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~w7 727 ev vwvwvuvwvewvwvevvevvvsvdss@a 232 ARTHUR 0. LovEFOY Peika, Continéa criticando a quienes creen en el vacto, no lo hace en nombre de que erean que el espacio vacle egine ea ilgtin lugar concreio, sino en nombre de que sostionce Aus Gy Cabaclo vaclo existe Al mismo tiempo, con respec Clon de fenidad cuya manifestacin es la materia, la nope, Tenaga Posibilidad de ninguna clase de vacto se agueta {icralmente bien; la naturaleza rebosa en todas partes vida, ‘gia is cual va acompafiada de alguna clase de sensible, quede ay cSctibe Leibniz en la Monadologia, «nada que Temos en posteriores conferencias. BS. (CE. Philos. Schriften, IV, 368; VII, 365: y A Collection of Pax pers, 8 diaih, Schriften, Gerhart ed. III, 565; tenducido por Latta en The Monadology, etc. (1925), 251 90. Opuscutes, etc. (1903), 522 91, Nowveaut Essais, TH, 6, 12. LA 6L4U cAdenn DEC SER» (733 Kove yoy , Arter. VI La CADENA DEL SER EN EL PENSAMIENTO DEL IGLO XVIMI Y EL LUGAR Y EL PAPEL DEL HOMBRE EN LA NATURALEZA “Fue en el siglo xvi cuando alcanzé su mayor difusién ¥ aceptacién la concepcién del universo en forma de Cade. ha del Ser y los principios que subyacen a esta concepcion, de plenitud, de continuidad y de gradacién\A primera vista lo dicho puede parecer un poco extrafio. Que un grupo de ideas cuya génesis se debia a Platon y Aristételes y st sis tematizacién a los neoplaténicos debiera tener un fruto tan retardado bien puede resultar sorprendente, sobre todo te niendo en cuenta lo mucho que habia en las modas inte. Tectuales de (aproximadamente) los tres primeros cuartos del siglo que parecia hostil a estos supuestos. Desde luego, la autoridad de Aristételes hacia tiempo que habia despa. ° recido. El escolasticismo y sus métodos solian ser despre. ciados y ridiculizados por quienes se vanagloriaban de su silustracion». La fe en la metafisica especulativa a priori Se estaba desvaneciendo y el temperamento a lo Bacon (si No exactamente el procedimiento de Bacon), el espiritu de la paciente busqueda experimental, proseguia su marcha triunfal dentro de Ia ciencia y era objeto de ferviente entu. siasmo entre una gran parte del gran piiblico educado. Y la nocién de la Cadena del Ser, con los supuestos en que se basaba, no era evidentemente una generalizacion dedu. cida de la observacién ni tampoco era, en verdad, facil de reconciliar con los hechos naturales conocidos. ‘Sin embargo, no ha habido ningun periodo en que los autores de todas clases hombres de ciencia y fildsofos, vseseeeonsvsvsvuvsvnevaeaeeeaeenegeueuegs 24 ARTHUR 0, LOVEJOY 7 LA GRAN CADENA DEL SER 245 poetas y ensayistas populares, deistas y predicadores orto- doxos— hablaran tanto de la Cadena del Ser y aceptaran res y mas inorgénicas de la materia, en todas partes mas explicitamente el orden general de ideas que conlleva encontraremos que las distintas especies estan erircn ¥ dedujeran més descaradamente. sus implicaciones latentes cece a distinguen mas que en grados casi imper- © aparentes. Addison, King, Bolingbroke, Pope, Haller, Thom ‘ ceptibles. Y cuando consideramos el infinito poder y son, Akendise, Buffon, Bonnet, Goldsmith, Diderot, Kant, sabiduria del Hacedor, tenemos Tazones para pensar Lambert, Herder, Schiller, todos estos y tuna multitud de Siheca el gunde para la magnifica armonia del universo autores menores, no s6lo se explayaron sobre el tema, sino seins see ean J i infinitn jpondad del arquitecto jue Ie extrajeron consecuencias nuevas o previamente elu- lue las especies de eligi in también, a gra- reja de compafteros de_armas dirgieron el atague: contra Gee some hemes visto que descienden gradvalmente toda esa concepcién. A continuacién de la palabra «Natura- ay ee abajo. leza», la «Gran Cadena del Ser» fue la fortnula sagrade del la Gr ena de Addison hizo conocer este aspecto de Ia metafisica pla: Sel ev on el que jug un papel anogn ade Ta en ténica incluso a esa parte del publico que no lee Ine oka Mprobablemente no se debié en general a ninguna intluen- : Speciton sacs, teGloges, repitiendo sus menciones en cia directa de la filosofia griega ni medieval el que la idea 'pectator; por ejemplo, en el No 519. se pusicra de moda en el siglo xvimt. Pues la habian reitera- do los dos filésofos de finales del siglo xvit con mayor ii fluencia y reputacién en los siguientes cincuenta afios. Locke no fue menos explicito, aunque si menos exuberante, que Leibniz en repetir las antiguas tesis: En todo el mundo corpéreo y visible no vemos grie- tas ni lagunas. Desde nosotros, absolutamente todo des- ciende por escalones suaves y la serie continua que se alza en cada uno difiere muy poco del siguiente. Hay eces que tienen alas y no son extrafios a las regiones acreas; y hay unos pajaros que habitan en las aguas, cuya sangre es frfa como la de los peces. ... Hay anima. les que son parientes tan cercanos de los pajaros y de las bestias que ocupan-un lugar intermedio entre am- bos. Los animales anfibios encadenan a los terrestres con los acuaticos; ... por no mencionar Io que se cuenta confidencialmente sobre sirenas y hombres marinos. Hay brutos que parecen tener tanta raz6n y conocimiento como algunos que se denominan hombres; y los reinos animal y vegetal estén tan estrechamente ensamblados que, si se toma lo inferior del uno y lo superior del otro, casi no se percibira ninguna diferencia importante entre ambos; y asi sucesivamente, hasta alcanzar las zonas in- diferencia de Leib Ja plenitud y Ja continuidad de Ia cadena; Ia teoria es simplemente «probable» (ibid) La infinita Bondad es de una Naturaleza tan co- municativa que parece deleitarse en conferir Ia Existem cia a todos los grados de Seres Perceptivos. Como es una Especulacién que muchas veces he ejercitado con gran Placer personal, me extenderé de nuevo sobre ella considerando la parte de la Escala de los Seres que en- tra dentro de nuestro Conocimiento. Hay otras muchas ctiaturas ... que no tienen més sentidos que el tacto el gusto, ... Es hermoso observar el proceso gradual mediante el cual el Mundo de Ia Vida avanza pasando or una prodigiosa variedad de especies antes de que se forme una criatura con todos sus Sentidos comple. tos. ... Si después de esto miramos las diversas perfec. ciones interiores de Astucia y Sagacidad, 0 lo que por regla general llamamos el Instinto, encontramos que ur gen del mismo modo sucediéndose imperceptiblemen. te y recibiendo adicionales Mejoras, segiin las Especies en que se hallen implantadas. Este progreso de la Na- turaleza ¢s tan gradual que lo mas perfecto de una Es- 1. Essay concerning Human Understanding, 11, cap. vi, § 12. A ‘Locke no insiste en la’ nocésidad a priori de 236 ARTHUR 0. LovEsoY Pecie Inferior se acerca mucho a’ lo mas imperfecto de 'a situada inmediatamente por encima de ella... Tans poco es [la bondad del Ser Supremo] menos visible en & Diversidad que en la Multitud de las Criaturas vivec Si sélo hubiera hecho una Especie de Animales. nin: guno de los demas hubiese disfrutado la Felicidad de 1 Existencia; por tanto, ha especificado en su Creacion S405 los grados de Ja Vida, todas las Capacidades del Ber. Todo el Hueco de la Naturaleza, desde la Planta hasta ¢l Hombre, esta repleto de los distintos Reine de las Criaturas, que se elevan unos sobre otros en aa Ascenso tan suave y paulatino que las pequefias Trach Clones y Desviaciones de una Especie a otra casi son insensibles. Este Espacio intermedio esta tan bien ad. ‘Rinistrado y gobernado que escasamente hay un grado de Percepcién que no comparezca en alguna parte del Mundo de la Vida? Otro autor, el predicador anglicano Emund Law, m si flier se contentaba con este cuadro de la eeompletuds de Bameacién, sino que, luego de citar a Addison, afadia, que Gentro de cada especie se deben haber generado tantos ind Viduos como son capaces que existan juntos: Partiendo de la ... observacion de que no hay nada @ manera de grieta 0 vacio, ningiin eslabén que fulte en esta gran cadena de los seres, y la razén de esto, apa, recera extremadamente probable que cada uno de los distintos érdenes, cada una de las especies 0 Clases de cllas, esté tan repleta como su naturaleza puede adi, tir o bien como Dios considerd adecuado. Quizas haya lantas dentro de cada clase como pueden existir jum tas sin mutta incomodidad ni dificultad. De esto crte. (sic), puede limitar el ejercicio del poder de Dios, o im. le crear cada vez mas seres capaces de felici. Tenemos la més alta razén para concluir que todas las cosas son tan perfectas como pueden scrlo 2 Addison cita a «Mr. Lock» para apoyarto. LA GRAN CADENA DEL SER 237 én Su clase y que todos los sistemas son en si mismo completos y perfectos. las éticas que de ahi se derivan, A. La Cadena del Ser y el Lugar del Hombre en la Natu raleza. Ya hemos considerado los efectos de la creencia en la infinidad del mundo y en la pluralidad de globos habitater Fie EOT St: Sobre todo, una inferencia del principio de ple, Pero hubo otras implicaciones de la nocién de una Eseals del Ser repleta e infi lamente graduada que tendieron, sin duda, a rebajar la estimacién por parte del hombre de ea importancia y singularidad césmica; y en éstas se detuvieron mucho los fil6sofos y los divulgadores de las ideas filosoficns durante el siglo xviit. 1. Iba implicito en el principio de plenitud que existian todos los eslabones de la Cadena del Ser, no tinica ni pring! Palmente para beneficio de ningun otro ¢slabdn, sino por de. Techo propio 0, més exactamente dicho, en nombre de la com. Pletud de la serie de formas, cuya realizacién era el principal objetivo de Dios al crear el mundo. Ya hemos visto que, aun. que las esencias sc conceblan desiguales en dignidad tedvs tenfan igual derecho a la existencia, dentro de los limites de la posibilidad racional; y por tanto la verdadera raison d'étre de una especie de seres nunca podia buscarse en st utilided Para otra especie. Pero esta implicacién entraba en conflicio con ‘un viejo supuesto, muy lisonjero para el hombre, que todavia persistia en los siglos xvir y xvitt. La afisicovedlo gias, tan cara a los autores de obras edificantes, tanto dei tas como ortodoxos, pretendia ser una prueba de la existen cia de Dios; pero de hecho era una glorificacién del hombre 3, ta eilicion de Law del Essay on the Origin of Evil de King (0732), 148 238 ARTHUR 0. LOVEJOY Pues se basaba en buena medida en el supuesto de que to- dos los demas seres creados existfan para beneficio del hom- bre. Tout est créé pour homme es a la vez una premisa té- cita y una triunfante conclusién de la larga serie de argu: ‘mentos teoldgicos que constituye una tan importante frac- jén de la produccién «filos6fica» del siglo xvi; y es uno de los més curiosos monumentos a la imbecilidad humana. En esto, esta época posterior no hace sino repetir un sonso- nete muy ofdo en Ia Edad Media. El principal manual de fi- losofia escolistica afirmaba: Asi como el hombre ha sido hecho para beneficio de Dios, a saber, para servirle, asf el mundo ha sido hecho Para beneficio del hombre, por lo que debe servirle.* Bacon habia elaborado el tema: Si buscamos las causas finales, el hombre debe ser considerado el centro del mundo; en la medida en que si el hombre fuera suprimido del mundo, el resto pare- ceria ser todo un extravio, sin fin ni propésito, ... y que no conduciria a nada. Pues todo el mundo funciona conjuntamente al servicio del hombre; y no hay nada de donde é1 no extraiga utilidad y fruto ... en la medi- da en que todas las cosas parecen ocuparse de los asun- tos del hombre y no de los propios.® En una tcologia protestante de finales del siglo xvit que fue muy admirada en el xvitt se lee: Si examinamos atentamente qué es lo que consti- tuye la excelencia de las partes més bellas del Univer- 0, descubriremos que sélo tienen valor en su relacién con nosotras, slo en In medida en que nuestras almas les vtorgan valor; que Ja estima de los hombres es 10 que constituye la principal dignidad de las rocas y de Jos metales, que el uso y el placer del hombre les da su valor a las plantas, a los érboles y a los frtuos# 4. Libri sententiarnon, Th, A, 8. 5. De sapicntia veterum, en'Works, Elis y Spedding eds., VI, 747 & Abbadic, Traité do la. vérité de la religion chrétienne, publi alo on 1688, 7 ed 1727), 1, 95, TPEesegesasauvususveeeueeeueueseeeeee LA GRAN CADENA DEL SER 239 «En la naturaleza no sélo las plantas, sino también los ani- males», dice Fénclon, «estén hechos para nuestro uso», Los animales depredadores podrian considerarse una excepeién; Pero «si todos los paises estuvieran poblados y sometidos a la ley y el orden, como debieran estarlo, no quedarian ani. ‘males que atacasen al hombres. Sin embargo, las bestias sal vajes también sirven al hombre, en parte como medio para cultivar la habilidad y el valor fisicos y en parte colaboran- do a la conservacién de la paz internacional. Pues Fénelon también percibia de algin modo la necesidad humana de un «sustitutivo moral a la guerras; propuso satisfacer esta nece- sidad manteniendo reservas de canimales feroces» en regio. nes remotas, adonde puedan retirarse los hombres que pre. cisen dar salida a sus propensiones belicosas. Y no menos demostrativo de la generosidad de la naturaleza es el hecho de que aporte criaturas combativas de otras especies, que se pueden matar, de modo que los hombres alivien su necesi- dad de matarse entre si." El Creador ba pretendido, dice Bernardin de St. Pierre —cuyos Etudes de la Nature (1784) fueron tenidos por una de las obras maestras de este géne- ro—, esélo la felicidad del hombre. Todas las leyes de la na. turaleza estén proyectadas para servir a nuestras necesida- des La légica de la concepcién de la Cadena del Ser no s6lo se oponfa firmemente a este supuesto de que el resto de la creacién era un instrumento al servicio del hombre, sino también, aunque de forma menos evidente, a las premisas del argumento teolégico en general, si bien la protesta contra esta forma de vanidad humana fue impulsada por otras con- sideraciones. Galileo habia escrito: «Nos arrogamos dema- siado para nosotros si suponemos que nuestro cuidado es la tarea propia de Dios, el fin més allé del cual no se extienden el poder y la sabidurfa divinoss.* Henry More, sin duda bajo 7. «On ne trouverait plus d'animaux féroces, que dans les foréts reculées, et on les réserverait pour exercer la hardiesse, la force et adresse du genre humain, par un jeu qui représenterait la guerre, sans quion efit jamais besoin de guerre véritable entre les nationse Traité de Uexistence de Dieu, I, 2 8, Citado en Mornet, Les Sciences de la nature en France au 18 sidcie (1911), 149 ss,, donde ge encuentran abundantes y bien elegi- dos ejemplos. 9. Dialogo di due massimi system, 1, 400. 240 ARTHUR 0. LOVEIOY Ja influencia del principio de plenitud, habia afirmado que: No debe escandalizarnos ... que se haya hecho tal cuidadosa previsién para tan despreciables gusanos, se- gin nosotros los concebimos [a los animales inferio. Fes]. Pues s6lo de nuestro Orgullo e Ignorancia, o bien de la altiva Presuncién, se deduce que, porque se nos haya animado a creer que en algun Sentido todas las cosas han sido hechas para el Hombre, en consecuencia no estén hechas para cllas mismas, Pero quien pronun- cia esto es ignorante de la Naturaleza de Dios y de la Gienica de las cosas. Pues si un buen Hombre es carita- tivo con su Bestia; entonces, con seguridad, Dios es ge- neroso y benigno y obtiene Placer en que todas sus Criaturas disfruten de tener Vida y Sentido, y sean ca. Paces de cualquier satisfaccién.0 No obstante, el principal adversario durante el siglo xv1t, no sélo de la teologia antropocéntrica, sino de todas las for. mas de razonamiento teolégico dentro de la ciencia, fue Des- cartes. Ademés de otras objeciones, encontraba que la teoria shocaba con los hechos evidentes. En absoluto es probable que todas las cosas hayan sido creadas para nosotros de tal manera que Dios no tuviese otro fin al crearlas... Tal suposicién, creo yo, seria inservible para razonar sobre las cuestiones fisicas; pues nosotros no podemos dudar de que exis- ten una infinidad de cosas, o que existirian si no hubie- ran dejado de existir, que nunca han sido contempla- das ni comprendidas por el hombre y que nunca han te- nido ninguna utilidad para él. De hecho, Ia mayoria de los grandes filésofos del siglo xvit repiten la misma observacién. Leibniz coincide explicitamen- te con Spinoza en el teorema non omnia hominum causa fie- ri No es sorprendente, observa, que «encontremos en el 10. Antidote against Atheism, UL, cap. 9, 8. M. Principia, IM, 3. 12, Leibniz, Philos. Schriften, 1, 150, LA GRAN CADENA DEL SER mn mundo cosas que no nos son agradables», puesto que «sabe- ‘mos que no fue hecho para nosotros solos». En realidad es sabsurdo», decia el arzobispo King, imaginar que «la tierra fue hecha para provecho de la humanidad, y no del univer. 50s; nadie «que no esté ciego de orgullos o de ignorancias ha Podido jamés suponerlo. La misma proposicién es el princi. pal elemento de la polémica de Bolingbroke contra todos los stedlogoss excepto King, en los Fragments, or Minutes of Essays (Fragmentos 0 Notas de ensayos), de los que proba- blemente tomé Pope buena parte de las ideas de su Primera Epistola en el Essay on Man (Ensayo sobre el hombre). El acuerdo eatre los deistas y los apologistas ortodoxos es en este punto total. Bolingbroke, es cierto, afirma despreciar to- das las especulaciones teoséficas, todas las pretensiones de los tedlogos de estar familiarizados con los dictdmenes secre. tos del Altisimo; y para Platén y sus seguidores, antiguos y modernos, tiene un desprecio especialmente vivido. Sin em. bargo, al final, también él asume tranquilamente que no es por completo ignorante de «los designios del Autor de toda la naturaleza». La completud global del plan cdsmico es, Boling. broke est seguro, la verdadera raison d'éire del universo No tenemos ninguna raz6n para pensar que la «Infinita Sa. biduria no tenga ningin otro fin al hacer al hombres —o bien, de hecho, cualquier otro eslabén de la cadena— «que el de hacer una criatura feliza.2® Los habitantes sensibles de nuestro globo, como los dramatis personae, tienen distintos caracteres y se de- dican a distintas actividades en cada escena. Las diver- sas partes del mundo material, como las maquinarias de un teatro, fueron ideadas no para los actores, sino ara la accién; y todo el orden y sistema del drama se desordenaria y ‘estropearia de producirse alguna alte- racién en cualquiera de ellas.\¢ 13. Fragments, etc., en Works (1805), VILL, 168, MM. Jbid., 282.'Cf. también Fragments, LVI, ibid, 286289: «Si los atributes divinos han exigido que no deba haber nada parecido al mal moral o fisico, el hombre seria manifiestamente la causa ultima de un mundo hecho ‘nicamente para su uso y para ser el escenario de su felicidad. Este mundo serfamanifiesiamente la causa final del universo. Todos los planetas estariangirando al. servicio. del et ee VV 242 ARTHUR 0. LOVEOY En suma, el universo fue hecho con objeto de que todas las Posibles formas del ser pudieran manifestarse segin sus cle. fomplacencia roméntica en el mundo que nace, no de ning. za creencia en su adaptacion a las necesidades y las esperen. zas del hombre, sino de su infinita riqueza y diversidad como Speetsculo, del prodigioso abanico de dramas complejos. y Con frecuencia trégicos que presenta— no era de ningany faunera desconocido a comienzos del siglo xvitt.!® Esta tesis favorita de tantos autores del siglo xx, fue resumida de ig manera més concisa y elegante por Goethe en sus poemag Athroismos (1819): «todo animal es un fin en si mismbor Zweck sein selbst ist jegliches Tier. 2, Una segunda consecuencia del mismo tipo se extrajo muchas veces de la concepcién aceptada sobre la situacion relativa del hombre dentro de la Cadena del Ser. Lo que solia decirse al respecto era, como hemos visto, que es el seslabon central» de la cadena. Esto no significaba necesaria ni habi. tualmente (creo yo) que haya el mismo ntimero de las clases Por encima y.por debajo. Por el contrario, Locke pensaba que tenemos razones para estar convencidos de que hay muchas més especies de criaturas por encima de nosotros de las que hay por debajo; en cuanto al grado de perfeccién, estamos mucho més alejados del Ser infinito de Dios que dei estado mas infimo del ser y del que se aproxima al maximo a Ja nada.»¥* Addison planied el argumento con atin mayor ‘agudeza; eel espacio y las plazas» son infinitos hacia arriba y deben estar completamente lenos; pero el mimero de grados ‘nuestro, y las mismas estrellas fijas no servirian a ningiin otro pro- Pésito que el de hacer guifios por las noches y adomnar mice Gosels, El pasaje es ampliado y versificado por Pope, en Essay’ on Man, 1 1. 131140. El ataque més ingenioso contra fa teolosie an wopocéntrica en el sigic xvmit es el Sento Discurso del Een? oar Thomme (1738) de Voltaire. 45." (Cl. también el poema de John Hawkesworth, «The Death pf Arachne» en el Supplement de Pearch a Dodsley, Collection of Poems, 4 vols., 1783, vol. Til, 183. 16. ‘Locke, joc. cit, LA GRAN CADENA DEL SER m3, inferiores es finito." Bl hombre, pues, no se encontraba en ‘itad de la serie, sino bastante hundido en el extremo infe. ior. Era el ceslabén central» en el sentido de que suponia el Ieralmente la idea de posicién central, parece permitir que ¢l hombre se haga una opinién bastante alta de sf mismo: el hobre es un Eslab6n distinto en la interminable cadena del ser, / A mitad de camino entre la nada y la deidad, Pero para la mayor parte de quienes reflexionaron sobre Ia Posicién en el universo que la teorfa asignaba al hombre, hubiera sido hecho poco inferior a los angeles, era inferior jl inferior de los angeles y a cualquier otro ser espiritual; y Jas sucesivas jerarqufas por encima de él eran tan numerc. sas que, cuando su entendimiento se detenia en ellas, la con. secuencia era una especie de complejo de inferioridad racial. «la principal utilidad de considerar estas escalas de las Cria. turass, escribié Sir William Petty (1677), «es permitir al hombre ver que por debajo de Dios hay tantos millones de criaturas superiores al hombre. Mientras que, por regla ge- Neral, él se tiene por el principal y siguiente a Dios», Pues esto le demuestra que shay seres dentro ... de Ia érbita de las Estrellas fijas ... que aventajan al hombre en sentido de Ia dignidad y de la fragilidad incomparablemente [més] qu: el hombre aventaja al més vil de los insectos».!* Asi es- crisié una dama noble en 1710 —la autorfa del pasaje de. muestra hasta qué punto era un absoluto lugar comin por entonces esta forma de pensar—, I, Addison, Spectator loc. il, Cl. también Bal ‘ments, en Works (1808), VIII, Fragmento 44, 18." The Petty Papers, edicién del Marquis de Lansdowne (1927), I, 24,22, La principal incutsion de Peity en la filosofla pura fue el esbo- 20 de un ensayo sobre «La escala de las eriaturas» que dejé inédito, Personalmente creia haber encontrado Ia idea por ocurrencia propia, Jo que es muy poco probable, broke, Frag- 244 ARTHUR 0. LOVEJOY si... consideramos ademds que hay una Escala de los Seres, que llega desde la Causa primera hasta el mds imperceptible Efecto, desde el Creador infinite hasta el menor de sus Productos, tenemos razones Creer que, asi como vemos una innumerable Compania de Seres por debajo de nosotros, y siendo cada una de las Especies menos perfecta en su Clase, hasta acabar €n un Punto, un Solido invisible: asi hay un Numero casi infinito de Seres por encima de nosotros, que nos exceden en tanto como nosotros excedemos al’ menor de los Insectos 0 a la mas pequefia de las Plantas y, en Comparacién con los cuales, el més elevado de los Ge. nios, el mayor de los Maestros de la Razén, el mas ilustrado ¢ infatigable de los Investigadores del Conoci. miento, no son més que Niflos, tal que casi no merece. rian. estar en la mas elemental clase de la Escuela del Saber, no podemos tener sino despectivas Ideas sobre nosotros mismos, no podemos sino sonrojamos ante huestra Arrogancia y volver la mirada con Vergiienza ante los diversos Ejemplos de nuestra Locura, Me parece ver a esas brillantes Inteligencias... que por la Dignidad de su Naturaleza han sido elevadae a Situaciones sublimes, en la mas intima union que los Entendimientos creados puedan tener con el Bien Sun Premo, contempléndonos con una Sonrisa de desprecio, Pero con un desprecio entremezclado de Piedad. Addison se limita a resumirlo pocos aftos después: «Si la nocién de una gradual elevacién del Ser desde el mas men quino hasta el més Alto no es una vana imaginacién, no e¢ improbable que los Angeles vean desde arriba a los Hombres como los Hombres lo hacen con las Criaturas que se apro. ximan lo més posible a la Naturaleza racionals® El ilo. sofo Formery cuenta de que una impresién similar le vino a Jas mientes la primera vez que tuvo conocimiento de la Es. cala del Ser: 1, Essays upon Several Subjects in Prose and Verse Written by the Lady Chudleigh (1710), 123, 20.” Spectador, N° 621, IT de nov. de 1714 LA GRAN CADENA DEL SER 24s iCuén poca razén tengo para ensalzarme por encima de otros y de «onde puedo sacar motives para enoigu: Hecerme! Hasta entonces solia conceptuarme como una de las més excelentes criaturas de Dios, pero ahora per- cibo cuan grande era mi ilusién. Me encuentro en la parte inferior de la Escala y de todo lo que puedo ufa marme es de tener una pequefia preeminencia sobre Jas criaturas irracionales; y no siempre es asi, pues hay muchas cosas en que ellas poseen ventajas de que yo no dispongo. Por.el contrario, veo por encima de mi una multitud de inteligencias superiores.1 Desde luego, nada tenia de nuevo esta creencia en muchas categorias de «inteligencias» superiores al hombre; asi pues, los pasajes citados meramente ilustran su persistencia, su reconocido fundamento filoséfico en el esquema general de Ja Cadena del Ser y sus efectos sobre la concepcién de si mis. mos por parte de ios hombres. Pero en el siglo xvitt la creen- cia comenz6 a tener una forma mas naturalista. Esto lo ejem- plifican algunos pasajes de Bolingbroke. Que existe una inin- terrumpida Cadena del Ser «casi desde la nada hasta el hom: bres, lo supone establecido por la observacién; y al igual que los escoldsticos, a quienes ridiculiza, encuentra que, aunque aqui nos faltan pruebas empiricas, «tenemos todas las razo- nes posibles para estar convencidos de que continia hasta Jas naturalezas infinitamente inferiores a la divina, pero i mensamente superiores a la humana». Pero estas naturalezas superiores no eran para él las jerarquias angélicas, sino sim. plemente los habitantes de otros globos de este u otro siste. ma solar. Para esta fe en la existencia de eslabones superio. res de la cadena, da una interesante raz6n, adicional al pos. tulado general de la plenitud: el hecho de que las capaci. dades intelectuales del hombre sean tan evidentemente inte. riores a las maximas posibilidades concebibles incluso para una inteligencia finita, No podemos dudar de que son innumerables los mundos y sistemas de mundos que componen este asombroso todo, el universo; ni tampoco, creo yo, de 21. Philosophical Miscellanies, traduccion inglesa (1759), 107 ss. Qisititttitea 46 ARTHUR 0. LovEIOY que los planetas que giran alrededor del sol, 0 aquellos que giran alrededor de una multitud de otros [soles], estén habitados por criaturas vivas, sean aptos para set habitados por ellas. Cuando tenemos este panorama ante nuestros ojos, .,El tema habla. sido uno de los favoritos’ de La Bruyere 6 de be Rochefoucauld, aunque se habia fijado principalmente en In cmapre, sencia del orgullo individual més bien que en el de la especie; y Inne merosa serie de «sétiras contra el hombres de los siglos Xit'y ten encuentran en el orgullo del hombre el absurdo que lo corome { | TSCUCUUT UCT etHH LA GRAN CADENA DEL SER 259 En el orgullo, en el orgullo razonador, radica nuestro error; / Todo abandona su esfera y corre hacia los ie. los, / El orgullo sigue apuntando hacia las moradas box, Uificas, / Los hombres serfan Angeles, los angeles serian dioses. Consiguientemente, el hombre evitaré todas las empre- sas mayores del entendimiento; no fue pensado ni esti do. {ado para ellas. «Rastrea, pues, In Ciencia con la modestia Por guia»; y cuando hayan sido aniquiladas las vanidades, todos los errores y excrecencias del conocimiento, Entonces mira cuén poco monta lo que queda, / Lo que sirvié en el pasado y debe servir en los tiempos vent. deros. He aqu{ que la nocién de la Cadena del Ser —y del hom- bre como su sesiabén intermediox— desemboca en una es. Pecie de antiintelectualismo racionalista. Pero asimisme cuando constituye el fundamento de una ética— conduce al desdén de todos los ideales morales més pretenciosos y exigentes, como, por ejemplo, los del estoicismo. Sobre tode, Ja misma concepcién conduce al rechazo abierto y sin res, tricciones de esa ultramundaneidad que siempre habla ca. racterizado a Ja tradicién cristiana y platénica. «jVe, cri tura asombrosals, escribe Pope despectivamente, Ve a remontarte con Platén a la esfera del empireo, / Al bien primero, a la primera perfeccién y a Ia. prime- ra justicia, / U holla la embrollada esfera que hollaron sus seguidores, / Y perdiendo el sentido trata de imitar a Dios; / Como los sacerdotes orientales corren en “er tiginosos circulos, / Y revuelven las cabezas para imifer al sol. Aqui las dos corrientes del platonismo, que hemos dis- Linguido al comicnzo de estas conferencias, se han separa. do por completo; una de ellas se ha impuesto a la otra, La idea de ta esubida», de la ascensio mentis ad Deum per scalas creaturarwm, ha sido abandonada. Pero la principal razén filoséfica, si es que no quizis si cl mative més fuerte, de 260 ARTHUR 0. LovEJOY gste abandono radica en el principio de plenitud, que igual- mente ha caracterizado a la tradicién platénica, Y esta de. duccién del principio, como ya he dicho, era cuando menos Coherente y plausible. Si todos los eslabones posibles de la cadena deben estar perpetuamente representados en el uuniverso, y si esta consideracién debe convertirse, de gene- ralizacion cosmol6gica, en imperativo moral, evidentemen. te parece deducirse que la imitatio Dei no puede ser una ocupacién humana y que todo empefio por ascender en la escala ha de ser un acto de rebelién contra el designio divino un crimen contra la Naturaleza. La duda que hubiera podi- do ocurrirseles a quienes razonaban de este modo, pero que al parecer no se les ocurrié, es si la integridad det mundo no debfa de presumirse lo bastante asegurada por la Causa Eterna; si, caso de que fuera necesario por la naturaleza de las cosas que el mundo debiera ser una inquebrantable cadena del ser, no seria probable que algin eslabén de la cadena pudiera dejar su puesto y de ahi que dejara un vacfo en toda la creacién, / Donde, roto un escalén, se destruyera la gran escala. 2. EI supuesto de la mediocridad de la posicién del hombre en el universo, cuando se aplica de esta menera a sus dotes mentales, contenfa, o podria plausiblemente in- terpretarse como que contenia, otra implicacién que algu. nos de los espiritus mas sombrios o inflexibles de la época no dejaron de ver: que una criatura tan limitada y tan pré- xima a los demés animales, por su clase si no por el paren. tesco, debia necesariamente ser incapaz de alcanzar ningun alto nivel de sabidurfa politica ni virtud; y que, en conse- cuencia, no cabia esperar ninguna gran mejora en el com: Portamiento politico del hombre ni en la organizacién de la sociedad. Hay, dijo Soame Jenyns, «innumerables imper. fecciones inherentes a todos los gobiernos humanose, y és tas s6lo son simputables a la inferioridad de la posicién del hombre en el universo, que necesariamente lo expone a ma- les naturales y morales y, por la misma razin, deben ser religiosos y politicos; los cuales, de hecho, no son sino con. secuencia de los otros, Probablemente los seres. superiores Pueden formar 0 recibir de su Creador un gobierno. sin LA GRAN CADENA DEL SER. 261 tirania ni corrupeién; ... pero no lus humbres: de hecho, Dios puede transferirlo a tan sublime sociedad, pero mien. tras ‘siga siendo hombre estar sometido a innumerables males», como «esas gravosas cargas de la tirania y la opre. si6n, de Ja violencia y la corrupcién, de la guerra y la de. solacién, bajo las cuales todas las ‘naciones siempre han gemido por culpa del gobierno; ... pero que estén tan entre. tejidos en la misma esencia de todos 1s gobiernos huma. nos, por la depravacién del hombre, que sin ellas nada pue- de instituirse, mantenerse ni administrarse, ni consiguien. temente se pueden evitar sin cambiar esa ‘depravacion en perfeccién; es decir, sin alterar por completo la natura leza humana» De ahi que, concluye Jenyns, nunca haya habido ni nunca habré ninguna forma buena de gobierno. Sin duda, unas son menos malas que otras; pero quienes acusan con acritud al orden existente y suefian con’ trans. formario radicalmente olvidan esta verdad fundamental: que stodos estos males nacen de la naturaleza de las cosas y que Ja naturaleza del hombre, y uo de la debilidad ni de la mal. dad de ningén hombre concreto ni de su accidental ascen diente sobre los concretos gobiernos: sus gradaciones pus den deberse a esto, pero su existencia es inmutablen- ¥ andloga inferencia, a partir de la concepcién de la Ca dena del Ser y de la posicién del hombre dentro de ella, sacé el mismo autor con respecto a la religién, Ni de la luc de la naturaleza ni de la revelacin puede el hombre espe. rar mucha claridad 0 certeza sobre los conocimientos re. ligiosos: 5 Dios no puede impartir el conocimiento a unas cria- turas que él mismo ha hecho incapaces, por su natuta. Jeza y formacién: no puede instruir a un topo en asiro. nomia ni a una ostra en musica, porque no le ha dado Jos miembros o facultades necesarias para la adquist cién de esas ciencias; ... por tanto una religién proce. dente de Dios nunca’puede ser como nosotros podria ‘mos esperarla de su infinito Poder, Sabiduria y Bondad, sino que debe condescender a la ignorancia y las flaque. 40. Nature and Origin of Evit (1751), 12412, al, Tid, 131. CUUUUT TCC Hitt eeaA 262 ARTHUR 0. Lovtioy 728 del hombre: si cl mas sabio Legislador del mundo puviera que redactar las Ieyes de una guarderia, estas de. perfan ser leyes infantites: asi le ocurrié a Dios al ceva, Jar una religion a la humanidad, que aunque el Revels, ior fuera divino, 1a Religién debia ser humana, .. y por fanto susceptible de innumerables imperfecciones "4 De este modo los principios de plenitud y de gradacién, Gntre Sus muchos usos, pudieron utilizarse al servicio ‘ae Be compa Pretenden ser angeles, dejemos de esperar que Se comporten como si Jo fueran; y evitemos el error de inne ginar que mediante una alteracién de las formas 0 les me. Ganismos de gobiemo pondremos fin a estas limitacionce de Ja naturaleza humana que son escncialmente inaltens ples, Porque son inherentes al plan del universo que Teqeie Ze Precisamente esta criatura, como todas las demas elnece de criaturas, para estar «completo». No obstante, uno de los eriticos de Jenyns, sin negar las premisas, detecté, segun él, un non sequitur en la conche jig: el argumento, afirmaba, era «un mero juego termine, Iégico». Sin duda, el hombre’ no puede esperar «tin gobien Ro ni una religién calculados para el primer orden de lee Seres steadose; y en este sentido, todo gobierno humano, 0 rljgion, debe ser imperfecto, Peto no hay razones para que «i hombre no pueda alvanzar una relativa perfeccion en ox f08 aspectos: «tal gobierno y religién que sean mas elicn £¢6 Para los propésitos de ese conjunto de seres para cuyo uso_se instituyen».42 Sin saberlo, el critico puso el dedo en un importante su: Puesto técito de ésta y otras aplicaciones del principio. Es una peculiaridad del hombre, implican estos argumentos, que mientras sus facultades y'logros estén limitados por Ia situacién que ocupa en la Escala del Ser, es capaz de ver més alla de ellos y, para bien 0 para mal, de sentirse inea. {2-_ Ibid 165-167, EI argumento Io critica el Dr. Johnson en su re- cesion del libro de Jenyns, 1757. ‘8. R. Shepherd, Letters to Soame Jenyns, Bsa, (1768), 14 LA GRAN CADENA DEL. SER 263 tisfecho con ellos y, por tanto, consigo mismo. Esté cons- titucionalmente descontento de su propia naturaleza 5 ac su lugar en. la naturaleza universal; y de esto dan tesines nio, a sus distintos modos, tanto el santo como el misticn cl platénico y el moralista estoico, o el reformador, Pere de nuevo aqui el principio de plenitud estaba sutiimente en guerra consigo mismo. El perpetuo descontento del hone bre con su actual constitucién y estatus debe ser, despues de todo, uno de los rasgos distintivos de su especie, una caracteristica adeciada a su posicién en la escal Sino Io exigiera la posicién, gc6mo podria haber Megado a poscerla? Fero si lo exigia, no podia ser condenada con coherencia; y su existencia precisamente en este punto, dentro del meio. de Jos mundos posibles, incluso se podria tomar como wn indicio de que el hombre, al menos, no pr-tendfa ocupar Para siempre el mismo lugar, que Ja escala es literalmente luna escalera por la que se asciende, no soio imsginariamen, te sino de verdad. En seguida veremos cémo el argumento taza esta revuelta. Pero el intérprete menos jovial del prim. ‘pio de plenitud podria haber replicado, sin duda, que el defecto especifico y definitorio del hombre consiste, ‘preci samente, en ser la criatura cuyo destino es tener atisbos de las perfecciones que no puede poseer y de las virtudes que, sin embargo, es constitucionalmente incapaz de alcanvar, Pues también es ésta una clase posible de criatura; pues éno debe un universo completo contener incluso este tra, gico véstagu de fcaro? ¢No es ésta, de hecho, la consecuen. cia natural e inmutable de esa precisa posicién intermedia Que tradicionalmente se le asignaba: un ser al mismo tiem. po came y espiritu, una especie intermedia entre lo pura. mente animal y lo puramente racional? 3. No obstante, habia més de una manera de utilizar ¢! principio incorporado en la concepcién cosmolégica de Ja Cadena del Ser como arma contra el descontento social ¥, €" especial, contra todos los movimientos igualitarios. EI universo, se suponia, es el mejor de los sistemas; cual, quier otro sistema es bueno solo en la medida en que est construido segtin los mismos principios; y el objeto de la Infinita Sabiduria que lo hacia conformado era aleanzar la maxima variedad por medio de la desigualdad. Sin duda, Pues, la sociedad humana sélo esta bien constituida si, den. ~wTwrTwewvwveowewvwvews 262 ARTHUR 0. LovEJOY De este modo los principios de plenitud y de gradacién, entre sus muchos usos, pudieron statue pele de apologética pesimista y sarcéstica tanto det sin negar las en la conelu- Uso se instituyens, Sin saberlo, el eritico puso el dedo en un importante su: Fig to, fécito de ésta y otras aplicaciones del principio. Be que Pecullatidad del hombre, ‘implican estos ‘argumentos, sin S44, S167, EL argumento fo critica el Dr. Johnson en su re esién del libro de Jenyns, 1757, ‘BR Shepherd, Letters to Soame Jenyns, Esq. (1768), 14, LA GRAN CADENA DEL SER 263 tisfecho con ellos y, por tanto, consigo mismo. Esté cons- Utucionalmente descontento de su propia naturalces y de Su, lugan en Ia naturaleza universal; y de esto dan tesiime, nio, a sus distintos modos, tanto el santo como el mistico, Gj, Platénico y el moralista estoico, o el reformadon Pay de todo, uno de los rasgos distintivos de su especie ans Garacteristica adecuada a su posicién en la escala. Sino la puBiera la posicién, gcémo podria haber legado a poscerla? F270 Gi 10 exif, no podta ser condenada con coherencia; y de jautencia precisamente en este punto, dentro del mejor de Jos mundos positles, incluso se. podria tomar ‘come on {ndiclo de que el hombre, al menos, no. pretendia coupar Para siempre el mismo lugar, que Ja escala es literalmente ma escalera por la que se asciende, no soio inmaginariamen fe gino de verdad. En seguida veremos cémo el argumento ciara esta revuelta. Pero el intérprete menos jovial del prim. Glo de plenitud podria haber replicado, sin duda, que el Gefecto especifico y definitorio del hombre consiste, (preci jamente, en ser la criatura cuyo destino es tener atisbos de Iss perfecciones que no puede poseer y de las virludes que, sin embargo, es constitucionalmente incapaz de aleantar Pues también es ésta una clase posible de criatura; pues no debe un universo completo contener incluso esie. tra Bico vastago de caro? gNo es ésta, de hecho, la consecuen. cia natural e inmutable de esa precisa posicién intermedia que tradicionalmente se Je asignaba: un ser al mismo tiem, po carne y espiritu, una especie intermedia entre lo pura. mente animal y lo’ puramente racional? 3. No obstante, habia més de una manera de utilizar I principio incorporado en la concepcién cosmolégica de la Cadena del Ser como arma contra el descontento social ¥,, €2 especial, contra todos los movimientos igualitarios. EI universo, se suponia, es el mejor de los sistemas; cual, duier otro sistema es bueno s6lo en la medida en que estd Construido segin los mismos principios; y el objeto de la Infinita Sabiduria que lo hacfa conformado era aleanzar la maxima variedad por medio de la desigualdad. Sin duda, Pues, Ia sociedad humana sélo esta bien constituida si, den. 264 ARTHUR 0, LovEsoy tro de sus limites, tiende a la realizacién del mismo desi- deratum. Por supuesto, esta era la esencia del famoso dicho de Pope que tantas veces se ha mal aplicado para asombro de chicos y chicas: El Orden es la primera ley del Cielo; y esto es manifies- to: / Unos son. y deben ser, mas grandes que los de- | més, / mas ricos, més sabios.« f | No se trata de una casual declaracién de conservadu- rismo por parte de Pope; que el «Orden», es decir, la gra. dacién jerérquica, la requiere en todas las partes la divina Razén, es uno de Jos argumentos fundamentales para el optimismo en el Ensayo sobre el hombre. La doctrina de la Cadena del Ser, pues, aporté una sancién metafisica al pre- cepto del catecismo anglicano: cada cual debe trabajar fiel mente «para cumplir con sus obligaciones y estado de vidar, tanto en la escala césmica como en la escala social, een que Dios haya querido ponerlo». Querer abandonar él propio lugar en la sociedad es también cinvertir las leyes del Or. den». «Cese, pues, y no se lame imperfeccién al Orden.» En resumen, que toda peticién de igualdad es «contraria Ta naturalezas. Tampoco era Pope en absoluto original al proponer esta moral politico-social. Leibniz habfa seflalado, de manera muy similar, el paralelismo entre el mejor de los mundos pos bles y Ia mejor de las sociedades.posibles: La desigualdad de condiciones no debe contarse entre los desérdenes (désordres) y M. Jacquelot pregun. ta con raz6n a quienes harfan todas las cosas perfecta. mente iguales, por qué no estén las rocas coronadas de hojas ni las hormigas son pavos reales. Si la igualdad fuese un requisito omnimodo, el pobre plantearia sus reclamaciones ante el rico y el criado ante su amo." Cierto que el arzumento puede utilizarse para cualquier fin; a quienes no precisan de persuacién para creer que debe 44. Essay on Man, 1V, wv. 49 y ss. 45. Théodiee, 246, BESET TEEESEEC STE H LA GRAN CADENA DEL SER 268, hhaber altos y bajos rangos en la sociedad, esta premisa po- dla invocdrseles para justificar ante el hombte los planes de Dios en la creacién. En este tiltimo sentido razonaba Ed. mund Law: Es imposible que todos fueran gobernantes y nin- Buno stibdito. En este ejemplo vemos cémo las relacio- nes que tienen las criaturas entre sf pueden poner res. tricciones incluso al infinito Poder, de tal modo que se- ria contradictorio para ellas, mientras mantienen la na- turaleza que actualmente tienen, ser en algin aspecto dispuestas de forma distinta de como ahora lo estan, ni tampoco pueden ser gratificadas todas las del mismo ‘orden con las mismas comodidades.!® La analogia entre el macrocosmos y el microcosmos social fue planteada de manera atin més global e ingenua por Soa- me Jenyns: El universo se parece a una gran familia bien orde- nada, en la que todos los empleados y sirvientes, e in- cluso los animales domésticos, se subordinan unos otros del modo adecuado; cada uno disfruta de privile- gios y gajes peculiares a su puesto y, al mismo tiempo, contribuye, mediante esa precisa subordinacién, ala magnificencia y felicidad del conjunto.? Si bien 1a analogia sirve, en este caso, para justificar la com- Placencia de aquellos para quienes el orden existente en la sociedad era un orden muy confortable, eso era, indudable- mente, un factor relativamente pequefio en el pensamiento Politico del siglo xv. Y hay que acordarse de que habia otra implicacién en el esquema aceptado del universo que matizaba, aunque no contradecfa, esta moda de apologética conservadora. En realidad, la subordinacién era esencial; pero se trataba de una subordinacién sin servilismo. Nunca la exis. tencia de ninguna criatura, como hemos visto, era meramen- te instrumental para el bienestar de las situadas por encima 46, Nota a King, Orit of Evil, edicion de 17 156 M1. AFree Inquiry into the Nature and Origin of Boll (177). 266 ARTHUR 0. LOVEFOY fejella en la escala. Cada una tenia su propia razén de ser independiente; en Ultimo término, ninguna era wate impor- tants ate cualquiera de las demés; y por tanto, cade sos / Hace distintas partes para istintos entendimientos; / Los © bien quienes construyen cer. SEY Zanias, / Son titiles, con su ardor, para allmentar ents {ic0s: Los ricos, en justa correspondencta, Teper fen su almacén, / Que alimenta confortablemente af bre Jomnalero. / Tampoco trata el rico con desden's] Tas bajo de los esclavos, / Que asimismo es ay esl, Por igual cumplen la divina voluntad® iryRichardson, Pamela, edicién de Everyman's Library, 1, 238. No ‘std claro si Richardson compuso 0 cité lot versos vi EL PRINCIPIO DE PLENITUD Y EL OPTIMISMO. DIECIOCHESCO La tesis habitual de los optimistas dieciochescos era, como €8 notorio, la proposicién de que éste es el mejor de los mum. dos posibles; y este hecho, junto con la connotacién que ha asumido en el uso popular el término «optimismo», ha dado Pie a la creencia de que los partidarios de esta’ doctrina deben haber sido personas de una exuberante jovialidad, fa. famente ciegos a las realidades de la experiencia humana y de Ja naturaleza humana, o bien insensibles a todas las fat. gas y frustraciones y conflictos que se ponen de manifiesto én todo el ambito de la vida sensitiva. Sin embargo, de hecho, nada habia en el credo del optimista que ldgicamente le exi, giera cerrar los ojos ni minimizar los hechos que habitual. ‘mente nosotros calificamos de malos. De manera que, lejos de afirmar la irrealidad de los males, el optimista filoséfico del siglo xvii se ocupaba fundamentalmente de demostrar su necesidad, Afirmar que éste es el mejor de los mundos po- sibles no implica nada parecido a la absoluta bondad de este mundo; sélo implica que cualquier otro mundo metafisies, mente capaz de existir seria atin peor. El razonamiento del Cptimista no tendia tanto a demostrar cudnio hay en este mundo real de lo que los hombres habitualmente consideran dueno como a demostrar cudn poco hay de eso en el mundo de la posibilidad, en ese eterno orden logico que contiene las Adeas de todas las cosas posibles y composibles, que la men te de Dios habia concebido para contemplarlo «antes de la ¢reaciéns y, por cuyas necesidades, ineluctables incluso para Ja Omnipotencia, restringieron sus facultades creadoras.

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