratado, perdido hoy, cuyo inicio es Reguisitus. La propia
respuesta sera atacadia muy pronto.
Durante 1326, a consecuencia de una denuncia, Enrique de Virne-
pburgo entabla contra Ecbhart un proceso inquisitorial, y nombra una
‘comisi6n encargada de instruir e1 caso. Fl proceso se inicia en una at
‘mésfera muy cargada ~poco tiempo antes, se ha quemado o ahogado
en el Rhin un buen niimero de begardos y beguinas-. Para apoyar la
acusacién, los inquisidores, de acuerdo con la costumbre, slo dispo-
nen de los documentos fecilitados por los delatores, Hermann de Sum-
‘mo y Guillermo de Nidecke, ambos dominicos. La orden se moviliza pa-
ra defender a su maestro mas prestigioso contra lo que parece un abuso
de poder del arzobispo. Be hecho, es la primera vez que un maestro en.
teologia que ¢s, por afladidura, la principal figura intelectual de su or-
den, es objeto de inquisicion. EI turingio sers, incluso, e1 tinico gran te6-
Jogo de la Edad Media que deba soportar semejante procedimiento.
Por muy sorprendente que sea, cl infortonio de Eckhart no carece de
explicacién, Cuando se abre el proceso, el capitulo general de 1325
(Venecia) acaba de denunciar los peligros de la «predicacién vulgar» en
Teutonia, y el general de la orden, Bernabé Cagnoli, sc ha declarado
hosti'a la predicaci6n de «sutilezas» (subtilia) «ante la gente del pueblo»
‘no menos que a la discusién de problemas «demasiado dificiles» en las
escuelas dominicas, Dos reproches que, sin estarle explicitamente desti-
rnados, se aplican muy bien a Eckhart.
Del trabajo de la comision inquisidora s6lo quedan dos tres lisias
de proposiciones transmitidas por los delatores: la primera lista contie-
ne cuarenta y nueve entradas (quince extraidas del Libro del consuelo di-
vinoy del Sermén sobre el Hombre noble, seis de la Apologia, doce del primer
Comentario sobre el Génesis, dieciséis de los Sermenes alemanes), ka segunda,
cincuenta y nueve (extraidas todas elas de los Sermones alenanes). Asi
pues, se ataca aqui al predicador de Estrasburgo y Colonia, no al maes-
tro de Paris
Eckhart se defiende. B' 24 de enero de 1927, en la sala capitular de la
catedral, ante los comisarios, apela al papa. El 13 de febrero, protesta
de su inocencia en la iglesia de los dominicos de Colonia, ante una
asamblea de fieles. Su se-retario, Conrado de Halberstadi, Iee en latin
sus declaraciones, Eckhart lo explica y justifica todo en alemain. Sigue
predicando (algunos criticos fechan en esa época el sermén 52, sobre30 TAMISTICA RENANA: HISTORIA Y DOGTRINAS
la pobreza de espititu, Beati pauperes spiritu, muchos de cuyos acentos
evocan a Marguerite Poréte)
Durante la primavera de 1327 el turingio abandona Colonia para Ile-
var su caso ante el papa Juan XXII. En AvisiGn, una comisién pontifical
concede audiencia a Eckhart y resume las listas del expediente inquis
torial a un restringido conjunto de veintiocho proposiciones, trad
das al latin y aisladas de su contexto (Votum avenionense). Sefial de que la
ortodoxia personal del maestro no esté ya en cuestion, se examinan
6508 enunciados prout sonant. Algo mas tarde, el cardenal Jacques Four
nier redacta a su vez una opinién (hoy perdlida).
Eckhart morird en 1328, antes de conocer la decision del papa. La
sanci6n Hega el 27 de marzo de 1329. La bula In agro dominico condena
diecisiete articulos y pone en guardia contra los once restantes. El eje de
la condena es claro, y el envite, explicito: se trata de detener Ia difusién
4e las ideas eckhartianas en el corazén de la gente sencilla. Su punto de
aplicacién geografico también: la didcesis de Colonia (como atestigua la
carta de Juan XXII ditigida, el 15 de abril, a Enrique de Virneburgo).
Serd, desde este punto de vista, un fracaso, La prédica eckhartiana se
reantudaré en el mismo lugar donde florecié: gracias a Suso, a Tauler ya
los «Amigos de Dios».
La obra espiritual
La obra mistica 0, mejor dicho, espiritual de Eckhart comprende,
esencialmente, Tratados y Sermones. Sin duda podemos afiadir un poe-
‘ma, Bl grano de mostaza, que cs objeto de un comentario latino en los
primeros decenios del siglo xiv!
Las instrucciones espirituales
Las rede der unterscheidunge, Reden der Unterweisung (RU) —Conversacio-
nes sobre el discernimiento o Discursos decisivas~ pertenecen al género litera-
rio de las conferencias espirituales, las collationes, La suscripci6n del tex-
to anuncia las «Conversaciones que el vicario de Turingia, prior de
Exfurt, fray Eckhart, de la orden de los frailes predicadores, mantuvo
1. Sobre este teato, of Maestro Eckhart, Le Grain de sone Poi, trad. A. de Libera,
Paris, Arfuyen, 2 edicion 1996,
EL MAESTRO ECKHART 31
con los hijos espirituales que le hacian numerosas preguntas durante
‘gus discusiones nocturnas». Reunidas entre 1294 y 1298, las RaU indi-
‘can, de entrada, las ineas gencrales del pensamiento de Eckhart. En el
Tenguaje edificante destinado a j6venes novicios, Eckhart habla de lo
esencial de su futura doctrina. Mas atin, da un sentido nuevo a los tér-
nino mas tradicionales. Asi sucede, por excelencia, con el término y la
hocién de «obediencia» que él desplaza del contexto jerérquico de la
orden religiosa la obediencia debida a los superiores—hacia un contex-
to propiamente espiritual “la subordinacién activa al «principio» donde
todo se «renuieva», donde todo «nace y renaces: el Verbo divino-. La
vyerdadera obediencia es recepci6n del Verbo y sumisién a Dios. Funcio-
hal yestructuralmente, la obediencia es, pues, idéntica a lo que el Maes-
tro Eckhart tematizara mas tarde en la idea de abandono (geldzenheit)
st condicién de posibilidad es la misma, es el lizen, el wejar» y la «sali
tia de si», que dejan libre un lugar en el alma para Dios. A partir de las
“nstrucciones espirituales, queda formulado, pues, el programa de la «nfs
ticar renana. Eckhart encusntra el modelo de esa desposesin de uno
‘mismo, condicién para la inhabitacién interior del Verbo en el alma, en
Ia exégesis dionisiana de Gilatas 2, 20:
El gran Pablo, possido por el amor divino y captado por su po-
der extético, pronuncié esas palabras divinas: no vivo ya en mf, s+
‘no que ¢s Cristo el que vive en mi. Pues quien es realmente poset
do por el amor, y aguel a quien el amor hace salir de sf mismo,
como dice, no vive st. propia vida, sino la amadisima vida de aquel
al que ama’.
Eb ibro del consuelodivino
Dex buoch der gilichen treestunge (BgT) es un libro de consuelo espiti-
tual que el maestro Eckhart destiné personalmente a la reina Inés de
Hungria (1281-1364). Su dataci6n es incierta: segin G. Théry, el BeT
fue escrito entre 1308 y 1311; segtin K. Rub, fue escrito entre 1313 y
1818 (fecha en que las cenizas de Ia madre de Inés fueron transferidas
al monasterio de las clatisas de Kénigsfelden fundado por ella y dirigi-
do, en aquel momento, por Inés). Ya hemos analizado en otro lugar
DG Dionisio el preuctoAropagita, Nomlres dines 4 n. 18; Patrologia gricga, 3
nea.32 LAMISTICA RENANA: HISTORIA Y DOCTRINAS
es a te y rae erat ener
Cn pee ie spectiva, llegar a una conclu-
Hl texto ext dso en tres partes de tonalidad distin, aunque
conyplemeatiis, Taira ca cic be Unt de una slop
grass de a rencraciony de la junideacén, que plea cémeel hone
tre qu ya forma con ia Join una esa nua, se convince ene efoto
deta proplaiadea 7 no meee ju consulo- La seginda peri, pire
mente pric, profone una erentenn de punte y concen, saradon
dea aden pate ya tain owia pagan, La tocar la
sad jp debe poeta ude gmp lees
Image y acon de gente nba, cuando permancefan en ia peslumies
Epc nessadesaned cede sléenuc aut daca pa pra
doctrina, la Apologia. i‘
El sermén sobre ol hombre noble
Von dem adetn mensciuen (VeM) es un sermén que tiene estrechos vincw-
Jos con el Bgf!, La primera lista de acusaciones del proceso de Colonia
no establece diferencias entre ambos textos: los cita con cl apelativo ge-
nica de lus Dew aunque los do ikimos de los quince atculos
cuestionados con este titulo se hayan extraido de Ve into de par-
Ae il aeresncs er) stories noc marca al
lejano para ganar allf un reino y regresar luego. El texto termina con
una evocaci6n de la gran aguila de Ezequiel:
Una podeross éguila de grandes alas y ancha envergad
cuberia de miltiple plamas fue hacia fa noble mont area:
<6 lamba al mas ali rhe arapeb a copa dea flaky sla
lev6 abajo, Aquelm quien Noearo Sefer lem hombre nl cl
oa eine a ape
‘Més alla de la identificacién tradicional del «Aguila espiritual» y de
Juan el Evangelista, la equivalencia del hombre noble y la gran dguila
Temite a Cristo y a aquel cuyo ser est «en Cristo y por Cristo» (in Christo
~B. Véwe muss sInrodcsiGnw a Mate Eth, Tah ot srmons, Pars
Flammarion (GF 703), 1999, pags. 43-58, Ee at ail
4. Sobre este texto y el tema que trata, of Vo, Vanier, «L ‘homme ni
me ve t,o homme noble.» oh i
1B, MAESTRO FCKHART 33
ct per Chrstun); €1 hombre Aeificado, «convertido por gracia en To que
1 Hijo es por naturaleza».
Los sermones alemanes
Lacdicién de F. Pfeiffer, 2n 1857, puso en circulacién muchos sermo-
nes enya autenticidad es hoy rechazada. Algunos de ellos, traducidos de
jas adaptaciones al aleman moderno, figuran en la mayoria de las «tra
ducciones» francesas, La edicién critica de los textos originales, imiciada
en los aii0s 1930 por J. Quint, proseguida luego en el marco de la Dews-
the Forachungsgemeinschaft, x0 ha concluido. Al comienzo de sus investi
gaciones, Quint habia establecido una lista de ciento sesenta sermones
fue cen cualquier fecha, en cualquier lugar o por cualquiera, habfan si
do atribuidos al Maestro Eckhart». La muerte nos lo arrebat6 cuando
Solo habia edlitado novente y dos de esos textos. Mas de sesenta sermo-
hres de Ia lista inicial quedaron asf «en suspenso», aguardando una
Eventual autentificacién. El problema del fechado de los sermones au
tentifieados sigue también sin resolverse.
ELtratado del desprendimients
El texto, de incierta provedencia, tiene el objetivo de ensefiar cual es
“danas altay mejor virtud para que el hombre pueda mejor y més estre-
Ghamente unirse a Dios y convertirse por gracia en lo que Divs es por
naturalezas®, La deificaciGn por la gracia designa la uniGn del alma con
Dios, gracias al amor de caridad identificado con el Espfritu Santo. En
tadeificacién asi entendida, Eckhart se esfucrza en pensar el doble mo-
vimiento de rebajamiento del Verbo divino y de elevacion de la natura-
Jeza humana en el misterio de la Encarnaci6n, Afiade Ia identificacion
del hijo adoptivo y del Hijo por naturaleza, en la gracia de la inhabita-
én, La dimension cristolégica del Tratado del desprendimiento no apare-
ce de buenas a primeras. El texto tiene cuatro partes. En la primera, el
autor expone una teoria de las virtudes que justifica la primacia que
concede al desprendimiento, La segunda explica cul es el efecto del
desprendimiento: crear el mayor parecido posible con Dios (pues el
propio Dios «mora en el inmutable desprendimiento», as{ como lo hax
Para un balance yun aniisis of M. Enders, Une interprétaton du trate eckhars
tien du détachemente, Revue desscenes eigeuses, 70/1 (1996), pigs. 7a4 LA MISTICA RENANA: HISTORIA YDOCTRINAS
cian los propios Cristo y Maria, en el momento de la pasién). La tercera
parte precisa cul es el objeto del desprendimiento: «La pura nada». La
cuarta indica cual es su acceso més directo: el sufrimiento con Cristo y
Ja verdadera humildad -una temdtica que més evoca el universo de Su-
so que el del Maestro Eckhart,
Lox «Dichas» (Spriche)
La ensefianza espiritual de Eckhart sobrevive también en una cole
ci6n de «palabras», «sentencias» 0 «aforismos» editada por F. Pleiffer®
Aunque algunos criticos hayan visto en ello «resiimenes redactados so-
bre la marcha» por los oyentes del Maestro, esté claro que se trata en
Primer lugar de un montaje. Tradueciones (vagas), restimenes, extrac.
£05, combinaciones de textos auténticos que circulaban de un modo u
otro, se codean con anéedotas mas o menos edifcantes o imaginarias
Por lo que se refiere a los textos «auténticas», los Spricheson traduccio.
nes alemanas dle obras latinas, escolésticas pues, representadas por los
Anénimos lamados de Altenberg (de los que se sirvi6 Pfeiffer) y de
Buxheim (descubierto por Quint). Algunos de estos Dichos, como la «i
sign» del nifio desnudo mencionada en el Dicho 68 o el «ejemplo lama.
do la hija de Maestro Bekhurt» que constituye el Dicho 69, parecen forja:
dos para narrativizar doctrinas no eckhartianas con la mascara de la
autoridad’.
A comienzos del siglo xIv existieron otras colecciones, Los Dichos de
{os doce maestros sublimes que enseitan en Paris presentan, sucintamente, los
puntos de vista de Eckhart junto a los de otros maestros, mis o menos
identficables ~al margen del décimo, el propio Alberto Magno, y del
undécimo, Hartmann de Kronenberg, El texto tuvo gran difusion, no
s6lo en Alemania y los Paises Bajos sino también en Inglaterra e, inclu.
0, en Francia. La asociacién de los «doce maestros sublimes» con Paris
s s6lo un attificio de estilo, destinado a seitalar su comtin pertenencia
a la mis «alta escuela» concebible por aquel entonces
EI Dichoatribuido a Alberto sorprende, pues reproduce un tema «an-
6. Gf B Peifer, Deutsche Mystter des virshnten Juries, Be 2 Meister Echort,
Leipeig, 1857 (reimpresidn: Aalen, 1962), pigs. 57-027,
7. Gf E, Zum Brunn, «Voici Mature Eckhart a qui Dieu jams rien ne eelae, en
E, Zam Brunn, ed, Voici Maire Ecthar. Textes et ules, Grenoble, Jerdmne Millom,
1004, pag. 5.
ELMAESTRO ECKHART 35
iiado por un elogio de la pobreza
timagistral» (jy antiparisino!), acompaiiado por un elogi
vyoluntatia, frecuentemente asociados ambos con el nombre de Eckhart.
Eltexto de «Alberto» dice:
Si se desea conocer a los clérigos mas sabios de la tierra, se les
‘encontrar en Paris, en la escuela. Pero si se desea conocer el se-
ereto intimo de Dios, pregtintese entonces a la persona més po-
bre que exista en lz tierra, que por Dios es voluntariamente po-
bre: conoce mucho més del secreto intimo de Dios que el clérigo
iis sabio de la tierra,
Un paralelo evidente figura en el Dicho 8 de Pfeiffer, consagrado a la
‘oposicién del Lesomeisier (e] «maestro de lecturar, es decir el tedlogo
exegeta de «profesiéns) y del Lebemeisier (el «maestro de vida»), tan ca-
roa Tauler:
EI Maestro Eckhart dice: mas valdria un maestro de vida que
mil maestros de lectura, pero leery vivir en Dios, nadie puede lo-
sgrarlo, $i tuviera que buscar un maestro de Escrituras, lo buscarfa
‘en Paris, en las altas escuelas, para (aprender) su alta ciencia, Pe-
ro si quisiera interrogarle sobre la vida perfecta, no sabria qué
decirle. zAd6nde debiera yo ir? A ninguna parte que no fuera
una naturaleza desmuda y libre: ella podria ensefiarme si le hicie-
ala pregunta’,
Es pues, con el nombre de «Alberto», un tema que podria conside-
rarse de la «izquierda» eckhartiana el que recibe una «autoridad» dificil
de discutir.
Otto texto (casi homénimo del precedente) lo constituyen los Dichos
de os doce maestra’. Su contenido esti més cercano a la mistica, y parece
bien arraigado en la cultura alemana superior del siglo xrv, puesto que
trata todos los temas de la mistica sespeculativan: teologia de la emana-
B. Gf Macairo Bekurt, Dicho8, ed. Peis, pg. 590.
9. Sobre el significado de ese texto y ls maestos clades, of L.Sturlese, «Alle origin
ica speculativa tedescx Antichi testi su Teodorico i Freibergs, Median, 3
(1977), pigs. 36-44 Para wna taduceiba del conjunto, ef W. Wackernagel, -Ving quatre
aphorisms autour de Maitre Eeharte, Pome des sciences rigs, 70/1 (1996), pgs. 90-
1,36 LAMMISTICA RENANA: HISTORIA Y DOCTRINAS.
cién (Enrique de Etlingen), teologia de la ima
i ia de la imagen (Juan de Tanne-
bach) -Dambach?~ y de la luz (Binderlin de Friburgo), teologia del
desprendimiento y dela libertad (con el desconocido «Ros de los Biva-
row) olga det nacimento de Verbo ene alma (el «mzesuo de Ta
La doctrina de Eckhart
PLsentido general de a doctrina espivitual de Eckhart
Se considera a menudo que la predicacién de Eckhart esta marcada
por un «intelectualismo» que se atribuye a una supuesta orientacién de
a orden dominica a favor del conocimiento, frente a la tesis franciscana
de una primacia de la voluntad o del amor de caridad: una imputacién,
de intelectualidad que, con la ayuda de la expresin de «misticismo ex
peculativon, se conffonta enseguida con enunciados aparentemente
ms espirituales para, por fin, pronunciar su equivalencia 0, como mi
‘mo, su continuidad. Esa es, por ejemplo, la perspectiva de Etienne Gil-
son cuando excribe:
La doctrina de Eckhart conduce directamente a la unin del
alma con Dios, por un esfuerzo para retirarse a la «ciudadela del
alma» donde el hombre no se distingue ya de Dios, puesto que
€1 mismo s6lo es ya el Uno. [Sin embargo] para que esta union
inistica sea posible, es preciso por una parte insistir sobre la reali-
ddad de esta unidad del hombre y Dios [.-] y es preciso, por otra
parte, recomendar una ascesis del estado de separacion y des-
prendimiento, para llegar a esta ciudadela interior del alma que
es la inica libre a causa de su propia unidad, Una vez alli es post
ble desinteresurse del resto! ?
Retiro, sepavacién, desprendimiento: otras tantas palabras para denominar
el elemento mistico de la «vida bienaventurada» predicada por Eckhart
a as religiose de Teuton, pero que no son comprensibles sn se rex
tuye el marco general donde se inscriben, circunscrito
1 , circunscrito por otras pala-
bras, més Famiiareshumilda, pobreza de eprty, nobler intron
10. GFE. Gilson, La pilsophian Moyen des, Part, Pyot, 194, pi. 68,
ELMAESTRO ECKHART 37
Discipulo de Alberto Magno, situacio como él.en los confines del aris:
totelismo y el neoplatonisiro, pero, como él también, tedlogo y predlica-
dor, Eckhart prosiguié en tcologia Ia obra realizada por stu maestro en
filosofia. Por muy paraddjicos que puedan parecer la tesis y el proyecto
{que enuncia, la noci6n propiament cristiana de evida bienaventarada
debe ser puesta en el censo de toda su espiritualidad, sin abolir por
‘ilo el aparato teol6gico tradicional y los fundamentos, unanimemente
compartidos, que la subtieaden, especialmente la teologfa de la gracia,
La primera conviccién de Eckhart, y no deja de modularta a lo largo
de su obra de predicador yespiritual, es que existe una ebeatitud acces
ble en la tierra»: la felicidad de los filésofos puede cristianizarse ~mas
exactamente: el propio sertido del mensaje ctistiano es proponer Ia asi-
tnilacién teol6gica del ideal filos6fico de «felicidad intelectual» predica-
ddo por los maestros aristotslicos de la segunda mitad del sigho xin-. Esta
‘asimilaci6n pasa por la inscripcién de una problemitica teol6gica de la
heatitud en la propia existencia del hombre viador, mas exactamente,
por uma promocién de la tcologia de ls batitudes a del sermén de la
Montaiia, con respecto a la teologia de la beatitud. $i por razones de las
que no estin ausentes las perspectivas eclesioldgicas, el papa Juan XXIL
se convierte en chantze de una concepcién de la beatitud que remite al
[Juicio final la visibn beatifca, Eckhart, preocupado también por la Tgle-
‘Ga, no aboga por una vison diferida sino por una vida inmediata. El
sermén de la Montaiia traza, as las maximas de una beatitud in via, de
tuna nobleza que ni siquiera ¢s ya la del clérigo, del profesional del pen-
samiento, sino la del laico v la del simple, desprofesionalizada, El nuevo
aristécrata es el hombre de las beatitudes. Se sicnta, con Cristo, en la
‘Montafia, en las «cimas de la contemplacién>.
Humildad y pobreza de espintu
‘Como en todos los misticos «xenanos», la espiritualidad de Rekhart es
cristocéntrica, porque esti centrada en las dos gracias de la Encarna-
ci6n y la Inhabitacidn interior, y despliega, con todas sus consecuencias,
la tesis teoldgica segiin la cual Dios se hizo hombre para que el hombre
se haga Dios. Esta teologia, expuesta en los temas del nacimiento del
Verbo o Hijo en el alma {teogenesia), da origen a una mistica que po-
demos denominar «mistica de Navidad». Cristo esté también en el cen-
to de la espiritualidad eckhartiana, en la medida en que presenta en
estado puro todas las virtades eristianas que preparan y realizan la deifi-38 Lamist
eA RENANA: HISTORIA YDOCTRINAS
cacién: humildad, pobreza de espiritu, nobleza interior, Cristo, nuevo
Adan, es el prototipo del cristiano como hombre restaurado en la pleni.
tud de su naturaleza, anterior al pecado, del hombre renovado por la
gracia, del hombre humilde, pobre y noble, indiferentemente y ala vez,
A cexplicar y convocar esta equivalencia se consagraron la mayoria de los
sermones alemanes de Eckhart.
{Cristo en cruz, la gloria y la locura de fa Cruz, el sufrimiento dela pac
sin no desemperian un papel central en la espiritualidad eckhartiana
¢l suftimiento no es valorizado por si mismo, como objeto de una imita.
ci6n necesaria, El Cristo del que habla Eckhart est «mas alld de la ale.
Brfa y de la pena», y lo que propone como modelo a imitar es menos su
sufrimiento que su «desprendimiento» y su «abandono» tanto en plena
asién como en plena accién, La espiritualidad eckhartiana se Cierra
sobre una tiltima equivalencia: cl hombre humilde, pobre y noble es un
hombre desprendido y abandonado. Asi, la mistica de Eckhart se centra
en las condiciones dle acceso a la vida cristiana ofrecida a cada ser hu.
‘mano, sean cuales scan su sexo 0 su estado, hombre o mujer, létigo 0
laico. No recurre a experiencia extraordinaria o «afectivas alguna, 2
ninguna visi6n o reviviscencia del suftimiento experimentado por Cris:
to durante su Pasién: llama a cada cristiano para que renazca en Cristo,
No rechaza, por ello, ninguna de las prcticas comunes ni de los ejerci
ios u obras con los que se supone que se realiza la vida del cristiano: la
oraciGn, la eucaristf, Ia frecuentacion de los sacramentos. No cambia
[2s formas del compromiso personal, sino la intencidn que las soporta y
las estructura,
Estructura y funcién de ta humildad
A Eckhart Ie gusta decir que el hombre humilde o desprendido man-
daa Dios. Puede parecer una paradoja insostenible 0 escandalosa, De
hecho, se trata de cierta concepcién de la naturaleza de Dios y de su re.
lacién con lo creado. La idea central de la teologia eckhartiana de la
hhumildad es que, colocado ante un alma totalmente vacta de cualquier
representaci6n, en resumen, frente a ese vacio del qu
siente horror, Dios se halla ante su Lugar natural, ante
no puede no entregarse por completo a ella,
nada que obstaculice su derramamiento,
mismo. El alma no obliga, pues,
mismo To qu
te la naturaleza
si mismo, y que
puesto que, al no haber
se entrega a sf mismo, en si
4 Dios a obedecerte, le deja ser en si
¢. El Dios interiormente rebajado no pierde su deidad,
39
HL MAESTRO ECRHART
Se cece ilustra esa dificil tesis poniendo un ejemplo eons
a yebajamiento interior, de lo alto hacia el centro. La coincidencia
eae ener ose
Hijo en el alma del cristiano,
Eldesprendimiento
La nocidn de desprendimiento, que expla y fundamental equa
Tend dela pobreza, In humidadl|y la noblers en la gracia, 8 con el
abandono, que lo acompafa yo instrumental tema mss conocido de
la mistica renana. Todos los disefpulos de Eckhart lo ilustrar e
seen alemin con el none de gerd exe de fuentes
Aeris, a las que puso a propia marca, Hay, sin embargo un sentido
con respect al cua todos os dems empleos parece laterals o secu
darios: la noci6n ristiam de la pata eaborada por la patria rie
fH verdadero significado del desprendmieno eckhartay wo ol
imple acess de las representaciones que instrumenta el conocimiento
‘iv iagener (et) ome en ls Pts eon af
‘icipacin en Ia vida divin, un Muir de Ia pati, de Ta impaibiad
ving el xia humata, emanacn qe a conlrts en una ge
le Dios y le permite, asi conocerle ala vez en sf misma y en ;
1 fmelteron 3 Eth prce taal iad xr
40 exigilo por el desprendimiento: «Me siento a menudo asustado,
éuanlo debo hablar con Dios, por el desprendimiento tora que debe
tener el alma que quire Megara In unin.» El espa que sient Eek
har l pensar en ef grado de yacnidad que debe poseer el alma para
sauavesa y superar todo lo crear se ve sn embag, inmediatanen-
te temperado por la ies de afc del abandono para el alsa ve
Iinada por la grace, pres, prog, enunca naa a sido mis fl pa
ta alguien que para el alma, que posce la gracia de Dios,40 TAMISTICA RENANA: HISTORIA DOCTRINAS
todas las cosas». De ese modo se subraya la diferencia de naturaleza en-
tre el desprendimiento y el simple desprecio filos6fico del mundo que
permite al hombre clevarse por encima de las cosas: el desprendimicn-
to no es una
en la gracia,
imple virtud moral. Es el fruto de la gracia y se produce
Elabandono (geldzenheit)
La idea de abandono tiene un doble origen. El primero es biblico, es
la frase que Pedro dice en el Evangelio segiin san Marcos: «Lo hemos
abancionado todo» (10, 28). El Dicho 27 atribuido a Eckhart lo indica
claramente,
Referente ala frase dicha por san Pedro: «Lo hemos abandona-
do todo» (Mc 10, 28), el Maestro Eckhart dice: Has hablado bien,
aunque, invitado, habrias podido no seguirle, No es un cambio
initil abandonarlo todo por Dios: pues todo te ha sido dado con
41y, cuando lo recibes, entonces él se convierte en todo para ti.
EI segundo es patristico. Es ef «Abandonal» convertido en consigna
por Dionisio cl pscudo-Areopagita al comienzo de su Teologéa mistica
«Abandona ahi las sensaciones y las operaciones intelectuales, [y] por la
Via del desconocimiento sé elevado a la unién con aquel que trasciende
toda esencia y conocimiento.» Este tema dionisiano lo ilustra el Dicho 29:
Maso Eethart pred y dijo: San Pedro dior «La hemos
abandonado todo» (10, 28) Santiago djr sl. hemos dado to
dow sa Juan dij «No tonemos ya nada de nada» Entonets,
fray Eckhart dijo: {Gand se ha abandoned tode? Cuando se
ha abandonado odo lo que el sentido puede comprender y edo
To que se puede decry tod lo que se puede ois odo lo uc el
cole peat ver, entonce seh abandon tno iano se
abanvdonado todo as ea luminade y speriminade por
Ja Deidad. ae :
EL abandono es, pues, un estado de libre vacuidad que se alcanza
sabandondndose» uno mismo, «saliendo de si» para que Dios «entre»,
Esta «salida» 0 «éxtasise, es decir «el conocimiento de Dios por el desco-
nocimiento, de acuerdo con la unici6n que esté mas al de la inteligen-
ELMAESTRO ECKHART: 4
cia», es descrita por Dionisio en los Nombres divinas, 7, 3 (872B). Asi se
ye cémo toxlos los instrunentos de la teologia eckhartiana se unen y
‘concurren a la produccién de un solo efecto: la llegada de la gracia al
alma, a sus profundidades desprendidas de todo.
El proceso del Maestro Eckhart
La ensefianza del Maest-o Eckhart tuvo un considerable éxito en Ale-
‘mania y en el valle del Rhin, Sélo tardiamente fue cuestionada, puesto
{que s6lo dos aiios antes de morir el Maestro se entablé contra él una ac-
‘in ante el obispo de Colonia. Este tardiio cuestionamiento, seguido de
‘una condena post moriem, fue explicado de modo distinto por los histo-
riadores. Dos hechos se ponen hoy de relieve: por una parte, la impor
tancia del contexto sociopolitico en el que nacié el «caso Eckhart»; por
‘otra parte, el cardcter limitado en su principio, si no en sus consecuen-
‘ias, de la sancién que la Santa Sede impuso finalmente al dominico
alemén.
El proceso del Maestro Zekhart se desarrolla contra un fondo de ten-
siones entre el emperador de Alemania, Luis de Baviera, y el papa de
‘Avifion, Juan XI, que le declaré desposeido del imperio y excomulga-
do, una querella que conmueve todo el siglo y que dobla, por otra par
te, la que el rey de Francia, Felipe el Hermoso, habfa iniciado con Boni-
facio VIML En el plano reigioso todo queda en entredicho (se cierran
las iglesias, se suprimen las celebraciones). Los doninivus sou Geles al
papa. El arzobispo es un gran personaje del imperio. :Presta, por esta
raz6n. acaso, odos compiacidos a las acusaciones formuladas contra
quien es, por aquel entonces, la figura predominante de la orden en
Colonia? Podemos suponerlo. El proceso tiene dos fases!, La primera,
de Colonia, es un processus per promoventem, es decir una accién que se
«jerce sobre la ortodoxia éel propio Eckhart, a partir de listas (rofuli) de
‘extractos (erticui) sometidos por sus denunciantes a la comisi6n inqui-
sitorial reunida por el arzobispo. Dos de estas listas han egado hasta
Sobre el proceso del Maestro Bekhart, ef W Trusen, Der Pa agen Mister Ele
art. Vorgeschice, Belay und Figen, Rech, Staatswss. Verfienlchungen €. Corres
Ges, N.EH. 54, ed. A. Hollerbavh, H. Male, . Mika, Paderbor-Munieh-Viena-Zurich,
1988 , del mismo,