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IDRIES SHAH APRENDER A APRENDER Aprender a aprender, escrito por el principal representante del sufismo, es la introducctén definitiva a un estilo de pensamiento que ha servido deinspiracion a hombres y mujeres de todo el mundo. Idries Shah, a través de sus diversos libros, conferencias y programas de radio y television, todos ellos de gran éxito, taborda cuestiones relacionadas con las amas de casa y 10s hombres de negocios, con los fildsofos y los obreros industriales, demostrando que los conceptos del Sufi tradicional pueden resolver nuestros problemas sociales, psicolégicos y espirituales. Los escritos clasicos del Sufi, las pardbolas orientales de Jesis, los encuentros con profesores y estudiantes coetdneos y los periédicos occidentales de mayor tirada son sélo algunos de los ejemplos utilizados en este libro con el fin de proporcionar medtos que nos permitan contemplarnos a nosotros mismos y a nuestras imstituciones de una manera nueva. «Aprender a aprender abre nuevos caminos para que podamos enfrentarnos a los mayores desafios de nuestra época: Ja propia naturaleza humana, la comprensién de nuestras organizaciones y culturas... Es como sj se bubiera rasgado el velo de la vida cotidiana y nos sintiéramos mds libres ante nuestras acciones y elecciones.» (De la introduccién de Doris Lessing) www.paidos.com ISBN 84-7509-461-9 | | | | 9 "788475094618 PAIDOS ORIENTALIA Tieulos publicados: 1. M. Eliade - Patdfijali y el 2. H. Wilhelm - Zl "lel | Ching 3. E. Herigel - El camino del zen 4, Tetsugen - El sermén sobre el zen 5, Anédnimo - Teatro tibetano. Tres misterios 6. E. Wood - Diccionario zen 7. ALN. Narihira - Cuentos de Ise 8. Anénimo - Cuentos del vatmpiro 9. 1. Shah - Cuemtos de los derviches 10. I. Shah - El monasterio mdgico 11. M, Buber - Cuentos jastdicos. Los primeros maestros, I 12, M. Buber - Cuentos jastdicos. Los primeros maestros, IT 13. M. Buber - Cuentos jastdicos. Los maestros continuadores, I 14. M, Buber - Cuentos jastdicos. Los maestros continuadores, I 15. I. Shah - El camino del Sufi 16. J. Krishnamurti - El vuelo del dguila 17. I. Shah - Las hazafias del incomparable Muld Nasrudin 18. A. Reza Arasteh - Rumi, el persa, el sufi 19. R.T. Deshimaru - La voz del valle 20. M. Eliade/. M. Kitagawa - Me fa de la historia de las religiones 21. 1. Shah - Las ocurrencias del incretble Muld Nasrudin Shah - Reflexiones Shah «Aprende a aprender 24. A. Coomaraswamy - Buddha y el evangelio del budismo 25. J. Klausner - Jenis de Nazaret 26. ‘A. Loisy - Los misterios paganos y el misterio cristiano 27. Ai Sulami- Furuwah 28. Misterios de la sabiduria inmévil del Maestro Takuan 29. Yalal Al-Din-Rumi - 150 cuentos sufles 30. L. Renou - El hinduismo 31. M. Eliade/I.P. Couliano - Diccionario de las religiones 32. M. Blade Alguimia aiden 4 suas 33. R.R. Khawam (compilador) - El li argucias. I. Angeles, profetas y misticos 34. R.R. Khawam (compilador) - El libro de las argucias. Il. Califas, visires y jueces 35. M. Arkoun - El pensamiento drabe 36. G, Partinder - Avatar y encarnacién Idries Shah APRENDER A APRENDER Psicologia y espiritualidad al estilo Sufi Con una introduccién de Doris Lessing ediciones PAIDOS Barestona Buenos Alres México Titulo original: Learning how to learn Publicado en inglés por Penguin Books Ltd., Harmondsworth, Middlesex, Inglaterra Traduccién de Jorge A. Sanchez Cubierta de Julio Vivas 1 reimpresion, 1994 ‘Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrta de los titulares del «Copyright, bajo las ion Slee lope a groduction wel o par deena ehs pr eel tetas procedimiento, comprendidos la reprografiay el tratamiento informatico,y ladistribucién de jemplarcs de ella mediante alquiler o préstamo publicos. © by Idries Shah, 1978, 1980, 1983 de la introduccién by Doris Lessing, 1981 © de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidés Ibérica, S.A., Mariano Cubf, 92 - 08021 Barcelona, y Editorial Paidés, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires ISBN: 84-7509-461-9 Depésito legal: B 20.731/2001 Impreso en Novagrafik, S.L., Vivaldi, 5 - 08110 Montcada i Reixac (Barcelona) Impreso en Espafia - Printed in Spain «Toma ejemplo de las desgracias de los otros, de modo que los otros no necesiten tomar ejemplo de las tuyas.» Saani, El jardin de las rosas (siglo x11) «Cuando el camello de nuestros esfuerzos se hunde en el fango, gqué importa si nuestro destino esta cerca o lejano?» Ustap KHALILULLAH KHALILI, Quatrains (1975) «El mundo no tiene ser salvo como alegoria: del princi- pio al fin es farsa y simulacién.» Suasistart, El jardin secreto (siglo x111) Indice Introduccién . : «Comenzar por el principio». . 1. ESTUDIO REAL E IMAGINADO Los Sufis y sus imitadores . La obtencién de conocimiento . Los secretos y los Sufis. Relativo a los encuentros El techo . Textos conflictivos EL autoengafio . Los viajes a Oriente. . La apariencia de un maestro Sufi. Los libros y mas alla de los libros . Santidad . E! silencio «No puedes ensefiar por ‘correspondencias Trasfondo de la «humildad> éTiene que ser serio el estudiante? . . Elementos sociales y Psicol6gicos en los estudios Sufis. . ee ew we : 2. DE LA ATENCION . Caracteristicas de la atencién y la observacién. 133 21 101 3. TEMAS DE ESTUDIO SUFIS. . . . Temas de estudio Sufis. . . . . . 4. COSAS DEL MUNDO... .... . Un sabio oriental y los periddicos. . Bases para el interés de la gente . Pensar en términos de oferta y demanda El efecto de los cuentos y narraciones. Relatos de lo milagroso . . Continuidad contra actividad efectiva . La capacidad es anterior a la opinién . La avidez santificada . . . . « Idiotas psfquicos. . i. Cuando puede detenerse. la critica | ry Informacién y experiencia . es La ensefianza es un asunto de ‘conducta ee ee El conocimiento de la propia sinceridad. . . . Los que pueden y los que deben. . . . . Satisfacciones y propésito del ritual . 2. . . La autosuperacién real y ostensible. . . . . . Los papeles del maestro y del discfpulo. . . . 5. ACCION Y SIGNIFICADO . La generosidad real y la relativa. . . . . . éPor qué se distinguen los Sufis? . La confusién como Problema Personal. Ser un «guri» . eee ee Sistemas . . eee ee ee El vehfculo y el objetivo. ee ee ee Interés y proselitismo . . oo Uso, mal uso y desuso de formas de estudio . a Potencialidad y funci6n. . . 2. . 2 ee Condicionamiento y educaci6n. . . . . « La busqueda de un hombre honesto. . . . ¢eCémo puede un método ser tan bueno como otro? 10 157 159 161 163 166 168 170 172 175 177 179 181 183 6, VEINTITRES PUNTOS DE ESTUDIO. Veintitrés puntos de estudio 7. ESTUDIO TOTAL Aprender y no aprender. . Algunas caracterfsticas de la literatura Sufi . La imparcialidad como punto de vista. Caracteristicas y propésitos de un grupo Sufi. Prerrequisitos para un estudiante de sufismo. . . Conforme es disconforme . tf «Tifie tu alfombrilla de oraciones con ‘vino» nr El maestro tefiidor . es Método, sistema y condicionamiento Pers Cultura occidental ee eee La tradicién occidental . ¢Cémo ensefia el Sufi? . La sabiduria del idiota . Atacando el fuego . Un puente y su utilidad. EI deterioro de los estudios. Comunidad y crecimiento humano . : : : El valor de las sesiones de preguntas y respuestas. . Dedicacién, servicio, sinceridad. . . cn Sufis y académicos . . Una empresa se mide por ‘su “intencion, “no ‘por su apariencia . ar Organizaciones Suis 1 ol lt 8. ESTUDIOS SUFIS Juntarse. . . rs Disimular los errores. ee ee ee ee Santos yhéroes. . . 1 1 ee ee Los niveles de servicio. . . . . . e ee Practica yritual. 2. 2. 0. 0. ee eee Estar presente . Pe ee ee La via al sufismo . . . 2. 2. 1 1 ee Delacaridad. 2. 2. 1 1 1 ew ee ee 185 187 193 195 199 206 208 21 214 217 220 223 225 228 231 234 237 239 242 247 251 254 261 263 265 267 270 272 274 279 282 288 W El numero de lectores de un libro. . . . « . 290 Declinacién de la influencia religiosa . «= 293 ¢Por qué no podemos tener un astracén briténico? - 296 Métodos y prerrequisitos de ensefianza . . . - 300 El dolor en la «empresa espirituals. woe we ee 807 Ensefianza de choque . eee ee) 50 Expectativas emocionales . . . . Sacar -conclusiones precipitadas . rr 315 El rosario y el habito . soe oe «8B Ejercicios casuales . . . «+ ee ee 820 En la linea de una escuela. . . . ~ oe « 324 La conduccién de la ensefianza. woe ee e827 El curriculum de una escuela . woe ee e330 Saber todo sobre alguien. . . 336 Observaciones sobre el tema del sendero del derviche. 338 Reuniones, grupos, clases . . . 341 Dimensiones internas . . . . . »- + - + 345 Explicacién . 2. 1 7 eee we ee 8B 12 Introduccion No hace mucho que, en 1964, aparecid The Sufis,* de Idries Shah. Fue evidente que, con este nuevo cldsico sobre el tema, habia surgido el ejemplar que de tiempo en tiempo aparece para ofrecer la Via Sufi en formas nuevas que se ajustan a las necesidades modernas. Pues el sufismo no es el estudio del pasado o Ja adoracién de santos medievales; es, siempre lo ha sido, una evolucién en espiritu y accién. Los grandes clasicos de Oriente Medio, por ejemplo, fueron al- guna vez de una originalidad corrosiva, con nuevos discer- nimientos e informacién que conmocionaron al fandatico. Idries Shah nos ha ofrecido muchos libros, tantos como facetas tiene el sufismo, desde las reediciones de los clasicos a los chistes estilo Nasrudin, desde la transcripcién de con- ferencias universitarias a los relatos tradicionales reescritos con lenguaje fresco y penetrante. Aprender a aprender y otros que esta escribiendo ahora en un estilo moderno, nove- dosos para nuestra época, encaran los mds grandes desafios: la naturaleza humana misma, cOmo comprender nuestra con- ducta, nuestras organizaciones y nuestras culturas. Shah, de forma significativa, denomina ciencias infantiles a la antro- pologia y la psicologia, pues nos dice que apenas hemos comenzado a utilizar esas herramientas. Ya es un lugar comin que los grandes avances en fisica utilicen el mismo lenguaje y conceptos que el misticismo tra- dicional; pero este campo comun, esta frontera, se extiende * Los Sufis, Barcelona, Caralt, 1975. (T.] 13 para incluir las nuevas y originales ideas sobre psicologia, antropologia, las religiones, el esoterismo. A Shah le gustaria contribuir a esta confluencia. Ofrece, de forma especifica, el punto de vista Sufi y —mads que eso— pone a nuestro alcan- ce un conjunto de conocimiento, de informacién. En el curso de nuestra vida veremos —en verdad ya hemos comenzado ‘a ver— que nuestros cientificos, por lo general los mds jé- venes, debido a una mayor flexibilidad, se acercan a Shah con esta pregunta: gqué es lo que usted posee, aparte de su tradici6n, que los modernos investigadores podamos utili- zar, que podamos haber pasado por alto o quiz4 ni siquiera sospechar que existia? He observado lo que sucede: una sim- ple pregunta abre un nuevo campo. ¢Acaso no es digno de preguntarse cémo esa mina de informaci6n, los resultados de siglos de investigacién y dies- tra practica, pueden haber existido desde hace tanto tiempo sin que ni siquiera fuéramos capaces de admitir que pu- dieran estar alli? No estoy hablando de «los secretos de Oriente», concebidos como algo entre el chamanismo y el espiritualismo para la hora del té, que Shah desecha por «vulgares, sensacionalistas y desanimadores». Siempre hubo viajeros hacia el mistico Oriente. «Dime, maestro, gcudl es el secreto?» «Ah, quieres conocer el secreto, hijo mio, ¢no es verdad? Bien, permanece sobre tu cabeza durante una semana y recita esta mantra...» Pero todos aquellos que he- mos tratado de aproximarnos al sufismo a través de lo que se nos ofrecfa en Occidente hemos pasado por algo parecido, y perdimos el tiempo: asf es como nos condicionaron a pen- sar. Lo que encontramos en el Oriente no es lo frivolo y lo amfstico, sino un acercamiento a la humanidad, ya sea como individuos o como unidad organica, algo que va mas alld de nuestras ciencias, en concepcién y logros... en complejidad. eCémo sucedidé esto? Principalmente por algo: quiz4 la cultura en la que vivi- mos no sea después de todo la cultura avanzada y generosa que creemos. Los forasteros, que siempre han sido utiles para dar una visién objetiva de una sociedad, a pesar de ser siempre en principio resistidos, nos juzgan de forma muy diferente. Nos consideran reprimidos de muchas maneras. Ahora hablamos con mucha facilidad de la arrogancia occidental; comenzamos a saber que somos insulares. Pero es un proce- 14 so lento, pues tenemos que luchar, en el caso de Oriente Me- dio y Asia Central, con los arraigados resultados de cientos de afios de recelo de los temidos sarracenos. Esto ha teni- do, y aun tiene, frustrantes efectos sobre nuestra cultura, desde la ignorancia e intolerancia sobre el Islam, a cosas como ésta: los simbolos de los planetas en astrologia —Mar- te, Venus, Mercurio y los dem4s— no son mas que letras ara- bigas, facilmente reconocibles para quien conozca el Arabe, y sin embargo les hemos otorgado los mds sorprendentes origenes. Un pequefifsimo ejemplo, quiz4s absurdo, de una enorme 4rea aun inexplorada. Pero, gpor qué no ha sido in- vestigada? Podemos continuar murmurando sobre la complacencia occidental, pero es otra cosa que en realidad debemos en- frentar. Shah cita como ejemplo nuestra creencia de que en Occidente somos los iniciadores de algunas ideas psico- légicas. Pero los «descubrimientos» de Freud y Jung deben ser buscados en Al Ghazzali e Ibn El Arabi, muertos en el siglo x11, y en otros pensadores de la época. (Jung reconocidé su deuda con el Oriente. ¢No es sorprendente que sus dis- cfpulos no se pregunten cudl puede ser ésta?) Al Ghazzali escribid extensamente sobre condicionamiento: entonces, como ahora, los maestros Sufis estaban preocupados por liberar a la gente de los adoctrinamientos sociales y religio- sos. ¢Qué sucedié con toda esta experiencia? Fue utilizada, se transformé en propiedad de doctores de la mente, del alma, del cuerpo; ha sido aumentada, desarrollada... Pero nosotros, en Occidente, hemos sido escindidos de ella, atin estamos escindidos, y lo estaremos hasta que nos prepare- mos a reflexionar con seriedad sobre nuestras propias con- figuraciones mentales. Otro ejemplo: hablamos de la infinita variedad y rique- za de nuestro lenguaje. Pero el hecho es que el inglés es pobre: carece de las palabras y conceptos que necesitamos. Cualquier escritor que ha tratado de describir ciertos pro- cesos y experiencias se ha enfrentado a la ausencia de pala- bras. Hay formas de soslayar esto —la analogia es una de ellas—, pero el problema continua allf. Un puiiado de lasti- meros y gastados términos —inconsciente, alma, espiritu, inconsciente colectivo, mente superior, yo, superyé, ello, pa- ranormal, PES, sobrenatural— y subitamente, muy pronto, nos encontramos atascados. Estas palabras no pueden utili- 15 zarse para experiencias recientes o ideas nuevas, debido a que cada una de ellas esta cargada de asociaciones indesea- das. Pero otros lenguajes no son tan yermos, sus palabras carecen de esta carga. No, éste no es un ensayo para desa- creditar el inglés, ni de admiracién por otras lenguas, por supuesto, sino un ruego de reconocimiento: si hay una de- sesperada y urgente necesidad de algo, esa necesidad puede Satisfacerse. Espero que as{ sea. Mientras tanto, hay un du- ro camino. No soy lingiiista, para ponerlo en su justo tér- mino, pero mi pequefio conocimiento del persa, pox ejemplo, pone de relieve nuestras propias y penosas carencias. Es que se trata del lenguaje de una cultura donde cierto tipo de espiritualidad estuvo en funcionamiento activo durante cientos de afios. (La aparicién de un intolerable maniaco como Jomeini no cambia nada de esto.) Unos amigos que estudian las culturas «primitivas» y conocen el lenguaje de los indios americanos, o de ciertas sociedades africanas, dicen que éstos, también, estan bien provistos de los concep- tos que nos faltan. Nuestro lenguaje es probablemente Ja mejor herramienta para los procesos técnicos, en tanto que los procesos técnicos se conciban como restringidos a lo mecdnico, pero cuando éstos tropiezan con las fronteras de Ja mente... Y hay otro bloque, el himalayico, que apenas considera- mos. Es que durante 2000 afios el Occidente ha estado bajo la més terrible de las tiranfas: la religién cristiana. (Soy consciente de que, en este punto, los lectores suspirardn, pensando quiz4, «Qué idea mas propia del siglo xIx».) Pero esto sucedié, histéricamente hablando, hace muy poco tiem- po. He conocido personas que estuvieron en conflicto con la Iglesia, cuando todo lo que querfan era optar por un ag- nosticismo alejado de certezas y dogmas. Los abandonaron sus esposas 0 maridos, perdieron sus trabajos, se los aislé socialmente, se los separé de sus familias... y tuvieron que marchar a las colonias. Los conoci cuando era nifia. Ahora la Iglesia tiene un aspecto benevolente, inofensivo, como una mezcla de agencia social y matén afable; persuade a la gente a pensar que realmente renaceran, que pertenecen a algo o cosas similares. Pero durante 2000 afios hemos sido mante- nidos en camisas de fuerza mentales, y aun Ja mds minima rebelién era horriblemente castigada. Lutero era limitado. Dijo: «Insisto en el derecho de hablar con Dios directamen- 16 te, sin la mediacion de la Iglesia.» No dijo: «Durante miles de afios hubo gentes en este mundo que tenian las técnicas y la informacién que permitian que aquellos con suficiente preparacién para hacer uso de estas herramientas lograran estados de mente, o de espfritu, sobre los cuales la Iglesia no conoce nada.» (Pero en este punto tengo que dejar en claro que el sufismo respeta todas las religiones, pues dice que la Verdad esta en el corazén de cada uno. Es el tirano, benevolente o malvado, quien debe ser descubierto.) Me gus- tarfa saber esto: ¢cémo es que, sabiendo que nuestra cul- tura tiene dos milenios de un cierto tipo de adoctrinamiento, nosotros, nuestros cientificos, no buscamos los efectos sobre nuestros procesos. mentales? Pues estos efectos estan allf; una vez que se comienza a pensar de esta forma se hacen muy evidentes. Es como si la prohibicién, el ucase, el no de la Iglesia a pensar como, por ejemplo, Jesus y sus discipulos realmente pensaban (pues los Sufis afirman que Jests es uno de los verdaderos maestros de la humanidad, cuyo mensaje ha sido obliterado por la institucién), hubiera sido absorbido por la misma estofa de nuestras mentes, haciéndonos impo- sible mirar en ciertas direcciones. Y este no puede operar en la mente de los cientificos tan fuertemente como en la de cualquiera. Lo que estoy tratando de hacer aqui, de forma inadecua- da, es esbozar una serie completa de obstdculos e impedi- Mentos que se suman para constituir una prisién mental. Bien, los Sufis dicen que vivimos en algo asi como una pri- sién, y tienen interés en darnos los elementos para que nos liberemos nosotros mismos. Todos estamos condicionados, tal como ahora afirmamos con tanta facilidad y rapidez; pero quiz4 seamos capaces de decir que esto no es suficiente para permitirnos ver cémo. Si queremos aproximarnos a los Sufis, a sus formas de ver la vida, en algtin momento es necesario aceptar el inape- lable hecho de que piensan de nosotros como de retrasados, b4rbaros, faltos de elementos y de informacién, primitivos, con mentes cerradas en 4reas que es vital, para nuestro fu- turo, que abramos. Mientras tanto, Shah responde con mucha paciencia a lo que se le pregunta, esperando y deseando que las preguntas sean mas instruidas, m4s complejas, basadas en una infor- macién y autocomprensién mayores. ei Recibe miles de cartas de todos lados, pues es una figura tanto oriental como occidental, y las personas —desde Afga- nistén a California— le preguntan por la Via Sufi. De todas” esas preguntas y respuestas ha compilado este libro, tan lleno de puntos de vista e informacién utiles, que yo no puedo hacer otra cosa que sefialar las ideas que pueden conducir a provechosos puntos de partida. Atencion. Shah le dedica toda una seccién, tan importante Ja considera, tan indiferente nos resulta. En nuestra sociedad no se nos ensefia que la atencién es una necesidad tan fun- mental como el alimento; y andamos a tropezones, bus- cando formas de mitigar las ansias, en lugar de aprender cémo obtener nosotros mismos lo que necesitamos de forma calma y sencilla. Alimentamos el hambre ciegamente, dicién- donos que buscamos a Dios, o al Amor, o al Deber; y no se nos ensefia a reconocer la conduccién en los otros, cémo so- mos utilizados y manipulados por ellos. Una vez que el me- canismo es enfocado por nuestra atencién y comenzamos a estudiarlo, es como si un velo se descubriera sobre la vida ordinaria, y nuestras acciones y elecciones se vuelven li- bres. Conocimiento, «Dios», como una comodidad. Condiciona- dos por lo comercial, acostumbrados a tener, desear, com- prar y vender, tratamos todo de esta manera, incluso lo que Shah tiene para ofrecer. Pero el «conocimiento superior» no es una comodidad, no puede ser comprado ni vendido. Los usos de ta literatura. Aqui Shah es un revolucionario. Los Sufis conocen y utilizan docenas de técnicas, mientras nosotros creemos que hay sdélo una. Lo que nos ensefian en colegios y universidades est4 basado en ideas simplistas que no tienen en cuenta las variaciones, hora a hora, de la mente humana. Los occidentales exigimos un producto estandari- zado, dice Shah: es lo que apreciamos. Pero lo estandariza- do, el producto para masas, no es lo que le interesa a Shah o a los suyos, quienes ensefian a individuos, de manera in- dividual. El grupo humano. Su dindmica. En verdad, son los psi- célogos los que estudian este tema, tan vital para nuestra sociedad y para todas nuestras asociaciones. Shah tiene mu- cho con que contribuir; los Sufis trabajan con el grupo hu- mano, y sus complejidades estén mucho més alld de nues- tras aproximaciones. 18 Sentimentalismo. Shah no vacila en afirmar, enfadando a law religiosos fanaticos de todos lados, que casi todo lo que ilafinimos como «religién», «elevados sentimientos», «expe- tlencia misticas, no es m&s que sentimentalismo. Nos han engefiado que hay emociones e intelecto, pero no que hay algo més posible, mds allé de ambos, que no debe ser confundido con ellos. Desenmascarar las ilusiones. Se utilizan las religiones, los cultos, las sectas o a «Dios» para satisfacer el poder de mando @ la necesidad de unidad, para suministrar sustitutos para la familia 0 el sexo. ¢Cémo reconocer a los falsos maestros y los autorresig- nados Sufis? Estos ultimos proliferan e ilusionan a perso- nas desafortunadas que habrian podido ser salvadas de ellos utilizando un poco de pensamiento légico y otro poco de sentido comun. Muchas palabras y conceptos han perdido su verdadero uso. Al leer este libro nos vemos obligados a reconocer que en nuestra cultura materialista de orientacién cientifica, pa- labras como humildad, orgullo, codicia, amor, idolatria, cari- dad, tienden a ser colocadas en 4mbitos etiquetados como «religién» o «ética». Shah las rescata, las despoja de senti- mientos y emociones vagos, y las reintroduce... como herra- mientas. Abjura del porqué y trata de obtener el cémo, como un Sufi, dice el explorador Richard Burton. Bien, este libro se refiere a cémo nosotros, individual y colectivamente, pode- mos aprender a considerarnos a nosotros mismos y a nues- tras instituciones de manera diferente. Y si lo que se nos ensefia es inesperado y algunas veces ‘desconcertante, enton- ces eso también se encuentra en la gran tradicién. Doris LessING 19 «Comenzar por el principio» Hasta hace unos pocos afios —y tal como los hombres de letras, los psicélogos y el creciente nimero de aquellos que se dedican al estudio de la conciencia humana nos dicen ahora con tanta frecuencia— el sufismo era un libro cerrado para la persona comun. Su lenguaje, en la forma en que se hablaba en los escritos cldsicos y técnicos, parecia casi im- penetrable. Los orientalistas (ahora mas correctamente rebau- tizados Especialistas en Ciencias Humanas de Asia y Africa) mantenfan un cuasi monopolio de informacién sobre el tema, y sin embargo podfan estar en amplio desacuerdo sobre lo que el sufismo era, c6mo y dénde comenzé, y cual era el sen- tido de su ensefianza. Algunos investigadores isl4micos esta- ban contra él: otros afirmaban que era la verdadera esencia del Islam. Algunos observadores no musulmanes se sentian poderosamente atraidos por él, otros lo encontraban dema- siado limitado culturalmente para su gusto. La publicacién de relatos Sufis despojados de adornos di- dacticos y verborragia, junto con estudios de las obras psi- coldégicas Sufis y quiz4, y por encima de todo, las analogias observadas con los intereses sociales y culturales corrientes, ha cambiado esta imagen de modo notable. Hoy en dia se acepta, por lo general, que la investigacién y experiencia Sufis de los ultimos mil afios ha sido uno de los mas pro- metedores campos de desarrollo dirigidos a la comprensién del hombre y a sus percepciones de una realidad extradimen- sional. Pero esto no sucedié hasta que la gente, principalmen- te en Occidente, comenzé a notar la congruencia entre lo re- 21 ligioso y lo psicoldgico, lo esotérico y lo cultural, y pensé que se podia desarrollar una aproximacién holistica al tema. Entre tanto, por supuesto, los rezagados de la ciencia atin consideran al sufismo como un esoterismo misterioso; los devotos quieren preservar esta aura; y un grupo de erudi- tos desea formar un monopolio, afirmando que sus interpre- taciones son las unicas autorizadas, un espectdculo parecido al del alquimista que se opone a la quimica porque no la comprende. No fue dificil presentar los muchos aspectos y la presente importancia del sufismo, dados dos requisitos previos: li- bertad de publicacién y.una creciente insatisfaccién, en mu- chas culturas, con autoridades obtusas e ignorantes. Sdlo fue necesario citar, de legitimas fuentes Sufis e incluyendo documentos, ensefianzas que mostraran un interés cientifico, tanto como religioso; demostrar, a partir de las mismas fuentes, que la comprensién psicolégica de los Sufis ha re- sultado ser una fuente de conocimiento continuo no inferior en logros a la de los investigadores en el campo de la mente. En suma, el «descubrimiento» de los Sufis por varios de es- tos investigadores de indiscutible importancia y la existencia de una.tradicién Sufi viviente al lado de cultos repetitivos y otros elementos deteriorados, hicieron répidamente posible —en el curso de una década— que muchos de ellos obtuvie- ran materiales que verificaron buena parte de la verdadera naturaleza de la herencia Sufi y confirmaron su continua ope- ratividad. Se ha objetado, por supuesto, que la «popularizacién» de los elementos Sufis podria alejar a mucha gente de las anti- guas tradiciones y valores que algunos~afirman™ que ‘repre- sentan. De hecho, ha sucedido todo lo contrario. De una pu- blicacién a otra, aun los eruditos mas tradicionalistas y for- males, asi como muchos otros —en Oriente y Occidente—, han aceptado con entusiasmo la actual recuperacién de sen- tido de los elementos: y el nimero de personas interesadas se ha incrementado de forma notoria. Se suele desdefiar a estos recién Ilegados porque no siempre son orientalistas pro- fesionales o devotos (mucha gente es atin ambas cosas), sin embargo es facil observar que muchos de ellos son al menos tan inteligentes, bien informados y potencialmente utiles en la investigacién humana como los «especialistas». Una de las cosas mas tristes, en verdad, de la reaccién de algunos sec- 22 Wores contra la revelacién de una nueva comprensién del |. mitiamo esencial, ha sido la exhibicién de fanatismo y estre- | thez mental casi primitiva y completamente estupida de circu- | oa en los cuales estas caracteristicas son perjudiciales para @l honor de los eruditos y peligrosas por la posibilidad de que tales personas continiien siendo tomadas en serio por Squellos para los cuales el respeto sigue siendo importante. En resumen, el sufismo ha «alcanzado», en las mentes de In gente, las esferas més flexibles y de interés creciente del pensamiento contempordneo. Se ha convertido también en parte de la experiencia e interés de algunas de las personas més destacadas de hoy en todo el mundo. Opera de forma ‘mplia, en campos interdisciplinarios y generales, como un factor cuyo valor y contribucién no pueden ser negados ni impedidos. Sucedi6 que mucha gente estaba preparada para estudiar la verdad perenne, al margen de las manifestaciones locales y de las formas socioldgicas derivadas de valor prin- cipalmente antropolégico. Tradicionalmente, la comprensién de lo Sufi ha dependido excesivamente de la mecdnica pregunta-respuesta. Las siguien- tes paginas, resumidas para dar una muestra representativa de elementos producidos durante cientos de horas de con- versacién, relacionan muchos de los temas de mayor interés actual para un gran numero de personas. Las cientos de con- versaciones representan también respuestas a preguntas for- muladas una y otra vez en mas de cuarenta mil cartas de todo el mundo. A pesar de la enorme exigencia de que el pensamiento Sufi sélo sea presente en términos de actitudes familiares y expresiones culturales locales, seria injusto, tanto para los Sufis como para quienes pueden aprender de ellos, intentar colocar un litro de ensefianza en una taza de té. El pensamiento y la accién Sufis requieren sus propias formas en las cuales manifestarse y operar: es por esta ra- z6n que siempre, en el pasado y en sus distintos campos de expresién, ha establecido y mantenido sus propias institu- ciones y centros de ensefianza. Pero la moderna atmésfera occidental, a pesar de que puede haberse negado a desarro- lar esas formas por s{ misma, se encuentra hoy mucho més preparada que antes para aceptar la hipdtesis de que po- dria haber una forma de aprendizaje presentado, concentrado y diseminado a través de instituciones caracteristicas. y es- 23 pecializadas. S6lo cuando encontramos personas que imagi- nan que la forma exterior de tales instituciones, propias para un lugar o época, son también propias para aqu{f y ahora, y también representativas de la cosa en sf, es que debemos sefialar el hecho de que tales opiniones son limitadas y li- mitadoras. Est4n tan incapacitadas para comprender como aquellas que creen que el paleto del cuento Sufi no puede obtener beneficio de su cuenco de caldo porque «toda sopa debe tener algo adentro». Habfa una vez un hombre que abrié un restaurante, con buena cocina, mesas atractivas y un excelente menu. Uno de sus amigos vino al poco tiempo y dijo: —¢Por qué no pones un cartel, como todos los otros lu- gares donde se come? Te sugiero que pongas en él: «RESTAU- RANTE: LA MEJOR COMIDA.» Una vez pintado y colocado el cartel, otro agregé: —Deberias ser mds especiffico... ese cartel podria referirse a cualquier otro restaurante. Agrega las palabras «SE SIRVE agut» y tu cartel estar4 completo. El propietario pensé que era una buena idea e hizo alterar debidamente el letrero. No mucho después, llegé otro y dijo: —¢Por qué pone «aquf»? Cualquiera puede ver dénde esta el lugar, gno es verdad? De modo que el duefio del restaurante hizo cambiar el cartel. Al poco tiempo, un curioso miembro del piblico quiso saber: —

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